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En primer lugar la deforestación; que día a día crea erosión, debilita la calidad del
aire y acaba los elementos de contención naturales de las quebradas y ríos
haciendo que pierdan sus cauces; es una de las problemáticas más nefastas que
enfrenta la reserva. Sus propósitos son variados, desde la expansión de fronteras
agrícolas y ganaderas, hasta el establecimiento de programas de generación
eléctrica, o actividades mineras… la deforestación es un peligro para el parque. La
Corte Interamericana ha señalado que las actividades extractivas, como las
madereras, pueden crear graves afectaciones a las fuentes de agua para consumo
como los ríos o arroyos, necesarios para beber, cocinar, bañarse, lavar, irrigar, regar
y pescar por parte de la comunidad.
Con el fin de mantener impolutas las fuentes hídricas del Parque Nacional Natural
de los Nevados, y mucho antes de atestiguar un daño grave o irreversible, aun
cuando ya suceden a una escala recuperable, el tribunal ha decidido declarar esta
zona como Sujeto de Derechos. Amparada en la normatividad vigente, nacional e
internacional, y ciñéndose a lineamientos que tratan a la naturaleza como un sujeto
de protección especial, además de los derechos fundamentales del hombre que
tienen relación con el medio ambiente, el Tribunal decidió tutelar al Estado
Colombiano para que garantice la debida conservación, defensa y apoyo al parque.
Artículos de la Constitución como el número 8, que obligan a esta entidad a proteger
las riquezas naturales de la nación o el número 79 que eleva a la categoría de
derecho el existir en un ambiente sano fueron guías para la adopción de la tan
esperada decisión.
Declaraciones Internacionales como la de Rio de Janeiro sobre el Medio Ambiente
y el Desarrollo en su principio número 7, igualmente determina que los Estados
deberán cooperar con espíritu de solidaridad mundial para conservar, proteger y
restablecer la salud y la integridad del ecosistema de la tierra.
La Observación General No.15 proferida por el comité de Derechos Económicos
Sociales y Culturales, incluyó al agua como parte fundamental e inescindible de la
vida digna; es decir, el derecho al agua se encuadra claramente en la categoría de
las garantías indispensables para asegurar un nivel de vida adecuado, dado que es
una de las condiciones fundamentales para la supervivencia.
Y el Código de Recursos Naturales o Decreto Ley 2811 de 1974 que establece una
serie de obligaciones para el Estado a fin de que regule, administre, conserve,
proteja, ordene y planifique al agua en tres dimensiones: Patrimonio común, recurso
natural renovable y bien de uso público.