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ae COCsssBss0r BOOOmOE gscosef eaoomey, © SAdo4 zescoL saeco ae COCO sSssses000O0OsSssesBU0U OOCOC@RRBRBOOOOOBRaBeaOnO aeo os pGoBOe NR “7 Draw > wOR s¥dd WI NOIWIO: XK siglo veintiuno editores, s.a, de c.v. Ero or sa 2, DELEOAGEN COVOAGN TO HEED siglo veintiuno de espajia editores, s. (CALLE PLAZA 5 28049 MADRO, ESPANA MINSTERIO FRANCES DELACULTURA portada de maria luisa martinez passarge primera edicién en expafiol, 1998 © siglo wi editores, sa.decx. primera edicin en francés, 1989 (© duned, paris tito original: initiation la pratique sociologique isbn 96823-17916 impreso y hecho en méxico/ printed and made in mexico tne CP issesz HeaimeaptreciON 9 VXPERIENCIA VIVIDA Y EXIGENCIA CIENTIFICA DE OBJETI- VIDAD, por LOUIS PINTO 18 |Ls ruprura objetivante, 16; La objetivacién de la experienci \Chnelasins observacién partcipante y relacién con el objeto, {IKJETO SOCIOLOGICO Y PROBLEMA SOCIAL, or REMILE. 57 NOI esldad preconstruida y construccién del objeto sociol6gico, 61; Hindamento social de ls eategorias preconstruidas, 71; La génésis de un problema social, 80; 1a institucionalizacién, 92; Conch. v: el fundamento social de las representaciones sociales, 101; Anexo, 101 1A CONSTRUCCIONESTADISTICA. por DOMINIQUEMERLLIE 103 Hortos de las modalidades de encuesta sobre los resultados, 104; ‘swiologia de la production estadistica, 180; Conclusion: fa relacién ioldgica con el mundo social, 161 1. RUPTURA CON LAS PRECONSTRUCCIONES ESPONTA- NEAS © CULTAS, por PATRICK CHAMPAGNE, 164 ‘sa enica de encuesta no es una ciencia, 167; Sociologia y sondeos ‘te opinién, 176; Los usos politicos de los sondeos de opinién, 201; ‘in ejemplo de construccién sociologica: las “manifestaciones de los tnedios de comunicacién”, 210; Conclusi6n:ciencias sociales yrepre- ‘entaciones sociales de Ia cen Nu OGRAFEA, 221 ihuil ANALETIGO ¥ ONOMASTICO 231 7 INTRODUCCION ‘Se puede ensefar una prctica de investigacién tinicamente me- sliante la transmisi6n verbal 0, como se dice a veces, mediante la °? Aunque estén bien concebidos por los docentes y sean nen aprendidos por los estudiantes, los cursos de sociologia muy «lilicilmente modifican los hdbitos de pensamiento y las manerasde wer de los que los leen y los aprenden. Elsurgimiento de un problema social es el resultado, as{pues,d dos series de factores: transformacione fade Tos individuios como consecuenca de task diversos y cuyos efectos difieren seguin los grupos sociales, pero estas condiciones objetivas no dan nac problema cual remite ala segunda serie de factores (uabaic dectemticle imposicion y de legitimacion) que acabamnon de iencionar Ones tuna tercera fase: el proceso de institucionalizacién, que tiende a wralizar_y a fijar Jas categorfas de acuerdo con planteado y resuelto el problema hasta el punto de ha te 4. LA INSTITUCIONALIZACION Elobstaculo para un andlisis propiamente soci ie ‘o.tiene menos que ver con la complejidad del objeto. que con_las condiciones sociales de su estudio. El sociélogo se encuentra ante representacio- nes ya conslituidas que tienen formas diversas: éstas se presentan no solo en estado de discurso, culto 9 politico-moral. sino también enestado de instituciones as dé retribuctén o de redis tibucién, de equipos, etc. Estas son otros tantos factores que con. tribuyen a imponer al sociélogo la definicién de su objeto. Es entonces, al intentar hacer la sociologia de estas diferentes formas de institucionalizacién de su objeto cuando el socidlogo encuentra cl instrumento que confiere a la critica epistemologi¢a toda su fuerza, En este aspecto, y para retomar el ejemplo que nos ha servido de hilo conductor desde el inicio, la gesti6n colectiva de la vejez es, una vex més, tipica de estas diferentes formas de acuerdo con las que se institucionaliza un problema social y las soluciones que se le aportan. “nf 0 SOCIOLOGICO ¥ PROBLEMA SOCIAL. 93 41. La burocratizacién de las relaciones sociales 1.4 instauracién de los sistemas de jubilaci6n, y més generalmente «clos sistemas de seguros, es caracieristica de los modos de resolu- «isn de los problemas sociales que entraron en funcionamiento slesde finales del siglo XIX en todos los paises industrializados. El ‘asgo principal de esta nueva tecnologia social es transferir a meca- uismos, que funcionan segtin las técnicas del seguro, lo que al principio era mas frecuente que fuera de la incumbencia de la vida privada y familiar 0, en caso de fallo, de la caridad y de su forma ‘acionalizada, la asistencia (lo que entonces se llamaba la filantro- bia), a saber, lo que se Hama partir de entonces la ayuda social. Todos los sistemas de protecci6n social consisten en una redistri- hucién de los recursos pero, a diferencia del acto “caritativo", acto singular que pone en relacién a un particular con otro particular, los seguros sociales ponen en relacién a detentadores de derechos y aagentes socialmente encargados de clasificar a los individuos en ls categorias juridicas que les corresponden. En lo que se refiere a vejez, el modo tradicional (familiar) de gestion pone en relacién directa al anciano con aquellos que se hacen cargo de él; el costo de este cargo y las obligaciones correlativas son objeto de negociacio- nes de persona a persona, teniendo en cuenta la presiGn social Javorable a los padres de edad. A este tipo de cargo lo sustituye un iodo de sustento cuya caracteristica tiene que ver con la mediacién anénima que opera entre los agentes, en presencia de una instancia «que interviene segiin mecanismos despersonalizados. En efecto, la instauracién de sistemas de pensién tiene por efecto confiar (al menos parcialmente) el mantenimiento financievo de la vejez.aleyes estadisticas (las dela mortalidad), sobre las que descan- sa el funcionamiento de los “regimenes” de jubilacién, Estos regi menes se asientan sobre “poblaciones” cuyo principio de constitu ci6n no tiene que ver, como en los grupos “reales” de solidaridad, con los “vinculos