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Para poder obtener semillas en verdad debemos comenzar desde la siembra. Lo ideal sería
que si se puede conseguir semillas criollas y orgánicas. Si esto no es posible, podría ser
semillas compradas, que, en el caso de que no sean transgénicas, se puede guardar para
volver a sembrar.
Una vez elegida la semilla, sembrada, debemos elegir la planta o las plantas que son más
grandes, sanas, las que den los mejores frutos (si fueran verduras de hoja, las que sean
más sanas y grandes, si fueran flores, las que más nos guste por su tamaño, colores etc), y
marcarlas para no consumir esas plantas para dejarlas que florezcan y den semillas.
Es importante que se tenga en cuenta guardar semillas de una planta que no tenga
enfermedades porque si guardamos semillas de plantas que estén enfermas, es posible
que al sembrar dichas semillas, esas nuevas plantas, se enfermen como sus progenitores.
Cuando ya elegimos las plantas o frutos a guardar, debemos dejarlos que maduren y se
sequen en la planta. En este caso se debe observar cómo se comporta la naturaleza, por
ejemplo, una planta no suelta sus semillas hasta que estas no estén prácticamente todas
secas, así, al caer al suelo, tienen la capacidad de germinación.
Si uno junta semillas antes de que estén secas de manera natural, esas semillas
prácticamente no nacen al sembrarlas.
Existen diferentes métodos de extracción de las semillas dependiendo del tipo de planta.
Aquí nos referimos en este caso, ya una vez que hemos sacado las mismas y secadas
adecuadamente.
Si son semillas de plantas que están encerradas en una chaucha, (ejemplo rúcula, porotos,
etc.), debemos dejar que estas se sequen en la planta totalmente y luego quitar las
semillas de adentro de las chauchas, limpiarlas lo mejor posible y ahí recién guardarlas. Si
Métodos de cuidado, extracción, secado y conservado de semillas
quedaran restos de hojas, palitos, tierra o cualquier materia orgánica junto a las semillas,
estas pueden podrirse, fermentar etc., perdiendo así su poder germinativo.
Una de las formas más comunes usadas es fabricar unos sobres DE PAPEL, NO DE
PLASTICO, etiquetarlo adecuadamente por tipo de semillas, y, no olvidarse, PONER LA
FECHA DE GUARDADO. Esto es muy importante porque las semillas tienen una vida útil, en
el sentido de que, al pasar el tiempo, va perdiendo el poder de germinar.
Entonces, teniendo ya los sobres, se coloca las semillas ahí dentro, se las cierra y se lo
coloca en una cajita de cartón en la heladera, abajo en el sector de las frutas. El
fundamento de esto es que las semillas para su conservación deben estar a menos de 15
grados centígrados, en la oscuridad y no menos de cero grados.
Otro método, especialmente usado para semillas más grandes, como ser porotos, maíces,
etc., es conseguirse botellas o damajuanas, (mejor de color), que se cierren con corcho.
Una vez colocado el corcho, se procede a sellar echando sobre el mismo, cera de vela o
abeja derretida.
Si nos aseguramos que están completamente selladas, se podrían enterrar, PERO SOLO SI
ESTAN BIEN SERRADAS YA QUE SI INGRESA HUMEDAD ADENTRO, PODRIA AFECTAR LAS
SEMILLAS.