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GUILLERMO IX
Reinó 41 años. Quedan de él once composiciones poéticas. Se le llama poeta
“bifronte” por un sentimiento profndamente religioso al mismo tiempo de su vida
mundana.
MARCABRÚ
Es el más vigoroso poeta de la primera generación provenzal. Es el iniciador de
una poesía que va del realismo más decidido a la arcanidad más oscura. Quedan 43
composiciones. Su moralidad vigorosa le permite elevarse a tonos oraculares
reclamando la autoridad de las Escrituras y de los clásicos. Cuando de la invectiva y la
satira de las costumbres de su tiempo trata de pasar a la enunciación del ideal humano
anhelado, el verso se ensombrece, se enturbia y se hace oscuro y arcano. El hablar
velado se prestaba a interpretaciones discordantes. Como Marcabrú y su escuela la
usaron abundantemente, esta forma de hablar hermética llegó a considerarse sinónima
del estilo provenzal; pasó así mal entendida a España e Italia.
EBLE DE VENTADOUR
Jefe de la corriente idealista y amigo de Guillermo IX. No se conservan
composiciones poéticas. A esta corriente pertenecieron Jaufre Rudel y Bernard de
Ventadorn. Su ideal trasciende el encanto de los sentidos y contribuye a formar el culto
de la mujer que es el legado provenzal a la poesía humanísta: la mujer elevada a
símbolo de toda virtud, que termina por confundirse con la Virgen y que suscita la
mística amorosa y cortesana de los primeros siglos de las literaturas neolatinas.
BERNARD DE VENTADORN
De un presunto amor real por Eleonora de Aquitania al que se le atribuye el
motivo por el cuál la siguió de corte en corte. Se conservan 40 canciones y 2 disputas.
Las personas a las que hace referencia se indican sólo con nombres convencionales
(nombres simbólicos que los provenzales estaban acostumbrados a formar y que
llamaban senhal).
JAUFRE RUDEL
Hay una leyenda sobre su presunta participación en la segunda Cruzada. Hay 6
canciones que se dividen en dos grupos: las que cantan al amor lejano y las que cantan
al amor terreno. Las primeras son a un amor místico, un anhelo de pureza celeste, de la
Reina del Cielo. Las segndas son a una dama casada que vive en un castillo donde el
poeta penetra en sueños. En cinco de estas canciones la apertura es paisajística; hay una
que se inicia con el reflejarse en un paisaje hasta que este mismo se torna un estado de
ánimo del poeta.
CONDESA DE DÍA
Puede ser que haya sido la esposa de un Guillermo de Poitiers del que se tienen
noticias entre 1158 y 1189. Es de difícil identificación. Aparece por primera vez trocada
la situación de los protagonistas del amor: la amada y el amante, la mujer solicita al
amado la dádiva de su cariño codiciado. Del lugar de la diosa la mujer baja al de la
adoradora, anticipando así una de las conquistas del Dolce stil nuovo y contradiciendo
el ideal caballeresco consagrado y conocido por la poesía provenzal.
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