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17 La autobiografía poética de
86 Apología de la poesía
Raynaldo Pierre Louis
Soledad Álvarez
Basilio Belliard 91 Gonzalo Rojas, práctica y teoría
poética
21 La narratología de Roland Marco Martos
Barthes: Del estructuralismo a
la lectura hedonista. Centenario
de su nacimiento.
97 El “silencio” Vallejo-Cabral de Melo
Neto: un Neruda elocuente
Olivier Batista Lemaire Pedro Granados
1 CP
sucumbirá si la poesía se
extingue”
Yves Bonnefoy
45 Traslación de Barthes
La canción del otro Rolando
Adolfo Castañón
49 Gilles Lipovetsky
Entrevista
Alejandrina Ponce Avilés
Así pues, País Cultural es un signo de resistencia ante los avatares y oscilaciones
de nuestra época. Aporta una vocación exploratoria en los surcos de las ideas, tras
el conocimiento y la búsqueda por garantizar un tiempo fértil para vehicular las
imágenes y el pensamiento. Desde su raíz cultural, esta revista aspira a erigirse en
un foro de las letras y las artes. Este instrumento editorial es el resultado de una
pasión compartida, y a la vez, expresión de una vocación apasionada, articulada en
equipo, entre la Dirección de Gestión Literaria y la Editora Nacional. Su filosofía la
sostienen la teoría, la creación y la crítica, cuyas raíces se expanden en el territorio
de sus diversos lenguajes expresivos. De ahí que su función reside en la generación
de ideas y en la producción de imágenes artísticas, de trasfondo humanístico. De
modo que su vocación esencial estriba en escuchar el latido del arte y la respiración
de la cultura. Tiene una vocación cosmopolita y universalista, pero desde una raíz
nativa, esa que brota de la superficie de nuestra cultura nacional. País Cultural
PC 2 siempre ha perseguido mantener visible nuestra tradición literaria y humanística,
pero en diálogo permanente y enriquecedor con el presente, sin obviar el valor de
la crítica, no la diatriba estéril, sino la que mora en la defensa de la imaginación
libertaria y la palabra creadora, que critica el silencio sordo. Esta revista es, en
efecto, un retrato móvil de la vida cultural y literaria dominicana e
hispanoamericana. Encarna el espíritu crítico del clima editorial del país. Es
asimismo la historia de una conversación plural de sus páginas con sus
colaboradores y sus lectores, que se enriquecen y avivan en cada número.
Este órgano intelectual y cultural del Ministerio de Cultura busca ofrecer una visión
del mundo, de las letras y las artes para un público general, no necesariamente
especializado, ni estrictamente académico, ya que su función reside en estimular
una sinergia dinámica y abierta entre lectores y autores. Persigue además
conquistar un lector apasionado y fervoroso, capaz de restituirle a la palabra su
estatuto sobre las cosas, y arrojar luz sobre el bosque de los avatares del
pensamiento. Reivindica asimismo la concepción del saber como fuente de
comprensión del mundo que ilumina el camino de las palabras y las imágenes. Su
filosofía editorial descansa en el hecho de crear un lector crítico y un autor creativo
esencial y protagónico, cuyo eje motriz es el ensayo, que actúa como puente de
mediación entre la filosofía y la poesía.
Refugio de voces protagónicas del concierto de las letras del continente mestizo,
esta revista es, a un tiempo, testimonio de la historia del presente, en cuyas páginas
confluyen y convergen autores jóvenes y consagrados, foráneos y nativos,
ultramarinos y provincianos.
En el año 2006, en la Feria el libro de ese con Kipling que el mundo no es que este
año, Basilio Belliard me invitó a partici- mal hecho:
par en un coloquio sobre Pedro Peix. Lo
que aquí comparto son los apuntes en los es que está sin hacer. Podemos im-
que apoyé mi disertación, más bien oral. pacientarnos y pedirle un orden,
Los guardé con la intención de escribir un pero es más deseable recrearlo y
texto crítico sobre este autor, uno de los darle un orden verbal, una posibi-
más grandes cuentistas de la región. Los lidad de ensueño, una creación/,
diarios trajines desplazaron ese propósi- sin pretender que /un universo de
to, pero, cada cierto tiempo, venía a mi palabras sea una solución a la rea-
memoria el rostro lleno de intensidad y lidad sino realidad en sí, construc-
emoción de Pedro Peix cuando, al con- ción desde la mirada1.
cluir el coloquio, se acercó y me dijo:
“Ángela, siempre defenderás mi obra, Vistas así las cosas, me animo a entrar
¿no?”. Y yo le respondí: “No tengas nin-
guna duda al respecto”. Nos reímos.
al universo de Pedro Peix como a una rea-
lidad en sí. (“El hombre tiene un reino
5 CP
Aquellas palabras se dijeron medio en se- interior contra el que nada pueden las pa-
rio, medio en broma. lizas de afuera”2). Enseguida me percato
Pedro Peix es un verdadero rebelde de de dos situaciones:
las letras dominicanas, tanto en lo perso- La primera. El análisis siempre puede
nal como en su crítica social. Pudo haber sesgar, o bien cegar, un texto. Hay que
sido un político, pero él podría afirmar andarse con cuidado, sobre todo, como es
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Kipling Rudyard. Algo de Mí Mismo. Editorial Pre-Textos. Primera edición noviembre de 1998.
Madrid. Pág. 7
2
Kipling Rudyard. Algo de Mí Mismo. Editorial Pre-Textos. Primera edición noviembre de 1998.
Madrid. Pág. 8
el caso que nos ocupa, cuando se trata de dad mental, trueques y cálculos oportu-
una obra abundante, que ha mantenido nistas. Un espíritu, como el de Peix, que
un dinamismo expresivo y estético que se atreve a defender su palabra, aunque
lejos de anquilosarse parece nunca agotar censuren sus artículos y traten de anular
las aventuras de la imaginación y de la for- su voz, que desafía todos los duros po-
ma. (Parece coincide con la norma de Ki- deres que rigen la vida social dominica-
pling: “En cuanto veas que sabes hacer na, ha de admirarse porque en verdad
algo, haz algo que no sepas”3). mueve a respeto.
La segunda. Los textos de nuestro au- Nadie ha percibido a Pedro Peix con
tor se prestan a tan variadas lecturas que es mayor definición que el extraordinario es-
un tanto difícil elegir un ángulo o tema critor italiano Danilo Manera. Tal vez por-
marginando otros. Pero, como uno de los que este amigo oriundo de la patria de
pecados frecuentes de método es abarcar Dante y Marco Polo posee un ojo verda-
más de la cuenta, cayendo en divagaciones deramente privilegiado puesto que aúna
o pretenciosas fórmulas, estaba conmina- rigurosa perspectiva académica y un alma
da a elegir un aspecto de la obra o un texto apasionada que con vocación por las ruptu-
particular. ras y los descubrimientos. Manera describe
Me permito decir que esta exposición a Peix, y no podemos dejar de sentir una
solo quiere convertirse en el punto de par- corriente de afinidad entre estos dos hom-
tida que me desafíe a continuar conocien- bres, pertenecientes a esa fraternidad del mar,
do y trabajando, en la mejor manera que aquella que acerca los signos y destinos,
pueda hacerlo, la cuentística de Pedro Peix. mediante los viajes, las aventuras y encuen-
tros posibilitados por la imaginación.
Pedro Peix: Definición Y Perfil
[Pedro Peix] Es un dandy in-
De él se hacen y se seguirán formulan- cómodo, intemperante y con la
do numerosas y contradictorias calificacio- genialidad del artista maldito, via-
nes. Ante su personalidad no es posible jero empedernido y asiduo de la
guardar indiferencia. Un dandy, al estilo noche. De sangre ardiente tanto en
Lord Byron, un príncipe de la palabra, un la polémica intelectual como en
narcisista, un bacante, misógino, temera- lo carnal, se declara consagrado a
rio y de temer, lujurioso, paradójico y explorar hasta el fondo la existen-
maldito, al estilo Céline, irreverente y es- cia; elitista y heroico, de mil ofi-
candaloso, desdeña el reconocimiento, cios y ninguno, aparte de la escri-
abomina de los espíritus intelectuales ren- tura, que es para él como un irre-
didos ante las mieles envenenadas del po- nunciable reto amoroso. Las úni-
PC 6 der, infatigable… cas señas de identidad que conoce
De mi parte, algo me atrevo a afirmar. son las del honor, imperiosas y
Pedro Peix es un espíritu libérrimo, sin puras, mientras que considera la
medir costos ni riesgos. En atmósfera ami- dignidad poco menos que facha-
ga, irradia una energía hermosa e incitan- da y artificio burgués.
te. Y, aun cuando no se disienta de sus ideas Melena densa y larga, bigotes
o enfoques, obliga al respeto por simple muy cuidados, me recibe elegan-
contraste. Es que estamos asfixiándonos temente vestido en un amplio sa-
en un mar de arreglos, concesiones, labili- lón de muebles y objetos de gusto
3
Kipling Rudyard. Algo de Mí Mismo. Editorial Pre-Textos. Primera edición noviembre de 1998.
Madrid. Pág. 206
refinado, fumando puros y be- realizó sus estudios primarios en México
biendo un café tras otro. Sobre la y Panamá, y completó su educación se-
mesa, una máquina de escribir cundaria en Guatemala y Costa Rica. Es-
Smith Corona de época con una tudió Derecho en la Universidad Pedro
hoja amarillenta.4 Henríquez Ureña.
8
Colette, Provence, en Jorunal a rebours, PL, IV, pág. 203. Citado en Kristeva Julia. El Genio Femenino.
#. Colette. Paidós. Primera edición. Buenos Aires. 2003
9 CP
a sus narraciones un hilo totalmente aleja- En “El Batallón Azul”, se muestran los
do de panfletarismo. No hay compromi- mundos distintos de las mujeres y los hom-
so más que con el narrar, pero en ese na- bres en cuanto a la guerra y el patriotismo.
rrar late una conciencia conmovida por las
tradiciones abusivas que ha hecho de prác- Abuela dice que el cielo de la
ticas malvadas las fuentes de enriquecimien- tarde está en las banderas. En to-
to por un lado y de vejaciones y miseria das partes, mi hijo, resbalando por
infinitas por otro. los balcones, derramándose por las
En el cuento “Las comadres de Loma repisas de las ventanas, temblan-
Blanca” las voces, principalmente femeni- do en las puertas están las bande-
nas, van relatando como la gente del pue- ras. Hoy es día de fiestea, día de
blo va perdiendo todo, primero lo mate- flores apretadas en las manos, de
rial cotidiano, luego la tierra, el sosiego, el pañuelos a la altura del llanto.
libre albedrío, la vida, en un proceso de-
moniaco, brutal. Es un cuento que se ins- “Sucedió en Barrancas” es un cuento
cribe temáticamente, y por su contunden- cinematográfico, como muchos otros de
cia, en el ámbito del desarraigo y expolia- Peix
ción a los campesinos y campesinas, acom- Miedo, patriarcalismo, per-
pañados de la manipulación e intimida- versidad, tiranuelos, la violencia
ción de los codiciosos e inescrupulosos contra las mujeres, la codicia…
políticos, quienes van apropiándose de las Los importantes son derrotados
tierras, los espacios, la voluntad, las iden- por el tonto, el retrasado, el único
tidades. En los diálogos, la gente del pue- con verdadero valor y valores. La
blo, nos transmite su angustia, tensión y venganza de los abusados, de los
vulnerabilidad. más pobres.
Primero desapareció el colador, la hi-
guerita de limpiar arroz, la cama, las paredes: Soberanía y nostalgia
9
Peix, Pedro. Las Locas de La Plaza de Los Almendros. Santo Domingo, 1978. Editora Profesional. Pág. 59
Experimentar a Dios, iluminación aún no nos han cercado las nociones tem-
inexplicable, qué es sino sentir cómo la li- po-espaciales, ni el concepto de límite, ni
bertad encarna y pone en trance la mate- el destino de separación. El auténtico poe-
rialidad que somos; carne, forma viva. ta, el demiurgo, transforma esta intuición
Experimentar la libertad es sentir la ilimi- de inmanencia y pérdida en conocimiento
tación. Lo imposible. e imaginaciones coherentes.
Pero solo sabemos que estamos per- Perdonen la digresión. Viene al caso
diendo el alma, cuando nos sentimos bor- porque la he escrito a propósito de leer
dear el estado de sofocación. Intuimos la con atención el libro Las Locas de la Plaza
vaga y constante amenaza. Nos enferma- de Los Almendros, la segunda obra publi-
mos de los huesos y el ánimo, aunque cada por Pedro Peix, la que va a mostrar-
continuemos funcionando en todas las nos un abanico de temas profundamente
rutinas. humanos y nuestros, sacando provecho de
La libertad reside y emana de la ino- los nuevos rumbos de la narrativa latinoa-
cencia. De ese estado de gracia en el que mericana.
. Ángela Hernández
11 CP
Poeta, narradora y ensayista, nació en Jarabacoa en 1954. Es Premio Nacional
de Literatura 2016, la máxima distinción de las letras dominicanas. Estudio in-
geniería química. Es Premio Cole de novela con Mudanzas de los sentidos, Pre-
mio Nacional de Cuentos por Piedra de sacrifico y por La secta del crisantemo y
Premio Nacional de Poesía por su poemario Alicornio. Es además fotógrafa y
activista feminista. Sus textos han sido traducidos al inglés, francés, italiano,
islandés, noruego y bengalí. Dirigió la revista literaria Xinesquema de la Editora
Cole. Es miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua. Es
Premio Caonabo de Oro y Premio Logomarca, Pluma de la Excelencia, Premio
Círculo Supremo de Plata, Jaycess, entre otros. Es además autora de las novelas
Metáfora del cuerpo en fuga y Charamicos; de los ensayos La emergencia del
silencio y La escritura como opción ética; de los poemarios Arca espejeada y
Telar de rebeldía y de los libros de cuentos Alótropos y Masticar una rosa.
PC 12
Guillermo Piña-Contreras
15 CP
. Guillermo Piña Contreras
La autobiografía poética
de Soledad Álvarez
Vuelo no por el aire del mundo sino por La obra poética de Soledad Álvarez -
el río de la vida onírica. Poesía escrita des- que comprende tres libros- no es un esca-
de el paisaje espejeante de la sensualidad. pe hacia abajo sino hacia arriba; represen-
Fresco conversacional, la poesía de Sole- ta una pasión estética encarnada que re-
dad Álvarez revela el paisaje interior de la fleja “un incendio sin llamas ni cenizas” -
experiencia estética del cuerpo, en su dis- como nos dice en su primer poemario,
curso, el cual alcanza su máxima potencia Vuelo posible. Su poesía tiene un tono
sensible, el lenguaje estético del cuerpo, en imperativo y, a veces, desemboca en un
su sentido sensorial, amatorio y erótico. monólogo con su yo interior, que se abis-
Su escritura poética es la expresión de un ma en el aire o cae al vacío de la gracia y
espectáculo circense, con los riesgos mor- del milagro. Poesía que toca el límite de
tales que implican los azares de la vida. Sus la muerte, el borde del sinsentido y el filo
versos semejan lances de dados que ope- de la vida. La poética de la autora de Las
ran como imanes, en sus itinerarios: esta- estaciones íntimas está ebria de sentidos,
llan en la página al son de encabalgamientos tiene sed de eternidad, está escrita en tran-
y ritmos versales. ce sinestésico, en estado de vigilia del ser;
La poesía de Soledad Álvarez siempre no en estado de melancolía sino de deseo
está marcada por su vida: es la obra de su eufórico y sangrante. Poesía labrada para
autobiografía, la que escribe en duelo con los sentidos -y con los sentidos- desde la
el silencio. Así pues, sus palabras dibujan órbita de la cotidianidad. Álvarez ha sa-
un mapa sentimental, en un desarraigo bido tener conciencia poética de esculpir
mortal, entre la memoria histórica y el ol- una obra lírica en difícil equilibrio, entre
vido, la infancia y la madurez; sus palabras el pensamiento plástico y la sensorialidad
expresan, en consecuencia, el conjuro de plena. No hay sinuosidades barrocas, ni
sus miedos y el deseo de olvidar y callar; elucubraciones filosóficas; hay, en cam- 17 CP
pero su destino es hablar en clave lírica. Su bio, una mesura helénica entre las tram-
poesía no está escrita -o dicha- con los ojos pas de lo ordinario y el laberinto de la
cerrados, sino con los ojos abiertos. Las oscuridad expresiva, tan cara a ciertas poé-
suyas son miradas en soledad, pero en un ticas barrocas. Su poesía postula no ideas
estado ontológico y festivo, y desde la ce- sino imágenes visuales, vitales y empíri-
lebración del cuerpo y la alegría del placer cas que nos iluminan, y, lejos de ence-
de viajar, que es también su ética de vivir. guecernos, nos hacen abrir los ojos para
Purgación de la memoria visual, este poe- ver más clara la realidad y comprender
mario -Autobiografía en el agua- es la ma- que existimos. Podríamos decirlo con los
nifestación de sus percepciones del deseo, versos de Ungaretti: “Me ilumino de in-
en un rapto de recuerdos. mensidad”.
