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LA DIMENSION AMBIENTAL DE LA POLÍTICA EXTERIOR DE CHILE

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Fernando Estenssoro
University of Santiago, Chile
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historia de las ideas políticas del tiempo presente en el espacio de la política mundial e internacional View project

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Como citar este artículo:
Estenssoro, Fernando (2012); “La dimensión ambiental de la política exterior de Chile”. En Ross, Cesar y
Artaza, Mario (editores); La Política Exterior de Chile de los últimos 20 años. Santiago: RIL Editores,
pp. 335-365. ISBN: 978-956-284-859-6.

LA DIMENSION AMBIENTAL DE LA POLÍTICA EXTERIOR DE CHILE

Fernando Estenssoro Saavedra

Introducción: La problemática ambiental es un tema internacional por definición

Una problemática obligada y creciente en la discusión política mundial


contemporánea, es la referida a la protección del Medio Ambiente1. Basta mencionar
toda la actividad internacional que se viene desarrollando en los últimos años para
alcanzar un acuerdo efectivo que mitigue el problema del Cambio Climático.
Lo novedoso de ésta temática ambiental es que si desde muy antiguo se ha estudiado
la relación hombre-naturaleza (por ejemplo en disciplinas como la historia y la geografía,
entre otras), no deja de resultar interesante el preguntarnos ¿cómo? y ¿por qué? se ha
llegado a transformar en asunto tan gravitante para el sistema internacional
contemporáneo. Como bien se pregunta Joan Martínez, si la influencia del ambiente
sobre la humanidad y de la humanidad sobre el ambiente no es una novedad ¿a qué se
debe la importancia que han adquirido en la actualidad los estudios que abordan esta
relación? ¿En qué reside su novedad? (Martínez 1993: 19, 20). Para este autor la
búsqueda de una respuesta plausible no se puede hacer separadamente de la historia
de las ideas sobre la naturaleza. Por nuestra parte, podemos agregar, que
precisamente “la novedad” reside en el cambio de las ideas y de percepción sobre la
relación hombre-naturaleza que se ha venido generando, principalmente, desde la
segunda mitad del siglo XX en adelante. Este cambio se expresa con el surgimiento de
la idea de crisis ambiental o crisis ecológica, por medio de la cual se describe el
paradójico fenómeno donde el propio crecimiento económico, junto al elevado nivel de
desarrollo y estándar de vida alcanzado por la “Civilización Industrial”2, y cuyo
exponente arquetípico es el Primer Mundo, ha creado problemas de carácter ecológico
y medioambientales de tan enorme magnitud, tales como la contaminación, la pérdida
de la biodiversidad, el cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales, la
destrucción de la capa de ozono, y la llamada explosión demográfica; que por primera
vez en la historia se puso en riesgo la continuidad de la vida del ser humano en el

1
Vamos a entender por Medio Ambiente su sentido más amplio, vale decir como aquel “conjunto de
sistemas naturales, socioculturales, sociales, económicos, culturales y estéticos, con los que el hombre
está en contacto e interactúa y que históricamente va modificando e influyendo con su acción y en los
cuales rige y condiciona todas las posibilidades de vida en la Tierra y en especial la vida humana, por
cuanto constituyen su hábitat o lugar de vida y su fuente de recursos” (Contreras, 1993: 27).
2
Entendida genéricamente cómo aquella que se inicia con la Revolución Industrial

1
planeta, así como el proceso de la vida del planeta mismo. De aquí entonces, que no
sea raro encontrar afirmaciones señalando que “la crisis ambiental de nuestro tiempo es
una verdadera emergencia del sistema Tierra en su conjunto al ser manipulado por la
Humanidad (...) La Humanidad se encuentra en una encrucijada que pone en peligro su
propia supervivencia como especie... (Novo y Lara, 1997: 21, 22). Afirmaciones que
llevan al historiador de las ideas inglés David Arnold, a plantear que “el conocimiento de
la subordinación y dependencia de los humanos respecto de la naturaleza data de hace
muchísimo tiempo, pero el sentido de los seres humanos como guardianes y
destructores de la naturaleza apenas acaba de nacer y, con él, la abrumadora
sensación de nuestra responsabilidad por la destrucción pasada y la supervivencia
futura de otras especies” (Arnold, 2000: 13). Y, en este sentido, es importante tener
presente que cuando se habla de crisis ambiental, se está haciendo referencia a un
fenómeno que tienen dos características principales:

1. En primer lugar es un fenómeno de origen social: su causa se le atribuye a la


conducta de este sujeto humano propio de la “Civilización Industrial”. Luego, si la
crisis ambiental, es percibida como “una crisis socialmente provocada” (Garrido,
2000: 304), su solución también deberá ser socialmente provocada. Como bien
plantea Rafael Valenzuela, en la medida “que se ha ido haciendo luz sobre el
hecho que el problema ambiental se resuelve finalmente en poder dominarnos a
nosotros mismos y en poder controlar el control que hemos aprendido a ejercer
sobre la naturaleza, ha venido quedando claro, también, que la solución al
problema ambiental ha de ser una solución social más que una solución
tecnológica” (Valenzuela, 2010: 19). Lo que quiere decir, que toda solución al
problema ambiental es por sobre todo y antes que todo, una cuestión política.
2. En segundo lugar, es un fenómeno global por definición, dado que si
consideramos al planeta como un gran y ecosistema que permite el desarrollo de
la vida, es claro que cualquier impacto en los múltiples sub-ecosistemas que lo
componen, repercuten en el funcionamiento global. Cuestión que tiene, entre otras
consecuencias, una dimensión político-internacional fundamental. De hecho, es
sabido que un deterioro ambiental y/o ecológico que pueda ocurrir en cualquier
punto del planeta, no respeta fronteras políticas. Ejemplos hay muchos,
recuérdese solamente la nube radioactiva que se generó tras el incendio del
reactor nuclear de Chernobyl en Ucrania (1986). Por lo tanto, dependiendo de la
escala o gravedad del problema ambiental, éste va a tener obligatoriamente
repercusiones locales y/o regionales y/o mundiales.

2
Si bien es cierto que es un lugar común señalar que la crisis ambiental se inició
con la Revolución Industrial, lo importante es que su percepción y conceptualización, en
tanto problema social y político de carácter global es propio de la historia reciente. Se
puede señalar que su instalación formal en la agenda publica internacional fue con la
realización de la primera Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente
Humano, celebrada en Estocolmo en 1972, que junto con llamar a las naciones del
mundo a superar esta crisis, también creó el Programa de Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA).3 Por lo tanto, desde esta Conferencia de Estocolmo 1972 en
adelante, el gran tema y esfuerzo de organizaciones como las Naciones Unidas, será la
implementación de medidas y acuerdos, en el orden internacional para ir estudiando,
socializando, educando y superando los distintos aspectos que componen esta crisis. Y,
sin lugar a dudas, entre los hitos más destacables de este esfuerzo se debe mencionar
la definición del concepto de desarrollo sostenible (o sustentable) por parte la
Comisión Mundial del Medio Ambiente en su conocido informe, Nuestro Futuro Común
(1987), así como la realización de las dos cumbres mundiales sobre el Desarrollo
Sostenible y Medio Ambiente que se han llevado a cabo hasta el momento4.
Al respecto, particularmente significativa fue la Cumbre realizada en Río de Janeiro en
1992, ya que de hecho fue la continuación de la Cumbre sobre el Medio Ambiente
Humano realizada en Estocolmo en 1972, y en Río se definieron las pautas de acción
para conseguir una política ambiental y de desarrollo sustentable de carácter global e
integrada. Así, los acuerdos y declaraciones de Río 1992, junto con dar cuenta de los
avances que se venían obteniendo en años anteriores, delinearon los principales
caminos a seguir para superar la crisis ambiental, y sus criterios están plenamente
vigentes hoy en día, señalando el curso de acción de la política ambiental mundial, a lo
menos, para estas primeras décadas del siglo XXI.5

3
Por cierto, también se podría considerar que Estocolmo 1972, fue un punto de llegada de esta idea de
crisis ambiental, y no solamente de partida. De hecho tanto la Organización de Naciones Unidas, como
sus distintas agencias, así como los países miembros de la comunidad internacional, tras el término de la
Segunda Guerra Mundial, comenzaron a desarrollar múltiples acciones y conferencias, relativas a los
problemas de la energía y del desarrollo, de los océanos, problemas de alimentación de la humanidad,
conservación de los recursos naturales y otros, que con el correr de los años serán parte de lo que
finalmente se constituirá como temática ambiental o medioambiental propiamente tal (Estenssoro, 2009).
4
La primera, realizada en Río de Janeiro en 1992 y popularizada como “Encuentro de Río”, y la segunda,
conocida como “Cumbre de la Tierra”, realizada en el 2002 en Johannesburgo, Sudáfrica. Ambos foros
reunieron a más de 100 Jefes de Estado y alrededor de 40 mil delegados oficiales y oficiosos, y su
preparación implicó más de dos años para cada una.
5
Recordemos que en esta cumbre se aprobó la Agenda 21, donde sus cuarenta capítulos son un plan de
acción para gobiernos y organismos internacionales que apuntan a responder la pregunta de cómo
conseguir la anhelada meta de un desarrollo sostenible para los países dando cuenta al mismo tiempo de
las profundad inequidades que caracterizan a nuestro mundo, abarcando mecanismo desde cooperación
internacional, gestión de los recursos naturales, hasta termas de traspaso de recursos financieros y
tecnológicos, entre otros. Además en de esta cumbre emergió la Declaración del Medio Ambiente y
Desarrollo, la Declaración de Principios Sobre los Bosques, y se abrieron a la firma dos documentos
claves que además debían tener carácter obligatorio: el Convenio sobre la Biodiversidad (o diversidad
biológica) y la Convención Marco sobre el Cambio Climático

3
1. La dimensión internacional de la política ambiental chilena.

