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J o rge

Vefazco

El nacionalismo musical mexicano

El espíritu nacional y los temas tradicionales, tanto en melodías National spirit and traditional themes are inevitably lound in
como —a veces— en tópicos, resultan de uso inevitable dentro del que- musical composition, both in melodies and sometimes in clichés.
hacer musical, como elementos e instituciones que necesariamente Composers are necessarily steeped in these elements and institu-
deben empapar a los compositores, inmersos sin remedio en un sis- tions, as they are irremediably immersed in a predetermined histori-
tema histórico, lingüístico y social determinado. Incluso sin la volun- cal, linguistic and social system. Even against the composer's will,
tad específica del autor, al igual que las actitudes nacionales, la temá- national subject matters, as with national attitudes, filler through in-
tica nacional se fibra en toda vida y obra, produciendo resultados to all aspects of life and work, producing results —as a consequence
—por acción inmediata o todavía por reacción en contra— que tiñen de of inmediate actions or reactions— which tinge all musical creation
una influencia nacional toda creación musical. with a national influence.

Quizá la mejor y la más clara especificación del espíritu nacional en el pasado, folklórico, medieval
nacionalismo musical ha sido entregada por Emilio o reciente, según la riqueza y antecedentes de cada
Casares en su cátedra, donde hace girar su esplén- país, y se busca en archivos, cancioneros o en el
dida definición del nacionalismo musical en tomo canto popular de recopilación inmediata; coincide
al fenómeno único e indiscutible de la intenciona- con frecuencia con problemas o situaciones extra-
lidad del compositor al abordar su filiación y su musicales, de carácter político usualmente, como
enfoque nacionalista en la creación de su obra. El en el caso de las revoluciones burguesas de 1848;
eje de su análisis es la intención del compositor conduce a una creación musical definida por su
nacionalista de realizar una música nacional, pro- fundamento en las peculiaridades idiomáticas,
pósito que surge de una compleja interacción de características de cada nación y lleva directo a la
diversos factores, entre los que sobresalen los que a producción de géneros importantes con texto de
continuación se mencionan: una conciencia musi- orientación patriótica o al menos con una evidente
cal del compositor y de los autores que le rodean, inspiración literaria en su contexto; representa un
de la que surge como consecuencia un pensa- claro intento invasor, tiene la finalidad exportadora
miento teórico, estético y reflexivo que afecta de proyectar esa música en las otras culturas, que
directamente tanto al ser como al quehacer de la resulta en un claro propósito de internacionaliza-
música; en esa conciencia participa cierto sentido ción.
de inferioridad artística o profesional frente a gran- El hecho de que los anteriores postulados pue-
des áreas o esquemas de la música provenientes de dan ser identificados como términos pedagógicos
países con gran avance y capacidad musicales, que de modo alguno altera su acierto y su claridad, que
incita para iniciar una especie de revuelta en la que permite la identificación clara e inmediata del tér-
se buscan como esquemas de funcionamiento mino y ámbito que nos ocupan. También vale la
(como definición de una personalidad artística pena recordar que más allá del claro enfoque de
propia y justificativa de la creación musical) las Casares, de las posiciones doctrinarias de los enci-
esencias patrias del arte musical; esta inquietud se clopedistas franceses y la proyección política de la
basa en la investigación musicológica del propio idea nacionalista luego de la guerra de indepen-

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Cuadernos de Música Iberoamericana. Volumen 6 , 1998

dencia de los Estados Unidos, el fundamento teó- en el eje cultural e histórico de Grecia y Roma— la
rico en la sistematización del concepto de naciona- música italiana, desde mucho antes de Leopoldo
lismo proviene de la economía y de las ideas de II, había ya civilizado a los bárbaros del norte, en
Friedrich Liszt (1789-1846), quien logró estable- época muy lejana del siglo XIX. La reacción poste-
cer la base doctrinaria para identificar y hacer rior en contra del gran compositor, pese a su limi-
aceptar la subordinación del individuo a la nación, tación y su brevedad históricas, puede ser com-
el papel de la última como intermediaria entre los prendida claramente con aquel principio de New-
individuos y el género humano y la esencia de la ton que describe la reacción que sigue a cualquier
unidad nacional como piedra fundamental del acción de igual intensidad y dirección pero en sen-
progreso y la libertad. El paso de la esfera econó- tido contrario, también aplicable a situaciones y
mica rumbo al arte no fue difícil para las ideas circunstancias colocadas fuera del estricto y prag-
nacionalistas, ya que aparte de su identificación mático campo de la mecánica.
con diversas in-quietudes básicas de la humani- México ha pasado por un ciclo cultural y anís-
dad, su correspondencia con los anhelos del tico similar al europeo pero más cercano en el
romanticismo y aún del Sturm und Drang era fácil e tiempo y un tanto comprimido en proporción a lo
inmediata para todo artista. que algo más de veinte siglos plantearon en las
La conciencia nacional y su natural resultado naciones del viejo continente. La historia musical
ideológico suelen surgir como una reacción quizá de los pueblos que habitaban el territorio nacional
natural en los países culturalmente subordinados a antes de la llegada de los espanoles es un misterio
las grandes naciones europeas, en diversas épocas casi absoluto. Se conocen los instrumentos que
de la historia y en muchas ocasiones como apari- usaban pero no se sabe una sola nota de su verda-
ción de una influencia concurrente para el desarro- dera música. De las posibilidades sonoras de aque-
llo de un proceso político, social y cultural necesa- llos instrumentos, tal y como ahora las conocemos
rio en la evolución de las naciones, muy claro en el y concebimos, no es posible deducir el uso musical
caso de los nacionalismos tardíos, caso en el que que les daban, así como del hecho de que para el
transcurre la historia y desarrollo del nacionalismo violín es factible lograr sonidos de movimiento
musical en México. Podemos afirmar quizá que continuo en el cambio de frecuencia, sin detenerse
Italia, en sentido propio y pese a los esfuerzos lom- en intervalos de medio tono, no sea posible con-
bardos en contra de la dominación militar austrí- cluir que su empleo general sea la producción de
aca, no tuvo jamás un nacionalismo musical de alta sonidos ululantes. Se supone que algunas de las
intensidad, careció de una posición estética doctri- comunidades indígenas que actualmente subsisten
naria y comprometida con el énfasis de sus rasgos conservan tradiciones musicales prehispánicas,
nacionales, tal vez a causa del hecho de que una pero resulta imposible ignorar el hecho de que
buena parte de las doctrinas militantes en el campo además del medio milenio de distancia entre sus
del nacionalismo musical tuvieron la más amplia remotos antepasados y los núcleos sobrevivientes
parte de su origen como una reacción en contra de (cuyo nivel de civilización era ya en la época de la
la posición dominante de la música italiana, podría Conquista inferior al de las culturas extintas), es
no ser preciso pero siempre resulta útil recordar imprescindible contar con la influencia europea
que todavía en esta época, el idioma básico de la que determinó la fisonomía de la cultura mexi-
música es la lengua italiana. El caso de Verdi nos cana. La destrucción de las espléndidas civilizacio-
ilustra muy claramente aquel uso de la música nes neolíticas prehispánicas nos arrebató el conoci-
como reactivo, catalizador y aglutinador político miento de su organización musical, ya que como
en contra del dominio extranjero (el de Austria en se ha dicho en varias instancias, la música es la
esta instancia) ya que —al igual que con lo sucedido más frágil de las estructuras culturales y es tan