La experiencia poética es así resultado también se transfigura en evasión y reli-
de la percepción empírica de Soledad Ál- gión del cuerpo.
varez, que es transparente como el agua de La anécdota constituye la piedra an-
su biografía, esa agua que vuela a cielo gular en el universo poético de Soledad
abierto. En su mundo poético no hay no- Álvarez; es la semilla de donde brotan no
che sino día: soles y “estaciones íntimas”, pocas fuentes originarias de muchos de sus
días eternos, y un sol perpetuo que sostie- poemas, y que logra trascender con el vue-
ne las miradas de su ser poético; una poe- lo de la metáfora. Asimismo, se percibe la
sía que nos hace abrir los ojos no para ca- descripción de visiones cotidianas de una
llar o hacer silencio, sino para cantarle a la memoria a priori, que relata y canta, en
soledad del mundo. Es poesía que se ali- claves metonímicas, las intuiciones poéti-
menta de miradas, de la contemplación cas de los instantes vividos.
lúdica, en que la realidad se hace memoria Desde Vuelo posible (1994), pasando
del deseo, reminiscencias de los placeres por Las estaciones íntimas (Premio Na-
sensoriales. Canto de inocencia y de expe- cional de Poesía, 2006) hasta Autobiogra-
riencia, entre juego de máscaras e identi- fía en el agua (2015), la poética de Sole-
dades, pendulan los ecos de la desnudez y dad Álvarez ha girado en torno al impe-
el paraíso perdido de la presencia. Elogio rio de la pasión, y creado un universo ver-
de los amantes y celebración de la poten- bal donde gobiernan los sentidos, o más
cia sensual del cuerpo, su poesía refleja un bien, la memoria de los sentidos. Toda
horror al envejecimiento y a la muerte. De su órbita poética posee una constelación
ahí que su obra merodea entre los avatares de signos, en la que el cuerpo erótico es
de la angustia por perseverar en su ser vi- el protagonista de su canto y de su me-
tal, donde el cuerpo se consume con la eter- moria histórica personal. Sus poemas se
nidad. mueven mediante un ritmo musical de
Soledad siempre ha escrito poesía estaciones, en un elogio a la desnudez, que
desde la ebriedad de la realidad, nunca le confiere sentido a la estética del mun-
desde el dolor del mundo; más bien, es- do. Ese ritmo, en tanto organizador del
cribe desde la celebración de la dicha del sentido poético, encierra un tono creati-
ser femenino. Sus poemas, en efecto, nos vo, versátil, lúdico y dinámico, diferente
hacen ver y oír con los ojos y los oídos y autónomo en cada poema, por lo que
bien abiertos para percibir las intuicio- su concepto del ritmo verbal revela una
nes del tiempo y los latidos del espíritu. conciencia estética definida. Ese concep-
Su obra es, así, un viaje del misterio a la to rítmico no es una búsqueda de estilo
carnalidad, en una estrategia lírica que sino una meta y un destino. La suya es
PC 18 se nutre de evocaciones y presencias. una escritura contra la muerte y una afir-
Tránsito y transformación del cuerpo, mación del ansia de vivir, de la voluntad
desarraigo espiritual de los sentidos: el de ser, y de ahí que el amor y el erotismo
ser se resiste a sus metamorfosis mate- funcionan, en su poética personal, como
riales. La imagen poética vagabundea, receptáculos de placer contra el dolor y la
entre la nostalgia que taladra el sentido finitud. Triunfo de Eros y derrota de Ta-
de la vida, y martilla las ilusiones perdi- natos, su obra lírica se mueve en una ga-
das, en la fugacidad de los instantes ro- laxia de símbolos, en su espacio sensible
tos. Ante la muerte y la escatología del y su temporalidad terrestre.
ser, el placer actúa como ente cataliza- Su universo poético es un constante
dor del miedo, pero ese placer, que es diálogo con su cuerpo, una autobiografía
un mecanismo de defensa contra el dolor, íntima, desnuda, despojada de miedo y
desbordante de pasión y gracia de vivir. Con
Autobiografía en el agua, Soledad Álvarez,
le canta a su vida pasada y presente, y a la
vida de su generación, y continúa así su
impronta sostenida y osada, lúdica y cor-
pórea, con la que ha conquistado un espa-
cio en nuestra tradición literaria.
19 CP
. Soledad Álvarez
Poeta y ensayista. Nació en Santo Domingo en 1950. Estudió Filología, con es-
pecialidad en Literatura Hispanoamericana, en Cuba, país donde trabajó en el
Centro de Investigaciones Literarias (CIL) de Casa de las Américas. En la década
del sesenta formó parte del grupo literario “La Antorcha” y del movimiento
conocido como “Joven Poesía Dominicana”, que durante los años setenta reali-
zó numerosas publicaciones y recitales poéticos por todo el país. Fue comenta-
rista y crítica literaria en el periódico El Nacional, con la columna titulada
“Soledad Álvarez escribe A.M.”. También laboró con Manuel Rueda en el suple-
mento cultural Isla Abierta, del periódico Hoy.
PC 20
Olivier Batista Lemaire
Roland Barthes
y el placer de leer
Ser lector no consiste primordialmente el lector que lo atiende? Pero ¿y cómo pen-
en leer unos textos concretos, llamados “li- sar sin recrear lo que hay? Tal vez, precisa-
terarios”, sino en leer de una peculiar ma- mente quepa y deba hacerse porque so-
nera. Es, en definitiva, la configuración de mos lectores; quizás, porque somos lectu-
una determinada actitud placentera y go- ra permanentemente reescrita.
zosa de leer. Desde este punto de vista, no Trazos del placer disuelto en escritu-
se puede ser un buen lector sin leer gozo- ra. Del texto del placer, al acto de leer.
samente un texto. Leer de este modo vie- Soporte y hendidura: tramado de signifi-
ne a ser, así, una convocatoria a una ma- cación para la capacidad perceptiva de la
nera subjetiva de leer. No se trata de una legibilidad. Y desde la profundidad del sím-
técnica del arte de la lectura, sino de la es- bolo, la textura emerge y se muestra como
tética de una vida definida por la acción cuerpo. Cuando textura y trazo se hacen
de leer. Ya la cuestión afecta a toda lectura, uno, en la posibilidad de la escritura, con-
a todo lector. Y, entonces, resulta insufi- fluyen en la simbólica del cuerpo, que se
ciente hablar simplemente de placer de leer. muestra para la comprensión de lo legi-
En tal sentido, la vida y obra de Roland ble. Así, mundo, naturaleza, ciudad,
Barthes son un vivo ejemplo de lo que ser, son cuerpos en el milagro de la legibi-
acabo decir. lidad del texto. La representación de la
Pero ¿cómo hablar barthesianamente escritura como cuerpo, y del cuerpo como
de la lectura a partir de lo escrito? El dis- escritura, se desplaza del símbolo al referen- 27 CP
curso es siempre de alguien o para alguien. te y del referente al símbolo, como vasos
El arte del discurso está, por ello, destina- comunicantes de intensa significación. “El
do, pero también lo está el arte de escribir placer del texto, según Roland Barthes, es
y el de la lectura que sigue a éste. Pues, en ese momento en que mi cuerpo comienza
efecto, escribir es siempre hacerlo para al- a seguir sus propias ideas, pues mi cuerpo
guien, aunque en muchas ocasiones se tra- no tiene las mismas ideas que yo. Texto de
te de un destinatario indeterminado. Ahora placer: el que contenta, colma, da euforia;
bien, dada la disociación entre escritura y proviene de la cultura, no rompe con ella
lectura, nos preguntamos: ¿cómo puede y está ligado a una práctica confortable
ser superada la distancia entre el sentido de la lectura. Texto de goce: el que pone
de un discurso fijado por el que escribe y en estado de pérdida, desacomoda (tal vez
incluso hasta una forma de aburrimien- Hablamos de lectura, en este sentido,
to), hace vacilar los fundamentos históri- como re-decir, reponer en acción, reacti-
cos, culturales, psicológicos del lector, la var el decir del texto, de la obra, su diná-
consistencia de sus gustos, de sus valores y mica, que es el trabajo del sentido sobre sí
de sus recuerdos, pone en crisis su relación mismo. Se produce una auténtica “fic-
con el lenguaje. El brío del texto (sin el ción”—no un fingimiento—, la instaura-
cual en suma no hay texto) sería su volun- ción de una suspensión, operada en el cur-
tad de goce: allí mismo donde excede la so mismo de la praxis efectiva: una poiesis,
demanda, sobrepasa el murmullo y trata la reproducción del proceso creador que
de desbordar, de forzar la liberación de los ha engendrado la obra. Pero, además tiene
adjetivos –que son las puertas del lenguaje lugar, en este caso, una auténtica “catarsis”,
por donde lo ideológico y lo imaginario una rearticulación de la pasión del acto
penetran en grandes oleadas” (“El placer de lectura.
del texto”, p.22). Leemos en verdad desde lo que somos
El cuerpo humano, idealizado en tér- y con lo que somos. Sólo damos ponién-
minos de perfección y armonía, represen- donos en juego. De ahí que el comporta-
tó, para los griegos, la máxima posibilidad miento respecto del texto, según Barthes,
de la belleza y el canon; y la desproporción, haya de ser siempre receptivo y activo, si-
la heterogeneidad y la desmesura, represen- quiera, en ciertos casos, en el modo de re-
taron la fealdad y la monstruosidad. conocerlo como no “incorporable”. Res-
La idealización del cuerpo alcanza una ponder es, a la par, contestar. Pero esto sólo
de sus más altas expresiones en la tradi- es seriamente posible reconociendo que leer
ción órfica de la poesía, así como en lo es introducirse en la obra; mejor, reintro-
que Stendhal llamara el amor pasión: el ducir el habla en la obra. Ello incluye ex-
cuerpo amado como la expresión de la pectativas concretas procedentes del hori-
belleza, tal como se encuentra en el canto zonte de intereses, deseos, necesidades y
órfico que atraviesa los siglos; y tal como experiencias, condicionado por las circuns-
se encuentra en esa “intensidad idealizada”, tancias sociales, las específicas de cada es-
según la frase de Barthes, que refiere el trato social y también biográficas.
amor textual por la lectura y deseo de ser En esa medida, para Barthes, leer es
otro en la escritura. negar el carácter definitivo de lo dado, ne-
El acto de leer se convierte así en el gar sus perfiles de ejemplar aislado, a fin
momento crucial del análisis de leer por de experimentar plenamente el incentivo
puro placer. Sobre dicho acto descansa la del juego, con reglas conocidas y sorpresas
capacidad del relato de la crítica de transfi- todavía desconocidas. Juego, como diji-
PC 28 gurar la experiencia de leer en un acto de mos, ya antes empezado. Pero el sentido
placer. Y, en esa medida, el poder de la fic- del texto únicamente se produce si el lec-
ción se muestra ligado al de la redescrip- tor lo hace no sólo según sus propias con-
ción, y toda lectura ofrece la urdimbre de diciones, sino ante todo según condicio-
un espacio-mundo en el que cabe urdir nes ajenas. Precisamente lo no idéntico es
otras lecturas: espacio de vida soportable, la condición del efecto, que se realiza en el
espacio de supervivencia. Nuestra propia lector, en cuanto constitución del sentido
vida se muestra como el campo de una del texto. En la interacción entre texto y
actividad gozosa, mediante la cual inten- lector se reabren las posibilidades. Se trata
tamos reencontrar/recrear la identidad na- de continuar la dinámica del placer y no
rrativa que nos constituye, como lectores de regodearse en una vacía visión que nada
hedónicos y festivos. produce, una pura ojeada que parece leer
pero ni atiende ni contempla, ni goza ni autor lo hizo. O, aún más todavía, ha de
lee. El lector no tiene ya el papel de devo- reconocerse que el autor, (y la obra) y el
rador ante un objeto que ha de consumir- intérprete “copertenecen” a un ámbito
se, sino el de quien en la espera –más que más amplio que no deja formular o de-
en la expectativa– está abierto, según Bar- terminar.
thes, a la que la obra obre, a la eventual Por ello leer, según Barthes, es reescri-
agregación de sus efectos. Gracias a y por birnos. Somos lecturas que traman texto:
esa actitud, que es una actividad, (suma- tejidos, urdimbre, cañamazo. Somos es-
mente erótica, por cierto), ha de hablarse, fuerzo y deseo de lo otro y, a la par, expre-
por tanto, del lector como experiencia. La sión de carencia, esfuerzo por existir y an-
recepción (aísthesis) es, así, poética y catár- helo de ser. Esta afirmación y necesidad
quica. Leer es entonces reaccionar, repo- muestran que el texto sólo puede decir
ner en acción. Asumir el texto como una desde el mundo, que está en juego, el apro-
acto erótico. piármelo; y ello implica desplegar el hori-
Barthes invariablemente, ha dicho zonte implícito de mundo. Sin esta acogi-
Susan Sontang, actúa en un registro afa- da, no hay nada que leer y, por tanto, nada
ble. No hay afirmaciones rudas ni proféti- que decir-se.
cas, ni súplicas al lector, ni esfuerzos para Ha de decirse, por tanto, que leer en
“no” ser comprendido. “Se trata de la se- verdad es intervenir en el ocurrir del dis-
ducción como juego, nunca como viola- curso. De ahí que deletrear un texto sea
ción. Toda la obra de Barthes es una ex- recorrerlo epidérmicamente, saboreando
ploración de lo histriónico y lo lúdico; de sus singularidades. Con ello se propicia el
muchas e ingeniosas maneras, una excusa ser atravesado por él, en la decisión de pro-
para el paladeo, para una relación festiva seguir y atender su son. La intersección del
(más que dogmática o crédula) con las mundo del texto y del mundo de la vida
ideas. Para Barthes, como para Nietzsche, del lector va más allá –o más acá– de lo
el fin no es alcanzar algo en particular. El dicho (en rigor, en el texto y en el lector).
fin es hacernos audaces, ágiles, sutiles, in- Ambos quedan entretejidos liberándose
teligentes, escépticos. Y dar placer”. –precisamente porque la materialidad es,
Sólo entonces la obra nos dice y nos a la par, apertura– de toda fijación en lo
lee. Considerada por su obrar, se trata de preestablecido, pero lo hacen a través de
captarla y concebirla como efectivo autor, eso dado. La acción “de” leer sólo cabe en
o mejor como el autor mismo. Lo que este echarse a perder que corresponde al
habitualmente denominamos “autor” se dejar y dejarse decir: es la acción “del” leer,
esfuma y difumina como supuesto pro- que deviene asimismo texto. Unicamente
pietario del texto y viene a ser su primer así acontece lo que se dice y cabe subrayar- 29 CP
lector, el efecto activo del funcionamien- se que, en efecto, que comprender un tex-
to de los enunciados. to es seguir su movimiento. Entonces pue-
Una vez alejado el autor, dice Barthes, de leerse –y ésta es la cuestión, que el decir
en su célebre ensayo, “La muerte del au- acaece a su vez como lectura– que inter-
tor”, se vuelve inútil la pretensión de “des- pretar, esto es leer, es, ya no sólo “un” del
cifrar” un texto. Darle a un texto un autor texto, sino “el” acto del texto.
es imponerle un seguro, proveerlo de un La tensión “enfermiza” por apropiar-
significado último, cerrar la escritura”. nos del texto no es sino una expresión de
De este modo se entiende la obra, co- la tensión por apropiarnos “a” nosotros
rrespondiendo a ella de manera más ade- mismos, “de” nosotros mismos, y eso es
cuada que lo que, quizás, el autocalificado un proceso poblado y tejido de textos. Sin
PC 30
embargo, ha de reconocerse que la “intri- “no lugar” en el que, incómodos y erran-
ga” es la obra común del texto y del lector. tes, somos, como texto, el acontecer del
Y, en esa medida, es el acto de lectura el curso de la palabra.
que, en efecto “realiza” la obra. Y, sencilla- A condición, en todo caso, de que el
mente, porque la lectura misma es ya una proceso de composición, de configuración,
forma de vivir en el universo de la obra. Y no se realice en el texto sino en el lector.
sobre todo, porque la vida se presenta como Así se posibilita la reconfiguración de la
una actividad y una pasión en búsqueda vida por parte del texto, en tanto se pro-
de relato. duce la refiguración por él de la acción, en
La lectura se precipita buscando en los el acto mismo de lectura.
textos la cifra de esa identidad con una De acuerdo al análisis de Barthes, “la
pasión inconmovida y neutra ante el re- literatura (sería mejor decir la escritura, de
clamo de comprensión. Aprender a través ahora en adelante), al rehusar la asignación
de la lectura el gesto esencial del placer, al texto (y el mundo como texto) de un
recobrar la vida desde esas palabras exte- “secreto”, es decir, un sentido último, se
riores a la misma vida, hace su identidad entrega a una actividad que se podría lla-
resurgir como presencia, dotada de relie- mar contraideológica, revolucionaria en
ve, de edades, de duración: conjurar la sentido propio, pues rehusar la detención
duración infinita de la ausencia. No se del sentido, es en definitiva, rechazar a Dios
busca la comprensión de los textos, la mi- y a las hipóstasis, la razón, la ciencia, la
rada no se demora en ese espejismo, según ley”(“El susurro del lenguaje”, p.70).
