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Revista Argentina de Clínica Psicológica

ISSN: 0327-6716
racp@aigle.org.ar
Fundación Aiglé
Argentina

Gómez, Beatriz; Bregman, Claudia


Entrevista a Stefan Hofmann
Revista Argentina de Clínica Psicológica, vol. XXIV, núm. 2, agosto, 2015, pp. 189-190
Fundación Aiglé
Buenos Aires, Argentina

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=281946783011

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Entrevista
Entrevista a Stefan Hofmann
por Beatriz Gómez y Claudia Bregman*

Esta entrevista se realizó durante su breve visita a Buenos Aires invitado por la Fundación Ai-
glé conjuntamente con la Asociación Argentina de Terapia Cognitiva, la Asociación Argentina
de Trastornos de Ansiedad, el Centro de Terapia Cognitiva y la Carrera de Especialización en
Terapia Cognitiva, UBA.
Stefan G. Hofmann, Ph.D., Presidente de la Asociación Internacional de Psicoterapia Cogni-
tiva (IACP), es Director del Laboratorio de Investigación Psicoterapia y Emoción en Boston
University. También es el Editor de Cognitive Therapy and Research y Editor Asociado del
Journal of Consulting and Clinical Psychology. Publicó más de 250 artículos y 15 libros entre
los cuales se encuentran Cognitive Behavior Therapy of Social Anxiety Disorder: Evidence-
Based and Disorder-Specific Treatment Techniques (2008), en co-autoría con Michael W.
Otto y Handbook of Cognitive Behavioral Therapy (2013). Su investigación está orientada a
los mecanismos de cambio en la psicoterapia, traduciendo los descubrimientos de la neuro-
ciencia en aplicaciones clínicas.
Clínica Psicológica: ¿Cómo fue el desarrollo de su carrera profesional, desde su tierra natal en Alemania, hasta
ahora?
Stefan Hofmann: Yo estudié en la Universidad de Marburg, que está al norte de Frankfurt en Alemania, y fui el
primer estudiante de Anke Ehlers. Ella es una investigadora reconocida en el campo del Trastorno por Estrés Pos-
traumático, y también es la esposa de David Clark, el que trabaja en la Universidad de Oxford, de Inglaterra. Cuando
comencé a trabajar con ella a principios de los `80, Anke recién volvía de Stanford donde trabajó en el Laboratorio
Clínico de Psicofarmacología y psicofisiológica con Walton Roth y Bob Taylor. Ella volvió de Estados Unidos para
completar su habilitación, que es un requisito necesario para convertirse en profesor. Yo fui su primer estudiante
y ella despertó mi pasión por la investigación. Fue una mentora maravillosa y me sugirió ir a Stanford, donde ella
estaba, y hacer investigación en Trastornos de Ansiedad con el mismo equipo de investigación que ella tenía allí.
Me trasladé a comienzo de los `90 y mi petición al gobierno alemán fue para trabajar con ansiedad, particularmente
con fobias, ansiedad a hablar en público, la ansiedad social. Me quedé allí entre el ‘91 y el ’92. Luego me postulé
en el ‘93/’94 para trabajar en Estados Unidos, porque lo disfruto. Me mudé en el ’94 y me sumé al laboratorio de
David Barlow. Estuve desde el ’94 al ’96 y luego en el ‘96 Barlow mudó su clínica a Boston y lo seguí. Es donde hice
carrera, me convertí en Asistente de Profesor y luego en Profesor y desde entonces estoy trabajando en Boston. Yo
disfruto enormemente mi tiempo allí y, a pesar de que he tenido muchas oportunidades para abandonar Boston,
por varias razones he decidido quedarme. También tengo una relación de mentor con David Barlow, que como tal
es maravilloso y también es quien ha sido el líder de mi carrera. También tuve la buena suerte de trabajar con el
Dr. Beck y me convertí en su colega. Desarrollamos una relación muy próxima, cercana. Así que estos son mi tres
principales mentores.
C.P: Algo que de lo que Ud. habló ayer y nos interesa que pueda desarrollar un poco en esta entrevista, es la
importancia de la emoción y la regulación emocional en la terapia cognitiva, ¿cuál es su visión sobre este tema?
S.H.: Yo creo que la terapia cognitiva es claramente una historia de éxito en la psicoterapia y en la psiquiatría
en general. Empezó realmente a principio de los ´60, cuando surgieron las estrategias y técnicas cognitivas. Pienso
que parte de su éxito fue la apertura y el deseo de exponerse a sí misma a críticas y a apoyarse en los fundamentos
sólidos de la investigación empírica. A medida que el campo fue creciendo se ha ido transformando y nos hemos
dado cuenta de que subestimar la importancia de las emociones en los desórdenes emocionales en la psicopatolo-
gía es parte de la tradición de Terapia Cognitiva Conductual (TCC). Inicialmente, las teorías comportamentales ig-
noraban los procesos intermedios porque no debían ser objetos de estudio, dado que no podían ser directamente
observables o medibles. Luego se volvió claro que los procesos cognitivos son esenciales y que podían estudiarse
indirectamente aunque fueran más complejos. No es verdad que porque algo es más complicado no pueda tener
demostración científica. Ahora, de un modo similar, las emociones se han convertido en objeto de estudio aunque
sean difíciles de estudiar. En la literatura contemporánea se ha renovado el interés por el estudio de este tema,
especialmente desde las neurociencias que realmente manejan el campo en este momento. Se volvió claro que
nosotros estamos apuntando a cuestiones muy similares y que es beneficioso mantener una comunicación entre

