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Cuadernos de Antropología Nº14, 107-114, 2004

UN VISTAZO HACIA LA ANTROPOLOGÍA DEL CONSUMO

Melvin Valverde Solano

RESUMEN

El propósito de este artículo es presentar un nuevo campo de estudio para la Antropología


en Costa Rica. Si bien es cierto, la Antropología del consumo no es una tendencia nueva, en
nuestro país ha sido poco o nada estudiada.
Este artículo es de naturaleza epistemológica y presenta algunos conceptos básicos para
comprender el quehacer, la importancia y las aplicaciones de esta subdiciplina.
Se discute acerca de la diferencia entre consumo y consumismo, así como entre consumi-
dores y consumistas, para dejar en claro cuáles son los focos de interés de la Antropología
del consumo.
Finalmente, se reflexiona acerca del papel de la publicidad como agente modificador de los
patrones de consumo y no como generadora universal de esta conducta cultural.

ABSTRACT

The purpose of this article is to show a new field of study for de Anthropology in Costa Rica.
If truth that the Anthropology of consumption is not new tendency, but in our country has
been few studied or nothing.
This article is theoretician nature and showing how many basic concepts for to know the
task, the importance and de applications or this subdicipline.
It is analyze about the difference between consumption, consumerism, consuming and
consumerist, with the purpose of clear which are the focus or interest for the Anthropology
of consumption.
Finally, it is reflection about the role of the publicity with agent of the modifications of the
consumption patterns and not with the universal generator of this cultural conduct.

Palabras clave: antropología del consumo, consumo, cultura, consumismo.

Introducción sobredimensiona -hasta la omnipotencia- las ca-


pacidades de la publicidad; pero para quienes con-
El consumo como manifestación cultu- sideran que es posible “manipular” grandes masas
ral ha sido poco estudiado en Antropología; la a través de un comercial, resulta ser un ente capaz
tendencia en esta disciplina ha sido básica- de “dominar mentalmente al mundo”, en pala-
mente hacia una mirada valorativa moral de bras de Heinz Schulte-Herbrüggen (1998).
considerar la maquinaria del consumo (ejerci- Este artículo se coloca en una posición
cios publicitarios) como una forma de mani- particularista, en la medida en que pretende lo-
pulación de los sujetos, lo cual no sólo es una grar la comprensión del fenómeno del consumo
posición reduccionista del fenómeno, sino que como una manifestación cultural en el contexto
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costarricense; su enfoque es básicamente émico ser al tener, o quizás como un proceso irracio-
dada su visión relativa a la cultura costarricen- nal en el que las personas se dejan envolver y
se y presenta una dimensión sustantivista, en la manipular por los medios de comunicación; sin
tradición perceptiva del consumo. embargo, tanto los economistas como los esta-
El presente ensayo sostiene la tesis de dísticos infieren y mantienen que el consumo es
que el consumo no es un proceso irreflexivo de racional; aun cuando, los ambientalistas y mo-
mera manipulación, sino que se trata de una ralistas, se lanzan en contra de la voracidad des-
manifestación cultural difundida, reproducida y tructiva de la sociedad del consumo.
modificada al interior de cada grupo cultural, Desde la perspectiva de Marc Augé (1994:
por lo que se pretende analizar la forma en que, 67), uno de los más importantes problemas de
a través de un proceso consciente, los sujetos la Antropología contemporánea es justificar sus
sociales logran relaciones sociales consistentes, nuevos ámbitos de producción, “lo cierto es que
diferenciadas de las de otros y simbólicas, mani- en lo que se refiere a las nuevas situaciones que
festadas mediante diacríticos materiales consu- desde la colonización nos impone la historia en
mibles, en busca de ser como otros, pero no un ritmo acelerado, efectivamente se presenta
cualquier otros. la cuestión de saber si la Antropología como tal
Además, este artículo pretende desmiti- tiene algo que decir sobre esas nuevas situacio-
ficar el consumo como un proceso asociado nes, si tiene algo que decir que sea específica-
con grandes movimientos de capital; el consu- mente antropológico”.
mo debe entenderse desde su dimensión más Mucho tiempo se ha esperado para en-
simple y desposeída, hasta el nivel en el cual contrar el vínculo pragmático de la Antropolo-
efectivamente se ocultan verdaderos intereses gía con el consumo, más allá de entrar en un
políticos, económicos y hasta culturales, tras problema de abordaje que no decaiga en los es-
acciones sencillas de compra y venta. Se parte tereotipos y la malversada definición y área de
de la premisa de que consumo (no consumis- acción del consumo. Pero esta posición es un
mo) es toda aquella acción en la que un sujeto reto que se debe asumir epistemológicamente y
adquiere a través de un intercambio de bienes, el primer momento de reflexión por tomar, po-
servicios o dinero un producto o servicio para dría ser -según Mary Douglas- desde una idea
satisfacer una necesidad ya sea emocional, físi- esencial en la teoría económica, mirar que el
ca, alimentaria, existencial, lúdica o de cual- consumo no es producto de ninguna imposi-
quier otra naturaleza. ción, la decisión es propia del consumidor.