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Jorge Velazco, "El nacionalismo musical mexicano"

dependiente de la tradición que jamás ha conse- imitación italiana la calca de Francia y Alemania,
guido sobrevivir intacta e incólume al periodo que pero ambas épocas sujetaron a los talentos que
le da origen. Esto sin contar con el punto esencial vivieron en ellas dentro de un cepo implacable que
de que su proceso de involución y degeneración, impidió una verdadera manifestación de lo que
en relación con aquellas naciones que les dieron podría llamarse con justicia música mexicana, esto
origen, ha sido continuo y determinante durante es, música cuyas instituciones y características sean
todo el tiempo en que la civilización europea se ha propia e innegablemente producto de la evolución
desarrollado en México. Ahora tenemos el inapre- cultural de México.
ciable medio de las grabaciones, que permitirá, A pesar de los elementos de originalidad que
según parece posible, la subsistencia del fenómeno aparecen dentro de la música escrita durante la
sonoro, pero ya que la música incluye como parte época virreinal con textos en lenguas indígenas,
de su ser el acto de percibirla, el fenómeno estético todo el enfoque sonoro y el esquema lógico es
que representa, en su integridad, habrá desapare- europeo y quizá el rasgo más original es precisa-
cido cuando hayan desaparecido aquéllos a quie- mente aquel uso de las lenguas autóctonas en la
nes ha sido destinada y la humanidad esté colo- creación musical, hecho más relacionado con la
cada en otro estrato evolutivo. La influencia de la necesidad de catequización que con la inquietud
tradición, de la cual dependen de modo absoluto por explorar nuevas formas musicales para la
no sólo las técnicas para la ejecución musical sino expresión artística.
el gusto y todo aquello esperado en la entrega de La evolución de la música en México sigue de
nuestra forma de arte, no sólo se requieren unos manera muy estrecha el camino general de la
pocos arios del discurrir histórico para introducir música europea, según lo prueban las obras con-
cambios en sus principales instituciones, usual- servadas en los archivos de diversas catedrales
mente de tal intensidad que las nuevas manifesta- mexicanas desde la polifonía del siglo XVI hasta el
ciones vuelven a las viejas imposibles de reconocer estilo italiano del siglo XVIII, pasando por el con-
y —en muchos casos— de gustar para quienes no trapunto característico de la transición del siglo
han conocido su fisonomía como parte de su for- XVII al siglo XVIII. Las obras antifonales del medio
mación y de su experiencia esencial. siglo XVII, algunas de muy espléndida factura,
La cultura de la era colonial, la época del hispa- como las piezas de López Capillas (c. 1615-1673)
nismo, importó las estructuras musicales europeas, que hay en el archivo de la catedral de México y las
transplantó a la Nueva España sus instituciones estupendas composiciones de Gutiérrez de Padilla
pedagógicas, interpretativas y creativas y aculturó (c. 1590-1664), preservadas en el acervo de la
al máximo a los indígenas en aquella magnífica tra- catedral de Puebla, son estrictos resultados de la
dición. La riqueza musical del Virreinato fue mag- técnica y la manera europeas, importadas a través
nífica y tan sólo debemos ver a los órganos que de los caminos españoles. No hay rastros claros o
subsistieron para contar con testigos insobomables importantes de actividad en el área de la música
de aquel impulso musical. Pero la época colonial, instrumental hasta el último tercio del siglo XVIII,
al igual que la independiente, adolece de una inca- cuando en el campo de la música sin voces apare-
pacidad que la vuelve intrascendente para el deve- cieron las academias del Palacio de Minería, primer
nir general de la música: sus instituciones son vestigio de conciertos formales de música para ins-
meras copias, más o menos afortunadas, de las ins- trumentos. La ópera hizo su aparición documen-
tituciones musicales europeas y carecen del vigor tada el diez de mayo de 1711, con el estreno de La
de las creaciones originales. El Virreinato hacía sus Parténope de Manuel de Zumaya (c. 1678-1756),
copias con los moldes proporcionados por España realizado en el palacio del trigésimoquinto virrey
e Italia, asó como el siglo XIX tardío incorporó a la de la Nueva España (1711-1716), don Fernando

