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Los pueblos originarios en la formación

de la nación argentina
Contrapuntos entre el centenario y el bicentenario

Héctor Hugo Trinchero

Los centenarios festejos sobre emprendida por Roca respecto a


los hechos de mayo (1910) se die- la cuestión indígena y, también,
ron cita en un contexto en el cual, al unísono de la expansión de la
entre otras situaciones de control frontera agrícola y ganadera, la
socioterritorial, las clases domi- configuración de modos de disci-
Julio A. Roca. La ocupación de Río Negro, nantes nativas creyeron garanti- plinamiento de la fuerza de trabajo
de Juan Manuel Blanes. zada la pretendida “solución final” aborigen al calor del desarrollo
agroindustrial en el norte del país.
Es así que en el cono sur
americano, y especialmente en el
territorio que se desarrollaba como
nación argentina, la política hacia
los pueblos originarios y hacia las
fronteras tuvo la particularidad
de requerir de una lectura con-
junta adquiriendo cierto carácter
paradigmático, tal como quedó
expresado en aquel texto ya
clásico de Viñas en el cual señalaba
sabiamente el vínculo constituyen-
te indios-ejércitos-fronteras (1982).
Desde allí, podemos decir que la

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formación del Estado capitalista en Dominado el interior (esa “herencia
el caso argentino parece configu- colonial”, según el discurso preten-
rarse de manera particular por un didamente anticolonialista de la
modelo que correlaciona la expan- generación del ‘80) y establecidos
sión de una frontera agropecuaria los pactos fundacionales sobre los
con una frontera político-militar y espacios territoriales controlados
una frontera cultural. Además, di- por burguesías y ejércitos provin-
cho modelo de correlaciones pue- ciales, el nuevo orden se construye
de ser presentado y representado tras la utopía de la “Conquista del
como expresión de una pretendida desierto”. Es decir, mediante un re-
“modernidad” ya que es paralelo novado viaje militarizado hacia las
a la incorporación del territorio al tierras indígenas, una vez pactada Bandera de los pueblos originarios.
mercado mundial, principalmente la paz social entre los caudillos y
como hinterland productor de bie- erigido el Leviatán neocolonial.1
nes salariales (alimentos) al calor de
la expansión industrial en Europa.
Un territorio que, se asumía, había La expansión de la frontera agraria fue
que dominar, conquistar, coloni-
zar, pues se encontraba ocupado
coconstitutiva de la expanión del control
“señoreado” por las poblaciones
indígenas originarias. Esta conquis-
ta “interior” es la antesala, enton- territorial por parte del Estado (...).
ces, para la definición posterior
de políticas de fronteras hacia el
“exterior”. En este sentido, en varias El resultado de ese viaje fueron
oportunidades he señalado que la las proyectadas y ejecutadas
frontera con el indio fue la primera campañas de exterminio de los
“cuestión de fronteras” que encaró “malones” y su modelo de regula-
la burguesía nativa como proyecto ción del diseño jurídico-político
“modernizador” y, a la vez, centrali- llamado “territorios o gobernacio-
zador del Estado para la construc- nes nacionales”. Hay dos cuestiones
ción de la noción misma de nación aparentemente paradojales en este
(Trinchero, 1997; 1998; 1999). proceso y que considero importan-
La expansión de la frontera te señalar: una es la presencia de 1. Digo “renovado viaje” en el sentido de
agraria fue coconstitutiva de la un proyecto de modernización que que el espacio territorial argentino también
expansión del control territorial se funda sobre la construcción de ha sido concebido, desde los momentos
por parte del Estado (cuestión que un espacio en el que a sus habitan- fundacionales de la conquista española,
es válida para el período rosista tes no se les reconocerán derechos como objeto de viajes o “incursiones” en
aunque se profundiza luego de Ca- ciudadanos (al menos hasta el el marco de la “cuestión fronteras” (con lo
seros y de Pavón en tanto batallas momento de la provincialización indios) y pretendió ser resuelta mediante
tendientes a resolver las disputas de aquellos territorios nacionales) campañas militares o “entradas” hacia esas
interburguesas e intercaudillescas). (Favaro, 1996: 80-84). La otra, se “endemoniadas” tierras de indios.

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Economía Política (Smith, Ricardo,