* Beatriz Gómez y Claudia Bregman


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REVISTA ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICA XXIV p.p. 189–190
© 2015 Fundación AIGLÉ.

Traducción: Lorna Osgood

REVISTA ARGENTINA
Vol. XXIV 2 AGOSTO 2015 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA
190 Entrevista a Stefan Hofmann

neurocientíficos y psicólogos clínicos y la TCC está en una posición favorable para integrar estos dos modelos y ex-
pandirlos más. Esta es la razón por la cual la TCC es exitosa, porque está abierta a las críticas y a incorporar nuevas
tradiciones, nuevas olas, aunque a mí no me agrada este término, nuevas influencias, mientras tengan sustento
empírico y favorezcan el bienestar de los pacientes. La TCC es como una familia de intervenciones, no solo protoco-
los, sino un grupo de tratamientos que están basados en la investigación empírica.
C. P.: Muy bueno y claro su comentario. A raíz de esto, sabemos que Ud. está trabajando en el puente entre TCC
y las terapias de la llamada Tercera Ola, ¿piensa que se va a producir una integración del modelo o un cambio de
paradigma?.
S. H.: A mí no me agrada el termino de tercera ola, simplemente porque simplifica, significa que nosotros somos
la segunda ola y que va a venir una cuarta ola y una quinta y una sexta y esta no es la forma en la que una ciencia
debe progresar. La ciencia no es una corriente de olas. Esta es una idea que está de moda pero la ciencia es más
como un árbol donde de una rama se abre otra y todas pertenecen a un árbol. Es un proceso de crecimiento y el
árbol crece más alto y más fuerte, y se apoya sobre más base y es un proceso que no tiene final. Nosotros cons-
truimos sobre conocimientos que ya existen, en cambio las olas vienen y van. Por esto es que me desagrada el
término “olas”. Yo he estado en conversaciones con mi amigo Steve Hayes y estamos trabajando juntos en un libro
y somos colaboradores muy cercanos. Hablamos sobre las bases y estamos de acuerdo en esta visión de la tercera
ola. Si bien fue una de las personas que introdujo este concepto, él también lo considera como yo un término viejo.
Podemos hablar sobre tradiciones, podemos hablar sobre generaciones quizá, pero todos estamos bajo un mismo
gran paraguas: el estudio de los procesos básicos está orientando los tratamientos, aunque hay algunas interven-
ciones que claramente no están bajo este paraguas. Pero si es un salto de paradigma, no lo sé. Pienso que podría
ser en términos de que las emociones han tenido un gran impacto para influenciar en el campo así como hubo un
cambio de paradigma desde el conductismo o conductismo radical a la ciencia cognitiva. La revolución cognitiva,
pasó y arrasó íntegramente el campo de la psicología y de las disciplinas científicas, yo que creo que ahora hay una
revolución en la cual las emociones se están integrando. Varias revistas abordan el tema de las emociones, hay
un desarrollo muy reciente en este campo por un efecto que no existía antes. El impacto que tienen algunas de las
investigaciones sobre emociones puede ser una señal de esto. Así que pienso que sí, que el estudio de las emo-
ciones es una nueva perspectiva y muchos áreas en psicología, ciencias técnicas y nuevas ciencias integran esto.