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de Alencastre Noroña y Silva, duque de Linares y "...tenemos genios a propósito para que en América se
marqués de Valdefuentes (c. 1641-1717), pero reprodujeran los Jornelisisicl, Tartinis, DucecsIsici,
tuvo que aguardar hasta el siglo XIX para lograr la Aydmslsicl y tantos otros que han sido la admiración
de Italia y demas estados de la culta Europa... ¿Por
difusión y popularidad que alcanzó en México, que sus obras no pueden todavía ponerse al lado de
donde tuvo un relevante papel en la formación de los Mózareslsicl y BetóvenesIsicl? Porque no han con-
las expresiones nacionalistas más intensas que los siderado la música bajo su verdadero punto de vista, y
músicos mexicanos decidieron presentar a su porque lo han revestido de adornos góticos."
sociedad. Los villancicos en idioma náhuatl o
aquellos contemporáneos basados en textos de Sor A pesar de su inquietud nacionalista, éste y
Juana Inés de la Cruz (1648-1695) siguen siendo otros músicos mexicanos cultivaron su arte a la
españoles a pesar de toda su intención de formar manera europea. Se procedía por imitación y esto
una expresión propia de los habitantes del territo- fue quizá inevitable. Los instrumentos, intervalos,
rio mexicano. El pueblo buscó su deleite y su estructura social y civilización impusieron un
expresión en el xarabe, la Inquisición lo condenó y manto de absoluta dependencia ideológica y téc-
lo persiguió tanto como pudo pero no logró extir- nica y como fueron anteriores a las inquietudes
par esa forma musical de México, que podemos mexicanas de los músicos de la época de referen-
considerar de importancia extrema en virtud de su cia, tuvieron la indudable y cómoda ventaja de
posterior influencia, prestigio y cultivo por algunas haber empezado antes, lo cual otorga siempre un
de las mejores mentes de la música mexicana del ribete de superioridad que resultó en el caso de
siglo XIX. México tan cautivador como infranqueable. El vino
La independencia política de México trajo francés tiene la etiqueta de ser el mejor del mundo
como lógica consecuencia musical la intensifica- a causa de haber sido el modelo al que todos los
ción de las intenciones nacionalistas y de los ele- demás han aspirado. Al margen y con independen-
mentos nacionales. No hay noticias de orquesatas cia de la gran calidad que tiene y sin cosiderar tam-
sino hasta el final del siglo XIX y el mundo de la poco la formidable perfección de los caldos produ-
música en México se partió con una dicotomía que cidos por otros grandes países mediterráneos, nada
pareció intentar la exclusión mutua de sus dos importa que se logre alcanzar e incluso superar al
componentes. El universo de la ópera, producto modelo, siempre que se intente seguir por el
principalmente de la influencia italiana, tuvo el camino marcado por un ideal en concreto, los
aspecto de sufrir de un irreconciliable divorcio de resultados tendrán que ser necesariamente la imi-
la música para piano, a pesar de que ambos esque- tación, de carácter menos genuino y efectivo que
mas compartieron profesionales de la música y en los originales. Esta situación apareció con diáfana
realidad se retroalimentaron el uno al otro y la vida claridad en la música que los mexicanos realizaron
musical del teatro no sólo estimuló y definió al en este periodo. Pero en su intención imitativa, sin
salón y sus múltiples manifestaciones musicales embargo, estaban ya presentes de modo impor-
sino que también resultó ser dependiente del tante los anhelos nacionalistas y la meta de inde-
mismo. Mariano de Elizaga (1786-1842) es el pri- pendencia del ejemplo que hasta entonces era el
mer músico mexicano que parece preocuparse por amo absoluto de la música en México. Los compo-
la fisonomía de la música nacional y define como sitores mexicanos cultivaron tópicos o incluso
eje de los problemas profesionales mexicanos a la meros títulos que tendían a la formación de una
débil base pedagógica que impide una floración música nacional, con la intención de hacerla origi-
del talento en México. En el prólogo a sus Elemen- nal y diversa del modelo europeo, por más que sus
tos de Música (1823), nos dice: resultados nacionalistas hayan sido extremada-
mente cortos y parciales. José Antonio Gómez
(1805-1870) compuso un jarabe de intención vir-

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Jorge Velazco, "El nacionalismo musical mexicano"

tuosa, con el mejor énfasis en lograr una síntesis cano eran estrictas copias de modelos italianos.
mexicana de la música que conocía y cultivaba. Esta situación engendró una curiosa xenofobia
Tomás León (1826-1893) presentó su Jarabe nacio- musical expresada en la tercera generación de
nal siguiendo los pasos de Gómes y con la mejor compositores mexicanos, de la cual Ricardo Castro
intención de mejorar y aumentar la posición nacio- (1864-1907) fue sin duda el más destacado de sus
nalista de su predecesor. Joaquín Beristáin (1817- exponentes, quienes decidieron denunciar al italia-
1839) murió demasiado joven para poder aplicar nismo como enemigo de la música mexicana y rei-
su talento y trabajo a la búsqueda nacionalista pero vindicar los fueros del arte nacional mediante la
tuvo —como todos sus compañeros— la imagen imitación de otros modelos extranjeros, esta vez
clara de hallar una expresión musical propia, defi- importados de Francia, Rusia y Alemania. "Mi
nida y quizá exclusiva de México. Cenobio Pania- modelo extranjero es mejor que el tuyo" pudo
gua (1821-1882), autor de transición profesional, haber sido su lema y de sus actitudes surgieron
básicamente un compositor de ópera, planteó un óperas de temática mexicana con libretos en fran-
seguimiento estricto del modelo italiano en ópera cés y todo un mundo cuyo nacionalismo se bus-
(como toda su época lo quiso) y compuso Catalina caba negando el modelo italiano y adoptando cual-
di Guisa (1859), que pretendía ser el modelo de la quier otro parangón europeo que fuera del gusto,
segunda generación de compositores mexicanos. admiración o respeto del autor.
Luis Baca (1826-1855), completamente aculturado La segunda ley de Newton hizo su aparición
por la expresión francesa gracias a sus arios en usual en el mundo musical de México y todo el
París, se acercó en intención a Melesio Morales movimiento y afán operático condicionó el surgi-
(1867-1910), interesantísimo autor de Ildegonda miento de varias generaciones de virtuosos del
(1865), ópera mexicanoide compuesta —natural- piano, uno de los cuales —Ricardo Castro— logró el
mente— dentro de un estilo tan italiano que le dio a punto ideal en su época para el equilibrio entre la
su creador un importante triunfo en Florencia en ópera y el piano, entre la escena y el salón, que
1868. Morales tenía una vena experimental muy pudo sintetizar admirablemente. Los virtuosos del
grande y compuso una obra instrumental en la que piano llegaron mucho más lejos que los composi-
solicitó sonidos de locomotora para integrar su tores operáticos en el camino del nacionalismo del
exposición artística, pero este humor musical no le siglo XIX. Tomás León, Julio Ituarte (1845-1905),
llevó por el camino de la independencia estética o Felipe Villanueva (1863-1893) y Ricardo Castro,
del cambio de la ideología musical hacia el nacio- formaron al parénquima del nacionalismo musical
nalismo. mexicano. Todos escribieron obras con temas fol-
El pivote fue Aniceto Ortega (1825-1910), klóricos o títulos nacionalistas o ambas cosas, si
médico aficionado a la composición musical, que bien hubo piezas que resultaron más influyentes y
invadió ambos campos musicales del piano y la de una intención y alcance nacionalistas más claros
ópera con sus creaciones de corte nacionalista: su que otras, a pesar de que todavía son obras con un
Marcha Republicana, su Marcha Zaragoza, su Vals- corte y sistema expresivo europeo en el cual se
jarabe para piano y su ópera Guatimozin (1871), logran exponer temas y una temática mexicana. En
primer drama lírico poseedor de un tema mexi- 1841, José Antonio Gómez compuso sus Variacio-
cano que se ocupó de presentar a la ópera desde nes sobre el tema del jarabe; los Ecos de México, de
un principio de perspectiva nacionalista. Con los 1880, escritos por Julio Ituarte, fueron el otro
temas musicales mexicanos y la ópera de tópicos punto de apoyo del incipiente mexicanismo musi-
mexicanos se llegó a una situación muy curiosa. cal y el clímax de la expresión virtuosística en el
Pese a los títulos y muchas de sus intenciones, piano del nacionalismo mexicano del siglo XIX
las óperas de los autores del medio siglo XIX mexi- fueron los Aires nacionales mexicanos de Ricardo