Jacques Derrida. La lectura parece regida Por eso, el sentido del texto no des-
por una voluntad de fidelidad. Se enfren- cansa, sin más en él, dormido, esperando
ta entonces a la crudeza insostenible de su ser liberado por la presupuesta genialidad
límite: recorrer la letra para sustraerse a su de un lector. Y esta carencia es la matriz
velo, para leer en el texto la verdad de la productiva para que siempre de nuevo, en
escritura y, con ella, recuperar la identidad los contextos más diversos, sea capaz de
de la vida de quien ha escrito. No obstan- proporcionar un nuevo sentido, al “insen-
te, Derrida afirma no una condición de sato juego” de leer. Ahora bien, si Umber-
fidelidad, en la obra de Barthes, sino un to Eco ha subrayado que precisamente “de
“movimiento” de la fidelidad que habría lo que no se puede teorizar hay que na-
de emanar de ese tránsito de un borde al rrarlo”, la lectura, al reescribir, realimenta y
otro de su obra. reactiva no sólo lo dicho sino también aque-
Tal quiebra de fidelidad da que decir, al llo que da qué decir. Gracias a ella se preser-
presentar el abismo en el que consiste cuan- va lo no dicho, en virtud de lo que se dice y
to es. Su escuchar abre el tal vez inhabitable en lo que se dice. Esta es su narración. 31 CP
. Plinio Chahín
Poeta y ensayista nacido en Santo Domingo, 1959. Con una licenciatura en Letras,
estudios y diplomas de postgrado en Lengua y Literatura, enseña en la Facultad de
Artes y la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domin-
go. Ha publicado los siguientes libros: ¿Literatura sin Lenguaje? Escritos sobre el
silencio y otros textos, con el cual obtuvo el Premio Nacional de Ensayo Pedro Henríquez
Ureña del año 2005; Hechizos de la Hybris, con el que obtuvo el Premio Casa de
Teatro del año 1998; Oficios de un celebrante, Solemnidades de la muerte, Consu-
mación de la Carne, Pasión en el oficio de la crítica y Cabaret místico. En 2002
publicó, en colaboración con René Rodríguez Soriano, el texto experimental Salvo
el insomnio. Numerosos ensayos, literarios y filosóficos, han aparecido en varios
medios especializados del país y el extranjero. Su poesía completa fue editada por
el Ministerio de Cultura con el título Narración de un cuerpo, en 2012.
PC 32
Héctor Pavón
Marc Augé
Otras escenas sobremodernas
Entrevista. En su libro nuevo, el padre del concepto de “no lugares” releva los objetos y
los casos que inquietan hoy a los antropólogos de todo el mundo.
La vida activa del antropólogo ha cam- aquellos que se preocupan por este mun-
biado. La ciudad atravesada por tramas do y se interesan por la antropología”. De
sociales que entran en conflicto entre sí es esos mundos nuevos habló Augé en su úl-
el escenario donde se mueven los antro- tima visita a Buenos Aires.
pólogos del siglo XXI. Los territorios de
pueblos indígenas, olvidados, perdidos, ¿Cuáles son los nuevos objetos de estu-
han cedido terreno a los desafíos de las dio que entraron en el campo antropo-
metrópolis en tanto objetos clásicos de lógico en las últimas décadas?
estudio. Hay funciones nuevas y replan- La antropología ha sido definida a
teos. “Nunca como hoy ha sido necesaria menudo a través de sus objetos empíricos,
una mirada antropológica de carácter crí- es decir, las sociedades primitivas o peque-
tico; nunca, además, ese derecho a la mi- ños grupos. Es importante recordar la de-
rada ha sido tan difícil de ejercer, a tal pun- finición teórica: estudio de las relaciones
to han cambiado los criterios sobre lo na- sociales tal como son representadas y sim-
tural y lo evidente”, dice Marc Augé en su bolizadas en un pequeño grupo, tomando
libro reciente: El antropólogo y el mundo en cuenta su contexto. Hoy es posible ha-
global (editado por Siglo XXI, traducido cer estudios de antropología de cualquier
por Ariel Dilon). Augé ha sido el sinóni- grupo, pero hay algo para tener en cuenta. 33 CP
mo de una antropología que descubrió su El contexto del cual tenemos que tomar
razón de ser “sobremoderna” en la vida conciencia es un contexto planetario, in-
cotidiana, en la exacerbación de lo urba- cluso por los antropólogos que trabajan
no, en las formas que generosamente otor- en su mayoría con pequeños grupos indí-
gaba la ciudad global, recordemos su genas. Hay muchos factores que pertene-
libro Elogio de la bicicleta . Y continúa: cen al planeta, pero el contexto cambió y
“Este es el libro de un antropólogo que se también las relaciones a partir del momen-
interroga sobre su disciplina y sobre el to en el cual hay desarrollo de las técnicas
mundo en el que vive. Y que propone, de los medios de comunicación, el desa-
aquí, una lectura del mundo global, con rrollo de Internet. Aquí se podría decir
la esperanza de capturar la atención de que, los medios, las nuevas tecnologías,
cambian las relaciones. Pero: ¿son realmen- colonizados por quién. Tenemos el gran
te las mismas relaciones cuando se habla capital, el mercado, las potencias financie-
de la comunicación? No creo que las rela- ras, pero no sabemos por quién porque el
ciones a través de los medios sean tales. El mundo ha cambiado de escala.
problema es que pueden dar la ilusión de
que están en un mundo per se, como una ¿Hay esperanzas en ese mundo que us-
realidad empírica mundial, eso es un pro- ted esboza? ¿La esperanza puede venir
blema. de la mano de la política?
No es posible vivir sin esperanza pero
En su libro habla de la felicidad... ¿Es un las situaciones son complejas. Podríamos
objeto de análisis para usted? pensar que somos casi ciudadanos del
Sí. Además, es una idea de la moder- mundo, es el caso de ciertos privilegiados.
nidad. Hay todo un aparato de publici- Pero por otro lado es una idea que no fun-
dad, de persuasión, que puede hacer pen- ciona mucho, el hecho de que hay un cre-
sar a cada uno que ser feliz es consumir, cimiento de la brecha entre ricos y pobres,
tener los medios para consumir. También instruidos y no instruidos, comunica una
hay una tentación de concebir las relacio- sensación de miedo porque el futuro in-
nes entre las personas, como una evalua- mediato del mundo no es una democracia
ción de posesión o de consumo también. extendida al planeta entero, sino una oli-
Eso es algo fundamental, porque la no- garquía con una clase de potentes, cerca
ción de poder siempre ha sido la perver- del conocimiento del poder del dinero, una
sión íntima de las relaciones. Es decir que clase de consumidores, que hacen funcio-
no hay ninguna individualidad ni identi- nar al sistema y una clase de excluidos.
dad que se pueda pensar sin alteridad, sus Entre los menos ricos de los consumido-
relaciones con parientes, amigos. Lo que res y los excluidos hay una frontera muy
llamamos cultura es un conjunto de rela- ligera, hay formas de miedo que destru-
ciones simbolizadas. En la raíz de la rela- yen la esperanza. Los migrantes son una
ción hay una idea de poder y creo que la manifestación de esperanza o de volunta-
encontramos en los vínculos entre sexos, rismo, son los héroes del mundo actual,
en todas las sociedades. pero tienen una larga historia por delante.
Es siempre difícil conjugar las historias
¿Cómo se manifiesta el poder en esas generales y la historia singular.
relaciones?
En las relaciones entre los grupos hu- ¿Y qué pasa con los que hoy están lle-
manos mismos, los viajes colonizadores, gando a Europa del modo más primiti-
PC 34 por ejemplo, han sido un éxito en un sen- vo y exponiéndose a todo tipo de des-
tido y por otro lado un fracaso. Cuando gracias?
los occidentales descubrieron América, ese Tenemos en Francia, como en otras
acto se volvió una situación de poder. Lo partes del mundo, un problema de inmi-
que me pregunto es saber si en esta forma gración que suscita formas de racismo, de
de relaciones que establecen los medios de xenofobia. Por ejemplo, el caso de los ára-
comunicación no hay también una forma bes de África del Norte que viven desde
de poder, que se puede expresar. Es decir, hace mucho en Francia –y que ya se en-
estamos en un mundo extraño, dentro del cuentran en la tercera o cuarta generación
cual todos tenemos la convicción de que y ya son franceses– presenta un problema
estamos colonizados, incluso por los an- de integración. Muchos viven en las perife-
tiguos colonizadores, pero no sabemos rias de París donde aparecieron fenómenos
de xenofobia con las diversas olas de mi- analizar las consecuencias. La pensé como
graciones. La situación puede llegar a ser algo surgido de la relación entre la moder-
más problemática. nidad, como nació en el siglo XVIII y la
modernidad actual. La palabra posmoder-
Anteriormente escribió un libro cuyo nidad no dice nada. Hay una acción de
título es “El futuro”, pero me da la im- todos los factores que hace difícil com-
presión de que usted ama el pasado. Lo prender lo que pasa, incluso que hay des-
leemos, por ejemplo, en ese texto bello viaciones. La idea del individuo se volvió
sobre la película “Casablanca”. la de consumidor; la idea de universalidad,
Es más fácil hablar del pasado, porque la de lo global. Es una continuación de la
todos tenemos cosas que decir. Pero el fu- idea moderna, razón por la cual he habla-
turo es difícil. ¿Por qué no hablamos del do de sobremodernidad.
futuro cuando la ciencia va adelante y pro-
gresa? Pienso que hay muchas razones, la ¿Usted cree que después de esta crisis
primera es el fracaso de las utopías del si- que atraviesa Europa, habrá alguna ga-
glo XIX en el siglo XX, principalmente el nancia, algún aprendizaje?
marxismo. Además, tengo la impresión de Tengo dos cosas para decir, por un
que estamos viviendo el fracaso de la últi- lado, la historia no se acabó, va a conti-
ma gran utopía liberal, con Fukuyama y nuar bajo todas sus formas, a pesar de la
el fin de la historia. Por un lado, las dicta- globalización. Por otro lado, la historia
duras se acomodan muy bien en el merca- nunca ha sido un río tranquilo: otra vez
do liberal; y, por otro lado, vemos que la habrá violencia, huelgas, otros enfrenta-
diferencia entre la franja más rica de los mientos. Porque la historia siempre pre-
ricos y la franja más pobre de los pobres senta la dificultad de pasar al nivel indivi-
no cesa de crecer, es decir, que no hay nin- dual y general de la historia, porque cada
guna realidad correspondiente a la utopía uno de nosotros legítimamente es impa-
del fin de la historia. La ciencia es el único ciente, quiere que las cosas evolucionen
dominio dentro del cual podemos tener pero la historia toma su tiempo, hay mu-
una idea positiva del concepto de progre- chas contradicciones.
so. Descubrimos cosas importantes, esta-
mos en la frontera del universo. La razón ¿Cómo se expresa la crisis en Francia?
por la que no podemos imaginar bien el ¿Qué aparece en la superficie?
futuro es que tenemos miedo del futuro, Se ve de diversas maneras. París me
de las situaciones económicas, por ejem- gusta menos, hay una agresividad de la
plo, hay muchas formas de miedo. Pero gente que me parece peligrosa. Hay nue-
también hay una incertidumbre sobre lo vos pobres que son visibles. Por otro lado 35 CP
que vamos a descubrir: hay una democra- hay una crisis en las empresas también,
tización de la angustia pascaliana. hubo suicidios debido a las nuevas formas
de trabajo. El trabajo no es más una opor-
Desde hace tiempo usted define esta tunidad de sociabilidad; es una prueba de
época como sobremodernidad, ¿qué ca- soledad, de aislamiento. La crisis se perci-
racterísticas tiene en particular para lla- be también en los miedos de los jóvenes y
marse de ese modo? en el aumento del desempleo. Pero hay
He utilizado esta palabra pensando en aspectos positivos: hace veinte años nadie
la noción de sobredeterminación de Al- sabía lo que era realmente la riqueza, aho-
thusser. Es esta idea de que, cuando hay ra se percibe mejor, sabemos que las em-
muchos factores del desarrollo, no es fácil presas que suman desempleados aumentan
sus beneficios. Hay un concepto en la cul-
tura de la empresa que no significa nada
más debido a las situaciones antagonistas
de los diversos actores, los propietarios de
la empresa –que son los accionistas– y los
empleados. Hemos aprendido también
cuanto ganaban los directores de las em-
presas, cifras inimaginables. Es algo bue-
no por la información de la gente, la toma
de conciencia de la situación. Se escucha a
los dirigentes de empresas decir “es nor-
mal que yo gane dinero porque tengo res-
ponsabilidades, trabajo mucho”; es decir,
los otros no tienen responsabilidades, tra-
bajan poco. Los están insultando.
PC 36
. Marc Augé
. Yuniris Ramírez
C ualquiera pensaría que los cientos de Eran las cinco y media de la tarde del
jóvenes que lo escuchaban atentos le ha- lunes 2 de diciembre de 2013. Era el audi-
bían impregnado energía, más ganas de torio Juan Rulfo de la Feria Internacional
vivir; pero fue al revés. Fue él, Yves del Libro de Guadalajara hasta donde ha-
Bonnefoy, con sus 90 años, quien irradia- bía ido Bonnefoy (Tours, 1923) para reci-
ba fervor por la vida y la realidad. Habla- bir dos días antes el Premio FIL de Lite-
ba de poesía, hablaba de palabras, del alien- ratura en Lenguas Romances. Tenía a los
to vivificador que hay en ellas y de su ca- estudiantes hechizados. Antes de su llega-
pacidad de crear el mundo. De cambiarlo, da todo era algarabía, pero una vez empe-
PC 40 incluso. Hilos de murmullos aquí y allá zó a hablar su voz trajo el silencio, el silen-
desprendían los mil estudiantes mexicanos cio al murmullo intermitente y una hora
mientras escuchaban al poeta, ensayista, después otra vez la algarabía. Tal vez no
traductor y crítico expresarse en su francés entendieran muy bien todo lo que el poe-
de reminiscencias antiguas mientras ellos ta les decía, pero preguntaban y se les veía
con sus cascos escuchaban la traducción del contentos.
que les habían dicho era uno de los escri- Yves Bonnefoy, sin pretenderlo, había
tores más importantes de Francia. creado el mejor escenario y ejemplo de lo
“Los poemas no tienen significado. que siempre ha dicho y pensado respecto
Cuando se lee uno hay que preguntar a la a la función y cometido de las palabras y
propia experiencia, a la memoria. Y a par- la poesía. Y su influjo en la vida de cada
tir de ahí buscarle la interpretación”. uno como lo cuenta en su libro de ensayo El
territorio interior (Sexto Piso). Palabra oral reordenarlo. La palabra es nuestra princi-
y escrita donde se celebra el derrumbe de pal conexión con la realidad y la poesía
la Torre de Babel que permitió la prolife- su mejor vía. Por eso es necesario que las
ración de las lenguas y con ellas el calei- liberemos de ese yugo en el cual las he-
doscopio de la realidad, de que cada cosa mos metido”.
tiene un nombre y ese nombre es multi- Con las manos entrecruzadas sobre la
forme porque suena distinto en cada len- mesa de cristal, Bonnefoy deja claro que
gua y a su vez su historia varía en cada in- el poeta no deja nada al azar. Se esmera
dividuo de acuerdo con la biografía y hue- por buscar el término preciso que se aproxi-
lla que haya dejado en cada persona. Bon- me a la realidad física o lo que quiere con-
nefoy hablando francés ante una muche- tar, transmitir. Lo atisbó desde muy niño
dumbre, alguien traduciendo en un espa- cuando empezó a leer y notó la intensidad
ñol mexicano y los muchachos interpre- de las palabras y supo lo que quería escribir.
tando o adaptando dichas palabras a su “Yo no he elegido la literatura, sino la
propio mundo. poesía. No son la misma cosa. La literatu-
“En una conversación cotidiana, las ra es una posibilidad de la lengua, la poe-
palabras sirven para que nos entendamos, sía es una manera de despertar la palabra.
pero desaparecen. En cambio, en la poesía Y debemos hacer una distinción funda-
esas mismas palabras reaparecen en su ver- mental entre la lengua y la palabra. La len-
dadera realidad y son nombres propios que gua es un conjunto de nociones que nos
señalan o designan las cosas como son para permiten encontrar diferentes aspectos de
mostrarnos la realidad”. la realidad, la literatura es la construcción
La poesía debe decir: ‘Existe una Rea- que hacemos de ella por medio del len-
lidad’. La poesía es aquello que exige la guaje. Todas las experiencias están aquí
existencia del mundo permitidas, todas las distracciones e irres-
“¡Espléndido!”. Así recordaría Bonne- ponsabilidades. La poesía es la respuesta
foy la experiencia con los mil muchachos, que se lanza en dirección a la lengua, cuan-
al día siguiente, en el estand de EL PAÍS en do nos preguntamos acerca de nuestras ne-
la FIL, sentado en una silla, delante de una cesidades fundamentales. No es un lugar
portada de Babelia titulada: ‘Verdi. Maes- para divertimentos, ni de la experimenta-
tro de la vida’. Ahora está bajo la mirada ción existencial: es el lugar de la exigencia
de la Aída verdiana este poeta de obras de la responsabilidad”.
