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I.N.A.H. S.E.P.
T E S I S
DIRECTOR DE TESIS:
DR. Erik Velásquez García
Muchas Gracias.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN……………………………………..…………………..…………1
CAPÍTULO 2. WAHYIS
CAPÍTULO 4. CONCLUSIONES……………………………………………….137
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………..…….……143
1
INTRODUCCIÓN
En los últimos años ha crecido el interés por conocer las creencias de los
pueblos mesoamericanos en torno a las fuerzas o energías que animan al
hombre y le otorgan un lugar en el mundo. Para los mayas, el ser humano se
constituye de dos materias de naturaleza distinta: una terrestre y una divina.
La parte sólida y pesada, derivada de la tierra, es formada por la carne y los
huesos. La materia ligera o gaseosa procede de las deidades y la constituyen
los fluidos y entidades capaces de animar al hombre. (Martínez González,
2007: 155; Velásquez, 2009a: 460). Los componentes anímicos tienen
distintas responsabilidades, como regular los signos vitales y las diversas
funciones psíquicas y, aunque se ubican generalmente en el interior del
cuerpo, pueden salir de él de manera temporal o definitiva (Velásquez,
2009a: 460).
En palabras de Alfredo López Austin, el cuerpo humano debe ser
comprendido “como el recipiente de una heterogénea aglutinación divina”
(López Austin, 2009: 13). Para referirnos a la multiplicidad de entidades que
lo habitan es preferible no utilizar el concepto de alma, pues los componentes
anímicos en el pensamiento mesoamericano distan de las nociones de origen
europeo (Martínez González, 2007a: 154). Por esta razón se preferirá el
concepto de entidad anímica, definida como "una unidad estructurada con
capacidad de independencia, en ciertas condiciones, del sitio orgánico en que
se ubica" (López Austin, 1996, I: 197).1 El lugar donde reside cada una de
estas entidades de materia ligera es el centro anímico:
1
Queda justificado el término ‘anímico’ pues proviene del latín anima: soplo, aire, brisa,
viento, aliento, respiración (Segura, 2003: 43). Las entidades anímicas mesoamericanas
tienen la particularidad de estar compuestas de aire, por lo cual el término parece adecuado.
2
2
La mayoría de las fotografías de vasijas cerámicas fueron tomadas del acervo fotográfico
de Justin Kerr disponible en http://research.mayavase.com/kerrmaya.html. Se trata de
fotografías desplegadas que permiten observar las escenas completas de vasos de forma
cilíndrica. Estas fotografías llevan una 'K' al inicio del número de identificación de la vasija
(por ejemplo K2023).
3
Es importante aclarar desde este momento que el plural del sustantivo wahyis no está
atestiguado en las inscripciones del periodo Clásico, por lo que no se sabe si era wahyso’ob’,
wahyistaak, wahyo’ob’ o wahytaak (comunicación personal Erik Velásquez, 2011). Por tal
motivo se conservará la palabra wahyis, en singular, para referirnos a estos seres.
3
Figura 0.1. Vaso K2023 del Clásico Tardío donde fueron representados seres
sobrenaturales que han sido interpretados como entidades anímicas "wahyis".
Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo fotográfico de Kerr).
materia gaseosa de la que están hechas puede ser espirada. El otro aspecto
destacado es el sueño, el espacio propio en el que se desenvuelven estas
entidades y por medio del cual hacen su aparición a los hombres.
El subtítulo de la tesis se refiere a los objetivos particulares de la
investigación: conocer la relación que guardaron los wahyis con el
inframundo, así como el papel que fungieron como agentes de enfermedad.
La finalidad es relacionar las concepciones anímicas mayas con aspectos de
la brujería durante el periodo Clásico.
Se tiene claro que la arqueología debe ir más allá del estudio de los
artefactos para penetrar en las creencias de las personas que los produjeron.
El problema en esta investigación es que el material arqueológico a analizar
tiene ciertos inconvenientes: se desconoce el contexto del cual proceden las
mayoría de los vasos en que fueron representados los wahyis y aunado a
ello, las glosas glíficas que acompañan las escenas en la cerámica son
demasiado inespecíficas, pues se limitan a revelarnos los nombres de estos
seres y sus glifos emblemas asociados. Estas razones obligaron a tomar una
postura metodológica que lograra incluir otro tipo de fuentes para ser
comparadas con el material arqueológico. De esta manera se decidió hacer
uso de la analogía etnoarqueológica como vía metodológica para lograr los
objetivos de la investigación. La abundante cantidad de fuentes históricas y
etnográficas sobre grupos mayas pueden ayudar a generar hipótesis y
modelos acerca de las entidades anímicas wahyis, pues se presupone que
algunas de las creencias anímicas modernas tuvieron como antecedente los
antiguos espíritus del sueño. En cada caso, las hipótesis generadas en las
analogías deberán ser comparadas con los materiales arqueológicos para
realizar interpretaciones congruentes.
Sobra decir que los mundos del periodo Clásico y el actual no son los
mismos. Las migraciones y abandonos de sitios en época prehispánica, la
incursión europea y la modernidad, entre muchos otros factores, han
constituido hechos irreversibles y decisivos que han transformado las
creencias mayas y marcado una discontinuidad cultural entre las personas
que produjeron las vasijas cerámicas y aquellas que han compartido su
conocimiento con los antropólogos modernos. A pesar de ello, el arqueólogo
no puede resignarse y detener su trabajo, sino que debe encontrar nuevas
5
4
A lo largo del texto, para hacer referencia a los especialistas rituales que gozan de esta
entidad anímica adicional, se usarán los términos brujo, mago o hechicero. La intención es
resaltar sus poderes sorenaturales, que en ocasiones pueden ser usados para causar daño,
sin ningún afán de desprestigiarlos.
6
CAPÍTULO 1
En la década de los setenta, el glifo T539 (fig. 1.1) fue objeto de distintas
interpretaciones junto con los seres sobrenaturales a los que se encontraba
asociado. El glifo se encontró escrito en el Vaso de Altar de Sacrificios (fig.
1.2), descubierto por Richard Adams, quien interpretó la escena del vaso
como un ritual funerario celebrado en honor de la mujer sepultada en la
tumba donde fue hallado (Adams, 1963; 1971: 68 -78). Después, el propio
Adams supuso la existencia de un sistema de gobierno basado en un linaje
de jaguar, al que pertenecerían los señores pintados en la vasija (Adams,
1977). Otras interpretaciones inferían que el ritual incluiría un suicidio por
decapitación, y que uno de los señores danzaba personificando al dios del
inframundo (Foncerrada de Molina y Lombardo de Ruiz, 1979: 35; Stuart,
1975: 774-776).
Figura 1.1. Ejemplos del glifo T539, WAY. (a) Dintel 15 de Yaxchilán. Dibujo de Ian
Graham y Eric von Euw (1977: 39); (b) Panel sur, puerta este del templo 11 de
Copán. Dibujo de John Montgomery (tomado de la base de datos de Montgomery en
FAMSI); (c) Vaso K2010. Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo fotográfico
de Kerr); (d) Variante de cabeza. Panel del sitio Q, Chicago Art Institute. Dibujo de
Linda Schele (tomado de la base de datos de Schele en FAMSI).
Figura 1.2. Vaso de Altar de Sacrificios (K3120) con figuras asociadas al glifo T539.
Dibujo de Linda Schele (tomado de la base datos de Schele en FAMSI).
5
La primera investigadora en utilizar el término coesencia fue la antropóloga Esther Hermitte
(1970), quien lo utilizó para referirse a los nahuales de Pinola, Chiapas. Para ella, lo
8
importante del término era resaltar la plena identificación del individuo con un animal o
fenómeno meteorológico que habita en otro plano y con el que guarda una liga de
coesencialidad en la cual, lo que le suceda a uno, le sucederá al otro. No es por lo tanto, un
mero doble sino una verdadera proyección de uno mismo, es en fin, el mismo ser.
Esta es una creencia de amplia difusión en el área maya que ha sido plenamente
registrada por la antropología moderna, donde ha recibido otros nombres como alter ego
espiritual, tótem personal, espíritu guardián, animal compañero, animal del destino, animal
contraparte o nagual (para una discusión sobre estos términos ver Monaghan, 1998: 142)
Esta creencia ha sido relacionada con el "tonalismo", pero debido a que este término es de
origen nahua, se preferirá no utilizarla en esta investigación (Houston y Stuart, 1989: 2;
Köhler, 1997: 141, nota 4).
9
6
El afirmar que un wahyis es una parte corporea no se refiere a que se trate de materia
pesada, sino que es un aire que habita el cuerpo y pertenece a las posesiones íntimas del
sujeto.
7
La palabra wáay en yukateko contiene una vocal larga con tono alto, por lo que su cognada
ch'olana debería ser wahy (Helmke y Nielsen 2009 en prensa: 47, nota 5; Pallán, 2009: 248;
Velásquez, 2009: 597, nota 18). Sin embargo, como reconoce Velásquez (2009: 597, nota
18), por el momento "no existen pruebas a favor ni en contra de la presencia de esa –h- en el
término atestiguado en las inscripciones clásicas".
11
Erik Velásquez (2009a: 598), sugirió hacer uso de este término "espíritu
familiar", una antigua creencia europea, dado su significado de "demonio que
se supone tiene trato con una persona, y a la que acompaña y sirve" (Real
Academia Española, 2001: 703), por lo que podría funcionar como un
equivalente castellano provisional al término maya prehispánico wahyis.8 Sin
8
En efecto, autores coloniales como Alfonso Tovilla (1960: 222), Thomas Gage (1929: 253 –
254, 299), Thomas de Coto (1983: 140) y el compilador del Calepino de Motul (Acuña, 1984:
II, 440a) no dudaron en llamar ‘familiares’ a los ‘espíritus del sueño’ objeto de este estudio,
pues fue la mejor manera en que entendieron a estos seres. Aun algunos autores modernos
han continuado el uso de este término (Brasseur, 1981: 174 -175; Blom y La Farge, 1986:
470 – 472; Redfield y Villa Rojas, 1962: 178 – 179; Villa Rojas, 1995: 536), sin embargo,
debe considerarse que los ‘familiares’ europeos no comparten características tan importantes
con los wahyis como el ser entidades anímicas. El término cobró popularidad sobre todo en
Inglaterra y Escocia a partir de la segunda mitad del siglo XVI. Se consideraba a los
‘familiares’ como pequeños demonios en forma de animales tangibles que gozaban de
nombres propios, se alimentaban de sangre, y que el diablo otorgaba a las brujas a través de
un pacto para que les ayudaran a causar molestias e inclusive, enfermedades (Purkiss,
1996: 135 - 139; Robbins, 1959: 190 - 193).
12
Bajas del sur existieron en esta época una variedad de estilos distintos que
comparten esta temática. Los alcances de esta investigación se limitarán
únicamente a aquella cerámica en la que figure el glifo T539, WAY, indicando
que las figuras representadas se tratan de wahyis.
La mayoría de las vasijas donde estas entidades anímicas fueron
representadas se encuentran actualmente en colecciones privadas alrededor
del mundo, pues provienen del saqueo, lo que ha ocasionado la pérdida de
datos tan importantes como el contexto arqueológico y el lugar de origen.
Anteriormente se desdeñaba el estudio de estas vasijas sin contexto,
sin embargo, estos materiales contienen una riqueza iconográfica y epigráfica
tan abundante que sería un error no considerarlas en el estudio de las
creencias de los antiguos mayas. Michael Coe fue uno de los primeros
investigadores en darle el valor que merecen a estas vasijas en su exposición
de 1973, The Maya Scribe and his World y subsecuentes, haciendo
interpetaciones sobre las piezas expuestas y conectando en muchos casos
las escenas de los vasos con pasajes del Popol Vuh.
