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La realidad es algo así como la constatación de la vida.

La ficción es un producto vicario de la realidad: se limita a


observar y formular variantes que, de un modo u otro, imitan a la vida. La ficción sin la realidad no es nada.

Pero la realidad tiene otra característica: que es irreversible​. Lo que sucede, sucede; se puede arreglar, reparar,
estañar, llorar o superar un acontecimiento, pero lo que ha sucedido no tiene vuelta de hoja. A partir de cada
suceso, vulgar o excepcional, debemos aprender a vivir con lo que ha sucedido. Eso se llama experiencia,
experiencia de la realidad. ​Si para de leer no muriera? Depende de nosotros en moldear la ficción con
la realidad de la vida mucho más amplia.

Y aquí aparece la superioridad de la ficción. ​La ficción sí permite volver atrás ​y borrar un acto para
sustituirlo por otro: aquel que más conviene a la intención del autor. Porque en la vida no hay más orden que el
desorden de la vida misma; en cambio, en una novela sí que hay un orden: el que el autor elige para narrar una
historia producto de la necesidad de ordenar su experiencia, la cual procede del desorden de los acontecimientos
de la vida al que todo ser humano debe hacer frente.

Inventamos historias porque la naturaleza humana necesita a la vez a la ficción y a la realidad porque
no encuentra, en esencia, una gran diferencia entre ambas en tanto una revela a la otra. Hay
cosas que son más reales de lo que parecen y otras más ficticias de lo que realmente son​.
Convivimos con esta ambivalencia y, por otra, reconocer en los personajes inventados el sentido
de nuestras vidas. Los escritores escriben ficciones y los lectores leen esas ficciones porque son
parte de una necesidad vital: imaginar mundos paralelos que parecen reales.
"Los hechos pueden mentir y la imaginación te puede llevar a veces más cerca de la verdad que los hechos"La
ficción también ha enriquecido la ciencia y la tecnología, rompiendo límites paradigmáticos de los físicos e
invitándolos a explorar nuevos alcances.

el lazo mistérico de varias realidades que se tejen en una sucesión de hechos, poniendo en sobre aviso al lector e
incitándolo a continuar cualquier viaje que encuentre en la narración hasta el término de la historia, que, como
sabemos, no culminará en el punto final del cuento, sino en la perplejidad que acapara al lector. Con este anticipo
nos enfrentamos a una intensa historia de dos párrafos. En el primero, con una sutileza hipnotizadora el autor
describe, como quien describe un cuadro, las imágenes que configuran el cronotopo del texto. Luego, al referirse a
la emocionalidad del personaje frente a la novela que lee, nos exige a nosotros la misma pasión, el mismo “placer
perverso” y el mismo ensimismamiento con el que el personaje principal degusta sereno su propio drama”.

La ficción, al servirse de una categoría tan flexible como la de lo “posible”, juega con el límite entre lo existente y
lo deseable, lo irreal y lo fáctico. Artefactos fantásticos son parte de la ficción, tanto como las soluciones que en
ella se proponen a problemas reales tan antiguos como el mismo ser humano. Un cohete que lleva a las estrellas,
una máquina que hace viajar a través del tiempo, un remedio que cura cualquier mal, son todas ellas ficciones que
se apoyan en problemas y limitaciones completamente mundanos y tan extendidos que parecen universales
La ficción, en consecuencia, se mueve entre los continentes del equívoco y del desacierto; del artefacto y el
invento. En ocasiones —frecuentes— se remite al espacio del juego; mientras que en otras desborda y emerge en
lo cotidiano bajo la forma de la mentira y la falsedad. Resulta plausible, entonces, plantear que la ficción puede
aparecer en cualquier esfera de actividad humana.

Sin embargo, el tratamiento habitual de la ficción se opone a esta c​ondición diseminada u omnipresente de
la misma y la trata como una entidad específica, que se produce o funciona en situaciones particulares o, para
volver al lenguaje de Schaeffer, una entidad que se limita a ciertos “enclaves pragmáticos” bien delimitados en la
vida cotidiana de cualquier individuo, distintos de aquello que es considerado como “lo real”. Esta operación es
realizada desde la perspectiva de un observador externo, o de lo que podemos denominar genéricamente como un
consumidor de ficciones. Desde allí la ficción está, por decirlo de algún modo, fuera de la experiencia ordinaria.
En palabras que buscan construir una imagen muy sencilla, podemos decir que desde esta perspectiva la ficción
se despliega en ese espacio de tiempo recreativo en el que nos permitimos soñar con mundos diferentes, en las
dos horas que puede tomar una película o en los minutos de lectura antes de dormir.

Vincular, Tejer, enlazar , enfatizar, señala, sugiere además, También, igualmente, encima de
esto, de igual forma

Ergo, por lo tanto, por esto, en consecuencia, entonces fantástica, magnifico, alucinante,
_______________________________________________hipnotizante

Equivoco, desacierto coexistencia, la realidad es efímera. La ficcion resulta plausible.

De tal manera que Ambiguedad, paradoja, doble sentido, oscuridad

a pesar de, al contrario, aunque, de lo contrario, en cambio, en comparación, mientras que , sin
embargo, no obstante

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