Está en la página 1de 24

RESEÑAS venil de la Inglaterra de posguerra.

Con es-
te objetivo va a estudiar, y en esto es verda-
HEBDIGE D. 2004. deramente un precursor, las formas
Subcultura, el significado del culturales “punk”, “skinhead”, “mods” y de
estilo otros grupos juveniles que construyeron un
Barcelona, Editorial Paidós, 259 pág. estilo propio y “desafiante” a las formas le-
gítimas. Rastrea, con meticulosa dedica-
José Garriga Zucal ción, la génesis de cada uno de estos
movimientos para encontrar sus relaciones,
Doctorando de la Facultad de Filosofía y Le- sus similitudes y diferencias. Estos movi-
tras, Universidad de Buenos Aires/ Becario mientos, tal como los llama el autor, con-
Doctoral del Consejo Nacional de Investi- formaron subculturas porque hicieron
gaciones Científicas y Técnicas. coherentes formas estilísticas, expresando la
tensión entre los poderosos y los subordi-
¿Cómo dar cuenta de la relación entre la nados. Para él, la tensión expresa la resis-
cultura negra y la cultura blanca en la In- tencia a la ideología dominante. En esta
glaterra de posguerra? ¿Pueden tener signi- “resistencia” podemos encontrar una de las
ficado las acciones de grupos de jóvenes que pistas para entender la relación entre la cul-
todos tildan de alocadas y sinsentido? Heb- tura y la subcultura. El desafío a los valores
dige se propone responder estos interrogan- hegemónicos, expresado en las formas prohi-
tes, en Subcultura, el significado del estilo, bidas de expresar valores prohibidos, es lo
estudiando los movimientos juveniles de la que caracteriza a las subculturas.
década de 1960 y de 1970. Publicado en su
país hace veinticinco años (1979) y recien- En la primera sección del libro sitúa a los en-
temente en español (2004, Editorial Paidós), redos del poder en la constitución de un
este libro posee tres puntos sobresalientes. discurso hegemónico en torno a los valores
Primero, despliega una minuciosa investi- culturales y, además, describe el lugar que
gación de los orígenes y raíces de cada uno ocupan los movimientos subculturales en es-
de los grupos que estudia. Segundo, desa- te juego de poderes. También en este capí-
rrolla un elaborado mapa de los vínculos en- tulo, utilizando a Barthes como coartada,
tre expresiones culturales que parecen no indicará que todos los signos deben y pue-
tener ninguna relación entre sí. Por último, den leerse, manifestando que las prácticas ju-
y no por ello menos importante, ya que es el veniles abundan de sentidos que no pueden
gesto más valiente y osado del investigador, ser objetados de investigación e interpre-
realiza un esfuerzo en buscar los sentidos y tación sólo por contrariar a las representa-
los significados de prácticas y representa- ciones socialmente aprobadas.
ciones que para entonces eran la cabal mues-
tra de la “irracionalidad”. Las afirmaciones Entonces, las subculturas son las objeciones
contenidas en este ensayo seguramente re- al discurso hegemónico, el “ruido” que de-
sultaron provocadoras y osadas en los tiem- safía la dominación. En la lucha por la sig-
pos de su primera publicación, algunas ahora nificación, en la disputa por la validación de
pueden parecernos verdades acreditadas, aun- los sentidos, en el tire y afloje del gesto
que muchas otras siguen generando debates que señala lo aceptado y lo rechazado está la
en el mundillo académico. subcultura y su relación con la hegemonía.
El estilo es la expresión ordenada, cohe-
Hebdige desarrolla los conceptos de sub- rente y organizada de los valores que están
cultura y estilo en el intento por compren- enfrentados a lo hegemónico. En el estilo se
der la relación entre la cultura negra dirime la lucha por la significación. Heb-
inmigrante y la cultura obrera blanca y ju- dige, advierte que por intermedio del esti-

193
lo estos jóvenes expresan una forma de “re- que entonces no concebían posible esa rela-
sistencia al orden”, exteriorizando objecio- ción, como los legendarios investigadores
nes al orden impuesto. El análisis de la escuela de Chicago. Los objetos signi-
concienzudo y paciente que realiza el autor ficados como representativos para cada sub-
de los modismos inaceptables de “los re- cultura son reflejos de los valores grupales y
beldes” no puede dejar de mencionar que las de la experiencia que estos tienen en su re-
expresiones más contestatarias pueden ser re- lación con otros grupos sociales. El análisis
cuperadas por los valores hegemónicos y marxista de los Estudios Culturales, que se
dotadas de significados opuestos a los ori- aproxima a las concepciones de clase a través
ginales. de sus dimensiones culturales, tiene aquí un
punto verdaderamente destacado al explicar
En la segunda parte del libro, conformada las relaciones entre las expresiones cultura-
por tres capítulos, examina las prácticas, les y la experiencia de clase trabajadora. De-
consumos y gustos de los movimientos ju- ja como asunto pendiente, ya que no está en
veniles. Con este objetivo realiza una mi- su agenda, explicar porque existen dos ma-
nuciosa investigación de los orígenes y de la nifestaciones subculturales distintas en un
historia de cada uno de los grupos. Es así que mismo período en un sector en donde todos
uno va visualizando prácticas y representa- tienen la misma experiencia de clase.
ciones de los jóvenes de las clases obreras y
la conformación de distintas subculturas Ahora bien, esta genealogía de los movi-
como: “reggae”, “skinheads”, “punk”, “mods”, mientos excelentemente construida carece
“teddy boy” y “glam rock”. Bucear en la gé- de un acabado estudio del final de ese reco-
nesis de cada uno de estos movimientos rrido identitario. La conformación del esti-
permite visualizar el mapa que muestra las lo está magníficamente relatada pero poco se
relaciones entre ellos: los préstamos, los ro- sabe del resultado, de la amalgama final pro-
bos, las disputas y las enemistades. ducida en ese ejercicio de los movimientos
subculturales de ir tomando y rechazando
En este desarrollo, expresa de forma cabal, diferentes expresiones culturales. No sólo
los vínculos y conexiones; ejemplificando, desconoce el punto de vista de los nativos si-
en las influencias que tuvo sobre el movi- no que se aproxima a estos grupos a través de
miento punk la subcultura “reggae”. Estas in- la mirada de los medios de comunicación, to-
fluencias le valen para expresar una de las mando como fuente los periódicos y notas en
tesis de su trabajo que es el lugar de la cul- revistas que como sabemos (y Hebdige lo
tura de inmigración negra en la cultura ju- menciona) son a su vez visiones sesgadas por
venil blanca y obrera. Algunas características el discurso hegemónico. La metodología de
del habla, del peinado, de la posición fren- la investigación del autor, característica de los
te a los valores dominantes y algunas simi- Estudios Culturales, deja al descubierto sus
litudes en lo musical que comparten ambos limitaciones en este punto.
grupos, muestran las conexiones existen-
tes. El logro más acabado de este segmen- La interpretación de los datos expuestos en
to es mostrar las relaciones entre subculturas el apartado anterior pasa por dos ejes: pri-
que parecían de antemano estar muy dis- mero, explicar la relación entre estos estilos
tanciados. y la pertenencia de clase; y, segundo, descri-
bir y analizar la forma en que estos estilos
En el análisis de estos diferentes movi- constituyen subculturas.
mientos vincula de forma directa clase y
subcultura, expresando que en el estilo de los El estilo es concebido como la forma cultural
jóvenes se exhibe la pertenecía a la clase tra- en que se expresa la experiencia de clase (p.
bajadora. Abre también un debate con autores 105). Hebdige manifiesta que la clase per-

194
siste como categoría significativa en la cul- mo el uso del cabello de una forma poco ap-
tura juvenil, afirmando que no existe una ta para el trabajo o el uso de ropa que ex-
cultura juvenil que atraviese todas las cla- presaba su experiencia obrera, eran los signos
ses, sino que cada clase tiene su propia ex- que marcaban las diferencias y que se cons-
presión en los jóvenes. El estilo de los punk, tituían en diacríticos identitarios.
por ejemplo, expresa la pertenencia a la cla-
se obrera de formas muy distintas a las ex- Los significados que articulaban esta iden-
presadas por la cultura trabajadora adulta. tidad lo hacían en oposición a los valores do-
Es así que arremete contra aquellos que en minantes. La subcultura se manifiesta como
estas diferencias observan la imposibilidad sistema de comunicación, como forma de ex-
de los punk de expresar su pertenencia de presión y representación, y lo que mani-
clase y observa que esta pertenencia esté fiestan las subculturas investigadas es la
marcada a fuego. Cada estilo forjado en la es- resistencia al orden simbólico. El estilo de
pecificidad histórica y producto de las re- los punk tenía un significado detrás de ca-
laciones coyunturales con otros estilos refería da gusto y consumo, significados que ex-
a la clase de forma distinta. Así explica, presaban la resistencia a la ideología
por ejemplo, las diferencias entre un “teddy dominante. La subcultura, es para Hebdi-
boy” y un “punk”, dos formas subculturales ge, el gesto de resistencia de los jóvenes de
muy distintas, que en distintos períodos las clases trabajadores al orden impuesto. En
históricos expresaron la pertenecía de clase esta definición, la subcultura se distingue de
de los jóvenes británicos. la contracultura, ya que esta última es un ex-
ponente de oposición política e ideológica
El estilo conforma a la subcultura, otor- constituido por la clase media.
gándole su identidad, su particularidad dis-
tintiva. En los estilos de los jóvenes La subcultura expresada en el estilo es, pa-
británicos se encontraba articulado el desafío ra Hebdige, el derecho que tiene los miem-
a la concepción que tenían sobre la clase tra- bros de la clase trabajadora de hacer, de
bajadora tanto la clase dominante como sus identificarse. Es a través del estilo que se
padres; o sea, que en el mismo ejercicio “re- edifica el desafío, el “rechazo”, ya que en el
sistía” a dos representaciones dominantes. estilo se dirime el conflicto entre los valo-
Esta resistencia se convertía en una identi- res legítimos y los ilegítimos. A pesar de su
dad que edificaba los ladrillos del estilo, la- deliberado esfuerzo por no caer en posicio-
drillos que serían destruidos por los mismos nes románticas que admiren las caracterís-
jóvenes cuando comprendieron que esta- ticas culturales de estos jóvenes, observando
ban agotadas las posibilidades contestatarias en ellas posiciones contrahegemónicas y
de esas manifestaciones estilísticas. hasta revolucionarias, afirma que los signos
subculturales de la cultura blanca obrera
Así surgían, según Hebdige, los nuevos es- marcan el “rechazo” a las posiciones esta-
tilos. Cuando la maquinaria que desacti- blecidas y que estas tienen un valor “sub-
vaba e integraba las formas subculturales a versivo” (p. 16). Cabe preguntarse, entonces,
la cultura tenían tanto éxito como para im- si los sentidos descifrados en los gustos y
pedir que los jóvenes de clase trabajadora se consumos analizados, entendidos como ex-
sientan representados por esas formas, eran presiones de “desafío” y de “rechazo”, no ex-
abandonadas y construidas nuevas subcul- presaban más la postura del investigador
turas. Estas nuevas formas ordenaban de que la de los sujetos investigados. Igual-
nuevo el imaginario juvenil, según la espe- mente, hacer hincapié en los significados
cificidad de la coyuntura del momento, y subyacentes en acciones socialmente ina-
podía expresar significados que generaban ceptadas es la contribución mayor de este li-
identidad. Estas elecciones significativas, co- bro y una buena excusa para leerlo.