El consumo como un problema Propuestas teóricas para iniciar el


antropológico estudio de la Antropología del Consumo

La interrogante sobre el tema de la nece- El consumo es un producto cultural do-


sidad del individuo por obtener algún tipo de blemente determinado. En él se pueden definir
mercancía no ha sido hasta el momento un ver- dos dimensiones: una lógica social de orienta-
dadero foco de atención para los antropólogos. ción marcadamente económica y, otra en cuan-
De hecho, se ha despreciado la pregunta en la to experiencia de mediación comunicativa; el
medida en que existen varios lugares comunes consumo debe ser considerado como un impor-
que permiten darle respuesta, sin pensar más tante factor de socialización y representación
allá en sus consecuencias y razones de ser. La cultural.
dinámica del consumo ha sido estudiada no co- Desde una perspectiva marxista, se puede
mo un producto de la cultura, sino como un afirmar que la función económica del consumo
subproducto de la cultura de masas. Es así co- está encaminada a la difusión social de los pro-
mo se justifica el consumo como una forma de ductos, empresas e instituciones económicas en
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el marco de la competencia que favorece estruc- requeridos para convertir en real un sistema
turalmente, la orientación y ampliación de la social, en donde las relaciones sociales “visi-
demanda, según las exigencias de reproducción bles” dispongan una posición valorada dentro
del sistema productivo, lo cual garantiza no so- de la estructura social.
lamente la circulación de los productos, bienes Finalmente, el tema del consumo podría
o servicios, en el mercado, sino también la pro- ser de extraordinario interés en el campo de la
ducción misma de bienes y servicios, con lo Antropología Simbólica, en la medida en que se
cual se promueve la acumulación de capital. privilegian las nociones émicas, es decir los su-
La diferencia de diacríticos socialmente jetos sociales son más conscientes de los proce-
simbólicos que muestra la maquinaria del con- sos de significación social y el significado mis-
sumo en cada producto tiene por objetivo una mo que le otorgan a los símbolos; además, del
jerarquización y organización planificada de los proceso social en el cual se definen los símbolos
tipos de consumo público, organizando el mer- como tales (así la profesión, el ingreso, lo que
cado en favor de la competencia y reproducción se come, cómo se viste, dónde se divierte el su-
de los capitales. El consumo afecta positiva- jeto, de lo que habla se convierten en elementos
mente la demanda agregada y condiciona los ni- culturales simbólicos y consumibles a la vez),
veles de ahorro en favor del gasto. pero siempre en el entendido de que el sujeto es
De tal forma, se puede afirmar que las re- consciente de ese proceso de elección y simbo-
laciones que los sujetos establecen entre sí es- lización de los elementos de la cultura y que es
tán estrechamente relacionadas con condicio- ello lo que le permite consumirlos.
nes materiales de existencia, las cuales resultan
tangibles ante la mirada de los demás, en la me-
dida en que se haya satisfecho un patrón de Comunicación y consumo
consumo evidente (nuestra casa, nuestro carro,
nuestras joyas, nuestros pasatiempos, nuestras Desde el punto de vista económico, la co-
lecturas), pues solo así se será compatible o in- municación publicitaria es una fase del proceso
compatible con un nivel de vida. de circulación mercantil, dirigida a estimular la
Desde una perspectiva estructuralista, al realización y venta de los bienes y servicios de
aceptar como premisa que las relaciones socia- la sociedad de consumo.
les son la materia prima empleada para la cons- La publicidad no es más que un instru-
trucción de modelos que ponen de manifiesto la mento económico de producción de consumo,
propia estructura social, habría que entender el imprescindible para desarrollar el sector de bie-
consumo como el estudio de las relaciones so- nes de consumo, evitando el descontrol tecno-
ciales que se materializan a través de los objetos lógico y social de los bienes de producción.
que representan a cada sujeto, pues son esos (González Martín,1991: 1180).
objetos (bienes o servicios) consumibles los que La comunicación publicitaria, en otras
construyen modelos que ponen de manifiesto la palabras, es la imagen del propio proceso de
estructura social y son los elementos consumi- producción capitalista como forma de comu-
bles los que articulan identidades en los grupos. nicación que limita y favorece la programa-
En términos funcionalistas, el empiris- ción del mercado, subvencionando la cultura
mo partiría de las relaciones de los individuos, de masas.
pero al tratarse de relaciones integradas, las no- La publicidad es un poderoso mecanis-
ciones de rol y estatus que los sujetos ostenten mo de presión, que se ha constituido en un
en el sistema social se convierten en fundamen- verdadero poder de la sociedad global que re-
tales; por ello la adquisición de bienes, servicios gula, administra y condiciona en parte el
y el ejercicio de algunas prácticas, también de mundo de la comunicación, la cultura, la eco-
consumo (como frecuentar salas de exposicio- nomía y la política.
nes artísticas, ir al gimnasio, la comida in line, En la conjunción del poder (ya sea políti-
entre otras) se convierten en los diacríticos co, económico, social e inclusive individual)
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con la publicidad y el favorecimiento del consu- La publicidad es, entonces, un medio de