etc.), tal como gran parte de los
intelectuales orgánicos nativos,
a pesar de sus enormes diferen-
cias, intentaban enunciar en sus
escritos. Una escritura, es necesario
decirlo, que invisibilizaba cada vez
más el lugar del genocidio origina-
rio perpetuado.
Ninguno de esos tratados ex-
plicaba o representaba las guerras
al malón ni el repartimiento de
gente (cautivas y cautivos) ni de
los territorios militarmente ocupa-
dos. Sin embargo, la hegemonía
del eje burgués-caudillista Buenos
Aires-Santa Fe y su traducción en
el pacto político constitucional de
Aborígenes del nordeste argentino. expone en el hecho de que el 1853 dio lugar a la invención de
“viaje” colonizador se asienta prin- un proyecto nacional que simulará
cipalmente en el ejército unificado configurarse a imagen y semejan-
como institución productora de za de los modelos ideales de los
la estatalidad (Iñigo Carrera, 1984; tratadistas europeos y americanos
2. David Viñas ha formulado una pregunta Trinchero, 1997). que, de hecho, se constituían en
que llama a la reflexividad historiográfica: El efecto de paradoja resulta una especie de espejo en el que
“¿Es (era) posible un contrato con el indio o únicamente como producto de se miraban los más conspicuos
ya se ve insinuado el exterminio como úni- una mirada complaciente y acrítica intelectuales de la llamada gene-
ca posibilidad?” (1982). La posibilidad no fue de los textos y discursos que pre- ración del ‘80. De manera tal que
tal sino un hecho real: variopintos fueron tendieron hegemonizar la explica- esta alianza burguesa reconoce
los pactos con caciques y parcialidades a lo ción de los procesos de expansión e imagina el desierto como un
largo de la historia formativa del Estado- capitalista en nuestro medio. Es espacio de ocupación y conquista
nación (la mayor cantidad de ellos fueron decir, aquella historiografía que posible desde el punto de vista
realizados en el período colonial tardío). Sin asume que los textos copiados de político-militar y legítimo desde el
embargo, fue imperativo negarlos, o mejor manera manifiesta de Europa por punto de vista cultural. Un lugar
dicho legitimar su negación como acto la mayoría de los intelectuales or- de no-pacto (con el indio no habrá
constitucional, para garantizar la privatiza- gánicos fundadores representaban pacto que valga, salvo para orga-
ción temprana del desierto, la refuncionali- alguna realidad interior. Como si nizar contramalones, cooptando el
zación rápida, intempestiva y autoritaria del la carta constitucional, la ideolo- ejército para ello algunos caciques
espacio hacia un mercado mundial ávido gía del modelo de acumulación, y haciendo así más eficaz la guerra
de las “ventajas comparativas” que ofrecían pudiera estar representada por de razas).2 De todas maneras, a
las pampas argentinas en aquel período del los clásicos de la Filosofía Política medida que se conformaban en
capitalismo mundial. (Hobbes, Locke, etc.) o bien de la cada campaña las fronteras

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de fortines, se renegociaba el La genealogía del viaje del centro 3. Para la noción de “viaje” con relación a la
espacio. En este sentido puede hacia la periferia para consolidar las construcción de imaginarios sociales ver la
decirse que se hacían acuerdos “fronteras interiores” se propuso ser obra de V. Turner (1974).
(informales) entre militares de primero de exterminio (legitimado
frontera y parcialidades indígenas en el inflacionamiento del salvajis-
(el aprovisionamiento no era ga- mo del malón), luego de disciplina-
rantizado por el ejército unifica- miento (legitimado en la necesidad
do). También, paradójicamente, de fuerza de trabajo y las arengas
(nuevamente, solo en su aparien- en torno a la incapacidad del indio
cia) se reiniciaban campañas des- para asumirlo espontáneamente) y,
de el centro del poder del ejército finalmente, educativo (legitimado
unificado que, entre otros efectos, en los estigmas que referenciaban
tendían a romper con dichos al indio como portador de he-
acuerdos. El viaje militar planifi- rencias bien coloniales o bien de
cado y ejecutado desde el centro costumbres y prácticas salvajes e
hacia las periferias será entonces incivilizadas).
productor de una conflictividad Estas tres dimensiones del
en la frontera que tendía a ser es- movimiento de racionalización ci-
condida desde la comandancia o vilizadora recorren obviamente un
mas bien transferida hacia “el otro” tiempo de mucho mayor alcance
tras discursos grandilocuentes que el que la historiografía reco-
en torno a la beligerancia india. noce como “proceso formativo
Conflictividad producida hacia el del Estado-nación” en la Argentina
desierto profundo, pero también (1870-1930). Si es en este período Mapuche.
paz burguesa “encandilada” en
Buenos Aires por las luces de la
moderna Europa. Argentina era
Buenos Aires, el resto desierto
o restos de taras coloniales que
debían ocultarse detrás del espejo
mientras el ejército unificado
forjaba en la práctica las condicio-
nes de un proyecto civilizatorio
marcadamente neocolonial.
Ciertamente la metáfora de un
“desierto” distante y alejado del
“centro” del poder, asociado a la
ocupación aborigen, dio lugar a
que el movimiento civilizatorio
pretendiera legitimarse mediante
un viaje (o su expresión concreta
en campañas) militarizado.3

