SITUACIÓN: Estado de Asia ubicado en el extremo nordeste de la península del

Indostán, que limita al norte con India, al este con India y Birmania, al sur con el golfo
de Bengala y al oeste también con India.

SUPERFICIE: 143.998 kilómetros cuadrados.

CAPITAL: Dacca. Otras ciudades importantes son Chittagong, Khulna, Rajshahi,

Mymensingh y Sylhet.

POBLACIÓN: 159.857 millones de habitantes (est. 2015).

IDIOMA: bengalí (oficial), aunque también se habla el inglés y varias lenguas más
minoritarias como el urdu.

FORMA DE GOBIERNO: La República de Bangladesh es una democracia

parlamentaria que se rige por la Constitución del 4 de noviembre de 1972, enmendada
en numerosas ocasiones.

El presidente, elegido por el Parlamento, es el jefe del Estado y el Ejecutivo lo ostenta el

primer ministro.

El Parlamento (Jatiya Sansad) está compuesto por 350 miembros.

El sistema Judicial está compuesto por el Tribunal Supremo, la Corte Superior y una
división de apelaciones.

Presidente: Abdul Hamid (2013).

Primera ministra: Sheikh Hasina (2009).

PARTIDOS POLÍTICOS: Liga del Pueblo (Awami League), de centro; el derechista

Partido Nacional de Bangladesh (PNB), y el integrista islámico Asamblea Islámica.

RELIGIÓN: musulmanes (88,4%), hinduistas y otros (11,6%).

FUERZAS ARMADAS: Un total de 157.000 hombres (2009).

ECONOMÍA: La moneda es el taka. Bangladesh es uno de los países más pobres del
mundo en el que más de un tercio de la población vive con un dólar al día, considerado
el umbral de la pobreza extrema.

El PIB está estimado para 2015 en 205.715 mil millones de dólares, según datos del
Fondo Monetario Internacional (FMI).

En la economía predomina la ganadería, la agricultura y la industria textil.

HISTORIA: Bangladesh obtuvo la independencia de Pakistán en diciembre de 1971,

tras una contienda que duró nueve meses y que dejó tres millones de muertos.
El considerado como padre de la patria, Mujibur Rahman, formó su primer Gobierno en
1972, cuando se constituyó la primera Asamblea Nacional.

Ese mismo año, además de ingresar en la Comunidad Británica, comenzó la

reconstrucción del país con la ayuda económica de la India, la URSS y EEUU.

Rahman instauró un clima de violencia y, en enero de 1975, asumió plenos poderes

como nuevo presidente, convirtiendo a la Liga Awami en partido único. Un golpe
militar produjo su muerte en 1975 e impuso como presidente a Khondakar M. Ahmed.

EVOLUCIÓN POLÍTICA

El régimen de Khondakar M. Ahmed abrió una época de gran inestabilidad en el país,

resuelta, tras varios golpes y contragolpes, con la consolidación de Ziaur Rahman al
frente del Estado, en 1976, y la persecución de antiguos golpistas, así como del
expresidente Ahmed.

En 1981, Rahman fue asesinado y sustituido por Sattar, y al año siguiente el jefe del
Ejército Mohamed Husain Ershad protagonizó un golpe de Estado incruento y decretó la
ley marcial, para asumir la Presidencia en octubre de ese año.

Ershad permaneció en el poder hasta 1990, cuando se vio obligado a renunciar, y

Shahabuddin Ahmed, elegido por la oposición, asumió la Presidencia en funciones, lo
que trajo la restauración de la democracia.

En las elecciones parlamentarias de febrero de 1991 se impuso el derechista Partido

Nacional de Bangladesh (PNB), liderado por la viuda de Rahman, Khaleda Zía, frente a
su principal rival, la izquierdista Liga del Pueblo, presidida por Sheik Hasina.

En las siguientes dos décadas Hasina y Zia se alternaron en el poder entre constantes
episodios de violencia política, huelgas y manifestaciones que continuaron hasta
comienzos de 2000, cuando fueron asesinadas más de 6.000 personas y heridas 40.000
en diferentes actos violentos.

El final del Gobierno de Zia acabó en octubre de 2006, coincidiendo con una ola de
violencia política que llevó al presidente Iajuddin Ahmed a suspender las elecciones
previstas para 2007, declarar el Estado de excepción y nombrar un Ejecutivo
provisional.

Con la llegada al poder de la Liga Awami, con Hasina como primera ministra,
terminaron dos años de régimen interino tutelado por Ejército.

El país asiático vivió en abril de 2013 su peor tragedia textil, con el derrumbe de un
edificio que causó casi 1.200 muertos y obligó al Gobierno, fábricas y firmas
extranjeras a efectuar mejoras en un sector clave para su economía.