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Artistas antillanos en

la urdimbre temporal del caribe


(representación, memoria e identidad
cultural)

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María de los Angeles Pereira

Resumen Abstract
El problema del tiempo reviste una importancia The problem of time has a dual importance
dual para el estudio del arte contemporáneo in the study of contemporary Latin-
latinoamericano y caribeño; la noción misma American and Caribbean art; the very
de nuestra especificidad temporal, signada por notion of our temporal specificity, marked
la yuxtaposición y el mestizaje de los tiempos by the juxtaposition and miscegenation of
históricos diferentes y diversos que conformaron different and diverse historical times that
esta región y que aún convergen y conviven conform this region and even now come
en ella se erige en una clave metodológica together and coexist within it becomes a
fundamental para la comprensión de nuestros fundamental methodological key for the
procesos culturales. En esta ponencia se analiza understanding of our cultural processes. This
el quehacer de un grupo de creadores del Caribe paper examines the activity of a group of
hispano cuya obra expresa una franca vocación Hispanic Caribbean creators whose work
de pertenencia a sus coordenadas espacio- expresses an outright vocation of belonging
temporales desde las más diversas aristas to their spatial-temporal coordinates, from the
temáticas, pero articuladas todas, en última most diverse thematic extremes, all, however
instancia, en torno a un original discurso sobre articulated around an original discourse on
el tiempo como objeto y sujeto de la time as the object and subject of artistic
representación artística. representation.

Nº. 6 Volumen 3/ julio­diciembre, 2003 
I
A r t i s ta s a n t i ll a n o s e n l a
urdimbre temporal del
caribe (representación,
m e m o r i a e i d e n t id a d
cultural)
Analizar el problema del tiempo en la pro-
ducción plástica contemporánea representa un
reto y a la vez un acicate para ese intérprete
siempre comprometido con el presente y con
los derroteros futuros de cualquier obra de arte
que es el crítico, el académico, el investigador,
el historiador del arte o, simplemente, ese pro-
fesional de la cultura que tiene a su cargo la 33
oportuna valoración y socialización del patri-
monio artístico.
La tarea representa un reto porque el tiem-
po o las relaciones temporales , a dife-
rencia de otras dimensiones, relaciones y
elementos del mundo físico tales como el es-
pacio, el movimiento, la luz, el volumen o el
color, es uno de los tipos de relaciones más
difíciles de aprehender por el ser humano y,
consecuentemente, por la imagen artística; ya
sabemos que el tiempo es, en última instan-
cia, una construcción elaborada por nosotros
mismos a base de secuencias y secuencias de Santo  Paseo  por  el  trópico,  Esterio  Segura,  1993
eventos que sólo en su decursar adquieren una
determinada significación. Tal vez por ello,
intentar focalizar su estudio comporta el aci- ria individual y colectiva otorgándole a nuestra existencia
cate de poder valorar en qué medida el arte de un sentido de continuidad que logre trascender los estre-
hoy consigue o no entablar niveles de compro- chos límites del siempre efímero presente.
miso conscientes y provechosos para con su nú- Instada por esas motivaciones, y convencida de que el
cleo temporal o, lo que es lo mismo, aquilatar problema del tiempo en el arte ha sido y sigue siendo
en qué medida estamos asistiendo o no a un aún un asunto de importancia vital para nuestra re-
tipo de producción artística interesada en res- gión, me he propuesto plasmar en estas páginas algunas
taurar, enriquecer y perpetuar nuestra memo- impresiones en torno a los diversos modos en que un grupo

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de artistas antillanos ha estado respondiendo a las exi- Aún hoy, las principales tipologías conmemora-
gencias de una circunstancia epocal tan diversa y com- tivas de carácter esencialmente metropolitano el
pleja como lo es la urdimbre temporal del Caribe. Conjunto Monumentario, el Parque, la Plaza Monu-
Para tales propósitos he distinguido tres posibles mento y el Mausoleo además de cumplir con ma-
zonas temáticas que constituyen, a mi juicio, mane- yor o menor acierto el cometido funcional que en
ras diferentes de abordar el fenómeno. La primera de cada caso le fuera designado, operan como impor-
ellas se centra en el tratamiento específico del tiem- tantes hitos urbanos que han sabido sobreponerse a
po como objeto de la representación artística, va- la dinámica social y constructiva que comporta el
riante en la que se localizan emblemáticos crecimiento y la modernización de las ciudades. Y en
exponentes visuales de lo que dado en llamar la aquellos casos y contextos en que los creadores de este
metáfora del decursar . La segunda se refiere a una tipo de obras han sabido adecuarse al cometido de los
vertiente del arte particularmente interesada en esa nuevos tiempos, superando el anquilosado lenguaje
suerte de (re)escritura de la historia que refleja el de la estatuaria decimonónica y profesando la nece-
carácter diacrónico y complejo de nuestra peculiar saria renovación formal y conceptual del monumen-
noción del tiempo poniendo de relieve las yuxtapo- to conmemorativo, se han producido obras de
siciones, trasiegos y mixturas temporales tan carac- indiscutible relevancia social e ideoestética en el
terísticas de nuestro entorno regional. La tercera, por ámbito artístico contemporáneo.2
34 último, atiende a aquellas creaciones que potencian Justo por estas razones, por el afán de no menos-
especialmente el empleo simbólico de los materiales preciar ninguna de las manifestaciones plásticas con-
en un quehacer artístico que interconecta con prove- currentes en el escenario plástico actual, hemos
chosa armonía los medulares conceptos de tiempo y decidido iniciar nuestro comentario crítico refirién-
memoria cultural . donos a un monumento conmemorativo que se dis-
tingue de manera muy especial por la singularidad
de convertir al tiempo en un recurso expresivo de in-
II usitado protagonismo visual; se trata del Mausoleo
de los mártires del 13 de marzo erigido en 1982
en la Necrópolis Cristóbal Colón de La Habana. La
Tiempo y representación artística: obra rinde tributo a los caídos durante las acciones
la metáfora del decursar que tuvieron lugar el día 13 de marzo de 1957, cuan-
do un grupo de jóvenes universitarios cubanos toma-
Sería imperdonable abordar el tema del arte y el ron por asalto el Palacio Presidencial con la
tiempo y no mencionar siquiera al monumento intención de ajusticiar al presidente de facto y
conmemorativo que, a pesar de su gradual descrédi- ocuparon simultáneamente la emisora radial Radio
to (inmerecido o no) a lo largo del siglo XX y de ha- Reloj para desde allí convocar a la nación a la lucha
berse visto definitivamente relegado a la condición armada contra el régimen.
de paradigma cívico que le había conferido la Ilus- Sus autores, los arquitectos Mario Coyula (1939)
tración,1 sigue siendo una obligada referencia cuan- y Emilio Escobar (1934) y el escultor José Villa (1950)
do se trata de reconocer el papel de la creación artística afrontaron una premisa de trabajo de excepcional
en favor de recordar, honrar y perpetuar la memoria complejidad en virtud de la presencia de un entorno
histórica de la humanidad desde sus épocas más físico totalmente configurado por la coexistencia de
remotas. un sin número de obras funerarias muchas de ellas

