Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
247
Introducción
diversos modos a Jo largo del tiempo. Por eso cualquier estudio que pretenda
hacer comprensible al lector .actual 1a naturaleza de la opinión pública
largo del libro se abordan los diferentes aspectos que conforman la polié
8
9
G O N Z A L O CAPELLÁN DE HIGU.EL
I N T i \ O O U C C l Ó l\l
l:J 9u� it:tencionad�mente se �1a diseñado como un trabajo y rnul Comprender que la lejos de una realidad perenne, inmu
ndisc!�linar. Además, e_s preciso señ�iar que; aunque se pre�ta una especial rabl.e y nnívcca, es -y ha sido->- algo mutable y equívoco nos lleva rrrerne
ateucion al marco e s pa ñ o l , e¡¡ el cm1J1111to de la obra 110 se olvida un ámbito diablén1ente. a e l u d i r . i n t e n ci ó n una definición de l a
t�rrit�rialmás a'..nplio (Ji.le� h ac i e n d o referencia a paíseseuropeos a los que la misma. Otra bien d i s t i n t a es
hist01·!a de la opm�ón púolica ap.arece esrrechamenre ligada; como Inglaterra, críticas y propuestas al presente de ia opinión p ú b l i c a (o menos
Francia o Alemania; nene también un espacio reservado a la importante ex información y materiales para que cualquier lector, a d e m á s de conocer
peri�nd?. ?,<me,amencana_ �de enorme i nf.Iujo .a lo largo de todo el siglo X-'\C). es, sea capaz J¡; pensar c ó r n o ---=<� incluso debería, para él----
1
También de b o advertir al lector ne lo que no va a encontrar en esta Un ejemplo puede este punto, Para el principal teórico de
obra porque -consciente y voluntariamente- no hemos q u e r i d o que lo opinión pública en la del primer liberalismo) Alberto Lista, quien no
sea. En primer lugar> no se trata d e uno de los múftiples estudios existentes sabe no opina. 01 lo que es l o mismo, en su concepto de la
i1u� emí�nden la opinión púhlica como l o que una sociedad, o una parte ne> cabe que ésta se forme a del. del v u l g o ignorante
deeV�, p1ensa sobre un hecho concreto en un punto cronológico concreto ouede haber otro de las clases i i us r ra d a s , sabios.
(por e 1 e n 1 p lo , el estudio de un h e c h o histórico concreto} pongamos el de Saber y opinar son dos panes de una misma realidad. Pues bien>
s:astr� del 98, y lo que sobre él escribieron los p e r i ó d i c o s o !os intelectuales para los autores de las modernas encuestas de opinión} que un i n d iv i d u o
cíe la ép.q��}. E�º-�Grfr1 perder de: vista demr,mos tan relevantes como q u é �foclare no saber nada de ia c u e s t i ó n sobre la qur: se l e: no
qué s.e r e fi e r e , cómo se utiliza) por quiénes }' para qué en cada momento. cuentan para el del sondeo. Por la misma razón Alberto Lista
etc. Ta,rnpoco el trabajo se ciñe a estudiar el concepto de o p i n i ó n pública en no admitiría nunca que la opinión. ele un individuo aislado, e11 su casa o
i111 ·a.�1tor concreto (sea.Hume, Rot1sseau; Hegel o Habermas, por ejemplo). se-ando por Ja calle, al que se ,:onsulra por sobre L l • . , u 1.. 1 L w... 1
l;n segundo Jugar, hemos pretendido hu i r de cualquier reduccionismo -sea O no del interés de la nación- fr:irman-1
a l a hora de esrudíar este tan p e c u l i a r corno complejo fenómeno. No he públ.itl]. Cosa que sí es váhda para los soc1c)logc1s-(�Staciísticc)s
mos limitado el estudio a una de las múltiples dimensiones de L, opinión ccm cuantificar la opinión. Y es q u e cntri::
pú_bl�ea, la s o c i o l ó gi c a , por ejemplo. Sin ignorar que durante buena parte ambos ag·ente.s el de
dql siglo X.X [a Opinión pública se ha identificado, pura}' simplemente, con hasta ( l t 1 Í C[ l l C liü pu<.,o.un.,,;
los resultados de las encues tas de opinión (Blondiaux, 1998), o que para pública>> como si parn todo mundo,
muchas personas !;:1 opinión pública se reduce a la opinión publicada o como si aJ utilizarlo se refirieran n cqsas iguales o parcddas.
ere muchas otras realidades encerradas en el concepto de opinión pública .. de manificsro con entre otros por 98 l ) .