como Las tablas curvas, Principio y fin de La literatura es una posibilidad de la
la nieve y Del movimiento y la inmovili- lengua, la poesía es una manera de desper-
dad de Douve; de los ensayos La nube roja, tar la palabra
La traducción de la poesía, Donde la flecha Sus ojos azules se agrandan para ir a 41 CP
cae o El artista del último día; traductor los días en que aprendió a leer. Tendría unos
de maestros como Shakespeare y explora- cinco años. Fue con esos libros para niños
dor de mitos como se refleja en en los que junto a una palabra está su di-
su Diccionario de las mitologías. Serio y con bujo. Supo que no se trataba solo de le-
sus cabellos blancos, menos alborotados tras. Vio un árbol a los pies de la palabra
que el día anterior, la voz del autor suena ÁRBOL, una rosa junto a la palabra ROSA,
baja en medio del rumor de la feria. un perro haciendo compañía a la palabra
“La palabra, las palabras, están en el PERRO.
centro de todo. Son el embrión que no “Recuerdo que fui golpeado
solo describe y señala y nombra el mun- profundamente por la relación que apa-
do sino que lo ordena y puede salvarlo, recía entre la palabra y la cosa. Tenía la
sensación de que la palabra era la embaja- apertura si se puede llamar así, de recen-
dora de la cosa, su representante entre no- trar nuestra atención sobre el lugar terres-
sotros. Es mi primer recuerdo sobre la ex- tre como tal. Ahora en que muchas de las
periencia del lenguaje. En ese momento especies desaparecen, en que el aire está con-
comprendí que la poesía ejercía esta rela- taminado, en que la población es tan nu-
ción con la palabra. Después encontré, en merosa que no hay suficientes recursos, es
los poemas que nos hacían leer, que existía necesario tomar conciencia de nuestro pa-
un ritmo, una música dentro de los poe- pel, y el papel de la poesía es facilitar esta
mas, que no era inherente a las conversa- toma de conciencias. Necesitamos una voz
ciones, sino que existía solo en la poesía. profética que anuncie los desastres y des-
Así consideré que mi destino era practicar pierte la conciencia”.
ese ritmo que hacía que las palabras entra- Lo dice con una sombra de tristeza y
ran en contacto con el mundo”. esperanza. Como cuando habla de la falta
Convencido y emocionado, Bonnefoy de motivación de las instituciones para que
dice que la palabra tiene vida; es un mun- la gente lea poesía. Algunas personas que
do, y crea un universo. Y su encadenamien- pasan por ahí se detienen a escucharlo.
to con otras palabras, su combinación para En las dudas de Hamlet, en sus angus-
crear frases transforma y altera su esencia, tias, es donde la modernidad encontró su
su significado. Para él las palabras cotidia- suelo más fértil
nas se usan sin darles el valor que merecen. “Lo que ha ocurrido es que el sistema
“La poesía está para recordarnos que educativo ha tenido una preocupación so-
todas las palabras, incluidas las que usa- ciológica, científica y psicológica que ha
mos automáticamente, o tanto que pare- desviado la atención de esta relación que
cen gastadas y poco relevantes, son las res- la palabra poética establece con el mundo.
ponsables de la realidad. Para nosotros es Se ha cambiado la experiencia poética di-
importante la existencia de una tierra, su- recta por la explicación del poema y esa
ficiente, benéfica, que nos permita dar un reflexión académica ha dado paso a una
sentido a nuestra existencia, que nos per- situación en la cual la poesía no puede res-
mita estar unidos en un lugar donde exista pirar. He ahí el problema con la recepción
la vida, aunque por momentos resulte su- de la poesía”.
rreal. Diría que la poesía habla solo acerca Sentir. Sin temor. Expresar, sin mie-
de eso, en esencia. Fundamentalmente la do. Dar rienda suelta a la memoria para
poesía debe decir: ‘Existe una Realidad’, poder interpretar los versos que cobran
debemos ser parte del mundo, no debe- nueva vida en cada lector. Algunas perso-
mos dejarnos llevar por esa distracción que nas siguen ahí, asomadas en silencio a lo
PC 42 nos hace aceptar nuestras existencias como que dice él, ahora entre lo finito y lo infi-
algo abstracto, o resignado a la irrealidad. nito. Pastorea el Tiempo donde está in-
¡La poesía es aquello que exige la existen- merso el ser humano y con el que debe
cia del mundo!”. aprender a relacionarse.
El escritor, con el ceño fruncido, se “La poesía hace acercamientos más
inclina hacia delante. El murmullo de la profundos a la condición humana, a lo
feria ahoga su voz. Sus oídos están cansa- que sabemos y está detrás. Las grandes
dos. Sonríe al ver delatados sus desgastes. Y obras de la poesía se han arriesgado mu-
lamenta que cada vez se lea menos poesía. cho antes por los laberintos de la con-
“El medio ambiente de la Tierra vive ciencia nuestra. En las dudas de Hamlet
amenazado. La lectura de poesía nos re- es donde la modernidad encontró su sue-
gresa a la capacidad fundamental, una lo más fértil”.
La realidad con sus encrucijadas está Palabras e ideas embajadoras en poemas
presente en El territorio interior: “Existir, como La rapidez de las nubes:
pero de otra forma, y no en la superficie
de las cosas, en el meandro de los cami- En mi sueño de ayer
nos, en el azar: como un nadador que se El grano de otros años ardía a fuego lento,
sumergiese en el porvenir para emerger Sin calor, en el suelo embaldosado.
luego cubierto de algas, y más ancho de Descalzos, lo apartaban nuestros pies como
frente, y de espaldas”. Ir más allá de las un agua límpida.
quimeras es su invitación, dar a cada cosa ¡Oh amiga mía,
su lugar y función. “Es la relación con el Qué distancia tan débil separaba nuestros
otro la esencia del pensamiento moral”. cuerpos!
Considera que la poesía es el origen de la La hoja de la espada del tiempo
preocupación ética o filosófica. No duda que merodea
en soplarnos que “la sociedad sucumbirá ¡Hubiese allí buscado en vano lugar
si la poesía se extingue”. para vencer!
43 CP
. Yves Bonnefoy
Poeta y crítico de arte, nació en Tours, Francia en 1923. Influido por Baudelaire,
Mallarmé, Jouve y Sartre, su obra poética se caracteriza por su dimensión filo-
sófica (Del movimiento y de la inmovilidad de Douve, 1953; Dans le leurre du
seuil, 1975). Es autor de ensayos sobre arte y poética (Un rêve fait à Mantoue,
1967; Le nuage rouge, 1977; La Poésie et l’Humanité, 1984). En 1981 recibió el
Gran premio de poesía de la Academia francesa. En los años noventa ha publica-
do muchas obras y diversos géneros, entre las que destacan Entretiens sur la
poésie 1972-1990 (1990), Alechinsky, les traversees (1992), La journée d’Alexandre
Hollan (1995) y L’arriere-pays (1998).
PC 4 4
Adolfo Castañón
Traslación de Barthes
La canción del otro Rolando1
1
Palabras leídas en la mesa redonda en homenaje a Roland Barthes por los cien años de su natalicio: “100
años en busca del deseo de lo neutro”, participan Liliana Weinberg, Raúl Dorra y Alberto Paredes, martes
3 de noviembre de 2015, 19:00 hrs., Casa de Francia.
Véase, por ejemplo, cómo en su biografía aquellos civilizados isleños asiáticos?–, a la
del historiador Jules Michelet3 sabe esta- música y a la pintura, a la novela de las
llar e innovar el aparentemente anodino ideas y a las ideas de la novela, a la expe-
género de la cronología –ningún género es riencia estética en prácticamente todas sus
anodino, diría Barthes– para elevarlo al formas –es que cualquiera que se adentre
cubo de la imaginación ensayística. En otra en ella por cualquiera de sus numerosas
vertiente, en una serie de instantáneas don- entradas, advertirá de inmediato el entu-
de la crónica de hechos se desdobla en la siasmo intelectual con el que está hecha
anacrónica de sus fábulas y de sus fantas- esa obra en cada uno de sus textos, en cada
mas, titulada Mythologies, Barthes, de un tramo de su fragmentaria escritura, la no-
lado, acuña un género –la “mitología”– y, vela ha muerto, el ensayo vive a través de
del otro, socializa la etopeya y el “carác- su muerte–, tendrá la percepción de que
ter”, a la manera de La Bruyére, para fe- se trata de una obra y de una escritura que
cundar el ensayo y la crónica: así, esas glo- tiene la rara cualidad de saberse en proce-
sas escritas al margen de los cuadernos del so: una suerte de hormigueo sintáctico y
tiempo lo hermanan con Friedrich Nie- relacional, de imperceptible temblor he-
tzsche y con Walter Benjamin, con José raldo de correspondencias subyacentes a la
Ortega y Gasset y con Eugenio D’ors, con multitud de temas que trata. Esta crítica
José Moreno Villa, Alfonso Reyes y Emi- inquietud inteligente asocia el proyecto de
lio Cecchi. Si con el libro Sobre Racine Barthes a las órbitas de Susan Sontag, en
Barthes entraba en diálogo y tácita polé- lengua inglesa, y a las de Octavio Paz y
mica con Lucien Goldman y Paul Béni- Carlos Monsiváis en México. Es probable
chou, y en explicito con Robert Ricard, y que esta percepción del conjunto de la obra
con S/Z leía el revés del tapiz de G. Luc- de Roland Barthes se me hubiese hurtado
kács sobre Balzcac, en El sistema de la si no hubiese sido llamado a traducir su
moda, Barthes irá más allá de Georg Sim- Diario de duelo para Siglo XXI Editores.
mel y de los formalistas rusos para conso- Barthes, como se sabe, llevó en estos apun-
lidar los cimientos de la semiología al bus- tes el registro de la enfermedad y muerte
car establecer un sistema de signos de la so- de la autora de sus días con quien convi-
ciedad y de lo social a partir de los indu- vió hasta su desaparición. Diario de duelo
mentos, ropajes, guardarropas, accesorios y es a la par un documento doliente y agó-
hábitos con que se cubre y encubre un cuer- nico y un monumento mental y sentimen-
po social... Estamos ya en plena semiología tal que fue dejando el autor en una serie
y en las fronteras que colindan con la etno- de hojas y papeletas sueltas que fueron re-
logía, la etnografía, la economía, el dere- cogidas piadosamente por su amigo, dis-
cho, el psicoanálisis y la antropología. Ro-
PC 46
cípulo y compañero Eric Marty. Las hojas
land Barthes supo atravesar la marea del es- de ese Diario de duelo tienen la virtud de
tructuralismo y sacar de su faz y reflujo lec- hacer sentir al lector hasta qué punto Ro-
ciones formales y perdurables para renovar land Barthes era capaz de sentir al otro y
la crítica literaria y las ciencias sociales. de poner en relación ese afecto con el mun-
Uno de los rasgos admirables de esta do de la historia y de las ideas. Roland
obra que se abre a la fotografía y al erotis- Barthes dice en El placer del texto que el
mo, al teatro y al deporte, a la publicidad deseo de un escritor es en última instancia
y a la cultura japonesa –él tan francés aun- el deseo de ser amado: la cantidad de artí-
que ¿no son un poco franceses los japoneses, culos y libros escritos sobre él, empezando
2
Roland Barthes por Roland Barthes, Barcelona, Paidós, 2004.
3
Roland Barthes, Michelet, México, Fondo de Cultura Económica, 1988.
por la amplia biografía de Tiphaine Samo- y el sentido común se amalgamaron en una
yault (2015), la novela de las ideas y a las sintaxis inconfundible que fue la de Ro-
ideas de la novela, coloquios, encuentros, land Barthes. Barthes es un revisionista de
publicaciones de todo tipo, hacen ver hasta la historia literaria, un lector que sabe que
qué punto Roland Barthes es amado y ne- es preciso releer, un reformador capaz de
cesitado por las letras, las artes la crítica de fundar a fuerza de ir a los cimientos, revisa
arte, la semiología y la sociología. Cierto, y polemiza con los lugares comunes y los
el amor no es una cifra intelectual, es, en saberes heredados sobre autores y obras
cambio, un signo de comunidad. De ahí para devolverles una presencia e intensi-
que agradezcamos a la obra de Roland dad perdidas, pero por eso mismo afirma
Barthes que nos devuelva esa comunidad. la actualidad de la crítica y del crítico, de
De El grado cero de la escritura al dis- la posibilidad misma de la crítica. Barthes
curso y las lecciones en torno a lo neutro se refiere con cierta constancia a la técnica
dictadas en El College de France, se da en de los escritores, pero, ¿sería posible ha-
la obra de Barthes una interrogación que blar de una técnica de Roland Barthes? Una
merodea el vacío, el silencio, la ausencia. parte de esa técnica cabría ser descrita como
No en vano en las citadas lecciones la es- una fenomenología sui-géneris que apunta
critura y el pensamiento de Maurice Blan- a la descripción de aquello que pasa ante o
chot están, se diría, obsesivamente presen- por el ojo de la mente: sea un poema, la
tes, junto con el pensamiento taoísta y las representación de una obra de teatro, o aun
obras del místico renano Jakob Böehm. un género periodístico como el elusivo
De otro lado, cabría decir que la oposi- “fait divers” del cual no solamente elabora
ción que aparece en Barthes entre escritor una teoría sino que, a partir de ahí, proce-
y escriba, entre creador y amanuense, se va sará un proyecto como el de su libro
a organizar y cobrar cuerpo en la obra del Mythologies. A esa descripción, lo más lim-
mismo autor quien es tan pronto un crea- pia y desnuda que pueda ser en un princi-
dor y hasta un virtuoso y a la par un arte- pio, Barthes la va preñando de asociacio-
sano discreto capaz de aplicar los métodos nes, galvanizando con coordenadas críti-
que él mismo se propone. Pero Barthes cas, observaciones históricas que la asedian
siempre parecerá como un ser aparte –igual y ajustan hasta hacerla rendir su sentido,
que Blanchot–, un irreductible o, para em- hasta hacerla armar un sistema de signos,
plear la voz de George Steiner, un “extra- un juego capaz de imantar el texto mismo
territorial”, pues no resulta asimilable ni y sus sombras. Sobra decir que a la des-
por las poetas y narradores ni por los pen- cripción misma Barthes la va a combinar,
sadores y filósofos. Recuérdese cómo a cocinar con los análisis retóricos perti-
Claude Levi- Strauss se negó a ser el asesor nentes, con el repaso de las figuras de dic- 47 CP
de tesis de El sistema de la moda, según da ción y con un arte de la comparación en-
noticia en su biografía Tiphaine Samo- tre épocas y momentos. Estos movimien-
yault. Este buscar el vacío, el grado cero tos confieren a sus textos una actualidad
de la escritura alinea a Barthes en la órbita que va más allá de lo circunstancial. Bar-
de un Marcel Duchamp que hace de la thes es legible más allá de las circunstan-
obra de arte una exaltación del juego y en cias en que se originan sus textos y, en cierto
última instancia del vacío. modo, más allá de ellos.
La distinción entre escritor y escriba Muchos de los textos de Barthes están
es una de los legados de esta peculiar inteli- hechos de fragmentos, en sus obras, el frag-
gencia en quien la sociología, la etnología, mento es un procedimiento sustantivo de
la antropología, la filosofía, el psicoanálisis la articulación discursiva que le permite al
autor saltar de un tema a otro y volver a Pequeña guía:
él, como en una partitura musical –no se Barthes, Roland, Essais critiques, Paris, Éditions du
debe olvidar que una de las aficiones del Seuil (Col. Tel Quel), 1964.
escritor era precisamente la música, el ha- ————, Crítica y verdad, traducción de José
Bianco, 1ª ed. 1966, México, Siglo XXI, 1972.
cer y tocar música él mismo–. Ese arte del ————, Sobre Racine, traducción de Jaime Mo-
salto lo debe haber aprendido Barthes de reno Villareal, México, Siglo XXI, 1992.
los moralistas franceses –de La Bruyère y ————, El grano de la voz, traducción de Nora
Pasternak, México, Siglo XXI, 1985.
La Rochefoucauld–, de Novalis, de Nie- ————, Michelet, México, Fondo de Cultura
tzsche y, más próximo a él, de Maurice Económica, 1988.
Blanchot. Blanchot es, por cierto, uno de ————, Le Neutre. Cours au Collège de France
(1977-1978), texte établi, annoté et présenté
los interlocutores secretos que permitirían par Thomas Clerc, sous la direction d’Éric
al lector reconstruir el lugar de la enuncia- Marty, Paris, Éditions du Seuil (Col. Traces
ción desde el cual se articulan muchos de Écrites), 2002.
————, Cómo vivir juntos. Simulaciones noveles-
los discursos de Barthes. Cabe comparar cas de algunos espacios cotidianos, prólogo de
en ese sentido los ensayos de Maurice Blan- Alan Pauls, traducción de Patricia Wilson,
chot y de Roland Barthes sobre Franz Ka- México, Siglo XXI, 2003.
————, Lo neutro, México, Siglo XXI, 2004.
fka para ver hasta qué punto, el autor de ————, La preparación de la novela, México,
El grado cero de la escritura, dialoga con el Siglo XXI, 2005.
autor de El espacio literario. ————, El placer del texto y lección inaugural de
la cátedra de semiología literaria del collège de
La felicidad de las fórmulas de Bar- France, traducción de Nicolás Rosa y Oscar
thes se debe en buena medida a la conjun- Terán, México, Siglo XXI, 2007.
ción y extrapolación hacia la crítica litera- ————, Del deporte y los hombres, traducción de
Núria Petit Fontseré, 1ª ed. 2004, Madrid,
ria de los saberes de la lingüística prove- Paidós, 2008.
nientes de Saussure y de la etnología de ————, Diario de duelo, traducción de Adolfo
Mauss, combinados con un sólido saber Castañón, México, Siglo XXI, 2009.