195
KESSLER , G. 2004 Sociología del Delito Amateur el carácter de
(con la colaboración de Mariana Luzzi). una obra de referencia sobre las problemáti-
Sociología del Delito Amateur cas en torno del delito en general y el delito
Buenos Aires, Paidós, 295 páginas juvenil en particular.

Gabriel D. Noel El libro se abre con un sucinto panorama es-


tadístico de la evolución del delito en 1990
Doctorando del Doctorado en Ciencias So- (panorama que, como bien aclara el autor, no
ciales de IDES/UNGS puede ser más que tentativo, tenidas en cuen-
ta las limitaciones conocidas de los datos re-
Sociología del Delito Amateur se plantea como feridos a estos fenómenos), luego de lo cual
objetivo reconstruir, a partir de una serie de entra de lleno en la problemática del “delito
entrevistas, la subjetividad de jóvenes que amateur”, delito que –la diferencia de lo pos-
han cometido delitos violentos contra la tulado habitualmente tanto por la crimino-
propiedad. A su vez, se busca que esta re- logía como por el sentido común– no se
construcción funcione como vía de acceso a construye en oposición al mundo del trabajo,
un proceso más amplio: la conformación de sino en una simbiosis compleja con éste. En
un segmento social surgido en el marco de fuerte contraste con la imagen muchas veces
una crisis de diversas instituciones, y en arraigada de un delincuente “profesional” pa-
particular de la precarización del mundo ra quién el delito constituiría su “traba-
del trabajo y el consiguiente aumento de la jo”–imagen que, como bien sugiere el autor,
inestabilidad laboral. Sociología del Delito probablemente tenga mucho de idealización–,
Amateur se sitúa así en la intersección de dos los jóvenes entrevistados por Kessler dan
problemáticas de larga tradición en el pro- cuenta de un mundo donde las “opciones”
yecto sociológico –la preocupación por la por el trabajo o por el delito se alternan, ac-
transgresión, por un lado, la denominada tivándose o desactivándose en relación con cir-
“cuestión social”, por el otro– postulando cunstancias, necesidades, y posibilidades
que aquélla no puede comprenderse más concretas de actores concretos en un escena-
que en relación con el contexto más amplio rio atravesado por la inestabilidad y la pre-
de las trayectorias recorridas por los actores cariedad laborales. Como bien señala Kessler
en estos escenarios emergentes signados por no deja de ser sugestivo el isomorfismo entre
la precariedad. Habiendo establecido esta “mundo del delito” y “mundo del trabajo”: la
doble perspectiva, la obra se organizará en crisis de la “carrera delictiva”, profesional y
torno de ella: por un lado, una primera par- estable se muestra correlativa de la crisis de
te específicamente enfocada en las prácticas las carreras profesionales en general y de un
delictivas –los primeros actos, la toma de de- escenario laboral que ya no posee muchos de
cisiones, la relación entre delito y trabajo, los atributos tradicionalmente asociados al
el uso de los recursos que de esas prácticas trabajo (en especial aquellos relacionados con
resultan–, por otro una segunda que tendrá la construcción identitaria, tanto individual
por objeto los contextos más amplios de como colectiva).
emergencia de las acciones previamente des-
criptas (el hogar, la escuela, el barrio). Al Como consecuencia de esta inestabilidad y
mismo tiempo, cada uno de los capítulos del esta precariedad –fuertemente caracterís-
libro se encuentra encabezado por una discu- ticas de las modalidades locales del desem-
sión sumaria de la bibliografía relevante –ha- pleo– se produciría una contracción del
bitualmente no traducida ni demasiado horizonte temporal de evaluación de las
difundida en la academia local– lo cual, su- prácticas por parte de los actores, desdibu-
mado a un anexo que resume las principales jándose el mediano y el largo plazo y ad-
teorías de la sociología del delito, adiciona a quiriendo relevancia desmesurada el

196
contexto inmediato. La contracción del ho- tiene que ver con la percepción que estos jó-
rizonte temporal y, consecuentemente, la venes entrevistados por Kessler tienen de la
pérdida de sentido de una racionalidad es- ley y la legalidad. Partiendo de una per-
tratégica de mediano y largo plazo, se ex- plejidad ante la ausencia de lo que Matza de-
presan en un cambio en las lógicas de los nominara “mecanismos de neutralización”
actores: la “lógica del trabajador” – lógica (ie. racionalizaciones de los actores que bus-
según la cual la legitimidad de un recurso can justificar una transgresión a un princi-
se establece con referencia a su origen, legal pio que se reconoce, en principio, como
o no– estaría dando paso, como consecuen- válido in abstracto), Kessler constata que la
cia de los desplazamientos en relación con percepción de la ley se reduce a su valor
la centralidad del trabajo asalariado, a una instrumental, estrictamente práctico: si
“lógica del proveedor”– en relación con la bien los jóvenes entrevistados saben sin du-
cual la legitimidad de un recurso es inde- da que algunas acciones son ilegales, y que
pendiente de su origen, estando ligada más pueden ser aprehendidos por llevarlas a ca-
bien a la satisfacción de necesidades. A ni- bo, sobresale por su debilidad –o incluso por
vel de las prácticas concretas, este cambio su ausencia– el aspecto específicamente nor-
tiene como correlativo el reemplazo de una mativo de la ley, su eficacia simbólica en
lógica a mediano o largo plazo por una ra- cuanto norma relevante para la propia con-
cionalidad “corta” y fragmentada que Kess- ducta. Asimismo, también se destaca la di-
ler denomina “lógica del ventajeo” y que ficultad para percibir la ley en cuanto
consiste fundamentalmente en obtener lo derecho, esto es, como facultad legítima de
deseado de un tercero por cualquier medio un tercero para intervenir sobre conflictos
disponible a la luz del contexto inmediato. que se perciben como privados. Según su-
giere a título hipotético el autor, esta difi-
Si bien según la lógica del proveedor se cultad estaría ligada a la percepción de una
desdibuja la distinción entre un “trabajo” le- permanente transgresión de las leyes, tan-
gal y un “delito” ilegal –lo cual no deja de to por parte de agentes de las instituciones
tener sentido cuando uno considera que, del estado –en consonancia con lo postula-
una vez desprovisto de sus atributos tradi- do por Míguez e Isla (Isla y Míguez 2003)–
cionales, el trabajo mismo se reviste de un como por parte de empleadores y “patrones”.
sentido meramente instrumental– cabe des-
tacar, no obstante, que el desdibujamiento Habiendo construido el objeto que da nom-
de los límites no implica su borrado, esto es, bre al libro –el “delito amateur”, en relación
la ausencia total de distinción entre “deli- con el contexto local de precariedad e ines-
to” (amateur) y “trabajo” (precario). Kess- tabilidad laboral y las consecuencias que
ler señala como evidencia de esta afirmación, éste tiene en la constitución de las subjeti-
lo que denomina la “lógica de las dos pla- vidades de los jóvenes entrevistados– Kess-
tas”: una diferencia en las lógicas de circu- ler pasa a analizar el papel de las relaciones
lación entre un dinero “difícil” –proveniente de estos jóvenes con sus grupos de pares. Se
del trabajo y, correlativamente, del esfuer- destaca aquí fuertemente el contraste con las
zo– que se gasta con cierta planificación y pandillas –“gangs”– habitualmente des-
deliberación en necesidades “aceptables”, criptas por la sociología anglosajona, así
y un dinero “fácil” –proveniente de la acti- como la heterogeneidad en las formas de
vidad delictiva– que se gasta en “ocio” (sa- relación entre la sociabilidad grupal y el
lidas, cerveza, droga). delito. En el marco de esta heterogeneidad,
el autor establece una distinción inicial en-
Sin duda uno de los puntos más interesan- tre “proveedores” y “barderos”, donde los
tes y sugerentes de la argumentación de primeros se caracterizan por sus decisiones
Sociología del Delito Amateur es el que individuales de cometer un delito para pro-

197
veerse de recursos –en el marco de esa “ló- confundido. A esto puede agregarse, final-
gica de la provisión” mencionada en párra- mente, que esta noción de un “código” que
fos precedentes– mientras que para los no se transgrede es expresión –como lo han
segundos el delito forma parte de una di- repetido una y otra vez tanto Malinowski co-
námica grupal de transgresión más amplia mo Bourdieu– de un universo de las reglas
y generalizada, que abarca actividades que que no es ni puede ser coincidente con el
no son específicamente delictivas sino más mundo de las prácticas.
bien de transgresión a las normas de civili-
dad y convivencia. Si bien en el primer ca- Kessler analiza este pasaje del “amateuris-
so –el de los proveedores– la actividad es mo” a la “profesionalidad”, en los casos
predominantemente individual, por lo que donde efectivamente ocurre, a la luz de
los grupos no exigen ni adquieren estabili- cambios en la racionalidad de las acciones,
dad, en el segundo –los barderos– suele su- en particular el paso de la racionalidad de
ceder que los grupos preexistan a la corto plazo y la “lógica del ventajeo” ya
actividad del “bardo”, aún cuando estén le- mencionadas a una racionalidad estratégica
jos de constituir “gangs” o, en el extremo, de plazo más largo, basada en un análisis de
ni siquiera se perciban como grupo. Asi- la relación costo/beneficio. Significativa-
mismo, cuando existen, están lejos de ser ho- mente, esta racionalidad estratégica se apli-
mogéneos en lo que hace a la participación ca exclusivamente a las acciones al interior
en actividades delictivas, si bien parecen de la práctica delictiva, una vez ingresado
compartir irregularmente una aceptación el actor a ella, dado que ni la “entrada” ni
de la lógica de la provisión, muchas veces ex- la “salida” de la actividad delictiva son fun-
presada en forma pasiva (mediante el suspen- ción de una decisión estratégica basada en
so del juicio moral ante las transgresiones una estimación de costos y beneficios rela-
ajenas). tivos. Particularmente para este último ca-
so –el de la “salida – el autor constata que
Si la noción de “delito amateur” se construye no importa que tan grande sea la percepción
por oposición a otro delito, de carácter del riesgo –bajo las dos formas que habi-
“profesional”, resulta oportuno preguntar- tualmente los actores denominan “perder”,
se por las relaciones entre ambas clases de esto es, la cárcel, o la muerte– éste no di-
prácticas delictivas, en particular en relación suade a los actores de proseguir con la ac-
con algún concepto de trayectoria o “carre- tividad delictiva. Aún así, se verifica, en el
ra delictiva” (esto es, de tránsito del “ama- paso del “amateurismo” a la “profesionali-
teurismo” a la “profesionalidad”). Sin duda dad” una condena del riesgo inútil y del
alguna, uno de los mayores aciertos del tex- uso de la violencia innecesaria, marca de
to es la puesta en cuestión de la distinción distinción que los “profesionales” usan pa-
tajante entre “profesionales con códigos” y ra distinguirse de sus “otros”, los habitual-
“jóvenes sin códigos”, suponiendo que exis- mente conocidos como “cachivaches” o
te con toda probabilidad en esa distinción “antichorros” o, sugestivamente, “jóvenes”,
una idealización exagerada del pasado. Asi- así como un intento por adquirir conoci-
mismo, podemos señalar al respecto que la mientos sobre el sistema judicial, las leyes
distinción mencionada casi siempre es cons- y sus vericuetos que contribuiría también a
truida sobre la base de los relatos de esos disminuir los riesgos y la consideración de
mismos “profesionales”, con lo cual uno la eventualidad de la prisión y sus conse-
puede legítimamente suponer que la dife- cuencias.
rencia es estilizada en aras de su moviliza-
ción en el marco de una estrategia de Aquí el texto muestra una de sus lagunas
distinción, que busca divorciar al entrevis- más significativas, que es la que tiene que
tado de unos “otros” con los que busca no ser ver con el entorno carcelario: paradójica-

