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SOBRE EL CONOCIMIENTO

Autor: GIOVANNI ANTONIO RODRÍGUEZ DÍAZ

A continuación se aprecia un trazado de la ruta que el conocimiento, como conciencia


a través de la experiencia, la educación o la comprensión de la realidad, puede tomar
hasta llegar, si bien, a la clásica búsqueda de la verdad propuesta por las prácticas
investigativas de las ciencias para el crecimiento de la disciplina misma o, hasta llegar
a el entendimiento de una realidad objetiva, la construcción de un sistema de
pensamiento y el crecimiento espiritual que proponga un nuevo paradigma de la
educación del futuro.

Surge como consecuencia del análisis de los textos: Características comunes a las
diversas modalidades de investigación de orden cualitativo y sus diferencias con las de
tipo cuantitativo (Sandoval, 2006) , La noción de obstáculo epistemológico (Bachelard,
2006), Las cegueras del conocimiento: El error y la ilusión (Morin, 2006), La nueva
producción del conocimiento: La dinámica de la ciencia y la investigación en las
sociedades contemporáneas (Gibbons, 2006), Tras las huellas de Edgar Morin (Sierra,
2010) y Modelos y diseños de investigación (Tamayo, 2006).

A lo largo de la historia el conocimiento ha tenido bases fuertes en diferentes formas de


investigación. Cuando Aristóteles dio estructura a las primeras ciencias del
conocimiento, también sentó los cimientos de sus métodos de estudio, que basados en
la razón orientaban todo el trabajo investigativo y los resultados que configuraban el
conocimiento; no daba mucho margen a la experimentación.

Esos procesos de racionalización permitieron la construcción de conocimientos desde


la edad antigua hasta finales del siglo XIX. Influenciando primero, en la edad antigua,
los conocimientos populares basados en la reproducción colectiva de mitos sobre la
creación del mundo, sobre ideologías religiosas, políticas y sociales. Si se tiene en
cuenta, esos mitos e ideologías al ser conscientes consuetudinarios terminan
convirtiéndose en creencias o “seres mentales” (Morin, 2006), con vida propia, que
finalmente destruyen los hechos reales, las ideas que representan la verdad y
desvirtúan herramientas antiquísimas como la matemáticas que pueden apoyar el
entendimiento de conceptos. En la edad media, constituyó esa forma del uso de la
razón y de afrontar la investigación científica una herramienta de dominación política y
religiosa que oscureció el avance científico.

Esta forma de procesar la información permaneció por largo tiempo, hasta el final de la
edad media en el siglo XV, cuando con el renacimiento y la revolución científica
acompañante, especialmente por la incidencia de Copérnico, Brunni, Galileo, Kepler,
Descartes y Newton, se generó una nueva forma de apreciar el conocimiento, una
rebelión contra la racionalización y permitió el avance de las ciencias desde lo
disciplinar y la inquietud de la academia por la búsqueda del qué y el como a través de
procesos metodológicos deductivos, unidireccionales, basándose en la observación y
la experimentación, codificando información a través de las matemáticas y la
estadística para lograr comprobaciones y verificaciones, producir leyes que permitan
apreciar la causalidad de los hechos motivo de investigación y la síntesis que permita
entender la búsqueda de la verdad que satisfaga el crecimiento de la ciencia.

Por este tiempo, los investigadores florecieron debido a la libertad que la Iglesia
Católica debió otorgar ante la luz de la nueva concepción de la naturaleza y la distancia
que tomaron las ciencias de la religión como consecuencia del “Dualismo Cartesiano”,
el materialismo y el positivismo. Florescencia apoyada incluso, o hasta exclusivamente,
por las mismas universidades que inicialmente se oponían a los cambios, que dieron al
investigador el poder de la deducción para hacer ciencia que pudiera dirigirse hacia la
educación básica de todos aquellos que pudieran acceder a ella.