La consolidación de la idea de crisis ambiental, a inicios de los años setenta del


siglo XX, instalará definitivamente en el espacio político internacional esta temática, en
la cual los esfuerzos e iniciativas tendientes a su superación constituirán la política
ambiental mundial. Sin embargo, se debe tener presente que previo a la reunión de
Estocolmo de 1972, existirán varios tratados internacionales, que de una u otra forma
tocarán tópicos que con posterioridad se entenderán como propios del campo ambiental
propiamente tal. Por lo tanto, todos los tratados relativos al medio ambiente, al estado
de la naturaleza e incluso sobre la regulación de la explotación de los recursos
naturales, que se alcanzaron previos a Estocolmo 1972, junto a todos aquellos que
posteriormente a esta Cumbre se referirán al la superación de la crisis ambiental van a
constituir el derecho Medioambiental Internacional, el cual irá expresando y
caracterizando la política ambiental mundial. Este derecho internacional implica un
corpus creciente, integrado por tratados, acuerdos, convenios y declaraciones
(multilaterales y bilaterales), que generalmente por inspiración de la ONU, buscan
evitar que la crisis ambiental siga acentuándose, así como reparar y mitigar los daños
ya causados por sus múltiples variables (ver cuadros 1 y 2).
Este es un derecho que se orienta por una serie de principios tales como el
“Principio de la soberanía sobre los recursos naturales y responsabilidad de no causar
daño al medio ambiente de otros Estados o zonas fuera de la jurisdicción del Estado;
Principio de acción preventiva; Principio de buena vecindad y cooperación internacional;
Desarrollo Sustentable; Precautorio; Contaminador Pagador; responsabilidad común
pero diferenciada; Acceso a la información; Patrimonio común de la humanidad”
(Riesco, 2006: 109). De todos estos, es importante destacar el principio precautorio y
preventivo, dado que el desarrollo de la conciencia ambiental contemporánea tiene
entre sus causas más importantes una serie de catástrofes que han dejado a cientos de
miles de víctimas (muchas de ellas fatales), así como han contaminado y/o
prácticamente aniquilado distintos ecosistemas que de una u otra forma son vitales para
la subsistencia de comunidades sociales, además de la propia biodiversidad del lugar
afectado.6 Esta situación llevó a la ONU a incentivar desde un principio, a los Estados

6
Estas catástrofes ambientales han sido de las más variada índole, por ejemplo las tragedias por
contaminación química del aire (recuérdese Londres en 1952, a raíz de la alta concentración de smog, por

4
para que actúen de manera preventiva y precautoria frente al Medio Ambiente. En el
caso precautorio buscando “intentar o anticiparse a los efectos ambiéntales de un
proyecto o actividad a fin de evitar, mitigar o compensar sus efectos ambientales
adversos”; y en el caso preventivo buscando “anticiparse al daño ambiental, adoptando
todas las medidas que sean necesarias para evitar que éste se produzca”, partiendo de
la base que “en el mundo contemporáneo existen actividades que resultan
esencialmente riesgosas para la salud del entorno y el ser humano, las que por lo
mimado deben estar sujetas a una evaluación previa a sus impactos y al control de sus
operaciones” (Riesco, 2007: 110 y 112).
Y por cierto Chile, que fue país fundador de la Organización de Naciones Unidas,
participará de estos acuerdos y tratados ambientales internacionales, incorporándolos a
su propio corpus jurídico que, al igual como se ha venido desarrollando a nivel mundial,
con los años, adquirirá el especifico adjetivo de Derecho Ambiental (ver cuadros 1 y 2).

CUADRO Nª 1
PRINCIPALES TRATADOS Y ACUERDOS INTERNACIONALES SUSCRITOS POR CHILE
7
ORDENADOS POR GRANDES EJES TEMÁTICOS AMBIENTALES.

ATMÓSFERA Y CLIMA BIODIVERSIDAD

Convención de Viena para la Protección de la Capa de Convención para la Protección de la Flora y Fauna y
Ozono y sus Anexos I y II, adoptados el 22 de Marzo las Bellezas escénicas naturales de América
de 1985 (Viena, 1985). Promulgado en Chile por (Washington, 1940). Promulgado en Chile por Decreto
Decreto Supremo Nº 719, del Ministerio de Relaciones Supremo Nº 531del Ministerio de Relaciones
Exteriores (28/09/1989). Exteriores (10/10/1967)
Protocolo de Montreal Relativo a las Sustancias Convenio sobre conservación de focas antárticas
Agotadoras de la Capa de Ozono (Montreal, 1987). (Londres, 1972). Promulgado por Decreto Supremo
Promulgado en Chile por Decreto Supremo Nº 238 del Nº 191del Ministerio de Relaciones Exteriores (PDO:
Ministerio de Relaciones Exteriores (08/03/1990) 24/04/1980)
Acuerdo para la Creación del Instituto Interamericano Convención sobre zonas húmedas de importancia
para la Investigación del Cambio Global (Montevideo, Internacional especialmente como hábitat de aves
1992). Promulgado en Chile por Decreto Supremo Nº acuáticas RAMSAR (Irán, 1971). Promulgado en Chile
1686 del Ministerio de Relaciones Exteriores por Decreto Supremo Nº 771 del Ministerio de
(14/11/1994). Relaciones Exteriores (04/09/1981)
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Convención para la Protección del Patrimonio Mundial
Cambio Climático (Nueva York, 1992). Promulgado en Cultural y Natural (París, 1972). Promulgado en Chile
Chile por Decreto Supremo Nº 123 del Ministerio de por Decreto Supremo Nº 259 del Ministerio de
Relaciones Exteriores (31/01/1995). Relaciones Exteriores (27/03/1980).
Acuerdo con el programa de las Naciones Unidas para Convención sobre el Comercio Internacional de
el desarrollo sobre Proyecto denominado especies amenazadas de fauna y flora silvestres
"Capacitación de Chile para cumplir sus compromisos (Washington, 1973). Promulgado en Chile por Decreto
con la Convención Marco de las Naciones Unidas Supremo Nº 141 del Ministerio de Relaciones
sobre el Cambio Climático. Promulgado por Decreto Exteriores (18/02/1975)

chimeneas que utilizaban carbón y azufre, cobró cuatro mil víctimas. O Bhopal en la India,1984, donde la
planta de pesticidas de la firma Union Carbide, produjo una emisión a la atmósfera de 30 toneladas de
isocianato de metilo, causando la muerte a 2.800 personas y generando problemas respiratorios a más de
20.000); la contaminación del mar por productos químicos (caso de Minamata, Japón, 1953, donde los
pescadores y aldeanos fueron afectados en su sistema nervioso central por los residuos de mercurio
orgánico que las fábricas de productos químicos arrojaban al mar), así como por gigantescos derrames de
petróleo; o la contaminación por radioactividad nuclear, entre muchos otros tipos y ejemplos (Estenssoro,
2009).
7
Basado en: Valenzuela, 2010: 429-431; Figueroa y Valenzuela, 2006; www. conama.cl; www.bcn.cl.