————, Mitologías, traducción de Héctor Sch-
filosófico y, en particular, marxista. Esta mucler, México, Siglo XXI, 2010.
felicidad viene también de un sentido agudo ————, El grado cero de la escritura. Nuevos ensa-
de la responsabilidad del crítico ante la obra. yos críticos, México, Siglo XXI, 2011.
————, Fragmentos de un discurso amoroso, tra-
Acaso podría decirse que la obra crítica de ducción de Eduardo Molina, México, Siglo
Barthes se da como una interrogación desde XXI, 2011.
adentro a la pregunta ¿Qué es la literatura? ————, S/Z, traducción de Nicolás Rosa, edi-
ción revisada y corregida, México, Siglo XXI,
que Sartre –un anti-modelo de Barthes– se 2011.
formulaba desde afuera. Esa felicidad del Samoyault, Tiphaine, Roland Barthes, Paris, Seuil,
enunciado tiene que ver también con la ale- 2015.
Domínguez Michael, Christopher, “Escribiente,
gría. Barthes es un escritor feliz porque prac- homo academicus, escritor” [sobre Roland Bar-
PC 4 8 tica el arte de una ciencia jovial, de una gaya thes de Tiphaine Samoyault], Letras Libres,
noviembre 2015, año XVII, pp. 64-67.
ciencia fundada en la observación y depura-
ción del lenguaje y de las obras.
. Adolfo Castañón
Gilles
Entrevista
Lipovetsky
. Gilles Lipovetsky
Para Eugenio Trías, la filosofía está indis- que tiene que manejarse el lenguaje filosó-
cutiblemente asociada a la escritura. Des- fico, si carece de la expresión literaria, pierde
de sus inicios la filosofía está presente en fuerza y capacidad en la argumentación.
trazos de escritura en la Grecia antigua, en La filosofía es vista por Trías como un
instituciones como la Academia o el Li- acto de creación o poiesis. En este sentido
ceo. Esto establece desde su propio co- se encuentra en hermandad con otras for-
mienzo una diferencia clara y fundamen- mas de creación. Para él la creación tiene
tal con otros tipos de conocimientos que, diferentes aristas, lejos de ser un concepto
como el religioso, se establecían sobre una unívoco y restringido.
base oral que a través del relato cantado o En la escritura filosófica Trías deja es-
contado se transmitían de generación en tablecido que la concepción filosófica y el
generación. Las culturas mitológicas y re- logos poiético se unen en armónica sinfo-
ligiosas, ya sea en forma politeísta o mo- nía, dando como resultado una obra que
noteísta, con frecuencia plasmaban sus re- es, al mismo tiempo, filosofía y arte. Pre-
laciones con lo sagrado en una dimensión cisamente, la gran complejidad de la filo-
de preescritura. sofía radica en que tiene que usar como
Trías da una importancia capital al tex- materia prima la expresión escrita, siendo
to que, mediante la creación del logos, se la escritura el camino mediante el cual
plasma en escritura. No desdeña lo que se transcurre el logos. No es suficiente la pala- 57 CP
hace en sentido filosófico desde la cátedra bra hablada para llevar a cabo el proyecto
o la conferencia, pero considera que la pro- filosófico.
ducción filosófica plasmada sobre todo “La filosofía es literatura de co-
en la forma del ensayo constituye uno de nocimiento. Literatura en la medida
los caminos más nobles para la expresión en que tiene que ver con la gestación
filosófica. Para el autor español es muy de textos y de escrituras. La textura y
importante poder combinar el rigor con- la letra no son, en filosofía, objeto
ceptual con la expresión literaria. Trías no de contemplación teorética de una
divide el campo literario del filosófico, sino posible ciencia. Son algo mucho más
que lo integra de forma maestra, pues es importante y decisivo: la praxis mis-
de opinión de que el rigor conceptual con ma de esa literalidad textual, que, en
la medida en que se orienta hacia el tramas y urdimbres conceptuales que
conocimiento, puede reconocerse en le permiten la trabazón de una pro-
su identidad filosófica. Importa esa posición que constituye su hecho di-
gramato-praxis como lo más propio ferencial y su seña de identidad”.2
y genuino de la filosofía”.1
El hecho de que Trías asuma la escri-
Trías es reiterativo al afirmar que en la tura filosófica como un despliegue artísti-
creación filosófica y artística en general está co del concepto no quiere decir que el
impreso el ethos del que escribe, este es el lenguaje con que se analizan las diversas
verdadero motor de esa gran aventura que problemáticas de la filosofía sean del co-
recrea una y otra vez las grandes preguntas mún dominio del total de los posibles
o temas con las que tiene que habérselas el lectores. Sin embargo, para acercarse a las
sujeto fronterizo. El texto es discurso ex- cuestiones filosóficas, es preciso un acer-
presivo de la más profunda intención del vo cultural.
que escribe. Del mismo modo que Trías plantea
Todo filósofo, amén de ser un com- que no deben existir parcelas en el campo
positor de textos, es y debe ser un intér- filosófico sino una visión unitaria, así plan-
prete, un hermeneuta de su tiempo, de sus tea que no deben existir jergas o dialectos
tradiciones, de su contexto, de su circuns- propios de algunas corrientes filosóficas.
tancia, como diría Ortega. Del mismo La creación de jergas particulares, lejos de
modo debe ser un intérprete de su propia dar cauce expositivo a los grandes temas de
propuesta, ya que la reflexión que está con- la filosofía, propician la fragmentación y la
tenida en el proceso creativo es algo que pérdida de la visión completa y global que
puede irse iluminando poco a poco al mis- debe caracterizar el proyecto filosófico. La
mo creador del texto. filosofía es una cuerda tendida hacia la con-
La relación entre poesía y filosofía es dición humana, donde todos los seres hu-
un debate que aguarda como tarea pen- manos se ven de una u otra forma aludidos.
diente de la filosofía. La filosofía o, más La creación de dialectos particulares en
bien, los filósofos no deben olvidar ese el campo posibilita que los reales proble-
carácter creador que ésta posee. Olvidar mas que tiene que enfrentar el filósofo se
esto sería someterla a un encierro estéril, diluyan y el sentido propio de la filosofía
improductivo, que terminaría por redu- colapse. Plantea que es preciso usar en el
cirla a niveles de incomprensión, lejos de campo filosófico un lenguaje común, pero
su propio afán de esclarecer, mediante el altamente riguroso y elaborado, debiendo
logos, las grandes cuestiones existenciales. entonces como paso previo de acercamiento
PC 5 8 a este tipo de lenguaje recorrer el sendero
“No hay verdadera filosofía sin de la cultura y la educación.3 Aunque se-
estilo, escritura y creación literaria; ñala que lo primordial para acercarse al
pero tampoco la hay sin elaborada campo de la filosofía es la pasión que pue-
forja conceptual. Toda filosofía au- da albergar quien la estudie por la búsque-
téntica posee aires de familia que son da de respuestas.
comunes con la buena poesía; pero La dimensión artística y estética es fun-
no hay filosofía sin la gestación de damental a lo largo de la obra filosófica de
1
TRÍAS, E. El hilo de la verdad,Destino, Barcelona 2004, 38.
2
IBID., 40-41.
3
PÉREZ BORBUJO, F. “Ensayo y sistema. Entrevista a Eugenio Trías”. En: Eugenio Trías: El límite, el
símbolo y las sombras, Destino, Barcelona 2003, 16.
Trías. Para él arte, verdad y belleza van de belleza y verdad, de que el autor español
la mano, señalando que es preciso un reen- cuide con especial esmero el arte de la es-
cuentro de estos términos. La escritura es critura. Según Trías, la filosofía se concre-
creación y, en sentido platónico, es poiesis. tiza en la vida personal. La producción fi-
De este modo mantiene siempre un carác- losófica, en sus diferentes vertientes, bus-
ter creativo y novedoso. Entendiéndose por ca poner al ser humano en contacto con
innovación un peculiar desplazamiento de las grandes preguntas existenciales en las
un centro tonal que pasa a ser piedra an- cuales la propia filosofía se pone a prueba.
gular. De manera que siempre está expedi-
ta la vía para cambios e influencias, pero “Fue entonces también cuando
todos deberán quedar subsumidos en el comprendí una verdad que estaba la-
concepto nodal. tente en lo que llevaba escribiendo,
pero que no había asumido en toda
“Lo propio de la filosofía es ge- su radicalidad y verdad: que la única
nerar esa mostración a través de la fuente auténtica de la filosofía, o de
forma argumentada en que, arrancan- lo que a partir de entonces sería mi
do de un determinado punto de par- filosofía, solo podía hallarla en el
tida o comienzo, se va promoviendo manantial, entonces inagotable, de
un trazado, un método, con sus hi- mi propia experiencia de vida. O que
tos propios, con sus jornadas, singla- entre filosofía y vida debía haber
duras o días que lo componen “.4 siempre una conexión estrechísima,
o un anudamiento interno muy
La filosofía es entonces un llamado a fuerte. O que no podía ir la vida por
la apertura y a la constante elaboración un lado y la reflexión filosófica por
conceptual, con la finalidad de sacar atis- otro. Mi filosofía sería, desde enton-
bos de luz a las diferentes preguntas que ces, una especie de espejo transferen-
el ser humano, en su afán de conocer, se cial de mis propios ciclos o episodios
plantea. de vida.”5
Para el autor que estamos tratando es
falso pensar que el concepto, cuando se La filosofía constituye la exposición
hace eco de la experiencia humana, es ca- de una dimensión vital de la propia exis-
paz de volverla vacía y tergiversarla. El tencia. El propio Trías señala lo siguiente:
buen concepto filosófico es capaz de des-
pertar las más profundas emociones y “Si escribía sobre temas artísti-
hasta desatar pasiones en los que entran cos o culturales, o sobre filosofías del
en contacto con él. Las grandes propues- pasado o del presente, sería a partir 59 CP
tas filosóficas producen esa profunda de entonces sólo y en la medida en
emoción estética. que podían servir de vehículo herme-
Para Trias el arte, la verdad y la belleza néutico y transferencial de mis pro-
son los grandes temas de la filosofía. A eso pios desvelos y afanes vitales.”6
se añade el orden moral y la dimensión de
la esfera política que en esa construcción La filosofía como autorreflexión que
se pueda instalar. Esta es la razón, al unir busca aclarar lo que somos, con todo lo
4
TRÍAS, E. Ciudad sobre ciudad, Destino, Barcelona 2001, 28.
5
TRÍAS, E. El árbol de la vida. Memorias, Destino, Barcelona, 2003, 379.
6
TRÍAS, E. El árbol de la vida, Destino, Barcelona 2003, 395.
que eso implica, está marcada por la época humano, sino que ésta debe estar siempre
en que se construye. Toda filosofía tiene la abierta a nuevas perspectivas, en el intento
impronta de su época. de alcanzar un criterio siempre renovado
La filosofía no puede ser de ningún de la verdad y la belleza. No existe la diso-
modo un sistema cerrado con pretensión ciación entre la filosofía y otras dimensio-
de verdad absoluta. Se trata siempre de una nes del saber humano, como por mucho
propuesta y como tal debe estar abierta al tiempo han pretendido algunas corrientes
futuro. De este modo podría decirse que en la historia de la filosofía. De eso trata
la filosofía es la búsqueda en construcción. precisamente la ciudad del límite, donde
Ejercicio reflexivo que reconoce el límite ninguno de los barrios es más importante
de la propia razón y que tiene en las emo- que otros. Las experiencias religiosas, esté-
ciones o pasiones su fundamento o punto ticas, gnoseológicas o éticas poseen las
de partida. mismas relevancias en el sujeto fronterizo.
No existe una disociación entre arte y Para Trías la escritura filosófica no está
verdad. Trías señala que la percepción de separada del carácter artístico. Reivindica
la historia de la filosofía que recoge esta el lado poético, creativo de toda reflexión.
percepción es errada. Si el ser humano es Las grandes cuestiones filosóficas que tie-
limítrofe, entonces su creación, en este caso nen que ver con la condición humana tie-
creación filosófica, estará manifiesta en nen su raíz fundamental en el eros, en el
trazos de escritura donde la propia expe- sujeto pasional (inteligencia y pasión). De
riencia limítrofe es combinación de eso modo que la escritura es creación y en este
que el hombre es y encarna. En tal senti- orden es arte. Trías no disocia estos con-
do, Borbujo expresa: ceptos fundamentales. Arte y verdad pro-
vienen de un mismo impulso pasional.
“Esta unión, que Platón formu- Estas ideas tienen su origen en Platón, que
ló, de aspiración a la verdad, o mejor presenta el eros como anhelo de una pose-
dicho, de formulación de la verdad y sión de lo bello y bueno. Este deseo del
aspiración a la belleza, esta conjun- alma, en su búsqueda del bien y la belleza,
ción de arte y verdad es lo que acre- solo se tranquiliza o aplaza con la pose-
dita una filosofía. Pensar en una filo- sión del objeto del deseo.
sofía que es una especie de supercien- En el arte, en cualquiera de sus deno-
cia o de espacio rector de conocimien- minaciones, transparece la verdad, la ver-
tos de la humanidad es una equivo- dad del límite que se recrea. Esta verdad
cación extraordinaria. Concebir un queda manifiesta tanto para el creador o
constructo mental expresado en es- recreador como para el receptor. La filo-
PC 60 critura, texto, palabra, con forma sofía, como obra de arte, manifiesta tam-
propia que despierte además la emo- bién esa verdad, recrea las grandes obras de
ción estética y que, por otro lado, al la tradición. Por tal razón, arte y filosofía,
mismo tiempo, desprenda un cierto entendiendo la filosofía como literatura de
sentido, renovado y nuevo, respecto conocimientos, constituyen una apertura
a la verdad, eso es para mí filosofía”.7 a esa verdad, que es siempre abierta, nunca
cerrada, una verdad que, al igual que la
Se vislumbra así que para Trías la filoso- filosofía, apunta al futuro.
fía no puede constituirse en un magno saber En el arte y la filosofía se efectúa un
situado en las cumbres del conocimiento recorrido donde se expresa la verdad del
7
PÉREZ BORBUJO, F. Ensayo y sistema. Entrevista a Eugenio Trías, op. Cit., 47.
61 CP
límite que se recrea. Las grandes obras de tiéndose así en un pensar en público. El
la tradición constituyen el punto de parti- filósofo, al acompañar su reflexión de la
da para posteriores creaciones, que a su vez, escritura, se expone al escrutinio público.
permitirán mantener vivo el logos poiéti- Su obra deja de estar en la intimidad de su
co así como el logos hermenéutico. Se- subjetividad para convertirse en formula-
guidor de Platón en este sentido, Trías ción cívica. Trías se sitúa en la misma ór-
manifiesta claramente esa relación intrín- bita de dos grandes pensadores: Platón y
seca entre la manifestación artística y la Nietzsche, quienes pudieron unir el arte
escritura filosófica.8 de la escritura con la profundidad de sus
Los conceptos de eros y poiesis pueden ideas, dando como resultado una obra que
ser perfectamente asumidos cuando se trata no contrapone lenguaje poético con escri-
de la escritura filosófica. Para Trías la filo- tura filosófica.
sofía es arte en cuanto que es producción El propio Trías pone de manifiesto ese
motivada por el eros, en búsqueda de la interés por el lenguaje literario, y que mu-
verdad. El resultado de esa búsqueda, de chas veces tuvo que escoger entre la tenta-
esa ascensión en el universo reflexivo, es ción de la literatura pura y la tentación de
la poiesis o producción. De este modo se un lenguaje academicista riguroso, propio
encarna el resultado logrado. La filosofía de la mayoría de los filósofos. La postura
sería, por tanto, hacer público y cívico, medianera y limítrofe en ese sentido se
mediante la poiesis, aquello logrado por concretiza en el ensayo, género que goza
el sujeto erótico-pasional. No solo pasa de gran aprecio en la creación filosófica de
con la filosofía, sino con toda produc- Trías.
ción técnica y científica. La ciudad es la En sus memorias expresa la confusión
obra del artista. al que lo sometía su propio yo interior
Toda filosofía es creación que, me- cuando le decía:
diante la escritura, quiere arrancar jirones
de luz al logos. Recordemos que Trías, si- “Tú, Eugenio, has equivocado tu
guiendo a Platón, reivindica el parentesco camino, debieras haber escrito narra-
de arte y verdad mediante el impulso eró- ción, novela, pues en todos tus ensa-
tico y los conceptos de alma y ciudad. Esta yos se advierte una gran disposición
cercanía entre filosofía y literatura no su- para la escritura novelada, o para la
pone la eliminación de toda línea diviso- literatura. Incluso en tus ensayos hay,
ria como ocurre con los pensadores de la siempre una trama novelística larva-
posmodernidad, que al fin y al cabo todo da. Lástima grande que no la explo-
lo reducen a la hermenéutica y a los juegos tes, o que no la liberes, en lugar de
del lenguaje. Literatura y filosofía no cons- reprimirla mediante tu lenguaje filo-
PC 62 tituyen la misma cosa, pero están en rela- sófico, conceptual”.9
ción constante, ya que la filosofía necesita
del laboratorio del lenguaje, de la escritu- Trías es un filósofo que no deja de lado
ra, para analizar, por el dinamismo que la bella escritura aún escribiendo en el cam-
otorga el logos, las grandes preguntas exis- po de la filosofía pura. Por esa misma ra-
tenciales de Dios, Alma y Mundo. zón, su interés en alternar a lo largo de todo
La filosofía es producción de conoci- su pensamiento la conceptualización filo-
mientos que, al hacerlo mediante un len- sófica con las grandes obras de la literatura
guaje, se hace patente en la ciudad, convir- universal. Y es que todas las grandes obras
8
PÉREZ BORBUJO, F. La otra orilla de la belleza, Herder, Barcelona 2005 , 422.