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“0.53.7”,  Instalación,  técnica  mixta,  Esterio  Segura,  2001

verdaderas joyas de la arquitectura y la escultura cu- nichos que guardan los restos mortuorios, los cuales
bana y universal ilustrativas de los más diversos fueron cubiertos con lápidas de hormigón armado
estilos artísticos, y por la imponente majestuosidad virtualmente en voladizos. La plazoleta constituye, a
del paisaje natural que caracteriza a este cementerio la vez que espacio funcional transitable, un elemen-
habanero. Ante tales circunstancias, los creadores pro- to expresivo de profundo simbolismo: los adoquines
yectaron su trabajo bajo el principio de integración evocan el escenario urbano habanero en el cual se
armónica al medio (fundamentalmente en térmi- desarrolló la lucha insurreccional de los universita-
nos de escala), pero tratando de conferirle al monu- rios contra la tiranía gobernante, mientras que la
mento una expresividad propia apoyada en tres presencia de dos ejes que se cortan realizados con
elementos o subsistemas básicos: el tratamiento piedra serpentina sobre la superficie de la plaza
paisajístico, las soluciones espaciales, y una estruc- conforman un diseño que, a manera de reloj solar,
tura escultórica sobresaliente concebida como una registra cada año el día y la hora exactas en que se
majestuosa hilera de banderas de acero. produjeron las históricas acciones recordadas a través
El espacio fue planteado como una plazoleta de esta suerte de plaza-mausoleo.
adoquinada, delimitada por lometones de tierra y El tiempo es, por tanto, un protagonista plástico
césped, que culmina en un área ligeramente elevada fundamental en esta obra: el eje mayor en forma de
y también revestida de césped, donde se ubican los hipérbole funciona como traza solar que marca las

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horas, mientras que el eje menor indica el punto que reedita un episodio heroico en virtud de los efec-
correspondiente a las tres y veinte minutos de la tar- tos que el sol, la sombra y el fuego proyectan sobre la
de. El espacio, las trazas de serpentina y la aledaña superficie de adoquines y piedra serpentina.
estructura escultórica de acero inoxidable fueron di-
Pero es el tiempo el tiempo en su sentido físi-
señadas y calculadas con precisión astrológica tal
co natural y en su existencia intangible pero
que cada 13 de marzo, durante el transcurso de las
inobjetablemente real el elemento plástico prin-
horas diurnas, la sombra que proyectan las banderas
cipal de esta obra, que definitivamente testimonia
metálicas alineadas se va desplazando sobre el seg-
la vocación de contemporaneidad y el aliento estéti-
mento de hipérbole, para alcanzar el punto de inter-
co renovador que caracteriza a una parte nada desde-
sección entre los ejes justo a la hora precisa en que se
ñable de la producción monumentaria en el Caribe
produjo la toma de la Emisora Radio Reloj y la his-
hispano contemporáneo.
tórica alocución al pueblo de Cuba que desde allí
leyera el presidente de la Federación Estudiantil Uni- Otros autores y obras también localizadas en ese
versitaria José Antonio Echeverría, quien perdió su vida terreno todavía insuficientemente valorado por la
esa misma tarde. En el encuentro de ambas trazas se crítica que es el de la escultura ambiental también
colocó una llama votiva que se enciende los días 13 de ponen de relieve la jerarquía artística del tiempo
marzo, a la hora señalada, para dar inicio a los actos como objeto de la representación artística en su más
36 de homenaje a los caídos en aquella fecha. abstracta y abarcadora concepción. Particularmente
Como puede apreciarse, los autores de este mo- destacada resulta en este sentido la labor creadora del
numento eludieron todo soporte descriptivo directo puertorriqueño Pedro Pablo Rubio (1944) quien es
para la comunicación del mensaje y apelaron a la unánimemente considerado el maestro del rayo lá-
excepcional potencia simbólica de los diferentes ser y de la escultura en metal en su país.
subsistemas artísticos. Las banderas de acero que pro- De Rubio nos llama sobre todo la atención el
yectan la sombra las que por su escala de cinco modo en que su poética escultórica ha conseguido
metros de altura contrastan visualmente con la subvertir la estética primermundista del llamado arte
horizontalidad del entorno parecen flamear al minimal desdiciendo en cada una de sus obras la
viento como la insignia nacional, a la vez que refle- dureza, la gravedad, el pretendido anonimato y la
jan en sus pulimentadas superficies los colores del glacial frialdad del acero inoxidable y de las luces de
cielo y de la vegetación circundante. neón que inundaron buena parte de la escultura nor-
El paisaje fue concebido como elemento expre- teamericana y europea de los años sesenta y setenta.
sivo igualmente esencial, los lometones de tierra y En verdad, sus metales cobran vida, sentido y perso-
césped, las palmas reales, las grevileas y yagrumas nalidad indiscutiblemente propias cuando se tiñen
especialmente plantadas para completar la obra, cie- de esa gestual caligrafía policroma cuyos efectos
rran las visuales, proyectan su sombra sobre los ni- texturales y lumínicos pueden lo mismo evocar la
chos y sobre la plazoleta y enfatizan la gama más rítmica y alegre espiritualidad de nuestra re-
cromática de verdes y grises que domina el conjunto. gión tal y como lo ilustra la pieza Carnaval del
La plazoleta, por su parte, es un espacio transitable Caribe que avizorar gravemente, a través de la
por los visitantes y propicia su acercamiento a los severidad de los contrastes matéricos, los más cruen-
nichos; dotada de zonas sombreadas que invitan a tos peligros de la época contemporánea, según puede
detenerse en el recorrido este elemento, a la vez que comprobarse en esa otra obra, titulada Holocausto
plaza-panteón, se constituye en el espacio simbólico Nuclear.