mo, se pueden entender y explicar hasta los más difusión de ideas ajenas producidas en el marco
complicados procesos de integración regional de la cultura cotidiana y una técnica de persua-
como, por ejemplo, el Tratado de Libre Comer- sión orientada a dar a conocer de forma positi-
cio, que posee a su merced la imagen creada en va, laudatoria y plena la existencia de productos
la publicidad como un factor de unificación y servicios, procurando suscitar su consumo.
esencial, que garantiza la expansión eficaz y re- La publicidad ha universalizado en la
producción de los movimientos de capitales. cultura de masas una manera y un estilo de co-
En otras palabras, la dimensión econó- municación que han estereotipado el discurso
mica de la publicidad se caracteriza en estos público (Zallo, 1992: 159) y que, paradójica-
momentos por una estructura centralizada, je- mente, ha transformado en público lo privado,
rárquica y crecientemente de la producción, lo privatizando el espacio de comunicación, por
que favorece un mayor control global de las for- efecto de la operación mercantil que cosifica y
mas, símbolos, estrategias y representaciones despersonaliza la cultura.
sociales del contenido cultural vehiculado en
los anuncios.
Tradicionalmente, la publicidad ha servi- Los sujetos sociales,
do para promocionar todo tipo de productos, finalmente consumidores
ideas, instituciones y personas, construyendo
mensajes fácilmente perceptibles por el público El consumidor puede ser visto como un
y altamente eficaces en su poder persuasivo. Es ser irracional, impulsivo, supersticioso, tradi-
quizás éste el factor de concentración empresa- cionalista, pero según los economistas, éste
rial más importante que ha “montado” y “des- ejerce una elección determinante y soberana;
montado” al “homo consumens” (Erich sin embargo, al pensar en que el consumo ter-
Fromm, citado por Zallo, 1992: 158) en la adap- mina con la adquisición de un servicio o pro-
tación a las nuevas formas de consumo y a las ducto, lo único que se estará logrando es un
pautas culturales del cambio social capitalista. análisis por demás simplista y errado.
La publicidad, como práctica comunicati- Considerado de esta forma, el análisis y
va, media entre el proceso de producción y el uni- las decisiones relativas al consumo se convier-
verso simbólico de las prácticas de reproducción ten en la fuente vital de la cultura del momen-
social a través del acto de consumo como garan- to. Asimismo, el consumo (que es constante e
tía de retroalimentación de la circulación de capi- inconstante) es el sitio donde la cultura propor-
tal. Por ello, históricamente, la publicidad ha sido ciona la pelea de discursos y cambios, ya que los
un instrumento esencial de consumo simbólico bienes adquiridos por el consumidor tienen un
vinculado a la investigación y reproducción de las especial código (no necesariamente de barras)
pautas socioculturales de reproducción social. Es determinado e impuesto por las racionalizacio-
más, se puede afirmar que, la publicidad es la pro- nes de éste, que responden a lo que su entorno
ducción industrializada de la realidad, un espacio le determina, que continúa siendo práctica-
de socialización de las pautas culturales domi- mente su cultura, sus necesidades y atributos,
nantes, cuya función esencial es la reproducción que determinan y posicionan su cotidianidad,
de las formas de producción y reproducción cul- traducida muchas veces por la academia en las
tural. La publicidad busca, en última instancia, categorías sociológicas de análisis.
influir, determinar y dirigir la conducta y repre- Desde el punto anterior, se puede soste-
sentaciones sociales de los públicos, convertidos ner que el sujeto o consumidor no es irracional
en consumidores, a través de la referencia cultu- ante el consumo y, tampoco manipulado, pues
ral que integra en los productos valores, atributos la decisión final siempre le pertenece. En el ám-
y caracteres simbólicos, planificados por los téc- bito del mercadeo se sostiene que consumir es
nicos y especialistas en virtud de los objetivos un proceso, que inicia con una acción mental y
predeterminados por los anunciantes. se traduce en una acción física. Todo consumo
VALVERDE: Un vistazo hacia la antropología del consumo 111