198
mente, resulta extraño que en una investi- secuencia de todo ello una ambigüedad
gación construida mayoritariamente sobre fundamental en relación con la policía, que
la base de relatos de jóvenes que han pasado toma cuerpo en una percepción oscilante
por instituciones penales falte precisamen- que los considera, ora enemigos mortales,
te un análisis de la experiencia carcelaria, sus ora individuos con los que es posible nego-
consecuencias y su impacto sobre la subje- ciar en ciertas condiciones.
tividad de los jóvenes entrevistados, parti-
cularmente cuando uno podría sospechar Finalmente, el autor se detiene a considerar
que la experiencia penal probablemente el peso argumentativo que “la droga” tiene
tenga una cuota nada despreciable sobre la en el relato de los actores. Aquí el análisis del
constitución y estabilización de los diver- discurso de los actores alcanza la sutileza
sos relatos sobre el delito y los delincuen- suficiente para escapar a un error bastante ha-
tes y cuando –como el autor explícitamente bitual en muchos trabajos basados en entre-
señala– “ha habido un profundo cambio en vistas y que consiste en tomar como expresión
la situación carcelaria, con una población literal de las prácticas el discurso de los ac-
mucho más joven” (p. 110) que invita sin tores. Como bien se sigue del análisis de
duda a poner al día nuestros conocimientos Kessler en relación con el papel que le cabe
de las instituciones penales y su cotidia- a la droga como “coartada perfecta” a la ho-
neidad. ra de desresponsabilizarse por los propios
actos, el discurso no debe leerse como ex-
El análisis de las prácticas delictivas pro- presión transparente y literal de la práctica
piamente dichas se cierra con considera- o de las motivaciones de los actores, sino
ciones respecto de los “otros” principales de que debe tenerse siempre en cuenta que to-
la escena delictiva: las víctimas y la policía. do discurso tiene aspectos retóricos, esto es,
Cabe destacar la distinción que Kessler ha- busca producir efectos sobre el interlocutor.
ce, respecto de ésta última, entre una oposi- Tratándose, como se trata en Sociología del De-
ción colectiva a la policía como institución, lito Amateur, de una investigación basada en
y las relaciones individuales que se tejen con entrevistas, esto no puede subrayarse lo su-
algunos de sus miembros. Asimismo, re- ficiente. Indudablemente, el discurso no es
sultan dignas de señalar las continuidades ni totalmente independiente ni completa-
percibidas entre el delito y la actividad po- mente irrelevante respecto de las prácticas a
licial, tanto en lo que hace a las trayectorias las cuales refiere, de modo tal que un inves-
de vida –dejar de robar y entrar a la poli- tigador lo suficientemente avezado puede
cía parece ser, según señala el autor, una obtener mucho provecho de él; sin embargo,
perspectiva deseable o al menos posible pa- la distancia entre el discurso y las prácticas
ra algunos de estos jóvenes– como en lo no discursivas nunca puede borrarse, máxi-
que hace a la posibilidad de negociar con me si se trata de prácticas moralmente com-
ella. Claro que esto no implica ignorar, co- plejas como el delito en cualquiera de sus
mo se señala explícitamente, que la relación formas. La sutileza con que el autor se ocu-
con la policía suele ser enormemente con- pa del papel retórico de la droga en los rela-
flictiva para muchos de estos jóvenes, in- tos sobre el delito se echa de menos en otros
cluso para aquellos que no delinquen. Esta lugares de la obra, donde la lectura del dis-
relación se expresa habitualmente en una curso de los actores daría la impresión, en
percepción que disocia a la policía de la ocasiones, de ser algo más literal.
ley para considerarla simplemente una
“banda más, mejor armada y más potente” Como ya hemos mencionado, la segunda
asociada a la “alta delincuencia” una vez parte de la obra se ocupa de los contextos
más, en consonancia con lo expresado por dentro de los cuales emergen y se expresan
Isla y Míguez (2003). Se verifica como con- las acciones delictivas caracterizadas y ana-

199
lizadas en la parte previa, en particular la fundamental del papel que tienen en la
cotidianeidad del hogar y los vínculos fa- construcción de sus discursos ciertos pro-
miliares, la escuela y el barrio. Luego de re- fesionales del relato biográfico, esto es,
pasar críticamente la bibliografía disponible psicólogos y trabajadores sociales de insti-
–advirtiendo correctamente sobre la difi- tuciones judiciales o penales.
cultad de abordar el delicado equilibrio en-
tre el análisis empírico y las consideraciones Respecto de la escuela, Kessler comienza
político-ideológicas que acechan al inves- cuestionando –de modo similar a lo reali-
tigador de la transgresión –Kessler proce- zado para el caso del trabajo– la posibilidad
de a analizar la diversidad de arreglos de pensar escolarización y práctica del de-
familiares de los jóvenes entrevistados y el lito como mutuamente excluyentes. La si-
modo en que aparecen en sus relatos, con- tuación aparece, en efecto, como mucho
cluyendo que aún cuando los arreglos fa- más compleja: aún cuando en un gran nú-
miliares puedan ser inestables, subsisten mero de casos existe una concurrencia efec-
vínculos significativos– en particular un tiva de los jóvenes entrevistados a la escuela,
vínculo positivamente cargado con la madre esto no implica, necesariamente, una po-
(y, complementariamente, con la abuela blación escolarizada en el sentido habitual
materna) y una ambigüedad, conflictiva con del término. Las trayectorias escolares ex-
el padre, contrastiva con los hermanos. hiben una marcada diferencia con las que se
suponen habituales, y aún cuando difieran
Resultan de particular interés las conside- entre ellas, pueden reconocerse algunos ele-
raciones en torno del carácter de “supernu- mentos comunes: un desempeño que puede
merarios” que tienen los jóvenes al interior calificarse de deficitario, repitencia y, en
de un hogar que, como consecuencia de una algunos casos, deserción. Se destaca el dé-
inestabilidad laboral que se expresa en una bil peso que la institución escolar y la es-
pérdida de estructuración, no les reserva ni colarización tienen en el relato de estos
les reconoce un rol definido en su repro- jóvenes, y el contraste entre una valoración
ducción, a la vez que frecuentemente los positiva de “la escuela” in abstracto, como
estigmatiza por este hecho. Resalta aquí el agente legítimo de socialización y movili-
paradójico papel integrador que puede te- dad social, y la virtual ausencia de “marcas
ner el delito en tanto estrategia de obtención en los valores de referencia, en los modos de
de ingresos, estrategia que muchas veces percibir y relacionarse con los otros” (p.
los restantes miembros del hogar enfrentan 185). Esta ausencia de marcas es, a su vez, co-
concediendo una aprobación por omisión rrelato de una experiencia escolar que el autor
alegando desconocimiento de las activida- denomina “escolaridad de baja intensidad”,
des delictivas de los jóvenes en cuestión. signada por el “desenganche”: los jóvenes en
cuestión se inscriben, permanece inscriptos,
Aquí también se revelan, en un punto, las concurren a la escuela de manera más o me-
limitaciones del abordaje y del material nos frecuente, pero no realizan ninguna de las
disponible a partir del mismo en la medi- actividades escolares ni les importan dema-
da en que dos de los factores consensuados siado las consecuencias que se siguen de no
como cruciales en las explicaciones de la hacerlo. A este respecto, Kessler vuelve a la
sociología de la transgresión –la violencia in- cuestión de la relación desdibujada de estos
trafamiliar y el abuso– son (como el mismo jóvenes con la idea de ley, ya mencionada, y
autor reconoce) difícilmente recuperables en a la dificultad de ejercer justicia o imponer
un contexto de entrevista. Cabe destacar sanciones eficaces en sujetos en los cuales el
nuevamente, en relación con las condicio- “sentimiento de vergüenza individual” que
nes de producción del discurso de los entre- surgiría de una reprobación moral consen-
vistados, que se reconoce aquí la importancia suada, se encuentra ausente. Como conse-

200
cuencia, la cotidianeidad escolar se revela do por ciertas versiones de la vulgata peda-
con frecuencia sumamente conflictiva, ba- gógica, no se encuentra en muchas de las es-
sada sobre un vínculo inestable y tenso que cuelas contemporáneas ni la reproducción
frecuentemente desemboca en implosión vio- bourdiana ni esa extensión del aparato de
lenta. control estatal cara a muchos de sus teóri-
cos clásicos: la escolaridad de baja intensi-
Kessler reconoce dos variantes del “desen- dad crea un ambiente tenso y conflictivo que
ganche”: una que denomina “disciplinada” afecta tanto a docentes como a alumnos
–que consiste en una indiferencia mutua con –aunque, justo es decirlo, no necesaria-
los docentes y la simple abstinencia de las ac- mente los afecte por igual– y que las insti-
tividades escolares, pero sin la búsqueda tuciones escolares intentan abordar y
activa de conflicto– y otra de mayor conflic- resolver de distintos modos. Algunas es-
tividad –relacionada con el concepto de cuelas, por un lado, alegando la imposibi-
“bardo” ya introducido– y que denomina lidad o la ausencia de recursos suficientes
“desenganche indisciplinado”. Si bien ambas para ocuparse de ellos, buscan separar a los
versiones del desenganche configuran tra- chicos considerados más conflictivos –los
yectorias escolares diversas, cada una de ellas, más violentos, los que consumen drogas
por su lado, puede coronarse finalmente con ilegales o los que participan de actividades
la deserción. Como bien señala el autor, no se delictivas– lo cual resulta en el pase a otro
trata necesariamente de que la escuela “ex- colegio, un abandono temporal o la termi-
pulse” a los jóvenes: en la medida en que, pa- nación del ciclo; mientras que otras inten-
ra empezar, el vínculo de estos jóvenes con la tan mantener a los chicos en la escuela a
escuela es particularmente débil, la deser- cualquier costo, argumentando que al me-
ción puede surgir como consecuencia de even- nos allí se encuentran supervisados, lo cual
tos de intensidad variable, incluso aquellos redunda en un desplazamiento de funciones
que un observador no consideraría particu- hacia la gestión disciplinaria, en particular,
larmente graves. Aún así –e incluso en los ca- el impedir que los chicos escapen.
sos aparentemente más extremos– no siempre
el corolario de estas trayectorias conflictivas Finalmente, Sociología del Delito Amateur se
es la deserción, particularmente teniendo en cierra con la introducción del último con-
cuenta la tolerancia extrema de la institución texto considerado relevante a la hora de
escolar. analizar la socialización y la sociabilidad
de los jóvenes entrevistados, esto es, el ba-
A la luz de este contexto cobra particular re- rrio. En consonancia con lo señalado por
levancia la pregunta sobre la adaptación de Denis Merklen (2005), Kessler subraya el
la escuela a las necesidades de los estu- peso creciente del barrio como lugar de
diantes –en particular de aquellos que tra- pertenencia y escenario de conflictos polí-
bajan– cuestión que, como correctamente ticos, desmoronados los mecanismos de
señala Kessler , resulta de difícil abordaje integración por vía del trabajo estable y
(por no decir resolución) en la medida en que bien remunerado. Al mismo tiempo, con-
la solución elegida es muchas veces una to- trasta el carácter densamente poblado de es-
tal flexibilización normativa que privile- tos espacios, atravesados por servicios e
gia la retención a casi cualquier costo, y instituciones de orden público y privado,
que contribuye a construir esa “escolaridad con la representación que de ellos cons-
de baja intensidad” que tiene por resultado truyen jóvenes entrevistados, que ciñen su
una escuela que no produce mayores im- caracterización a la extensión indefinida e
pactos sobre la subjetividad de estos jóve- indiferenciada de la cuadra o manzana en
nes, ni sobre sus posibilidades futuras. la que viven, sin otro espacio público co-
Contrariamente a lo habitualmente señala- mún que la esquina, escenario de una so-