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Cinco  carrozas  para  la  historia,  Marcos  Lora  Read,  1991

Pero es sobre todo en el aliento monumental de símbolo de la Empresa, el murciélago, la que, a su


sus piezas, en la potencia expresiva muchas veces con- vez, es conocido amuleto de algunas tribus aboríge-
centrada en unos pocos centímetros de acero que pro- nes antillanas (el pájaro vigilante de los espíritus
claman la multiplicación posible y necesaria de sus nocturnos) y que aquí se yergue sobre un espejo de
contenidas dimensiones, en donde la obra del maes- agua de fondo negro, en las proximidades de la bahía
tro puertorriqueño alcanza cabal magnitud e intensi- de San Juan sobre una estructura cuidadosamente
dad para erigirse en baluarte de la profunda equipada para soportar vientos de hasta cuarenta y
renovación de la escultura actual en el Caribe. cinco millas por hora como símbolo también de
Paradigmática en esta dirección y en el abordaje resistencia, de victoria y de buena suerte con el que el
del elemento temporal como objeto esencial de la artista pone en vigor un nuevo concepto del monu-
representación se nos revela la obra titulada Honor mento conmemorativo.
al tiempo (1985), un monumento de treinta y cinco Entretanto, otra de las más importantes piezas
pies de altura que el escultor ejecutó por encargo ambientales de Rubio, la titulada Juego de Hipér-
para conmemorar el cincuenta aniversario de la fir- bola, con la cual representó al Caribe en la Olim-
ma Bacardí en Puerto Rico. El motivo representado piada de las Bellas Artes en Barcelona en el año 1988
en virtuoso ejercicio de estilización formal es el ave (y que hoy atesora en su jardín escultórico el Museo

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del Deporte en Suiza) es también un lúcido expo- A propósito de la problemática del tiempo en el
nente de la problemática espacio-temporal asumida arte, y especialmente de este segmento temático que
desde la perspectiva culturológica que tanto interesa identificamos como la metáfora del decursar, nos
al arte actual latinoamericano y caribeño. interesa comentar dos obras de la Blondet que consi-
En esta obra, la esfera (elemento plástico recu- deramos altamente representativas de lo mejor de
rrente en la poética del autor) colocada sobre la hi- nuestra escultura contemporánea en el área. La pri-
pérbola, aprehende con singular poder de sugestión mera de ellas fue ejecutada en ocasión de la XXII Bie-
la contradicción aparentemente insoluble entre la nal de Sao Paolo en 1994, y lleva por título
quietud y la movilidad: el tiempo inasible, pero Crecimiento. Se trata de un conjunto integrado por
omnipresente ha congelado su deslizamiento veinticuatro módulos que conforman una estructura
como para devolvernos un fragmento de nuestra me- semicompacta, penetrable, inspirada en el texto del
moria cultural. La gran hipérbola de acero (virtual- poema Siembra de Relámpagos (de su padre Carlos
mente suspendida sobre una caja de vidrio, que Passalacqua) y que parece aludir a las heridas de la
acentúa en la pieza la sensación de ingravidez) lejos tierra ancestralmente lastimada por la acción irres-
de ser mera forma escultórica de espectacular dimen- ponsable de los hombres durante el paso de los siglos,
sión es la casi directa representación del dujo abori- pero que al mismo tiempo evoca, en la circularidad
gen, ese conocido asiento ceremonial donde el cacique de su forma, el trazado coreográfico de una danza
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se reclinaba para disfrutar (también) del juego de
tribal en torno al fuego, y que consigue entonces
pelota..., un juego que nos conecta, al cabo, con la
resemantizar al hierro esta vez totalmente despro-
tradición olímpica o que, en todo caso, nos distingue
visto de esmaltes en favor de una poética que hu-
de aquella al afirmar la existencia de una cultura
maniza el metal como agente recuperador de la
otra cuyo devenir se vio sometido a los azares y efec-
memoria.
tos del mal llamado descubrimiento de América .
La segunda, Origen y tiempo, es una de sus pie-
Discípula de Pedro Pablo Rubio, la también puer-
zas monumentales más recientes (dieciséis pies de
torriqueña Carmen Inés Blondet (1945) es otra artis-
altura), emplazada en 1995 en el Colegio Universita-
ta que igualmente sobresale como artífice de la
escultura en metal en esta área geográfica. Ella gus- rio de Humacao, de la Universidad de Puerto Rico.
ta de trabajar el cobre, el hierro, el níquel, el alumi- Integrada por varios módulos rectangulares articula-
nio y el acero cór-ten, materiales con los que se dos en una rítmica estructura de espacios llenos y
identifica de manera excepcional, al punto que con vacíos, la obra impone su fuerza y atractivo visual, a
ellos ha (re)construido su Árbol genealógico y ha la vez que interactúa armoniosamente con las líneas
llegado a conformar su propio Autorretrato. Frecuen- arquitectónicas del edificio en cuyo patio interior
te hacedora de formas punzantes y cargadas de suge- fue ubicada. Se trata de una propuesta de escultura
rencias emotivas, las obras de Carmen Inés pública que apela a los valores plásticos y sugestivos
transparentan una sentida vocación ecologista; sus del agua y sus efectos texturales sobre las superficies
denominadas Cajas de Fuego constituyen una ex- de metal para establecer, en esencia, un nuevo ámbi-
presión loable del modo en que su obra escultórica de to de contacto entre la naturaleza y la industria y un
salón pugna con las restricciones del formato y en pretexto plástico que intenta propiciar la reflexión
ocasiones se adelanta a lo que puede llegar a conver- en torno a las coordenadas del tiempo (pasado, pre-
tirse en una escultura pública con plenitudes de es- sente y futuro) como preocupación oportuna y perti-
cala y proyección social. naz del hombre contemporáneo.