Con el tiempo, a partir del siglo XX, con la aparición de la relatividad general de
Einstein, la mecánica cuántica de Bohr y el crecimiento de la estadística descriptiva,
que permitieron de nuevo revolucionar la forma como el hombre concebía el universo,
se generó una nueva estirpe de investigadores y una nueva forma de afrontar la
investigación científica. Los científicos estuvieron dispuestos a asumir el reto del
carácter heterogéneo y transdisciplinar de su quehacer, de poder acercarse tanto a las
ciencias exactas como a las humanidades y sociales porque su dedicación ahora era
trabajar por vislumbrar de manera rigurosa y desinteresada el cómo, el por qué y para
qué de su objeto de estudio. Los investigadores ahora, no sólo se situaban en
universidades o centros especializados de investigación (dejando atrás las prácticas
clásicas), sino que constituyen sociedades del conocimiento con una motivación
especial por la investigación abierta, que incluye un grupo de características muy
distantes del viejo método científico o “modo 1” (Gibbons, 2006), tales como aplicar un
método inductivo, tomando el conocimiento desde la perspectiva holística, aplicar una
lógica interna de la realidad analizada (naturalista), sin imposición de visiones previas,
humanista, exhaustividad y consenso intersubjetivo propios de la rigurosidad.

Con la racionalidad se empieza entonces, a mostrar el nuevo camino de la


investigación, influenciada especialmente por la filosofía científica, que de manera
inductiva, aplicada constructiva y crítica, permite aplicar las herramientas de la
discusión, el refuerzo, la refutación y la subjetividad para permitir la autocrítica que
genera caos sobre la certidumbre de los métodos aplicados a la investigación, “modo
2”, y la convierte en el “polo a tierra” del quehacer del científico.

Los procesos de recolección de datos no se basan solamente en la investigación


cuantitativa que permite describir situaciones, sino que se apoya en la investigación
cualitativa para enriquecer sus hallazgos, mejorar sus prácticas y validar sus
descubrimientos, utilizando en algunos casos la estadística inferencial como
herramienta. La fenomenología y la hermenéutica fortalecen la investigación porque
son ellas las que permitirán la codificación y decodificación de los resultados.

La investigación al tomar el camino de la racionalidad puede permitir alcanzar el


conocimiento de una realidad objetiva que describa un suceso o un problema digno de
ser investigados, de configurar a su alrededor todo un sistema de pensamiento y
permitir una de las finalidades más loables de las ciencias, como lo es el crecimiento
espiritual de la población objeto de investigación, del investigador y de la rama de
conocimiento afectada.

El objeto de investigación, el tipo de investigación, camino tomado puede llevar al


administrador a encontrar resultados que pueden permitir por un lado, el
enriquecimiento de una rama específica del conocimiento que permitirá ser objeto de
reproducción en la educación básica o, por otro lado generar expectativas de
conocimiento universal, aplicado y contextualizado que aporte ideas a quienes reciben
educación en el siglo XXI.
REFERENCIAS

Sandoval, Carlos. CARACTERÍSTICAS COMUNES A LAS DIVERSAS


MODALIDADES DE INVESTIGACIÓN DE ORDEN CUALITATIVO Y SUS
DIFERENCIAS CON LAS DE TIPO CUANTITATIVO.2006

Morin, Edgar. LAS CEGUERAS DEL CONOCIMIENTO: El error y la ilusión. 2006.

Gibbons, Michael. LA NUEVA PRODUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO: La dinámica de


la ciencia y la investigación en las sociedades contemporáneas. 2006.

Sierra, Jorge. TRAS LAS HUELLAS DE EDGAR MORIN. 2010.

Tamayo, Álvaro. MODELOS Y DISEÑOS DE INVESTIGACIÓN. 2006.

Bachelard, Gastón. LA NOCIÓN DE OBSTÁCULO EPISTEMOLÓGICO. 2006.

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