personales” de los miembros que los componen, sino al contrario, como en todos los sistemas de seguros, con la puesta en relacién de “dependencia mutua” de personas que se ignoran y que ignoran que estén vinculadas mediante estas relacio- nes. Se trata de “grupos” en los que las relaciones entre los miem: bros son exclusivamente juridicas, como las que mantienen, por ejemplo, los accionistas de una sociedad anénima: las relaciones estén definidas por el derecho de apropiarse, en condiciones deter- 4 REMI LENOIR minadas ¢ independientes de los individuos, de una parte del capital puesto en comiin que, en el caso particular de las cajas de Jubilacién, esté formado por el conjunto de las cotizaciones de los miembros. Este modo burocratico de gestién de las poblaciones supone la elaboracién y el reconocimiento de principios universa- les y abstractos de clasificacién que distinguen las propiedades de Jos titulares de los derechos asf{ como la produccién de los agentes especializados y juramentados para aplicar estos principios Para la “vejez", los criterios que se adoptan son muy simples: la edad, la duracién y el monto de la cotizacién, Para la “familia” las €Srmulas son mas complejas. La primera se refiere al “modelo familiar” que se trata de favorecer (la familia “numerosa”, por ejemplo, la que tiene tres hijos o mas). Gon este fin se utiizan las variables siguientes: la situacién matrimonial (como el derecho la define en un momenta determinado), et lapso entre el matrimonio y el primer nacimiento, el mimero de hijos, la diferencia intergenésica, el trabajo de la mujer y la nacionalidad. Asi pues, el modelo dela familia que el Céigo de la familia ce 1939 privilegié es el de la familia de nacionalidad francesa, con por lo menos tres hijos yen la que la madre, casada, vive en el hogar. La segunda serie explicita los criteriog segiin los cuales se pagan y evaltian las prestaciones: éstos se refieren al hijo (presen ia, rango y edad), al matrimonio (existencia, duracién), a la nacionalidad yal monto de los recursos. Toda “politica familiar” podria ser definida por €l peso que ella confiere a uno u otto conjunto de criterios. No cabe duda de que las categorias de acuerdo con las que se instituyen las soluciones politicasa los problemas sociales constitu- yen, como en los modos de gestién anteriores menos formalizados, n conjunto de luchas que enfrentan a diferentes categorias intere- sadas en la imposicién de una u otra férmula: lo esencial de este cambio es que con este nuevo modo de gestién de las poblaciones, €l terreno tiende a desplazarse y las armas tradicionales de los, conflictos politicos van cediendo lugar a estas confrontaciones entre responsables politico-administrativos y expertos de la institu: cidn, Todo sucede como si las transformaciones de la estructura social (evoluci6n de las relaciones entre las clases, evolucién de las relaciones entre las generaciones, etc.) estuvieran en lo sucesivo ‘mediatizadas por lo que se designa con la expresién “politica so- cial”, En efecto, la “politica” y sus funciones sociales no se limit laxepresentacion juridica (partidos, parlamento, gobierno, etc.), a.la que To# THedios de comunicacidn y las tecnologfas politicas ‘yh 10 SOCIOLOGICO Y PROBLEMA SOCIAL 95 (eleeciones, de habitian. 1-1 politica (en particular, “social”) actita asf de dos maneras: por tna parte, produce representaciones que tienen un grado de gene- rulidad y de validez que legitima la ciencia (biologia, demograt jricologia, sociologia) y que consagra el derecho, estando estas iepresentaciones institucionalizadas en numerosos organismos,¢s- pevializadas y encarnadas por expertos cuya competencia est re ‘enocida y garantizada juridicamente; por otra parte, actuia modi twando "Tas praeticas mismas, desarrollando un conjunto wersificado de instituciones que cubren algunos aspectos de la vl. tes parlamentarios, votacién de leyes, etc.) nos 12. Los discursos de las instituciones Vero el socidlogo se enfrenta sobre todo a discursos que correspon- ‘lena la constitucién del fendmeno que él estudia, en la medida en squc una especialidad de disciplinas reconocidas como cientificas ecuentran en este nuevo objeto de estudio una nueva salida. Las poblematicas de los diferentes discursos sobre la vejez reflejan, a Ls manera de las capas geolégicas, las etapas de la evoluci6n de las slisciplinas que han hecho de la “vejez” una especialidad. El conte- ido de cada uno de estos discursos corresponde a los problemas ‘jue se encuentran en la medida en que las instituciones especiali- zadas en este terreno los desarrollan, Los primeros discursos con cardcter cientifico provienen del sumpo médico y ataiien, al principio, al envejecimiento organico. Vero si bien el envejecimiento fisiolégico constituy6 desde muy pronto un terreno de estudio y de investigacién en el campo médi- co, la “gerontologia” (0 la “geriatria”), en tanto que disciplina médica auténoma que dispone de un cuerpo de saberes y de especialistas reconocidos, no aparecié en Francia sino hasta des pués de 1945. Esta disciplina contempla el envejecimiento en tanto que proceso continuo de usura fisiolégica. Una definicién del envejecimiento de esta indole ha encontrado en la extensién de la actividad médica (incremento y especializacin de médicos, desa- rrollo de servicios hospitalarios) las condiciones favorables para su difusién como lo atestiguan entre otros rubros, las mailtiples obras, de divulgacién gerontolégica escritas por médicos desde fines de 96 REMI LEN los afos 1950, La “vulgata gerontolégica” consiste en difundi reglas de higiene corporal y contribuye a reforzar la representacié del envejecimiento como un proceso individual de debilitamient organico. Mas tarde, con la puesta en marcha de regimenes de jubilaciéi (1980), la problematica mas especificamente econdmica de los de mografos (asociados desde el origen a la creacién de sistemas d jubilaci6n) tiende a imponerse, en especial en el campo politic ‘administrativo, Para los demégrafos, se trata de evaluar el costo d mantenimiento de la vejez poniendo en relacion a la poblaciénl activa con la que ya no lo ¢s, siendo la relacién “demogratica” el instrumento del que se sirven las cajas de jubilacién para calcular monto de las cotizaciones de sus miembros y el de las pensiones| pagadasa sus jubilados. Desde este punto de vista, la vejez se asimilal alajubilacion, | La generalizacién de los sistemas de jubilacién a categorfas que} hasta entonces no se beneficiaban de elios y la disminucién conti nua de la edad de la jubilacién durante este periodo (la tasa de| actividad de los hombres de 65 afios y mas pas6 entre 1954 y 1968) de 32.2 2 19.1%) han enfrentado a las cajas de jubilacién, y en} especial a las cajas de jubilacién complementarias, a poblaciones nuevas, teniendo que hacerse cargo de nuevas demandas. Para responder a estas nuevas demandas de servicio, mas culturales y mis psicol6gicas, las cajas han recurrido a especialistas en ciencias} sociales (psicélogos y sobre todo socidlogos). i La intervencién de los especialistas en ciencias sociales en el] campo de los agentes de gestion de la vejez ha contribuido a] difundir una nueva problematica de la vejez, la de la “insercién| social de las personas de edad”, describiéndose el envejecimienta| ‘como un proceso de encogimiento de la vida social, una “reduccién] de los papeles sociales” que desemboca en “una muerte social”. sos (ylas instituciones.que les corresponden) consti tuyen el mayor obstéculo que halla el investigador para reconstriii iscursos compiten por in del campo de la investigacién, definiéndose la vejex como una etapa del ciclo de vida, localizable como tal, seguin| ctiterios que difieren de acuerdo a las disciplinas involucradas:) usura “biolégica” para los médicos, edad “cronolégica” para los) demégrafos, ausencia de “papeles sociales” para los socidlogos, Pero mas alld de estas divergencias, estos discursos contribuyen| ‘ih 10 SOGIOLOGICO ¥ PROBLEMA SOCIAL 7 subre todo a acreditar la representacién de la vejez como una ie gorfa de edad aut6noma y con propiedades espectficas, relacio- ‘uackis fundamentalmente con los efectos de la edad. La vejez se ‘invierte as{ en una categoria de edad para los demégrafos (“las yeisonas de 65 afios y més"), una categoria médica para los médicos (los “encamados”) y por iiltimo, en una categorfa social para los wr idlogos (las “personas de edad”, los “jubilados”, etcétera.) Asi pues, para estudiar “Ia veje2”, el soci6logo se ve abocado casi Inevitablemente a efectuar una encuesta en las poblaciones social- mente designadas como “viejas” 0 como “envejecidas”, aquellas mnisinas que toman a su cargo las instituciones de las que el socidlo- ye: depende financieramente: hospicios, casas de retiro, clubes 0 tiversidades de la tercera edad, por una parte, beneficiarios de las ‘jas de jubilacién por otra. Esta autonomizaci6n conceptual de la “veje2"” es el producto, por vwa parte, de la formacién de un campo de instituciones y de agentes, que en I inicin de la vejez mas somnforme €on su lus formas “realizadas” (edificios, yerontdlogos, geriatras) de estos discursos, a \irién mental” de Ja realidad, para retomar la expresion de Durk- hwwim, Ia realidad. Mediante la accién que estos agentes ejercen sobre los individuos, transforman las categorias mentales en insti- luciones que tienen Ia fuerza y la eficacia de lo real. Se ve un rjemplo de estos efectos en la constitucién reciente de la oposicién entre la “tercera edad” y la “cuarta edad”, que corresponde a la llegada de nuevos especialistas al sistema de agentes que manejan la vejez:al diferenciarla “cuarta edad”, objeto de asilo y de cuidados “Lisiol6gicos”, de la “tercera edad”, que reclama ante todo “cuida- «los culturales y psicolégicos”, tienden a imponer nuevas necesida- «les y al mismo tiempo la necesidad de sus servicios. 1.3. La institucionatizaciém de una nueva moral Vor dltimo, lo que vuelve particularmente dificil la ruptura con las efiniciones socialmente preconstruidas de la vejez son también estos nuevos discursos que acompafian el surgimiento de nuevas formas de hacerse cargo y que corresponden a una demanda social euya manifestacién mas obvia, por ser la més compartida, es la 98 REMI LENOI aif generaciones. 1 En efecto, el discurso sobre la “tercera edad” (y a fortiori sobre la “cuarta’) es un discurso de delegaci6n. Los gerontdlogos son espe; cialistas autorizados de la vejez.que, al promover formas nuevas d consumo y de précticas para las personas de edad, contribuyes también a inventar una nueva moral doméstica, es decir, una nuev definicién socic de lo que deben ser las relaciones entre las gen raciones en el Seno del grupo familiar. Los discursos sobre la “tercera edad” legitiman los recursos a estas nuevas formas d gestién de la vejez como una solucién normal, imponiéndose en lo sucesivo con el carcter oficial que les da la consagracién politica, ‘No obstante, sila transformacién de las actitudes con respecto af hacerse cargo colectivamente de la vejezha tenido tanto éxito, como] lo confirma el desarrollo de estas nuevas instituciones y sobre todo} la répida difusi6n del discurso sobre la “tercera edad”, es porque| ‘estas actitudes la antecedian al menos en parte. La vejez ahorrado¥ ra, en especial la de las clases medias, estaba sobre todo orientada a los hijos: los padres ahorraban “para los hijos” pero, a cambio, esperaban de ellos que se comportaran como “buenos hijos”, ef| decir, que se desvivieran personalmente por sus padres ya mayores| Delegar a instituciones especializadas el cuidado de ocuparse de los} jubilados y volver legitimo el hecho de que los padres de edad ya no} ‘ahorren, sino que, al contrario, gasten sus pensiones en distracciotf nes y vacaciones repercute también en economizar una importantdlf parte de ese-trabajo de mantenimiento de la relacién y del afecto| que antes incumbia a los hijos. Como las relaciones con las generaciones de edad