En la puerta del juzgado Le insultaban según creo Los amigos, los parientes Al traidor de sus anhelos A cual mejor empilchado Por farsante y fariseo Muy alegres y sonrientes Que feo, dejar tan mal a esta chica Sin dientes, esperaban a los novios Más por dentro los presentes La novia bastante tarde Rumiaban insatisfechos Acudió y por un buen rato Ella prematuramente Quizá para hacer alarde Lo había llamado a su lecho De sus rosados zapatos Bien hecho, que pague las consecuencias Baratos, se desplazó entre la gente De pronto llegó al juzgado El novio no aparecía Una noticia funesta Y miradas desconfiadas El novio se había matado Se intercambiaban las tías Hay velorio en vez de fiesta De la novia y las cuñadas Orquesta, a cambiar de repertorio Peinadas, con bucles de circunstancia El muchacho se había muerto El tiempo siguió corriendo En camino al casamiento Y la novia de repente Bastante cerca del puerto Se vio venir algo horrendo En un choque muy violento Algo que frente a la gente Lo siento, dijo el actuario a la novia Decente, la iba a dejar mal parada Fue un original velorio Cuando se tornó evidente Masitas a troche y moche Que el casorio no se haría La novia lloró el velorio Y a los menos indulgentes Su padre lloró el derroche Con chismes y habladurías Que noche, que mano para irse al mazo Vacías, explicaban el suceso Más la chusma no perdona Y entre pésame y vinacho Alguien menciono la zona Donde había muerto el muchacho Me cacho, el novicio fue a trinarse
Otro dijo que el finado
En un arrepentimiento Habría ido al puerto embalado Para tomarse los vientos Presiento, que este fue su pensamiento. LO QUE SIENTES POR MÍ Que te colme las expectativas y que sea el hombre de tus sueños Sabes que, por lo común, la gente Y el dueño vitalicio de tu corazón. Tiene algo por qué vivir, Un motivo para levantarse Si no estoy contigo tú no existes, de la cama o para no dejarla No eres nada más que dolor Como ser mirar televisión. Y la angustia de estar esperando Otros, con más amplitud de miras que algún día Yo vuelva tu vida viven para y por su vocación, y los dos podamos subsanar Y se entregan altruistamente Las heridas que en tu alma enferma al estudio o al trabajo, Y otros Se han abierto desde que me fui, prefieren recorrer las viñas del señor. Y podamos la encontrar la forma de que sepas retenerme, m’hija, Lo mejor que pudo a ti pasarte, Sabiendo lo esencial que para ti yo soy. (Tú lo sabes tanto o más que lo que yo puedo suponerlo) Soy la luz al fin de tu camino, (Me refiero a aquel mágico encuentro Soy el premio por tu labor, que tan bien tu diario registró), Soy la fruta del árbol prohibido, Lo mejor que te pasó en vida, pero Dios te concedió el permiso (tú lo dices siempre, y con razón) de probar como era su sabor. Fue que nos hayamos conocido; También soy el aire que respiras; la modestia impide que lo diga Soy la fuente de tu juventud; con lujo de detalles, pero es la verdad. Si me voy, tu cabello encanece y tu piel se arruga totalmente; Soy lo máximo a que tú aspiras; Tu mente se diluye en algún mal senil si me tienes eres feliz; Pero en cambio si llego a faltarte, Yo te doy siempre lo que precisas, sufres mucho y no tienes consuelo La ternura, la comprensión, Hasta que me vuelves a tener. El espíritu, la compañía, Pero ojo, hay que saber cuidarme, la figura que tus ojos quieren Por que otro como yo no habrá contemplar: la imagen de mi ser. Cuando escuchan mi canción, las gentes narcisista me acusan de ser, Pero ignoran que yo no me gusto, que eres tu quien desespera (¡y cómo!) por verme, Pero yo por mi ni fu ni fa.