Los trabajos de Coe fueron importantes, pero el desconocimiento del
origen de las piezas era un verdadero problema en el avance de los estudios
de este género. Fue por ello que en los años ochenta un equipo de
investigadores liderados por Dorie Reents-Budet y Ronald Bishop se dieron
a la tarea de examinar estas vasijas sin contexto arqueológico usando un
enfoque de historia del arte y análisis químicos para lograr la reconstrucción
cultural bajo las que fueron producidas (Reents-Budet y Bishop, 1987: 775).
Bajo el amparo de la Smithsonian Institution de Washington crearon el
Maya Polychrome Ceramics Project con el propósito de definir la producción
de la cerámica pintada maya. La manera de hacerlo fue combinando "el
análisis estilístico y químico para identificar estilos y locaciones de talleres o
comunidades donde fueron producidos" (Reents-Budet et al., 1994:169).
Utilizaron una técnica altamente sensitiva llamada Análisis
Instrumental de Activación Neutrónica, que a partir del estudio de muchos
elementos constitutivos de la cerámica (al nivel de partes por millón), "permite
la confirmación de grupos estilísticos definidos que representan las
creaciones de artistas socialmente relacionadas y sugiere las locaciones
geográficas de sus talleres" (Reents-Budet et al., 1994:166). Esto se logra al
18
Figura 1.4. Vasijas del estilo Uaxactún – El Zotz. (a) K3924; (b) K7525. Fotografías
de Justin Kerr (tomadas del archivo fotográfico de Kerr).
21
Figura 1.5. Vasijas estilo códice. (a) K1211; (b) K1203.Fotografías de Justin Kerr
(tomadas del archivo fotográfico de Kerr).
23
Figura 1.6. Vasija estilo Ik'. K791. Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo
fotográfico de Kerr).
24
9
La máscara de rayos X es un recurso de la pinura maya para representar máscaras de
perfil de modo que pueda apreciarse el rostro de la persona que la lleva (ver Velásquez,
2009a)
25
CAPÍTULO 2
WAHYIS
CH’ORTI’
CH’OL
YUKATEKO
TOJOLAB’AL
TZOTZIL
TZELTAL
JAKALTEKO
LAKANDÓN
KAQCHIKEL
K'ICHE'
10
Muchos de los significados del way lo relacionan a un fenómeno de amplia distribución en
Mesoamérica conocido como ‘nahualismo’. Se entiende por nahualismo al conjunto de
prácticas y creencias que se estructuran en torno al nāwal (Martínez González, 2009b: 413).
George Foster en 1944 realizó una aportación fundamental para el subsecuente desarrollo
del tema; la diferenciación de dos nociones principales, nagualismo y tonalismo. Propuso
utilizar la categoría "tonalismo" en el sentido de destino y fortuna así como a su idea derivada
de animal compañero. Por otra parte, propuso utilizar la categoría "nagualismo" para lo que,
según él, era la acepción original del término, brujo con la capacidad de la metamorfosis.
Esta postura ha sido continuada por diversos investigadores (Aguirre, 1992; De la Garza,
1984; Durand y Durand-Forest, 1985; Fábregas, 1970; López Austin, 1980; Lupo, 1999; ;
Musgrave-Portilla, 1982; Tranfo, 1979).
Sin embargo, otra posición considera que no hay tal distinción y solamente existe un
nahualismo que adquiere expresiones distintas según el lugar. La diferencia entre tonal y
nahual sería únicamente en la potencia pero no en cualidad (Kaplan, 1956; Köhler, 1995:
150; Martínez González, 2009b; Pitt-Rivers, 1970; Wagley, 1957). El tema es extenso y
sobrepasa por mucho este estudio, pero en términos generales se entiende al wahyis como
un tipo de nāwal con características potenciadas y exclusivo de personas privilegiadas.
11
En general la transformación puede ser entendida de tres formas: 1.- Como un acto de
disfrazamiento o personificación, en el que la persona en efecto adquiere las características
de otro ser pero únicamente a un nivel figurado. 2.- La persona introduce una de sus
entidades anímicas en otro ser para controlarlo y "transformarse" en él. 3.- La toma de
posesión o control del propio alter ego, lo cual puede concebirse como una transformación,
aunque en realidad, el brujo estaría asumiendo su propia forma sobrenatural.
31
trata de una entidad anímica como el wahyis, sino de una persona completa,
por lo que no se trata del objeto de estudio propio de esta investigación. No
obstante, se le dedicará un apartado en este capítulo pues es necesario
conocer acerca de los hombres que tienen la capacidad de controlar a sus
espíritus wahyis.
2.- Animal-cobertura. Alfonso Villa Rojas al hablar sobre el nāwal (lab’)
en Oxchuc, Chiapas, resaltó su naturaleza de materia ligera, de "puro aire",
sin embargo, advirtió que en ocasiones estos seres podían materializarse y
se les podía ver "rondando las chozas, o escondiéndose entre los árboles o
mostrándose abiertamente como cualquier animal" (Villa Rojas, 1995: 537).
Actualmente en esa misma región se piensa que el lab’ aparece como una
entidad desdoblada que "habita tanto en el corazón de la persona como
fuera, en la naturaleza" (Page, 2007: 13). Este tipo de animal coesencial al
hombre (de relación recíproca) ha sido mencionado en numerosas fuentes
tanto coloniales como contemporáneas. Por ejemplo, El Calepino de Motul
contiene una entrada en yukateco colonial que se refiere al uaay en este
sentido: “familiar que tienen los nigromanticos, bruxos o hechizeros que es
algun animal, que por pacto q’ hazen con el demonio se convierten
fantásticamente: y el mal que sucede al tal animal, sucede tambien al bruxo
cuyo familiar es” (Acuña, 1984: II, 440a).
Este tipo de animal físico es entendido en este estudio como animal-
cobertura,12 que si bien puede llevar el mismo nombre de wahyis, no
corresponde propiamente el objeto de este estudio de esta tesis, pues se
trata de un animal físico y tangible que puede ser herido o asesinado. Por el
contrario, los wahyis del periodo Clásico no podían correr esa suerte pues
eran entidades anímicas que carecían de un cuerpo pesado que no fuera el
12
Se le ha considerado animal-cobertura en el sentido que plantea Alfredo Lopez Austin
(1996) sobre el nagualismo, en el que los magos habrían tenido la facultad de proyectar una
de sus entidades anímicas hacia cualquier ser animado o inanimado para apoderarse de su
forma y en esa apariencia realizar sus propósitos. Este acto de posesión le otorgaría al mago
un control total del nuevo cuerpo, al que utilizaría como vehículo con el que mantendría una
relación coesencial recíproca (ejemplos de animales-cobertura pueden encontrarse en
Alejos, 1988: 89 - 90; Blom y La Farge, 1986: 472; Figuerola, 2000: 17 – 18; Fuentes y
Guzmán, 1932: I, 29, 292 – 295; Gage, 1929: 302, 305 -307; Girard, 1949:I, 329; Herrera,
1954: 18 – 20; Holland, 1963: 145 – 146; Núñez, 1988: 752 – 760; Page 2007: 40 – 41; Ruz,
1982: 61; Saler, 1964: 313; Stratmeyer y Stratmeyer, 1979: 108, 111 – 112; Villa Rojas,
1947: 584;; Whittaker y Warkentin, 1965: 110; Wisdom, 1961: 386).
32
13
Ver discusión sobre alter egos o espíritus auxiliares (pp. 41 - 47).
33
Sobre Yajalón, Sánchez Carrillo (2007) ha dado a conocer que todas las
personas tienen ch'ulel y un animal compañero conocido como chanul o
chambalam; aunado a ello, las personas excepcionales son las únicas que
poseen lab’, una entidad anímica especial cuya esencia se transforma en
animal o entidad meteórica y puede propiciar enfermedades.
Una vez aclarado lo que no se considerará en esta tesis como espíritu
wahyis, es necesario presentar la hipótesis de lo que sí lo es. El wahyis era
un tipo de espíritu adicional que estába al servicio de su dueño. En este
mundo se manifestaban como aires o vientos que formaban parte de las
entidades anímicas de los gobernantes,14 pero en el mundo sobrenatural
esos mismo aires adquirían la forma de fauna o seres fantásticos que debido
a su fuerza podían influir en la contraparte onírica de los hombres. La manera
en que lo hacían era desalojando temporalmente el cuerpo de su dueño para
viajar en el viento hasta encontrar a sus enemigos e introducírceles para
enfermarlos.
Entre las etnografías sobre nagualismo en el área maya hay una que
describe un fenómeno que podría representar la forma en que operaban los
wahyis en el periodo Clásico. Ulrich Köhler da cuenta que en la comunidad de
Oxchuc los jefes del pueblo tenían la capacidad de expeler parte de sus
entidades anímicas, a las que utilizaban al modo de espíritus serviciales:
15
En ocasiones parece tratarse de una collera rígida (comunicación personal Erik
Velásquez, 2010).
35
Figura 2.1. Wahyis con collar de ojos desorbitados. (a) K792; (b) K927; (c) K1652:
(d) K1743. Detalle de fotografías de Justin Kerr (tomadas del archivo fotográfico de
Kerr).
Figura 2.2. Vaso K791. Wahyis flotando en un espacio onírico. Fotografia de Justin
Kerr (tomado del archivo fotográfico de Kerr).
36
Figura 2.3. Wahyis con vasija ahk'abʼ. (a) K927; (b) K2023; (c) K5070; (d) K2284.
Detalle de fotografías de Justin Kerr (tomadas del archivo fotográfico de Kerr).
Figura 2.4. Wahyis con "bufanda". (a) K2010; (b) K1376; (c) K5070. Detalle de
fotografías de Justin Kerr (tomadas del archivo fotográfico de Kerr).
Figura 2.5. Wahyis con serpiente. (a) K791; (b) K1230; (c) K1652. Detalle de
fotografías de Justin Kerr (tomadas del archivo fotográfico de Kerr).
39
Figura 2.6. Wahyis con atributos asociados al sacrificio, muerte y enfermedad. (a)
K791. Wahyis con cuchillos de obsidiana en sus articulaciones; (b) K3395. Wahyis
portando una capa con signos de huesos cruzados en referencia al inframundo; (c)
K1230. Wahyis Ahkan autodecapitándose; d) K1256. Wahyis esquelético con
decoraciones de ojos desorbitados que simboliza la enfermedad y muerte. En sus
manos sostiene una cabeza humana; (e) K1080. Wahyis murciélago que lleva un
plato que contiene huesos, manos y ojos. Detalle de fotografías de Justin Kerr
(tomadas del archivo fotográfico de Kerr).
40
3. Nombre del propietario: agente humano, título real de una entidad política
específica (glifo emblema) o topónimo (Calvin, 1997; Grube, 2004b: 128;
Helmke y Nielsen, 2009 en prensa: 3; Matteo, 2005: 123) (fig. 2.7).
41
Figura 2.7. Ejemplo de wahyis con cláusula nominal del vaso K531. Dibujo de
Christophe Helmke (tomado de Helmke y Nelsen, 2009 en prensa: 36).
Parece claro que los wahyis que pueden apreciarse en las vasijas pintadas
del periodo Clásico son entidades anímicas de los gobernantes mayas pero,
¿se trata de espíritus auxiliares o de alter egos en el otro mundo? En otras
palabras, ¿se trata de un espíritu del brujo con autonomía propia o del brujo
mismo en su apariencia sobrenatural?