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Castro, escritos en 1889 como una hipertrofia téc- cano todas las óperas importantes, todas las nove-
nica, instrumental y armónica de las actitudes pre- dades; de suyo, el repertorio de ópera que se ponía
vias de ltuarte y Gómez. Con estas cumbres de en México en el siglo XIX era muchísimo más
dificultad, donde se daban cita y conversación completo, innovador e interesante del que apareció
Liszt y casi todos los virtuosos europeos hoy olvi- en el siglo XX, época en la que se siguieron presen-
dados del siglo XIX, la escuela mexicana del piano tando las obras de los mismos autores del siglo
alcanzó el punto máximo de su medida en la bri- anterior, sólo que dentro de un espectro muchí-
llantez y el esplendor mecánico y digital con que simo más limitado, y desaparecieron tanto piezas
sus autores quisieron caracterizar a su país. Hoy como autores de muy elevado interés, que habían
los oímos como música europea si bien sus com- sido comunes en el siglo XIX. Incluso la colosal
positores y seguidores coetáneos los expusieron y amputación que se padece ahora en México res-
los escucharon como la perfecta expresión mexi- pecto de los estrenos de las óperas nuevas que
cana de su sociedad y de su tiempo. constantemente se producen dentro del ámbito de
La ópera, sin embargo, no cesó de interesar a los teatros europeos, era una situación que resul-
los mexicanos, con inclusión de los pianistas com- taba inversa en el siglo XIX, cuando las novedades
positores de alto virtuosismo y la reacción en con- llegaban a México pronto y al parecer se presenta-
tra del nacionalismo italianizante, que llevó a la ban bien. El siglo XIX abundó en ópera de muchos
guerra santa contra la ópera en favor de la música autores mexicanos y también tuvo constantes ofer-
instrumental, siguió produciendo interesantes re- tas de obras de Rossini, García, Verdi, Bellini,
sultados. Aquella sociedad mexicana estaba chi- Donizetti y Auber, representados por muchas ópe-
flada por la ópera. En 1805 se presentó en México ras nuevas de los mencionados —y otros— composi-
El filósofo burlado de Cimarosa y a partir de aquel tores. Las obras de Meyerbeer llegaron de manera
momento no dejan de ofrecerse al público mexi- muy parcial por las necesidades técnicas y finan-

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Jorge Velazco, "El nacionalismo musical mexicano"

cieras de la Grand Ópera que casi no eran practica- de Mendelssohn. Julián Carrillo (1875-1965) com-
bles fuera de muy contados teatros y ciudades puso su mexicanísima suite Los naranjos, antes de
europeas. El reflejo escénico de la ópera, la zar- ocupar su enorme talento en la invención de un
zuela, fue un elemento capital en las aficiones de la mundo sonoro que no existió sino en los anhelos
sociedad mexicana del siglo XIX, además de cons- de su imaginación y su idealismo.
tituir parte de la perenne presencia española que Carrillo, empero, fue una fuerza profesional
forma zona capital en la esencia misma de la nacio- enorme del entresiglo mexicano del XIX y XX, que
nalidad mexicana. De todos estos arios de ópera, con su enseñanza teórica y su actividad como
del caldo de cultivo del teatro, surgieron todos los director de orquesta y pedagogo puso las bases del
músicos para las orquestas del final del siglo XIX y medio profesional del siglo XX y fue factor coadyu-
principio del XX; de la guerra del salón versus la vante para la existencia profesional de uno de los
escena se produjo el concierto instrumental, de dos autores nacionalistas más trascendentes de
piano en un principio y sinfónico después, que dio México: Manuel María Ponce (1882-1948). Este
una gran parte de la posterior fisonomía del nacio- importante compositor principió su carrera estética
nalismo musical de México. No deja de ser curioso como un músico de acendrado espíritu conserva-
el que la más acusada proyección musical naciona- dor, a quien Bossi rechazó por retrógrado y atra-
lista, el himno nacional mexicano, se haya vincu- sado. Tenía empero, un genio verdaderamente
lado en principio a un virtuoso y compositor artístico y musical singular y de gran alcance y fue
belga, Henri Herz (1803-1908), quien escribió capaz de lograr un desarrollo reservado para muy
varios intentos de himno nacional que nunca cua- pocos músicos; aquel de la evolución y el perfec-
jaron en el corazón de los mexicanos y que se cionamiento constantes. La política lo llevó a
tenga un Himno Nacional, actual y oficial, con Cuba, Nueva York, Italia y Berlín, donde fue
música escrita en el siglo XIX por Jaime Nunó alumno del Conservatorio Stern, en la clase de
(1824-1908), un compositor español que creó la Martin Krause. Arios después, volvió a París
máxima y más general expresión oficial, social y cuando ya era un compositor profesional, con el
musical del nacionalismo mexicano. También objeto de revisar muy a fondo su técnica bajo la
hubo un estrato peculiar del nacionalismo mexi- guía de Paul Dukas. Ponce realizó una labor genial
cano en la obra pianística escrita por Ernesto Elor- en el campo de la canción mexicana, que definió y
duy (1855-1913), quien víctima de la fascinante estabilizó mediante una serie de composiciones y
musa del orientalismo francés, compuso una serie armonizaciones que van ya para el siglo de vigo-
de danzas para piano que son mexicanas pese a su rosa existencia profesional. Quizá sea preciso men-
intención y base de traer a México las impresiones cionar el hecho de que su más famosa canción,
y el espíritu que se manejaban en Europa en rela- Estrellita (1912), es un ente del más claro y per-
ción con las metáforas que del Oriente Medio se fecto nacionalismo, original del autor y mexicana
hacían en su época. de cabo a rabo, perfecta expresión de su tiempo y
En este punto profesional, es preciso hacer una su sociedad, que buscaba para la vida, la música y
referencia breve a un compositor que principió el arte, una intención que Ponce fue capaz de plas-
mexicanista y quien decidió —luego de un breve mar perfectamente con su obra. Ponce modernizó
periodo de sinfonismo inspirado en la escuela de su lenguaje sin interrupción a partir de 1925 y
Leipzig— dedicarse a la experimentación con los luego de sus retraídas obras juveniles accedió al
microintervalos (los cuales pensó que había descu- enfoque politonal sin sacrificar su sistema estético
bierto), siempre siguiendo la sintaxis y base armó- de construcción vertical y escribió piezas como en
nica de un enfoque importante del sincronismo Concierto para violín (1943), donde incluso una cita
alemán expresado en la escuela musical y artística de la famosísima Estrellita se asoma por una ven-