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4. Aún más, durante todo el período hubo cuando el movimiento civilizatorio 2. Que la expansión de la frontera
sucesivas masacres que tuvieron como adquiere una densidad específica agraria es coconstitutiva de la
víctimas tanto a trabajadores indígenas y monumentalista (en el sentido frontera política y, en tanto viaje
como no indígenas. Estas masacres deben de historia monumental), es pre- militarizado, configurativa de
ser comprendidas como la continuación del cisamente porque la historiografía la centralidad de la institución
genocidio originario y, en tal sentido, la recu- hegemónica reconoce allí un militar (el ejército unificado) en
rrencia de las mismas frente a un problema “período” fundante. Debe tenerse la “defensa de la frontera” como
que para las clases dominantes nativas en cuenta que el reconocimiento hipótesis de conflicto.
resulta de imposible resolución política. anterior no expresa otra cosa que 3. Que los dispositivos de control
el movimiento discursivo y de y disciplinamiento sociales ha-
prácticas institucionales preten- cia el interior son coconstituti-
diendo reinstalar los significados vos de las hipótesis de conflicto
de dicho acto fundacional como hacia las fronteras “externas” en
hegemonía del poder de la bur- un proceso de estructuración
guesía agraria. cuya dialéctica interpela hasta
¿Qué nos dice, entonces, este el presente.
movimiento racionalizador funda-
cional respecto de la cuestión de Los pueblos originarios hoy
fronteras? No es baladí comprobar que
1. Que los pueblos originarios, durante todo el siglo XX en la
se constituyeron en el primer Argentina prácticamente no se
enemigo interno que la moder- avanza en el reconocimiento de los
nidad construye para legitimar derechos de los pueblos origina-
la expansión de la frontera agra- rios sobrevivientes al genocidio
ria capitalista. ni a posteriores masacres, salvo
durante el gobierno del General
Perón, del cual la Constitución del
49 y el Estatuto del Peón son, tal
vez, sus claves políticas más repre-
sentativas para el sector.4
Con la conquista de la demo-
cracia en el país la sanción, entre
otras, de la Ley 23302 y la refor-
ma constitucional de 1994 se ha
planteado un retorno a la política
de reconocimiento de las pobla-
ciones indígenas. Así, por ejemplo,
la reforma constitucional de 1994
define en su artículo 75 inc. 17
como atribución del Congreso de
la Nación, reconocer la preexisten-
cia étnica y cultural de los pueblos

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indígenas, garantizando el respeto


a su identidad y el derecho a una
educación bilingüe e intercultural.
Asimismo, reconoce la personería
jurídica de las comunidades y la
posesión y propiedad comunitaria
de las tierras que tradicionalmen-
te ocupan, y plantea la entrega
de otras aptas y suficientes para
su desarrollo humano. Garantiza
también la participación de las
comunidades de los pueblos
originarios en la gestión referida
a sus recursos naturales y a otros
intereses que los afecten.
Por su parte, el inciso 19 define
también como atribución del
Congreso dictar leyes que protejan derechos indígenas en reformas Tobas de la región del Río Pilcomayo.
la identidad y pluralidad cultural. El constitucionales latinoamericanas
inciso 22 adopta, con rango cons- posteriores a los regímenes dic-
titucional, el Pacto Internacional tatoriales en la región, caso Brasil,
de los Derechos Económicos, So- Paraguay y Bolivia. No obstante,
ciales y Culturales y la Convención lo anterior no es solo parte del
Internacional sobre la eliminación proceso democratizador sino que
de todas las formas de discrimi- también ha sido paralelo a las
nación racial. Por otra parte, la Ley reformas del Estado en el Cono Sur
24071 adopta el Convenio 169 durante la década del ’90, orienta-
de la OIT, habiéndose depositado das a la desregulación y retirada de
el instrumento de ratificación en la injerencia estatal en la provisión
las instancias correspondientes de servicios y coberturas sociales
durante julio de 2000. En conjun- básicas. Así, estas políticas han
to, todos estos cuerpos legales operado en un sentido inverso al
constituyen un avance en relación reconocimiento de los derechos
con el anterior marco jurídico de indígenas, pues contribuyeron a
la Constitución de 1853 la cual la exclusión y pauperización de las
preveía como atribución del Con- poblaciones más vulnerables, entre
greso conservar el trato pacífico ellas los pueblos originarios.
con los indios [sic] y promover su Más allá, entonces, de la vigen-
conversión al catolicismo. cia de las normativas mencionadas,
Los avances en la política de en los hechos se observa una
reconocimiento están en conso- escasa implementación de los
nancia con la incorporación de mandatos constitucionales, lo que

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aún de regular la entrega de otras