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De  la  tierra  al  concreto,  instalación,  Marcos  Lora  Read,1992
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En similares ejes problémicos se ubica la obra representa, según su autor, el tronco de la Revolución cubana;
plástica de quien constituye uno de los nombres im- del árbol dimanan doce ramas poderosas de las que a su vez
prescindibles del arte caribeño de la segunda mitad cuelgan numerosas lianas, concebidas como estructuras
móviles y sonoras cuando topan entre sí por la mecida del
del siglo XX: el creador rumano Sandú Darié (1908- viento y por el juego de los infantes, quienes han de provocar,
1999). Darié abandonó Europa y cruzó el Atlántico a fin de cuentas, el bullicioso campaneo y la vitalidad
en los años tremebundos de la expansión fascista en transformadora que otorga su verdadero sentido a la obra.
el viejo continente. En Cuba fue precursor del Poco tiempo después, como parte de la
abstraccionismo lírico, del concretismo, del arte ambientación artística del espacioso vestíbulo del
cinético y hasta del performance, y no sólo en lo que hospital habanero Hermanos Ameijeiras, Sandú Darié
respecta la formulación de un lenguaje novedoso sino realizó los majestuosos murales escultóricos que ti-
también en lo concerniente al criterio de obra abier- tuló El día y la noche. La estructura concéntrica de
ta, multidimensional, interdisciplinaria y de ilimi- discos y rayos se carga en este caso de una poética
tada participación social. visual y conceptual de profundo sentido humanista,
Entre los muchos sueños y proyectos que fabuló y concretó en complementada con la sugestiva acción de la luz
la isla antillana (la cual consideró su segunda patria y donde
transcurrió la segunda mitad de su vida) se halla una
natural y de una banda sonora, compuesta expresa-
imponente estructura de acero ubicada en la entrada principal mente para la obra.
del Palacio de Pioneros Ernesto Che Guevara en las afueras Motivado por el propósito de mitigar la inquie-
de la ciudad de La Habana, a la cual el artista denominó El
árbol rojo (1981). Sobre una base de hormigón cubierta de
tud y el desaliento y de alimentar la esperanza de los
suelo rocoso se alza un tronco de diez metros de altura que pacientes, familiares y amigos que aguardan o que
simboliza la perpetua fuerza de la naturaleza y que también visitan este lugar al que el artista prefirió

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denominar centro de vida (nunca de enfermedad y irreversibilidad al que nos tenía acostumbrados el
menos de muerte), Darié desarrolló en términos de pensamiento moderno. Entramos a una época que
bellísima metáfora el tema de la eterna e ininte- desplaza la tiránica dureza de la historia colocando
rrumpida sucesión de las horas diurnas y nocturnas, en su lugar la consecuente (re)escritura de la misma
como intervalos regulares indetenibles que apuntan para otorgar espacio a lo simultáneo y a lo alterna-
hacia la infinitud siempre posible de la existencia tivo, confiriéndole credibilidad a los intersticios de
humana. un tiempo otro que transcurre en permanente jue-
Las obras hasta aquí comentadas, como puede go de yuxtaposiciones, trasiegos y mixturas. Tal
apreciarse, constituyen saludables lecciones de perti- tiempo otro es el tiempo Caribe, conformado so-
naz renovación y probada capacidad de expansión bre las bases de una diacronía histórica que es fru-
ideoestética en el ámbito de la escultura ambiental to de la superposición de esos tiempos diferentes
caribeña, cuyo denominador radica en el desarrollo que dieron lugar a una hibridez extraordinaria-
de un lenguaje básicamente abstraccionista que ape- mente peculiar.
la a la dimensión metafórica de las formas, los volú- A estas tierras del Caribe según explica la profesora y
crítica cubana Yolanda Wood todos llegaron, y llegaron
menes, la luz y el espacio, en aras de representar el de algún lugar, en circunstancias histórico sociales bien
concepto mismo del tiempo como dimensión huma- diferenciadas, pero todas las culturas participantes, con sus
na de máxima universalidad. procedencias diversas, eran portadoras de tiempos históricos
40 distintos. De modo que el tiempo histórico del español no
era el del africano, aherrojado y convertido en herramienta;