9
TRÍAS, E. El árbol de la vida, op. Cit., 397.
de la literatura, del arte y del cine no hacen ciudad. Sin embargo, Trías vuelve de nue-
más que exponer, a su propio modo y con vo a Platón al formular la teoría del alma
sus propias metodologías, los grandes te- y el entorno objetivo del artista que crea.
mas de una misma condición humana. De Ese encuentro erótico que plasma en for-
ese modo es frecuente encontrar temas que ma de poiesis es el resultado de ese encuen-
son muy tratados en el campo filosófico y tro en la ciudad. De hecho, para Trías, Pla-
que, además, constituyen la materia pri- tón y Nietzsche no son polos opuestos y
ma de las grandes creaciones literarias, extremos del pensar, sino que constituyen
artísticas, cinematográficas. el punto de encuentro de la formación de
De modo que ese reclamo que experi- ese arco que es la historia del pensamiento.
mentaba Trías en lo más profundo de su Eugenio Trías, siguiendo la tradición
ser acerca de la disposición que tenía para platónica, no deslinda filosofía y escritu-
hacer literatura no es de extrañar. Para Trías ra. Para él la filosofía implica de forma
el arte siempre ha estado como pilar de su necesaria la escritura. Eso es precisamente
discurrir filosófico. Con gran interés por la lo que asume Trías en sus textos, textos en
música, el cine el arte y la literatura, Trías se los cuales se renueva y se recrea en una dia-
decide por el ensayo, pues encontraba en este léctica siempre abierta, con posibilidades
género la forma adecuada para combinar la inmensas de superarse a sí mismo, abrién-
filosofía con la dimensión artística, dejando dose al futuro como búsqueda, no como
de lado el lenguaje academicista, extremada- un todo absoluto y cerrado, sino como
mente riguroso para lo cual nunca, como él poiesis que implica, a su vez, esa íntima re-
mismo lo dice, se sintió dotado.10 lación de arte y verdad.
Para Trías toda filosofía constituye un La filosofía conlleva por esencia un
acto creador. Creación en este sentido no acto creador y el espacio propicio para esa
significa ficción, sino el resultado, la poie- creación es la escritura. A través de ella se
sis, del impulso erótico. Trías reformula la expresan los supuestos ontológicos subya-
relación arte y verdad. El acontecimiento que centes en toda filosofía. Se convierte así
provoca ocurrencias es aceptado por el sujeto en una forma de vida, en una dimensión
pasional como el inicio del acto creador. La de la existencia misma. Como decía Nie-
historia de todos los diferentes tipos de sabe- tzsche, la escritura se hace cuerpo, se hace
res está ligada a este acto creador, mediante el sangre al constituir la expresión del drama
cual surge un nuevo estado de cosas. humano en sus múltiples facetas.
Para el autor español: “Aprehender la Para Trías, toda filosofía ha de ser siem-
singularidad no va a ser fruto de una acti- pre una propuesta radical de carácter on-
vidad meramente intelectiva o intelectual, tológico. Por lo tanto, tiene que crearse en
sino, por el contrario, de una experiencia
artística.”11 Precisamente la racionalidad
base a una elaboración conceptual rigurosa
que pueda dar cuentas del cometido esen-
63 CP
occidental, fundada en la búsqueda de evi- cial de tal propuesta filosófica. Pero eso no
dencias exactas, demostrables y a todas lu- es un obstáculo para dejar de lado la belleza
ces lógicas, intentará someter y encerrar el que dimana del lenguaje literario. Rigor
acto creativo. conceptual y escritura artística van de la
Del mismo modo que la historia de la mano en esta filosofía del límite.12
estética occidental tiene mucho que ver con Eugenio Trías asume la filosofía como
la expulsión platónica del artista de la el ejercicio pasional de la escritura. La
10
IBID., 410.
11
MARTÍNEZ PULET, J. Variaciones del límite. La filosofía de Eugenio Trías, Noesis, Madrid 2001, 125.
12
TRÍAS, E. El hilo de la verdad, op. Cit., 49.
inquietud erótico-pasional se transforma límite y máscara y la escritura filosófica.
entonces en una poiesis, adquiere una di- Mediante la escritura se intenta plasmar el
mensión práctica previamente fecundada resonar de aquello que desde lo más pro-
por el eros. Ahora bien, lo que orienta ese fundo del yo (entendido este como goz-
ejercicio erótico-poiético existencial es la ne o límite) intenta manifestarse. Escribir
búsqueda del conocimiento, dando lugar es así una aventura, un aventurarse a desci-
a que la filosofía sea asumida como litera- frar eso que somos –fronterizos–, a dar li-
tura de conocimiento.13 Debido a esta con- bertad al impulso creador que impide
cepción de ver la filosofía como literatura quedarse estático ante el desafío de lo que
de conocimiento cabría preguntarse enton- hay que decir y del papel en blanco.
ces cuáles son los géneros literarios que el Para Trías, la escritura es, en cierta
autor español entiende son los más aptos medida, inscripción. Inscribir en la dimen-
y propicios para la creación filosófica. El sión corpórea del otro una especie de ta-
ensayo y el tratado serían las dos formas tuaje. La escritura adquiere un nivel don-
más genuinas de plasmar, mediante la es- de ciertamente se logra espiritualizar lo
critura, las ideas filosóficas. corpóreo, que, por demás, tiene un sus-
El ensayo permite la oportunidad de trato pasional.
expresar bellamente las ideas filosóficas. No La escritura es vista como un desga-
pretende agotar de una vez por todas las rramiento del propio ser que intenta es-
diferentes formas de sentidos que puedan clarecer o iluminar aquellas heridas pro-
ser encontradas en un tema. Se trata de ducto de un padecimiento pasional. Me-
poner a prueba a modo de experimento diante el lenguaje y más específicamente
los diversos conceptos que se recrean en la la escritura filosófica, se intenta suturar, a
escritura. Se trata de un intermedio entre nivel cognoscitivo, la herida que se ha im-
la literatura y la filosofía propia de un len- preso producto de las pasiones. Escribir
guaje academicista. En este sentido, me- es entonces una forma de dar respuesta al
diante el ensayo, se logra el ejercicio siem- llamado que resuena y que invita a un
pre renovado de la filosofía mediante un compromiso y a una responsabilidad en
lenguaje que se auxilia de expresiones lite- la libertad.
rarias para dar cauce expositivo a las cues- Mediante la escritura se piensa y se
tiones más ontológicas que pueda afron- analiza la existencia corpórea del hombre,
tar el ser humano. una existencia que tiene fronteras y hori-
El segundo género cultivado por Trías zontes de finitud. La escritura permite in-
y al cual le da carta de ciudadanía al mo- cluso llegar a la definición del hombre
mento de la escritura propiamente filosó- que Trías acuñó como inteligencia y pa-
fica es el tratado. En el tratado se formu- sión. Mediante la reflexión hecha escri-
PC 64 lan pocas hipótesis y su recorrido implica- tura se da cauce expositivo a esa dimen-
ría el escrutinio de forma total. El tratado sión existencial que ha bebido en las fuen-
compromete al escritor con un rigor y unas tes de lo pasional y que sublimiza en ex-
evidencias no siempre presentes en el en- periencia filosófica.
sayo. Para Trías, ambas se complementan, Paradójicamente, Trías reitera, al con-
son “legítimas e irremplazables en el cam- trario de lo que normalmente se supone,
po de la escritura filosófica”.14 que al escribir no se está dando por seguro
Se podría establecer un nexo directo que todo se sabe; es más, se escribe porque
entre la concepción del hombre como se desea saber. La escritura se convierte así
13
MARTÍNEZ PULET, J. op. Cit., 225.
14
TRÍAS, E. El artista y la ciudad. Anagrama, Barcelona, 1997, 235.
en algo siempre abierto, una experiencia individualidad diferenciada y fronteriza,
que se enriquece constantemente y que habitante de una ciudad, que es, al mismo
obliga a pensarla siempre en perspectiva tiempo, frontera.
hacia el futuro; se trata, cuando se lleva La escritura es memoria de la propia
al plano filosófico, de una filosofía del vida, en tanto que plasma algo esencial de
futuro. la experiencia del que escribe. Es así me-
La escritura filosófica implica siempre moria de la particular experiencia vivida,
un parto, una mayéutica, cuyo punto de impronta existencial, herida abierta don-
partida es el impulso erótico; y el de llega- de el lenguaje es vínculo entre eso que so-
da es la poiesis, la producción. Mediante la mos con aquello que queremos ser. Es
escritura el ser humano se da a sí mismo manifestación expresa de la memoria pro-
en un acto de amor, es carne de sí, herida pia y constante desafío en tanto que es una
de su propio ser. La escritura filosófica invitación a superarnos a nosotros mismos
conlleva una lucha extrema, una agonía en el afán de llegar a ser lo que somos.
para poder así arrancar sentido a las cosas
que son objetos de reflexión.15 “La vida se mantiene en vida en
La escritura que posee la dimensión virtud y por virtud de la escritura. La
filosófica “se justifica ante sí misma y ante escritura es vida reencarnada y reno-
el mundo como un esfuerzo por descifrar vada, es recreación de vida. La vida
ese sentido de las cosas que, sin su media- propia se manifiesta en escritura
ción o intercesión, quede sustraído a todo propia. Y llamo a ésta aquella es-
conocimiento y comprensión”.16 La expe- critura con virtud de desafío del
riencia filosófica y de manera particular la Tiempo, aquella escritura fundado-
escritura filosófica se constituye entonces ra de memoria. Lo que verdadera-
en un pensar en público, que lleva de for- mente se vivió dejó escritura en for-
ma implícita el amor por sí mismo y por ma de memoria”.18
el otro. El amor en sentido amplio tiene
que ver con ayudar al otro a ser más per- Cabría reflexionar entonces qué tipo
fecto. “Amar consiste en facilitar a sí y fa- de escritura será aquella capaz de dejar en
cilitar a otros el acceso a la perfección de su simbología la huella del propio ser, pues
cada cual”.17 si la escritura es manifestación de la propia
Se podría afirmar, siguiendo a Trías, vida, lo que a su vez nos lleva al pleno de-
que la escritura filosófica implica siempre safío de llegar a ser lo que somos, enton-
un compromiso ético, que se ejecuta como ces deberá ésta tener dimensiones existen-
llamada pindárica de llegar a ser lo que eres. ciales muy profundas. Según Trías este ni-
Precisamente la llamada que el fronterizo vel de escritura se encuentra en obras de 65 CP
escucha y que le invita a realizarse, a llevar arte, la escritura filosófica, los mitos, le-
al acto lo que es en potencia, a asumir en yendas y ritos. Todas estas expresiones, en
todo su ser la condición de habitante de forma de escritura, en cierto modo están
la frontera. En ese mismo sentido, la es- relacionadas con una vivencia pasional.
critura abre cauces para que el lector, to- La importancia de la escritura radica
cado por el dato escrito, también llegue a en que adquiere una dimensión monu-
ser sí mismo. Es decir, se descubra en su mental mediante la cual se es posible
15
IBID., 152.
16
MARTÍNEZ PULET, J. op. Cit., 231.
17
TRÍAS, E. Meditación sobre el poder, Anagrama, Barcelona, 1977, 97.
18
IBID., 152.
PC 66
rememorar aquella experiencia primera leer a Trías, conlleva la tarea de la recrea-
que culmina precisamente en esa escri- ción y, en denodado esfuerzo, hacerle de-
tura. El alma tiene la posibilidad de cir al texto todo lo que se puede. En todo
reencontrarse consigo misma, en un via- caso hacerle decir más de lo que se ha dicho
je a su propia interioridad. “Esa lectura hasta el momento. Leer se constituye así en
pasional permite recrear lo que ya fue un acto de amor, mediante el cual se estable-
para que la plenitud de su sentido al- ce una conversación entre el libro y el lector,
cance mágica realidad en el presente que al mismo tiempo, asume y va más allá
cotidiano que vive como algo alejado en la búsqueda de sí mismo, en sentido pin-
de la verdad del origen”. 19 dárico busca llegar a ser lo que es.
La lectura realizada de manera pasio- La lectura filosófica conlleva necesa-
nal permite el reencuentro con la experien- riamente la puesta en juego del propio ser
cia primera de la escritura realizada por un del que lee, pues es un llamado a la tras-
acto de amor hacia los otros. Mediante este cendencia reflexiva, en diálogo abierto con
acto dialéctico de escritura-lectura-reme- el libro y el autor. La lectura filosófica de-
moración se puede reconstruir toda una viene en una aventura autobiográfica abier-
época, pues se puede dar vida a lo que ya ta siempre al futuro.
no es, mediante ese encuentro con el pasa- El dato existencial emanado del texto
do a través del texto. Lo que está en el filosófico se convierte a sí mismo en testi-
pasado se vivifica mediante la evocación, monio de lo que no puede ser acabado y
lo cual implica traer de las garras del abis- cerrado a plenitud. Cada lector encontrará
mo del olvido y de la “muerte”, al tiempo esa variación que más se ajuste a su propia
presente, experiencias que, en tal virtud, condición humana, que le llevará a filoso-
pueden ser recreadas. far sobre las grandes preguntas que, desde
La escritura, como expresión de la he- el inicio de nuestra existencia, no dejan de
rida trágica del ser, muestra en su propia azuzar el espíritu humano, reapareciendo
esencia el carácter erótico-pasional, como una y otra vez como un enigma latente.
búsqueda del alma de aquello que aún fal- La escritura, y de forma especial la es-
ta. Escribir supone un estado de insatis- critura filosófica, revela la escisión trágica
facción donde la plenitud no ha sido lo- en que se encuentra el sujeto. Se escribe
grada. Esto implica que la escritura, como por el previo padecimiento de un impul-
acto de amor, es un decir trágico, donde so denominado deseo que, en tensión eró-
no se ha dicho todo lo que se puede decir, tica, hace de la experiencia de la escritura
por tanto abierto al futuro. Esto caracteri- el querer alcanzar lo que todavía falta, o
za esencialmente a la escritura filosófica, pretende cubrir la falta en que se halla el
que en tal sentido debe verse como autén- escritor. 67 CP
tica aventura.
En este contexto la escritura filosófica “Una escisión padece el sujeto:
encuentra un sistema apropiado en el en- entre su fundamento vivo pasional,
sayo. Este permite avanzar una cantidad silencioso y antecedente (un yo casi
de ideas, las cuales pueden fecundar los más fundido al organismo corporal), y el
diversos campos de sentido, precisamente sujeto de la palabra (parlante o escri-
por sus propias características. El ensayo biente), el sujeto de sentido; entre los
es así espacio propicio para la aventura. En reclamos de la carne y el yo (espiri-
este sentido leer filosofía y, en particular, tual) de sentido. El sujeto vivo es
19
MARTÍNEZ PULET, J. op. Cit., 231.
aquel que concede carne y pasión al un pensamiento previamente padecido,
sujeto del lenguaje. Sería la condición asumido en la propia corporeidad, que
de posibilidad del sujeto de la escri- luego, en virtud de la propia condición de
tura, del yo ensayístico”.20 sujeto de razón que el hombre es, se le otor-
ga sentido y claridad mediante la palabra.
Para el autor español la pasión es an- De este modo se convierte en monumen-
tecedente del sujeto lingüístico, pero este, to al que se puede recurrir y revivir las ex-
al mismo tiempo, retorna a la experien- periencias primigenias que hicieron posi-
cia pasional para iluminarla y dotarla de ble su aparición.
sentido. En este sentido, Trías entiende
al ser humano como materia de inteli-
gencia y pasión. La síntesis de pasión y Bibliografía
razón nos hace propiamente a los huma-
nos como habitantes de la frontera, suje- Trías, E. El árbol de la vida. Memorias, Destino,
Barcelona 2003.
tos fronterizos. ______ El hilo de la verdad, Destino, Barcelona
En razón de la síntesis de pasión y ra- 2004.
zón que el hombre es puede ser compren- ______ La aventura filosófica, Mondadori, Madrid
1988
dido el universo y, al ser comprendido, es ______ Lógica del límite, Destino, Barcelona 1991
objeto de reapropiación cultural. La escri- ______Ciudad sobre ciudad, Destino, Barcelona
tura es un espacio de sentido “en que la 2001.
______ Lo bello y lo siniestro, Seix-Barral, Barcelona
sangre, el cuerpo, la carne, se espiritualiza, 1982.
y en el que la letra misma acusa la huella MARTÍNEZ-PULET, J. Variaciones del límite. La
de un padecimiento pasional”.21 filosofía de Eugenio Trías, Noesis, Madrid 2001.