tierras aptas y suficientes para el
desarrollo humano según estipula
la norma. Además debe tenerse en
cuenta no únicamente el acceso al
recurso (tierra) sino a la calidad del
mismo y a la cantidad suficiente
que garantice la implementación
de determinado proyecto produc-
tivo. Poco o nada se ha realizado, al
menos como esfuerzo de política
pública, para generar estudios
sobre modelos productivos y tipos
de EAP (emprendimiento o unidad
de producción agropecuaria) que
tomen en cuenta las modalidades
de producción y reproducción
económica y social de las unida-
des familiares y de las comunida-
des indígenas.
Ahora bien, independientemen-
te de la debilidad de las políticas
públicas hacia las poblaciones in-
dígenas del país, existe un proceso
económico estructural en el cual la
Artesanas aymarás. implica una gran distancia entre expansión de la frontera agraria y
la letra jurídica y la producción de la concentración económica rural
políticas concretas. Por ejemplo, han avanzado incluso sobre las
muy poco se ha avanzado en una tierras tradicionalmente ocupadas
de las principales reivindicaciones por pueblos originarios (aunque no
de los pueblos indígenas, como solo de ellos) reconocidas constitu-
es la de “asegurar la posesión y cionalmente, lo que constituye un
propiedad comunitaria y las tierras verdadero obstáculo muy difícil de
que tradicionalmente ocupan”. superar en las actuales condiciones
Son muy escasos los ejemplos de económicas. Es decir, existe una
“regulación dominial” y menos aún contradicción muy fuerte entre el
aquellos en los que se reconoce la conjunto de normativas jurídico-
propiedad/posesión comunitaria. políticas tendientes a garantizar
Los pocos programas de regula- derechos a los pueblos originarios
rización dominial proceden tam- y la estructura agraria del país que
bién con excesiva lentitud. En los se articula con un modelo agro
casos instrumentados, lejos se está exportador y de concentración

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fundiaria y empresarial que impone De políticas, estadísticas


restricciones objetivas al ejercicio y estructuras
de dichos derechos.5 Para la producción de políticas
Tal vez, los problemas que se concretas hacia los pueblos origi-
pueden enumerar con relación narios uno de los obstáculos a su-
al reconocimiento del derecho perar es la producción de informa-
a la identidad se relacionan con ción sistemática y confiable. Para
aquella contradicción señalada. En ello, una base necesaria aunque
este sentido, es posible detectar insuficiente debería ser el conoci-
que, por más que la normativa miento, al menos, de los aspectos
estipula el criterio de autoafirma- demográficos más relevantes de
ción como base para definir la la población a considerar. Para una
identidad indígena, en la mayoría evaluación cuantitativa de la po-
de los pleitos en los que intervie- blación indígena y su distribución
nen instancias judiciales y adminis- resulta interesante distinguir entre
trativas no se aplica este criterio, estimaciones y estudios censales;
siendo el Estado y sus instituciones unas y otras contienen implícita-
los que pretenden juzgar quién es mente apreciaciones subjetivas
o debería ser indígena. que es necesario considerar a la
Tampoco debe perderse de vis- hora del análisis.
ta que los pueblos originarios de la
República Argentina se encuentran
hoy en las regiones donde existen Los avances en la política de reconocimiento están
los mayores índices de pobreza. Se
hallan por tanto entre los gru-
en consonancia con la incorporación de derechos
pos poblacionales con mayores
dificultades de acceso a servicios
esenciales de salud, vivienda, indígenas en reformas constitucionales (...).
educación, como así también a los
recursos, particularmente a la tierra
y al trabajo. La Argentina es uno de los
No debería, entonces, sorpren- países latinoamericanos con menor
dernos que, en el marco de las ac- proporción de indígenas en su con-
tividades festivas del bicentenario, formación nacional (1% ó 2%). En
hayamos asistido a la más impor- otros casos, la población originaria
tante marcha de que tengamos es mayoritaria –tal es el caso de
conocimiento, por su número y Bolivia (71%) y Guatemala (66%)–,
significado, de los pueblos origina- o bien representa una proporción 5. Entre las restricciones de este modelo
rios hacia Buenos Aires, marcha a la muy significativa, como el caso deben incluirse también los impactos
que adhirió el Consejo Directivo de de Perú (47%) o Ecuador (43%). socioambientales que produce la tala indis-
la Facultad mediante una declara- Sobre un total de 32 países que criminada del monte nativo y la fumigación
ción específica. integran el continente americano, masiva con agrotóxicos.

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la Argentina ocupa el puesto 28 los pueblos originarios no han


