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ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA - Condena, accede.

Caso: Suicidio de
recluso en establecimiento carcelario Cárcel Distrital de Bellavista por
ingesta de cianuro

RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL ESTADO - Falla del


servicio / FALLA DEL SERVICIO - Inobservancia de obligaciones legales de
protección y seguridad del recluso / POSICIÓN DE GARANTE - Recluso,
suicidio / SUICIDIO DEL RECLUSO - Concurrencia de culpas

El Estado debe responder patrimonialmente por los daños causados durante la


detención, a menos que se acredite que estos son producto de una causa
extraña, como la culpa exclusiva de la víctima. (…) Sin embargo, en aquellos
eventos en que además del hecho de la víctima el daño fue consecuencia de la
inobservancia de las obligaciones legales de protección y seguridad previstas en
la Ley 65 de 1993 -Código Penitenciario y Carcelario-, deberá declararse la
concurrencia de culpas. Los artículos 44 y 45 de ese código impone a los
guardianes del INPEC la obligación de custodiar y vigilar a los internos y
requisarlos cuidadosamente conforme al reglamento, con el fin de evitar el ingreso
al centro carcelario de armas de fuego o corto punzantes o de sustancias
prohibidas. Ahora, en aquellos eventos en que se alegue el daño antijurídico
derivado de la inobservancia de las obligaciones legales de protección y
seguridad del recluso como las previstas en la Ley 65 de 1993 -Código
Penitenciario y Carcelario-, el caso debe estudiarse bajo un régimen subjetivo de
falla del servicio.

ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA - Condena a Instituto Nacional


Penitenciario y Carcelario, INPEC / FALLA DEL SERVICIO - Falta de
custodia, vigilancia y requisa de los guardianes del INPEC /
CONCURRENCIA DE CULPAS - Acción de la víctima incidió en el hecho
dañoso. Perjuicios se reducen en un 50 %

El recluso (…) falleció a causa de una intoxicación por la ingesta de cianuro,


sustancia tóxica prohibida en el penal. La posesión de sustancias prohibidas por
parte del recluso (…) evidencia una falla en las obligaciones de custodia,
vigilancia y requisa constante por parte de los guardianes del INPEC. La
inobservancia de las obligaciones legales del INPEC le facilitaron al señor (…) el
acceso a las sustancias prohibidas que utilizó para acabar con su vida. Omisión
que concurrió con la conducta desplegada por la víctima en la producción del
resultado, quien dispuso ponerle fin a su vida y al hacerlo contravino la prohibición
de porte y consumo de dicha sustancia. Por ello, al momento de la liquidación de
los perjuicios, estos serán reducidos en un 50%, por mediar una concurrencia de
culpas en la configuración del daño.

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCIÓN TERCERA

SUBSECCIÓN C

Consejero ponente: GUILLERMO SÁNCHEZ LUQUE


Bogotá, D.C., veintiséis (26) de noviembre de dos mil quince (2015).

Radicación número: 05001-23-31-000-2006-01103-01(36244)

Actor: ROSARIO DE VALVANERA ZAPATA Y OTROS

Demandado: INSTITUTO NACIONAL PENITENCIARIO Y CARCELARIO

Referencia: ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA (APELACIÓN SENTENCIA)

Temas: Copias simples-Valor probatorio. Traslado de prueba del proceso penal-No pago de gastos
de reproducción. Reclusos-Falla del servicio de vigilancia y revisión. Custodia y vigilancia de
reclusos en cárceles-Obligación del Estado derivadas de esa relación especial de sujeción. Suicidio
de recluso por ingestión de cianuro-Inobservancia de obligaciones legales del INPEC al permitir
ingreso de sustancias prohibidas. Perjuicios morales-Aplicación de los criterios de sentencia de
unificación. Perjuicios morales-Reducción por concurrencia de culpas. Perjuicio moral-Se infiere del
vínculo parental o marital. Lucro Cesante-Presunción de ayuda económica de hijo a los padres sólo
aplica hasta los 25 años.

La Sección Tercera, Subsección C, del Consejo de Estado, de acuerdo con


prelación dispuesta en sesión de 25 de abril de 2013 1, decide el recurso de
apelación interpuesto por la parte demandante contra la sentencia del 9 de
septiembre de 2008, proferida por la Sala Novena de Decisión del Tribunal
Administrativo de Antioquia, que negó las pretensiones de la demanda.