. Ep t e r c e, r lugar, y en consonancia c o n lo anterior, hemos partido de la Dentro de los e[ de esta obra recorre
idea �ie que la <�pir:ión p ú b li c a es un concepto p ol i s é rn i c o, )� además, de que !os cuarro grandes mome n tos desde
los d1ftrr;;11tes significados gue a lo largo del tiempo se han ido confiriendo HI. nacimie,�1to hast;l ia d\...�u,.u,,.,.,""''
diferentes contexws culturales, sociales y políticos, Así, los diferentes capí perviviendo, a u n q u e con urw rnenor, en cada u n o d e los
t�1los que conforman la obra ponen di manifiesto todas las posibles formas Mornemós también que se corresponden con carnbi0s sH:st.1x¡c:rnires
deacercarse y entender la opinión pú,h!ica. Pero de esa pluralidad de signifi manera de en t en d er qué es, cón1Q itctúa y quién en la
ca�o_s� connotaciones y manees que el concepto fue adquiriendo con el paso Así, en el primero de ellos - · · y u e 1.AJI-'""""'"'
del tiempo --cuyo conjunro hem o s intentado cu't:ografiar de forma exhaus mina la rnorn! d e u n a que aún no s u e l e aparecer acorn-
riva a<,:lµÍ---, t:O S� afirma que �lg1mo �·-··O cualquiera-», de ellos tenga ninguna pafiada de su léxico: Se trata de una sude
preemrnenora, ninguna veracidad o l e g i t i m i d ad exclusiva. En otras palabras, centrarse t;:n cualquier J.specro de la conducta, bien pública, de
no hen:ws adoptado una perspectiva normadya al estilo de Habermas para i n d i v i d u o s a los otra:,, persorn.ts cercanas Este concepto pre-
c�::mduir que el concepw de opinión p ú blica propuesto por los liberales del m o derno de la v i e n e a expresar lo mi$rnO q u e otros t é r m i n o s corno
siglo XIX sea =-ni deba. ser---- el modelo ideal que debe restaurarse hoy. Preci <.cfanu>, y t iene que ver con la reputación o la h o n e s t i d a d de los individuos.
samente el postulado de fa. hlsrorioidad de la opinión pública nos lleva a ex El prúpiQ l'.vfaquíavelo, al que con tanta freq1enda como suele
plica r su na t uraleza en cada periodo sin pensar que uno de ellos sea el mejor cita r s e corno u n en usar en semido rnodento d
o el que deba regir en nuestra concepción actual del A l contrario. en sus Dis:orsi i n d i s t i n t a m e n t e los términos
10 1 :!
2
G ( ) f .J Z J \ U ) C A P E L L .i\ N DE M I G U E L
I N T R O D U C C I Ó N
referidas a if fx'Jp?lo o asocia:ios a una,niísm:-1 real idad, publica uoce más libres y populares». Este reconocimiento de que la opinión es una
cap . .:A). l, en cualquier caso, J o aparece con toda da- fuerza =-que además se contrapone justamente a la violencia-e-, m uy útil
la idea de lo que aún Llama una ot1•111.;u111;:;
en política a «Íos pocos» que tienen las riend.as del gobierho, se asimilará
en ese t r ib u na l por medio del cual la comunidad posteriormente de manera inequívoc� a un üpo de gobiern� �(:ncre_to,, al
aprueba o reprueba la conducta de los individuos, adquiere su fuerza a
representativo. De forma que en el siglo XIX la,11�od�rna opmion P'.3bhca
de la a n t i g u a creencia contenida en la e xp r e s i ó n uox popuii, uox dei es la que; constituye uno de los elementos definitorios de los gob1;ernos
escribe «la vocc d ' u n e di d i o » ) .
representativos, también de no.minados directamente fobiernos de.op,míó1_1.