en cuanto a la incidencia relativa sido reconocidos como parte de la
de sus poblaciones originarias en formación social, cultural y política
la conformación nacional (Iturral- de la nación, independientemente
de, 1995: 117-118). Sin embargo y de que, desde hace ya varios años,
sobre todo para el caso argentino exista una legislación que intente
resulta muy difícil tomar fielmente revertir esta situación.
los datos existentes como repre- El último Censo Poblacional rea-
sentativos, según veremos. lizado en el país (2001) incluyó por
Aún así, y aunque aquel porcen- primera vez en tiempos recientes
taje no exprese fehacientemente una variable que intentaba regis-
la presencia de dichos pueblos trar la pertenencia indígena de la
en la población argentina total, el población censada. A partir de una
mismo constituye un indicador pregunta sobre la pertenencia y/o
estadístico que al menos implica la descendencia de algún pue-
su reconocimiento. Puede con- blo indígena se obtuvo una cifra
siderarse incluso que esta cifra de población total indígena de
subrepresenta dicha presencia. 1.117.746, de la cual 554.127 perso-
Independientemente de ello, nas son varones y 563.619, mujeres.
indica que, como porcentaje de la El Censo distingue la localización
población total, los indígenas en la poblacional entre población
Argentina son numéricamente más urbana (agrupamientos con 2.000
representativos respecto de la po- o más personas), población rural
blación total que, por ejemplo, en agrupada (menos de 2.000 per-
la población de Brasil; sin embargo sonas) y población rural dispersa,
a nadie se le ocurriría plantear que según lo expone el Cuadro 1.
en Brasil los pueblos originarios Es importante señalar el
no forman parte de las configu- número de población indígena
raciones identitarias de la nación. urbana (916.005 sobre un total de
Esto implica que, en nuestro caso, 1.117.746) según el criterio de loca-
mas allá de las estadísticas, existe lización seguido por el Censo. Por
un hecho histórico que indica que lo que prácticamente el 82% de la
población indígena se encuentra
asentada en ámbitos urbanos,
Cuadro Nº 1. Población indígena total por sexo según localización producto, sin duda del largo y sis-
temático proceso de su expulsión
Localización Varones Mujeres Total
Urbana 448.597 467.408 916.005
de los ámbitos rurales.
Rural agrupada 30.477 29.837 60.314 La cantidad de hogares que
Rural dispersa 75.053 66.374 141.427 tienen algún miembro que se
Total 554.127 563.619 1.117.746 considera indígena es de 281.959,
Fuente: Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas, 2001, Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
es decir prácticamente el 3% de
los hogares totales del país. Al

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mismo tiempo el Censo Nacional indígena de las personas y los Viviendas de guaraníes.
de Población ubica claramente la hogares. Así, por ejemplo, si se
población indígena en un por- cruzan los datos numéricos de
centaje mayor que la población la población que se reconoce
general dentro de los hogares con indígena con los de nacionalidad
necesidades básicas insatisfechas de origen tenemos un número
(NBI). Así, 66.187 hogares indígenas importante de registros de perso-
se encuentran con sus necesidades nas que se reconocen indígenas
básicas insatisfechas, es decir el nacidos en España, Italia, y nú-
23,47% del total de hogares indíge- meros menores en muchos otros
nas; mientras que para el resto de países del mundo, lo cual es un
los hogares el nivel de NBI es del absurdo. Podría tenerse en cuenta
11,41%. Al igual que la población, la población inmigrante de países
la localización de los hogares es en vecinos que se reconoce indígena
su amplia mayoría urbana (el 85% como el caso de Bolivia, Paraguay,
en este caso). Chile, Brasil, Perú y Uruguay. Inde-
Es necesario estar al tanto de pendientemente de esto, la sola
los problemas a los que conlleva el pregunta del Censo no garantiza
criterio de autoadscripción en la im- un criterio de autoadscripción
plementación de la pregunta sobre sobre la categoría indígena ya que
pertenencia y/o descendencia dicha pregunta en sí da lugar a

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Cuadro N° 2. Población según modos de autorreconocimiento y ascendencia indígena. La población que se reconoce
Total del país. Años 2004 y 2005 perteneciente a un pueblo indígena
Modos de reconocimiento Población censada está clasificada sobre la base del
Se reconocen pertenecientes a un pueblo indígena (*) 457.363 criterio de autorreconocimiento,
No se reconocen pertenecienten a un pueblo indígena y descienden independientemente de si tiene
de pueblos indígenas en primera generación 142.966 ascendencia indígena o no. Pero
Total 600.329 también en el censo se efectúa
Fuente: Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) 2004-2005 Complementaria del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas, la pregunta complementaria que
2001, INDEC.
indaga acerca de la descendencia
de población indígena. El 93,4% de
la población que se reconoce per-
distintas interpretaciones (confun- teneciente a un pueblo indígena
diendo muchas veces pertenencia desciende de ese pueblo indígena
con apoyo a la causa indígena o en primera generación por parte
bien originario de determinada lo- de padre y/o de madre (INDEC,
calidad en su país de origen, etc.). 2004-2005).
A partir de los datos recabados Ahora bien, la estimación de
en el Censo efectuado en 2001, que habría 600.329 pobladores
el Instituto Nacional de Estadís- indígenas debe replantearse por-
ticas y Censos (INDEC) realizó la que aquellos que no se reconocen
Encuesta Complementaria de como pertenecientes a un pueblo
Pueblos Indígenas dentro del indígena, no deberían conside-
período 2004-2005 (ECPI). El obje- rarse como parte del universo si
tivo de este trabajo ha sido cuan- es que el criterio seguido es el
tificar y caracterizar la población del auto reconocimiento, inde-
que se reconoce perteneciente pendientemente de que posean
y/o descendiente de pueblos ascendencia indígena en primera
indígenas. En este estudio, para generación. Por lo tanto, siguien-
identificar la población se respetó do la Encuesta Complementaria
la declaración de las personas en- como referente para establecer
trevistadas y se combinaron dos cuál es la población indígena del
criterios: la autoidentificación o país, la cifra que corresponde es
autorreconocimiento de la perte- la de 497.647 pobladores. Incluso
nencia a un pueblo indígena y la habría que considerar los casos de
ascendencia indígena en primera doble adscripción que represen-
generación (INDEC, 2004-2005). tan una cifra cercana al 6% de
De acuerdo con los resultados ese universo.
de la ECPI en la Argentina hay Al visualizar la pertenencia a
600.329 personas que se recono- los diferentes pueblos indígenas
cen pertenecientes y/o descen- asentados en todas las provincias
dientes en primera generación del país, observamos que los pue-
de pueblos indígenas. blos mapuche, kolla, toba, wichí,