inicia con un proceso mental, por medio del factores que promueven o desaniman el con-
cual el sujeto analiza los posibles beneficios que sumo de ciertos bienes y, más detalladamen-
esa acción le podría generar; se debe tener en te aún, los valores asociados a los procesos
cuenta que no se trata de un beneficio material de elección de consumo de bienes dentro de
solamente, sino que se entienden mejoras en el la cultura.
plano político, emocional, psicológico, social y En este punto es necesario remontar el
económico, todo lo cual redunda en el plano carácter cambiante de la cultura y la naturale-
cultural. za constante e inconstante del consumo. La
Quizá sea más claro desarrollar un ejem- cultura es cambiante (o dinámica en jerga an-
plo, cuando una persona elige consumir una tropológica), de forma que “todas las personas
cerveza, ya está ejecutando su primer proceso se desarrollan con la presencia de un conjunto
mental, decide emocionalmente incluirse en el particular de reglas culturales transmitidas de
grupo de personas que consumen cervezas. Es- generación en generación [...] abarca caracte-
ta decisión está en estrecha relación con los rísticas que a veces son vistas como triviales o
procesos de socialización e identificación cultu- no merecedoras de un estudio serio [es así co-
ral que pueda expresar un sujeto en el plano mo ...] aprendemos nuestra cultura a través de
cultural, pues ese acto racional ya lo vincula observación, escuchando, conversando e inte-
con espacios, con pares, con otros, lo ubica tan- ractuando con otra gente, [...] las culturas pre-
to generacional como económicamente y puede paran a sus miembros individuales para com-
que hasta profesionalmente. partir ciertos rasgos de la personalidad
¿Cómo así?, pues el acto de consumir (Kottak, 1997: 22,23)”. El consumo resulta ser
cerveza exige además, decidir cuál marca va a uno de esos elementos constantes en los que la
escoger. Es en ese pequeño lapso en el que la cultura “nos prepara”; es un factor “aprendi-
publicidad se vuelve una variable operante, do” dentro de la cultura toda, pero en las so-
pues logra posicionar marcas o posibilidades en ciedades occidentales resulta especialmente
la escena de la decisión; proporciona elementos evidente dada la industria de la publicidad. Se
de juicio, el resto de la acción es un proceso ra- recalca en este punto la propuesta de que no es
cional en el cual el sujeto se enfrenta a sus pro- la publicidad la que produce el consumo, sino
pios valores y a sus propios prejuicios, de modo que es la cultura la que lo reproduce y la pu-
que es él mismo quien decide los valores asocia- blicidad la que lo difunde.
dos a su decisión. ¿Por qué Pilsen o Imperial y De forma tal que el individuo, en el mo-
no Rock Ice o Budweisser en un bar cercano a mento en que se encuentra expuesto a una es-
la Universidad de Costa Rica, o quizás Rock Ice cena social determinada, sea desde una reunión
en el mismo espacio pero con valores asociati- ejecutiva, un planeamiento de un evento espe-
vos distintos? cial, una conferencia o fiesta de familia, se en-
Independientemente del producto (bien cuentra ante un tamiz de pensamientos, como
o servicio) como tal, toda decisión de consumo el lugar donde se hará, el tema que se tocará, el
relaciona valores no materiales, sino emociona- protocolo que se llevará a cabo, la comida nece-
les, sociales y culturales que el sujeto consumi- saria; cuál será la conversación del momento;
dor es capaz de reconocer al tomar su decisión todos estos pensamientos, expresan la cultura;
para traducirla en una acción física concreta, el así también si lo visualizamos desde la econo-
acto “consumado” de consumo y ese acto como mía, en el momento en que cada sujeto distri-
ejecución de una conducta concreta se ubica en buye su dinero y determina su gasto; reflexio-
el plano de la cultura. nes en la que de nuevo se registran como fin
El consumo es una constante en la cultu- último elementos que dan vida a una actividad,
ra, pero la preferencia por los bienes consumi- una actitud, construida a partir de la cultura
dos son inconstantes y cambian en el ámbito de misma; y que generan lo que de nuevo Mary
la cultura, de forma tal que lo que resulta inte- Douglas define como juicios morales que rees-
resante para la Antropología es el estudio de los criben perfiles del cómo debe ser x individuo; la