La mayoría de los investigadores continúa apoyando la idea original de
Houston y Stuart (1989) de que los wahyis representados en la cerámica
maya Clásica son coesencias de los gobernantes mayas, es decir, son sus
42
alter egos actuando en el otro mundo, con los que comparten una relación
identitaria total (Asensio, 2007; 2010: 263; De la Garza, 2010; Fitzsimmons,
2009: 44 – 48; Freidel et al., 1999: 188, 263; García Barrios y Valencia, 2010:
51 – 52; Helmke y Nielsen, 2009 en prensa; Looper, 2006: 673, 675; Matteo,
2005; Schele y Freidel, 1990: 441, nota 32; Schele y Mathews, 1998: 83;
Sheseña, 2010: 1 – 2). La idea original ha divergido hasta concebir al wahyis
como la transformación del chamán en el otro mundo (De la Garza, 2010), sin
embargo, el mismo David Stuart reconoce que él y Stephen Houston jamás
utilizaron el término chamanismo en su desciframiento del logograma WAY
(Stuart en Klein et al., 2002: 411). Marc Zender (2004a: 74 -76) argumenta
que no existe evidencia directa para hacer una identificación de los espíritus
wahyis con los antiguos gobernantes, ni mucho menos para asegurar que las
imágenes de wahyis que observámos en la ceramica Clásica se traten de los
k'uhul ajaw en su estado de transformación en el otro mundo.
En esta investigación se propone que los wahyis de la cerámica
Clásica eran representaciones de espíritus autónomos que formaban parte de
las entidades anímicas de los gobernantes mayas, pero con los cuales no
mantenían una relación coesencial. Los wahyis no eran componentes
anímicos necesarios para la vida de una persona, sino entidades adicionales
que servían para otorgarle poderes a sus dueños. Según las fuentes
etnográficas puede inferirse que estos espíritus gozaban de una volición
propia y no compartían la misma conciencia con la persona a la que estaban
asociados; es por ello que la relación que guardaban no era recíproca en
cuanto a que lo que le pasara a uno repercutiría irremediablemente en el otro.
Es posible que estas entidades sobrevivieran a la muerte de su dueño,
tal como pasa entre los tzeltales modernos, donde el lab’ después de la
muerte del ser humano, se dirige a una cueva, donde espera a un nuevo
dueño (Villa Rojas 1995: 545). También se dice que cuando una persona se
halla al borde de la muerte, transfiere sus lab’ a un niño que todavía se
encuentre en el vientre materno (Pitarch, 1996: 76).
En Cancuc (Pitarch, 1996: 77; Figuerola, 2000: 18) y Oxchuc (Page,
2007: 40) existe el traspaso de estos espíritus lab’ de una persona a otra,
cosa que sería inimaginable para un compañero de destino pues sus vidas
están ligadas desde el nacimiento hasta la muerte. Jaime Page (2007: 40)
43
menciona que con el tiempo los oxcuqueros van perdiendo su yu'el o poder, lo
que provoca "asco" en los lab’etik, que buscan salir del cuerpo del anciano
para posicionarse, de preferencia, en el cuerpo de alguno de sus
descendientes más jóvenes. Adicionalmente, estos lab’etik pueden ser
heredados (Pitarch, 1996: 76 – 77; Sánchez Carrillo, 2007) y si el lab’
otorgado no es aceptado, entonces queda libre y busca un cuerpo que lo
"aguante", o bien, se refugia en alguna cueva en espera de ser adjudicado por
un Anjel a algún peticionario (Page, 2007: 30 - 31).
Según el trabajo de Helios Figuerola (2000: 17) en Cancuc, estas
entidades las hay incluso errantes y con una capacidad independiente de los
dioses y humanos. Tienen la posibilidad de ir a buscar un nuevo dueño en
cuanto muere el último, sin que nadie les de indicación y sin respetar regla de
filiación alguna. Figuerola comenta que uno de sus informantes de Cancuc,
Don Esteban, “gracias a sus poderes, habría visto varias veces –en forma de
humo, o como culebra- la evacuación de los lab saliendo por la boca del
cadáver, impacientes en busca de un corazón joven en quien posarse”
(Figuerola, 2000: 16). Pedro Pitarch, quien también trabajó en esa comunidad,
reporta que,
16
Según algunas interpretaciones de las inscripciones del Clásico se ha reconocido que
estas entidades son susceptibles de ser robadas, con lo que ingresan a la multiplicidad de
entidades anímicas del gobernante vencedor (Carlos Pallán, comunicación personal 2010).
17
Hermitte relata que los wahyis rayo, el torbellino y el cometa, "sobreviven a la muerte de la
persona física y, en una vida posterior eterna en las cuevas, siguen observando el
comportamiento de los pinoltecos comunes” (Hermitte, 1970: 375).
45
tienen una apariencia natural (Montagu, 1970: 362).18 En cambio, los wahyis
se caracterizan por su apariencia híbrida y sobrenatural que no halla paralelo
en los animales comunes.
Otro indicio es la común representación de wahyis esqueléticos que
simbolizan la muerte y la enfermedad, así como figuras de entidades
integrantes del complejo del dios Ahkan autodecapitándose (fig 2.9). Este tipo
de wahyis-enfermedad no podrían considerarse alter egos, sino más bien,
entidades anímicas asociadas con los gobernantes, con la función específica
de provocar desgracias a sus enemigos.
a b
c
Figura 2.9. Wahyis asociados con la enfermedad y la muerte. a) K927 Xinil Cham,
"La Muerte apestosa" b) K771 Chak Ch’a’j cham, "La Muerte de la Bilis Rojaʼ c)
K512 Wahyis Ahkan autodecapitánse. Detalle de fotografías de Justin Kerr (tomadas
del archivo fotográfico de Kerr).
18
Entre algunos grupos tzotziles se señala que los animales compañeros de destino
sólamente pueden ser mamíferos que tengan cinco dedos en cada pata (Gossen, 1975: 452;
Holland, 1963: 102).
46
Figura 2.10. K2286. Wahyis con forma humana. Fotografía de Justin Kerr (tomada
del archivo fotográfico de Kerr).
19
Entre los wahyis pertenecientes al complejo del dios Ahkan se encuentra uno llamado Mok
Chih, "pulque de enfermedad" (Grube, 2004) (primera figura de izquierda a derecha en la
vasija K2286 fig 3.9). Esta figura podría haber tenido un eco hasta mediados del siglo XX en
la aldea maya de San Román en Belice. Albert Muntsch (1943: 38) visitó la zona en 1941 y
reportó que los habitantes temían a too moc chi, un portento maligno que ocasionaba
diversos males y presagiaba la muerte.
47
vez al mismo tiempo? Parece más correcto interpretar esta escena como una
representación de varias entidades anímicas del mandatario que no eran sus
coesencias.
Figura 2.11. Vaso K531. …Tahn[a]l B'ol[a'y] te’ y Chijiil Chan, son wahyis del k'uhul
Kanu’l ajaw
20
En las inscripciones se encuentra una excepción. Se trata de la Señora Chak
Jolo’m de Yaxchilán, representada en el Dintel 14 al momento de presenciar una
visión de su wahyis, K’awiil … Muwaan Chanal Chakbay Kan (Houston y Stuart,
48
Julian Pitt-Rivers (1970: 183 – 184; ver también Nash, 1967 y Montagu,
1970: 363) señaló el alto índice de asesinatos a brujos en Chiapas durante el
siglo XX y concluyó que la razón por la cual no ocultaban su oficio, cuando a
fin de cuentas les podía acarrear la muerte, es que poseer un nāwal les
otorgaba un alto status social en su comunidad. La relación entre peligro y
respeto era tal que preferían ser conocidos como brujos y morir, que
permanecer en el anonimato y vivir.
En los pueblos mayas contemporáneos, las personas son siempre
reacias a revelar la identidad de su animal compañero de destino pues,
obviamente, cualquier daño que sufra éste le sucederá a su contraparte
humana (Gossen, 1975: 454; Köhler, 1995: 132) pero, tomando en cuenta
que los wahyis de la cerámica Clásica no son las coesencias de los
gobernantes sino sus espíritus serviciales, entonces no hay razón para
21
El antecendete de este tipo de entidad anímica traspasada por generaciones sería el
b’aahis del periodo Clásico. El ejemplo trata de mostrar que tal y como pasa con otras
entidades anímicas, los wahyis también pudieron haber sido heredados.
50
2.6. WAHYAW
Entonces, Wahywal ajaw podría implicar "señor que llama (al) nagual o bien,
señor (con) autoridad sobre la(s) coescencia(s)" (Pallán, 2009: 248).
22
Para Gillespie, el k'uhul ajaw, como cabeza de la casa real maya, habría actuado "como el
que abarcaba la casa entera y a todos sus componentes, personificando en forma de
encarnación la totalidad de los miembros del grupo corporativo y su estado compartido"
(Gillespie, 2008:82).
51
Velásquez lo tradujo como wahyaw, ‘el que llama a los familiares’ o ‘el que
llama a los naguales’ (Velásquez, 2009a: 598, nota 19). Para evitar
divergencias en la interpretación, en esta investigación se tomará como "el
que llama a los wahyis". A continuación se mencionará lo que nos aportan las
fuentes etnohistóricas sobre los aspectos generales y poderes de estos
especialistas rituales.
23
Estos poderes sobrenaturales los acercan a la noción de “chamán”, pero como han
señalado Durand y Durand-Forest (1985), no debemos confundir las cualidades propias del
especialista ritual chamán con las del transformista-nāwal. En este trabajo no se profundizará
en la discusión sobre si el especialista ritual puede o no tener facultades chamánicas, para
ello se recomiendan los trabajos de autores que han continuado esta línea de investigación
(Braakhuis, 2005: 180; De la Garza, 1987a; 2010; Freidel et. al., 1999; Klein et al., 2002;
Martínez González, 2006c; 2009b; Zender, 2004a: 56 – 79).
52
riqueza. Algunas fuentes nos indican claramente que nadie que no tenga
nāwal puede llegar a ser rico y poderoso (Herrera, 1954: 19 - 20).
Las crónicas k'iche's más tempranas consideran a los nāwal como
“gente mágica”, líderes prodigiosos o antepasados divinizados que fungían
como grandes hechiceros (Acuña, 1982: 59; Carmack y Mondloch, 1989: 83 –
86; De la Garza, 1987a:93). Mercedes de la Garza resume que
pactos con las divinidades de las cuevas. Es más probable que estos últimos
usen su wahyis en una forma egoísta que aquellos que la han adquirido de
nacimiento, directamente de sus antepasados (Nash, 1975: 184 -186). A
continuación serán descritas las maneras por las cuales puede una persona
adquirir un espíritu wahyis según la etnografía.
1.- De nacimiento.
Existen personas que nacen con una entidad anímica adicional al común de
la gente (Hermitte, 1970a: 61; Montagu, 1970: 363; Maurer, 1983: 403;
Sánchez Carrillo, 2007), un espíritu sobrenatural que les fue otorgado por las
divinidades. En Oxchuc, el lab’ es dotado desde el periodo de gestacion de
modo que al nacer ya se porta (Page, 2007: 28). Entre los tzeltales de
Cancuc se dice que cuando el embrión pasa cerca de Dios, recibe el ch’ulel
en su corazón. Después Dios junto con la Virgen o Gran Madre (Muk’ul Me’-
il) le asignarán uno o varios lab’etik “según le quede bien a la persona”.