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diaguita/diaguita calchaquí en 800.000 y 1.000.000 de indígenas


conjunto agrupan más de la mitad (CERD/C/338/Add.9). La zona del
de la población relevada. norte: Salta, Jujuy, Formosa y Cha-
En el Cuadro 3 se presenta la po- co es considerada como la más
blación indígena según el pueblo densamente poblada. Ella reuniría
indígena de pertenencia y/o ascen- más del 60% de la población
dencia en primera generación. indígena total del país. Las etnias
De acuerdo con los datos apor- que habitan en la zona son: kollas,
tados por dicho cuadro, el pueblo tobas, chorotes, chulupíes, wichís,
mapuche es el más numeroso pilagaes. La zona sur, donde reside
(113.680 integrantes); seguido el pueblo mapuche-tehuelche,
por el pueblo kolla ­–70.505–, reuniría casi el 20% de la pobla-
toba –69.452–, wichí –40.036– y ción indígena del país. En esta
diaguita/diaguita calchaquí con región la población indígena
31.753. La suma de estas cinco se encontraría concentrada en
etnias representa casi el 54,2% de las provincias de Neuquén, Río
la población indígena de nuestro Negro y Chubut. El 20% restante
país. Luego siguen en importancia se repartiría en núcleos dispersos
otros pueblos como el guaraní, en diferentes zonas del país y las
avá guaraní, tupí guaraní, mocoví, periferias de los centros urbanos. Mujeres aymarás en el mercado.
huarpe, comechingón, tehuelche,
rankulche, mbyá guaraní, que-
chua, tonocoté, charrúa, pilagá,
chané y aymará, sumando estas
adscripciones el 26,6% de la
población indígena. Tomando en
conjunto los primeros veinte gru-
pos étnicos en orden de impor-
tancia conforman más del 80% de
los habitantes indígenas. Seguida-
mente diez grupos poseen menos
de 4.000 integrantes y más de 500,
los que se encuentran discrimina-
dos numéricamente. Por último,
surgen diferentes menciones a et-
nias con menos de 500 habitantes
agrupadas bajo la denominación
de “otros” (INDEC, 2004-2005).
Algunas agencias guberna-
mentales y no gubernamentales
para el diseño de políticas estiman
que en la Argentina viven entre

BICENTENARIO 117
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reproducen en distintos organis-


mos sin que se hayan analizado
críticamente sus consecuencias.
No obstante, un dato alentador
es que el próximo Censo Nacional
incorporará datos sobre el tema
con un alcance hasta el momento
no logrado.
Si en los aspectos demográficos
existe, tal como lo hemos observa-
do, una notable falta de informa-
ción sustentada, cuando se trata de
Las estimaciones que se han la situación productiva y ambiental
venido realizando sobre la pobla- la cuestión empeora aún más.
ción indígena adolecen de crite- Siguiendo la bibliografía y estu-
rios homogéneos y confiables, dios especializados, un fenómeno
A la izquierda: pareja de selkmans. incluso aquellas realizadas desde que es necesario caracterizar co-
A la derecha: primeros pobladores wichís los organismos directamente in- rrectamente es el proceso de ex-
de la Misión Chaqueña en Salta. volucrados como el INAI (Instituto pansión de la frontera agropecua-
de Asuntos Indígenas). Si compa- ria y la concentración económica
ramos las estimaciones realizadas en las distintas estructuras rurales.
por provincia, la población alcanza Un proceso que “afectó a los
un total de 858.500 pobladores pequeños productores, ocupantes
pertenecientes a la categoría “in- tradicionales de tierras fiscales
dígena”, mientras si consideramos y privadas, comuneros, pueblos
los datos por grupo/comunidad indígenas y aparceros precarios,
o pueblo la cifra es prácticamente ha sido la revalorización producti-
la mitad. va y económica de amplias áreas
Las inconsistencias en las del país, principalmente en el
estimaciones sobre población NOA y NEA. Extensas superficies
indígena en la Argentina han sido de monte ya degradado por la ex-
el producto, tal como hemos se- tracción maderera y la explotación
ñalado precedentemente, de una ganadera son deforestadas para
política de invisibilización sistemá- ser incorporadas a la producción
tica desde los inicios mismos de la agrícola en general, con predomi-
formación del Estado y la nación nio de soja” (Slutzky, 2008: 5).
modernos en la Argentina. Este Desde la década de los ‘70 la
no-reconocimiento ha genera- producción de soja tuvo un sus-
do paralelamente un desinterés tantivo crecimiento que se explica
por incorporar la temática a los por el incremento en la produc-
Censos de Población, dando lugar tividad por unidad, pero desde
a estimaciones que circulan y se inicios de la década de los ‘90, ese