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reflexión propia de ¿cómo debo ser?, ¿qué tengo del concepto amplio de cultura, permite consta-
que tener?, ¿debo afiliarme a algún seguro de tar que puede quedar pendiente la cuestión de
vida o muerte?, ¿cuántos hijos debo traer al los sujetos históricos y sus determinaciones, así
mundo?, ¿en dónde debo estar?, ¿qué debo estu- como sus relaciones asimétricas, contradicto-
diar?; todos estos elementos son decisiones de rias y de conflicto estructural.
consumo, que pueden entrañar gastos, pero no En realidad, queda pendiente la proble-
es lo importante, sino, la evolución y el desarro- matización y la construcción del objeto de in-
llo de un cambio o nueva cultura que pueda vestigación o de gestión; esto justamente es lo
surgir a partir de ésta decisión. que se plantea cada vez que resulta necesario
“Siempre nos hallamos ante un problema trascender o profundizar la categoría de “gen-
al tratar de interpretar un relato cuando no está te”, o “actor”, desde una perspectiva dialéctica
claro si su propósito es divertido o trágico y que dé cuenta de las asimetrías tanto sígnicas o
cuando se ha perdido todo su contexto social. Es- comunicacionales, como históricas.
taría en consonancia con la teoría crítica de de- El hablar de “actores”, como patrimo-
cir que cuando lo único con lo que contamos es nio específico de la teoría antropológica, se ha
el relato mismo, la significación es aquella que convertido en una muletilla repetida por el
cada lector le asigna”. (Mary Douglas, 1998: 117) discurso postmoderno, sobre todo el que ha
En este sentido son productivos los con- tomado a la gestión social como eje paradig-
ceptos de Noam Chomsky (1972:238) sobre máticamente sustitutivo de la categoría clási-
competencia y actuación, en donde la competen- camente marxista de práctica social. Hablar
cia es todo el conocimiento que un sujeto ad- genéricamente de “la gente” o “los actores”
quiere sobre la cultura en la que se desenvuelve, permite omitir la especificación cuantitativa y
mientras que la actuación es una decisión indi- cualitativamente, cuánto poder material y
vidual que el sujeto toma sobre cuál y cuánto co- simbólico tienen y ejercen, y en qué relacio-
nocimiento de esa competencia va a poner en nes de dominio se constituyen como “gente”,
práctica; de modo que el consumo es parte de la como “actores”.
competencia cultural de todo sujeto, pero poner- Los sujetos sociales se constituyen a par-
lo en práctica y la elección de los objetos consu- tir de un conflicto social que les es previo. Para
midos es racional y emocional para cada sujeto. ello, es necesario apartarse de las asunciones
De esta forma el consumo es dado por la idealistas acerca de lo popular que ya han sido
cultura, no es impuesto por la publicidad. Si acertadamente superadas, se puede aplicar la de
bien, una vez comprendido objetivamente el Néstor García Canclini: “Lo popular de un fenó-
consumo, podemos verlo desde el marxismo, de meno se define -afirma- a partir de la subalter-
la misma manera, que lo explica Ariel Gravano nidad en que colocan a ciertos sectores las desi-
(2001) cuando menciona la forma en que en di- gualdades económicas y simbólicas” (García
versas instancias del trabajo profesional inter- Canclini 1984: 17-18).
disciplinario se ha aplicado el concepto de ima- Esto plantea la cuestión del cambio,
ginarios urbanos para comprender la transformación o subversión de la situación
proyección social en el espacio de la ciudad, de de clase de los sectores populares y, por en-
forma que dé cuenta de los sistemas de repre- de, el problema del poder. La subalternidad,
sentación de los actores que usan, gestionan y como criterio de distinción de lo popular, tie-
consumen ese espacio, como destinatarios y ne el inconveniente de no poder aplicarse a
usuarios. De tal forma se puede dar testimonio los casos en que los sectores populares ejer-
de experiencias valiosas de este intercambio en- cen el poder.
tre profesionales de estas disciplinas, los actores El fenómeno del consumo no es reciente
y los antropólogos. en la cultura, lo que lo ha convertido en actual,
Una concepción amplia o restringida de lo que lo ha contemporanizado, en palabras de
imaginario social con la categoría de represen- Augé, es su vehículo actual, la publicidad ha co-
tación simbólica, al estilo antropológico, dentro brado espacio dentro del ámbito de las ciencias
VALVERDE: Un vistazo hacia la antropología del consumo 113