Yo no siento nada por mi mismo; Considero que soy uno más, Y aunque para ti sea importante, yo me soy del todo indiferente, Y esas cosas que sientes por mi yo las siento por otra mujer. https://lyricstranslate.com/es/leo-masliah- Yo no te lo digo a la ligera, te estoy problema-de-tiempo-lyrics.html hablando muy en serio. Problema de tiempo Ya sé, pero a estas cosas hay que darles Emm. Decime ¿Te puedo hacer una tiempo. pregunta? Puede ser que tengas razón. Si, como no. Lo que pasa es que a mi me cuesta contraer En realidad no es una pregunta. Es algo que mis sentimientos. tengo para decirte. ¿Qué sentimientos? Bueno, decime. Yo te escucho. Ya te los dije. Bah, para leerte en realidad. Bueno, mirá. El No, no me los dijiste. asunto es el siguiente. Tengo ganas de Cierto, no te los dije. Bueno, mirá. Son besarte. ¿Te puedo besar? sentimientos de darte besos. No. Ah. ¿Cómo sabés? ¿Me dejás? ¿Cómo sé qué? No. Cómo sabés que no te puedo besar. ¿Por qué? ¿Por que es muy pronto? Bueno, poder podés. Pero yo no quiero que Sí. Todavía no es momento para eso. lo hagas. ¿Y para qué es buen momento? No, ¿por qué? Para hablar. Porque es muy pronto. ¿De qué? Ah, eh. ¿O sea que, no te soy indiferente? Ay, no sé. Conversar. Intercambiar ideas. No, claro que no. ¿Y después? ¿Y no me odiás tampoco? ¿Después de qué? ¿Odiarte? No, para nada. De las ideas. Entonces te puedo besar. No sé. Se verá. No. Ya te dije que no. ¿Por qué? ¿También va a ser demasiado ¿Por qué? pronto? Ya te dije, demasiado pronto. Es posible. ¿Pero vos no me amás? Bueno. Pero en algún momento va a dejar Bueno, no sé. Eso no es algo que se puede de ser pronto. decir a ligeras. Sí, supongo. Bueno. ¿Qué diferencia hay entre ese momento y ahora? Una diferencia de tiempo. Sí. Pero desde la primera vez que me dijiste que era muy pronto, ya pasó bastante tiempo, me parece. Sí, pero si es pronto, esperá un poco más. ¿Cúanto más o menos? No sé. El amor no se cronometra. Ah, ¿entonces vos sentís amor? No sé. Todavía no lo tengo claro. Si nos besáramos, podrías aclararte. Ya hablamos de eso. ¿No te alcanzan los motivos que te dí? ¿Cuales? ¿Esos de que todavía es demasiado pronto? Sí. Lo que pasa es que ese motivo no se sostiene mucho rato. A medida que pasa el tiempo, pierde vigencia. Bueno. Entonces te voy a dar otro motivo. ¿A ver, cual? Que ya es demasiado tarde. SANTA BERNARDINA DEL MONTE Todos los habitantes de Santa Bernardina del Monte obraron en consecuencia con ese Para ahorrar energía eléctrica, las precepto. Pero una hora después los relojes autoridades de Santa Bernardina del Monte volvían a marcar las cero horas del día dispusieron que a las cero horas del día veinticinco. Nuevamente, los pacíficos veinticinco los relojes se atrasaran una hora, habitantes de Santa Bernardina del Monte pasando a marcar las veintitrés horas del día atrasaron sus relojes una hora. Se pusieron veinticuatro. De este modo la gente que entonces a esperar el transcurso de los tuviera que levantarse a la hora siete del día sesenta minutos que faltaban para volver a veinticinco no tendría que prender ninguna atrasar los relojes. Pero algunos tenían luz, ya que en realidad serían las ocho y el sueño y se fueron a dormir, no sin antes sol estaría ya en plena actividad. dejar turnos establecidos de tal modo que Cuando llegó el momento –las cero horas siempre hubiera alguien despierto a la hora del día veinticinco- la gente de Santa de atrasar el reloj. Bernardina del Monte, obediente como era, A la mañana siguiente seguían siendo las atrasó sus relojes una hora. Fueron veintitrés horas del día veinticuatro. Una entonces –o volvieron a ser- las veintitrés hora después eran las cero horas del día horas del día veinticuatro. Una hora veinticinco, e inmediatamente después después, los relojes volvían a marcar las volvían a ser las veintitrés del día cero horas del día veinticinco. La gente de veinticuatro. Faltaban nueve horas para que Santa Bernardina del Monte, obediente abrieran las oficinas y los comercios. Una como era, atrasó sus relojes una hora. hora después faltaban ocho, pero en menos Volvieron a ser entonces las veintitrés horas tiempo del que tardaba un gallo en cantar – del día veinticuatro. Una hora después, los y efectivamente había muchos gallos relojes volvían a marcar las cero horas del haciéndolo- volvían a faltar nueve. día veinticinco. Los habitantes de Santa Bernardina del - ¿Qué hago, mamá? –preguntó un joven-. Monte, de mantenerse este estado de ¿atraso el reloj? cosas, habrían muerto de inanición. Sin - Por supuesto, hijo: debemos ser embargo muy otra fue la causa de su respetuosos de las disposiciones de la muerte. Tres días después del cambio de autoridad –contestó la madre. hora, un funcionario del gobierno central, que pasaba por el pueblo, interpretó la actitud de los lugareños como huelga general por tiempo indeterminado, y dio parte de ello a sus superiores. Poco después, diez mil soldados entraron con helicópteros y tanques a Santa Bernardina, aniquilando a los insurrectos. Los relojes del pueblo, entonces, quedaron divididos en dos categorías: los que, averiados por las balas, estaban clavados en una hora entre las veintitrés y las veinticuatro, y los que seguían marchando libremente, pudiendo llegar hasta más allá de las cero horas sin que nadie los tomara por las agujas para atrasarlos. De todos modos, algunas horas después, ellos solitos volvían a marcar las veintitrés, como si sintieran nostalgia de sus disciplinados dueños, que en paz descansen.