118 ESPACIOS
Héctor Hugo Trinchero

incremento se basa también en rables conflictos se generan ante Cuadro N° 3. Población por pueblo indígena.
la expansión de la superficie sem- esta situación en que empresas y Total del país. Años 2004 y 2005*
brada que pasó de 19,6 millones propietarios individuales, muchos Pueblo indígena Población
de hectáreas implantadas con los de ellos con títulos de dudosa Mapuche 113.680
Kolla 70.505
principales cultivos de exporta- legitimidad, intentan por todos
Toba 69.452
ción durante el año 1993-1994, los medios incorporar esas tierras Wichí 40.036
a 32,6 millones en 2007-2008. Al ‘libres’ de ocupantes a las nuevas Diaguita/diaguita calchaquí 31.753
mismo tiempo, un 95% de este actividades productivas” (Slutzky, Guaraní 22.059
Ava guaraní 21.807
aumento es explicado por la pro- 2008: 6).
Tupí guaraní 16.365
ducción de soja. Este fenómeno Los conflictos indicados son la Mocoví 15.837
ha puesto en jaque en las últimas consecuencia del efecto expulsivo Huarpe 14.633
décadas a la dinámica productiva de población rural que, en algunos Comechingón 10.863
Tehuelche 10.590
y reproductiva de los pequeños casos, especialmente para los Rankulche 10.149
productores rurales campesinos grupos indígenas, abarca comuni- Mbyá guaraní 8.223
e indígenas, como así también la dades enteras. Los datos inter- Quechua 6.739
Tonocoté 4.779
viabilidad de los ecosistemas en censales que dan cuenta de este
Charrúa 4.511
los que dichas poblaciones produ- fenómeno expulsivo de población Pilagá 4.465
cen y garantizan sus condiciones rural son muy genéricos, en sinto- Chané 4.376
de existencia. nía con lo que ya hemos plantea- Aymara 4.104
Atacama 3.044
Es posible sostener, junto con do anteriormente. Sin embargo,
Chorote 2.613
la mayoría de los especialistas algunos datos, aunque generales, Pampa 1.585
en el tema, que las provincias son más que elocuentes con rela- Omaguaca 1.553
de Tucumán, Salta, Santiago del ción al proceso de expansión de la Lule 854
Querandí 736
Estero, Chaco, Formosa y norte de frontera, la concentración econó- Ona 696
Santa Fe, prácticamente duplican mica rural y la expulsión de pro- Sanavirón 563
el área agrícola con explotaciones ductores y población en general. Chulupí 553
Tapiete 524
de corte capitalista entre 1988 y Siguiendo un estudio de Chris Van
Subtotal 497.647
2002, proceso que continúa en la Dam (2008), en el que compara los Otros pueblos declarados** 3.864
actualidad. Estas provincias son censos de 1988 y 2002, se puede Subtotal 501.511
las que mayor índice de población observar que en esos catorce Pueblo no especificado*** 92.876
Subtotal 594.387
indígena rural presentan. Debe años, desapareció alrededor del
Sin respuesta 9.371
considerarse que la duplicación 25% de las EAPs. Estas se agregan Total 603.758
del área agrícola no se debe a las que dejaron de existir entre Fuente: Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI)
2004-2005 Censo Nacional, 2001, INDEC.
precisamente a cultivos y activi- 1969 y 1988, dando lugar a que, en * La suma de las categorías de este cuadro supera en un 0,6% la po-
dades domésticas de los peque- poco más de tres décadas (entre blación indígena del N° 1, porque no se reconoce perteneciente a ningún
pueblo y tiene ascendencia indígena mixta (progenitores de distintos
ños productores campesinos y 1969 y 2002), desapareciera casi la pueblos indígenas) está contada en uno y otro pueblo indígena.
de las comunidades indígenas. misma cantidad de EAPs que las ** Incluye, entre otros, los casos registrados con las siguientes
denominaciones: abaucán, abipón, ansilta, chaná, inca, maimará,
En otras provincias, como es el existentes hacia 2002 en todo el minuán, ocloya, olongasta, pituil, pular, shagan, tape, tilcara, tilián
caso de Misiones y Corrientes, la país (333.477). Esto incluye todo y vilela. No hay datos para cada denominación porque la escasa
cantidad de casos muestrales no permite estimar cada total.
revalorización de sus tierras está tipo de explotaciones; ya sea en *** Incluye los casos en que la respuesta relativa al pueblo
indígena de pertenencia y/o ascendencia en primera generación fue
relacionada con el desarrollo de la modalidad de propietarios,
“ignorado” u “otro pueblo indígena”.
la industria forestal “(...) Innume- arrendatarios, aparceros, medieros

BICENTENARIO 119
Los pueblos originarios en la formación de la nación Argentina...