sociales y ha comprendido que la necesidad de Conclusión


consumir es más que un problema de satisfac-
ción de necesidades inmediatas, ha visualizado La Antropología ha desestimado la im-
en el consumo como proceso, un mundo de portancia del consumo, quizás como una for-
juegos de poder, entendida la noción de poder ma idealista para controlarlo, pero lo cierto
no como exclusiva referencia al estatal, sino es que la maquinaria del consumo ha estado
que contenga la multiplicidad de poderes que se pendiente de las manifestaciones culturales
ejercen en la esfera social, los cuales se pueden del consumo y de hecho, se sirve de ellas pa-
definir como poder social; o quizás mejor, em- ra reproducirse, de modo que negar el víncu-
plear la noción foucaultniana de subpoder, que lo entre cultura y consumo no redundará en
no es el poder político ni el de los aparatos de una disminución del consumo. Lo cierto es
Estado ni el de una clase privilegiada, sino el que el consumo es parte de nuestra realidad
conjunto de pequeños poderes e instituciones cultural, y ya sea por necesidad emocional,
situadas en un nivel más bajo. No existe un po- material, por satisfacción de carencias perso-
der en la sociedad, se dan múltiples relaciones nales, por irreflexión de los sujetos, o lo que
de autoridad situadas en distintos niveles, apo- es aún más difícil de creer, por efecto de una
yándose mutuamente y manifestándose de ma- malintencionada manipulación, los sujetos
nera sutil. El análisis de este fenómeno sólo se culturales somos consumidores, en distintos
ha efectuado a partir de dos relaciones: contra- niveles y con distintos gustos, pero el consu-
to - opresión, de tipo jurídico, con fundamento mo es parte de una realidad social y cultural,
en la legitimidad o ilegitimidad del poder. Do- que como manifestación del grupo de actores
minación - represión, presentada en términos culturales, merece ser estudiada desde la An-
de lucha - sumisión. tropología.
Está pendiente la tarea del análisis del
subpoder del consumo en condiciones de com-
placencia, tolerancia y escogencia. Bibliografía
El subpoder del consumo se construye
y funciona a partir de otros poderes, de los Augé, Marc. (1994). Hacia una antropología de
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desempeñando un papel de condicionante y bridge.
condicionado.
El subpoder del consumo tiene que ser Douglas, Mary y Baron Isherwood. (1979). El
analizado como algo que no funciona sino en mundo de los bienes: Hacia una Antro-
cadena; no está localizado en algunas personas pología del consumo. Editorial Grijalbo,
o espacios específicos, sino que está en la cultu- México.
ra, es de todos y todos lo construimos y lo ali-
mentamos, puesto que se manifiesta y se repro- Douglas, Mary. (1998). Estilos de pensar. Gedi-
duce a través de una organización cultural sa. Barcelona.
estructurada que permite repetirlo. Por ello, el
subpoder del consumo es móvil en las culturas; Ferrer Rosello, Clemente. (1980). El consumi-
no siempre está en manos de los mismos, pero dor frente a la publicidad. Madrid.
su meta es tratar de elaborar una noción global
que contenga tanto a marginados y olvidados Friedman, Jonathan. “Globalización y localiza-
como a los que ostentan el verdadero poder ción” en Identidad Cultural y Proceso
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