siempre pol nen en juego en grados diversos la moral del grupo familiar yp To tanto, el honor de sus miembros, no basta con hacer de lof hospicios lugares “mas acogedores” para que éstos se conviertal ‘ipso facto en tna solucién moral yafectivamente mas aceptable. Par que el abandono de las soluciones familiares tradiicionales no se asimilado como un abandono puro y simple de la familia (*se ha desentendido de ellos” o peor atin, a una especie de desclasamientol (‘la han metido alli como a una pobre”), es necesario que la colocar| cién no se asimile a un ingreso en el hospicio. La reduccién del] costo moral o afectivo puede asi aprobarse por el mayor costq econdmico de las nuevas formas de hacerse cargo: la delegacién dé mantenimiento de los padres entrados en afios a agentes especiall yn de una nueva moral que rige las relaciones entre | ‘yb 10 SOCIOLOGICO ¥ PROBLEMA SOCIAL 99 os sélo es posible al precio, siempre alto econémicamente, de ss transformacién del hospicio, reconvertido en “residencia”, en ‘asa de salud y de cura médica”, etcétera, Wo a variedad y la cualidad de la oferta para hacerse cargo colectivamen- ‘basta por sfsola para emprender el proceso de desculpabilizaci6n. En recto, no basta con colocar a los padres de edad en “*hospicios de lujo” para ‘nutvar los intereses todavia demasiado evidentes de los hijos en la coloca- wn de tos padres. Para que el recurso a este tipo de instituciones no 1iste2ca.a los propios individuos la expresin pura y simple de los intereses We las generaciones mas jévenes, tiene que estar preconizado por agentes stermos a Ia familia, que gozan de autoridad en nombre de una nueva 'lelinicién del interés bien entendido de las “personas de edad”. Cuando |i “decision” de ingresar en una institucién a uno de los padres la toma slwialmente la familia, raras veces es sin el “consejo” de uno de esos \winistros oficiosos del buen orden familiar que son, segin las clases siales, el sacerdote, el asistente social o el médico, este tltimo ayudando, 1» s6lo con su “diagnéstico”, sino también con sus relaciones a la coloca- ‘won de la persona de edad. Alacer que agentes fuera de sospecha definan ‘nal es el interés de las “personas de edad” (estar bien “cuidadas” por un prisonal “especializado y competente"), los individuos pueden adoptar wiuciones conformes con sus propios intereses, aunque parezca que.no sdecen mas que a los de sus padres, De este modo se conforman a la ‘uwral y pueden extraer los beneficios vinculados a esta conformidad. Asi pues, tal vez el tiltimo “servicio” que los padres de edad han de estar a sus hijos, seguin una expresién usada con frecuencia por lus geront6logos, es no “culpabilizarlos”. Lo que Hlevan a cabo las formas de hacerse cargo de la vejez no es Gnicamente la ejos", es también la gestion de la culpabilidad yer envejecer” y las revistas para personas de edad «qwese han multiplicado simulténeamente con ls instituciones para duda de que la “politica de la veje2" ofrece uno de los vjemplos mas consumados de una de las funciones que asume el snodo de gestién politica de las relaciones sociales: hacer de modo \que los antagonismos entre los grupos, ya se trate de generaciones ss de categorias sociales, mais menos constituidos, en un momento 100 Rent LeNg dado, se difuminen y encuentren, como se dice, una “solucién", decir, un “acuerdo”, adopte éste una forma juridica (convencig colectiva) o politica (reconocimiento oficial), | Pero a lo que remite también la invencién de la “tercera edad” mas generalmente la constitucién de “Ia vejez” como categoria accién politica, es que estos “acuerdos” suponen una especie acuerdo previo acerca de la necesidad de estos “acuerdos” a los q €l trabajo propiamente politico modela y da forma. Una de las condiciones de posibilidad de estos acuerdos es, ent otras, el surgimiento de estas nociones “burdamente configuradad segiin la expresién mediante la cual Durkheim definia las “prenoci nes”. Estas nociones “confusas” son el indicio pero también uno de: medios de estas empresas de concertacién y de integracién social qu caracterizan en parte a la actividad politica. Nociones como la d “familia”, “vejez”, “empleo”, etc,, son tan vagas e indleterminadas q favorecen los reagrupamientos mas amplios posibles, acumulando Iq diferentes sentidos que se les atribuyen. El impacto de estas politicas “sociales” que apenas son mensur bles en términos de contabilidad, aun cuando den lugar, como 4 el caso de las elecciones por ejemplo, a “batallas de cifras”, podrg muy bien consistir en propiciar estos acuerdos fundamentalme ambiguos, confiriendo una cierta “consistencia social” a estas presiones cuya polisemia contribuye yaa reforzar este intrincamiey to de todos los sentidos que se les atribuyen. Por ejemplo, no se comprenderia al vezelalcance politico que puede ten en la actualidad una expresi6n como lade “trabajo de medio tiempo” dad del empleo, la falta de promocidn, lo reducido de los salatios, etc), “medida de politica familiar” que permite “conciliar” la vida profesional doméstica de las mujeres, y por siltimo, satisface, tanto en categorias de “mujeres” (ef. Maruani, 1985) como de “jovenes" (cf. Pialo 1979 y Mauger, FosséPoliak, 1983), expectativas socialmente constituida Tiende también a convertirse, al menos para los especialistas, en la so ina la carga creciente del mantenimiento de las personas de edad cal vex mas numerosas (cf. Guillemard, 1986 y Gaullier, 1988), {unpt 10 SOCIOL OGICO ¥ PROBLEMA SOCIAL 101 CONCLUSION: EL FUNDAMENTO SOCIAL LUN LAS REPRESENTACIONES SOCIALES tay categorias segiin las que se construye Ia realidad y que se nliccen a la mirada del sociélogo son el resultado de luchas. Estas Inhas pueden adoptar diversas formas. Si las luchas por la repre- svutacién de la vejez, por ejemplo, se expresan muchas veces en {ésminos morales, hallan también sus fundamentos en esta econo- tts de las relaciones entre las generaciones en las que se niega las, trliciones propiamente