III
ni el tiempo histórico del holandés, comerciante empresarial
y capitalista, era semejante al del hindú, cerrado en sus
costumbres milenarias. Esto hace pensar que el estudio de
la producción artística regional haría quebrar para decirlo
con palabras de Alejo Carpentier una temporalidad
El arte como (re)escritura de la tradicional .3

historia: yuxtaposiciones, No es casual entonces que una parte importante


trasiegos y mixtura temporal de la producción plástica del territorio se nutra de
esa mixtura cronológica que constituye, sin lugar a
Otra zona de la producción plástica contempo- dudas, una clave metodológica fundamental para
ránea situada en el extremo opuesto de las poéticas la cabal interpretación de nuestra visualidad. Y es
anteriormente tratadas, pero igualmente adscrita a precisamente en estas coordenadas en las que su ubi-
la vocación identitaria y al sentido humanista que ca la labor de un grupo de jóvenes creadores cubanos
alienta al mejor arte de nuestra región, se interesa cuyas poéticas insertas en el efervescente panora-
igualmente en la problemática del tiempo, asumién- ma artístico de la Isla durante los decenios ochenta
dolo desde una perspectiva histórica que presupone y noventa apuntan hacia una lectura crítica de
otros niveles de cuestionamientos, diferentes modos su pasado histórico, remoto y reciente, propugnando
de elaboración teórica, así como nuevas e interesan- por una suerte de revisión y de (re)escritura de la
tes formulaciones en el plano estético visual. historia, curiosamente alentada por el más irreve-
Para su análisis es necesario partir del hecho de rente espíritu de desfundamentación y satirización
que, con el advenimiento de la llamada de cualquier atisbo de discurso autoritario.
posmodernidad, vivimos una etapa que echa por tie- Un buen ejemplo de ello es Alejandro Aguilera
rra la concepción hegemónica de la historia y del (1964) quien fue uno de los primeros artistas cuba-
tiempo bajo los criterios de linealidad, progreso e nos que decidió centrar la atención en el abordaje

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del tema histórico nacional desde una perspectiva Los sugerentes trasiegos entre el pasado y el pre-
antropológica particularmente novedosa. Su prácti- sente, entre la propaganda política y el pensamiento
ca estuvo encaminada hacia la oportuna reflexión religioso trasiegos que ocasionalmente pueden lle-
acerca de los complejos procesos de mitologización gar a ser instrumentados con determinada
de las personalidades históricas y de historización de intencionalidad ideológica han sido también
las figuras no terrenas (básicamente dimanadas del blanco de una buena parte de la producción artística
universo religioso), procesos que ocurren con singu- de otro creador, José Esterio Segura (1970) cuya obra
lar frecuencia en el imaginario cotidiano nacional. le otorgó continuidad a esa postura crítica, reflexiva
Para conseguir la necesaria implicación del pú- e indagatoria tan característica del joven arte cuba-
blico en la asimilación de sus propuestas artísticas, no. Su Santo de paseo por el trópico representa a San
Aguilera apeló al recurso de las asociaciones y los Sebastián atravesado por machetes, con lo cual el
extrañamientos que provocan en el receptor las suti- creador parodia el pasaje bíblico tropicalizándolo
les interconexiones posibles entre los códigos de la y aludiendo con eficaz mordacidad al episodio san-
iconografía heroica, tan extendidos en la Cuba ac- guinario disfrazado de evangelización que fue el lar-
tual, y los códigos de la imaginería religiosa impreg- go proceso de colonización y conquista de nuestra
nados con milenaria fijeza en la conciencia social. América.
En la obra titulada De Playitas al Granma, el ar- En la pieza titulada Natividad Esterio coloca a
41
tista representó a la Virgen de la Caridad del Cobre la isla de Cuba en el lugar que debía ocupar el niño
como salvaguarda de los protagonistas de dos aconte- Jesús y presenta al primer ángel como evocación del
cimientos históricos muy distantes en el tiempo casi legendario primer y único vuelo de un latino-
ambos relacionados con las luchas insurgentes en americano al cosmos. Asimismo, el artista ha con-
favor de la independencia nacional quienes ocu- cretado originalísimas versiones de la Virgen Patrona
pan el lugar de los juanes en la barca agitada por de Cuba, Nuestra Señora de la Caridad del
las olas, pero finalmente salvada bajo el manto Cobre, protegiendo el principio ideológico comu-
protector de la Santa Patrona. nista de la alianza obrero campesina, sintetizado en
En otra de sus piezas más conocidas, En el mar el símbolo de la conocida obra de Vera Mújina, El
de América, Aguilera agrupó las representaciones de obrero y la Koljosiana.
tres figuras continentales de carne y hueso: José Martí, Pero cuando más hondo penetra su obra en la
Simón Bolívar y el Che Guevara, junto a las de Jesús sagaz relectura del pasado histórico y el consecuente
Cristo, El Quijote y un sacerdote católico; todas fue- cuestionamiento del presente, es cuando opera direc-
ron talladas rústicamente en madera aplicando tamente con elementos de la iconografía heroica,
rudos ensamblajes a base de clavos, bisagras y carpin- activando las ilimitadas potencialidades semánticas
tería bruta reservando para los rostros un cuidado- de las imágenes, en virtud de una habilidosa subver-
so trabajo retratístico que acentúa con el sión de las proporciones y aprovechando al máximo
expresionismo del trazo la humilde grandeza de los las estridencias del color: En Martí y el dragón Se-
personajes que, reunidos y mezclados tal y como gura muestra al apóstol cubano en pose de San Jorge,
ocurre en el imaginario popular tienden a subra- batiendo al dragón crujiente parapetado en la Flori-
yar la dinámica de los procesos interpretativos del da, mientras que en América Hermosa pone a co-
pensamiento en los que no cesan de yuxtaponerse mandar las tres carabelas, junto al Gran Almirante
pasajes religiosos y sucesos históricos en perennes re- Cristóbal Colón, a Carlos Marx y a Federico Engels,
laciones de superposición y reversibilidad. propiciando así, con carnavalesca ironía, infinitas