5
Supremo Nº 659 del Ministerio de Relaciones
Exteriores (30/04/1997)
Rectificaciones al texto de la Convención Marco de las Convenio sobre la Conservación de Especies
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, (Nueva Migratorias de la Fauna salvaje, CMS (Bonn, 1979).
York, 1993). Promulgado por Decreto Supremo Nº 378 Promulgado en Chile por Decreto Supremo Nº 868 del
del Ministerio de Relaciones Exteriores (17/ 04/2001) Ministerio de Relaciones Exteriores (14/10/1981)
Protocolo de Kioto de la Convención Marco de Convenio para la Conservación y Manejo de la Vicuña
Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Kioto, (Lima, 1979). Promulgado en Chile por Decreto
1997). Promulgado en Chile por Decreto Supremo 349 Supremo Nº 212 del Ministerio de Relaciones
del Ministerio de relaciones Exteriores (22/12/2004) Exteriores (05/03/1981)
Memorándum de Entendimiento con el Reino de Convenio sobre la Diversidad Biológica (Río de
Dinamarca en Materia de iniciativas sobre Cambio Janeiro, 1992). Promulgado en Chile por Decreto
Climático. Promulgado por Decreto Supremo Nº 262 Supremo, versión única, del Ministerio de Relaciones
del Ministerio de Relaciones Exteriores (24/10/2005) Exteriores (28/12/1994).
Acuerdo de Cooperación Bilateral de Chile en Materia Convención de Naciones Unidas sobre la lucha contra
de Cambio Climático con la Republica Francesa. la desertificación y la sequía, particularmente en África
Promulgado por Decreto Supremo Nº 263 del (París, 1994). Promulgado en Chile por Decreto
Ministerio de Relaciones Exteriores (24/10/2005) Supremo, versión única, del Ministerio de Relaciones
Exteriores (20/11/1997)
Protocolo de Montreal Relativo a las Sustancias Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la
Agotadoras de la Capa de Ozono (Montreal, 1987). Biotecnología del Convenio Sobre la Diversidad
Promulgado en Chile por Decreto Supremo Nº 238 del Biológica (Montreal, 2000). Pendiente.
Ministerio de Relaciones Exteriores (08/03/1990)
MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO SOSTENIBLE RECURSOS NATURALES
Convenio para la Protección del Medio Ambiente y la Convención internacional para la regulación de la caza
Zona Costera del Pacífico Sudeste (Lima, Perú, el 12 de ballenas y su anexo (Washington, 1946).
de noviembre de 1981). Promulgado en Chile por Promulgado por Decreto Supremo Nº 489 del
Decreto Supremo Nº 296 del Ministerio de Relaciones Ministerio de Relaciones Exteriores (PDO: 21/09/1979)
Exteriores (PDO: 02/06/1986)
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Tratado Antártico (Washington, 1959). Promulgado por
Ambiente y el Desarrollo, CNUMAD (Río de Janeiro, Decreto Supremo Nº 361 del Ministerio de Relaciones
1992). Chile suscribe la Declaración de Río Exteriores (PDO: 29/06/1961)
Comisión de Desarrollo Sostenible (Nueva York, Declaración Conjunta a los problemas de la
1992). Chile país participante pesquería en el Pacifico Sur (Santiago, 1952).
Promulgado por Decreto Supremo Nº 432 del
Ministerio de Relaciones Exteriores (PDO: 22/11/1954)
MARES Y OCEANOS Reglamento para las faenas de caza marítima en las
aguas del pacifico Sur (Santiago, 1952). Promulgado
por Decreto Supremo Nº 432 del Ministerio de
Relaciones Exteriores (PDO: 22/11/1954)
Convenio internacional para prevenir la contaminación Acuerdo sobre la Organización de la Comisión
de las aguas del mar por Hidrocarburos, de 1954, con Permanente de la Conferencia sobre Explotación y
sus enmiendas, de 1962 y 1969, y un anexo sobre Conservación de las riquezas marítimas del pacífico
libro registro de hidrocarburos. Promulgado por Sur (Santiago, 1952). Promulgado por Decreto
Decreto Supremo Nº 474 del Ministerio de Relaciones Supremo Nº 432 del Ministerio de Relaciones
Exteriores (PDO: 06/10/1977) Exteriores (PDO: 22/11/1954)
Convenio internacional sobre responsabilidad civil por Convención sobre la Conservación de los Recursos
daños causados por la contaminación de las aguas del Vivos Marinos Antárticos (Camberra, 1980).
mar por hidrocarburos con su anexo del año 1969 Promulgado por Decreto Supremo Nº 662 del
(Bruselas, 1969). Promulgado por Decreto Supremo Ministerio de Relaciones Exteriores (PDO: 13/10/1981)
Nº 475 del Ministerio de Relaciones Exteriores (PDO:
08/10/1977)
Convenio sobre prevención de la contaminación del Proceso de Montreal sobre criterios e indicadores para
mar por vertimiento de desechos y otras materias, con la conservación y el manejo sustentable de los
sus anexos I, II y III, del año 1972 (Londres, 1972). bosques templados y boreales (Montreal, 1995). Chile
Promulgado por Decreto Supremo Nº 476 del país signatario.
Ministerio de Relaciones Exteriores (PDO: 11/10/1977)
Acuerdo sobre Cooperación Regional para el Combate Foro Intergubernamental de Bosques de Naciones
contra la Contaminación del Pacífico Sudeste por Unidas (Nueva York, 1997). Chile país signatario.
Hidrocarburos y otras Sustancias Nocivas en casos de
Emergencia (Lima, 1981). Promulgado por Decreto
Supremo Nº 476 del Ministerio de Relaciones
Exteriores (PDO: 11/08/1986)
Protocolo Complementario del Acuerdo sobre la SUSTANCIAS TÓXICAS PELIGROSAS
Cooperación Regional para el Combate contra la
Contaminación del Pacífico Sudeste por Hidrocarburos

6
y otras Sustancias Nocivas (Quito, 1983). Promulgado
por Decreto Supremo Nº 656 del Ministerio de
Relaciones Exteriores (PDO: 24/11/1986)
Protocolo para la Protección del Pacífico Sudeste Convenio de Basilea sobre control de movimientos
contra la Contaminación Proveniente de Fuentes transfronterizos de desechos peligrosos y su
Terrestres y sus Anexos (Quito, 1983). Promulgado eliminación (Basilea, 1989). Promulgado en Chile por
por Decreto Supremo Nº 295 del Ministerio de Decreto Supremo Nº 685, del Ministerio de Relaciones
Relaciones Exteriores (PDO: 19/16/1986) Exteriores (29/05/1992)
ENERGÍA NUCLEAR CON FINES BÉLICOS Y Foro Intergubernamental sobre Seguridad Química
SEGURIDAD NUCLEAR (Estocolmo, 1994).
Sistema multisectorial no institucional para integrar las
actividades nacionales e internacionales de fomento
de la seguridad química y prevención de los efectos
adversos, a corto y largo plazo, que presentan, la
fabricación, el almacenamiento, el transporte, el uso y
la eliminación de productos químicos (CONAMA,
1998).
Tratado que prohíbe las pruebas de armas nucleares Convenio de Rótterdam, sobre el procedimiento de
en la Atmósfera, en el espacio exterior y en el mar consentimiento fundamentado previo aplicable a
(Moscú, 1963). Promulgado en Chile por Decreto ciertos plaguicidas y productos químicos peligrosos
Supremo Nº 555, del Ministerio de Relaciones objeto de comercio internacional (Rotterdam, 1998).
Exteriores (07/08/1965) Chile firmó este Convenio el 11/9/1998 y lo ratificó el
20/01/2005
Proscripción de las Armas Nucleares en América Convenio de Estocolmo sobre contaminantes
Latina (Tratado de Tlatelolco, México, 1967). orgánicos persistentes (Estocolmo, 2001).
Promulgado en Chile por Decreto Supremo Nº 709, Promulgado en Chile por Decreto Supremo Nº 38, del
del Ministerio de Relaciones Exteriores (PDO: Ministerio de Relaciones Exteriores (PDO: 19/05/2005)
14/12/1974)
Convención sobre Responsabilidad Civil por Daños
nucleares (Viena, 1963). Promulgado en Chile por
Decreto Supremo Nº 18, del Ministerio de Relaciones
Exteriores (PDO: 08/03/1990)
Convención Sobre Seguridad Nuclear (Viena, 1994).
Promulgado en Chile Promulgado en Chile por
Decreto Supremo Nº 272, del Ministerio de Relaciones
Exteriores (03/11/1997)
Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos
Nucleares (Nueva York, 1996). Chile país signatario.