econémicas como tales. Viceversa, como lo jwso de manifiesto Abdelmalek Sayad a propésito de la inmigra- la representacién del “problema” de los inmigrantes, que hahitualmente se plantea en términos de “costos y ganancias”, en twalidad es e] ejemplo mismo de un problema politico (pertenencia ‘sun grupo nacional) que se disimula bajo el aspecto de una simple nperacién de orden econémico (Sayad, 1986, p. 79). EI proceso de institueionalizacién de una problematica en las turmas cientifica (econémica, biolégica, etc.) o ética disfraza asi tla una serie de preguntas que por ello mismo se vuelven impen- ‘ables: por ejemplo, para la inmigracién, la pregunta de saber a Icha costado y a quién ha aportado, o en el caso de la vejez la jregunta de las tuchas, “inmorales” por definicién, entre las gene- taciones. Tal vez haya que imputar por una parte a esta disociacién vuitre la economia politica y la economia social el origen de estos artefactos instituidos de los que el socidlogo tiene tanta dificultad en deshacerse. El trabajo sociol6gico podria consistir, mediante el sis de los presupuestos de las representaciones sociales, en ‘onstruir esta economia que integraria al andlisis todos los “costos” ¥ todos los “beneficios” que ignoran las teorfas econémicas en el wntido restringido del término, es decir, el conjunto de las luchas «que Ios agentes libran por construir la representacién de la realidad te ello, Ia realidad més conforme con sus intereses. ANEXO Fste tipo de andlisis se podria desarrollar en relacién con milltiples “bjetos de estudio como, por ejemplo, el de Francine MueFDreyfus sobre “Ta escuela obligatoria y el nacimiento de la infancia anormal”, 102 LA NOGION DE “INFANCIA ANORMAL" En su estudio sobre “La escuela obligatoriay el nacimiento de la Infancia anormal’, Francine Muel-Dreyfus muestra todo lo que lot sistemas de elaificacin psiquidtricosy psicologicos que se refieren a la infancia deben a las caracteristicas sociales de los que los produ cen y de aquellos a quienes se aplican (F. MuelDreyfus, 1975). La autora establece las relaciones entre el surgimiento de estas nosogra | fias yl formacién, a fines del siglo xtx, de exe campo de actividades que es el secior “médicopedagégico", y describe el contexto en el que vio la luz este sector de Ia accién administrativa, del que la escuela gratuita, aia y obligatoria cs el esqueleto y la puesta en juego. Todas estas insttuciones (asociaciones, comités,ligas, socie | “dades de patronato, etc) tienen porobjetota educacion de los ninos, pero también de os adultos. Ells tienden a formar en nombre de la | “prevision social a individios (la Comuna de Paris no queds lejos) cuyo comportamiento tiene que ser a partir de aquel momento “previsble". La accidn en favor de “la infancia anormal” se vineula centonces a un movimiento mis vasto que se refiere a “la infancia en peligro™ Si bien los organismos en favor de la infancia anormal son dife renciados y si bien lor celadotes de la accién médico-pedagégica «jercen profesiones diversas (médlicos, abogados,filintropos, docen- tes, etc), no obstante “los esperialstas de la infancia anormal han sido.con frecuencia los propagandistas dels sociedaies de patrona to; asimismo parece que los niios afectados sean socialmente los rmismos y que del enderezamiento moral’ aln‘ortopedia moral’ solo cambien las palabras; del mismo modo, los oficios que se prevén para los pobrecitos (abandonados, delincuentes 0 enfermos mentar les) reeducados asi, apenas varian (ayudas en jardineria, peones, 1moz0s, domésticos). Entre los pobres de los pobres es donde se disimula et faturo peligro social, Son ellos alos que no se dejar salir de Ia escuela primatia sino con la etiqueta de anormales, después de hhaber bregado para que entraran en ella” As{ pues, la “anormali dad! de estas eategorias de niios se define en referencia ala norma scolar. 1 1.4 CONSTRUCCION ESTADISTICA DOMINIQUE MERLLIE Contrariamente a lo que sugiere el término “datos”, los elementos ule informacién en los que se apoya el anilisis cientifico no son tuumca dados 0 acabados, sino que siempre son el producto de una wtividad de construceién que ha de constituirlos. Fl sociélogo, asi pues, no recibe pasivamente los “hechos” que analiza y moviliza en tonstruceiones te6ricas; andlisis y construccién caracterizan tam: hic a la “fase” de “recabamiento de datos”. Mauss y Fauconnet asi lu expresaron en un texto de presentacién de la sociologta: “La sobservaci6n de los fenémenos sociales no es, como podria ereerse 1 primera vista, un puro procedimiento narrativo. La sociologia ha dle hacer algo mas que describir los hechos, tiene en realidad que constituirlos. En primer lugar, en la sociologia no mds que en inguna otra ciencia, no existen los hechos brutos a los que se podria, por asi decirlo, fotografiar. Toda observacién cientifica se tefiere a fendmenos metédicamente escogidos y aislados de los temas, ¢s decir, abstractos” (Fauconnet, Mauss, 1901, p. 32). Lo que es valido para los documentos hist6ricos, biograficos, las centrevistas 0 las respuestas a cuestionarios, se aplica igualmente a lus “datos” estadisticos, que pueden parecer, por su misma genera- lidad, el tipo de informacién més directamente adaptada a las necesidades de las ciencias sociales. Ahora bien, si la necesidad de tina critica del documento, tal como la practican los historiadores, puede parecer que se impone por sf misma cuando se trata de un documento tinico (el autor de un relato, épudo decir la verdad, de quign obtuvo sus informaciones, para quién y con qué fin escribi6), cl cardcter generalmente oficial y siempre general cuando no es que exhaustivo, de los datos estadisticos tiene muchas veces por efecto la suspensién de todo espiritu eritico 0, lo que viene a ser un poco lo mismo, la propiciacin de oposiciones de principio (contra las estadisticas como “forma cientifica de la mentira” 0, mas gene- [103] 4 LA RUPTURA GON LAS PRECONSTRUCCIONES, ESPONTANEAS © CULTAS PATRICK