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Cuadernos de Müsira Ibenumericana. Volumen ó, 1998

tana que tiene toda la modernidad otorgada por su Chávez se apropió de la bandera nacionalista, con
época en el terreno estético y toda la claridad y luci- ayuda de los políticos mexicanos que administraban
dez que caracteriza su pensamiento musical, de prin- las actividades del Estado mexicano en el campo de
cipio a fin. Otra efusión nacionalista de Ponce fue su la educación y la cultura y logró volver al naciona-
importante obra para la guitarra, escrita con la colo- lismo (interpretado y definido por él), la música oh-
sal asesoría instrumental de Andrés Segovia, que pro- cial del gobierno mexicano, en la que se gastaba una
dujo resultados formidables, cada día más apreciados inmensa proporción de los recursos destinados a los
en el mundo entero. De suyo, es la música de Ponce fines culturales. Con el uso de una extensa y bien
la que recibe un mayor número de interpretaciones diferenciada demagogia y un claro tinte de izquierda
fuera de México entre todos los compositores mexi- pese a su aparentemente muy burgués enfoque de la
canos. Tanto el Concierto del Sur (1841) como las vida personal, la música mexicana se definió como la
sonatas y piezas solistas representan —junto con el posición del nacionalismo de carácter oficial, con
resto de la obra de Ponce— un nacionalismo claro y, temas y tópicos obligatorios y con manifestaciones
en realidad, a ultranza. Sus estudios acerca del fol-
prohibidas. Chávez decidió evidentemente arrojar
klore musical mexicano, investigación hecha según
por la borda todo el pasado musical mexicano y
el estilo y las posibilidades de la época en que fue
romper con la obra de todo compositor ajeno a sí
realizada, expresados en diversos escritos y publica-
ciones, fueron parte de la firme base que le permitió mismo, pero la contradicción de su obra creativa y
concentrar el espíritu nacionalista de la música mexi- administrativa, consecutiva de una posición de tan
cana de un modo singular. absurdo carácter, era patente si pensamos en que un
Es alrededor de Ponce que aparece Carlos Chávez político de tan marcada yankofilia no podía mante-
(1899-1978), uno de los más importantes composi- ner legítimamente su vinculación con la izquierda
tores del nacionalismo mexicano. Chávez decidió comunista militante y aguerrida.
alejarse del tradicional vínculo del músico mexicano
con Europa después de su primera experiencia pro-
fesional en Alemania. Pese a que Bote und Bock
editó una versión hecha por él de Las mañanitas (con
el título de Laube, bastante nacionalista, por cierto),
hubo mil barreras que —obviamente— no se sintió
capaz de vencer; entre otras, podríamos mencionar
el problema de la lengua y el hecho de que carecía de
material para vender en el mundo musical europeo,
ya que todavía no comenzaba siquiera su carrera
como director de orquesta, su obra de compositor
era incipiente y desconocida y carecía por completo
de capacidades concertísticas en su instrumento
principal, el piano, por lo cual carecía de la más
mínima posibilidad para ganarse la vida, fuera del
oficio tan ingrato de copista o de otras actividades
igualmente agotadoras y muy mal remuneradas. Así
es que Chávez volvió sus ojos a los Estados Unidos y
se incorporó al universo profesional norteamericano
desde su juventud. También se volcó en la bandera
del nacionalismo y del juego político en la música.

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Jorge Velazco, "El nacionalismo musical mexicano"

Chávez sacó todo tipo de banderas ideológicas, director en los Estados Unidos. Mientras le fue
se apropió de la música de los indios mexicanos posible, casi hasta el fin de sus días tuvo un aparta-
(esa de la que no se conoce una sola nota) para mento vecino al Central Park de Nueva York, en
crear su obra de compositor y el fundamento un costoso edificio que nada tenía de proletario.
sonoro e ideológico del medio profesional y admi- También se dedicó a componer con ahínco. De
nistrativo de la música oficial mexicana. Se autode- su música las obras más interesantes y novedosas
finiö como artista revolucionario y nacionalista y el son la Sinfonía india (1936), HP (1926-1926) y la
vigor y terquedad de su personalidad le permitie- Toccata (1942); en menor grado deben mencio-
ron crear a su alrededor todo un mundo profesio- narse El fuego nuevo (1921-1928) y Los cuatro soles
nal que culminó con la institucionalización de (1925). De todo ello sobrevive la Sinfonía india y en
parte de sus ideas musicales en la fundación del mucho menor grado Chapultepec (1935), obra pre-
Instituto Nacional de Bellas Artes en 1947. En sentada primero con el título de Obertura republi-
1934 afirmó que "la música no existe todavía en cana, además de la Toccata (que mantienen viva
México", se dedicó afanosamente a epater le bou rgois diversos grupos de percusionistas). Lo demás está
y se lanzó en contra de la obra de Chopin (quizá por el momento enterrado en el silencio, quizá —en
jamás le preocupó el fabuloso alcance armónico de parte— por la fealdad y aridez que terminó por
las ideas musicales de Chopin, por no hablar del desarrollar en su música mediante la rígida e
resto de las características estéticas de aquella obra implacable aplicación de un postulado ideológico
singular). También declaró que la música era un que desarrolló a lo largo de varios arios: el princi-
"arma de la lucha de clases" y el que más bien tenía pio de la no repetición. Chávez fundó la Orquesta
en mente trabajar como político musical puede Sinfónica de México, que fue un pilar fundamental
verse con claridad en una declaración que proviene —como lo fueron su propia obra y trabajo adminis-
de la misma época, la cual propugna por el retorno trativo— en el desarrollo del nacionalismo musical
a los gustos no estragados del pueblo, por un "arte mexicano. La evolución estética de Chávez lo llevó
vigoroso que surgiera del pueblo y volviera al pueblo", a un callejón creativo sin salida, o quizá simple-
mente se salió del esquema de venta del naciona-
pese a que su actitud artística y musical era de lo lismo mexicano y de la música de los aztecas, que
más elitista y antipopular posible, sobre todo en su fue la base de su carrera profesional en los Estados
actividad en los Estados Unidos, la más completa e Unidos.
importante de su esfera laboral. El eterno péndulo Al margen del valor intrínseco de su labor, Chá-
de la vida política mexicana del siglo XIX, osci- vez usó los recursos administrativos y financieros
lando entre liberales y conservadores, transplan- del Estado en provecho propio y del grupo que
tando a la música nacionalista mexicana oficial en formó a su alrededor y que patrocinaba con exclu-
el siglo XX con el vaivén entre la izquierda y la sión de los demás. Al margen de las inevitables y
derecha, terminó por eliminar a Chávez de la vida muy importantes afinidades personales, cerró el
profesional de modo algo ruidoso y tajante. Se paso a muchos músicos, intentó aislar profesional-
antoja un tanto falso que un músico cuya expre- mente a tres músicos mexicanos de gran importan-
sión pública sea de tal naturaleza que declare tener cia por la vía del silencio y la indiferencia (Ponce,
como guías vitales a Lenin y a las obras de Albert Carrillo y Revueltas) y junto con el bien que hizo
Petrovich Pinkevich, viva con lujo en Nueva York, también hizo mucho darlo con su postura tajante
sea miembro de la American Society of Composers, que decidía ignorar todo aquello que no se confor-
Authors and Publishers, busque la edición de sus maba estrictamente con sus planes, metas e intere-
obras a través de Belwyn Mills o G. Schirmer y pro- ses profesionales. México vive aún la dicotomía
mueva intensamente su carrera como compositor y profesional inventada por Chávez, de negar lo an-