Es esa la condición humana manifes- MARTÍNEZ-PULET, J. Símbolo, eros, poiesis: el
tada en el texto filosófico o artístico. El pensamiento estético de Eugenio Trías, Diálogo
sujeto que padece y el que reflexiona for- filosófico (71), 2008, 255-272.
PÉREZ BORBUJO, F. La otra orilla de la belleza,
ma, en cierto modo, una unidad siempre Herder, Barcelona 2005.
distante. En el acto mayéutico de la escri- PÉREZ BORBUJO, F. Ensayo y sistema. Entrevis-
tura o de la lectura-pasión, razón y senti- ta a Eugenio Trías. En: Eugenio Trías: el límite,
el símbolo y las sombras. Andrés Sánchez Pas-
do se encaminan a una concepción inte- cual y Juan A. Rodríguez Tous, (eds), Destino,
gral del ser humano. La escritura surge de Barcelona 2003, 13-58.
20
IBID., 237.
21
IBID., 238.
PC 68
Es doctor en filosofía por la Universidad del País Vasco y tiene además una
maestría en Planificación y Gestión Educativa por la Universidad Autónoma
de Santo Domingo y una Licenciatura en Filosofía, Summa Cum Laude, en la
Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Ha publicado los libros: De
la Antigüedad a la postmodernidad, las principales ideas filosóficas y sus con-
textos y además El sujeto pasional: pasión, razón y límite en Eugenio Trías. En
la actualidad es docente en la UASD y la PUCMM y coordina el departamento
de estudios superiores del Ministerio de Cultura.
69 CP
J O S É C E S T E R O
Marianne de Tolentino
El otorgamiento del Premio Nacional minutos a una gente, una calle o un mo-
de Artes Plásticas es el mayor reconoci- numento, que luego la crueldad de su con-
miento hecho anualmente a un artista dición y su temperamento (¡!) permitan
dominicano. No cabe duda de que se le adquirirlo como si fuera un casi regalo, no
considera en toda su importancia, ya que, nos parecen un defecto. Así, muchos tie-
laurel oficial conferido por el Ministerio nen el privilegio de un Cestero original…
de Cultura, consagra al maestro elegido y que no vale falsificar. Y del mismo modo,
definitiva y cimeramente. nuestro-señor-de-la-Cafetera, en otro mo-
Nuestro país es rico en talentos incon- mento podía albergar, ilusorias e instantá-
trovertibles, y lógicamente esos aspiran al neas, pretensiones astronómicas… cual un
honor supremo. Ahora bien, esta última hijo de Picasso. Lo encontramos formi-
atribución resultó, sino única, distinta. dable, aunque esperamos que este premio
El gran pintor premiado no aguarda- lleve su inconfundible obra a su justo va-
ba la distinción, aunque no la descartaba lor, por casi 60 años de labor y sobre todo
como cualquier suceso de su vida palpi- una poesía visual e imaginación sin par.
tante y serena a la vez. José Cestero recibió De temas y héroes. Dos veces José
la noticia de su premio con su inocente Cestero ha dibujado y pintado –su técnica
alegría de siempre, el inconfundible som- nunca disocia el dibujo de la pintura– una
brero de paja atornillado en la cabeza, dis- serie de telas, inspirado por el Quijote, una
tribuyendo abrazos sinceros y recuerdos coincidencia entre el encargo y la inspira-
anecdóticos… como aquellas venturas y ción, entre el ilustre hidalgo cervantino y
tribulaciones de los héroes de sus cuadros. el utópico pintor criollo.
PC 70 Pero ha habido algo más, la satisfac- A pesar del parecido con el Señor de la
ción unánime por el galardonado… Mancha y la contundencia de aquella serie
Casi una algarabía: los unos se lo de- pictórica, hay otras categorías y sujetos en
cían a los otros, “felices y contentos” todos la obra de Cestero con igual maestría e in-
como nunca… Se reconocía a una persona- creíble exuberancia de los protagonistas.
lidad… que era la definición de ‘El Artista’ En esta capacidad maravillosa de to-
en la realidad y la ficción. No solamente un mar la ficción por hecho concreto y vivi-
creador inmenso, sino un ser bohemio, ca- do, ese mago de la transmutación se rodea
llejero, conversador, amistoso, desinteresado, de criaturas, siendo cada una comprome-
¡loco y absolutamente cuerdo! tida con alguna rareza o virtud. Las reve-
El reparo –esgrimido por algunos– de rencia, las retrata, las reinventa, las reubica
que este zurdo genial podía pintar en en el tiempo, el espacio y el lienzo…
Él profesa una admiración, infinita y espectáculos capitaleños, –como lo hace
agradecida, hacia los maestros de ayer. para la naturaleza y los retratos reales-ima-
Nadie como él impone su sello y su per- ginarios–, en una fascinante metáfora de su
sonalidad, absorbiendo hallazgos y fisio- percepción, de su vida interior y afectiva.
nomías de sus pares y ancestros del pincel, El drama de la naturaleza, mancilla-
Velázquez, Van Gogh, Toulouse-Lautrec, da, agredida, devastada, también es tema
Picasso, Diego Rivera, Frida Kahlo… Son suyo. No se ha olvidado que el pintor, va-
maestros desaparecidos: Cestero sólo re- rita mágica del pincel en mano, puede cam-
sucita el pasado de una “familia” de ge- biar arbustos en cotorras, por ser aves par-
nios, Fernando Botero es una excepción… ticularmente amenazadas. La degradación
Su genealogía universal tiene por su- del “cinturón verde” alrededor de Santo
puesto una rama dominicana con grandes Domingo le mortifica, y sobre ese tema de
figuras del arte, la música, las letras, el la destrucción del entorno ha realizado una
humor, la política aun, pero también ex- serie emocionante y firme en su denuncia
traños parientes como el Doctor Anamú implícita. Pues José Cestero es un ecolo-
o la Cieguita de la calle El Conde. ¿Pura gista y un gran pintor neo-impresionista,
fantasía? No lo creemos, pues lo imagina- plasmando con toques veloces, ligeros, par-
rio es el mundo del artista. Esas criaturas padeantes, el verdor y la vegetación, el agua
conviven con José Cestero, poblando sus y los reflejos. Renace entonces un discípu-
cuadros, sus sueños… y los nuestros. lo aventajado de Claude Monet, como re-
El paisaje a su manera. Es un paisajis- cientemente lo han manifestado sus cua-
mo urbano, cargado de fervor y de remem- dros del concurso de INAPA.
branzas. En sus cuadros encantados, José Al fin justicia. José Cestero es uno de
Cestero se adueña de la ciudad y devuel- los grandes maestros de la pintura criolla
ve, reinventándolo, un ámbito urbano tan y no se ha valorado suficientemente su
verosímil y localizado como el verdadero. talento, de tanta sensibilidad y cultura,
Cabría pensar que él plantó su famoso inteligencia y originalidad, pero el primer
caballete al aire libre, delante de las ruinas injusto, y consigo mismo, se llama Ceste-
de San Francisco, la antigua Escuela de ro: ¡transcurren años sin que exponga! Sin
Bellas Artes, el Alcázar de Colón, o cual- embargo, motivado por la solidaridad, él
quiera de aquellos fuertes e iglesias, puer- no falta en colectivas ni concursos. El
tas y fachadas históricas que sobrevivieron maestro suele participar, una decisión sos-
a los siglos. Ha sido, por ejemplo, muy tenida a lo largo de su historial y trayecto-
representativa de su autor, la recreación de ria. En pocas palabras, el Premio Nacio-
la famosa Plaza de la Catedral, cual “un nal de Artes Plásticas al fin le ha hecho
escenario de la ciudad”, donde entre basí- justicia. Todos estamos felices. 71 CP
lica, parque y edificios, se yergue la esta-
tua de Cristóbal Colón.
Así, los monumentos, las casonas, las
perspectivas del Santo Domingo intramu-
ros, en el paisajismo tan especial de José
Cestero, reflejan una claridad irradiante que
destaca lugares maravillosos, debajo de cie-
los a la vez vigorosos y líricos, a menudo
visitados por bandadas de pájaros.
¡La pintura vibra de una luz movedi-
za y versátil! José Cestero convierte a los
PC 72
Jesús Losada
77 CP
. Jesús Losada
Si bien Roland Barthes asumió el método estructuralista y antes la semiología, sus fuen-
tes intelectuales iniciales de las que abrevó fueron el psicoanálisis, la lingüística y el mar-
xismo hasta alcanzar un lugar señero en la denominada Nueva Crítica Francesa. De
modo pues que sus dioses tutelares, fundacionales, fueron Marx, Freud y Saussure,
aunque luego adjuró de la dictadura de sus discursos, tras conformar no un sistema
de pensamiento sino un registro dialécti- como Diario de un viaje a China” (de un
co-sensible de símbolos, deudores de la tra- viaje que hizo a China con el grupo de la
dición cartesiana y germánica con él se revista Tel Quel) o Diario de duelo (libro
aproximó al universo literario de los clási- que escribió a raíz de la muerte de su ma-
cos franceses, sobre los que siempre escri- dre). El centro de sus reflexiones teóricas
bió, excepto contados extranjeros, no fran- siempre fue el lenguaje y las relaciones en-
ceses: Kafka, Loyola, Brecht, Shakespea- tre las palabras y el susurro, la lengua y el
re, Poe. En ese sentido, sus dioses mayo- habla, la escritura y el silencio; en su bús-
res fueron Proust, Michelet, Sade, Balzac, queda por encontrar el placer del sentido,
Racine, Flaubert, Robbe-Grillet, Chateau- buscó la utopía que encarna la música de
briand, Fourier. Además, otro parnaso pa- las palabras. Estas teorizaciones están re-
ralelo compuesto por Benveniste, Gide, presentadas en su libro El susurro del len-
Diderot, La Rochefoucauld, La Bruyere, guaje. Mas allá de las palabras, que contie-
Baudelaire, Pierre Loti, Lévi-Strauss, Léon ne su célebre y polémico artículo “La muer-
Bloy, Jean Cayrol, Camus, Zola, Alain te del autor”, de 1968, y cuya tesis consis-
Girard. te en que el autor, en el proceso de escritu-
Su procedimiento de análisis literario ra, destruye su voz, pierde su identidad,
se fundamentó en la perspectiva del lec- alcanza un “lugar neutro”; es decir, el au-
tor, que aborda no la obra en sí misma y tor muere, literalmente, para que nazca la
sus reflejos psicosociales (los dominios de escritura. Según Barthes, en la obra no
la historia de la literatura y de la filosofía), habla el autor sino el lenguaje mismo. Esta
sino la polisemia del lenguaje y los siste- teoría la elabora a partir de Mallarmé: “toda
mas de signos. Es decir, no se centró en la poética de Mallarmé consiste en supri-
estudiar los contenidos y los significados mir al autor en beneficio de la escritura”,
de la obra literaria, sino, antes bien, los sentencia. En su artículo Barthes afirma
significantes y los procedimientos técni- que el autor no es una persona sino un
cos que la crearon. sujeto vacío, un sujeto de la enunciación -
En su breve libro Mitologías, de 1954- condición que lo define. De ahí que el
55, reúne artículos sobre aspectos y signos autor no es un yo sino un sujeto que escri-
de la cultura de masas, además de su largo be. “Darle a un texto un Autor es impo-
ensayo acerca del mito en cuanto sistema nerle un seguro, proveerlo de un significa-
de signos, su significación y concepto del do último, cerrar la escritura”, dice. Para
lenguaje y sus límites. Para él, “el mito es este pensador, la vida imita al libro, sien-
un habla”. En su obra Barthes por Barthes do así que el libro es un texto, antes que
hace una especie de diccionario personal nada, un tejido de signos. La crítica pues
PC 80 de temas y términos literarios y expone no debe buscar al autor sino a la obra. Así,
sus puntos de vista, sin orden alfabético, el imperio del autor y del crítico resulta
en una suerte de notas autobiográficas, desmantelado. Liquidado el autor, queda
memorias, fragmentos, viñetas teóricas, espacio para el lector, con lo cual Barthes
apuntes de sí mismo y documentos que reivindica el papel del lector que recoge la
retratan al autor, en una especie de radio- multiplicidad de escrituras de diversas cul-
grafía intelectual de sus ideas y creencias. turas, no así el autor: “Pero existe un lugar
Otro aspecto a destacar de su mundo en el que se recoge toda esa multiplicidad,
reflexivo es el cultivo de la biografía inte- y ese lugar no es el autor, como hasta hoy
lectual y el estudio semiológico en sus li- se ha dicho, sino el lector”. Si el autor está
bros Sade, Fourier, Loyola, Sobre Racine y muerto, el lector, en cambio, “es un hom-
Michelet. Igualmente, los libros de viajes bre sin historia, sin biografía, sin psicología”:
es un “alguien” que conserva la huella de la necesario leer su libro de entrevistas El gra-
escritura. Barthes critica, en efecto, la crí- no de la voz, en el que aborda sus principa-
tica clásica porque nunca se ocupó del les temas y obsesiones existenciales y don-
lector sino del escritor. En ese sentido, de pasa revista a no pocos aspectos de su
concluye su artículo así: “Sabemos que trayectoria intelectual.
para devolverle su porvenir a la escritura En su breve libro Crítica y verdad
hay que darle la vuelta al mito: el naci- –una ensayo de 1966–, traducido por el
miento del lector se paga con la muerte escritor argentino José Bianco al castella-
del Autor”. no, hace una crítica a Raymond Picard, a
Precursor de la deconstrucción derri- raíz de unas diatribas hechas por este críti-
diana y de la semiótica de Umberto Eco, co a Barthes cuando publicó su libro So-
figura clave del posestructuralismo fran- bre Racine, en 1963. Se trata de una polé-
cés, Roland Barthes –nacido en Norman- mica histórica en la que Barthes postula
día, Francia, en 1915 y muerto en un acci- los fundamentos de una “ciencia de la lite-
dente de tránsito (“como un niño, diría ratura”, de tipo materialista contra los pre-
Robbe-Grillet”) frente a su universidad en supuestos de una concepción idealista del
1980– es también uno de los fundadores hecho literario, cuya esencia reside en una
de la semiótica francesa, junto al grupo de visión a-histórica de la forma literaria. Para
intelectuales de la revista Tel Quel. En su Barthes, en síntesis, la literatura es una re-
libro La aventura semiológica, Barthes re- volución del lenguaje. Reivindica el “pla-
coge las lecciones de sus seminarios con cer del texto” en oposición a la concepción
estudiantes avanzados y profesores de la científica y de ciertas ideologías que recha-
Escuela Práctica de Estudios Superiores de zan el carácter placentero y de goce del tex-
París, comprendidos en 1963 y 1973, to en el proceso de la lectura, esas tenden-
cuando intentó sentar las bases teóricas de cias que reducen el texto a puro entreteni-
la semiología como “ciencia que estudia miento. Para él, el placer pone en crisis el
los signos en la vida social”. poder, es decir: es un discurso contra el po-
De 2003 a 2005, la Editorial Siglo der. Así, el poder del escritor de hacerle
XXI, publicó, en tres volúmenes, sus no- trampas a la lengua es a lo que Barthes le
tas de cursos y seminarios en el Colegio de llama literatura. El placer de la lectura del
Francia, de 1976 a 1980, y que compren- texto nace, en consecuencia, del placer de
de los textos: Como vivir juntos (Simula- su escritura. Para este semiólogo francés,
ciones novelescas de algunos espacios cotidia- sólo los textos que tienen cierta neurosis,
nos), Lo neutro y Preparación de la novela, o los escritos desde una experiencia neuró-
editados en Francia por especialistas que tica, desde el seno de la locura, son aque-
reunieron las notas, los apuntes y los bo- llos que pueden seducir a los lectores. Son 81 CP
rradores dejados en cuadernos y fichas por pues los “textos coquetos”, en su decir, en
el propio autor. los que establece una diferencia entre los
En 1970, Barthes hace un viaje al Ja- “textos de goce” y los “textos de placer”.
pón, y realiza apuntes y cavilaciones, que “La crítica se ejerce siempre sobre textos
conducen a su libro El imperio de los sig- de placer, nunca sobre textos de goce”, sen-
nos, en el que viaja a los signos y símbolos tencia. El libro El placer del texto seguido
de este País del Sol Naciente: a su cultura, por Lección inaugural corresponde a una
gastronomía, escritura, poesía, teatro y fi- conferencia dictada por él en la cátedra de
losofía. semiología lingüística y presentada en el
Para tener una idea del pensamiento Colegio de Francia el 7 de enero de 1977.