CHAMPAGI Como acabamos de ver, hoy en dia al sociélogo le es dificil olvidt que el mundo social que estudia tiende a estar cada vez mis mar do y como “trabajado” por las ciencias sociales. Estas, en algunt sectores como la publicidad o la politica, se han vuelto tan omni sentes que a veces es delicado formar parte de lo que no seria méi que la ideologfa de los agentes sociales y podria ser considerado uf andlisis casi sociolégico. En Las reglas del método sociolégico, Dur heim afirmaba la existencia de un corte radical entre lo que denominaba las “prenociones”, que son “productos de la experiettf | cia vulgar (...] formadas por la préctica y para ella” (Durkhein 1985, p. 16), y las nociones propiamente cientificas que el socidlogd| ha de elaborar y poner en practica. Si este corte entre las repres taciones sociales del sentido comin ye discursoculto es fundamen tal, ysi elsociGlogo s6lo puede construir sus objetos rompiendo cot! Jo que se le offece espontaneamente, sigue siendo cierto que est, frontera es menos destacada y mas movil en la actualidad qu¢}) cuando Durkheim, a fines del siglo pasado, fundé esta disciplina ‘| senté las bases de una ensefianza sistemética de la sociologia. Did cho de quit sociales, en la m mente-enla sé obras de sociologia (libros de ciencias humanas destinados a Ig profesionales ya los estudiantes, pero también ensayos dirigidos| tun péblico intelectual més amplio, novelas “sociolégicas” para “gran pubblico", etc.) en suma, desde que existe una amplia difusi6 por fo tao, unm especie de TvaTgacén def trayetoria dei ciencias humanas o por lo menos de sus conceptos y de sus resuld [164] WUPTURA CON LAS PRECONSTRUCCIONES ESPONTANEAS O COIIAS 5 «lus, Esto ha tenido por efecto desarrollar de una manera sin purangén, segiin los grupos sociales y los campos de actividad, esta vtitud.seflesiva sobre el mundo social que es constinutva de las cdencias humanas. Es ica también que el socidlogo tiene ‘ada vez menos oportunidades de tener apie ciando por ejem- plo procédé a realizar una entrevista, a agentes sociales totalmente norantes de las ciencias humanas puesto.que las experiencias de ls sociologfa tiendén a ir pasando progresivamente al mundo social ya inscribirse en el funcionamiento de la sociedad. ‘Gon mayor precisién aun, elsocidlogo no puede ignorar que hay tun ntimero cada vez. mayor de campos de actividades que estan. explicitamente investidos por verdaderos profesionales de la cien: via del mundo social —socidlogos, politélogos, sondeadores, conse- jeros en comunicacién, psicosocidlogos, ete.~, que han modificado profundamente los terrenos en los que ellos ejercen. Por ejemplo, las discusiones que tienen lugar en la actualidad sobre la “democra tizacidn de la ensefanza", que anteponen el tema de la “igualdad «le oportunidades” y no insisten tanto, como en otros tiempos, en Jos obstaculos materiales 0 psicol6gicos al éxito escolar, como en las, desigualdades de orden cultural ante la escuela, no cabe duda de ‘que no serfan lo que son hoy en dia sin el desarrollo en los afios inta de la “sociologia de la educacién”, que establecié la existen- cia de factores propiamente culturales en el proceso de la selec escolar. Asimismo, la difusién del psicoandlisis (0 de una versi implificada y hasta deformada de éste) que se distingue, tre otras formas, por la trivializacién de sus conceptos mds técnicos (“inconsciente”, “supery6”, “represién’”, “transferencia”, “comple- jo", “investidura”, etc.), ¢s probable que haya contribuido a modifi- ‘ar el funcionamiento psiquico de amplios sectores de la poblacién (Elias, 1939) y la manera que tienen éstas de concebir la educacién 5, asi como la organizaci6n y las actividades de institucio- nes que, como las casas cuna o las escuelas maternales por ejemplo, se encargan de los nifios (Chamboredon y Prévot, 1973). .as ciencias sociales ban de incluir, asi pues, en su propio objeto ; io. dbjete au is. Han de tener eno ésrlooni as cienciag sociales porque éstas tienen efectos que na-san menos les ¢ importantes. El ejemplo de los sondeos de opinién es, en este aspecto, parti cularmente interesante en la medida en que éstos se han vuelto i ee peniipremrnesen Reser polticnrcteen tie creer Gr lavicncia Ey efecto la pola, ol coma hoy se ela venom pig y sobre OB hl, be such Er ne ee SE ae ae oe Saree aalbae nde pslrernomrdelacen ata opin pic 8 publica. A pati las autoridades politicas y sobre 10 “ifalidad por los Grganos dels prema nacional se reliancotdianamente ondeos de opinién, multiples y variados, para medir las intenciones de! | voto de los ciudad:mos, la cuota de popularidad de los dirigentes fi politicos o tambien la opinién de los franceses sobre tal problema o tal medida del gobierno. 'En sus comentarios, los periodistas politicos se apoyan cada vez inds en los resultados de sondeos que Publican en ha propionpeigclicoy los pltcos buscan en cs Una jutificcion de ess que detienden oe ts media que tratan de tomar, en tanto que sus asesores extraen de estos sondeot informaciones para elaborar sus estrategias de comunicacién, Para dara entender qué es la trayectoriasociol6gica propiamen | vedicha tal verrerateGalbacer un anllventicn focna vienea® | gue sv ha consinido en torno los institoy de sondeo 71 | te se le confunde con la rocalog eee mejor aquello que la sociologia no es, mostrando que una verdade, | ra gesti6n cientifica implica reflexiGn, ruptura con el sentido | ‘nun y sobre toda Teabaja de construciién de'una problematic Esto permite también determinar en qué condiciones se pueden || utilizar cientificamente los numerosos productos recabados me: |) diante estos procedimientos de encuesta, demostrando que no hay en s{ buenas 0 malas encuestas, sino tinicamente interpretaciones | justas 0 erréneas. Pero este anilisis critico de los sondeos de opi 1ni6n publica no sélo es itil desde un punto de vista metodolégico. |, © epistemolégico, sino que es necesario también porque esta pric: tica constituye en la actualidad