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UNIDAD II

“GESTIÓN DE LOS RECURSOS FORESTALES EN


FAVOR DEL DESARROLLO SOSTENIBLE”

SEMANA 7, SESIÓN 13
Reformas legales e institucionales clave para respaldar la gestión de
los bosques naturales

Si bien los bosques difieren notablemente según la región del mundo en que se
encuentren, las reformas aplicadas en el sector forestal comparten dos objetivos amplios y
relacionados. El primero es lograr mayor equidad y eficiencia en la propiedad y la gestión
de los bosques. Tanto en los países en transición como en desarrollo, el Estado ha tenido
históricamente el control legal de los bosques, si bien es posible que ciertos individuos y
comunidades tengan reclamos de larga data respecto de la propiedad. Las reformas buscan
transferir los derechos de propiedad y gestión a las comunidades y las personas, y
garantizar el respeto de esos derechos. Procuran también asignar de manera transparente y
justa los ingresos obtenidos con la venta de recursos de los bosques públicos.

El segundo objetivo es garantizar el uso sostenible de los bosques y reducir el daño


ambiental. La reforma regulatoria busca restringir la deforestación y establecer prácticas
de tala a fin de reducir el daño ambiental.
Esto resulta complementario y sinérgico con el proceso interministerial,
liderado por el Ministerio de Agricultura y Riego (MINAGRI), de reforma de la
normatividad y la institucionalidad pública para la gestión de los recursos forestales y
de fauna silvestre, que se enfoca en el fortalecimiento de la gobernanza forestal, al
mismo tiempo que prioriza el sector forestal dentro del Plan de Diversificación
Productiva impulsado por Ministerio de la Producción (PRODUCE), consistente con
el lema lanzado por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR) de
“Bosques productivos para la vida”, y con la iniciativa del Pacto por la Madera Legal,
entre otros importantes avances del país en la materia.

Así, la Ley Forestal y de Fauna Silvestre de 2011 (Ley N° 29763) profundizó la


reforma iniciada el año 2001. Incorporó un rediseño de buena parte de la
institucionalidad forestal (no considerada anteriormente), y reconoció de manera
explícita y detallada los derechos de las comunidades nativas sobre los boques y
recursos forestales y de fauna silvestre en sus territorios.
También recogió situaciones de la realidad forestal e incorporó nuevos
instrumentos para atenderlas debidamente, como en el caso de los contratos de cesión en
uso para sistemas agroforestales en tierras de aptitud forestal o de protección declaradas
como zonas de tratamiento especial, o los bosques locales para atender a los pequeños
extractores. Paralelamente, en el año 2010, el MINAM, en cumplimiento de su mandato
de conservar la diversidad biológica, y como responsable de la aplicación de los
compromisos vinculados con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático, estableció el PNCB como una medida para el cumplimiento de los
compromisos ante dicha convención.

La Ley N° 29763 considera, en lo que constituye una importante reforma en la


institucionalidad forestal, la figura del SINAFOR como el Sistema Nacional de Gestión
Forestal y de Fauna Silvestre, dentro del cual corresponde al SERFOR ser el ente rector.
El objetivo es que se cuente con un espacio político/institucional que haga posible
coordinar de forma adecuada la necesaria cooperación o colaboración, según sea el caso,
entre las diversas entidades del ejecutivo que tienen competencias vinculadas a la gestión
forestal, así como entre estas y las autoridades forestales regionales. Este mandato
constituye un reconocimiento expreso a la realidad institucional actual, y al hecho
evidente de que la gestión de los bosques va mucho más allá del sector forestal
tradicional.
La conformación del Consejo Directivo del SERFOR, con un tercio ocupado por el Estado
en sus tres escalafones de gobierno, otro tercio por los pueblos indígenas y un tercio por los
usuarios privados y otros actores de la sociedad, reconoce también la necesidad de trabajar en base
a la construcción de consensos. Además, procura hacerlo en forma transparente y con permanente
rendición de cuentas y responsabilidad asumida de los funcionarios. La mayor apertura a la
sociedad se plantea mediante el CONAFOR y -en el ámbito local- con los comités de gestión
forestal y de fauna silvestre.

Todo ello tiene avances conceptuales legalmente aprobados, como la articulación entre la
aproximación del MINAM, centrada en la conservación (entendida como gestión sostenible) de los
ecosistemas, por un lado, y la del MINAGRI, con una aproximación basada en “bosques
productivos para la vida”, por otro lado. De una manera práctica, el SERFOR y el PNCB han
delimitado su enfoque principal de forma que resulte complementario y sinérgico. Mientras el
primero se enfoca en la gestión productiva y sostenible de los bosques y el segundo en hacer frente
a la deforestación, ambos entienden que hay elementos que se entrecruzan, y que una separación
absoluta no solo resulta imposible en la práctica, sino que no sería deseable. Este enfoque integrado
genera algunas tensiones con el enfoque de diseño de programas presupuestales y en general la
lógica de la administración pública, en cuyo marco se presupone que las competencias siempre
están totalmente diferenciadas, por lo que desde 2011 se ha desplegado un gran esfuerzo de análisis
y propositivo con el MEF para buscar superar esta rigidez.
Relación entre SERFOR, SINAFOR Y CONAFOR
Comunicación, educación y concienciación pública

Uno de los principios rectores de la gestión forestal sostenible es que debe reflejar una
gama diversa de valores societarios referidos a la conservación y el uso de los bosques. Por
ello, para dotar de credibilidad y sostenibilidad a los procesos de gestión es fundamental
asegurar la participación activa e informada de las comunidades y los sectores interesados que
puedan verse afectados por las decisiones tomadas en materia de gestión forestal. Las
actividades de comunicación y concienciación pública juegan un papel crucial como
mecanismos de información y educación de la población, que permiten a esta participar más
eficazmente en la toma de decisiones de gestión forestal sostenible.

Una gestión forestal sostenible necesita contar con el apoyo de distintos organismos de
gobierno, ONG, comunidades indígenas y locales, sectores empresarial e industrial, comunidad
científica, grupos de mujeres y jóvenes y organizaciones de base, en diversas instancias y
ámbitos. Los mecanismos de comunicación, educación y concienciación pública son
instrumentos esenciales para poder trabajar con estos grupos diversos, desarrollando confianza,
comprensión mutua y acuerdos conjuntos que permitan actuar y resolver posibles conflictos.
Estos mecanismos son necesarios para facilitar el trabajo conjunto entre los
distintos actores y para innovar. También son necesarios para difundir información,
conocimientos, valores y objetivos. Por otra parte, fomentan la creación de
capacidad para que los diversos actores puedan asumir la responsabilidad que les
compete en la conservación de la biodiversidad forestal.

Para lograr acciones eficaces de concienciación pública se requiere de una


estrategia sistemática planificada que contemple realmente los intereses de
interesados y beneficiarios. Estas estrategias deben diseñarse a medida del
contexto, la cultura y las tradiciones locales.

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