SÍNTESIS DEL CASO

Un recluso se suicidó dentro de un centro penitenciario. Los demandantes


califican de falla en el deber de vigilancia y protección.

ANTECEDENTES

I. Lo que se demanda

El 24 de noviembre de 2005, Rosario de Valvanera Zapata, en su nombre y


en representación de sus hijos menores Duban Arley, Yeferson Mariano,
Tatiana Andrea y Sorany Astrid Mora Zapata y Jacinta Elena Mora Zapata, a
través de apoderad judicial, formularon demanda de reparación directa
contra el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario-INPEC para que se le
declarara patrimonialmente responsable por la muerte de Gonzalo Antonio
1
Según el Acta nº. 10 de la Sala Plena de la Sección Tercera.
Zea Zapata, en la Cárcel Distrital de Bellavista del Municipio de Medellín
donde se encontraba recluido, el 22 de diciembre de 2003.

Solicitaron el pago de $2.289`000.000 por concepto de perjuicios morales;


por perjuicios materiales, en la modalidad de daño emergente, $1.000.000 a
Rosario de Valvanera Zapata y por lucro cesante, $184.728.000.

En apoyo de las pretensiones, la parte demandante afirmó que Gonzalo


Antonio Zea Zapata fue recluido en la Cárcel Distrital de Bellavista, en junio
de 2003. El 22 de diciembre siguiente, los guardias del centro penitenciario
lo hallaron en su celda sin vida. Indicó que la víctima no manifestó intención
de suicidio, como se los aseguró el INPEC y que el ente no prestó la
atención médica oportuna.

II. Trámite procesal

El 3 de abril de 2006 se admitió la demanda y se ordenó su notificación a la


demandada y al Ministerio Público. El 26 de octubre siguiente, el
demandado presentó escrito de contestación de la demanda de manera
extemporánea.

El 16 de junio de 2008 se corrió traslado a las partes y al Ministerio Público


para alegar de conclusión y emitir concepto, respectivamente.

La demandante alegó que el incumplimiento del deber de custodia y cuidado


se concretó en el ingreso del cianuro al centro carcelario y en las extrañas
circunstancias en que murió el señor Zea Zapata. Aseguró que no se
acreditó el suicidio.

El INPEC expuso que se configuró la eximente de responsabilidad de culpa


exclusiva de la víctima. Insistió que no se le puede atribuir responsabilidad
por el ingreso del cianuro, porque no estaba obligado a identificar la
sustancia, pues sus propiedades químicas la hacen imperceptible. Concluyó
que no podía prever el suicidio, ya que el interno se encontraba en óptimas
condiciones mentales y nunca solicitó atención médica. El Ministerio Público
guardó silencio.

El 9 de septiembre de 2008, el Tribunal Administrativo de Antioquia profirió


la sentencia impugnada, en la que negó las pretensiones de la demanda.
El Tribunal declaró la causal de eximente de responsabilidad de culpa
exclusiva de la víctima, al encontrar acreditado que la muerte se produjo por
suicidio y que la entidad no tenía conocimiento de la intención de la víctima
directa.

La parte demandante interpuso oportunamente recurso de apelación, que


fue concedido el 7 de octubre de 2008 y admitido el 18 de diciembre
siguiente.

El recurrente esgrimió que no se acreditó la eximente de responsabilidad y


que está probado que la víctima se encontraba en óptimas condiciones de
salud física y psicológica. Agregó que el ente demandado tenía la obligación
de realizar pesquisas para evitar el ingreso al penal de elementos o
sustancias que pongan en riesgo la vida de los internos.

El 30 de enero de 2009, se corrió traslado para alegar de conclusión en


segunda instancia. La parte demandada reiteró lo expuesto. La parte
demandante y el Ministerio Público guardaron silencio.