Estos dioses otorgarán los llamados lab’etik fuertes (tulan lab) y luego
continuará el embrión su descenso hacia el vientre materno. En el camino,
“si encontrase la ventana del Cielo abierta”, los santos pueden hacerle de
otros dones lab’, “pero de poderes inferiores y limitados, los llamados lab’
carnívoros (ti’awal lab). Se consuma entonces la intervención divina sobre el
cuerpo humano antes de su nacimiento” (Figuerola, 2000: 16).
Entre los tojolab’ales se dice que el tener wayjel no es producto de una
elección, sino que es asignado por Dios al nacer (Ruz, 1982: 61). Para los
jakaltekos de Concepción Huista, la creencia común es que
25
Este tipo de lugares de paso a "otros mundos" son conocidos como palb'al entre los
tz'utujiles. Estos lugares sagrados son entendidos como una "escalera que sube o baja del
mundo" o como "ventana o puerta". "En general se refiere a lugares de tránsito que
comunican realidades diferenciadas, lugares de los nawales, que pueden ser un manantial,
una cueva, un árbol, una roca o el altar de la cofradía […]" (Vallejo, 2005: 184).
26
Según Gustavo Correa, los conceptos importados del viejo mundo al penetrar en el mundo
indígena provocaron por irradiación, atracción y fusión, "una serie de desplazamientos
semánticos en nociones afines o antagónicas de la cultura nativa", las cuales se organizaron
dentro de un nuevo sistema de significaciones (Correa, 1955:98).
27
Pedro Cortes y Larraz en sus recorridos por EL Salvador en la segunda mitad del siglo
XVIII dijo: “[...] en el pueblo de Guisúcar se han descubierto seis indios y seis indias, que
según dicen son brujos, y le han confesado voluntariamente tener pacto y familiaridad con el
demonio, y dicen que se han vuelto tigres, micos y las indias cabras y otros animales […]”
(1958, I: 113).
57
28
En Chenalhó, Manuel Arias utilizaba la palabra sma-b’alamil, el estado de conciencia
terrestre, en oposición al waychil, el estado de ensueño, pero también la usaba en oposición
al K’ik’inal, el inframundo, mostrándonos con ello, la estrecha relación entre el estado de
ensueño y el inframundo (Guiteras, 1965: 220 – 221). Entre los k'ich'es, el sueño es análogo
a la muerte, pues es en ese estado que el alma jalajmac abandona el cuerpo para entrar en
otro mundo habitado por todas aquellas entidades espirituales que no habitan la "superficie
de la tierra". Ahí se encontrará con los difuntos, los santos y otras deidades y se enfrentará a
enormes serpientes o experimentará eventos futuros (MacLean, 1984: 399).
58
En Cancuc, las montañas ajaw son habitadas por los lab’ meteorológicos, y el
dueño de la montaña los puede dirigir a voluntad: "son los soldados de los
ajaw" (Figuerola, s/f: 8).
Parece ser entonces, que los "patrones de los naguales" cuentan con
una gama de espíritus sobrenaturales que les sirven y ayudan. Este es el
caso de los ayudantes de los señores del inframundo que aparecen en el
Popol Vuh y que comparten muchas características con los antiguos wahyis
(Velásquez, 2009a: 617 – 618) (ver pág. 115).
Es muy difícil lograr una identificación exacta del patrón de los
naguales y demás divinidades contemporáneas con entidades divinas
prehispánicas. En la mayoría de los casos, las divinidades actuales fusionan
rasgos del Diablo en la óptica europea junto con otras muchas entidades
prehispánicas como Chaahk, Cham, el "Dios Jaguar del Inframundo", Ju’n
Ajaw, y Huk Sip, el "Señor de los Venados"29.
Benson Saler pudo registrar entre los k'iche's de Santiago El Palmar
que la manera de convertirse en un win (brujo transformista) es dormir por
nueve noches en un cementerio orando al Diablo. En la novena noche
aparecería el Diablo, quien se enredaría en un combate con machetes o
espadas con el hombre. Si el Diablo infligía la primera herida entonces el
hombre moriría inevitablemente después tres días. En cambio, si el hombre
fuera el primero en herir al Diablo, éste le conferiría el poder de convertirse
en un win. A partir de entonces, el hombre deberá regresar frecuentemente al
cementerio para transformarse en su forma no humana, hacer comunión con
el Diablo y para alimentarse de los huesos de los muertos (Saler, 1964: 312 –
313).
El pacto con las divinidades de las cuevas no está exento de un precio
para el hombre. Existen relatos donde el pacto explicita que al morir la
persona, su “alma” irá a vivir al cerro para trabajar por la eternidad como
peón del señor del monte (Ruz, 1982: 64). Nash nos dice que “los espíritus
de todos los que mueren como resultado de un swayohel recibido de ?Ahau
regresan a él después de su muerte” (Nash, 1975: 184 -186), y en Yucatán,
29
En el caso de los tojolabales, el Niwan Pukuj, como “Dueño del monte”, “es el encargado
de propiciar y controlar la caza, ya que a él pertenecen todos los animales silvestres, de
quienes cuida continuamente para evitar que cazadores irresponsables amenacen las
especies” (Ruz, 1982: 64).
59
30
Una leve objeción sobre el uso de esta cita es que la provincia de Cerquín, parece haber
sido una zona lenca (Martínez González, 2009: 3). Sin embargo, se observan elementos
compartidos con los grupos mayences y dada su vecindad parecen adecuados.
60
31
Es esencial la presencia de punzones en estos ritos de invocación (García Barrios y
Valencia, 2010: 248, 255). Existe evidencia física de este tipo de rituales en época
prehispánica, pues han sido encontradas espinas de mantaraya, navajillas de obsidiana,
punzones y agujas de hueso en las mismas tumbas de Yaxchilán, así como en áreas
remotas de cuevas, cuya completa oscuridad pudo haber propiciado las experiencias
visionarias (MacLeod y Puleston, 1978: 6 -7).
61
32
Nuevamente, a pesar de no pertenecer al grupo de estudio, se ha inluído este caso por su
riqueza y proximidad al área maya.
63
[…] y que salió debajo de la tierra una como sierpe dando saltos y
que tenía alas, y sus cachos como de venado; y con dicho su
padrino en la forma referida de mono, pasó adelante y salió un toro
negro aparecido de repente, y haciéndole la suerte éste que declara,
como se lo había dicho su Padrino pasaron adelante, y vio otro como
64
hombre español sentado en una silla dorada, con los brazos del
dicho hombre puestos sobre la silla, y que le habló y dijo que si
quería quedar allí, y este declarante le respondió que sí.
33
De forma parecida, entre los huaves de San Mateo del Mar, Oaxaca, para convertirse en
brujo, el aprendiz debe tener un encuentro con un animal aterrador y afrontar la aparición con
valentía (Signorini y Tranfo, 1979: 244).
65
34
Sobre el amarre de naguales (coesencias animales compañeros) se profundizará en el
apartado sobre enfermedad (pp.106 – 107).
66
los tojolab’ales se dice que el venado es el wayjel del Pukuj (diablo) (Ruz,
1982: 63).
Figura 2.15. Detalle del vaso K531. Chijiil chan, “serpiente venado”. Fotografía de
Justin Kerr (tomada del archivo fotográfico de Kerr).
Entre los ch’orti’s, las chij chan se caracterizan por tener "cuatro
cuernos de piedra preciosa y oro que relumbran sobre la cabeza del
gigantesco dragón cuya cola ostenta descomunales cascabeles" (Girard,
1949, II: 583). Esta serpiente viven bajo la tierra y "permanece durante toda
la estación veraniega sujeta con una cadena de oro a un horcón de plata,
bajo la vigilancia del toro mítico que hoy desempeña el papel de dios del
viento" (Girard, 1949, II: 585). Se trata de seres fundamentales para la buena
marcha del mundo, pues como Girard especifica, la chijchan es un nāwal y,
por tanto, tiene una asociación con un sacerdote que la controla para producir
las lluvias (Girard, 1949, II: 584 - 585).35 Además, en gran similitud con el
juicio de Jiquipilas, se reporta la historia de un brujo proveniente de
Quezaltepeque, Guatemala, que atraído por la célebre fama de la "serpiente
venado" fue a pedirla al "dueño del cerro" y al "torito" o guardián del dragón,
35
Esto incluiría a la chijchan entre los wahyis que aportan el poder necesario para controlar
las fuerzas meteorológicas. De igual manera, las popol chan en Cancuc son lab’etik de agua
a quienes se les atribuye, "la construcción de los lechos de los ríos, el corte de los cerros en
quebradas, las obras >> naturales>> de canalizaciónde aguas" desde tiempos inmemoriales
(Figuerola s/f met: 5). Es conocida la asociación de las serpientes con el agua en
Mesoamérica y su función en la producción de lluvias. Las serpientes son un tipo de wahyis
que si bien, no tienen una naturaleza metoeorológica, sí producen este tipo de fenómenos y
pueden aliarse con los hombres para otorgarles dicha capacidad (sobre wahyis
meteorológicos (ver pág. 131).
68
para llevarla a su tierra donde hacía tiempo que no llovía (Girard, 1949, I: 586
– 587).36
Ulrich Köhler en su investigación en San Pablo Chalchihuitán, registró
la creencia en un animal compañero poderoso llamado sulum'con, es decir,
"serpiente cornuda".37 Su sorpresa sobrevino al descubrir que tal serpiente
era en realidad concebida como un venadito rojo que "lleva sobre la cabeza
un cuerno de aproximadamente sesenta centímetros de longitud" (Köhler,
1995: 133). Esta concepción es parecida a otra de las maneras en que el
wahyis Chijil Chan fue representado en la cerámica del Clásico (fig. 2.16).
Figura 2.16. Detalle del vaso K927. Chijiil Muyal Chan. Fotografía de Justin Kerr
(tomada del archivo fotográfico de Kerr).
36
Debido a la influencia europea, en algunos casos, la serpiente ha cambiado sus cuernos
de venado por cuernos de toro. Tal es el caso del baile del "Toro tumbo" entre los ch’orti’s,
donde se representa a este animal que "es en realidad una enorme serpiente con cuernos
que figura al espíritu del viento huracanado” (Girard, 1949, I: 313).
37
Entre los ch’oles se le conoce como sulub’ chan (Becerra, 1937 en Girard, 1949, II: 583).
69
Stuart 1989: 8; Velásquez, 2005: 39). Son entonces tres entidades políticas
distintas en las que K'awiil aparece asociado a tres distintos wahyis
serpentinos.
Las inscripciones atestiguan que el pie serpentino de K'awiil revela a
su propio wahyis (García Barrios y Valencia, 2010: 256; Velásquez, 2005).
Como argumenta Martínez González (2006b), es en esa zona del cuerpo
donde los pueblos Mesoaméricanos representaban los "naguales" de las
divinidades y otros seres.38 La prueba de ello se encuentra en la jamba sur
de la puerta este del Templo 11 de Copán, donde las referencias glíficas
indican que el wahyis de K'awiil es su pie (Houston y Stuart, 1989: 8).
Figura 2.17. Vaso K2572. Chijil chan es el wahyis de K'awiil. Fotografía de Justin
Kerr (tomada del archivo fotográfico de Kerr).
38
La argumentación de Martínez González (2006b) deriva del dios mexica Huitzilopochtli,
quien es referido por Sahagún como poseedor de varios nahuallis, entre los que se
encuentra el colibrí. En los códices se encuentra esta ave como la pierna del dios mexica por
lo que se asume que el nahualli es representado en esa parte del cuerpo.
39
Sobre estos banquetes oníricos se profundizará en el próximo capítulo (pág. 97).
70
b
Figura 2.18. K’ahk' neh tz’utz', “coatí de cola de fuego”. De su cola emerge K'awiil.