En este sentido, la política exterior ambiental chilena se caracterizará por buscar


conjugar una ecuación que tienen dos grandes variables: por un parte debe hacerse
cargo de la normativa ambiental internacional que se ha venido construyendo, inspirado
en sus principios ya descritos, y por otra parte, se debe atener al modelo de desarrollo y
crecimiento económico que es hegemónico en el país (se detalla más adelante).
Conjugación que no ha estado, ni estará exenta de conflictos, lucha de intereses,
énfasis disímiles y acciones de grupos de presión. Situaciones que, en la medida que se
implementen en el marco propio de una democracia liberal, son normales y parte del
desenvolvimiento del proceso político de la sociedad. Esto es lo que se ha ocurrido, por
lo menos desde la década de los noventa en adelante.
Lo anterior no quiere decir que el país no haya participado con anterioridad a los
años noventa, de las discusiones ambiéntales que venían ocurriendo bajo el impulso de
la ONU. A lo que nos referimos es al hecho de que esta discusión internacional y su

7
traspaso a realidad política nacional, con sus propias particularidades iniciales, funcionó
normalmente hasta el 11 de septiembre 1973, cuando el debate político se interrumpe
brusca y brutalmente, y sólo se retomara con el reinicio de la vida democrática 17 años
después. Sin duda que la creciente socialización mundial que ocurría con esta temática,
tras la Cumbre de Estocolmo de 1972, no podía dejar indiferente al Estado y de hecho,
en la Constitución Política de 1980 se recogió explícitamente al señalar que “se
garantiza el derecho de vivir en un Medio Ambiente libre de contaminación y que es
deber del Estado tutelar la preservación de la naturaleza”8. Igualmente en 1983 se
realizó en primer encuentro del Centro de Investigación y Planificación del Medio
Ambiente (CIPMA), donde científicos y académicos, a raíz de la crisis ambiental,
plantearán la necesidad de modificar las concepciones sobre los estilos de desarrollo
imperantes en Chile hasta ese momento, y en1985, se creó la Comisión Nacional de
Ecología (CONADE), antecesora de la CONAMA, cuyo primer director fue el ecólogo
Juan Grau. Sin embargo, no será hasta el retorno a la vida política democrática a partir
de 1990 en adelante, que el tema del Medio Ambiente, tanto como política pública
permanente y sistemática por parte de las autoridades del Estado, como campo
destacado del espacio de discusión político e ideológico y como creciente preocupación
ciudadana, comenzará a desarrollarse plenamente y se insertará como un tópico
ineludible en la política nacional estrechamente ligada y de acuerdo a los ritmos que
este tema desarrollará en el ámbito internacional (Estenssoro, op.cit.).

La institucionalidad ambiental

No deja de ser interesante que el retorno a la vida política democrática fuera


relativamente coincidente con todo el trabajo preparatorio y posterior desenvolvimiento
de la importante Cumbre sobre el Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, realizada en
Río de Janeiro en 1992. La recién asumida administración democrática de Patricio
Aylwin (11/03/1990 -10/03/1994), inició un interesante proceso de aggiornamiento
ambiental-institucional del país, buscando ponerse al día en un tema que, para
entonces, ya se había instalado como prioritario en la agenda pública mundial. Para
estos efectos, el 5 de junio de 1990, el Presidente creó por Decreto la Comisión
Nacional del Medio Ambiente, conocida por la sigla CONAMA, que debía encargarse
“de definir una política ambiental y de proponer una ley marco y una institucionalidad
ambiental para el país” (Camus y Hajek, 1998:37).

8
Capítulo III, Artículo 19, punto Nº8 de la Constitución Política de la República de Chile. Edición
Actualizada 1994 (1994: 10).

8
Comenzaba así, un camino, no exento de conflictos, de construcción de una
institucionalidad ambiental para el país que debía ponerse a tono con las exigencias
internacionales en esta materia. El principal desafío era construir una institucionalidad
que incorporara y conciliara los acuerdos y compromisos contraídos en Río en 1992,
con una estrategia de crecimiento económico determinada por un modelo
doctrinariamente de libre-mercado y estructuralmente dependiente de la explotación y
exportación de recursos naturales,9 en un país caracterizado por enormes
desigualdades sociales en donde el cerca del 40% de la población vivía en condiciones
de pobreza y el 20% más pobre sólo recibía el 6% del ingreso nacional y (CONAMA,
1997).
De esta forma, los dos primeros gobiernos democráticos que administraron el país
en la década de los noventa, incorporando plenamente en su discurso el principio del
desarrollo sustentable (según lo había definido la Comisión Mundial del Medio Ambiente
en 1987),10 se plantearon construir una política e institucionalidad sobre la base de
conjugar la ecuación que surgía de las necesidades de equidad social y protección
ambiental con la urgencia de un crecimiento económico acelerado, buscando terminar
con la endémica característica de ser un país en vías de desarrollo. Ecuación que se
mantuvo plenamente vigente, con los dos gobiernos concertacionistas siguientes que
dirigieron Chile en la primera década del presente siglo XXI.
El principal resultado en materia de institucionalidad ambiental durante los años
noventa se reflejó en la Ley Nº 19.300 de Bases Generales del Medio Ambiente, que se
publicó en el Diario Oficial el 9 de marzo de 1994, pocos días antes del término de la
administración Aylwin. Y, tres años más tarde, en 1997, bajo la administración del
Gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, se dictó su reglamento con lo cual quedaba
plenamente aplicable.11 Como se explicaba entonces, se trataba de una ley de bases
generales, que contemplaba “lo más fundamental a fin de iniciar un proceso ordenador
de la normativa ambiental en el país”, para lo cual establecía “diversos instrumentos de
gestión ambiental, es decir, dota al Estado de mecanismos para administrar y regular el

9
Vale decir, una economía que se caracterizaba por ser privatizada, abierta al mercado mundial,
estimuladora de la exportación de bienes transables, principalmente primarios y que dio “la máxima
preeminencia al sector privado como motor del desarrollo económico” (Muñoz Gomá, 1995: 26, 27).
10
Por ejemplo, la Ley de Bases del Medio Ambiente, definió el concepto de desarrollo sustentable como
“el proceso de mejoramiento sostenido y equitativo de la calidad de vida de las personas, fundado en
medidas apropiadas de conservación y protección del medio ambiente, de manera de no comprometer las
expectativas de las generaciones futuras” (Ley Nº 19.300)
11
Los objetivos perseguidos con esta Ley fueron cuatro: 1) darle un contenido concreto y un desarrollo
jurídico adecuado a la garantía constitucional que asegura a todas las personas el derecho a vivir en un
Medio Ambiente libre de contaminación; 2) crear una institucionalidad que permita a nivel nacional
solucionar los problemas ambientales existentes y evitar la creación de otros nuevos; 3) crear los
instrumentos para una eficiente gestión del problema ambiental, de modo que se pueda dar una
adecuada protección de los recursos naturales; 4) disponer de un cuerpo legal general, al cual se pueda
referir toda la legislación ambiental sectorial (CONAMA, 1995).

9
uso de los componentes del Medio Ambiente”. También establecía “el tema de la
responsabilidad en materia ambiental”. E, igualmente, creaba la institucionalidad estatal
que tendrá a su cargo el tema ambiental”, como era el caso de la Comisión Nacional del
Medio Ambiente (CONAMA), “que se relacionará con el Presidente de la República a
través del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, con atribuciones y funciones,
con planta de personal y presupuesto” y, por tratarse de un órgano descentralizado, en
cada región se creaba una Comisión Regional del Medio Ambiente (COREMA), la que
sería “integrada por los servicios con competencias ambientales en cada región y que
tendrán un grado importante de autonomía para decidir sobre los proyectos de inversión
y cuestiones ambientales de la propia región” (Del Fávero, 1994: 6-8).
Esta institucionalidad se mantuvo sin mayores alteraciones hasta el 15 de marzo
del 2007, cuando la cuarta y última administración de la Concertación, encabezada por
la Presidenta Michelle Bachelet promulgó la Ley 20.173, que creaba el cargo de
Presidente del Consejo Directivo de la Comisión Nacional del Medio Ambiente
(CONAMA), confiriéndole a dicho cargo el rango de Ministro de Estado, y
posteriormente, el 5 de junio del 2008, con ocasión del Día Mundial del Medio Ambiente,
firmaba el proyecto de ley que creaba el Ministerio del Medio Ambiente, y la
Superintendencia de Fiscalización Ambiental. Proyecto que tras 19 meses de
tramitación, el 12 de enero del 2010, logró transformase en la Ley N° 20.417 que creó el
Ministerio del Medio Ambiente, el Servicio de Evaluación Ambiental y la
Superintendencia del Medio Ambiente (www.conama.cl).