= debe que en un tiempo la política y otro rasgo que va a caracterizar este n:omento político.de la ºRm101! pu�
de la sociedad ?e cort;sponde con lo ,que solemos d e no m i n a r monarquía blica durante el cua] se va modelando el concepto al gusto del liberalismo
absoluta (o Antiguo R é g im en , en t é rm i n o s sea la voz de
[mperante es la d e f ini c i ó n de un nuevo sujeto. Ta111bién en este �emidú
D i o s la q u e su fue r za v autoridad a b del la teoría
el cambio sobrevino gradualmente. Lo primero que hicieronlos etuditos
encontraba· otros elementos Jc¡r1t1J11:1tior<:s
sobresalientes en el perfodo de las Luces fue despojar a la voz del pueblo
q u e los d eriva do s de la religión . . Por eso
de su divinidad, En el casó español el cambio se percibe nítidamente en
la h i s t ó r ic o ni había una esfera la obra de Feijoo. En su Teatro critico universal dedicó todo el primer dis
ni u n a pan e del e l e v a d a a un r:mgo --� c u l t o y que curso precisamente a d e j a r claro que el sujeto de esa uox populi no era
corno públ i co. Y si L1 lo era dé
el p u e b lo e n t e n d i d o en sentido m o d er n o , positivo, sino en otto más bien
por la : . . . . todo adquiría semido en aquella sociedadspor despecrivo que lo invoca como vulgo -y vulgo ignorantc-c-, Y ese vulgo,
7
de D i o s - . Y p o r eso resulta igualmente lmposible encontrar antes lógicamente, no podía ser el sujeto de una voz, de una opinión verdadera,
del xvrn otra cosa que esa en un sentido moral que sino todo lo contrario, errónea y poco fiable por tanto. As! c ome nz ó u
r r r s t t ,•
. ,, "' v s-: en la esfera de los
minarse, por su misma base, al viejo sujeto de la o p i n i ó n para sustituirlo
esperar a fo llegada de los importantes cambios que en el con el tiempo por el digno público o por la nación. De hecho, fue habitual
y traerá fa Ilustración, y en el político las revolú- hablar de una o p i n i ó n pública que en países corno la España del xrx supo
para q u e la se adentre en el segundo de nía no todo el pueblo, sino una parte de él. Se trataba, pues, dé un sujeto
0
«On rhe First Principies prácticamente todos los au t o r e s , fueran ést os de b ídehlogfa q u e fueran,
rJ, .... ,.l.(:u.u,•..1 1 1. L político a
,
� .••� u , < J , . d u . u
Los liberales hahfan descubierto u n a m1eva fuerza l.egitimadora del poder
Y no st51n eso sino que ;1 gobiernan político, seculttrízada; pero que invocaban con la misma frecuencia y reve
nada q u e les apoye s a l v o . la que concluye :rent:ia que al anterior prindpio religiQso de la providencia d.ivina.