201
ciabilidad descripta como efímera y eva- algo más que meros ocupantes de posicio-
nescente. Estas caracterizaciones, lejos de nes específicas y simples poseedores de de-
suponer la una relación de inclusión o per- terminadas identidades”.
tenencia, construyen una imagen del barrio,
ora como simple sustrato geográfico, ora co- Aún así, como ya hemos sugerido, la elec-
mo una comunidad de extraños –en parti- ción metodológica –el trabajo con y sobre
cular, de terceros, adultos–, que encarnan entrevistas– plantea de suyo determinadas
habitualmente la censura moral hacia estos limitaciones a una investigación de esta
jóvenes y sus prácticas. Aquí indudable- índole. No podemos repetir lo suficiente
mente interviene un elemento clave en la –como ya hemos señalado, en consonancia
construcción de estas imágenes del barrio, con lo señalado repetidamente tanto por
que es la relación con los vecinos, relación Malinowski como por Bourdieu– que los
caracterizada por una conflictividad casi discursos de los actores sobre sus prácticas
constante. Como argumenta persuasiva- no son idénticos a estas. Ciertamente tam-
mente Kessler , esta conflictividad resul- poco son del todo independientes de ellas,
taría en gran medida de una ruptura pero en cualquier caso, la relación entre
generacional “afectada por la crisis de las una serie determinada de prácticas, y el
formas de integración laboral habituales”, discurso sobre las mismas, es una relación
que reemplaza una interdependencia rela- problemática que requiere de un análisis
tiva entre las generaciones en el marco de cuidadoso, en particular cuando –como el
un proceso de socialización vinculado al mismo Kessler reconoce explícitamente–
trabajo en el comercio, la industria o los ofi- existen circunstancias sociales en general,
cios, por una relación de mutua extrañeza e institucionales en particular, de construc-
y la ausencia de un punto desde el cual ción de determinados discursos (en parti-
puedan establecerse relaciones mutuamente cular, el biográfico), así como constricciones
inteligibles y expectativas recíprocas rela- específicas de una situación de entrevista,
tivamente congruentes. Paradójicamente, particularmente en el marco de una insti-
la única forma visible de vínculo interge- tución penal. Indudablemente resulta muy
neracional estaría dada por el “bardo”, que difícil –cuando no manifiestamente impo-
reforzaría la evitación y el distanciamien- sible– acceder a la observación directa y
to entre estas clases de actores sociales. presencial de muchas de las prácticas des-
Sin duda alguna, Sociología del Delito Ama- criptas y caracterizadas por Kessler (en par-
teur representa una intervención necesaria, ticular las prácticas delictivas). Aquí el
estimulante y novedosa en esa intersección recurso al discurso de los actores es poco me-
entre la sociología de la transgresión y el nos que inevitable. Sin embargo, existen di-
análisis de lo que se ha dado en llamar “la ferencias marcadas en la producción del
nueva cuestión social” a la que nos refería- discurso en una situación de entrevista, y en
mos en los primeros párrafos. Al poner en otras situaciones, como la que puede re-
relación simultáneamente los cambios so- sultar de una convivencia relativamente
ciales recientes –en particular los relacio- prolongada con los actores a cuyas prácti-
nados con la precarización del mundo del cas queremos acceder, en particular, cuan-
trabajo asalariado estable y de sus institu- do estos discursos son producidos en
ciones anexas– con los cambios en la sub- presencia de otros actores distintos del ob-
jetividad de los actores entrevistados, servador. Si hay algo que se echa un tanto
Kessler recoge el desafío de Sherry Ortner de menos en Sociología del Delito Amateur,
(Ortner 2005:33) de abordar “la formación es precisamente una discusión metodoló-
de las subjetividades, estructuras complejas gica: tratándose de una investigación con se-
de pensamiento, sentimiento, reflexión, mejante complejidad, uno esperaría
etc., que siempre hacen de los seres sociales encontrar al menos un capítulo con una

202
exposición razonada y un mínimo debate so- ORTNER, Sherry B. (2005) “Geertz, Sub-
bre la selección de los instrumentos y su re- jetividad y Conciencia Posmoderna” en
lación con la construcción del objeto. Etnografías Contemporáneas, I(1): 25-54.

Justo es señalarlo, el autor se mantiene re-


lativamente consciente de estas limitaciones: MARTÍN, A. (comp.) 2005.
aún cuando en ocasiones las interpretacio- Folclore en las grandes ciudades.
nes parecen sugerir una lectura demasiado Arte popular, identidad y cultura
literal y referencial del discurso de los jó- Buenos Aires, Editorial Libros del
venes entrevistados, las puestas en cuestión Zorzal, 251 páginas
del mismo nunca dejan de aparecer. No
obstante, la crítica queda reducida muchas Liliana Raggio
veces a mera suspicacia y se hace notar la di-
ferencia entre aquellas críticas fundadas so- Licenciada en Ciencias Antropológicas.
bre un trabajo de campo previo o Magister Scientiarum en Administración
concomitante con las entrevistas –es el ca- Pública. Docente de la Facultad de Filosofía
so, en particular, de la segunda parte de la y Letras de la Universidad de Buenos Ai-
obra– y aquellas que, desprovistas de otro res. Investigadora del Instituto de Ciencias
fundamento que las sospechas de un entre- Antropológicas.
vistador experimentado, se expresan en el
condicional de la hipótesis: “parecería”, De lectura casi imprescindible, este libro
“todo indicaría que”, “puede suponerse hace visible el proceso cultural que se de-
que”, etc. sarrolla cotidianamente en la Ciudad de
Buenos Aires. No ya desde la perspectiva
Por supuesto que estas consideraciones no de los consumos culturales masificados,
buscan disminuir, ni mucho menos, el va- sino desde la óptica de una parte de su
lor ni los méritos de una obra ambiciosa producción: aquella donde se ponen en
–en el sentido elogioso del término– en un juego los mecanismos de elaboración de
campo sobre el cual se opina mucho y se in- identidad de vastos sectores subalterniza-
vestiga bastante menos. En todo caso mar- dos de nuestra sociedad.
can un camino posible para proseguir el
trabajo y representan una invitación a pro- Desde la introducción, Alicia Martín, su com-
fundizar en la caracterización de estos fe- piladora, define el marco en que se inscriben los
nómenos cruciales y complejos que el nueve artículos que componen este libro. Ca-
concienzudo trabajo de Gabriel Kessler nos racteriza la disciplina que los contiene –el fol-
ha permitido vislumbrar. clore– como “la vigencia de prácticas sociales
centradas en tradicionalizaciones que se apro-
Bibliografía pian de saberes que se creían perdidos en nues-
MERKLEN, Denis (2005) Pobres Ciudada- tra ciudad o que resignifican formas culturales
nos. Las Clases Populares en la Era Democrá- al nuevo contexto urbano y los reelaboran”.
tica Argentina, Buenos Aires: Gorla. Así, “el folclore no remite a la repetición acrí-
tica o irreflexiva de los hábitos y tradiciones
MÍGUEZ, Daniel y Alejandro Isla (2003) culturales” sino que supone una transforma-
“Conclusiones: el Estado y la Violencia Ur- ción del pasado que configura activamente
bana. Cuestiones de Legitimidad y Legali- el presente.
dad” en Isla, Alejandro y Daniel Míguez
(2003) Heridas Urbanas. Violencia Delictiva Estas retradicionalizaciones, realizadas por
y Transformaciones Sociales en los Noventa, artistas alejados de los circuitos comercia-
Buenos Aires: Editorial de las Ciencias. les y a menudo contestatarios de las reglas

203
mercantilistas de producción del hecho cul- construyen sus identidades presentes, enrai-
tural, expresan las disputas de sentido pre- zadas en un pasado común que remite a un
sentes en el campo de la cultura. Como en origen africano.
los otros aspectos de la vida social, se trata
de quiénes definen qué es arte y qué no lo En tanto María Eugenia Domínguez, se in-
es, y quiénes son merecedores de reconoci- terna en la problemática de los “trabajado-
miento y visibilidad en ese campo. res culturales” brasileños que enseñan
Capoeira angola, poniendo el acento en las
Centrados en diversos objetos empíricos, to- modalidades que asume esta práctica artís-
dos los artículos que componen este volumen tico-cultural dentro y fuera de Brasil. En
exploran cuestiones centrales en la investi- particular, la autora subraya que “en la ima-
gación sociocultural contemporánea en tor- gen que Brasil difunde en el exterior, (esas
no de la constitución de identidades, en el prácticas) están informadas por distintas
contexto de un mundo caracterizado por la maneras de representar a la nación brasile-
globalización, cuya contracara es la frag- ña y a los grupos sociales que la constituyen”.
mentación social.
Por su parte, Julieta Infantino trabaja con
Las cuestiones relativas a la noción de patri- los nuevos actores circences y plantea un in-
monio cultural son abordadas en los dos pri- teresante cruce entre trabajo y cultura, re-
meros trabajos que inauguran el libro por tomando el tema de “los trabajadores
Fernando Fischman y Natalia Gavazzo. culturales”. Analiza las características de
Fischman realiza un valioso aporte al análisis este tipo de trabajo “marginal” y “callejero”
de lo que denomina patrimonio cultural ju- y al mismo tiempo creativo y autónomo, que
dío argentino planteando “qué se patrimo- posibilita la constitución de identidades
nializa y de quién”, abriendo una perspectiva particulares enraizadas también ellas, en
de investigación que no sólo involucra a la un pasado que dota de sentidos el presente.
producción cultural judía argentina, sino
también a las elaboraciones de otros grupos Los procesos de emergencia de las murgas,
que constituyen el Estado-Nación. durante los años 1990, son investigados
por Hernan Morel y Analía Canale. Morel
Natalia Gavazzo inscribe su investigación enfatiza las disputas simbólicas dentro del
sobre el patrimonio cultural boliviano en campo murguero por el reconocimiento e in-
nuestra ciudad, a partir de las relaciones en- clusión, a partir de la patrimonialización de
tre la “bolivianidad” y la “argentinidad”. las actividades que desarrollan las agrupa-
Propone entonces la consideración de las di- ciones artísticas. Se ponen de manifiesto
mensiones de la inserción cultural de los bo- aquí, las consecuencias y los efectos no pre-
livianos a través del análisis de las danzas de vistos de la intervención estatal en el espa-
Oruro, como “portadores de una cultura di- cio cultural carnavalesco.
ferente pero que se ha ido adecuando a este
contexto y que ha ido dejando su marca to- En tanto, Analía Canale aborda la murga en
davía no reconocida”. su conceptualización como género artístico.
Se propone analizarla como una “perfor-
La reivindicación de la identidad étnica a mance”, donde la música, la danza y la te-
través del candombe, producida por los afrou- atralidad se articulan y redefinen de un
ruguayos residentes en Buenos Aires, es in- modo singular, dando surgimiento a la es-
dagada por Laura López. En su trabajo, pecificidad de un género que las contiene pe-
estructurado en torno de las narrativas de ro que es algo más que la suma de esas
algunos de ellos, se manifiestan los comple- expresiones. Emergen definiciones sobre
jos procesos a través de los cuales los sujetos qué es el arte, qué es la murga y quiénes son