CONSIDERACIONES

Presupuestos procesales

Jurisdicción y competencia

1. La jurisdicción administrativa, como guardián del orden jurídico, conoce


de las controversias cuando se demande la ocurrencia de un daño cuya
causa sea una  acción u omisión de una entidad estatal, según el artículo 82
del CCA, modificado por el artículo 1º de la Ley 1107 de 2006.
El Consejo de Estado es competente para desatar el recurso de apelación
interpuesto por la parte demandante, de conformidad con los artículos 129 y
132 del C.C.A., modificados por la Ley 446 de 1998, norma vigente al
momento de la interposición del recurso de apelación.

A la fecha de presentación de la demanda -24 de noviembre de 2005- la


pretensión mayor individualmente considerada debía superar los 500
salarios mínimos legales, es decir $190.750.0002. Como la pretensión mayor
individualmente considerada por los demandantes es de $2.289.000.000,
este proceso tiene vocación de doble instancia ante el Consejo de Estado.

Acción procedente

2. La acción de reparación directa es el medio de control idóneo para


perseguir la declaratoria de responsabilidad patrimonial del Estado cuando
el daño invocado proviene de un hecho, omisión, operación administrativa o
cualquier otra actuación estatal distinta a un contrato estatal o un acto
administrativo, tal y como ocurre en el caso objeto de análisis que se refiere
a hechos imputables a la administración penitenciaría (art. 90 C.N. y art. 86
C.C.A.).

Caducidad

3. El término para formular pretensiones, en sede de reparación directa, de


conformidad  con el numeral 8 del artículo 136 del Código Contencioso
Administrativo es de 2 años, que se cuentan a partir del día siguiente del
acaecimiento del hecho, omisión u operación administrativa o de ocurrida la
ocupación temporal o permanente del inmueble de propiedad ajena por
causa de trabajo público o por cualquier otra causa.

La demanda se interpuso en tiempo -24 de noviembre de 2005- porque el


hecho dañoso acaeció el 22 de diciembre de 2003.

2
Suma que se obtiene de multiplicar el salario mínimo de 2005, $381.500 por 500.
Legitimación en la causa

4. Rosario de Valvanera Zapata, Duban Arley, Yeferson Mariano, Tatiana


Andrea, Sorany Astrid y Jacinta Elena Mora Zapata son las personas sobre
las que recae el interés jurídico que se debate en este proceso, porque
conforman el núcleo familiar de la víctima directa.

El Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario-INPEC está legitimado en la


causa por pasiva, pues es la entidad encargada de la custodia y vigilancia
de los centros de reclusión.

Problema jurídico

Corresponde a la Sala determinar si la muerte por suicidio del recluso es


imputable a la entidad demandada o si se configura la causal eximente de
responsabilidad de culpa exclusiva de la víctima.

Análisis de la Sala

Hechos probados

5. Las copias simples serán valoradas, porque la Sección Tercera de esta


Corporación, en fallo de unificación3, consideró que tendían mérito
probatorio.

6. La parte demandante solicitó el traslado de la investigación penal


adelantada por la muerte del señor Gonzalo Antonio Zea Zapata, prueba
que se decretó en primera instancia, no obstante, el demandante no pagó
los gastos de reproducción y, por ello, no fue allegada al proceso.

3
Cfr. Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 28 de agosto de 2013, Rad. 25.022. El Magistrado
Ponente no comparte este criterio jurisprudencial, sin embargo lo respeta y acoge. Los motivos de la
disidencia se encuentran contenidos en la aclaración de voto a la sentencia del 22 de octubre de 2015, Rad.
26.984.
7. De conformidad con los medios probatorios allegados oportunamente al
proceso, se demostraron los siguientes hechos:

7.1 El 22 de diciembre de 2003, Gonzalo Zea Zapata se encontraba recluido


en el Establecimiento Penitenciario y Carcelario de Medellín “Bellavista” por
la presunta comisión del delito de homicidio, según dan cuenta el oficio nº.
EPCBM 502-OAJ 0219 del 9 de enero de 2004, expedido por el Asesor
Jurídico de la Cárcel Bellavista, el informe de levantamiento de cadáver y el
acta de levantamiento de cadáver (f. 11 a 14 c. 1).

7.2 El 22 de diciembre de 2003, Gonzalo Zea Zapata murió por anoxia


histotóxica debido a intoxicación con cianuro en el patio 5 de la Cárcel
Bellavista de Medellín, según dan cuenta el informe de levantamiento de
cadáver realizado en el centro penitenciario, el acta de levantamiento de
cadáver, el registro de defunción de la víctima directa y el acta de necropsia
que se le practicó (f. 12, 14, 17 y 20 c. 1, respectivamente).