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Cuadernos de Música Iberoamericana. Volumen 6 , 1998

tutor a él y no dar voz sino a quienes son sus artista ya que se trata de un músico muerto, que
seguidores. no puede hacer ni corresponder favores. Su música
Hasta hoy, el punto máximo del nacionalismo no se capta con facilidad, quizá por su extrema
musical mexicano es la obra de Silvestre Revueltas complejidad y notable originalidad. Un termino
(1899-1940), quien logró captar muchas institu- usado para caracterizarla, el de "realismo mestizo",
ciones musicales de México y recrear procedimien- en obvia relación con el realismo socialista y con la
tos típicos de la música popular más auténtica, en información, posición intelectual y las posibilida-
vez de acudir simplemente a citas de temas o al des comparativas de quien acuñó dicho mote,
uso directo de canciones conocidas. Revueltas fue resulta ser de lo más infortunado, ya que no se
un artista lleno de imaginación, originalidad, puede medir a un artista de gran talla con clasifica-
fuerza lógica, coherencia musical y —además— ción ideológica alguna. Revueltas es una clase por
genuina y rabiosamente mexicano. Esa furia nacio- sí mismo y la única posible clasificación de su
nalista no venía de la convicción ni de la ideología, música es que se trata de la suya propia.
parecía que se trataba únicamente de su naturaleza Algunos de los compositores silenciados profe-
original, de su modo de ser. Su inclinación hacia la sionalmente por Chávez fueron José Rolón,
izquierda era indudablemente sincera, su afecto Arnulfo Miramontes, José E Vásquez, Alfonso de
por la República Española fue auténtico y su pos- Elías, Rafael J. Tello , Antonio Gomezanda y Mi-
tura expuesta como "en mis obras... he tratado de guel Bernal Jiménez, todos ellos fueron creyentes y
expresar el espíritu del pueblo de mi país" parece —por practicantes, cada uno a su manera, del naciona-
su vida y obra— de la más estricta verdad. Revueltas lismo y del mexicanismo en la música.
compuso toda su importantísima obra orquestal en El que las actividades de los autores menciona-
un periodo de diez anos, en el cual surgieron dos no hayan tenido la repercusión que merecían
Cuauhriáhuac (1930), Planos (1934), Itinerarios en las esferas oficiales de la música nacionalista de
(1934), Cinco canciones para niflos (1938), Home- México implica una grave limitación en las posibi-
naje a Federico García Lorca (1936)., Janitzio (1936, lidades artísticas y profesionales del país. José
con dos versiones) 8 x radio (1933) y la incompa- Rolón (1884-1945) nos muestra un perfil naciona-
rable Sensemayá (cuya primera versión data de lista de gran pureza. Su extracción social muestra
1938). Parte de la música que compuso para diver- la convergencia de muchos factores sociales del
sas películas se toca en concierto en arreglos más puro componente mexicano en su formación
hechos por Erich Kleiber (1890-1956) y otras per- básica; la mezcla europea que principió quizá con
sonas: La noche de los mayas (1939) y Redes (1935) su juvenil debut como director de Los diamantes de
son las más usuales en este campo. Su obra está la corona de Francisco Asenjo Barbieri (1823-
muy descuidada y urge una edición musicológica 1894) y se completó con la influencia de sus maes-
que se atenga estrictamente a los originales y tros en París, Nadia Boulanger (1887-1979), Paul
pueda purgar los muchos errores que contienen las Dukas (1865-1935) y Moritz Moszkowski (1854-
actuales ediciones comerciales de su música. 1925), confluyó para la obtención de un músico
Revueltas, quien principió su carrera con la bendi- cuya originalidad estaba proporcionada con su
ción de Chávez, terminó por chocar con éste, habilidad profesional y capaz de lograr síntesis
quien —al parecer— chocó en contra de todos los estéticas de primera clase como Zapotian (1895), El
músicos de su generación y los anteriores que festín de los enanos (1925), Danzas indígenas jalis-
tuvieron un gran talento. Su música representa el cienses (1928), Escenas mexicanas (c. 1930) o
polo profesional opuesto a la de Chávez; gusta, se Cuauhtémoc (1929). Su obra no tuvo, ni ha tenido,
le respeta y se toca frecuentemente, dentro y fuera la proyección que merece y que la estructura profe-
de México, factor de importancia en el juicio del sional de la música mexicana requiere.

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Jorge Velazco, "El nacionalismo musical mexicano"

Arnulfo Miramontes (1881-1960) proviene de del extravío —quizá definitivo— de la partitura