204
murgueros, en una disputa entre la “tradi- MASTRANGELO A. 2004.
ción” y las nuevas formas de práctica de es- Las niñas Gutiérrez y la mina
te género expresivo. Alumbrera. La articulación con la
economía mundial de una localidad
Cecilia Benedetti se centra en los procesos del Noroeste argentino,
identitarios en torno del rock nacional du- Buenos Aires, Editorial Antropofa-
rante la década de 1990 en nuestro país. En gia, 153 pág.
su interesante trabajo toma como objeto
empírico al grupo “La Renga”, que se iden- Verónica Trpin
tifica con el “rock auténtico” e impone con-
diciones al mercado cultural, al tiempo que Doctoranda del Postgrado en Antropolo-
reivindica su continuidad con las primeras gía Social de la Universidad Nacional de Mi-
bandas de rock cuyas temáticas incluían la siones. Becaria Doctoral Interna CONICET
crítica social e interpelaban a las clases tra- /UNAM.
bajadoras. La autora inscribe su análisis en
el concepto de “performance”, y subraya no Las niñas Gutiérrez y la mina Alumbrera es
sólo la producción cultural del grupo sino una etnografía escrita a partir del trabajo de
también la de sus seguidores en cada uno de campo realizado por Andrea Mastrangelo
los recitales. entre los años 1998 y 1999 en el departa-
mento de Belén, provincia de Catamarca. La
Finalmente, Carolina Crespo, a través del es- densa observación y descripción de la vida
tudio que realiza sobre la irrupción de la cotidiana de los “belichos” y las “belichas”
comparsa “Los Gordos” en el denominado transmitida por la autora, logran poner de
Carnaval del País- el carnaval oficial de la relieve los cambios que en la dinámica eco-
ciudad de Gualeguaychú en la Provincia nómica, social y política de la zona provo-
de Entre Ríos pone de manifiesto la función có la instalación de una compañía minera
de impugnadora de esa agrupación. Los transnacional:Minera Alumbrera.
Gordos construyen formas de expresión car-
navalesca alternativas al festejo oficial, aun Mastrangelo define su trabajo como un re-
participando de él, que retoman el carácter estudio al recuperar los escritos sobre Belén
transgresor y de inversión de esa festividad. que Esther Hermitte realizó junto a Carlos
Herrán y Leopoldo Bartolomé en la década
Éstas son las temáticas que se presentan de de 1960, en el marco de la investigación Sis-
la mano de jóvenes investigadores, que han tema económico y estructuras de poder en una
tomado el compromiso ético y político de pequeña comunidad de provincia. Además de los
aportar activamente con sus indagaciones a datos etnográficos, Mastrangelo retoma de
la comprensión de la dimensión cultural estos antropólogos la utilidad de un con-
en Buenos Aires. cepto que los mismos acuñaron por aquellos
años, el de “articulación social, tomando y
Sus trabajos comparten la virtud de articu- resolviendo el desafío de actualizarlo y am-
lar la indagación etnográfica, entendida co- pliarlo en el contexto de la “nueva economía
mo el develamiento de los significados global”.
atribuidos por los sujetos a sus prácticas, con
la consideración de los efectos de la acción Sin embargo, sin desconocer los aportes que
estatal que las regula y legitima / deslegi- estos autores realizaron en el conocimiento
tima. El folclore en nuestra ciudad es el re- de la producción textil local centrada en la
sultado presente y contradictorio de los tejeduría de ponchos de lana de oveja, vicuña
procesos reflejados en este libro. y llama, Mastrangelo logra ir más allá para
incursionar en los antecedentes mineros de

205
la zona centrado en el trabajo de los “pir- prendedores” de una economía particular y
quineros”, la decadencia de la tejeduría de- cómo configuraron su dinámica económica
sarrolla por mujeres “belichas” y las a partir de dos circuitos productivos: la mi-
relaciones clientelares montadas por el Es- nería y la tejeduría, sin desconocer la cre-
tado en diferentes pueblos de la zona. Estos ciente presencia del empleo público. Las
tres ejes pasan a vertebrar el libro de modo dos producciones centrales se ordenaron a
de presentar el escenario en el que se mon- partir del género, lograron articular recur-
ta una obra de explotación minera de capi- sos y personas de diferentes zonas (al estilo
tales transnacionales (destinada a la de los pisos ecológicos desarrollados por
explotación de oro, cobre y molibdeno), lo- Murra (1972) para el espacio andino) y han
grando establecer un encuentro entre las sido incompatibles, alternándose a lo largo
dimensiones de “lo local” y “lo global”, sin del tiempo hasta la instalación del mega-
descuidar las desiguales relaciones de poder emprendimiento minero. En palabras de la
y capital económico que priman en cada autora “la sustitución de una de las activi-
una. Es mérito de la autora no quedar atra- dades por la otra tuvo lugar por coyunturas
pada por las producciones socioeconómicas históricas, los beneficios potenciales a los
que analizando el impacto de la economía- que podía acceder el “emprendedor” (rela-
mundo en los tiempos actuales desdibujan ción costo-beneficio) y las estrategias para
la presencia de los Estados como actores acceder y gestionar los recursos (canales de
protagónicos del escenario mundial, lo- acceso a la mano de obra y a la materia prima,
grando recalcar cómo las políticas de des- canales de comercialización del producto
regulación minera sancionadas en la final)” (2004:79). Estos emprendedores han
Argentina en 1994 lejos de promover un de- convivido con patronos y padrinos deveni-
sarrollo con “sostenibilidad” a través del dos en funcionarios, con gitanos y curan-
“efecto derrame”, tendieron a profundizar las deras, que le confieren a Belén particulares
condiciones de desigualdad y pobreza de formas de reproducir lealtades y “morali-
Belén. De este modo, el Estado es un actor dades”.
que, junto a la propia minera, cobra pre-
sencia cotidiana en la vida de belichos”, En el segundo capítulo, Belén con “los yan-
“belichas”, tejedoras y trabajadores mineros. quis de Alumbrera”, presenta a los siguientes
actores: las niñas Gutiérrez, las empresas
Así como Andrea Mastrangelo resuelve la vinculadas de la explotación de Bajo de la
vertebración de dimensiones “macro” con las Alumbrera y la diversidad de trabajadores
problemáticas locales, también juega con el migrantes internos, extranjeros y locales
desafío de introducir las historias de vida de que integran el actual mercado de trabajo
las hermanas Gutiérrez, quienes con sus re- minero en Belén. Estos sujetos representan
latos le devuelven a esta etnografía la fres- para la autora “los segmentos de diferentes
cura de las experiencias sin caer en la culturas puestas en relación en este parti-
recopilación de meras anécdotas ilustrativas. cular momento histórico, lo que hace de
Lejos de ello, “lo micro” problematiza y ellas una misma formación social. (...) Be-
cuestiona aquellas políticas y decisiones lén y Alumbrera no son dos sociedades, son
que trascienden el ámbito de lo local, in- una donde el ingreso y las oportunidades es-
cluso de lo provincial y nacional. tá polarizados” (p. 85). Esta polarización
entre lo local (sostenido por el trabajo de las
El libro está organizado en tres capítulos. En teleras, la producción doméstica de comes-
el capítulo primero, Belén antes de “la mina tibles y el empleo público) y la empresa
Alumbrera”, presenta con perspectiva his- Alumbrera (con una particular organiza-
tórica el proceso por el cual los belichos” y ción jerárquica, con tiempos de producción
“belichas” pueden definirse como “em- intensivos sin relación con lo local) es des-

206
cripta y analizada desde los relatos de los po- carecer de calificaciones mínimas. Es por ello
bladores y pobladoras de Belén. El segui- que la autora concluye que “un gran pro-
miento de los “impactos” que la instalación yecto de economía extractiva como el de
de la minera ocasionó en los pueblos del esta compañía minera, a la vez que crea una
departamento de Belén a lo largo de las nueva estructuración espacial, genera den-
etapas de prospección, licitación y obra ci- tro del territorio del proyecto una nueva
vil (1995-1997) y de producción (1998- realidad social supeditada a la organización
actual), es reconstruido desde dos conceptos: del proceso de trabajo, mientras que por
área de influencia inmediata y territorio fuera de la planta de proceso, una economía
del proyecto; estas “unidades de espacio de base estatal y productiva continúa sub-
concentran relaciones sociales, políticas y sistiendo en las localidades del área de in-
productivas diferentes y sistemas sociales fluencia inmediata” (p.132).
particulares que representan los polos de
la distribución del ingreso y las oportuni- En la última parte del libro titulada Consi-
dades. Dos sistemas sociales en una misma deraciones finales, la autora avanza sobre la
sociedad y con sus particulares usos de re- relación entre población de Belén-empren-
cursos, espacio y tiempo” (p.133), incluso, dimiento minero y los procesos de amplia-
se podría agregar, con intereses encontrados. ción de la “economía global”. Retomar la
Es relevante el modo en que la autora des- categoría de economía global le permite
cribe la variedad de situaciones laborales diferenciarse de otras formulaciones teóri-
que en uno u otro espacio vinculan a Alum- cas como lo son la teoría del desarrollo, las
brera con trabajadores provenientes de pro- corrientes que analizaron el sector exporta-
vincias vecinas y técnicos extranjeros, así dor de las economías urbanas, la teoría de la
como con prestadores de servicios locales. El dependencia y el modelo sociológico de la
análisis de la segmentación étnica, econó- economía postindustrial, que intentaron a
mica y educativa de este complejo mercado lo largo del siglo XX dar cuenta de la com-
de trabajo se enriquece con los relatos et- plejidad del desarrollo desigual de la econo-
nográficos que ilustran el modo en que las mía mundial y de la ampliación geográfica
diferencias de origen, de jerarquía y edu- de la circulación de capital, mano de obra y
cación pueden traducirse en conflictos de tecnología. Para investigadores como Sassen
“clase”, “religiosos” e incluso en cierto sen- (1999) y Soja (1989) la globalización de la
timiento antiyanqui expresado por los tra- economía en las últimas décadas se carac-
bajadores argentinos en oposición de los teriza por la concentración financiera en al-
técnicos extranjeros que ocupan los niveles gunas ciudades que pasan a modelar el orden
más altos disponibles en el mercado de tra- mundial, a la vez que la desregulación co-
bajo. Los contrastes en lo laboral no pueden mo política fiscal global contribuye a la
desvincularse de las fronteras espaciales, concentración de capital en los países cen-
sociales y económicas reproducidas por la trales y en las clases altas de los países pe-
minera y las poblaciones cercanas, al pun- riféricos, al tiempo que la producción se
to que los pobladores ven pasar el tráfico pe- localiza en la periferia con bajo costo de
sado con destino a la mina que destruye mano de obra y los servicios y el control fi-
caminos precarios y avanza sobre unidades nanciero en las ciudades centrales. Todos es-
productivas familiares, la conexión a inter- tos elementos le permiten a Mastrangelo
net o a comunicaciones telefónicas de alta pensar a Minera Alumbrera como parte de
tecnología sólo son accesibles dentro del esta economía global: las empresas propie-
complejo minero, al tiempo que los traba- tarias de la explotación son de origen aus-
jadores locales no pueden acceder a los más traliano y canadiense y sus principales
bajos puestos de trabajo por padecer mal de clientes son refinerías en Japón, Estados
Chagas, tener problemas nutricionales o Unidos y España. “Por tratarse de una in-