7.3 Gonzalo Zea Zapata, al momento de su muerte, no tenía signos de


violencia y su muerte fue consecuencia de un suicidio, según da cuenta el
acta de levantamiento de cadáver y el acta de necropsia nº. 20036.406 (f.
13, 20 y 21 c.1 respectivamente).

7.4 Gonzalo Zea Zapata era hijo de Rosario Zapata y hermano de Duban
Arley, Yeferson Mariano, Tatiana Andrea, Sorany Astrid y Jacinta Elena
Mora Zapata, según dan cuenta los registros civiles de nacimiento que
obran en el expediente (f. 4 a 9. C. 1).

El deber de custodia y vigilancia de reclusos en los centros


penitenciarios

8. El daño antijurídico está demostrado porque Gonzalo Zea Zapata se


suicidó el 22 de diciembre de 2003, el señor [hecho probado 7.3], en el
Centro Penitenciario y Carcelario Bellavista, donde se encontraba recluido
[hechos probados 7.2 y 7.3]. Es claro que la lesión al derecho a la vida
genera perjuicios que los demandantes no estaban en la obligación de
soportar.

9. Los eventos de responsabilidad por daños causados a reclusos han sido


abordados, principalmente, desde un régimen objetivo de responsabilidad
bajo el título de daño especial, en virtud de la relación de especial sujeción
que existe entre los privados de la libertad y el Estado4.

La Sala ha considerado que en virtud de esa relación de especial sujeción,


surgen para el Estado dos obligaciones principales frente al recluso: (i) una
obligación positiva de protección que impone la guarda de su vida e
integridad personal frente a las posibles agresiones externas durante la
reclusión y (ii) una obligación negativa que implica abstenerse de llevar a
cabo comportamientos que amenacen la vida e integridad del privado de la
libertad5.

El Estado debe responder patrimonialmente por los daños causados durante


la detención, a menos que se acredite que estos son producto de una causa
extraña, como la culpa exclusiva de la víctima6.

La Subsección ha señalado que cuando se trata del suicidio de personas


que están bajo tutela de una entidad estatal, se debe declarar la culpa
exclusiva de la víctima, salvo que se acrediten circunstancias especiales:

En aquellos eventos en los cuales el daño que se alega está constituido


por el suicidio de una persona que se encontraba bajo la tutela y vigilancia
de una entidad estatal, salvo que se lograren probar circunstancias
especiales, verbi gracia, que se tratara de una persona mental o
emocionalmente afectada o disminuida, que requiere cuidados especiales,
se trata de un hecho exclusivo del occiso -pues no cabe hablar
propiamente de la culpa de la víctima- que impide, por lo tanto, imputarle
responsabilidad a la Administración 7.

4
Cfr. Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 27 de abril de 2006, Rad. 20.125.
5
Cfr. Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 30 de marzo de 2000, Rad. 13.543.
6
Cfr. Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 11 de septiembre de 1997, Rad. 11.779 y sentencia
del 2 de junio de 1994, Rad. 8.784.
7
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección C, sentencia del 12 de agosto de 2013, Rad. 31.087, M.P.
Enrique Gil Botero.
Sin embargo, en aquellos eventos en que además del hecho de la víctima
el daño fue consecuencia de la inobservancia de las obligaciones legales de
protección y seguridad previstas en la Ley 65 de 1993 -Código Penitenciario
y Carcelario-, deberá declararse la concurrencia de culpas.

Los artículos 44 y 45 de ese código impone a los guardianes del INPEC la


obligación de custodiar y vigilar a los internos y requisarlos cuidadosamente
conforme al reglamento, con el fin de evitar el ingreso al centro carcelario de
armas de fuego o corto punzantes o de sustancias prohibidas.

Ahora, en aquellos eventos en que se alegue el daño antijurídico derivado


de la inobservancia de las obligaciones legales de protección y seguridad
del recluso como las previstas en la Ley 65 de 1993 -Código Penitenciario y
Carcelario-, el caso debe estudiarse bajo un régimen subjetivo de falla del
servicio8.