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interpretaciones posibles en torno a las incontables los símbolos de la gesta patriótica revolucionaria
intervenciones foráneas en nuestro transculturado y la boda verde olivo, la pañoleta de pionero, el casi
siempre ecléctico proceso de conformación social devoto rostro del joven militante comunista cons-
como nación. El propio Esterio Segura ha confesado tituyen imágenes intervenidas por un conjunto de
que se sirve en su obra del eclecticismo, el mestizaje connotaciones que las mismas han adquirido en fran-
y el sincretismo que nos distingue como pueblo para ca confrontación con la realidad actual de lo que
poner al descubierto ese particular sentido de la his- encarnan .5
toria que habita en la memoria colectiva del cubano Milagro en La Habana (1998) es otra obra del
de hoy.4 propio Malberti que ilustra de modo elocuente ese
Guillermo Ramírez Malberti (1965), por su par- juego de yuxtaposiciones espacio-temporales que iden-
te, aporta una mirada personal, casi intimista, que tifica al ambiente caribeño. Esta pieza pone de relie-
también se identifica con la enfática intención ve el dominio por parte del artista de lo pudiéramos
desacralizadora que alienta al joven arte cubano in- considerar una suerte de teatralidad instalativa, de
teresado en el comentario crítico de su segmento de su magistral control del espacio escénico de la obra
historia más reciente. Como te cuento mi cuento como ámbito de encuentros que tributan desde el
es una instalación escultórica, una suerte de auto- contrapunteo de las múltiples superposiciones un
biografía modelada en barro, que el artista exhibió concepto integral de la visualidad, así como su sin-
42
íntegramente en una muestra personal en el año 1994
gular sentido del humor, siempre empleado como
y con la cual participó también en el Primer Salón
estrategia de subversión y como detonante de la más
de Arte Cubano Contemporáneo al año siguiente. Aquí
hondas reflexiones.
Malberti establece un recorrido polémico y
Precedido por una imagen exenta y alada
desmitificador a través de los principales hitos de su
simulación tal vez la Estatua de la Libertad que,
historia personal, en un lapso temporal que al
brocha y balde en ambas manos, se nos ofrece presta
iniciarse con el matrimonio de sus padres en el año
1959 , es casi coincidente con las cuatro décadas a restaurar La Habana, o quizás a materializar
del proceso revolucionario. en ella todos los sueños imaginados, Guillermo nos
Guillermo es un virtuoso en el empleo de lo regala en el lienzo una espectacular panorámica de
objetual ; el goce con las ilimitadas ambivalencias la capital cubana (vista desde al lado de allá del
semánticas y morfológicas de las esculturas-objetos Malecón) donde coexisten, junto a los edificios altos
realizadas en barro, al tiempo que lo conectan con la de el Vedado, la Torre Eiffel, las ruinas del Coliseo
tradición imaginera local, le permite ampliar los romano, la Sagrada Familia de Gaudí, las cúpulas
resortes comunicativos con el público. Asimismo, su del Kremlin, la Torre de Televisión de Berlín, el Cris-
peculiar trato con los objetos, como ha señalado la to de Sao Paulo... y hasta el mismísimo Empire State,
crítica Lupe Alvarez, se asocia con las estrategias de para conformar, a base de un eclecticismo real e ima-
utilización del acervo kitsch tan comunes en la ginado, esa bellísima metáfora del mestizaje, de la
cultura plástica reciente vindicando una expre- hibridez, del cosmopolitismo cultural y de esos
sión estética de gran representatividad sociocultural empecinados trasiegos temporales que hacen de cual-
en nuestro entorno. Recursos plásticos y criterios de quier ciudad del Caribe (y de La Habana más que
montaje apunta Alvarez están puestos en fun- ninguna otra) un espacio de encuentros y
ción de resaltar la veta kitsch de la retórica ideológi- desencuentros alimentados por la memoria y por la
ca, su tono apologético, su decir idealizante... . Así, nostalgia de sus pobladores de todos los tiempos.

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43

Epítome,  Marcos  Lora  Read,  1993

totalitarismo del discurso histórico en favor de la


Finalmente, el también cubano Carlos Estévez fragilidad y pertinencia de cualquier interpretación
(1969) arremete con peculiar sutileza contra el sen- personal, Estévez postula la validez del pensamiento
tido unilineal y oficialista del tiempo entendido propio y la importancia de la memoria individual
como discurso histórico. La verdadera historia uni- como uno de los baluartes esenciales de toda noción
versal fue galardonada con el Gran Premio en el del tiempo. Es el arte como (re)escritura de la histo-
Primer Salón de Arte Cubano Contemporáneo cele- ria, otorgándole al hombre común el derecho y la
brado en 1995, y forma parte de la colección perma- plena responsabilidad de protagonizarla.
nente del Museo Nacional de Bellas Artes de La Adviértase que estas poéticas discurren sobre un
Habana. Se trata de un pequeño escenario teatral, basamento estético figurativo sustentado en el em-
una especie de guiñol de factura deliberadamente pleo de la instalación. El hacer instalacionista repre-
primitiva, a cuyos pies el artista coloca rústicos per- senta para el artista caribeño y latinoamericano la
sonajes de madera y tela que el público puede selec- posibilidad de expandir el universo de recursos visua-
cionar a su antojo para construir su versión les, desplegando técnicas y morfologías híbridas sus-
individual, libre, mutable y tan legítima como cual- tentadas en una sólida elaboración conceptual; pero
quiera, de la Historia Universal . Figuras como Cris- el rasgo más sobresaliente, lo realmente meritorio en
to, Hitler, Napoleón, Juan Pablo II, Mussolini, Fidel este tipo de propuestas es el modo en que las mis-
Castro o Charles Chaplin se truecan en representacio- mas atienden a las especificidades, las demandas y
nes manipulables de la lúdica personal de cada es- las urgencias de nuestro contexto histórico, geográ-
pectador. En la práctica, al fragmentar el fico y cultural.