intelectual y su universo de intereses es Si bien esta tesis del “placer del texto” le
dio un gran prestigio intelectual como teó- “la ciencia de la literatura”. Su afán consis-
rico de la escritura, esta impronta venía tió en la concepción de una poética, en la
acusando un ascenso con su primer libro que la crítica asumiera la condición de la
El grado cero de la escritura, en el cual pos- creación, y la hermenéutica textual se des-
tula que en el siglo XX la escritura alcanzó prendiera de la escritura misma. Apasio-
un grado neutro, cero, en oposición a la nado del teatro, la fotografía, el cine, las
escritura clásica, que era transparente. En artes plásticas, la moda, la publicidad, la
su texto además establece la relación exis- novela, la música, Barthes aplicó el análi-
tente entre historia y literatura, es decir, sis semiológico a todos signos de la cultu-
entre el escritor y la sociedad, vínculo se ra. Así pues, su proyecto teórico depara en
crea a partir de la escritura de la creación tentativa por descifrar los signos de los ob-
de la obra literaria, que funda una realidad jetos artísticos como productores de sen-
más allá de la lengua y del estilo. tidos. Enamorado de todos los signos de
Otro de sus libros más la vida cotidiana, Barthes es-
hermosos es Fragmentos tudia los sentidos que pos-
de un discurso amoro- tula la moda, donde en-
so, en el que reúne cuentra un sistema de sig-
aforismos y fragmen- nificaciones. Creó así una
tos a la manera de Nie- especie de semiología
tzsche o de los mo- aplicada, pues ajusta su
ralistas franceses del método de análisis a las
siglo XVIII –a los más diversas esferas,
que admiraba–, no de los
donde hay un reco- saberes teó-
rrido por ricos, sino de
autores y las imágenes
pensado- textuales.
res, salpi- Eric Marty,
cados de en su libro Roland
reflexiones y argumentaciones, dichos con Barthes, el oficio de escribir, aporta un tes-
una gracia sin par. Estos apuntes adquirie- timonio del discípulo al maestro, en el que
ron más sistematicidad en el Seminario que ofrece una meditación acerca de la obra, el
ofreció en la Escuela de Altos Estudios en pensamiento y el arte de escribir de Bar-
Ciencias Sociales, entre 1974 y 1976. thes, comprendido en tres partes: “Memo-
El concepto del lenguaje de Barthes ria de una amistad”, “La obra” y “Sobre
PC 82 trasciende el de los lingüistas, al asumir la los Fragmentos de un discurso amoroso”.
escritura, pues está va más allá de lo oral y Se trata de un ensayo de carácter filosófico
lo escrito mismo. En efecto, el lenguaje es y de corte psicoanalítico, donde Marty vi-
una forma de escritura más que un órgano sualiza a Barthes no como el autor de una
de comunicación. Su reflexión sobre el len- doctrina sino como el autor de libros, en
guaje es entonces transgresora, ya que sus el que hace énfasis en la visión desmitifi-
textos terminan siempre en una sinfonía cadora, pero afirmativa, de la crítica bar-
creativa que trasciende la simple erudición. thesiana. “En la obra de Barthes no hay
Barthes sentó, por consiguiente, las bases espacio para la negación”, afirma su bió-
teóricas del edificio literario que tomó los grafo. Lo compara con Proust, en el sen-
presupuestos del estructuralismo y la se- tido en que el autor de La búsqueda del
miología para crear lo que él mismo llamó tiempo perdido vaciló en cuanto a qué
forma darle a su obra: ensayo o novela. individuo a individuo, de cuerpo a cuer-
De ahí que muchos afirmen –y el propio po”, dice. ¿Era Roland Barthes un pensa-
Barthes llegó a confesarlo–, que su meta dor?”, se pregunta Robbe-Grillet. Lo era,
era escribir novelas. Ese dilema lo angus- pues su pensamiento fue la conciencia de
tió siempre, y más aún, a final de su vida. su época, el de un sabio, de un gurú.
La obra y la vida de Barthes tienen no po- Aprueba que si Barthes afirmaba que su
cas similitudes con las de Proust, y de ahí palabra era fascista es porque destruía “toda
que ambas se lean como un largo diálogo tentación de dogmatismo”, y que no era
con la madre, y que se consumó en aquél “otra cosa que el discurso de la verdad”. El
cuando escribió un diario sobre el duelo semiólogo buscó la libertad expresiva que
por su madre muerta. Si bien la obra no- encontró escribiendo sobre la novela, el
velesca de Proust empieza como ensa- teatro, y aun el ensayo. “Roland Barthes
yista y crítico, la de Barthes se inició era el paladín, el ángel anunciador, de
como ensayista y crítico, y quedó trun- una literatura pura y seca, sin cuerpo, por
ca como novelista, excepto con algunos decirlo de algún modo, que estaba en el
relatos de su libro póstumo titulado In- polo opuesto de sus gustos sensuales…”,
cidentes. De modo que hicieron una via- al decir del autor de La celosía. Y sigue
je inverso. Si en Pavese la vida fue un diciendo, en otro sentido: “A Roland
oficio, en Barthes, a mi juicio, el oficio Barthes le gustaba el espíritu del cuerpo
fue la escritura. y el cuerpo del espíritu”. Y continúa:
En 2009, el gran novelista y amigo de “Como ya he dicho, vamos a encontrar
Roland Barthes, Alain Robbe-Grillet, pu- en las especulaciones intelectuales de
blicó un conmovedor libro titulado Por Barthes, a lo largo de toda su carrera,
qué me gusta Barthes, en el que establece este horror constante a coincidir consi-
un diálogo imaginario con Barthes, y don- go mismo en una especie de autosafistac-
de desfilan e intervienen otros autores ción reconciliada”. En otro contexto, Ro-
amigos de ambos, en un concierto de vo- bbe-Grillet sentenció: “En cualquier caso,
ces, en que se mezclan la realidad y la fic- creo que quedará como el inventor de una
ción, la memoria y el pensamiento. En este curiosa figura retórica”.
texto, Robbe-Grillet confiesa recitar a Bar- A mi juicio, y en síntesis, Barthes per-
thes de memoria por lo mucho que le gus- siguió antes que una escritura, un estilo:
ta, y por el carácter violento de su pensa- vivía para su estilo de pensar y de escribir.
miento, y de ahí que lo recite para resti- Era su biología. Creía, como Pound, que
tuirle su violencia. “Barthes era un pensa- es lo único que cuenta. De ahí que quien
dor deslizante, resbaladizo”, afirma. Rob- dice Roland Barthes dice estilo, una for-
be-Grillet recuerda, curiosamente, que ma de escribir, una sintaxis, una fisiolo- 83 CP
Barthes siempre decía que “toda palabra es gía de la lengua escrita. Su obra fue, en
fascista”. Acaso por esa razón algunos crí- suma, la aventura de su estilo, de su rit-
ticos tildan su pensamiento de reacciona- mo verbal.
rio, de dogmático. Este autor, represen- Con este panel que hemos organiza-
tante del Nouveau Roman francés, que se do, la Dirección de Gestión Literaria del
aprendía textos de Barthes como un ejer- Ministerio de Cultura y la cátedra extra-
cicio de memoria, con la finalidad de sos- curricular sobre el pensamiento de Henri
tener con su amigo un contacto secreto e Meschonnic de la Universidad Autónoma
íntimo, le costó mucho separar al autor de Santo Domingo, y en coordinación con
del personaje. “Las relaciones que manten- la Embajada de Francia en RD, queremos
go con él son, entonces, relaciones de conmemorar el centenario del nacimiento
PC 8 4 de este ilustre ensayista y escritor francés, Kristeva”, en tanto que Manuel Núñez
Roland Barthes (1915-1980), tan admi- disertará acerca del “Estilo de la crítica de
rado en nuestro país y en los círculos aca- Roland Barthes”, y Olivier Batista Le-
démicos e intelectuales, con las exposicio- maire, quien nos hablará sobre “La na-
nes de cuatro destacados intelectuales do- rratología de Barthes: del estructuralismo
minicanos, todos egresados de universida- a la lectura hedonista”.
des francesas: los doctores Diógenes Cés- Disfrutemos de este panel.
pedes, quien hablará sobre “La recepción
de Roland Barthes en Santo Domingo”;
Manuel Matos Moquete, cuya ponencia
se titula “La distinción entre la semióti-
ca de Barthes y las de Greimas y Julia
Obras de Roland Barthes en español El susurro del lenguaje. Más allá de la
palabra y la escritura. Paidós, Barcelona,
El grano de la voz. Entrevistas 1962-1980, 1994.
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Cómo vivir juntos. Simulaciones novelescas Del deporte y los hombres, Paidós, Barcelona,
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XXI Editores Argentina, 2004. Editores, México, 1973.
El discurso amoroso. Seminario en la Ecole El placer del texto y lección inaugural de la
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Lo obvio y lo obtuso. Imágenes, gestos, voces. 85 CP
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○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
Raynaldo PIERRE LOUIS
Apología de la poesía 1
1
Traducido del francés por el poeta-medico haitiano Jean Jacques Pierre-Paul
pero yo sostengo que se encuentra en to- de la poesía es una enseñanza cualquiera,
das las palabras utilizadas del poeta verda- que debe fortalecer la conciencia, perfec-
dero, para los ojos algún fósforo, para el cionar la moral, al final mostrar algo útil
gusto un poco de néctar, para la atención ...La poesía aunque puede por sí misma,
una ambrosía que no se encuentra en otras cuestionar su alma, reavivar sus recuerdos
palabras». Él va más allá diciendo: «Las y entusiasmo, no tiene otro objetivo que
palabras del poeta conservan el mismo sig- ella misma; no puede tener ningún otro.
nificado aun cuando se separen de las de- (...) La poesía no puede, bajo la amenaza
más, y aisladas, siguen seduciendo al igual de muerte o el fracaso, asimilarse a la cien-
que sonidos hermosos. Son palabras bri- cia o la moralidad; no tiene como objeti-
llantes, de oro, perlas, diamantes y flores.» vo la verdad, ella existe por sí sola.» Esa es
Joubert es, como yo, un simple panegirista la verdadera misión que le ha asignado Bau-
y un ferviente apologista de la poesía. delaire a la poesía.
Por otra parte, las preguntas más rele- La palabra poética proviene de la in-
vantes que deberíamos hacernos, serían ob- tuición artística, surge de la urgencia de
viamente las siguientes: ¿Por qué es la poe- decir, en la urgencia del tiempo. Revela la
sía tan mal vista por muchos? ¿Por qué necesidad de expresarse de inmediato para
está tan marginada? Y ¿por qué queremos dar a conocer un estado de ánimo, abrir el
considerarla a toda costa como un sim- alma, o mostrar la alegría fugaz o constan-
ple juego de fantasía? Y, por último, ¿por te. Pero… «la paz de la mente no conduce
qué la gente prefiere las novelas? La res- a la creación artística» y «uno debe aceptar
puesta es simple y muy breve, por cierto. el sufrimiento para crear la menor can-
Algunas personas pierden su tiempo bus- ción». ¿Cómo podemos pretender escri-
cando encontrar una supuesta lección bir sin un mínimo rasguño en el cerebro?
moral mediante la lectura de un texto ¿Sin haberse aprehendido por unos segun-
poético, o un consejo saludable destina- dos la parte interior del dolor, ni palpar la
do a fortificar. De forma que la poesía osamenta del abismo? El mundo mismo
sea para ellos tal vez una fábula, pero no es un caos, y la escritura surge de este caos.
es una regla absoluta. Incluso Montes- Muchos poetas y escritores han ilustrado
quieu ha atacado a los poetas, y el propio claramente esta comedia humana atroz.
Sócrates nuestro viejo filósofo griego Baudelaire, Edgar Allan Poe, son ejemplos
decía: «Los poetas no entienden lo que vivos, sin olvidar a Rimbaud, Lautréa-
dicen». Así que se podría decir, que ellos mont, Homero, Frankétienne, Davertige,
se atribuyen al sueño, a la ensoñación des- etc… El drama del escritor es omnipre-
bordante, a la inutilidad y a la nulidad sente, y esta fue la razón que nuestro poe-
misma. ¿No se ha dicho que «los poetas ta portugués Pessoa nos dijera: «La litera- 87 CP
viven en las nubes»? tura es la prueba de que la vida no es sufi-
Se puede vivir sin poesía, sin duda al- ciente.»
guna, como se puede vivir sin la filosofía, Pero cuidado... depende... Cada poe-
sin embargo, eso no quiere decir que am- ta asigna una función a su poesía. Recor-
bas son inútiles.El famoso Charles Bau- demos o especificamos que hay dos clases
delaire, digamos nuestro prestigioso poe- de poetas en este mundo. Esto depende
ta maldito, de hecho nos había adverti- principalmente de su psicología individual
do acerca de esto. Él nos enseñó que: «La o su visión personal del mundo dado. La
poesía es lo más real, es lo que es com- primera categoría está a la búsqueda de
pletamente cierto sólo en otro mundo. trascendencia a cada paso, y la otra catego-
Mucha gente imagina que el propósito ría, busca refugio en la autoflagelación. Sin
PC 88
embargo, su punto común entre ellas si- Los poetas nos vivifican y reactivan
gue siendo «la sublimidad del lenguaje», el pequeño fuego interior, intensamente
que moldean y esculpen juntos en la mis- chispeante. La poesía es una corona de
ma olla o el mismo jarrón de diamante, flores. Es una mujer desnuda exhibiendo
estando siempre accesible. Digan lo que sus senos a todos los interesados. Calma,
digan, nada se escribe en vano. La poesía trastorna, embellece, alegra y adorna los
nunca ha sido un acto inútil. El acto de momentos fugaces de la pobre existencia
escribir esconde en sí mismo una serie de humana.
vitalidades. Y esta es quizá la razón por la ¡Larga vida a la lira de los poetas! por-
cual Pierre Seghers (poeta, editor francés) tadora de luz y de toda la armonía de los
nos dijo que: « De donde sea que venga, e cielos, aunque el mundo le dé la espalda
incluso de los más reservados, el poema es a la belleza del alma, para atiborrarse en
un grito de amor que llama a una comu- cambio de cosas materiales y otras curio-
nión misteriosa, busca involuntariamente sidades de baja estofa. El individuo sin
la otra voz, la otra mitad que es usted mis- belleza interior no es nada más que una
mo. Si la poesía no lo ayuda a vivir, haga masa de carne absurda, una espantosa y
otra cosa. Encuentro que es esencial tanto para miserable funda, que envuelve unos hue-
el hombre como los latidos de su corazón.» sos despreciables.
Carbón
Por Vallejo
Al silencio
PC 96
. Marco Martos
1 3
España es una cosa de tripa. De tripas hondas, las de abajo
¿Por qué “España en el corazón”? de lo que se llama el bajo-vientre,
Por esa víscera es que vinieron que ponen los hombres de pie,
San Franco y el séquito de Santos. y el español especialmente.
2 4
España es una cosa de tripa, España es cosa de cojón,
de más abajo del estómago; lo que el poco ibérico Neruda
España está en esa cintura no entendió, pues prefirió
que el torero ofrece al toro, el corazón, sentimental y puta.
. Pedro Granados
EL MIEDO
El miedo es real
cuando sabes del tiempo
y no guardas memoria
y sientes la vida
como un instante único
cuando vez que se acerca
la oscuridad sin fin
y de su vasto tiempo
solo el presente te acompaña siempre.
EL ESPEJO
Frente al espejo
una imagen erizaba de puñales
sombras moviéndose entre sombras
el silencio ovillando lejanías
detrás de las paredes lloran niños
en los pasillos pasos tenues se entrecruzan
y en lo profundo del espejo 103 CP
mi cuerpo fatiga nuevos laberintos.
EN OTROS PAÍSES
PC 104
. Orlando Morel
APROXIMACIÓN A GUAYAQUIL
DIÁLOGOS
SOLILOQUIOS
Mostrándome una cuchara, me sugieres que al abrazo, después del puntapiés –ku raya
parada pe–, test sin arnés, después del trago de tu desprecio, necio llegue como sabueso
que ha dejado sus dientes –¿los sientes?– hincados en el cemento de la envidia
su cóncava belleza –¡tan arma, tan calma!– refleja su identidad, el espejo de su deseo, en
la mano que la cuchara sostiene –ku raya parada pe–, en la contumaz trama de su final
SOBRE SOLTAR UNA GOTA DE VIDA SOBRE AGUA
107 CP
De 4 a 12 años. Me veo desde un primer plano superior ahora, como si mi vida fuese
un conjunto de capas superpuestas. Veo mi vida temprana encapsulada en una gota de
sangre, como una bola de cristal, llena de agua, que predice el futuro. Tiendo a comer
mucho, duermo sin descansar, descargo mi ansiedad con mis hermanos, no tolero el
rechazo ni el fracaso, lloro con facilidad, en fin, baja autoestima. Tengo únicamente un
ojo, ubicado en el centro del rostro; un orificio nasal en la mitad de la cara; una encía (la
inferior); una oreja en la barbilla, como ala, extendida hacia fuera. La belleza está en mi
simetría. Soy una niña con vellos y callos en la espalda, muy normal, una niña como
todas las demás. Una niña que mis padres consideran ejemplar. Esto último es lo que
realmente duele.
1
Blood is thicker than water, diciendo que la familia es lo más importante.
Cuando el proceso de naufragio de la gota de sangre llega a
su final, al detenerse por completo, permite unos
microsegundos de hermosa quietud, de congelamiento de la
imagen que antecede al doloroso proceso de disolución. Ya en
disolución, la sangre en su conjunto: cola, cabellera y núcleo,
se esparce lentamente hacia los costados formando una
asimétrica y rojiza superficie sobre el lienzo de agua cristalina.
El proceso de disolución continuará hasta que no quede rastro
de la gota de sangre, como si el agua se alimentase de ella.
No obstante, al igual que las consecuencias del tiempo en el
ser, el agua nunca volverá a ser la misma.
. Jota Kintana
PC 112