c o n su c éle bre sentencia: «El gobierno se fundamenta únicamente. en La
Tal .fue la sacralidad que adquü:ió la opirüóü pública qtíi;.:, no en vttno
Pero i n c l u s o en esta política
üiltorcs como Alberto LisL1; retüma.ndo una vieja expresi6i'l itáliana apli
c o n c e p t o h::ihrfa q u e es q u e dice q u e esto
cada sólo a !a üpiniórí, l a corc'maton corno ,itéilia del rtnH1do}>, Por esa
sucede u1nw en los y militares tomo en los
:tnisrna raZói1 tio meda.rían tarnpoco en aparecer am o res que cuestíonarnn
GONZALO CA?ELI ÁN DE M I G U E L
de unanimidad
establecer vlímires»
con la moepencencia
'"·''·"'·'··'""'"'·' de la
consiste, cómo actúa en la socieoao,
srrnurtanea->- Hclzendorff en
« o r d e n a c i ó n colectiva dominante» 1
T a m b i é n d e b e m o s c o n r e x t u n l iza r
con b
el público sobre las cuestio�1es de i�1terés ..�enera! y so.l�re las �1u.e .es ca�az de
,-,..,"···,,Pnici> Vigor en la ne�esarib para expresar una opinión de esa naturaleza, Pot eso una de las
w.. , .. c,,,cun.«.s<., ... +, pronto d e b e r á UJ1 nuevo reto, que volved ar�odificar bases fundamentales sobre las que debía reposar el modelo ideal de opinión
opinión pública: la aparición de los medios de comunicación p ú b l i c a del liberalis_mo era una �:_i�dad�.nfa educada� culta. Claro que to�os
de masas. Unos mass media desde los años ochenta y noventa del pasado esos presupuestos d e ! modelo eütista liberal quedarían al menos socavados
central en fa sociedad, cuando en ese tránsito entre dos siglos el itracionalismo, exaltado por Nietz
y formarear sus opiniones: sche, o la pasión y los sentimientos se consideren caracrerfsticas vitales de
meutanco de la un período en el que el p ú b l i c o las personas (y de la masa). Ideas que además ya 'no p o d r á n s e g u i r op e r a n d o
"""',."''·,,,.,.,, al «espectador teledirigido,, de Sartori {1998) yque sigue en un mundo espacialmente diseccionado entre el medio rural, donde Ios
rmcnencosc, a h o r a en términos de los Indices de audiencia tanto obsc- individuos viven al margen del mundanal ruido (y de la o p i n i ó n pública),
s i o na n !os d u e ñ o s d e esos me d i á t i c o s v el medio urbano, en cuyo día a día l a s opiniones van y v i e n e n sin cesar.
mi n u t o a m i n u t o merced a los cotidianos e s t u d i o s · dos mundos bien descritos en el literario por Unarnuno ya no
ese parece apropiado el calificativo ele que ha pro- podrán segúir siendo dos cosas distintas en adelsnte (Su¿rez Cortina, 2006).
puesto autor actual para -el nuevo marco socionolitico eme Cuando Habermas a finales de los años cincuenta reacciona contra el
sirve de e s c e n a r i o a l de la (G�ossi,200�4). tipo de opinión püblicacienrjfico-cuaotitarivo dominante y pide una vuelta
de c om u n i c a c i ó n ('1 P r il • c l i .. l t"\ C
poniendo de manifiesto esos cambios experimentados en la noción misma
menos, la denuncia habermasiana, con tanto eco en las décadas finales del
riosameutc es d quien no parece ya capaz de marcar su propia portarnienro de los ciudadanos durante [as c a m p a ñ a s ele c torales, en e! fondo
de centrar los temas de interés p a ra la o p i n i ó n hasta el puntó d e su tesis retomaba aquel sentido pre-moderno de la o p i ni ó n pública donde
u o n n a i..nos afirmar hoy-sin lo más m í n i rn o -> que no existe el yugo moral de la comunidad d e t erminaba en cierra medida la conducta
p ú b l i c a . ' ( al formular no h a c e m o s nada nuevo de l o s i n d i v i d u o s , Así; el conocido <,efec10 del carro vencedor>> (Band.wagoh-
"""···'"·"'"· S i n servirnos como test fi n J l comprobar capaz de arrastrar a las mayorías por la senda de la pública
tener esa m i s m a en dífcn.:mes uu,111.,uctut,: sería el resultado de esa fuerza que operaba en la s o c i e d a d desde
contextos o rnornenros de opinión pública. antiguo (Noelle-Neurnan, 1995). En términos actuales diríamos que los
C u a n d o Cabba en los a ri o s setenta del individuos ejercemos mm aurocensura inducida por la fuerza de fo. opinión
los r1Jio) v e i n t e d e l X.X :-1firrnan q u e la porque que: nos l l e v a a no salirrics del discurso correcto,
en r e a l i d a d t10 e x i s t e el que entenderlo sea por un cálculo utilitarista de los riesgos que comporta, sea porque
dentro del concepto entendernos, como resulte más práctico permanecer resguardados de la opinión en el sile ncio.
16 17
GOt\Z.Al .U CAP FU AN !vj ! C U t- L
la
un conocido escritor
en el Insrirut Pierre-Mendes-France