(a) K1181; (b) K4116 (fotografías de Justin Kerr, tomadas del archivo fotográfico de
Kerr.)
40
La discordancia entre ambas versiones reside en que en una (Pitarch, 1996), la
transmisión del wahyis sucede después de la muerte hacia un descendiente. La otra versión
(Figuerola, 2000) da cuenta de la transmisión de entidades anímicas de un adulto consciente
a otro.
72
Una vez que la persona ha adquirido sus espíritus wahyis, puede hacer
uso de ellos de distintos modos que serán analizados en el siguiente capítulo,
pero primero serán analizadas algunas técnicas para acceder a los espacios
en que pueden hacer uso de estos espíritus.
Nash, 1975: 184 -186; Villa Rojas, 1947: 584). Debe recordarse que el wahyis
habitaba en el centro anímico corazón, es decir, dentro del propio cuerpo del
humano que lo poseía (Figuerola, 2000: 16, 18; Maurer, 1983: 401; Page,
2007: 13; Villa Rojas, 1947: 583). Sin embargo, para lograr la comunicación
con esta entidad anímica, el especialsta debería hacerlo a través de los en
sueños, en el mundo en que los wahyis adquieren formas específicas. La
forma en que el brujo puede dañar en el otro mundo es poniéndose en
contacto con sus espíritus del sueño y enviarlos a atacar a las entidades
anímicas de otras personas, tal como sucedió en Quechula en 1802, cuando
Tiburcio Pamplona confesó que tenía un "nagual" culebra de cuatro narices, y
que la veía y hablaba con ella “entre sueños siempre que quería hacer daño
al prójimo” (Aubry, 1983: 38 - 40).
La manera a través de la cual una persona podía acceder a esos
espacios divinos es únicamente en un estado liminal onírico que es conocido
actualmente como waychil en tzotzil. El waychil es lo que ocurre durante la
inconsciencia y el sueño en oposición al šba-b’alamil, lo que tiene lugar
durante la vida consciente, en la vigilia. Manuel Gómez Takiwah, el principal
informante de Calixta Guiteras (1965: 220 – 221), afirmaba que “en sba-
balamil sabemos lo que hacemos”, pero “en waychil no sabemos, y estamos
expuestos al peligro de las fuerzas externas y de las almas animales”. El
Vocabulario de Copanaguastla recopilado hacia 1571 por Fray Domingo de
Ara distingue uaychil, el "sueño que soñamos durmiendo" (Ruz, 1985: 229 –
230: Ara, 1986: 403), y es este estado onírico donde se presentan las
visiones e imágenes relacionadas con la nigromancia y la brujería.
Es posible que los k’uhul ajaw se ayudaran de diversas técnicas que los
situaran en un estado de waychil para así atravesar los umbrales del otro
mundo y establecer comunicación con sus propias entidades anímicas o
expelerlas. Mathew Looper (2009: 140) ha destacado que la prominencia de
temas de intoxicación en la iconografía de los wahyis sugiere que estas
técnicas debieron ser significativas para lograr la comunicación con estos
espíritus. En este sentido el cronista colonial Francisco Vázquez informa
sobre la importancia de distintos brebajes:
74
Barbara Kerr (2007), Justin Kerr y Brian Stross (Stross y Kerr, 1990; Stross,
2007) han señalado esta planta como un inductor de visiones entre los mayas
y otros grupos. La siguiente mención sobre los ch’orti’s quizá haga referencia
a esta planta sagrada:
Figura 2.21. Monumento del montículo III de Monte Albán (tomado de Urcid
2001:390, Dibujo por Marcus Winter).
CAPÍTULO 3
FORMAS DE ACCIÓN
Existen dos espacios a través de los cuales los brujos actuales pueden
atacar a sus víctimas; el mundo terrenal y el mundo sobrenatural. William
Holland reportó para Larraínzar que la persona que tuviera los
“conocimientos suficientes para convertirse en animal o en cualquier otro
fenómeno natural para perjudicar a sus enemigos”, los podía atacar, “tanto en
sus experiencias concientes como en sus sueños, tanto a sus personas como
a sus compañeros animales en las montañas sagradas” (Holland, 1961: 171 -
172). Calixta Guiteras (1965: 119) de igual forma, da a conocer que entre los
tzotziles de Chenalhó, los ataques se pueden suceder, ya sea en šba-b’alamil
"mientras cuerpo y mente están activos", o al dormir, durante lo sueños.
Estos son los dos espacios a través de los cuáles los brujos pueden
atacar a sus víctimas. La primera forma de ataque es llevada a cabo por el
"animal-cobertura" o “nāwal terrenal”; esta "transformación", o mejor dicho,
manifestación del brujo la realiza exteriorizando una de sus entidades
anímicas e introduciéndola en otro organismo que a partir de ese momento
puede controlar para dañar a las personas de forma tangible.
La segunda forma de ataque será explicada en este capítulo; sucede
cuando los brujos utilizan a sus wahyis como espíritus de servicio o "malos
aires" para atacar en el mundo terrenal a sus enemigos, pero esa acción
tiene una representación metafórica en el otro mundo, donde los wahyis
comen las entidades anímicas de sus víctimas. Para explicar la interacción de
estos dos mundos se propone un ejemplo sobre los tojolab’ales:
80
Charles Wisdom (1940: 317-19) identificó tres tipos de aire entre este
grupo: un aire natural que ingresa al cuerpo del hombre en forma accidental.
Una segunda clase es el hijillo, que es bastante temido porque provoca
enfermedad y es adquirido por el contacto con objetos y personas ritualmente
impuros. La tercera clase, la más temida de todas, es un tipo de aire
mandado a la víctima por un acto de "magia negra". Adams y Rubel (1967:
340) reconocen que los aires son enviados por seres humanos que fungen
como vectores de la enfermedad. Entre los tojolabales, los "malos aires" se
cuentan entre los principales aliados de los brujos. Los logran introducir "por
los orificios naturales de sus enemigos expeliéndolos por los propios" (Ruz,
1983: 182).42 Estos tipos de aire "mandados" son identificados en este
estudio como espíritus wahyis.
41
En Panajachel y San Juan Chamelco, Guatemala, el aire o viento trae enfermedades tales
como resfriados, fiebres, tos, viruela y sarampión (Adams y Rubel, 1967: 340), éstas dos
últimas enfermedades son castigos enviados por Dios acarreadas por un espíritu nāwal
conocido como characoteles y entran al cuerpo de las personas fuertes por medio del aire
que respiran y la comida (Adams y Rubel, 1967: 340). Entre los nahuas, los ehecame o
"aires" son "identificados con espíritus o emanaciones de seres tanto extrahumanos como
humanos, representan un constante peligro para quien se tope con ellos" (Lupo, 1999: 241).
42
Entre los tojolab’ales la enfermedad provocada por estos aires es concebida como un mal
menor, de duración limitada y que raramente provoca invalidez o incapacidad (Ruz, 1983:
168 – 169).
82
43
Paralelamente, entre los otomíes se conserva la noción de “alma” como soplo (Galinier,
1999: 263).
83
hechicero "sopla para enviar con sus labios el pos lom a su víctima" (Holland,
1963: 137 – 139).
Entre los ch’oles la palabra para brujo es xwujt "soplador" (Imberton,
2002: 97), la cual deriva deriva de la raíz wujt que significa ‘soplo’ y ‘brujería’
(Velásquez, 2009a: 624 – 625). Por su parte, la palabra pukuj, con la cual son
identificados en este estudio muchos de los espíritus del sueño actuales,
revela en su etimología esta práctica mágica de soplar para enfermar:
Pedro Pitarch (2000: 18) señala que este tipo de enfermedades son enviadas
a introducirse en el cuerpo en forma de palabras, lo cual concuerda con la
última interpretación de David Stuart sobre los wahyis como personificaciones
de conjuros y encantamientos (Stuart, 2005: 161). En Cancuc, las
enfermedades enviadas en forma de palabras son introducidas en "emisarios
animales" que después pasan la enfermedad a sus víctimas. Cuando las
enfermedades no tienen un destinatario específico, entonces los brujos
pueden pronunciarlas sin "envoltorio" para que divaguen libremente por el
espacio, a merced de los vientos. Finalmente estas enfermedades entrarán al
84
44
Pasa algo muy parecido entre los huaves de Oaxaca. En San Mateo del Mar existe un tipo
de enfermedades provocadas por la brujería conocidas como narangïč mal. La ofensiva del
brujo se realiza introduciendo en el cuerpo de la víctima un mal que a menudo está
representado en un animal (generalmente un sapo o camarón). "El 'mal', cualquiera sea la
forma que asuma, es en efecto una verdadera "extensión" del brujo." Cuando dos brujos se
enfrentan, el combate no debe ser considerado "como una lucha entre dos personas, sino
entre su extensiones'" (Signorini y Tranfo, 1979: 245).
45
Estos últimos ejemplos no mayas son mencionados para ilustrar como los aires pueden
ser representados plásticamente con una forma propia, pero no se equiparan con los wahyis.
85
85
86
46
William Holland ( 1963: 261 290) en su trabajo Medicina maya en los Altos de Chiapas
presentó una gran cantidad de enfermedades causadas, en su mayoría, ya sea por los malos
aires ó por los malos sueños. En este trabajo se entienden estos agentes de enfermedad
como dos expresiones de un mismo fenómeno, una en el mundo telúrico y la otra en el
mundo sobrenatural.
47
Peter Rivière explica esta forma de dividir el mundo según los indígenas amazónicos;
dicha explicación concuerda con lo que sucede en el pensamiento maya:
el mundo está constituido de dos partes, una visible y la otra invisible, la última es visible
a personas con habilidades especiales y puede en efecto revelársele a cualquier
persona en cualquier momento. Es erróneo ver esta dualidad como dos mundos
separados, ya que lo visible y lo invisible son en realidad dos aspectos de un solo
mundo entremezclado y son contrapartes uno del otro. La realidad invisible
frecuentemente es tan o incluso más importante que lo que es revelado a los ojos. De
hecho, los eventos cotidianos, aparentemete aleatorios y caóticos, sólo pueden ser
entendidos en su totalidad en referencia a lo invisible (P. Riviére, 1987:473) [traducción
del autor].
El mismo autor advierte que utilizar el término "sobrenatural" para referirnos al "otro
mundo" no es muy adecuado, pues en ese caso se implica que el mundo "no visto" es
superior o externo a las operaciones de causa y efecto cuando, por el contrario, lo "no visto"
es la verdadera esencia de la cadena causal (P. Riviére, 1987:473 en Fink, 1987: 409). Se
comprende que los dos mundos son indivisibles y contrapartes de una misma realidad y es
muy acertado el punto de vista de Riviére, pero en éste trabajo se continuará usando el
término "sobrenatural" por el uso común del término y para no entrar en mayores
divergencias terminológicas.
87
48
Entre los nahuas, existen unos "espíritus malvados" llamados Mazacame (duendes), que
"viven en las cuevas en formas de murciélagos, de los que se dice que atacan a los seres
humanos más débiles (especialmente a los niños), chupándoles la sangre y provocándoles la
muerte." El ataque afecta la esfera corporal y tiene consecuerncias visibles como los
moretones en la piel de las víctimas, sin embargo el ataque es imperceptible a los sentidos
por lo que debe de ocurrir en la dimensión sobrenatural propia de los vientos e’eekatl (Lupo,
1999: 244; véase Signorini y Lupo 1989: 86 – 87).