Comunidad kolla de Las Juntas, en Orán, u ocupantes. Y con la mano de en el NEA y en la Patagonia, se ha
provincia de Salta. obra, trabajadores y peones rurales ido reduciendo drásticamente en
pasó algo parecido: en 2002 había el período intercensal 1988-2002,
230.000 personas menos traba- lo que ha significado la expulsión
jando con relación a 1988, a pesar de muchas familias de “ocupantes”,
de que la producción se había categoría en la que se incluye la
incrementado varias veces en mayoría de las tierras que usufruc-
ese período. túan comunidades indígenas (Van
En este contexto y ya en el Dam, 2008: 7-8).
ámbito nacional, la categoría de Este proceso de expulsión
“ocupante de hecho” de tierras (es de población, como se dijo, ha
decir sin permiso), sea en tierras impactado fuertemente en la
privadas o en tierras fiscales, ha dinámica de las comunidades
ido perdiendo representatividad, y y pueblos indígenas del país,
en 2002 solo representa el 1% de generando un renovado proceso
las EAPs. Tal situación se explica migratorio hacia las ciudades,
porque esta forma de tenencia de cuya característica principal pare-
la tierra, que se concentraba y se ciera ser, que se produce hoy en
sigue concentrando en el NOA, día con mayor intensidad hacia las

120 ESPACIOS
Héctor Hugo Trinchero

ciudades intermedias o capitales invisibilizando la historia específica


provinciales y no casi exclusiva y de los pueblos originarios en el
masivamente hacia el Conurbano desarrollo del capitalismo nacional.
bonaerense (Gran Buenos Aires) Es que las campañas de exterminio
o al Gran Rosario como sucedía indígena producidas por el ejército
en las décadas de los ’60 y ‘70. No argentino como gesta fundacio-
existen datos que permitan dar nal tuvieron también el objetivo
cuenta fehacientemente de este del disciplinamiento social de los
fenómeno con relación a las co- pueblos sobrevivientes que, en
munidades indígenas en particu- semejantes condiciones, configu-
lar, pero sí es posible analizarlo en raron la mano de obra principal del
función del crecimiento exponen- capitalismo agroforestal y azucare-
cial que presentan las periferias de ro en el norte del país.
ciudades como Resistencia, Santa
Fe, Tartagal, Neuquén, entre otras.
El proceso de expulsión de población impactó
Finales
La comparación entre el modo
en la dinámica de los pueblos indígenas generando
de comprender y asumir la “cues-
tión” de los pueblos originarios en-
tre el Centenario y el Bicentenario un proceso migratorio hacia las ciudades.
nos remite al análisis de las grandes
transformaciones que se vienen
produciendo en la configuración El más reciente proceso de
del Estado y la nación argentinos, expansión de la frontera agra-
pero también nos debe interpelar ria capitalista en la Argentina
para la generación de políticas genera una dinámica expulsiva
capaces de atender aquellos temas de las poblaciones originarias con
aún pendientes. asentamiento rural, lo que implica
Una nación de “pueblos un constante flujo migratorio
transplantados” ha construido un campo-ciudad. Esta dinámica, que
imaginario hegemónico en el que va acompañada también del uso
no tienen cabida los “pueblos origi- de agro-tóxicos a escala masiva,
narios”. Es por ello que las recientes es la que explica, por un lado, el
políticas de reconocimiento hacia hecho de que un 85% de la pobla-
la población indígena nativa se ción indígena argentina resida en
enfrentan a esta concreta historici- ámbitos urbanos. También explica
dad. Aún más, puede decirse que los límites para la regularización
el discurso historiográfico ha tendi- de los asentamientos de los
do, incluso en sus variopintas ma- pueblos originarios, cuyos dere-
nifestaciones, a remitir la cuestión chos están garantizados constitu-
indígena a la situación colonial, cionalmente.

BICENTENARIO 121
Los pueblos originarios en la formación de la nación Argentina...

En este contexto, las comuni- A la invisibilización estadística


dades indígenas rurales intentan de los pueblos originarios argen-
resistir semejante dinámica ex- tinos se le ha agregado también
pulsiva en condiciones desiguales, el desinterés por los estudios
reclamando los territorios que son, sobre las dinámicas productivas y
según la adecuada caracterización reproductivas implicadas, lo que
de Marx “su almacén primitivo impide la generación de políticas
de víveres” y al mismo tiempo de intervención eficaces desde
garantía de su supervivencia como los criterios establecidos en la
pueblos originarios. Es por ello que reforma constitucional y otras
la territorialidad es parte constitu- normativas vigentes.
tiva de las principales demandas Hoy, tal como lo planteara
de las comunidades y pueblos in- la consigna principal de la
dígenas rurales. Al mismo tiempo reciente movilización desde
dicha territorialidad se configura, todos los rincones del país
en muchos casos, como ámbito en el marco del bicentenario,
de reproducción de sus vidas en se hace imprescindible un
tanto fuerza de trabajo estacional, nuevo pacto constituyente
que puede ser empleada a un pre- con los pueblos originarios que
cio por debajo del salario mínimo supere las taras heredadas del
rural vigente. colonialismo interno.

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