Finalmente, si se aduce que el daño sufrido por el recluso proviene de la


prestación del servicio de salud, la responsabilidad debe analizarse bajo el
régimen común para este tipo de eventos, esto es, falla del servicio9.

10. Está acreditado que Gonzalo Zea Zapata murió como consecuencia de
un suicidio [hecho probado 6.3.], circunstancia que impediría imputarle
responsabilidad a la Administración, porque configura una causa extraña,
esto es, “hecho exclusivo de la víctima”.

Si bien la señora Luz Edilia Penagos Hoyos declaró que la madre del occiso
le dijo que su hijo se encontraba desesperado (f. 9 c.1), la Sala no le da
crédito no sólo por tratarse de un testimonio de oídas -cuya fuerza
probatoria y eficacia, en principio, es muy reducida- sino también porque no
coincide con lo que la propia madre señaló en el escrito de la demanda,
donde aseguró que su hijo se encontraba en perfectas condiciones
emocionales y psíquicas.

8
Cfr. Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 1º de diciembre de 1994, Rad. 9.057.
9
Cfr. Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 1º de octubre de 1992, Rad. 7.058 y sentencia del
10 de agosto de 2001, Rad.12.947.
El recluso Gonzalo Antonio Zapata Zea falleció a causa de una intoxicación
por la ingesta de cianuro [hecho probado 7.3 y 7.4], sustancia tóxica
prohibida en el penal. La posesión de sustancias prohibidas por parte del
recluso Zapata Zea evidencia una falla en las obligaciones de custodia,
vigilancia y requisa constante por parte de los guardianes del INPEC.

La inobservancia de las obligaciones legales del INPEC le facilitaron al


señor Zea Zapata el acceso a las sustancias prohibidas que utilizó para
acabar con su vida. Omisión que concurrió con la conducta desplegada por
la víctima en la producción del resultado, quien dispuso ponerle fin a su vida
y al hacerlo contravino la prohibición de porte y consumo de dicha sustancia.
Por ello, al momento de la liquidación de los perjuicios, estos serán
reducidos en un 50%, por mediar una concurrencia de culpas en la
configuración del daño.

Indemnización de perjuicios

11. La demanda solicitó el reconocimiento de 1.000 SMLMV, a favor de la


madre y hermanos de la víctima directa, por concepto de perjuicios
morales.

Recientemente, la Sección Tercera unificó sus criterios de indemnización de


perjuicios morales en los eventos de muerte10.

En esta providencia se trazaron unos parámetros de guía para la tasación


del daño moral de acuerdo con el grado de parentesco de los demandantes
en relación con la víctima directa. Estos derroteros quedaron consignados
en el siguiente cuadro:

  NIVEL 1 NIVEL 2 NIVEL3 NIVEL 4 NIVEL 5

10
Consejo de Estado, Sección Tercera, Sentencias del 28 de agosto de 2014. Rad. 26.251. M.P. Jaime
Orlando Santofimio y Rad. 27.709. M.P. Carlos Alberto Zambrano Barrera.
Reglas para Relación Relación Relaciones
liquidar el Relaciones Relación afectiva del afectiva del 3º afectiva del 4º afectivas no
perjuicio moral afectivas 2º de consanguinidad o de de familiares-
derivado de conyugales y civil (abuelos, consanguinidad consanguinidad terceros
muerte paterno filiales hermanos y nietos) o civil o civil damnificados
Porcentaje 100% 50% 35% 25% 15%

Equivalencia en
Salarios Mínimos 100 50 35 25 9

La Sala ha sostenido11 que en los eventos en los cuales se demuestra que el


demandante es padre, hermano, hijo o cónyuge de la víctima el perjuicio
moral se infiere del vínculo parental o marital existente entre los
demandantes y la persona víctima del hecho.

Gonzalo Zea Zapata murió por intoxicación al ingerir una sustancia tóxica
-cianuro- y está acreditado que es hijo de Rosario Zapata y hermano de
Dubán Arley Mora Zapata, Yeferson Mariano Mora Zapata, Tatiana Andrea
Mora Zapata, Sorany Astrid Mora Zapata y Jacinta Elena Mora Zapata
[hechos probados 7.2 y 7.4].