207
versión multinacional, los vínculos con el SÍVORI, H. F. 2005.
mercado mundial del proyecto se iniciaron Locas, chongos y gays. Sociabilidad
con los estudios de factibilidad movilizan- homosexual masculina durante la
do materiales, equipos, subcontratistas, década de 1990
consultores y trabajadores desde 24 países Buenos Aires. Editorial Antropofagia,
en los cinco continentes” (p.136). Esta eco- 120 pág.
nomía global que integra zonas de forma de-
sigual, lejos de equiparar diferencias Carla Muriel del Cueto
“intensificó, a fuerza de contrastes, la si-
tuación de exclusión social preexistente” Doctoranda en Ciencias Sociales (UNGS /IDES)
(p.144) en Belén.
Locas, chongos y gays, de Horacio Sívori, pue-
Para finalizar, creo necesario resaltar que de inscribirse en una serie que comienza
es mérito de la autora poner sobre el tape- con Jorge Salessi y su libro Médicos, maleantes
te dos discusiones centrales en las que de- y maricas, en el cual se indaga sobre los orí-
ben involucrarse los científicos sociales: la genes del discurso médico en relación con
limitación que han tenido las propuestas de de- la homosexualidad; Juan José Sebreli y su
sarrollo neoliberales sustentadas en el “efecto extenso artículo “Historia secreta de la ho-
derrame” que dominan los proyectos financia- mosexualidad en Buenos Aires”; y el libro
dos por agencias internacionales y el papel que de Flavio Rapisardi y Alejandro Modarelli,
deben asumir los investigadores sociales en la Fiestas, baños y exilios, donde se ocupan de
planificación de intervenciones que involu- reconstruir parte de la vida cotidiana de los
cran poblaciones con relaciones sociales, eco- gays porteños durante la última dictadura
nómicas y políticas preexistentes, de modo que militar. Sin embargo, a diferencia de esos
cualquier intervención no tienda a acentuar trabajos que adoptan una perspectiva his-
las desigualdades sino a mitigarlas. Estas dos tórica, en Locas, chongos y gays, Sívori se pro-
cuestiones interrelacionadas atraviesan los di- pone analizar la sociabilidad homosexual
ferentes capítulos, mostrando la urgencia de no masculina a partir de la descripción de los
planificar desarrollo sólo sobre la base de in- circuitos, los escenarios y las prácticas en
dicadores macroeconómicos y la necesidad de tiempo presente. Una segunda especificidad
que desde las ciencias sociales las investiga- en relación con las tres investigaciones ci-
ciones generen conocimiento construido “des- tadas es el abordaje: se trata de un trabajo
de adentro” y desde los “niveles locales”, etnográfico. En su análisis, Sívori revisa no
atravesadas por instancias de reflexión teórica solamente los escenarios y las interaccio-
pero atendiendo las necesidades reales de los su- nes, sino también realiza un fino análisis de
jetos en pos de mejorar la calidad de vida de las los usos lingüísticos particulares. Tercera es-
poblaciones menos beneficiadas por el sistema. pecificidad: es en Argentina, pero no en
Mastrangelo renueva el desafío. Buenos Aires sino en Rosario a principios de
la década del noventa.
Bibliografía
MURRA, John (1972): “El control vertical de El trabajo de campo se extendió entre los
un máximo de pisos ecológicos de las socieda- meses de mayo y agosto de 1992 en el cur-
des andinas”, en Formaciones económicas y políti- so de los cuales Sívori recorrió, dentro del
cas del mundo andino. Perú, IEP. circuito comercial de entretenimiento, dos
SASSEN, Saskia (1999): La ciudad global. Nue- discotecas y un bar. A estos escenarios se
va York, Londres y Tokio. Buenos Aires, Eudeba. agregó la presencia en los espacios de me-
rodeo homosexual durante el día (el baño de
SOJA, Edward (1989): The postmodern geograp- la estación de trenes y sus inmediaciones) y
hies. London- New York, Verso. la noche (las calles cercanas a la estación

208
de ómnibus, zona comercial de la ciudad y blicos frecuentados principalmente por
el Parque Independencia). Como señala Ma- quienes buscaban eludir ser identificados co-
rio Pecheny en el prólogo del libro, este mo homosexuales. También era un espacio
trabajo puede interesar tanto a quienes bus- visitado por gays y locas lo cual realza el ca-
quen análisis sobre diversidad sexual como rácter fragmentario de la conformación de
a quienes les importe el análisis de las inte- las identidades homosexuales.
racciones sociales en general. En este senti-
do, puede hacerse referencia a la observación En la segunda parte, Sívori describe el re-
que realiza Sebreli sobre la obra de Perlon- gistro lingüístico y discursivo del “habla de
gher: “lo más rescatable de ella, a mi modo las locas”. Se ocupa entonces de los recursos
de ver, es su lado norteamericano, la feno- estilísticos a través de los cuales se otorga
menología de grupos humanos, deudora de significado a la orientación homosexual y al
la escuela de Chicago y de Irving Goff- desvío de género –que consiste en la altera-
man”. Más allá del juicio y aún cuando no ción deliberada de las terminaciones de gé-
se ha puesto en relación, hasta ahora, el tex- nero de masculino a femenino– en la
to de Sívori con la obra de Perlongher, –en construcción de una persona individual y de
principio porque en el texto de este último un colectivo de locas, de gays, como de
La prostitución masculina, también de pers- aquellos varones que no son identificados vi-
pectiva etnográfica, se desarrolla en San Pa- siblemente como homosexuales (chongos).
blo, Brasil– es la observación de Sebreli la A ello le sigue un panorama de las diferen-
que nos permite unir ambos trabajos. Y ese tes posiciones de habla asumidas o atribui-
vínculo es justamente el acento en la des- das dentro del ambiente, y el planteo de la
cripción y análisis de interacciones. Facha- tensión entre diferentes modos de inter-
da, encubrimiento, secreto, estigma, son pretar la homosexualidad y el desvío de gé-
algunos de los términos que, como mojones, nero, así como también las querellas que esa
atraviesan el texto. tensión genera.

En la primera parte, Sívori ofrece una des- ¿Cuál es la particularidad de Rosario como
cripción de los espacios en los cuales se ins- escenario de estas interacciones? ¿Hasta qué
cribía la sociabilidad homosexual masculina. punto esto imprime un movimiento parti-
Así, se ocupa, por un lado, de los boliches cular y específico a lo que se describe? Por
y los bares; y por otro, de los lugares pú- un lado, si bien es una de las principales re-
blicos en donde se despliegan las prácticas. giones metropolitanas del país, la oferta de
Presta atención a sus modos de relación, lugares de encuentro es sensiblemente más
los modos de presentación de la persona y los reducida en comparación con Buenos Aires,
vínculos sociales para dar cuenta del “et- incluso hace más de diez años. En este sen-
hos” particular de cada uno de estos espacios. tido, Sívori señala que “los individuos que
A partir de la puesta en escena de las expe- concurren a los locales nocturnos manifies-
riencias homosexuales públicamente, Sívo- taban a menudo estar cansados de ver la
ri identifica dos modos que se expresan a misma gente, aburridos por la misma ruti-
través de “performances” de género. Por un la- na” (:53). Por otro, el doble juego perma-
do, aquel que enfatiza la identidad gay que nente de máscaras que despliegan los
corresponde a un varón masculinizado que homosexuales rosarinos para ocultar su “es-
es capaz de ocultar (y mostrar) estratégica tigma” en la sociedad global; y a su vez, den-
y discretamente sus preferencias sexuales. La tro del mismo “ambiente”, que impone
otra “performance” es la de la loca, que co- –como todo medio social– sus reglas y nor-
rresponde al varón que mantienen un esti- mas de comportamiento. Es justamente es-
lo feminizado. A ello le sigue el análisis de te juego de actuaciones que probablemente
la sociabilidad homosexual en lugares pú- puedan constatarse en otros lugares, las que