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artista del hambre y Hábitat atormentado cons-
IV tituyen en sí mismos (y a tono con su ideario políti-
co de izquierda), una franca denuncia de los
problemas sociales y económicos de su entorno.
El material artístico como porta- Melquíades utiliza herramientas rústicas de le-
dor sígnico: tiempo y memoria ñador para eliminar la corteza de los troncos, afilar
cultural las puntas de las estacas, desnudar las ramas y
encresparlas o retorcerlas con metales y tablones re-
Detengámonos, por último, en una tercera aris- cuperados entre deshechos, otorgando a sus obras una
ta de la producción plástica contemporánea impli- carga emotiva que no es sino el vehículo de expresión
cada, precisamente, en una de las problemáticas de sus obsesiones y desvelos sociales. En 1992, con
culturológicas fundamentales de nuestra región motivo de la controvertida celebración del quinto
americana y caribeña. Nos referimos a aquellas poé- centenario del descubrimiento produjo una obra
ticas que conceptualmente apelan a la necesaria sal- titulada Perspectiva arbitraria de un encuentro
vaguarda de una memoria cultural acosada, en la que se pone de manifiesto la oportuna
lastimada y puesta en alto riesgo por los sucesivos refuncionalización del lenguaje informalista despla-
procesos de ocupación, dominación y exterminio; zando el regodeo esteticista tan propio del
44 poéticas que en el orden formal también reflejan expresionismo abstracto de corte matérico, en favor
una postura creativa heterodoxa y renovada, con la de una poética que enfatiza su sentido de pertenen-
particularidad, en este caso, de que sus artífices sue- cia y comprometimiento para con una problemática
len instrumentar de manera consciente las potencia- temporal de trascendental importancia y significa-
lidades semánticas del material artístico al asumirlo ción para el hombre caribeño y latinoamericano de
como portador sígnico y como activo agente de afir- todas las épocas.
mación identitaria. Preocupaciones equivalentes nos revela la obra
Tal es el caso del artista puertorriqueño de otro destacado escultor boricua, Jaime Suárez
Melquíades Rosario Sartre (1953) cuya obra, a la vez (1946), quien con su prolífica producción en barro
que marca una línea de continuidad respecto al sos- ha ido construyendo durante los últimos años una de
tenido desarrollo de la escultura en madera en el las poéticas más dramáticas y comprometidas social-
Caribe hispano, constituye uno de los más loables mente con el pasado, el presente y los posibles desti-
exponentes de la renovación ideoestética que ha te- nos de su región. Como su coterráneo Melquíades
nido lugar en esta manifestación en el área. Cierta- Rosario, lo hace con la madera, Suárez reedita en el
mente, es a la altura de los años ochenta cuando su proceso de manipulación del barro los maltratos, los
quehacer comienza a cobrar merecido protagonismo golpes, los jalones y hasta las heridas que todo el
en el ámbito plástico de Puerto Rico; por esta fecha, paisaje terrestre testimonia a lo largo del planeta.
sus esculturas revelan una enfática inclinación ha- Canto al deterioro, Vestigios de una arquitectura
cia el empleo del material en estado bruto, directo, futura y Vestigios de un paisaje verde, son títulos
operándolo con un expresionismo febril cuya agresi- que traducen la pertinencia de una preocupación
vidad transparenta, de algún modo, la alta dosis de justa y urgente ante la devastación casi irreversible
violencia entronizada en el mundo contemporáneo. que sufre la naturaleza.
Los títulos de sus piezas véanse, por ejemplo, Altas Cuando instrumenta su metodología de trabajo
y bajas de un artista machista, Homenaje a un excepcionalmente innovadora en la técnica de