Demostrada la relación de parentesco, con base en los criterios arriba


expuestos, el monto de los perjuicios morales será de 50 SMLMV para la
madre y 25 SMLMV para cada uno de los hermanos, con la reducción del
50% en razón de la concurrencia de culpas.

12. La demanda solicitó el reconocimiento del lucro cesante, a favor de la


madre y hermanos de la víctima directa, por los dineros dejados de percibir,
durante los 43 años de vida probable del fallecido, pues al momento de su
muerte laboraba en el centro penitenciario donde se estaba recluido.

El señor Gonzalo Antonio Zea Zapata nació el 17 de enero de 1977 (f. 4,


c.1), por lo que para el momento de los hechos (22 de diciembre de 2003)
tenía 26 años de edad, de modo que, no le es aplicable la presunción de
ayuda económica de los hijos frente a sus padres, pues esta solo tiene lugar
hasta los 25 años de edad según la jurisprudencia12. De manera que, era
11
Cfr. Consejo de Estado Sección Tercera las sentencias del 17 de julio de 1992, Rad. 6.750; del 16 de julio
de 1998, Rad. 10.916 y del 27 de julio de 2000, Rad. 12.788 y Rad. 12.641.
12
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 24 de mayo de 2000, Rad 12.019 y sentencia de 11 de
deber del demandante demostrar que el recluso les ayudaba
económicamente y como ello no tuvo lugar se negará lo solicitado por este
concepto.

Cabe recordar que, conforme lo dispone el artículo 177 del CPC, aplicable
por remisión expresa de los artículos 168 y 267 del CCA, quien alega un
hecho debe demostrar la ocurrencia del mismo para que se produzca el
efecto pretendido.

13. La demanda solicitó el reconocimiento de $1`000.000, a favor de la madre


de la víctima directa, por concepto de daño emergente, por el pago de los
gastos de transporte para asistir a las exequias de Gonzalo Zea. La sentencia
de primera instancia negó el reconocimiento de estos perjuicios, porque
declaró probada la culpa exclusiva de la víctima.

En el recurso de apelación, la parte demandante alegó que se debía hacer


el reconocimiento de perjuicios a favor de Rosario Zapata, toda vez que se
probó que la muerte de Gonzalo Zea Zapata le ocasionó el perjuicio
alegado.

La demandante no demostró que pagó los gastos de trasporte para asistir a


las exequias de Gonzalo Zea Zapata, razón por la cual se negará el
reconocimiento de este perjuicio.

En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, en Sala de lo Contencioso


Administrativo, Sección Tercera, Sub Sección C administrando justicia en
nombre de la República de Colombia y por autoridad de la ley,

FALLA:

PRIMERO: REVÓQUESE la sentencia del 9 de septiembre de 2008


proferida por la Sala Novena de Decisión del Tribunal Administrativo de
Antioquia y en su lugar DECLÁRESE la responsabilidad del Instituto
diciembre de 2002, rad. 13.940.
Nacional Penitenciario y Carcelario-INPEC por la muerte del señor Gonzalo
Zapata Zea.

SEGUNDO: CONDÉNESE al Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario-


INPEC a pagar por concepto de perjuicios morales a favor de Rosario de
Valvanera Zapata (madre) la suma de 50 SMLMV; y a favor de los señores
Dubán Arley Mora Zapata, Yeferson Mariano mora Zapata, Tataina Andrea
Mora Zapata, Sorany Astrid Mora Zapata y Jacinta Elena Mora Zapata
(hermanos), la suma de 25 SMLMV para cada uno de ellos.

TERCERO: NIÉGUENSE las demás súplicas de la demanda.

CUARTO: DÉSE cumplimiento a lo dispuesto en los artículos 176 y 177 del


Código Contencioso Administrativo, para lo cual se expedirá copia de la
sentencia de segunda instancia, conforme al artículo 115 del Código de
Procedimiento Civil.

QUINTO: Ejecutoriada esta decisión, DEVUÉLVASE el proceso al Tribunal


de origen.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

OLGA MÉLIDA VALLE DE DE LA HOZ


Presidenta de la Sala

GUILLERMO SÁNCHEZ LUQUE

JAIME ORLANDO SANTOFIMIO GAMBOA

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