88
49
Entre los tzotziles de San Juan Chamula, se cree que los brujos tienen un animal
compañero de destino adicional al común de las personas, el cual es identificado en este
trabajo como wahyis. Este espíritu animal adicional puede tomar forma de guajolote u otras
aves e insectos, pero también de ovejas y puercos, es decir, fauna introducida por los
españoles (Gossen, 1975: 453). Aquellos nuevos y extraños animales debieron parecer a los
89
De igual manera Esther Hermitte (1970a: 62 – 63, 106 – 107, 131 - 133)
pudo registrar sueños en los que distintos animales atacan al soñador. Los
pinoltecos interpretan estos sueños como un tipo brujería en la que los brujos
mandan a sus nahuales a atacar a sus víctimas. Entre los ch’oles pasa algo
parecido, Gracia Imberton (2002: 107) pudo registrar que los que enferman
tienen "sueños pesados", donde son perseguidos y molestados por animales
y espíritus malos enviados por los brujos.
En ch’orti’ se dice bahk' ut wayak' para referirse a las pesadillas, sueños
donde hacen presencia espíritus malignos, apariciones, aires o cuaquier cosa
que produzca espanto (Wisdom, 1950: 578). En este sentido, las imágenes
en las pesadillas son los propios wahyis en formas zoomorfas o
antropomorfas tal como se expresaban en la antiguedad en la cerámica maya
Clásica.
En época colonial también se guardó registro de este aspecto en
relación a los lab’. Domingo de Ara tradujo lab como "visión", y labatay como
ojos indígenas seres compuestos y grotescos por lo que pudieron ser fácilmente asimilados
como wahyis, animales híbridos que provocaban espanto.
50
Barbara Tedlock explica que entre los k'iche's e ixiles, los sueños auguran distintas cosas
según el estatus religioso del soñador. Si una persona comun sueña que es atacada por una
bestia como un buey o un toro, generalmente significará la muerte para el soñador, pero si el
que lo sueña es un ajk'ij, o "portador de los días", entonces el sueño significa que debe hacer
una visita al warbalja, santuario o altar de los ancenstros del patrilinaje (Tedlock, 1981: 321 –
323). Ya ha sido notado el parecido entre los warbalja k'ich'es y los antiguos wayib’ del
periodo Clásico (Stuart, 1998: 400).
90
"espantarse de visiones" (Ara, 1986: 315; Ruz, 1985: 230). Thomás de Coto
registró el vocablo lab como agüero: "Esto es como si sueñan que los hieren
o, yendo por el monte oyen algún pájaro, animal, etc, dicen… un mal sueño e
soñado /no se/ si es mi agüero, si por bentura moriré" (Coto, 1983: 19).
Desde principios del siglo XVIII, Antonio de Fuentes y Guzmán habla
acerca de los brujos con naguales que se hacían respetar y temer “por los
conceptos imaginarios y fantásticas representaciones del sueño” (Fuentes y
Guzmán, 1932: TI, 292 -295). Asimismo, derivado de los recorridos que
realizó Antonio Jesús de Margil en la provincia k'iche' de Mazatenango,
Guatemala, se nos dice:
51
Nuevamente, éstas temibles visiones en sueños no son un fenómeno extraño a
Mesoamérica, por ejemplo para Ixtepeji, Oaxaca, Michael Kearney describió un fenómeno de
notable parecido al que a este trabajo compete:
Uno de los temas más comunes de los sueños, tanto de hombres como de
mujeres, es el de los "animales feos" que persiguen a una persona y la
amenazan con atraparla y morderla. En otra variante de este sueño, animales
horrendos comen la carne del soñador que está paralizado e imposibiltado de
protegerse por sí mismo. De acuerdo con las creencias populares sobre el
significado de los sueños, los "animales feos" son de mal agüero, tanto para el
soñador como para su familia (Kearney, 1969: 442 – 443).
91
52
Otros autores ya habían anticipado estas interpretaciones (Braakhuis, 2005: 188; Zender,
2004a: 77). David Stuart mencionó que los seres asociados con el logograma WAY eran
figuras en sueños, relacionadas con pesadillas fantasmales, brujos y enfermedades
animadas del folklore maya (Stuart en Klein et. al. 2002: 411).
92
53
Rivière explica que el universo está plagado de seres invisibles que en muchos casos son
la contraparte de los objetos visibles, tanto animados como inanimados. Existe un gran
número de estos seres, que toman diversas formas. Cada sociedad tiene su propia manera
de clasificar a los seres del mundo invisible, pero en cada caso "la clasificación refleja la
naturaleza de la relación entre los seres invisibles y la sociedad humana" (Rivière, 1987: 473
– 474).
93
54
Se reproduce el tetxo original para evitar malinterpretaciones.
55
Roys (1965: xi) y Thompson (1972: 50) traducen el nombre de esta ave como Spider-
macaw-wind seizure, mientras que Bricker y Miram (2002: 95) han propuesto la traducción
como "Obsidian-snake and macaw-wind seizure" alegando que no existen elementos de
araña alguna en el dibujo. Cualquiera sea la traducción parece no afectar la interpretación
propuesta aquí.
56
Idea presentada en la ponencia: La pérdida del alma y las formaciones astrales en la
documentación maya-yucateca colonial. Registros velados de las ideas indígenas entre la
astrología europea, en el marco del 8vo Congreso Internacional de Mayistas, UNAM, IIFL,
CEM, agosto, 2010.
94
Estas evidencias sugieren que los wahyis del periodo Clásico eran
concebidos como algún tipo de viento o "malos aires" (Helmke y Nielsen,
2009 en prensa: 7 - 8) y que, como habían intuído diversos investigadores,
estaban directamente relacionados con las enfermedades. Esta nueva
interpretación abre las puertas para la identificación de wahyis en
95
"[…] salen a los ríos a pescar con anzuelo y atarraya, los cuales
primero sahuman con copal al señor del río, y encienden candelas a
su orilla, pareciéndoseles algunas veces el demonio en figura de
algún gran culebrón, u otro animal, a tragar aquel humo […]" (Sáenz
de Santa María, 1981: 495).
Figura 3.3. Detalle del vaso K1231. Notar al wahyis "chupando" los huesos.
Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo fotográfico de Kerr).
57
Braakhuis apunta que así como el término ti'b’al alude a un mordedor o devorador, en un
mito q’eqchi’, salen distintas criaturas de unas vasijas; éstas son nombradas aj tionel – aj
sachonel (mordedores – destructores), las cualen producen enfermedad. Además, en el
Ritual de los Bacabes se repite la expresión ajch’i’b’al (el que muerde o pica) para referirse a
los insectos causantes de enfermedad (Braakhuis, 2005: 183).
58
Los ojos son comida en las ofrendas del pueblo maya de San Antonio, Belice (Asensio,
2010: 271; Thompson, 1930: 36 y 156).
98
Estos espíritus maléficos son conocidos como xib’aj entre los ch’oles, y
su comida (carne humana) es llamada cheñek. Se dice que se reunen para
comer la carne de los muertos e incluso llevan ollas para cocinarla (Alejos,
1988: 73, 80). Es posible que lo que pasa actualmente entre los ch’oles sea
un eco de lo que pasaba en el periodo Clásico, pues al comparar las escenas
pintadas en la cerámica pueden observarse los animales wahyis
alimentándose de partes humanas. Esto puede obervarse en la vasija K1376
(fig. 3.4) donde un wahyis lleva un plato con ojos, manos y huesos, mientras
el otro parece servirse de una olla de la cual emerge el rostro de un hombre,
indicando quizá que el contenido de la misma era carne o entidades anímicas
humanas.
Figura 3.4. Vaso K1376. Wahyis devorando carne o entidades anímicas humanas.
Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo fotográfico de Kerr).
59
Erik Velásquez señaló conveniente reflexionar sobre la práctica de los brujos tojolab’ales
de ingerir continuamente el hígado de los difuntos para mantener y acrecentar su poder
(Ruz, 1982: 57 - 58). Según el autor, esta práctica podría estar relacionada con la entidad
hepática ihiyotl, que los brujos tienen necesidad de complementar por medio de la ingestion
de hígados y corazones (López Austin, 1989, I: 431; Velásquez, 2009: 627 - 628).
60
En Cancuc, a los lab’etik que fungen como sirvientes se los designa con la metáfora
corporal "pie-mano" (Figuerola s/f: 3).
100
Figura 3.5. "Vaso del sacrificio por decapitación". Dibujo de Barbara Van
Heusen (tomado del archivo de Kerr).
101
61
Debe notarse el parecido entre los wahyis esqueléticos y el actual dios de la muerte de los
ch’orti’s, Chamer. Esta divinidad es concebida como un esqueleto vestido con una sábana
blanca que porta un arma blanca parecida a una guadaña que consiste en un cabo de
madera con un cuchillo de hueso atado en un extremo. Es invisible para todas las personas
excepto para su víctima, a la cual ataca en sueños inducidos por su aliado, el dios del sueño,
Ah waynix (Wisdom, 1961: 449 – 450).
102
c
Figura 3.6. Wahyis jaguares con cabezas de humanos decapitados. (a) Plato
K5074; (b) Detalle del la vasija K8936. Fotografías de Justin Kerr (tomadas del
archivo fotográfico de Kerr); (c) Detalle del friso del Palacio de los Estucos en
Acanceh, Yucatán. Fotografía coloreada (Miller, 1991: lámina 5).
103
Figura 3.7. Wahyis esqueléticos con cabezas de humanos decapitados. (a) "Mural
de las Cuatro Eras" en Toniná. Dibujo de Linda Schele (tomado de la base de datos
de Schele en FAMSI); (b) K1256; (c) K1490; (d) K2802 Detalle de fotografías de
Justin Kerr (tomadas del archivo fotográfico de Kerr).
104
Figura 3.8. Detalle del vaso K1653. Wahyis jaguar atacando a su víctima.
Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo fotográfico de Kerr).
62
J. Eric Thompson ( 1941: 105) reportó para la aldea maya de Socotz, en Belice, que "soñar
con víboras anuncia una muerte en la familia, porque las víboras se parecen a las cuerdas
de la hamaca, y a las cuerdas con que se baja el ataúd a la tumba". Karl Taube (1994: 658 –
662) explica que en iconografía del periodo Clásico las cuerdas que cuelgan del techo de
una casa y que sirven para sostener a una mujer en trabajo de parto son habitualmente
sustituidas por serpientes.
107
Figura 3.9. Detalle del Mural de las Cuatro Eras con pigmentación original, según
dibujo de Frida Mateos (Belmontes, 1995: 62).
109
Figura 3.10. Segunda sección del Mural de las Cuatro Eras. Dibujo de Linda Schele
(tomado de la base de datos de Schele en FAMSI).
63
Aparece por ejemplo en las vasijas K2023 (fig. 0.1) y K3061.
110
collar, del cual está sostenida una vasija ahk’ab’ de la que sale una serpiente.
En su mano izquierda lleva la cabeza decapitada de un noble sostenida por
los cabellos. Además de estos personajes, en el triángulo superior aun se
logran distinguir los restos de una ave con las alas extendidas que llevaba
una serpiente enrollada al cuello, tal y como sucede con otros ejemplos de
wahyis ornitomorfos en las vasijas.64
La tercera sección del mural (fig. 3.11) muestra en su triángulo
superior a un jaguar con un nenúfar en la cabeza. Este es parecido a
numerosos jaguares wahyis en las vasijas, pero debido al estado de
conservación no es posible hacer mayores inferencias.65 Los triángulos
derecho e inferior de la composición están muy deteriorados, lográndose
distinguir apenas las piernas de un personaje erguido y uno recostado. El
triángulo izquierdo es el mejor conservado, permitiendo identificar un
personaje recostado, presumiblemente Ju’n Ajaw, al cual le es arrancado un
brazo por una ave mitológica que posiblemente se trate de la Deidad Ave
Principal (Belmontes, 1995: 111).