Una política ambiental determinada por la “gradualidad” y el “realismo”

Cuando se mira en perspectiva la generación de esta institucionalidad ambiental,


aparece de inmediato la pregunta de porqué tuvo que pasar un lapso de 20 años para
crear un Ministerio de Medio Ambiente propiamente tal. Pareciera que éste tan largo
tiempo no se condice con una retórica ambientalista oficial y oficiosa que una y otra vez
recalcaba la importancia y la urgencia de enfrentar los graves problemas ambientales
del país en consonancia con lo que acontecía a nivel mundial. Sin embargo, toda la
política ambiental de los cuatro primeros gobiernos democráticos, estuvieron señaladas
por la característica central de “gradualidad” y “realismo”, en el sentido que la
conjugación de la ecuación anteriormente descrita no podía, por ningún motivo,
amenazar la imperiosa necesidad de crecimiento económico acelerado de un país que
vive de la explotación de sus recursos naturales. Así, desde un primer momento se
entendió que la política ambiental y su institucionalidad, si bien se debía hacer cargo del
deterioro de la naturaleza y de los problemas ambientales que provocaba la civilización

10
moderna (tanto en el país como en el mundo), no podía caer en posturas ambientalistas
“extremas” que significaran frenar o entorpecer el proceso de desarrollo y crecimiento
económico, como bien dejaba en claro Aylwin al momento de presentar la Ley de Bases
Generales del Medio Ambiente, el 1º de marzo de 1994:

La naturaleza de Chile -nuestra realidad ambiental- se encuentra hoy


fuertemente presionada por las exigencias que plantea el desarrollo. Los
esfuerzos de los chilenos para lograr el bienestar económico han
comprometido seriamente la capacidad de nuestras riquezas naturales y del
Medio Ambiente.
Ello plantea un desafío: generar los medios necesarios para restablecer el
equilibrio entre el hombre y su medio.
Para ello la noción de desarrollo sustentable es de gran utilidad (...) Pero, a
la vez, la conservación del Medio Ambiente no se puede plantear en un
sentido restrictivo. Nuestro país requiere satisfacer necesidades crecientes
de vivienda, salud, educación, energía, etc. Ello implica poner en producción
los recursos con los que cuenta (Aylwin, en CONAMA, 1995, s/n).

Por su parte, cuando se daba a conocer la Ley 19.300, el entonces Secretario


Ejecutivo de la CONAMA, Rafael Asenjo, explicaba que esta Ley venía a apoyar la
resolución exitosa de uno de los principales problemas que enfrentaba la sociedad
chilena como era:

Continuar creciendo económicamente, en un marco de creciente


competitividad internacional, para satisfacer nuestras necesidades y derrotar
la pobreza, asegurando una distribución socialmente justa de los beneficios
de dicho crecimiento y garantizando un Medio Ambiente sano y una base de
recursos naturales adecuada para proyectarnos al futuro. Este desafío,
conocido como el Desarrollo Sustentable, si bien es permanente y de largo
alcance, necesita ser enfrentado gradual y realistamente (Asenjo, en
CONAMA, 1995, s/n).

Por lo tanto, los grandes criterios que orientaron la creación de la institucionalidad


ambiental fueron los de gradualidad y realismo, a fin de no entorpecer el desarrollo
socio-económico del país. Postura muy bien resumida por el Ministro Secretario de la
Presidencia de la segunda administración concertacionista, (11/03/1994 - 11/03/2000)
Genaro Arriagada, quien junto con destacar la importancia que se le otorgaba al tema
ambiental, señalaba que se debía “caminar con urgencia, gradualismo y responsabilidad
en el tema del medioambiente, ya que es un fenómeno que cobra cada día mayor
importancia y lo transforma en la más alta prioridad en el gobierno de Eduardo Frei y en
nuestra sociedad” (Palma, La Tercera, 12/06/1994, p.14). Igualmente, al iniciarse la
tercera administración concertacionista encabezada por el presidente Ricardo Lagos
(11/03/2000 – 10/03/2006), éste llamó a tensionar al máximo las capacidades del país,
sobre todo las económicas y productivas, a fin de alcanzar el pleno desarrollo para el

11
bicentenario de la República(el año 2010), para lo cual era necesario relacionarse “con
el Medio Ambiente con inteligencia y visión de futuro”, lo que se traducía en la
necesidad de “acordar un criterio común para que la preservación de nuestra riqueza
natural no se entienda como un freno al desarrollo”. Y, en este sentido, el camino era
“seguir perfeccionando la legislación ambiental y reforzando su institucionalidad”
(Lagos, 2000: VIII-XII). Perfeccionamiento institucional que se concretó durante el
cuarto y último gobierno de la Concertación (11/03/2006 -10/03/2010), que tras una
reforma de la institucionalidad ambiental creó finalmente un Ministerio del Medio
Ambiente, así como el Servicio de Evaluación Ambiental y la Superintendencia del
Medio Ambiente. Tras 20 años de gradualidad y realismo, se consideraba que ahora,
con un mayor desarrollo económico-productivo y una mayor conciencia ambiental del
país, éste finalmente había madurado al punto de poder “ponerse pantalones largos” en
el tema, según declaraba la entonces Ministra del Medio Ambiente, Ana Lya Uriarte (La
Segunda, 12/01/2010, p. 25). Pero también es cierto, que de una manera bastante
directa Chile fue “obligado” por actores influyentes del sistema internacional a ponerse
“pantalones largos” en materia ambiental, como se explicita en los puntos siguientes.

2. Las características determinantes de la dimensión ambiental de la política


exterior de Chile

La preocupación central de la Política Ambiental de Chile, tanto interna como


externa, en la década de los noventa, y que seguirá vigente en la primera década de los
dos mil, se orientará bajo el macro objetivo estratégico de mejorar la calidad de vida de
los ciudadanos. Objetivo que por una parte se sintetizará en el anhelo de alcanzar,
algún día, el estándar de país plenamente desarrollado, y por otra parte, se
determinará, en sus características específicas, por el modelo de desarrollo y
crecimiento económico elegido para tales efectos.
De esta forma y considerando que Chile es un país regido por una economía de
libre mercado que se sustenta en la explotación y exportación de recursos naturales, la
política ambiental nacional e internacional que se implementó en los inicios de los
noventa debía ser afín con un crecimiento económico acelerado, que entre otras
razones, tenía que dar cuenta de una realidad social caracterizada por enormes
desigualdades, con un ingreso pér capita que alcanzaba a 4.700 dólares, con la mayor
parte de la riqueza extremadamente concentrada en los segmentos más ricos de la
sociedad, y donde cerca de un 40 % de la población vivía en condiciones de pobreza.
Vale decir, características típicas de un país en vías de desarrollo. Por lo tanto, se
entenderá que la sustentabilidad ambiental, con la consecuente protección de la

12
naturaleza y sus recursos, no debía entorpecer o frenar el proceso de crecimiento
económico, sino que facilitarlo.
Además, era bastante consensual en la clase política que para poder alcanzar el
estándar de país desarrollado, se debía conseguir y sostener en el tiempo una alta tasa
de crecimiento anual de la economía. Por ejemplo, en 1994, el Ministro de Hacienda de
la recién asumida administración Frei, planteaba la necesidad de mantener una tasa del
orden del 6,8% anual para los 6 años siguientes (Sunkel, 1996:14), y el año 2000, el
recién asumido Presidente Lagos, señalaba la necesidad de mantener el crecimiento de
la economía en un una tasa anual entre el 6 y 7 % para los próximos 10 años, a fin de
que el Chile pudiera llegar al bicentenario de su independencia como país desarrollado
(Lagos, 2000: XIV).
Como bien sintetiza Osvaldo Sunkel, la visión que se impuso en los años noventa
en materia económico social fue “la de una economía social de mercado en condiciones
de subdesarrollo, orientada por consiguiente a intensificar su modernización económica
con el objetivo prioritario de superar la pobreza y lograr mayor equidad. La viga maestra
para alcanzar estos objetivos es el fortalecimiento eficiente y competitivo de la inserción
internacional, puesto que el mundo vive un proceso de globalización del cual ningún
país puede estar ausente”. Y esta necesidad de crecimiento económico acelerado y
sostenido, implicaba aumentar considerablemente la capacidad exportadora de un país
que basa su economía en la explotación de recursos naturales, situación que,
evidentemente generaría serios problemas ambientales (Sunkel: 13 -14).
Así, sin lugar a dudas, será el modelo de desarrollo y crecimiento económico,
sustentado en una economía abierta y exportadora de recursos naturales, la que
determinará en gran medida la dimensión exterior de la política ambiental de los
gobiernos que asumieron en los años noventa. Una y otra vez, las autoridades junto con
recalcar la idea de que el desarrollo, crecimiento económico y protección ambiental era
un todo armónico y no variables en competencia, destacarán que la política estratégica
del país se determinaba bajo el imperativo del crecimiento económico. Por lo tanto, la
política ambiental, junto con asumir las exigencias que en este tema se imponían a nivel
internacional, debía favorecer éste objetivo.
Un buen ejemplo de esta política, se expreso en el documento Una Política
Ambiental para el Desarrollo Sustentable, aprobado por el Consejo Directivo de
Ministros de CONAMA, el 9 de enero de 1998, y en el cual Rodrigo Egaña, para
entonces Director Ejecutivo de esta instancia, señalaba que esta política era
consecuente con todo lo que se venía realizado desde el año 1990 y por lo tanto, su
objetivo era “promover la sustentabilidad ambiental del proceso de desarrollo” ya que