Probablemente se pueda decir que, si Ud. se encuentra en el medio del cambio de paradigma, sea difícil verlo, pero
es posible hacerlo cuando esto haya pasado y podamos mirar para atrás.
C. P.: La última pregunta es la pregunta que Ud. ha escuchado una y otra vez en estos días y también en Chile.
Brevemente: ¿cuál es su idea sobre el futuro de la terapia cognitiva conductual?
S. H.: Creo que estamos en un punto en el cual debemos pensar cómo podemos clasificar individuos de una
manera que tenga sentido y esto es un cambio radical que está sucediendo en la psiquiatría en este momento y está
arrastrando a todo el campo. Si nosotros aceptamos lo que llamaría el último modelo de enfermedad y aceptamos
el DSM, logramos muy pocos progresos. Ud. no va a tener pacientes recuperados al 100% entendiéndolo desde
esta psicopatología o eventualmente con este conocimiento simplemente porque este paradigma está equivocado.
Simplemente porque ésta es una vieja simplificación. Fue útil para un período de tiempo donde necesitábamos
un lenguaje común para simplificar la complejidad del sufrimiento humano pero no capta la esencia de la psico-
patología. El DSM 5 de hecho, no es que sea muy impreciso, simplemente es un sistema incorrecto para clasificar
individuos. Necesitamos tener un sistema que sea relevante para el tratamiento y que nos permita identificar in-
dividuos que responderán a intervenciones específicas y luego desarrollar mecanismos e ideas sobre cómo estos
cambios ocurren. Quizá podamos prevenir que ocurran, identificar marcadores que puedan predecir cómo ocurren
ciertas cuestiones particulares. Así es como la ciencia progresa, no podemos seguir con este modelo médico de
enfermedad por mucho más tiempo. Pienso que es algo que muchas personas han notado. La TCC tienen mucho
para ofrecer, con TCC no quiero decir el modelo genérico simplificado pero hay varias TCC, modelos que postulan
diferentes psicopatologías. Hay un modelo de “worry”, hay un modelo relacional, hay un modelo de afecto posi-
tivo, de afecto negativo, etc. Esto no quiere decir que porque sea complicado no tiene sentido, porque sí lo tiene.
Así que necesitamos refinar estos modelos, intentar que coincidan con lo que les pasa a los individuos. Considero
que debemos entender los mecanismos de los tratamientos que funcionan para clientes específicos. Ustedes saben
por lo que están haciendo aquí en relación al proceso de admisión y al tratamiento, que es muy relevante, que no
pueden ser captados con facilidad por ningún tipo de sistema nosológico, es algo que sucede entre el terapeuta y
el cliente y predice las variables terapéuticas de los tratamientos exitosos. Como ven otra vez surge la complejidad
en el tema y nosotros necesitamos incorporarla para entender los procesos psicoterapéuticos y desarrollar algunas
ideas. Creo que el futuro de TCC es el futuro de la psicoterapia despegado de un modelo clásico psiquiátrico simple
hacia un modelo más integrado, quizá más complejo, pero más heurísticamente útil para el abordaje de nuestros
clientes.
C. P.: Muchas gracias por compartir sus inquietudes y los desafíos del campo.

REVISTA ARGENTINA
Vol. XXIV 2 AGOSTO 2015 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA

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