un crisol que contiene las ricas tradiciones mexica- manuscrita del autor, que condiciona la extinción
nistas del centro del país y la rígida disciplina de la más importante obra mexicana del siglo XIX,
musical prusiana, que tomó de Martín Krause ya que jamás alcanzó el favor de una edición.
(1953-1918) y Alexander von Fielitz (1860-1930). Alfonso de Elías (1902-1984) fue alumno de
La notable obra de Miramontes, importante punto Gustavo E. Campa (1863-1934) y Rafael J. Tello y
de contacto del rigor europeo y la expresión nacio- tanto sus estudios como su acción profesional
nalista, fue sepultada en la indiferencia oficial de la tuvieron lugar en el ámbito mexicano. Su interés
escuela de Chávez ante los compositores que no por la música nacionalista mexicana está clara y
formaban parte de la camarilla presupuestal. A debidamente plasmado en obras como Variaciones
pesar del marco de la tradición europea que selló sobre un tema mexicano (1927), Leyenda mística del
su lenguaje, no hay duda del origen e intención de callejón del Ave María (1930), Cacahuampilpa
las óperas Cihuatl (1922-1939) y Anáhuac (1918), (1940) o Tlalmanalco (1936).
ni de La leyenda de los volcanes (c. 1921), la Suite Rafael J. Tello (1872-1945) era quizá dema-
sinfónica mexicana (1917), el Cuarteto histórico siado cercano al régimen de Porfirio Díaz para el
mexicano (1939) o el Ballet azteca (c. 1949). gusto de la posición oficial del nacionalismo mexi-
José Francisco Vásquez (1896-1961) , también cano de corte gubernamental, que necesitaba
producto social del área tapatia de Rolón y Mira- demostrar al patriota y honesto dictador con el
montes, fue alumno de Julián Carrillo y recibió un probable fin político adicional de distraer un poco
premio de manos de Porfirio Díaz (1896-1961), a sus gobernados para que no pusiera atención en
razones al parecer suficientes para obtener el dere- el sistema cleptocrático instaurado por los regíme-
cho a la congelación profesional por parte de Chá- nes emanados de la revolución. Tello se formó por
vez y su grupo. Su culta y bien acabada música, de completo en México, en las clases de Julio Ituarte y
inquietud nacionalista pero tamizada por los ecos Ricardo Castro, y su interés y entusiasmo por la
de las voces creadoras de Ricardo Castro y Ernesto expresión nacional de México alcanzó cúspides de
Elorduy en cuanto a su relación con esferas muy gran elevación. Al igual que la obra de Rolón, su
concretas de la vida mexicana, no sólo fue total- música mereció un interés de corte cosmético por
mente ignorada por la escuela oficial, sino que parte de la esfera oficial representada por Chávez y
puede actualmente considerarse perdida. Vásquez se le dejó morir en el interés del público de un
fue un importante promotor de la música mexi- modo implacable. La ópera Nicolás Bravo (1910),
cana, sobre todo de la obra de los autores que no Tríptico mexicano (1939) y Patria heróica (1929)
comulgaban con Chávez, y su actividad en ese —entre muchas otras— han quedado como pasto de
campo alcanzó niveles misionales. Vásquez omitió bibliófilos pero no alcanzaron a entrar en la tradi-
la referencia nacionalista directa en los títulos de ción mexicanista sintética de Chávez que decidió
sus obras y su orientación estética no estaba muy comenzar en el ario cero de la historia y definir a la
lejana del espíritu de Massenet con toques cerca- música mexicana exclusivamente a partir de sus
nos a Debussy; sin embargo, los temas mexicanos propias obras, motejando a todo lo anterior de
empapan sus composiciones, como se puede ver anquilosado y decadente, indigno de la menor
en la ópera Citlali (1922) y en Tres acuarelas atención social.
(1929), las diversas colecciones de Lieder para Antonio Gomezanda (1894-1961) fue quizá el
canto y orquesta (1929, 1930, 1932, 1934, 1939 y más entusiasta de los autores nacionalistas que sur-
1960) y las cinco series de Impresiones para piano gieron del área jalisciense. Pianista de gran brillo,
(c. 1920-1927). La última representación de sus estudios y conciertos en Europa matizaron de
Atzimba de Castro fue dirigida por Vásquez, antes un bello modo su inclinación casi feroz hacia el

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Cuadernos de Musna Iberoamericana. Volumen (-) , 1998

folklore ranchero de Jalisco y su fe artística en los escuela oficial del nacionalismo mexicano y su
méritos musicales de la zona de su nacimiento, casi capacidad le dio diversas rutas de salida del ostra-
tan vigorosa y profunda como su fe religiosa, con- cismo profesional contra quienes no eran creyentes
dicionó de modo determinante su estética y su en la verdadera fe mexicana del ayatolá Chávez,
expresión musical. A pesar de su competencia pro- pero el impulso negativo producido por ese desin-
fesional, Gomezanda no pudo participar jamás de terés oficial ha seguido afectando la difusión de su
la esfera oficial de Chávez, ni siquiera corno instru- música.
mentalista, y obras como sus Danzas mexicanas Todos estos autores vivieron la censura e
(1947), Fantasía mexicana (1923), Xiuhtzitz quilo incluso la hipocresía del chavismo y vieron afecta-
(1928), Ópera ranchera (1943-1945) y la represen- das negativamente sus posibilidades profesionales,
tación en términos musicales de su fervor jalis- en su propio país, de un modo trascendente. La
ciense, su fe nacionalista y su amor por México: lista no es ni completa ni exhaustiva, pero repre-
Lagos (1956), luchan por salir del olvido en que la senta quizá a los compositores nacionalistas más
esfera oficial los relegó. importantes que no alcanzaron a entrar en las
Miguel Bernal Jiménez (1910-1956) fue uno de nóminas artísticas preparadas por Carlos Chävez a
los más grandes talentos de la música mexicana y causa de su falta de afiliación política y personal
su obra representa una peculiar intersección —muy con el gran tlatoani del nacionalismo mexicano
hispánica, por otra parte— de la inquietud naciona- mantenido por el Estado. Quizá podría también
lista, la fe religiosa basada en el más profundo res- ser considerado el hecho de que todos estos auto-
peto por la iglesia católica y la comunicación admi- res, católicos devotos de profundas convicciones
nistrativa con España. Bernal se perfeccionó en el religiosas, podrían haber hallado poco agradable
Instituto Pontificio de Música Sacra de Roma, colaborar con un músico al que quizá considera-
donde fue alumno de Raffaele Casimiri (1880- ban un antirreverente, un comunista enemigo de la
1943), Lincino Refice (1883-1954) y Paolo Ferreti Iglesia Católica. Este factor puede haber tenido
(1866-1938), entre otras luminarias de la música algún peso en su juicio acerca de Chávez, pero el
eclesiástica y litúrgica. La capacidad de Bernal caso es que la carga de la prueba pertenece a la
como compositor y organista fue singular. Su ori- escuela oficial de Carlos Chávez y su postura como
gen michoacano, su nacionalismo anclado en la canalizador de los dineros oficiales en la promo-
sociedad colonial de tan grande cercanía en el ción de la música nacional mexicana que le obli-
plano arquitectónico de su tierra natal y su expe- gaba de modo determinante a contar con todos
riencia europea dieron obras como Cuarteto virrei- estos autores, incluso en contra de la voluntad de
na! (1937), Navidad en Patzcuaro (1943), Michoa- los mismos.
cán (1940), Sinfonía Hidalgo (1953), Sinfonía Las secuelas del nacionalismo de Chávez fueron
México (1946), Noche en Morelia (1941), Tingam- plurales y las áreas más importantes están ocupa-
bato (1943), la ópera Tata Vasco (1940-1941), das por José Pablo Moncayo (1912-1958), Blas
Navidad en tierra azteca (1953), La virgen que forjó Galindo (1910-1993), Daniel Ayala (1908-1975) y
una patria (1942), Noche mexicana (1940) y Tres Salvador Contreras (1910-1982). Candelario Hui-
cartas de México (1949) en las que su cultura zar (1883-1971) ocupa un lugar especial pues el
parece diluir una postura nacionalista más agreste principio de su obra nacionalista es contemporá-
y salvaje que otras, pero en las que brilla por nea de las de Chávez y Revueltas, pero su actividad
doquier la relación con México y el amor por la llegó un poco más allá, en tiempo y terquedad
sociedad e historia mexicanas. estética, que la de algunos de los autores de la
Al igual que con el caso de Ponce, Bernal era un escuela ( o quizá debiéramos decir el régimen polí-
talento demasiado grande para ser ahogado por la tico?) de Chávez. Además, pese a su asociación