209
se ven exacerbadas por tratarse de una ciu- caciones y posiciones de habla, irreductibles
dad de dimensiones más reducidas. Así, a una identidad que las englobe y sea re-
“son considerados ‘suficientemente homo- producida a través del tiempo” (:80).
sexuales’ aquellos lugares donde la homo-
sexualidad se da por sentado y las estrategias Sívori, en el desarrollo de su análisis, discute
de disimulo pueden ponerse en suspenso” con enfoques que han enfatizado demasia-
(:56). La discreción de los lugares privados do las conductas sexuales en la conformación
de entretenimiento viene acompañada por de identidades. Se propone interpretar no só-
la búsqueda de “exclusividad” que llamati- lo la construcción de una identidad desde la
vamente lleva a una suerte de segmentación perspectiva de una moralidad oficial, sino
en función de los públicos, incluso tratán- que también, y sobre todo, incorpora los me-
dose de un escaso abanico de opciones. Pe- canismos y procesos de segmentación pro-
ro, al mismo tiempo, los boliches gay pios del ambiente. Así, “un individuo podía
funcionan como lugares de integración pa- actuar como chongo en el pub y luego pa-
ra las diferentes edades: dada la escasa ofer- ra desapercibido como un gay más en el
ta de lugares, el promedio de edad es mayor boliche para luego asumir una fachada he-
que en el resto de las discos. Se describe de terosexual al regresar a su barrio y a su ho-
este modo un espacio no homogéneo y no gar” (:71). El efecto de su propuesta resulta
carente de conflictos en donde se juegan en un abanico de personajes que se resisten
permanentemente las imágenes de sí. Es a las clasificaciones. De este modo, Sívori
por eso que a aquel “a quien se le recono- elude el riesgo, no menor, de esencializar una
cía la capacidad para elegir y manipular identidad homosexual.
los rostros y las voces que asumía en dife-
rentes contextos y escenarios tenía más
prestigio que aquel que encontraba difi- TISCORNIA, S. (COMP.); MARTÍ-
cultad, ya sea para actuar de ‘nada que ver’ NEZ, M. J.; PITA, M. V.; SARRA-
o para abandonar esa apariencia en el am- BAYROUSE OLIVEIRA, M. J.
biente gay” (:57). Por su parte, en el yiro, VILLALTA, C.; EILBAUM, L.; SI-
cuya principal ventaja es el anonimato, RIMARCO, M.; DAICH, D.; LE-
también es posible encontrar otro juego de KERMAN, V. 2004.
máscaras a partir distintas estrategias de
“camuflaje” y “coartadas”, sobre todo fren- Burocracias y violencia. Estudios
te al acoso policial. Pero además porque el de antropología jurídica,
yiro es al mismo tiempo el contexto de in- Buenos Aires, Editorial Facultad de
teracción más generalizado y más devaluado Filosofía y Letras de la Universidad
en el ambiente homosexual. Sin embargo, de Buenos Aires, 469 páginas
como señala el autor, el hecho de actuar
con disimulo no impide la emergencia de Mariana Roigé
redes de amistad.
Docente de la Facultad de Ciencias Huma-
Es justamente en el momento de analizar “el nas, Universidad del Centro de la Provincia
habla de las locas” en donde se describe de Buenos Aires
cómo los individuos construyen posicio-
nes subjetivas que se negocian en los dife- Burocracias y Violencia indaga minuciosa-
rentes contextos de interacción tanto mente el funcionamiento de diversos as-
íntimos como públicos. Por ello el autor se- pectos de las instituciones judicial y policial
ñala que “tanto gay como homosexual im- dejando al descubierto la imbricación de
plican, al menos en espacios urbanos las múltiples formas de ejercicio de la vio-
argentinos, una amplia gama de identifi- lencia y de la coerción institucional. Asume

210
esta tarea captando la complejidad de las di- Antropología Social de la Facultad de Fi-
námicas institucionales, dando cuenta de sus losofía y Letras de la Universidad de Bue-
procesos estructurantes y del accionar de nos Aires presentados en cuatro secciones.
los agentes que las conforman, permitien- En la primera “Archivos, historias, crónicas y
do captar, en algunos de sus trabajos, la memorias judiciales de la violencia” se inclu-
participación y vinculación entre estas ins- yen tres artículos. El primero de ellos, “En-
tituciones con los colectivos sociales que tre el honor y los parientes. Los edictos policiales
en su accionar las legitiman o las resisten. y los fallos de la Corte Suprema de Justicia. El
caso de las “Damas de la calle Florida” (1948-
A partir de sus diferentes artículos el libro 1957)” de Sofía Tiscornia reconstruye a
desentraña la profunda y particular vincu- través de un singular acontecimiento his-
lación entre las burocracias institucionales tórico el uso de los edictos contravencionales
nacionales –con especial énfasis en los tri- policiales como regla de “poca monta” que
bunales y la policía– y la violencia. Una por los avatares de la historia es aplicada,
burocracia que pretende conocerse a partir quizás por primera vez a sectores de la éli-
de descripciones minuciosas de sus proce- te para los que esa regla no ha sido pensa-
dimientos, agentes y escenarios, de un “estar da. El trabajo pondrá al descubierto lo que
ahí” (2004: 8) tan característico de la an- las autoras enuncian como el carácter cla-
tropología, y del examen exhaustivo de le- sista y decimonónico de la aplicación de los
yes, códigos, registros y archivos. edictos policiales, su raigambre inquisiti-
va y su parentesco directo con los bandos
Tiscornia enumera los “nudos conceptuales co- policiales.
munes” que cruzan todos los trabajos conte-
nidos en Burocracias y Violencia. El primero El segundo artículo, “Sobre la banalidad del
de ellos alude a una forma de concebir al Es- mal, la violencia vernácula y las reconstruccio-
tado alejado de una visión homogénea y mo- nes de la historia” de Sofía Tiscornia y Ma-
nolítica, como conjunto heterogéneo de viejas y ria José Sarrabayrouse Oliveira, reconstruye
nuevas instituciones habitadas por agentes usual- un caso -“Las consecuencias de las sucesivas
mente en conflicto, con intereses propios y en muertes burocráticas de Norberto Gómez”–
pugna por recursos y legitimidad. Un se- a partir del análisis de expedientes, notas y
gundo nudo recupera la importancia de la relatos, desentrañando el rol que cumplió
tradición y la historia sedimentada en la buro- parte de la justicia durante la última dic-
cracia e inscripta en sus agentes y reactua- tadura militar. La indagación central del
lizada en sus prácticas. La burocracia como trabajo refiere a cómo fueron banalizados los
linaje perdurable en el tiempo, frente a la vo- crímenes a través de su normalización bu-
latilidad de la clase política y sus intentos rocrática, cómo fueron “digeridos”, “tra-
de “hacer política”. Por último, el recono- mitados”, en los procedimientos de la
cimiento de esta particular historia de nues- maquinaria administrativo-institucional
tro estado, de una justicia y una institución local. En ese esfuerzo, los expedientes, co-
policial habituada a un ejercicio del poder mo “huellas de la sangre derramada”, se trans-
muchas veces descubiertamente violento. forman en armas de prueba para la
Una violencia que se presenta como patrón reconstrucción de una verdad histórica que
de comportamiento institucional y no como debe ser reconocida y develada. El conoci-
excepción. miento encriptado en los expedientes fue
utilizado estratégicamente por abogados y
El libro compila trece artículos producto de miembros de los movimientos de derechos
investigaciones y ensayos que resultan de humanos que lo utilizaron como forma de
diez años de estudio del Equipo de Antro- prueba, denuncia y reconstrucción de la
pología Política y Jurídica de la Sección de verdad.

211
El tercer artículo “Evita (nos) Madonna. Una de Sofía Tiscornia, Lucía Eilbaum y Vanina
historia del Tercer mundo” de Sofía Tiscornia Lekerman retoma el tema de la seguridad ur-
y María Pita recupera los hechos y las dis- bana en la Ciudad Autónoma de Buenos
cusiones desatadas con motivo de la filma- Aires que emerge como problema social y
ción en nuestro país de la Opera Rock político problematizando el uso de las de-
“Evita” dirigida por Alan Parker en el año tenciones por averiguación de identidad
1996 y tal vez sea el texto mas alejado de la (DAI) a través de un tratamiento pormeno-
temática global del libro. rizado de una amplia variedad de fuentes (se-
ries estadísticas sobre detenciones por DAI
En la segunda sección denominada “Buro- y por delitos producidas por la Policía Fe-
cracias y Reformas” se presentan cuatro tra- deral Argentina, actas elevadas por las co-
bajos que abordan recientes intentos de misarías a los juzgados correccionales, notas
reformas judiciales y policiales. El primero periodísticas publicadas durante las deno-
de ellos, “De los edictos de policía al Código de minadas “olas de inseguridad”, entrevistas
Convivencia Urbana. La trágicas paradojas de con agentes policiales y la observación de
los procesos de construcción de espacios de convi- reuniones de concejos de seguridad). El ar-
vencia” de Tiscornia, Sarrabayrouse y Eil- tículo logra dar lugar a un “debate consis-
baum discute la puesta en marcha del tente” sobre datos que ilustran con claridad
Código de convivencia urbana ( CCU) im- cómo los cambios normativos no necesa-
plementado en la ciudad autónoma de Bue- riamente se proyectan a las prácticas de
nos Aires en el año 1998. Para su análisis las agentes institucionales, dejando al descu-
autoras utilizan la metáfora propuesta por bierto cuánto son necesarias otras variables
Stanley Cohen acerca del control social visto y determinaciones para comprender el en-
como una “gran red” que cala sobre la so- tramado de relaciones y prácticas que des-
ciedad y particularmente sobre determina- pliega una determinada institución.
dos sectores de ella. El trabajo logra develar
que, si bien los primeros tiempos del CCU “La Policía “al Servicio de la Comunidad”:
produjeron un encogimiento del control tradición policial y vientos de cambio” de Lucía
social del cual quedaron librados viejos “cli- Eilbaum analiza a la Policía Federal Ar-
entes” de los edictos policiales –particu- gentina con el objetivo de indagar la re-
larmente prostitutas y travestis callejeros– cepción local del modelo internacional de la
esto dio paso a una reacción de denuncias “Política de Tolerancia 0” y de una policía
morales de grupos de vecinos organizados y comunitaria. El trabajo reconstruye a par-
de los medios de comunicación. Como con- tir de conferencias, documentos oficiales y
secuencia de ello se comprenden las sucesi- revistas especializadas el proceso de hege-
vas reformas al CCU habilitando un mayor monización de esta política para luego dar
ejercicio del control social que recae sobre lugar a la indagación de los escenarios na-
la misma “clientela” con aires renovados y turales en los cuales la institución se pone
mayor legitimidad social. El análisis pre- en acción a partir de observaciones de los ac-
sentado deja señaladas con agudeza crítica tos públicos de los agentes policiales, los
las paradojas que trajo consigo la imple- concejos de Prevención comunitaria, y de
mentación del CCU , logrando mostrar el entrevistas a partir de las cuales se intenta
proceso por el cual nuevas normativas se despejar las relaciones policía-marginales.
imbrican con los usos consuetudinarios ha- Todo esto contribuye a reflexionar crítica-
ciendo evidente cómo “lo nuevo” logra ser mente acerca de la factibilidad de las re-
incorporado por “lo viejo”. formas de la institución policial y de las
políticas de seguridad como respuestas cor-
“Detenciones por averiguación de identidad. Ar- toplacistas a demandas sectoriales y co-
gumentos para la discusión sobre usos y abusos” yunturales.

