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LA TRANSICION

El "desparejamiento" es un proceso basado fundamentalmente en la transición


de dos personas: una comienza antes que la otra. En la mayor parte de los
casos, una persona desea romper su relación de pareja mientras su compañero
desea que esa relación continúe. Y a pesar de que ambos deben pasar por las
mismas etapas que conducen a la ruptura, la transición comienza y termina en
diferentes momentos para cada uno de los miembros de esa pareja. Muchas
veces, para el momento en que la persona que desea continuar su relación
amorosa descubre que esta se encuentra atravesando por una grave crisis, su
pareja ya se ha alejado, en muchos aspectos. El rechazado se embarca
entonces en una transición que la otra persona ya había comenzado hacía
tiempo.
Estas dos transiciones que conducen a la ruptura de una relación son, pues las
que producen primero la infelicidad o insatisfacción de una de las partes de
esa pareja, que de ahora en adelante se llamará el "iniciante", y la que se
genera posteriormente en la otra persona, que llamaremos la "pareja", cuando
el proceso de "desparejamiento" llega a su conclusión.
Que estas transiciones tienen semejanza en millones de casos de rupturas
amorosas alrededor del mundo es la tesis principal de un libro que es en la
actualidad un best-seller en los EE.UU., cuyo título es, precisamente, "El
desparejamiento": "La sicología es factible -dice su autora, Diane Vaughan-
precisamente porque el comportamiento humano está guiado por patrones.
Los estudiantes en un salón de clase tienden a sentarse en el mismo sitio cada
día, los asistentes a conciertos tienden a aplaudir simultáneamente y en
intervalos apropiados, los pasajeros de un ascensor, casi invariablemente,
miran al frente..." y aunque el sendero de cada vida individual es único e
impredecible, toda ruptura de una relación de pareja recorre invariablemente
todas o casi todas las etapas que SEMANA describirá a continuación para sus
lectores.

EL SECRETO
Todas las personas esconden secretos, aun en sus relaciones íntimas. Las
parejas jamás son absolutamente sinceras acerca de sus antiguos amores, sus
sentimientos verdaderos sobre el sexo, amigos, parientes, finanzas,
aspiraciones personales, preocupaciones laborales, salud, amor, o, en general,
sobre la propia vida. Y puede suceder que precisamente mantener esos
secretos sea lo que hace factible el sostenimiento de esas relaciones de pareja.
Si dos personas que viven juntas conocieran todos los pensamientos de cada
cual, sucumbirían en el tedio. Pero así como los secretos contribuyen en el
mantenimiento de esas uniones, también contribuyen a su colapso.
El "desparejamiento" siempre comienza con un secreto. Una de las dos
personas, o sea el "iniciante", comienza a sentirse incómodo en la relación. El
mundo que la pareja ha construido en compañía, como que ya "no casa". A
veces, este sentimiento aparece muy pronto. Antes del matrimonio, el día de la
boda, durante la luna de miel...
Pero claro, la insatisfacción puede presentarse también después de muchos
años de matrimonio, luego de un tiempo largo de feliz vida en común.

LOS PRIMEROS SIGNOS


En algún momento, la pareja insatisfecha intenta remediar la situación. Para
aligerar su descontento particular, la persona desdichada inicia acciones como
la de intentar comunicar a su pareja que algo va mal en la relación. Transmitir
este mensaje es importante, ya que las negociaciones para rescatar la relación
sólo pueden comenzar cuando ambas partes están de acuerdo con que existe
un problema.
Pero muchas veces el "iniciante" no sabe exactamente en qué consiste este
problema que lo tiene insatisfecho con su pareja, y por consiguiente, incapaz
de articular sus verdaderos sentimientos, pensamientos y estados de ánimo, no
confronta directamente a su pareja en la forma en que le permitiría a esta
entender la naturaleza del problema. En cambio, el "iniciante" comienza a
manifestar su descontento con indirectas y pistas, a través de actos o en
palabras. Omite, por ejemplo, el beso de las buenas noches, o suelta frases que
relacionan el problema de fondo con los problemas cotidianos que se viven en
la relación: "¿Por qué tienes que reírte tan duro?" o "me gustaría que llegaras
más temprano a la casa, para comer con los niños". Esto confunde a la pareja,
que responde a estas quejas o actitudes en el mismo nivel en el que han sido
planteadas: como pequeños problemas, y no como el grave problema que
amenaza profundamente esa relación.

CAMBIO, CAMBIO
A veces el "iniciante", en su intento de comunicar su insatisfacción, trata de
corregir las fallas cotidianas de su pareja, en la esperanza íntima de que
logrará hacerla más atractiva, más interesante, y por consiguiente, mejor como
pareja. Y a veces esos cambios se intentan sobre la apariencia del compañero:
"¿Por qué no te adelgazas?" o "vístete mejor". O "cámbiate el peinado". Pero
también pueden sugerirse cambios de comportamiento, de manera de vestir,
de corte de pelo. O en hábitos como la bebida, o en los amigos, o en las
técnicas sexuales...
Pero estos intentos de cambiar a la pareja, eliminando de ella las cosas que no
gustan con la esperanza de mejorar la relación, no funcionan en la mayoría de
los casos. El problema real, el de que el "iniciante" no está a gusto con su
pareja, permanece oculto bajo el camuflaje de "pequeñas quejas" sobre la
existencia cotidiana.
Entonces los "iniciantes" canalizan sus energías hacia una segunda dirección.
Incapaces de cambiar a sus parejas, intentan cambiar la relación.
Algunos intentan este cambio añadiéndole un nuevo miembro a la relación, un
bebé, o renegociando las reglas de la misma.
Pero, si a pesar de los esfuerzos del "iniciante" por cambiar su vida en pareja,
el compañero no responde a ellos, la parte insatisfecha puede resolver hacer
esos cambios de manera unilateral, sin el consentimiento de su pareja, y
muchas veces incluso sin su conocimiento.
El "iniciante", entonces, puede invertir energía adicional en alguna actividad
que ya venía desempeñando, o buscar un nuevo interés. En este proceso, la
persona pretende autovalorarse o reafirmarse a sí misma a través de una fuente
distinta a la de su relación de pareja. Es en este punto que muchas personas
insatisfechas con sus relaciones resuelven matricularse nuevamente en la
universidad o en cursos especiales, o salir más con amigos, bien para estrechar
viejos vínculos o conseguir nuevos, o crear un estilo de vida que podría
parecer frenético: correr permanentemente de un sitio a otro, con más
compromisos de los que pueden atender, y siempre siendo esperados en un
sitio diferente.
Otros pretenden realizarse en sus trabajos: buscando un nuevo empleo, para
ganar la independencia que da un salario, o aumentando su jornada laboral.

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