13
así se contribuía “al mejoramiento de la calidad de vida de todos los chilenos y al
bienestar de las futuras generaciones del país” (CONAMA, 1998).
De esta forma, continuamente se buscará poner el país al día con la discusión
ambiental internacional pero asumiendo las propias determinantes estructurales del
proceso de desarrollo y crecimiento económico. Por ejemplo, en el principio Nº10 de
esta política, titulado como “Responsabilidad ante la comunidad internacional”, se
señalaba el “compromiso de cumplir con los acuerdos internacionales en materia de
medio ambiente que Chile ha suscrito”, y de esta forma, “asumir su cuota de
responsabilidad en la calidad ambiental global, considerando sus reales posibilidades
de poner en práctica las exigencias de la comunidad mundial”. Y luego, en el objetivo
especifico Nº4 de esta política, orientado a “Introducir consideraciones ambientales en
el sector Productivo”, se explicaba la necesidad de implementar acciones para
“asegurar la producción ambientalmente adecuada de productos nacionales y, por ende,
contribuir a su mejor inserción en los mercados internacionales”. Para esto se definían
varias líneas de acción, tales como: el “Diseño y adopción de sistemas de certificación
ambiental”, orientadas al sector productivo “con miras a incorporar segmentos
significativos del sector exportador”; igualmente el “Fomento de la producción limpia”,
entendida como “el conjunto de acciones de fomento y regulación que se orientan a la
adopción gradual de tecnologías limpias en las diferentes áreas de desarrollo productivo
del país, especialmente en el sector exportador”; así como, la búsqueda de la
“Complementariedad entre la Política Ambiental y el comercio exterior”, para lo cual el
Gobierno iba a profundizar sus “esfuerzos para complementar y potenciar las políticas
económicas -especialmente la relativa a comercio internacional- con la Política
Ambiental en el ámbito nacional, regional e internacional” (Ibíd.). Y, en este mismo
sentido, se señalaba la necesidad de mejorar la coordinación permanente entre la
CONAMA y el Ministerio de Relaciones Exteriores, a fin mantener en sintonía las
políticas y el diseño de instrumentos complementarios, la armonización de las
negociaciones y acuerdos, así como los procedimientos de solución de controversias
ambientales y comerciales con los lineamientos de la Organización Mundial del
Comercio. “La participación activa de Chile en foros internacionales como la OMC, y
regionales como APEC y MERCOSUR, presentando una postura país frente a los
temas ambientales en el comercio exterior, es un elemento importante de este objetivo”
(Ibíd.).
Lo cierto es que la dimensión ambiental de la política exterior chilena, se orientó
(y se orienta), a desarrollar una economía ambientalmente sustentable según los
patrones dominantes a nivel internacional, pero, a la vez, cuidando que ésta
incorporación de la variable ambiental no llegue al punto de no hacer competitivos a los

14
productos chilenos. Esta suerte de política ambiental de “equilibrista en la cuerda floja”,
y que es propia de todos los países en vías de desarrollo, implicará ir incorporando
niveles crecientes de lo que se tiende a denominar “producción limpia”, según van
evolucionando los estándares internacionales. En este sentido, para Chile será
fundamental estar lo más al día posible con los criterios ambientales de los países
consumidores de sus productos, sobre todo cuando estos mercado son del primer
Mundo, ya que éste es el que lidera (e incluso impone) las reglas y exigencias
ambientales de lo que se considera un “producto limpio” y/o “sustentable”
ambientalmente. Por lo tanto, en la misma medida que las exigencias ambientales se
van tornando relevantes para el mercado mundial, Chile, bajo el imperativo de sobrevivir
en el competitivo mundo del comercio exterior, irá desarrollando e incorporando estas
exigencias a su normativa nacional. Y, de la misma forma, irá explicitando su voluntad
política de cumplir con estos estándares por medio de la firma, no sólo de los grandes
acuerdos mundiales en torno al medio ambiente (Cuadro Nº1), sino que también, por
medio una serie creciente de tratados bilaterales, en donde por ejemplo destacan los
Tratados de Libre Comercio (TLC) firmado con EE.UU. y Canadá, en lo cuales existe
todo un acápite relativo normativas ambientales, las cual Chile se compromete a
respetar (ver Cuadro Nº2)

CUADRO Nº 2
12
TRATADOS BILATERALES SOBRE MEDIO AMBIENTE SUSCRITOS POR CHILE

ALEMANIA: Acuerdo sobre el Proyecto de uso racional ARGENTINA: Convenio de resguardo de bosques
de la energía; promulgado por Decreto Nº1052 (PDO: fronterizos, Decreto Nº 254 (PDO: 05/06/1967). Tratado
12/09/1997). Acuerdo sobre el proyecto “Ordenamiento sobre Medio Ambiente, Decreto Nº 67 (PDO:
territorial ambientalmente sustentable para la Región 14/04/1997). Protocolo adicional sobre protección del
Metropolitana”, Decreto Nº1282 (PDO: 21/09/1987). medio ambiente antártico, Decreto Nº67 (PDO:
Acuerdo sobre la creación de un Depto. De Geología 14/04/1993). Protocolo específico adicional sobre
Ambiental en el SERNAGEOMIN, Decreto Nº 1903 recursos hídricos compartidos, Decreto Nº 67 (PDO:
(PDO, 5/02/1999). Acuerdo específico para el proyecto 14/04/1993). Protocolo específico adicional sobre
“Manejo de residuos sólidos en cinco ciudades de la X cooperación en materia forestal, Decreto Nº 1257 (23/0/
Región”, Decreto Nº 2287 (PDO: 21/02/2001). Acuerdo 1997).
relativo al proyecto “Fomento de tecnologías
medioambientales”, Decreto Nº20 (PDO: 06/03/
2001).Acuerdo relativo al proyecto “Control de la
contaminación atmosférica en Santiago y ejecución del
Plan de descontaminación atmosférica de la R.M”,
Decreto Nº 21 (PDO: 06/03/2001). Acuerdo sobre el
proyecto de manejo sustentable del bosque nativo,
Decreto Nº 441 (PDO: 13/10/20019
BELGICA: Acuerdo básico de cooperación internacional BRASIL: Acuerdo complementario al Acuerdo Básico de
entre el Gobierno de la república de Chile y el Gobiernocooperación científica, técnica y tecnológica en materia
de Flandes, Decreto Nº 1209 (PDO: 20/10/1997). de sanidad agropecuaria. Decreto Nº 738 (PDO:
21/07/1998)
CANADA: Acuerdo de Cooperación Ambiental; Decreto CHINA: Memorándum de Entendimiento sobre
Nº 1020 (PDO: 05/07/1997). Memorándum de cooperación en materias antárticas; santiago, 19 de
entendimiento acerca de Iniciativas de cambio Climático agosto de 1998. Memorándum sobre cooperación en

12
Basado en Figueroa y Valenzuela: 172-177. Todos los Decretos, son Decretos Supremos del Ministerio
de Relaciones Exteriores.

15
incluyendo en ellas proyectos del Mecanismo de cuarentena vegetal; Santiago, 29 de mayo de 1990.
Desarrollo Limpio; Suscrito el 15 de abril de 2002. Acuerdo de cooperación forestal; Beijing, 24 de
noviembre de 1995. Memorándum de Entendimiento
sobre cooperación pesquera; Beijing, 24 de noviembre
de 1995. Acuerdo de cooperación científica y técnica en
el área agropecuaria; Decreto Nº 1628 (PDO:
28/01/1997).
COLOMBIA: memorándum de entendimiento para la COSTA RICA: Acuerdo Complementario de cooperación
puesta en marcha de la cooperación bilateral en en materia de medio ambiente; Decreto 1515 (PDO:
material alternativo; Decreto Nº 1716 (PDO: 24/02/2001) 01/03/1994).
ECUADOR: Declaración de Intenciones sobre medio ESTADOS UNIDOS: Memorándum de Intención sobre
ambiente; Quito, 27 de octubre de 1993. cooperación en materias ambientales; Washington, 19
de octubre de 1999. Acuerdo de Cooperación
Ambiental. Suscrito en el marco del TLC Chile-Estados
Unidos; santiago, 17 de julio de 2003.
GABON: Declaración Conjunta sobre energía y recursos GUATEMALA: Acuerdo complementario de cooperación
hidráulicos; santiago, 15 de septiembre de 1980. en materia de medio ambiente; Decreto Nº 641 (PDO:
05/08/1995).
MEXICO: Acuerdo complementario en asuntos NORUEGA: memorándum de Entendimiento sobre la
ambientales al Convenio Básico de cooperación técnica cooperación relativa a la protección de la capa de
y científica de 1990; Decreto Nº1244 (PDO: ozono; Oslo, 5 de agosto de 1992.
28/11/1995). Acuerdo de cooperación forestal; Decreto
Nº1 1367 (PDO: 05/01/1994)
PERU: Convenio para la lucha contra las moscas de la SUIZA: Protocolo de Intenciones en materia de medio
fruta en las zonas fronterizas de ambos países; Decreto ambiente; Decreto Nº 2941 (PDO: 02/03/1999)
Nº 1561 (PDO: 28/01/1997)
URUGUAY: Acuerdo complementario al acuerdo básico
de cooperación científica y técnica sobre cooperación
en el campo de la minería y la geología; Decreto Nº 485
(PDO: 22/07/1991). Acuerdo que establece un sistema
de consultas bilaterales en materias antárticas;
santiago, 22 de marzo de 1991