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Jorge Velazco, "El nacionalismo musical mexicano"

profesional con Chávez, no puede ser considerado nacionalistas y eliminación del nacionalismo como
estrictamente como un autor afiliado a su pensa- actitud consciente y militante. Tanto Manuel Enrí-
miento. Compartían la inquietud nacionalista de quez (1926-1994) como Mario Lavista (1943) son
raíz supuesta o realmente indígena (según el caso) dos artistas cuya obra tiene la fuerte base del nacio-
pero no hubo liga o comunidad musical, artística o nalismo mexicano, esta vez en profunda y avan-
estética en las respectivas obras de cada uno. Quizá zada expresión, ya decantada de todo reflejo de la
Huizar fue un compositor cuya originalidad nacio- vieja escuela pero todavía vinculada con la historia
nalista superó a los miembros de la escuela de y la sociedad que la produce. Quizá es posible dife-
Chávez, pese a que la pobreza de su expresión sin- renciar al músico, al artista, del filósofo, el pensa-
fónica le haya dejado un poco desvalido frente a dor, el inquisidor al estilo de Cage, que plantea
orquestadores más hábiles y compositores más (pero nunca se plantea) tesis y soluciones no nece-
pulidos. En cualquier caso, todos ellos son ya parte sariamente dirigidas a vivir dentro de aquello que
de lo que se conoce y acepta como el nacionalismo reconocemos como música. En tal sentido, la posi-
mexicano ya definido y desarrollado, todos ellos ción general y algunos postulados de los modernos
son mexicanistas y nacionalistas, por diversos compositores mexicanos resultan ajenos a las ideas
caminos pero dentro de la sombra profesional y nacionalistas, pero hay muchos otros que son clara
política de Chávez. En algunos hay únicamente expresión de las mismas. Tanto Aura (1987-1988)
nuevos estilos de imitación; la música de Moncayo, de Lavista, una ópera basada en una novela del
en general, suena como un Copland con toques de escritor mexicano Carlos Fuentes (1928), cantada
Bernstein y tintes de Chávez. en español, o mejor dicho en mexicano, como sus
La fosilización y decadencia del movimiento obras con textos de Rubén Bonifaz Nurio (1923),
nacionalista mexicano subraya la obra singular, Jorge Luis Borges (1899-1986), Alvaro Mutis
creativa y pedagógica, de Rodolfo Halfter (1900- (1923) y Octavio Paz (1914-1998) no pueden ser
1987), quien llegó a México en 1939 y quien fue más mexicanas, pese a que ya no aparezca en ellas
un factotum de la música mexicana en virtud de su la raíz folklórica y la intención mexicanista.
experiencia y sabiduría. Su manera de practicar el Manuel Enríquez tiene piezas como Ixámatl
nacionalismo era muy sobria y rehuía el toque (1969), Rapsodia latinoamericana (1987) Obertura
colorístico y el detalle chapucero, para inscribir su sobre temas de Juventino Rosas (1989), Tlachtli
creación en un estilo de infinita coherencia y, a (1976), Visión de los vencidos (1993) o Tzicuri
veces, equilibrado costumbrismo. Su intención (1976), en las que la familia y el parentesco no tan
nacionalista era española, pero su adscripción remoto con el nacionalismo mexicano son muy
voluntaria dentro de la música mexicana y su fun- claros, por más que su lenguaje y su intención
ción como maestro de diversos músicos mexicanos carezcan de coincidencia con los ideales naciona-
de importancia nos obligan a mencionarlo. Es listas inmediatos y con la vieja estructura ideoló-
indudable que Don Lindo de Almería (1935), gica del nacionalismo de práctica oficial en
incluso con citas directas del folklore andaluz, La México.
madrugada del panadero (1940) y el Concierto para La influencia de una percepción parcial y defi-
violín (1939-1940), son obras donde campea el ciente de la ciencia moderna, que ha servido para
nacionalismo, bien que sea el español y no el mexi- obtener metáforas de poco éxito en ese sistema de
cano. relaciones entre ideas llamado música ha llevado
La última etapa del nacionalismo mexicano, en México a niveles artísticos mucho más bajos
una vez más en el espíritu de vigencia de las leyes que los peores extremos del nacionalismo. Por
de Newton aplicadas al arte, llega lo que puede ser todo esto, podemos afirmar que todavía no ha
denominado absorción total de los postulados existido el verdadero nacionalismo mexicano, en

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Cuadernos de Mtiska Iberoamericano. Volumen 6 , 1998

virtud de que todo el producto de la mencionada (1992) son una clara ilustración del postulado
doctrina, todas sus formas e instrumentos han sido anterior. Incluso autores como Federico Álvarez
instituciones europeas de importación. El teponaz- del Toro (1953), cuya temática e intención tienen
di, o el huehuet1 son europeos cuando se usan en una estrechísima cercanía con México, buscan con
el contexto instrumental, sonoro y formal de la obras como la Sinfonía "El espíritu de la tierra"
música europea. (1983-1984) y Oratorio en la cueva de la marimba
Otros compositores, de cuya posición estética (1984), el intento de llegar al núcleo, al corazón de
Víctor Rasgado (1959) es el ejemplo más elo- un pensamiento nacionalista que rebase y que
cuente, siguen abrevando en la base de la ideología anteceda toda institución europea, pero algo tan
nacionalista para establecer el fundamento de sus diverso y original como las obras de Charles 'ves
obras, ya muy alejadas en forma y expresión de (1874-1954) o Edgar Varese (1883-1965) todavía
aquel enfoque del nacionalismo a ultranza que tan- no se presentan en la música de México. En este
tos autores quisieron practicar; Canto florido sentido, el nacionalismo musical mexicano aún
(1987), Anacleto Morones (ópera, 1990-1991), " Hue está en el arcano, sin haber sido alcanzado más que
Hue Cuicatl (1991), Axolote (1988), Revuelos in de manera parcial.
memoriam Silvestre Revueltas (1992) y Mictlan

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