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Ante la creciente amenaza que representaba la nación alemana para los países
europeos, Gran Bretaña decide aplicar una política de apaciguamiento que permita
prever cualquier rastro de una posible guerra. Sin embargo, esta no logró conseguir los
resultados esperados y terminó por ser una estrategia que sólo brindó un efecto
provisional para lo inevitable. Es por ello, que sostengo que la reacción internacional
ante la agresión alemana entre 1933 y 1938 tuvo resultados poco satisfactorios que
terminaron por prolongar la inminente guerra y fortalecer la armada beligerante
germánica.
A manera de resumen, viendo las perspectivas en favor de Alemania y los deseos que
tenía Gran Bretaña por evitar la guerra a toda costa, se ha demostrado que la eficacia
de reacción internacional ante la agresión alemana fue ligeramente exitosa, aunque no
tuvo un resultado muy lejano a lo que las expectativas de Chamberlain, mediante la
política de apaciguamiento Gran Bretaña y otras naciones europeas obtuvieron una
“ventaja” de tiempo que les permitió mejorar sus armadas. Sin embargo, esta ventaja
puede ser fácilmente despreciada en comparación con la que Hitler obtuvo de Gran
Bretaña y los países aliados.
Vemos entonces, que, a pesar, de que la complacencia que mostró Gran Bretaña y
Francia con Alemania, la falta de análisis críticos con las relaciones internacionales, la
desesperación por evitar la guerra y la impotente acción de la Liga de las Naciones trajo
como consecuencia la exacerbación en el impacto de la guerra que venía.