3. El ingreso a la OCDE y su desafío ambiental

La importancia estratégica que otorga Chile a su inserción y buen prestigio


internacional, como país que depende de un mercado mundial lo más abierto posible a
fin de poder colocar sus productos, se refleja en sus esfuerzos para ser incorporado al
club de las 30 mayores economías industriales del mundo desarrollado y que se
agrupan en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Sin duda que Chile no es una país desarrollado, pero el prestigio alcanzado en estos 20
años en el orden de su macro-economía, le permitió aprovechar la nueva política
aperturista de la OCDE que a fin de aumentar su influencia en las directrices
económicas mundiales, decidió comenzar a incorporar a algunos países en vías de
desarrollo pero que presentaban características económico-políticas positivas de
acuerdo a sus criterios. Así, Chile, que en el 2003 tenía un Producto Interno Bruto per
cápita de US$8.900, y por tanto muy inferior al de los 30 países miembros de la OCDE,
presentó formalmente su candidatura. Entre los diagnósticos y múltiples exigencias que
realizó la OCDE a fin de que el país pudiera integrarse a tan selecto club, en mayo del
2005 se hizo conocido un informe que ésta realizó junto a la CEPAL, respecto del
desempeño ambiental de Chile. En este informe, si bien se reconocían avances desde

16
1990 en adelante, se concluía sin embargo que en Chile se había “ejercido una
considerable presión sobre algunos recursos naturales, sobre todo en los sectores de
mayor auge como la minería, la silvicultura y la acuicultura”, lo cual debía entenderse
“en el contexto de su veloz ritmo de desarrollo”. Por lo tanto, se señalaba que se debía
estrechar la brecha existente respecto de los estándares ambientales que tenía la
OCDE, “sobre todo en el contexto de los acuerdos de libre comercio y los tratados
ambientales multilaterales”. Para lo cual, se señalaba, entre otros aspectos, que el país
tenía que “aplicar sus políticas ambientales de forma cabal y eficiente; profundizar la
integración de las consideraciones ambientales en las decisiones económicas, sociales
y sectoriales; y fortalecer su cooperación ambiental internacional”. De hecho, se
entregaban 52 recomendaciones tendientes al fortalecimiento ambiental en el contexto
del desarrollo sustentable, según lo exigía la OCDE (www.OECD.org).
Esfuerzo al que se abocaron los gobiernos de la época, que finalmente pudieron
saltar las vallas colocadas por la OCDE y el 11 de enero de 2010 Chile era admitido
formalmente en este club. Y, obviamente entre las pruebas superadas figuraban las
ambientales ya que según la OCDE, “as part of a drive to conform to OECD
environmental standards, a new National Policy on Chemical Safety was introduced two
years ago. More recently, Chile has established a Ministry of Environment and other key
institutions dedicated to environmental protection. This will improve environmental policy
design and implementation in Chile and facilitate the application of OECD legal
instruments” (Ibíd).13

4. A modo de conclusión: El desafío del Cambio Climático

Esta misma necesidad de estar muy atentos a las evoluciones de la política


ambiental internacional llevo al país a un particular monitoreo de la discusión con
relación al Cambio Climático, que se ha transformado en un tópico muy relevante de la
agenda pública mundial.14 Hoy en día, ningún actor del sistema internacional rechaza la

13
Como parte de una campaña para ajustarse a las normas del medio ambiente de la OCDE, una nueva
Política Nacional sobre Seguridad Química se introdujo hace dos años. De manera más reciente, Chile ha
creado un Ministerio del Medio Ambiente y otras instituciones claves dedicadas a la protección del medio
ambiente. Esto mejorará el diseño de políticas ambientales y facilitará la aplicación de los instrumentos
legales de la OCDE (Traducción propia).
14
Como es sabido el tema del Cambio Climático, desde la perspectiva ambiental, se refiere al aumento no
natural de la temperatura media del planeta por causa de la alta concentración en la atmósfera de los
gases efecto invernadero o GEI, que se emiten por la actividad humana. Si bien es cierto el efecto
invernadero es un fenómeno natural, se considera que la actividad humana esta provocando un peligroso
aceleramiento del aumento de la temperatura media, particularmente por la creciente concentración del
dióxido de carbono (CO2), y se estima que si el aumento de la temperatura media supera los dos grados
Celsius en los próximos años, se producirán catástrofes de raíz ambiental de enorme envergadura y a
nivel global. Las principales actividades humanas que emiten GEI son: suministro de energía, 25,9%;
Industria, 19,4%; deforestación, 17,4%; Agricultura, 13,5%; Transporte, 13,1%; Viviendas y edificios

17
urgente necesidad de alcanzar acuerdos multilaterales para solucionar este problema,
producido por acción antropogénica, que está aumentando peligrosa y aceleradamente
la temperatura media del planeta (por lo que también se le denomina “calentamiento
global”). Sin embargo, la tarea no es fácil.
Como es sabido ya en la Conferencia de Estocolmo de 1972, se señaló, como
una de las variables de la crisis ambiental, al fenómeno del Cambo Climático de raíz
antropogénica. Por otra parte en la Conferencia Sobre Cambios en la Atmósfera,
realizada en 1988 en Toronto, se “alertó al mundo político, desde un prisma netamente
científico, de los peligros de las altas concentraciones de gases efecto invernadero en
la Atmósfera” (Moraga y Cárdenas, 2009:11). Posterior a este encuentro, ese mismo
año 1988 la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) constituyeron el Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, según sus siglas en inglés). Los aportes de
este grupo de científicos y expertos fue clave para que en 1992, en Río de Janeiro, los
países acordaran la creación de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático (UNFCCC, según sus siglas en inglés), destinada a crear un marco
regulatorio internacional que mitigara el problema del Cambio Climático por medio de la
disminución de la emisión de los gases efecto invernadero (GEI) por parte de los
países. En este sentido, se dio un importante paso en 1997 en Kyoto, cuando se
alcanzó un acuerdo regulatorio, conocido como el Protocolo de Kyoto, y el cual expira el
año 2012. Protocolo que, pese al entusiasmo inicial de la comunidad internacional,
prácticamente nació muerto dado que el principal país del mundo emisor de CO2 a la
Atmósfera, los EE.UU., nunca lo ratifico y posteriormente lo desecho por completo, ya
que de cumplirlo su actividad económica se vería seriamente afectada.15

comerciales, 7,9%; desechos y aguas residuales, 2,5%. Por su parte, los GEI son de dos tipos: los
naturales y los creados íntegramente por el hombre. Los naturales son el vapor de agua (H2O), el dióxido
de carbono (CO2), el óxido nitroso (N2O), el metano (CH4) y el ozono (O3). Los creados por el ser
humano, son los halocarbonos, el hexafluoruro de azufre (SF6), los hidrofluorocarbonos (HFC) y los
perfluorocarbonos (PFC). De todos estos, la emisión antropogénica del dióxido de carbono (CO2) es el
que más contribuye a este calentamiento global (IPCC, 2008: 5-7; Working Group III IPCC, 2007: 27-30).
15
El objetivo de la reunión de Kyoto fue obtener un acuerdo específico de disminución de la emisión de
los GEI, por medio de la fijación cuotas máximas de emisión por país. De esta forma, surgió el Protocolo
de Kyoto, donde los 30 países más industrializados del mundo fueron sus signatarios iniciales
comprometiéndose a reducir, como promedio, un 5,2% de las emisiones de GEI entre los años 2008 y
2012, tomando como referencia los niveles de emisión del año 1990. Sin embargo este Protocolo no ha
logrado sus objetivos. En primer lugar EE.UU., uno de sus firmantes iniciales, y que en su calidad de
mayor emisor del mundo de GEI se había comprometido en Kyoto con una reducción de un 7% (vale
decir, por sobre el promedio de 5,2%), nunca lo ratificó ya que lo estimó dañino para su crecimiento
económico. Más aún, el ex presidente G.W. Bush (hijo) retiró a EE.UU. del mismo en el 2001. En segundo
lugar, este Protocolo recién entró en vigencia el 16 de febrero del año 2005, siete años después del
encuentro en Kyoto, debido a que se había establecido que solo entraría a regir cuando lo ratificasen los
países industrializados responsables de, al menos, un 55% de las emisiones de CO2, quórum que sólo se
logró tras arduas negociaciones, en noviembre de 2004 cuando Rusia lo ratificó. Y si bien es cierto, ya en
2006, 169 países lo habían ratificado, lo que implica 65% de las emisiones de CO2 del mundo, es claro
que el Protocolo ya no logró sus metas iniciales propuestas, no sólo por la desafección de EE.UU., sino
que además, se estima que no será posible diminuir las emisiones de GEI al nivel necesario para evitar