un importante obstaculo para la ropa sociology, Laczondeos de opin, que no hacen ms gut dar forma, con toda la apariencia de iencia, al sent i repiesentan hoy en dia una Tifagen de la clencia social que | debe toda su fuerua al hecho de ‘que aemnlde con los inleresea ae | miltiples fracciones de la clase dominate, en especial en los circu: | los politicos y petiodisticos. UPTURA CON LAS PRECONSTRUCCIONES ESPONTANEAS 0 CULTAS 167 1. UNA TECNICA DE ENCUESTA NO ES UNA CIENCIA Los sondeos de opinién pueden ser considerados como una técnica simple y relativamente confiable. Pero este tipo de encuesta tiende apresentarse ademds como un buen ejemplo de encuesta cientifica, sobre todo en el terreno politico, porque parece recabar met6dica- mente hechos y parece que se limita a comentarlos sin prejuicios te6ricos 0 ideoldgicos. La forma en que.los sondeos se ofrecen al gran pablico, con, Aisticos, sus graficas vas, ‘que acompafian muchas veces ta publicacian de Jos resultados en la prensa, parece conferirles todas las garantias de la cientificidad. Los sondeos son comentados en Torina erudiia por especialistas de ciencia politiod o de sociologia que les aportan asi la garantia de su L.1. Las eriticas téenicas y politicas a los sondeos de opinién La publicacién de los resultados de estos sondeos ha despertado desde el principio, sobre todo de parte de los no especialistas, diversas objeciones que fueron facilmente refutadas por los espe- cialistas de estas encuestas. Unas se referfanalprincipio mismodlel sondeo, y algunas impugnaban el hecho de que fuera posible saber “lo que pensaba™ el conjunta.de jos franceses interrogando tnica- mente a una muestra tan restringida como de 1 000 0 2.000 perso- nas. ras critcaban la redaccion de algunas preguntas que, por su formulacion, parecia que orientaban demasiado Tas Tespuestas. A estas criticas ala confiabilidad de los datos recabados de este modo, e sc agregnron otras que no se referfan tanto a los resultados como a ente engendraba la publicacién de los ot Ja prensa, sobre todo en periodo electoral, afirmando algunas que la publicacién de ls intenciones de voto en visperasde un escrutinio influfa la opinién de los electores y falseaba el resul- tado de la elecci6n. En cuanto a la técnica del-sondeo, los “sondeadores” hicieron la observacién de que se trataba de una técnica a la vez trivial y muy segura que se habia usado desde hacia mucho en las ciencias sociales y por las grandes instituciones estadisticas (como el Instituto nacio- nal de la estadistica y de estudios econémicos, el Instituto nacional de estudios demograficos, etc.). Es cierto que la técnica del sondeo 168 PATRICK CHAMPA es una prictica comiin en sociologfa y no es una especialidad de institutos de sondeo: por razones a la vez de rapidez.y de economf las encuestas s6lo excepcionalmente se refieren a la totalidad del poblaciones que estudian a fortiori cuando se trata de poblacion ‘numeéricamente muy importantes ya que desde hace tiempo se sabf que basta con interrogar a una muestra de tamaio reducido, p siempre a condici6n de que sea “bien escogida’, y en este nivel enel que se empiezan a plantear los verdaderos problemas soci sgicos. La relativa precision de las encuestas sobre las intenciones del io, que exhiben y hasta presentan coma “cientificidad”, prueba tinicamente que Ia técnica del muestreo representativo esta lo suficientemente bien dominada hoy en dfa por estos institutos (Girard y Stoetzel, 1973). Por otra parte, los especialistas en sondeos dicen que desde hace tiempo saben que la formulacién delas preguntas e incluso el orden en el que se plantean éstas, pueden influir en la distribucién de lat respuestas y declaran que prestan particular atencién ala redacci6n de los cuestionarios con el fin de limitar estos efectos parasitarios (Grémy, 1987). En cuanto a las eventuales modificaciones de lat opiniones que provocaria la simple publicacién de los sondeos en |) lagran prensa, les polisélogas han manifestado muy oportunameny | te a propésito. tos aeciorales, | que ia a | pequefia fraccién del electorad or Ta publicacion d Jos sondeos y que, ademas, las reacciones que s¢ engendraban s repartian mas Tenos por mitad en sentido contrario y tendian por ello a anularse (Bon, 1974). i €st4 por lo tanto cerrado el debate sobre el valor cientifico da | estas encuesiasy hay que consldcrarlas en su conjunto como ere | cuestas cientificamente irreprochables? Esto es poco probable. La | gran diversidad de las encuestas que realizan los institutos de}, sondeos impediria de todas maneras por sisola un juicio tan global || sobre su confiabilidad. Téct le, el sondeo no puede nunca j dlendo eas dela invexgacion emprenda. Sélo es posible pray} nunciarse, en éte como por otra parte, en cualquier método de | encuesta, en cada caso y teniendo en cuenta el objeto de la investi!) | gacién. La eleccidn de una técnica de encuesta (cuestionario, obser vacién directa, etc.), de una muestra de poblacién (prueba al azaf| muestreo por cuotas 0 por “bola de nieve", etc.) o de la formulacién) RUPTURA CON LAS PRECONSTRUCCIONES ESPONTANEAS © CULTAS 169 de las preguntas constituyen otras tantas decisiones estratégicas de método que han de ser examinadas cada vez en funcién de lo que se trata de captar porque constituyen otras tantas tomas de posi- cién acerca del tema de que se trate, Utilizadas principalmente en el terreno polit encuestas de jcado los terreno politica,las encuestas de opinin que han publicado los mediog_de comunicacién han estado, como vamos a verlo, muy en estas encuestas hay imperativos de orden politico (como “hay que preguntar democraticamente a todos”, “ios volos no se ponde- ran sino que Gnicamente hay que sumarlos”, Ia “opinién mayorita- ria” disefiada como “opinién publica”, etc.) gue ocupan el lugar de principios metodolégicos. Ahora bien, cuando se plantea, por cjemplo, a una muestra representativa del conjunto de la poblacién francesa, como lo hacen casi siempre