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El Producto Interno Neto (PIN) es una medida para calcular el valor monetario de los bienes y

servicios comerciales durante un año; pero luego de haber restado los costos de materias primas,
servicios y depreciaciones de los mismos bienes manufacturados.

En otras palabras, este índice nos sirve para calcular el deterioro de los bienes de capital luego de
ser usados en la materialización de su producción. Por ejemplo, un horno de cerámica que se
desgasta con cada vasija que se hornea.

Diferencias entre el Producto Interno Bruto y el Producto Interno Neto

El PIN es un índice importante para calcular la inversión que se realiza al producir un objeto; pues
si la diferencia entre el Producto Interno Bruto y el Producto Interno Neto es amplia puede ocurrir
que no se esté sustituyendo el capital obsoleto al ritmo adecuado. Esta acción traería como
consecuencia, una dificultad para mantener el ritmo de crecimiento.

Se diferencia del PIB por incluir en su fórmula al consumo de capital fijo. Tampoco debe
confundirse con el Producto Nacional Bruto (PNB), que es otro índice para calcular la producción
nacional tanto dentro como fuera del país.

Producto Interno Neto Ecológico

Asimismo, existe una variante llamada Producto Interno Neto Ecológico (PINE); definida como un
indicador que permite observar el impacto del PIB al deterioro de los recursos naturales. Esta
herramienta pone en evidencia el impacto medioambiental que la industrialización económica o
manufacturera de un producto puede ocasionar.

Los datos recopilados son necesarios para contrastar la inversión que se realiza en protección
ambiental; versus la contaminación producida a un medio no renovable. Es por ello, que se
promueve el uso de energía sustentable y prácticas ecoamigables en las empresas.

Observación de los organismos

No es gratuito que el Nobel de Economía haya sido otorgado este año a las investigaciones que
están relacionadas con el análisis del impacto ambiental en la economía.

Ya el Banco Mundial, en el 2014, había desarrollado un informe donde cuantifica las


oportunidades que tienen las pequeñas y medianas industrias para generar crecimiento; y un
menor impacto climático a nivel local.

El organismo llamó a todos los países a tomar los correctivos y acciones necesarias para evitar una
catástrofe mundial. La directora superior de las Prácticas Mundiales de Comercio y Competitividad
de esta institución aseveró que es prioridad el acceso a energía limpia y asequible; agua potable y
prácticas agrícolas inofensivas al clima. De allí que, muchos países decidan invertir desde el sector
público a las empresas privadas para el desarrollo de las llamadas tecnologías limpias. Tal es el
caso de Estados Unidos con Solar City o el mismo Tesla Inc.

En la última década han surgido una variedad de empresas que  trabajan promoviendo la energía
limpia; el cual ha sido un sector con mucho potencial en zonas donde, por ejemplo, ni siquiera hay
electricidad. Implementar paneles solares, generadores eólicos o hidroeléctricos sería una
solución al problema y un mercado aún no explotado del todo.
Se espera que los trabajos que estén involucrados con las tecnologías limpias, sea considerado en
igualdad de condiciones que los trabajos en los otros sectores; de allí que se estimule a través de
las Pymes su potencial. Esta decisión de uso nos llevaría a un ambiente con menos niveles de
carbono; y una economía más eficiente con el uso de los recursos.

Las cuentas ambientales

En definitiva, el Producto Interno Neto y el Producto Interno Neto Ecológico; son medidas más que
necesarias para la contabilidad de una nación. No debemos olvidar incluir en los
diversos índices los costos que nos otorgan los recursos naturales, tanto en beneficio como en
perjuicio; pues debemos tomar en cuenta el impacto que le causamos al ambiente y su
retribución.

Cada país debería llevar en sus sistemas de cuentas nacionales; el PIN y el PINE con la misma
importancia con la que calcula el PIB o las tasas de ahorro. Los datos que aportan
estos indicadores ayudan a tomar consideraciones no solo económicas sino también políticas en
el mercado mundial. Asimismo, estos indicadores permiten dar cuenta de la orientación y
los patrones deseados para el crecimiento y el desarrollo mundial.

Aún así las cuentas ambientales no son de carácter obligatorio en las cuentas nacionales; hasta
ahora son muy pocos los países que han integrado estos índices en su economía nacional. Se
espera que pronto podamos ver más territorios interesados en la conservación de nuestro
planeta.

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