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¡Oh, dulce verdad!

Te haces presente con seguridad en el ser real,

y este a su vez, la imagen, en la mente del hombre, ha de formar.

Imagen que dicta a la boca de aquel sujeto,

con el fin de pronunciar, sin alardear,

el nombre de aquel ser, que acaba de contemplar.

¡Oh nombre sin más!

Contienes la imagen del ser real en si,

y permites que aquello a lo que designas,

pueda verdaderamente existir,

llevas junto a ti, la dulce verdad,

más aún, cuando eres copia real,

y contienes gran semejanza del ser real en si,

y siendo así, es innegable la presencia en alma

de los que como tú, son imágenes de la naturaleza.

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