18
Pese a esta conducta decepcionante por parte de los EE.UU., el 30 de octubre
2006 se publicó el “Informe Stern”,16 y 4 meses más tarde, en febrero del 2007, se
publicó el cuarto informe del IPCC. Estos documentos fueron de gran impacto mundial,
y volvieron a demostrar las serias consecuencias del calentamiento global, así como
que sus causas eran fundamentalmente de raíz antropogénica y por lo tanto la
comunidad política mundial debía redoblar los esfuerzos por alcanzar algún tipo efectivo
de acuerdo regulatorio respecto de la emisión de GEI, particularmente el CO2.
A fin de potenciar la búsqueda de un acuerdo efectivo, la ONU creó los cargos
de Enviado Especial para el Cambio Climático, nombrando en ellos a la ex Primera
Ministra de Noruega, Gro Harlem Brutland, el ex Presidente de Chile, Ricardo Lagos; y
al ex Ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Sur, Han Seung-soo. Igualmente la
ONU promovió en el 2007 la reunión Bali en Indonesia, en donde se acordó un
documento u “hoja de Ruta de Bali”, que debía llevar a que la comunidad internacional,
cuando se reuniera en la XV sesión de la Conferencias de las Partes de la Convención
Sobre cambio Climático o COP 15, alcanzara un compromiso tendiente a reemplazar y
mejorar al “Protocolo de Kioto”, cuando éste expire en el 2012. Reunión que se realizó
en Copenhague en diciembre del 2009, pero que resultó en un fracaso. Y si bien, se
acordó una nueva Cumbre COP 16, para noviembre del 2010 en Cancún, en donde
nuevamente se espera alcanzar algún tipo de acuerdo que reemplace al “Protocolo de
Kyoto”, quedó claro que para la existencia de un acuerdo regulatorio mínimamente
viable a nivel global, primero debe existir un entendimiento entre los EE.UU. y China
(que, con su acelerada industrialización ya alcanzó a los estadounidenses en la
cantidad de emisión de CO2 a la Atmósfera por año), así como con los otros países en
vías de desarrollo cuyo potente crecimiento económico también los está transformando
en grandes emisores de CO2, como es el caso de la India y Brasil, entre otros (Moraga
y Cárdenas, op.cit; Acevedo, 2009).
Por cierto las dificultades para alcanzar un acuerdo multilateral efectivo y que sea
satisfactorio para el conjunto de la Estados del sistema internacional en este tema del
Cambio Climático, no significa que éste no sea importante o trascendente. Por el
contrario, es de tal gravedad y complejidad el problema, que los esfuerzos de la ONU
por alcanzar un acuerdo se siguen redoblando. Pero por cierto, su éxito no esta

que la temperatura media del planeta aumente por sobre los 2ºC (por sobre esta cifra los científicos
consideran que el problema se torna desastroso), si los países en vías de desarrollo no asumen también
un compromiso obligatorio de reducción de sus emisiones. Recuérdese que el Protocolo de Kyoto
estableció que la reducción de las emisiones debía empezar por los países desarrollados por ser los
principales responsables de las mismas y planteó para los países en vías de desarrollo acciones
voluntarias (Tickell, 2009: 17-56; Schoijet, 2008: 201-210).
16
El “Informe Stern”, se refiere al impacto del cambio climático y el calentamiento global sobre la
economía mundial, redactado por el economista Sir Nicholas Stern a petición del gobierno del Reino
Unido y con apoyo de la ONU. Su importancia radicó, precisamente en que no se trato un informe de
climatólogos y otros expertos en ciencias de la tierra, sino que de un reputado economista.

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asegurado. Lo que si se sabe, es que el problema del calentamiento global se está
agravando día a día, y si no se alcanzan acuerdos de carácter multilateral, no es
descartable soluciones unilaterales, donde por regla se imponen los criterios de los
países más poderosos. Por ejemplo, los mercados primer-mundistas podrían decidir
cerrarse para los productos de los países más débiles (o algunos de sus productos)
bajo el argumento de que en elaboración de éstos se han utilizado procesos altamente
emisores de CO2 (lo que tiende a denominarse como la “huella de carbono” de un
producto). Por cierto esta situación hipotética sólo es para demostrar lo en extremo
riesgosos que puede llegar a ser para el intercambio comercial Norte-Sur, el problema
del Cambio Climático, y por qué para un país como Chile, de economía abierta y
dependiente de los mercados externos, este tema no lo puede dejar indiferente.
Como bien señala Alberto Olivares, el país está conciente del problema y participa
de los esfuerzos por crear una estrategia global para enfrentar el Cambio Climático.
Fenómeno que se visualiza como la gran causa ambiental global del presente siglo XXI.
Así, junto a los esfuerzos realizados por modernizar su institucionalidad ambiental, tras
la creación del Ministerio de Medio Ambiente, el Servicio de Evaluación Ambiental y la
Superintendencia del medio Ambiente, Chile también elaboró un Plan de Acción
Nacional contra el Cambio Climático 2008-2012 (disponible en www, conama.cl), que
busca abordar este problema “como un eje estratégico de todas las políticas públicas.
Es decir, se busca enfrentar este problema global, desde una visión transversal,
buscando la coordinación de todas las instituciones que regulen actividades que inciden
en el calentamiento del planeta” (Olivares, 2009: 22,23).
Sin duda que por lo contemporáneo de estos acontecimientos, sólo la historia
podrá señalar sus resultados, pero de lo que no hay duda, es que en el futuro inmediato
la dimensión internacional de la política ambiental chilena seguirá este curso trazado en
los últimos 20 años. Vale decir, es una política que se supedita al macro objetivo
estratégico como es alcanzar lo más rápidamente posible el estándar de país
plenamente desarrollado, y en donde el “motor” del crecimiento económico depende en
gran medida de la colocación el los mercados mundiales de sus productos que son,
fundamentalmente, recursos naturales y bienes primarios.

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CV Autor, Fernando Estenssoro Saavedra


Dr. En Estudios Americano. Magíster en Ciencia Política. Licenciado en Historia, Geógrafo
egresado. Investigador del Instituto de Estudios Avanzados de la USACH. Disciplina principal:
Historia. Disciplina secundaria: Ciencia Política. Especialización en Historia de las ideas, época
moderna y contemporánea, y Teoría política. Actuales líneas de investigación: a) Geografía
Política de la globalización y b) el ambientalismo como fenómeno político. Autor de Medio
Ambiente e Ideología. La Discusión pública en Chile,1992-2002. Santiago, USACH / Ariadna,
2009. Junto a Cristian Parker Gumucio, editor de Ciencias, Tecnologías, Culturas. El Desafío
del Conocimiento Para América Latina. Santiago, Explora-Conicyt-USACH, 2010. Últimos
artículos: “El Medio Ambiente como factor estructurante de la nueva geografía política.
Desafíos para América Latina”; en, Estenssoro y Parker, (editores), Ciencias, Tecnologías,
Culturas. El Desafío del Conocimiento Para América Latina. pp. 312-326. “Recepción y
socialización de las ideas del ambientalismo y ecologismo político en el Partido Comunista de
Chile. Un estudio sobre fuentes de prensa en la década de los noventa del siglo XX"; en
Ulianova, Olga (editora); Política, Redes y Militancias. USACH/Ariadna, Santiago, Chile, pp.
535-562. En co-autoria con Ernesto Águila; “Algunas consideraciones teóricas e históricas del
discurso de la (in)diferenciación derecha/izquierda”. en, Águila, Ernesto (et al.) (editores);
Bobbio. Un diálogo con su pensamiento desde los desafíos políticos de hoy. Santiago,
Catalonia, 2010, pp. 99-115. Correo: Fernando.estenssoro@usach.cl

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