Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
“5 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe
virtud; a la virtud, conocimiento; 6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio,
paciencia; a la paciencia, piedad; 7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal,
amor.” 2 Pedro 1:5-7
Hay quienes hacen confesión de fe, calman su consciencia y ahí lo dejan. Son salvos,
pero tú tienes que trabajar en tu salvación. El hombre que fue crucificado al lado de
Cristo y que le entregó su vida, no fue bautizado, no pasó por ningún proceso, pero es
que él no iba a bajar de aquella cruz, iba ya a morir; pero si tú no estás crucificado al
lado de Cristo, más vale que madures en tu fe. La confesión de fe no es todo lo que tú
tienes que hacer. Hace falta un crecimiento espiritual. Y eso es lo que Pedro
exhorta.
El apóstol Pedro dice que añadas a tu fe ciertos elementos que enlista y que tú tienes
que procurar con diligencia añadir a tu fe. Esta fe de la que Pedro habla es la fe
salvadora, la creencia, la aceptación en tu vida de la salvación por la gracia de
Dios. Es la fe que recibes cuando eres expuesto a la Palabra, y ahora recibes la
salvación, el conocimiento de la justificación por Cristo en tu vida.
La palabra que utiliza el apóstol Pedro para fe en el texto original, lo que significa es
una firme persuasión o convicción basada en lo que has oído. Es esa fe que se pone
en tu vida cuando escuchaste acerca de la obra redentora de Cristo y entra en tu vida
esa firme convicción de esa obra redentora, y esa es la fe que te salvó, la que llegó a
tu vida por la gracia de Dios, por el oír de lo que Cristo hizo, por lo que Él ha hablado a
tu corazón. Esta misma fe la vemos en varios pasajes. Es sin esta fe que es
imposible agradar a Dios.
“6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca
a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6
Esta fe es el conocimiento de que Dios existe; es esa convicción, esa persuasión que
hay en tu vida de que Dios es real. En Gálatas 2, vemos que esa fe, esa convicción
no es tan solo hacia Dios, sino también hacia Jesús.
“3 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común
salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis
ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.” Judas 1:3
Lo que nos sostiene, lo que es la sustancia de nuestra comunión, lo que nos sostiene
en la comunión de los santos es la convicción de la fe producida por la obra redentora
de Cristo que trajo salvación a nuestras vidas. No lo podemos explicar con nuestra
mente, con palabras sabias, sino que es una experiencia personal que recibiste en tu
corazón cuando fuiste expuesto a la obra del Señor. Es esa persuasión en Dios, en la
fe de Jesucristo, en el conocimiento de la verdad de la obra redentora. Es a eso que
tienes que añadirle todas las virtudes de las que habla Pedro.