Figura 3.11. Tercera sección del Mural de las Cuatro Eras (Belmontes, 1995: 99).
64
Ver por ejemplo K1211 (fig 1.5 a), K1228 y K791 (fig. 2.5 a).
65
Ver por ejemplo K531 (fig. 2.11), K1653 (fig 3.8) y K5367 (fig. 3. 18).
111
reconocer a un ser con pico alargado que lleva una collera de ojos
desorbitados y en su cuerpo pueden reconocerse cuatro medallones de
ahk’ab’, símbolo de oscuridad. El triángulo inferior presenta un personaje
masculino en una posición atípica, como si estuviera haciendo acrobacias;
alrededor de su cuerpo lleva diversos tubos con humo que representan
cigarros (Belmontes, 1995: 123).
Figura 3.12. Cuarta sección del Mural de las Cuatro Eras (Belmontes, 1995: 119)
Figura 3.13. Trono triple frente al Mural de las Cuatro Eras (fotografía de Daniel
Moreno Zaragoza, 2010)
66
Se reconoce que son humanos y no deidades, pues la convención de éstas últimas en la
pintura maya es representarlas de costado y con celtas o espejos en la espalda y las
extremidades (comunicación personal Erik Velásquez, 2011).
113
b
Figura 3.14. Jaguares señores del inframundo sentados en tronos de plumas con
cráneos y huesos cruzados. a) Fragmento de vasija recuperada en Nakbé (López y
Fahsen, 1994: 59). b) K3038. Dibujo de Persis Clarkson (tomado del archivo de Kerr
en FAMSI).
Puede inferirse a través de estos datos que los antiguos señores de Po' al
sentarse en el trono triple de la acrópolis de Toniná se asumían como
señores del inframundo y, por tanto, tendrían a su disposición una serie de
entidades anímicas wahyis a las que utilizarían para atacar a sus enemigos
114
Figura 3.15. Vasija K3934. Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo fotográfico
de Kerr).
115
Erik Velásquez (2009a) notó que los seres de la corte de Xib'alb'a en el Popol
Vuh compartían atributos con los wahyis tales como sus características
precisas para causar enfermedades. Estos seres sirven de ayudantes a los
señores del inframundo, Jun Kame’ y Wuqub’ Kame’. Las entidades referidas
son:
67
Cabe destacar que el nombre de uno de los gobernantes de esta antigua urbe era
Yuhkno'm ? Wahyaw, "el sacudidor de los wahyis" (Rivera Acosta, 2011: 90; Erik Velásquez,
comunicación personal, 2011).
68
Es interesante notar que en Pinola se dice que el brujo causante de enfermedad,
ak'chamel, no puede actuar sólo. Necesita de "su compañía" pues "el mal se hace mejor
cuando tres brujos unen sus espíritus para hacerle daño a alguien" (Hermitte, 1970: 61).
116
69
La palabra demonio proviene del latín daemonium: geniecillo; y éste a su vez, del griego
daemon: genio, divinidad inferior, espíritu guardián o fuente de inspiración (Corominas y
Pascual, 2001: 441; Robbins, 1959: 131; Segura, 2003: 189).
117
70
Actualmente los xib’aj son conocidos bajo diversos nombres, entre los que figuran diablo,
demonio, espíritu malo, brujo, wäy y nāwal (Imberton, 2009: 336).
118
b
Figura 3.16. (a) K5084. K’ahk' Neh Tz’utz’, ‘Coatí de Cola de Fuego’; Chak Ch’a’j
Cham, ‘la Muerte de la Bilis Roja’; K’ahk’ Tahn Waax, ‘Zorro Iracundo’; (b) Detalle
de la vasija K3395. Kuy, ‘Lechuza’. Fotografías de Justin Kerr (tomadas del archivo
fotográfico de Kerr).
Es interesante notar que entre los ch’oles, el xwujt puede hacer pactos
con espíritus como el xib’ajlel, pero también puede asociarse con otros como
el b’ajlumjel, “espíritu de jaguar”, o el yik'lel, “espíritu del viento” (Whittaker y
Warkentin, 1965: 90 – 96). Parece ser que según el tipo de wahyis que tenga
una persona, ésta adquirirá distintos nombres. Esto pasa en los diccionario
yukatekos, donde quedaron registrados "una serie de nombres para
hechiceros según la forma que adopten, o enfermedad que causen o según
los animales de los que pueden disponer para ejercer el mal en forma de
magia negra" (Bastarrachea, 1970: 123). Así, encontramos al aj wáay cháak,
‘nigromántico que hacía llover por arte del demonio ‘; aj wáay xib’alb’a, ‘brujo
o encantador que habla con el demonio’; aj wáay ch'amak, ‘brujo que toma
figura de zorra’; aj wáay miistun, ‘brujo que toma figura de gato’; aj wáay
b’áalam, ‘brujo que toma figura de tigre’ (Barrera, 1980: 916).
Existen actualmente en el área maya algunos espíritus del sueño que
comparten características similares con sus antecesores wahyis del periodo
Clásico. Entre los choles existe un tipo de espíritu conocido como tentzun,
que concuerda con la descripción expuesta sobre los wahyis. El diccionario de
Aulie y Aulie lo define como diablo o fantasma. "Se dice que ese espíritu malo
es el compañero del brujo. Se convierte en chivo. No tiene ojos, pero tiene
cuatro patas. Se cree que es de un metro de altura, que apesta, que no se
puede matar y que produce enfermedades" (Aulie y Aulie, 1978: 88). La
identificación de este tipo de espíritu con un wahyis la conocemos por su
asociación con un brujo, su inmortalidad, la capacidad de provocar
enfermedad y por "no tener ojos", caraterística que encontramos en un wahyis
del periodo Clásico (fig. 3.17). Es posible que el antiguo wahyis, de nombre ?
Wut Chij (Grube y Nahm, 1994: ; Stuart, 2005: 163), representado como un
venado con los ojos desorbitados apenas sostenidos por sus nervios ópticos,
fuera asimilado como un chivo sin ojos tras la conquista, pero esta es
únicamente una especulación.71
71
Girard menciona que entre los chortis "chij es el nombre arcaico de venado, que ahora se
aplica como nombre genérico a toda bestia grande, mula, caballo, etc […]" (Girard, 1949, II:
582).
120
b
Figura 3.17. Wahyis ? Wut Chij, venado con ojos desorbitados. (a) Detalle de la
vasija K1743; (b) Detalle de la vasija K1300, Fotografías de Justin Kerr (tomadas del
archivo fotográfico de Kerr).
Figura 3.18. Detalle del vaso K5367 K’ahk’ Hix “jaguar de fuego” Fotografía de
Justin Kerr (tomada del archivo fotográfico de Kerr).
a b
Figura 3.19. (a) Detalle de la vasija K2041, Tz’utz’ ak’ach “Guajolote coatí"; (b)
Detalle de la vasija K927, "Guajolote con manchas". Fotografías de Justin Kerr
(tomadas del archivo fotográfico de Kerr).
Los seres wahyis parecen tener una larga historia entre los mayas
remontándose incluso hacia sus tiempos míticos. Las etnografías sobre los
ch’oles dan cuenta de los espírtus xib’aj, que continúan hasta el día de hoy
nutriéndose del espíritu vital de los hombres y son una amenaza constante en
su vida cotidiana (Manca, 1996: 8).
122
muchos años los animales murieron y no fueron vistos nunca más (Hofling,
1991: 185 - 192).72
Parece ser entonces que los wahyis fueron encerrados en cuevas
hace mucho tiempo. Helmke y Nielsen han notado una entidad llamada
señora Ix Maa Uayec, quien es invocada en encantamientos en el Ritual de
los Bacabes (Roys 1965a: 5, 28-29, 71-72, 86, 156; Arzápalo, 1987: 273,
327). Ella tiene la función explícita de ser la "portera de la entrada de la tierra"
(Arzápalo, 1987: 273) y por ende, impediría a los wahyis habitantes del
inframundo escapar e invadir el mundo humano (Helmke y Nielsen, 2009: 6).
Los autores presentan dos ejemplos de la plástica maya donde se
encuentran representadas estas concepciones. La primera es la Estela N de
Copán, Honduras, donde aparecen diminutas criaturas zoomorfas
identificadas como wahyis junto con imágenes de ancestros deificados
emergiendo de las fauces del inframundo (Taube, 1994: 661 – 662) (fig.
3.20).73 Los autores identifican este monumento como la representación de
un tiempo en el que el antiguo precursor de Ix Maa Uayec fracasó en
mantener el portal del inframundo cerrado (Helmke y Nielsen, 2009 en
prensa: 6); o bien, pudo ser abierto el portal de manera deliberada para
conjurar estos espíritus.
La otra representación se encuentra incisa en un cráneo de pecarí
hallado en la Tumba 1 del mismo sitio. La imagen muestra una escena
poblada de wahyis y dos señores conversando dentro de un portal
cuadrifoliado, identificado como una cueva o portal al otro mundo (Spero,
1986: 3; Looper, 1991: 3; Bassie-Sweet, 1991: 111; Schele y Mathews, 1998:
45). Los glifos de los señores los identifican como mako'm, ‘tapaderos’,
aquellos encargados de mantener el portal cerrado (Helmke y Nielsen, 2009
en prensa: 6) (fig. 3.21).
72
Otra historia donde una bestia es encerrada en cuevas la encontramos en el Popol Vuh,
cuando los gemelos divinos derrotan a Sipacna’. El derrotado es engañado para entrar a una
barranca o cueva donde es atrapado y convertido en piedra (Recinos, 1999: 44). En algunas
representaciones de Sipacna’ se le muestra como devorador de hombres (Martin, 2007: 8;
ver K7544). Existen wahyis convertidos en piedra que pueden ser revividos para hacerlos
espíritus serviciales a los hombres (Morales, 1984 en Manca, 1995: 225 -226) (ver pág. 72).
73
Para Schele y Mathews (1999: 155 – 158, 168) también aparecen wahyis conjurados en
las estelas H, A y D del mismo sitio.
124
Entre ellos están los Ch'ix Winik y el Niek, que viven libres en las
montañas, en los cerros, en los ríos y bajo la tierra, son los espíritus
del mal que molestan a los hombres, que les hacen perder la
orientación en la selva, y con los cuales algunos choles hacen pacto
para dañar a los demás (Manca, 1995: 233; Morales, 1984: 102,
105).
125
Estos wahyis libres son con los que los hombres pueden asociarse y
hacer pactos. Se dirá que son hombres que tienen Xib’aj, hombres que han
hecho a los wahyis parte de sus entidades anímicas (Manca, 1995: 234;
Morales, 1984: 103;).
Las cuevas como los lugares que habitan los wahyis, se encuentran
confirmadas en la iconografía de los vasos cerámicos. Antes se había
mencionado el espacio onírico en el que se desenvuelven los wahyis, sin
embargo, también existen escenas que nos revelan un poco más acerca de
su habitat. El vaso K1080 (fig. 3.22) muestra en la parte superior un signo
formado por un conjunto de gotas de kawak que representa la idea de piedra
o de estalagtita (Bassie-Sweet, 1991: 109 – 114; Miller [1991: 40] piensa que
el signo es kab’ y da la misma interpretación). Ese atributo denota que los
wahyis en la escena se encuentran en el interior de una cueva .
Figura 3.22. Vaso K1080. Notar la estalagtita formada por el signo kawak denotando
el interior de una cueva. Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo de Kerr).