212
El tercer artículo, “La justicia penal y los el trabajo aborda el curso preparatorio de
universos coexistentes. Reglas universales y re- Agentes de la Policía Federal Argentina,
laciones personales” de María José Sarrabay- proceso que es entendido, siguiendo a Tur-
rouse Oliveira analiza la justicia penal a ner como “período liminal”. Un acierto del
partir de la reforma al Código de Procedi- trabajo es que logra mostrar la tensión en-
mientos en materia Penal sucedida a partir tre la mirada de los propios aspirantes y los
de 1992 por la cual se introducen las au- discursos y prácticas que se les pretenden
diencias orales y públicas. La tesis que sus- imponer; por ello no cae en la trampa de
tenta a lo largo de su trabajo alude a la pensar que la formación se verá necesaria-
convivencia dentro del poder judicial de mente reflejada en las prácticas futuras de
rasgos y componentes propios de una insti- estos nuevos policías. Asimismo el trabajo
tucionalidad moderna, “un aparato legal-bu- deja señalados al menos dos componentes
rocrático, universalista e igualitario regulado imprescindibles para la comprensión de la
por un sistema de reglas abstractas y codi- institución policial: su componente de vio-
ficadas sometidas al orden legal estableci- lencia como estructurante de su identidad
do por la Constitución” (204), junto a un y su praxis; y la constitución de una iden-
sistema de relaciones personales y de pa- tidad institucional sustentada en una rela-
rentesco. Relaciones caracterizadas por el ción de antagonismo con la sociedad, con “el
clientelismo, la reciprocidad de favores y la ser civil”.
lealtad; el status y las jerarquías. Fenóme-
nos tales como las formas de acceso a la ca- “Una filantrópica posición social: los jueces en
rrera judicial, los nombramientos ligados a la justicia de menores” de Carla Villalta pre-
redes de relaciones de parentesco y a vin- senta un trabajo que supera la clásica con-
culaciones políticas; “reciprocidad, favores troversia doctrinaria sobre las cuales
y deudas” develan la naturaleza de la “fa- usualmente discute el campo de la minori-
milia” judicial. El trabajo permite com- dad. Su objetivo es entender cómo se con-
prender valores, atribuciones y restricciones figura la posición social de los jueces de
que configuran la posición social del juez. menores, lo cual implica desentrañar sus
Se indagan además, rasgos que definen al atribuciones, restricciones y prerrogativas;
trabajo de la agencia judicial tales como así como sus saberes y las múltiples rela-
“el hermetismo”, “el secreto” y “el patrimo- ciones en las cuales están insertos. Esto con-
nialismo”. El trabajo demuestra que esta duce a comprender cuáles son las “...relaciones
lógica persiste y se reactualiza en las prác- sociales (...) que estructuran y reproducen las
ticas institucionales actuales. La reflexión fi- prácticas y los sentidos de administrar justicia
nal que deja abierta alude a las dificultades para los niños y adolescentes en nuestra sociedad”
y los límites que enfrentarán aquellos in- (281-282).
tentos de reforma que omitan o desconoz-
can estas lógicas estructurantes de la agencia “Los procedimientos judiciales en los casos de
judicial. violencia familiar” de Deborah Daich pro-
blematiza el modo de abordaje de la justi-
En la tercera sección, Tradiciones y costumbre. cia civil a través de los Tribunales de familia
Policías y Tribunales se presentan cuatro et- de la ciudad de Buenos Aires ante situa-
nografías. La primera “Acerca de lo que sig- ciones de violencia familiar. Una vez que un
nifica ser policía. El proceso de incorporación a caso de violencia familiar ingresa por el cir-
la institución policial” de Mariana Sirimarco cuito judicial, se habilitan una serie de
se concentra en comprender cómo se cons- prácticas y efectos que la autora va desnu-
truye, moldea y produce el sujeto policía, dando con detalle y profundidad, a través de
desentrañando el proceso de socialización al sus observaciones, testimonios de agentes ju-
que son sometidos los aspirantes. Para ello diciales y la reconstrucción de casos. El tra-

213
bajo nos introduce en la variedad de agen- construcción del dispositivo policial que
tes –“especialistas de lo invisible”– y en los pro- administrará, controlará o reprimirá en tan-
cedimientos que estos despliegan, los cuales to “ilegal” la prostitución. Medicina, lega-
tienen el efecto de transformar y traducir las lidad y policía se revelan como parte del
historias denunciadas construyendo una proyecto modernizador nacional que cons-
“versión judicial” de los hechos. Esta versión truyó el control de la prostitución.
o “mutación” como consecuencia de la in-
tervención judicial se autonomiza de la vo- En la última, Luchas y Conflictos. Entre las le-
luntad de sus protagonistas iniciales y se yes y la protesta, se presentan dos artículos.
traslada desde los hechos hacia sus personas. El primero “Paternidades contenciosas. Un es-
Estas personas serán evaluadas y juzgadas tudio sobre filiaciones, leyes y burocracias” de
desde la experticie de los de agentes nor- María Josefina Martínez realiza un análisis
malizadores, portadores de valores y prin- de la construcción jurídica de la paternidad
cipios morales distantes de los protagonistas a través del tratamiento de dos casos atípi-
de estas historias. Estos procedimientos ju- cos. Es precisamente en el tratamiento de es-
diciales, advierte la autora, están sustenta- tos casos donde la paternidad y la filiación
dos en “ficciones organizativas” que, como resultan manifiestamente “...no como rela-
afirma Tiscornia en el volumen son “cons- ciones inscriptas en la naturaleza humana si-
trucciones imaginarias basadas en estereoti- no como artefactos jurídicos, de carácter
pos y presunciones, que tienen efectos histórico, pensados para organizar un cam-
materiales concretos sobre las personas” po particularmente complejo de las rela-
(331). Bajo esta mirada son revisadas nocio- ciones sociales en torno a un puñado de
nes tan usuales como “situación de riesgo”, reglas discutibles e interpretables” (2004:
“mujer golpeada”, “familia disfuncional”. 405). Bajo estas historias y las respuestas que
En base a estas ficciones se toman decisio- por acción u omisión la justicia les ha dado,
nes y se desencadenan nuevas prácticas ins- la autora descubre que en tiempos donde la
titucionales, que la autora se encarga de verdad biológica, el derecho a la identidad,
poner en discusión, desde medidas tera- cobra un valor fundamental en la determi-
péuticas hasta medidas de protección más nación de la filiación, los argumentos y de-
extremas e intensivas sobre las personas. El cisiones de la justicia aparecen priorizando
trabajo, a través de sus observaciones y una la defensa de la institución familiar res-
argumentación consistente y denunciativa pecto de esa verdad.
provoca un serio cuestionamiento a las for-
mas de intervención judicial; formas que al El segundo y último artículo “Violencia po-
expropiar las situaciones denunciadas y asig- licial y demandas de Justicia: acerca de las for-
nar a la violencia el status de ilegítima, mas de intervención de los familiares de víctimas
niegan a las personas su lugar como sujetos en el espacio público” de María Victoria Pita
de acción e imposibilitan una intervención aborda la cuestión de la violencia policial,
desde el diálogo entre éstas y los agentes ju- problematizada y visibilizada por los orga-
diciales. nismos de derechos humanos y organiza-
ciones de los familiares de las víctimas de del
“Discursos alrededor de la sexualidad: signos de “gatillo fácil”. Estos casos desnudan, según
la historia de la prostitución” Vanina Leker- la autora, la continuidad que tienen en las
man, indaga a través de una investigación prácticas policiales las metodologías repre-
documental y bibliográfica la construcción sivas de la última dictadura militar. Las de-
social de la prostitución como problema y mandas, al cuestionar la legitimidad de las
objeto de control social. La medicina y la cri- instituciones policiales y judiciales, dispu-
minología se presentan entonces como los tan los sentidos y el alcance de esa justicia
saberes que legitiman y contribuyen a la propiciando la emergencia de otro espacio

214
público. En estas acciones se pone en prác- Los trabajos en su conjunto presentan una
tica la exigibilidad del derecho a una “justi- mirada anclada y concentrada en escrutar la
cia justa” e imparcial entendida como bien institucionalidad, y sus análisis ponen el én-
común, y en este ejercicio de denuncia se fasis en captar sus procedimientos, prácticas
afirman como ciudadanos y “hacen políti- y agentes internos. En un número reducido
ca”. Desde estos movimientos se necesita en- de sus trabajos se abordan estas instituciones
tonces socavar la legitimidad y autoridad de desde “el afuera”, desde el accionar del sim-
la justicia, y limitar el ejercicio del poder ple ciudadano o desde el movimiento social
violento del Estado a fin de construir y cre- organizado frente al estado. En tal sentido,
ar otra legitimidad. Burocracias y Violencia señala un camino sobre
el que se debería avanzar con trabajos que am-
A fin de totalizar la lectura del libro resulta plíen sus observaciones desde el punto de vis-
interesante la perspectiva propuesta por ta de los agentes “extra-institucionales”, los
Tiscornia: “Sucede que la violencia es un ciudadanos que “usan o son sometidos” por
concepto que solo adquiere significación estos dispositivos institucionales. Esta pers-
en tanto es analizado en su valor local. Y es- pectiva nos acercaría con mayor profundidad
te carácter local, a su vez, enlaza con procesos a muchas vinculaciones que han sido solo
históricos particulares. Y estos procesos his- señaladas en algunos de los artículos entre
tóricos particulares son los que dan forma, policía-delincuentes; policías-prostitutas,
locales también, a instituciones, prácticas, policías-vecinos; acciones colectivas-fuerzas
memorias y actores”. (200: 4). Es justa- policiales; familias, menores y juzgados, en-
mente esta búsqueda la que se expresa en las tre otras.
distintas investigaciones que conforman la
publicación. En sus distintos trabajos la Más allá de esa perspectiva poco explorada
violencia aparece como constancia, como por el texto, Burocracias y Violencia contribuye
registro y como práctica cotidiana de la bu- y constituye el debate sobre cómo se cono-
rocracia institucional judicial y policial par- cen, comprenden y transforman nuestras ins-
ticularizada en sus diferentes matices, unos tituciones estatales. Arroja luz sobre qué
más evidentes; otros más enmascarados y na- caminos resultan fallidos en esos intentos
turalizados. de transformación o reforma; deconstruye
cómo funciona el poder, y hasta permite sos-
Burocracias y Violencia intenta superar las layar cómo es posible resistirse a él. Por ello
dificultades de acceso que muestra en nuestro el libro se presenta como un material cuyo in-
país la institución policial y si bien los dis- terés trasciende “la academia” e incluye co-
tintos artículos dejan sentir la ausencia del mo interlocutores a políticos, funcionarios y
registro de interacciones mas propio de la et- todos aquellos a quienes la sociedad enco-
nografía, sus resultados ofrecen sugerentes mienda la difícil tarea de crear y reformar le-
aproximaciones mediante la combinación yes e instituciones. Su lectura incluye
inteligente de entrevistas, observaciones en también a los distintos movimientos y or-
espacios cercanos a la institución y análisis ganizaciones sociales que deben velar por
de fuentes documentales. Por su parte, los un estado democrático, transparente y eficaz.
trabajos que abordan las instituciones judi- El libro en su conjunto nos deja planteado el
ciales logran avanzar más allá del “encantamien- complejo desafío de pensar cómo se construye
to” de la accesibilidad aparente superando la un orden social en el cual sean protegidos los
repetición de los discursos del derecho pa- derechos y las libertades ciudadanas, y lo
ra observarlas en su acción práctica y para hace a través de “contraejemplos” cotidianos
develar las relaciones de poder cristalizadas pasados y presentes que permiten ver cómo
en sus leyes y reglamentos así como en sus funcionan nuestras propias instituciones en-
intervenciones más cotidianas. criptadas de violencia.

215
En su Microfísica del Poder ante la difícil
pregunta sobre “cuál es el papel del inte-
lectual en la práctica militante”, Foucault
responde: “ ...lo que el intelectual puede
hacer es dar instrumentos de análisis... Se
trata en efecto de tener del presente una
percepción espesa, amplia, que permita
percibir dónde están las líneas de fragili-
dad, dónde los puntos fuertes a los que se
han aferrado los poderes (...) dónde estos
poderes se han implantado. Dicho de otro
modo, hacer un croquis topográfico y ge-
ológico de la batalla... Ahí está el papel del
intelectual” Es este sentido el que se trans-
mite en el esfuerzo de conocimiento con-
tenido en Burocracias y Violencia.

216

También podría gustarte