los institutos de sondeo, una rcopinon ore aie a 1.2. La gran heterogeneidad de las “encuestas” Como la encuesta por sondeo no es més que una simple técnica que consiste en definitiva en administrar un cuestionario a una muestra. de poblacién, gs comprensible la extrema diversidad de las encues- tas. aque se pueden salocrtajo-sta-ieneminacién nica yagran o-esta denaminacion técnica ylagran confysi6a, muchas. sion rele rente a su validez. {Cudles son en efecto los puntos comunes entre las encuestas siguientes, efectuadas todas por institutos de sondeo? Las operaciones de “estimacién” que, desde el cierre del escrutinio, dan el resultado probable de las consultas electorales; las encuestas realizadas unas semanas antes sobre las “intenciones de voto” de los electores; las encuestas mensuales sobre las cuotas de popularidad de los dirigentes politicos; las encuestas de opinin dirigidas a determinar la actitud mayoritaria de los franceses sobre temas tales como, por ejemplo, “el liberalismo”, “la eficacia del armamento nuclear” o la “cohabitacién”; un sondeo sobre las tasas de audiencia de las diversas cadenas de tclevisi6n; una encuesta sobre los com- portamientos sexuales de los franceses, etc. No hay practicamente 170 PATRICK CHAMPAGNE ningwin punto comiin més alla del hecho de que todas estas encues tas han sido realizadas por un mismo tipo de institucién y ademas han sido encargadas y publicadas por la prensa y por lo tanto puestas en el espacio puiblico. La expresin “sondeos de opinién’ tubre asf una gran variedad de encuestas, sin relaci6n las unas con las otras, que conviene porlo tanto distinguir para apreciar el valor cientifico que poseen. Hacer la génesis social de una préctica, aunque sea de manera sumaria, con el fin de estudiar cémo se ha instaurado ésta y después desarrollado y transformado, constituye en sociologia un buen instrumento de ruptura con nuestras evidencias comunesLagéne- sis social permite ver, en el caso de |os-sonddeas. que tendencis e ner Jano todas la as tealizadas por Tos stas 3 han ido imponiendo progresivamente enlosmediosde comunicacis interés que los institutos nicacign y-entevide polities cone int de sondeo pueden tener en estaconfitsién. En Francia, fue en 1965, con motivo de la primera eleccién presidencial por sufragio universal, cuando se publicaron en lagran prensa (France Soir) los primeros sondeos de opinién. Se trataba de sondeos que se referfan, en vvisperas del escrutinio, a las intenciones de voto de los electores. Daban entonces, para cl asombro de los comentaristas politicos, al general De Gaulle un resultado negativo en Ia primera vuelta. Fue también con oca- sién de esta eleccién que se puso en marcha en un radio periférico la primera operacién “previsiones”, destinada a conocer, a partir del cierre de las iltimas casillas de voto alas 20 horas, los resultados probables de Ia eleccién. La relativa precisién de estas primeras previsiones y la precisién cada vez mayor de los sondeos preelectorales y de las previsiones que se hacian a partir del recuento de las papeletas de voto contri- buyeron a dar una gran credibilidad a los institutos de sondeo y, ‘mediante ello, a todas las encuestas que éstos se propusieran hacer. Los “sondeadores” podian en lo sucesivo, a partir del cierre del escrutinio, proclamar “elegido” al candidato a la eleccién presiden- Gial que sus previsiones daban como vencedor, aun cuando la diferencia de tanteo entre los dos candidatos todavia presentes no, rebasara uno 0 dos puntos, como sucedié en el caso de la eleccin de 1981. De esta manera, si bien las encuestas preelectorales util RUPTURA CON LAS PRECONSTRUCCIONES ESPONTANEAS © CULTAS m zan indiscutiblemente la técnica del sondeo, éstas no se refieren, y se ha remarcado poco, a las “opiniones” propiamente hablando y todavia menos alo que hoy se denomina la “opinién publica", Las entealidad reeogen-declaracianes que tienen que ver con las inten- clones de los comportamientas pueste.que alos encuestados no se lespide que-den-una-opinién propiamentedicha sino que digan en favor de qué personalidad o qué partido tienen intencién de vorar. Estas encucsias se realizan en situaci6n real puesto que tienen lugar durante la campafia electoral que precisamente se dirige a movili- zar a los electores politicamente. En otras palabras, estamos en presencia en este caso de una encuesta que se propone hacer votar, unos dias 0 unas semanas antes de un escrutinio, a una muestra representativa de electores; se trata de una simple anticipacién que se propone captar y medir un fenédmeno de la vida politica que existe independientemente de la situacién creada por la encuesta Las fuentes de errores posibles son tinicamente de orden técnico y pueden tener que ver ya sea con un error en el plan de muestreo, ya sea con reticencias en las declaraciones de los encuestados, Ademés, los resultados obtenidos se pueden comparar con los resultados efectivos de las elecciones lo cual permite medir los sesgos sistemdticos que se pueden instaurar en la relacién de encuesta y, mediante ello, “enderezarlos” (se sabe por ejemplo, que los votos en favor de los partidos extremistas estn subdecla- rados). En cuanto a las operaciones “previsiones”, éstas se redu- cen todavia mas a una simple operacién técnica que consiste, a partir del recuento parcial y razonado de las papeletas de los votos que efectivamente se han depositado en las urnas en pre- ver, con un estrecho margen de error, el resultado del recuento total. cOPINION O ARTEFACTO? {Desde hace tiempo, los especialistas en ciencis sociales saben que Jas respuestas que se dan a un cuestionaeio pueden estar “influidas” porla manera en que estin redactadas las preguntas y por el orden | en que éstas se plantean§Con la experiencia, se ha podido inchso | contary medir de manera precisa un cierto ndmero de estos efectos, que a veces se pueden traducir como podemos ver en ls tres eem-

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