74
Los b’áalamo'ob’ en Yucatán son seres protectores de los pueblos, las milpas y las
personas que van por el monte en la noche (Villa Rojas, 1995: 176 – 178; Brinton, 1883:
251). Entre los ch’orti’s, se mantiene la creencia de que "cuatro tigres sobrenaturales,
nahuales de la deidad luna-tierra, vigilan de noche la milpa y el pueblo" (Girard, 1949, I: 312).
127
Parece ser que este tipo de espíritus protectores también son wahyis y están identificados
con pueblos o montañas sagradas. A pesar de la amplia difusión de espíritus wahyis
dañinos, también existen los que tienen el encargo de proteger a los animales compañeros
de las personas del pueblo (Pozas, 1977: 208). Es el caso de los petometik y kuchometik,
que significa los “abrazadores” y “cargadores”. Estos espíritus animales pertenecen a las
últimas gradas de la montaña sagrada. "En su capacidad de cuidadores y protectores de los
demás, y en la medida que sirven las fuerzas del bien, son los dioses de sus respectivos
linajes” (Holland, 1961: 170 – 171).
75
Otra manera de enteder a los aalak'o'ob es que sean animales normales que son usados
como vehículo de las enfermedades wahyis. Entre los tzeltales, los lab pueden ser enviados
"en el interior de diminutos animales con forma de ranas, sapos, varios tipos de gusanos,
serpientes, burros o caballos, que trabajan como emisarios (pixan sk'opetik, <<envoltorio de
palabras>>)" (Pitarch, 2000: 18). Posteriormente, estos espíritus se introducen en el interior
del cuerpo de las víctimas a través de los codos, rodillas o cualquier otro pliegue (Pitarch,
2000: 18). La identificación de los aalak'ob' con los wahyis podría estar confirmada por
Figuerola, quien nos dice que los lab’ (que hemos equiparado con los wahyis) son yalak, o
compañeros (Figuerola, 2000). Roys había intuido sin comprobarlo, que los insectos
(aalak'ob') provenientes del Metnal, a través de los cuales los brujos producían enfermedad a
sus víctimas, eran referidos como "aves" en los encantamientos del Ritual de los Bacabes
(Roys, 1965: xii – xii). Finalmente, los aalak'ob' no solamente son pequeños animales e
insectos, sino también podían ser grandes bestias que funcionaban como "mascotas" de los
antiguos gobernantes mayas (Redfield y Villa Rojas, 1962: 335) (ver pág. 65).
128
1970a: 110; Hill, 1992: 103 – 105; Holland, 1963: 140 – 142; Núñez, 1988:
752 – 760; Sánchez Carrillo, 2007; Wisdom, 1961: 353, 379).
En Chan Kom, los aalak'o'ob' son seres que comparten características
con los wahyis del periodo Clásico ya que cuentan con características propias
y especialidades en cuanto a las enfermedades que producen, a diferencia
de los wáay (lingüísticamente más parecidos a los wahyis), que son animales
en que el brujo se transforma, mucho más ligado a la idea tradicional de
nagualismo (Redifield y Villa Rojas, 1962: 178 - 179). Aunque lo más
probable es que los dos fenómenos, el aalak' y el wáay, sean derivaciones de
un concepto único de wahyis en el periodo Clásico que divergió en distintas
formas.76
Además del ya mencionado Mural de la Cuatro Eras en Toniná, existe
otra estructura física que relaciona directamente a los wahyis con el
inframundo. Se trata del friso del Palacio de los Estucos de Acanceh, en
Yucatán, fechado alrededor del 600 al 700 d.C. (Miller, 1991: 20). Este friso
mostraba originalmente 21 personajes modelados en estuco, de los cuales, al
momento del descubrimiento sólo quedaban 14 completos y seis
parcialmente conservados (fig. 3.23). En él se representaron animales
híbridos que Virginia Miller (1991: 53) intuyó se relacionaban con los seres
asociados al logograma WAY. La razón para identificar estos animales como
wahyis es que varios de ellos han sido reconocidos glíficamente de tal modo
en la cerámica de varios estilos de la zona del Petén; entre ellos se encuentra
un sapo, un ave con un signo de sangre en las garras, un murciélago que
arroja fuego por la boca, una serpiente, un jaguar con una cabeza humana
decapitada, una rata y un mono araña. Entre los animales presentes en el
friso, pero ausentes en la cerámica, se encuentra una ardilla, un mono
aullador y un roedor no identificado (fig. 3.24).
Según la propia Miller, estos seres se encuentran en nichos o
cartuchos en forma de "T" invertida, lo cual simbolizaría la cueva o la
montaña (Miller, 1991: 30 – 31). La disposición rítmica en que se encuentran
no obedece a ningún orden jerárquico, ni la composición guarda secuencia
76
Según Erik Velásquez (comunicación personal, 2011), las propiedades de los wahyis del
Clásico se encuentran en Chan Kom separadas o fusionadas en dos seres distintos: los
aalak’ y los wáay.
129
Figura 3.23. Fachada norte del Palacio de los Estucos de Acanceh, Yucatán.
Dibujo de Ignacio Marquina (tomado de Miller, 1991: 14)
Figura 3.24. Detalle del friso del Palacio de los Estucos de Acanceh.
Fotografía coloreada (Miller, 1991: lámina 5).
131
1712, fue apresada una mujer combatiente que aseguraba ser rayo por
virtud de Dios (Köhler 1997: 145).
Según la etnografía, existen diversos tipos de rayos. En Pinola, el
rayo negro es "el más alto y poderoso; el rojo siempre se identifica con el
mal. El rayo blanco es designado consistentemente como víctima de los
otros dos” (Hermitte, 1970b:385). Hermitte añade que el rayo no es
simplemente un fenómeno atmosférico, pues, "según la creencia local, es un
niño joven y muy pequeño, vestido con ropas negras, rojas o blancas y que
lleva zapatos y sombrero” (Hermitte, 1970b: 385). En Cancuc se dice que el
rayo rojo (Tzajal Chawuk) es más fuerte que el rayo verde (Yaxal Chawuk)
(Figuerola, 2000: 19). Este mismo Yaxal Chawuk o Rayo Verde, entre los
tojolab’ales, tiene el cargo de atraer la lluvias “cuando llega su tiempo” (Ruz,
1982). También se tiene noticia del Tzantzewal o Chantzewal, el relámpago,
el hermano menor del Rayo, "quien se dedica a jugar en las nubes cuando
su mayor empieza a atraer las aguas" (Ruz, 1982).
Para el periodo Clásico se preserva un vaso en donde aparece el dios
de la lluvia, Chaahk, como wahyis (fig. 3.25). Las glosas glíficas lo nombran
Tat B’ak Chaahk, “Chaahk de Huesos Gruesos” (García Barrios, 2008: 386).
Parece ser que este personaje sobrenatural es un wahyis rayo, como los que
confieren poderes atmosféricos en las comunidades mayas modernas.
Precisamente, el hechicero poseedor de un wahyis de este tipo se conoce
en yukateko como aj wáay cháak, "nigromántico que hacía llover por arte del
demonio" (Barrera 1980: 916; García Barrios, 2008: 394).
Chaahk no es el único dios en haber sido reconocido textualmente
como wahyis, se conservan ejemplos de Ahkan y del llamado Dios A o Cham
(Grube, 2004a, ver por ejemplo K927 para Akan y K1152 para Cizin). Grube
explica las figuras del wahyis Ahkan, como pertenecientes a un conjunto de
entidades de jerarquía menor a la de los dioses, con un ámbito de acción
mucho más específico y limitado (Grube, 2004a: 74 – 75). Los wahyis Ahkan
no representarían la totalidad de la gran deidad Ahkan, sino sólo aspectos
limitados de ella, y en este caso, posibles de ser aprehendidos por el
hombre. En este sentido, el wahyis con características de Chaahk en el vaso
K8608 no sería el dios Chaahk en toda su complejidad, sino sólo un aspecto
133
limitado de éste, en otras palabras, Tata B’ak Chaahk no sería "el Rayo",
sino, "un rayo".
Figura 3.25. Vaso K8608. Tat B’ak Chaahk, “Chaahk de Huesos Gruesos"
como wahyis. Fotografía de Justin Kerr (tomada del archivo fotográfico de Kerr).
77
Esta misma hipótesis es compartida por Alejandro Sheseña (2010: 17).
134
a b
Figura 3.26. Posibles wahyis torbellinos. (a) Detalle de la vasija K1256, Hombre
joven en flamas; (b) Detalle de la vasija K2942, K’ahk’ Hix. Fotografías de Justin Kerr
(tomadas del archivo fotográfico de Kerr).
[…] todo lo que entre los indios significa curar con este nombre, pox,
se entiende también hechizar, y los nombres todos derivados de pox
aluden al nagual, que llaman Poxlon en algunas provincias, en otras
Patzlan, y en muchas Tzihuizin el cual es entre los indios muy
temido. Y por declaración y confesión de muchos reos reconciliados
nos ha constado que es el Demonio que como pelota o bola de
fuego anda por el aire en figura de estrella con cauda a modo de
cometa (Núñez, 1988: 752 – 760).
135
Figura 3.27. Detalle del vaso K791. K’ahk', “fuego". Fotografía de Justin Kerr
(tomada del archivo fotográfico de Kerr).
137
CAPÍTULO 4
CONCLUSIONES
poseerlos como parte de su persona era el k’uhul ajaw, cabeza del linaje y
símbolo de la comunidad.
Es así como algunos wahyis fueron representados en estilos
cerámicos diferentes producidos en lugares distintos y aún así fueron
mencionados reiteradamente como pertenecientes a las mismas entidades
políticas. Tal es el caso de Ha' Hix, "Jaguar de Agua", de Ceibal que fue
representado en vasos de los estilos códice e Ik'; otro fue el "Venado con
follaje en su boca", cuyo nombre glífico no ha sido aun descifrado y que las
inscripciones indican pertenecía al sitio de Caracol, Wuhx Witz. Éste wahyis
fue representado en los estilos de Uaxactún-El Zotz y Naranjo; Otro es K’ahk'
Neh Tz’utz’, el ‘Coatí de Cola de Fuego’, es mencionado como wahyis de
Tikal en los estilos cerámicos de Naranjo, códice y de Uaxactun-El Zotz; uno
más fue Sak B'aak Naah Chapaht, ‘Centípedo de la Casa del Hueso Blanco",
wahyis de Palenque que aparece mencionado en un panel de dicho sitio, así
como en la vasija K1256 procedente de un lugar desconocido en el Petén.
Estas evidencias indican que durante el periodo Clásico algunos
wahyis fueron identificados en regiones distintas en lo que formaba una
creencia compartida, inter-sitio, lo cual refuerza la teoría de que algunos
aspectos de estos espíritus hayan podido prevalecer hasta la actualidad. Sin
embargo, es necesario también notar las diferencias en las maneras en que
los wahyis eran representados. En las vasijas de los estilos Ik' los wahyis
tienden a ser más antropomorfos, lo cual puede hablar de una variación
estilística regional o acaso de una verdadera polisemia del término ya en
tiempos prehispánicos. A esto hay que añadirle características especiales de
algunos wahyis, en particular los serpentinos, que parecen haber servido
como canales de comunicación entre mundos o realidades distintas.78 De
igual manera, los wahyis meteorológicos tienen características particulares,
pues en general no son usados para producir enfermedad sino, por el
contrario, para proteger a la comunidad y favorecer las lluvias.
Así como pudieron existir variaciones regionales en la forma de
entender a los wahyis durante el periodo Clásico, en la actualidad es
indudable, al grado de que las palabras derivadas del morfema way son
78
Esta característica parece obedecer más a su naturaleza ofidia que al hecho de ser
wahyis.
140
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