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la barrografía (con la que produce láminas tan La obra de Victoria no renuncia, sin embargo, al
delgadas y flexibles que prácticamente desdicen su ejercicio de un activismo cultural íntimamente co-
naturaleza cerámica) para elaborar Mantones y nectado con la problemática espacio-temporal de su
Vestimentas rituales, Suárez asume una suerte de rol contexto geográfico. Atlante es una pieza de más de
shamánico dentro de la tribu haciendo de la crea- dos metros de altura, elaborada en 1993 con restos de
ción un acto de exorcismo de los malos espíritus del madera extraídos de las ruinas de un trapiche azuca-
presente y protagonizando, sobre todo, un acto de re- rero del período colonial, con los que el artista recu-
sistencia cívica en favor de la defensa de la identidad pera, reconstruye e interpreta un fragmento de la
puertorriqueña amenazada, como se sabe, hasta en historia dominicana que es también la historia
la posibilidad misma de su reconocimiento y super- de toda la región al evocar y rendir homenaje, a
vivencia como nación. través de esta suerte de objeto totémico de escala mo-
El artista es plenamente consciente del papel y numental, a las miles de víctimas anónimas que
la importancia de la memoria como dimensión ac- cobró la esclavitud como base de la economía
tualizada del tiempo, de ahí que en muchas de sus plantacionista azucarera en nuestras dolorosas Islas
piezas más recientes La hora de los ritos, De lo del Caribe . El Atlante representa, en efecto, el sostén
ritual se retrotrae a través del material y de la de una memoria etnocultural que es baluarte indis-
técnica cerámica al estadio preautonómico del arte y pensable para el hombre contemporáneo afanado en
la defensa de su identidad. 45
nos lo presenta cual una ceremonia ritual, en franca
advertencia de la responsabilidad del hombre-artista En obras como éstas es obvio que el empleo di-
de conocer y recuperar las esencias de su civilización recto del objeto, o del fragmento de objeto recupera-
y de enaltecerlas, como lo expresa esa monumental do, está totalmente distante del sentido estratégico
estructura de cincuenta pies de alto a la que Jaime del denominado ready made. No se trata, en esen-
Suárez tituló Tótem Telúrico, la cual fue emplaza- cia, de apropiárselo y recolocarlo en un ámbito artís-
da en el preciso centro de la llamada Plaza del Quin- tico que subvierta su destino ingenuo inyectándole
to Centenario del Descubrimiento en San Juan, Puerto nuevas potencialidades semánticas, sino de activar
Rico donde se erige, no cabe duda, como símbolo de la espeluznante pureza del objeto en su condición de
resistencia y afirmación cultural. referente y de significante cultural, cuya conexión
El artista afirma el profesor español Manuel García sanguínea con la historia vivida y evocada no admite
Guatas está obligado a establecer o restaurar el diálogo las distancias de una interpretación netamente ra-
con la naturaleza y con la tradición histórica que lo rodea.
Debe comportarse, por tanto, como un investigador del pasado, cional y mucho menos esteticista.
un selectivo viajero de la naturaleza, un intérprete sensible y Análoga interpretación nos merece otro ejemplo
un guardián de esta memoria.6 estrechamente vinculado, en el orden temático, a la
Son muchos y muy valiosos los creadores caribeños citada pieza del dominicano Victoria. Nos referimos
que adoptan esta misión como baluarte fundamental al conjunto monumentario Loma del Cimarrón,
de sus poéticas y traducen en sus obras una permanente inaugurado en la región minera de El Cobre, Santia-
preocupación por la preservación de la memoria histó- go de Cuba, en el año 1997, el cual constituye un
rica regional. Un ejemplo elocuente lo constituye el sentido tributo a la rebeldía del esclavo que se inició
dominicano Bismarck Victoria (1952), cuya postura, en las factorías de las costas africanas, se continuó
contenida y austera en el orden formal, muestra una en los barcos negreros sobre el Atlántico y alcanzó su
marcada preferencia por las composiciones geométricas expresión más alta en los palenques de las montañas
puras, de aparente rigor minimalista. de América .7

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Situado en la cima de una de las lomas que con- asume forma de animal el esclavo burla al amo y
forman el paraje de Santiago del Prado, el monu- a las partidas de rancheadores en la medida que se
mento fue concebido por el escultor cubano Alberto interna en la maleza de la montaña y a lo largo
Lescay Merencio (1950) para ser emplazado en un de la masa broncínea que se yergue se adivinan ros-
entorno histórico natural de singular alcance sim- tros humanos, rostros de negros, blancos, chinos y
bólico, en la medida en que la mina de Santiago del mulatos que expresan todo el proceso de mestizaje
Prado en las montañas de El Cobre fue escenario del étnico y racial que está en la génesis misma de nues-
más activo foco de rebeldía esclava en la Isla de Cuba, tra existencia como nación. Por último, resurge la
en un sostenido empeño de resistencia y lucha reden- figura humana en una mano abierta al horizonte
tora que abarcó ciento veintitrés años.8 que corta de súbito la verticalidad de la figura: es la
En la cúspide de la llamada Loma de los Chivos, idea del retorno a sí mismo del cimarrón dice
alcanzando una altura de 9,20 metros (sobre el ci- Lescay , en su ascensión espiritual el hombre cobra
miento, a nivel cero) se erige la escultura de Lescay conciencia de sí mismo, y es esta carrera hacia la
como una obra símbolo que intenta dar la visión libertad lo que le permite reencontrarse .10
del cimarrón, no sólo en el sentido de rebeldía, como El joven artista dominicano Marcos Lora Read
acto supremo de enfrentamiento con el objetivo de (1965) entronca, a su vez, con esta recurrente arista
conseguir la libertad, sino que va más allá y trata de temática de profunda raíz histórica y etnocultural
46 abundar en la significación del cimarrón como acti- poniendo énfasis no solamente en la dimensión
tud ante la vida, como actitud soberana de ascensión sígnica del objeto encontrado sino en los parale-
espiritual .9 Para la concepción del conjunto, el ar- los temporales que pueden establecerse entre las for-
tista apeló entonces al empleo de una enorme calde- mas más aparentemente distanciadas de
ra, auténtico recipiente que fuera originalmente dominación social.
utilizado en un ingenio azucarero del siglo XVIII y En una pieza instalativa titulada La Calimba
que aquí es refuncionalizada en virtud de la cuali- (juegos isomórficos), Lora se apropia literalmente
dad expansiva del símbolo; el objeto mismo es sopor- de ese utensilio de hierro con el que los esclavos reci-
te y portador de una memoria secular. bían en sus cuerpos, como marca de propiedad, el
Al tiempo que sirve de base a la forma escultórica acrónimo de traficantes y amos; de esta suerte, la
fundida en bronce, la caldera funciona como una calimba desborda su significado original cuando
enorme nganga (alusión directa a la denominada Marcos traza una parábola que se extiende a esas for-
regla de palo, una de las religiones populares de ori- mas más actuales y sofisticadas de dominación que
gen africano más extendidas en esta zona) que en son las marcas de raza y origen que clasifican y sepa-
unos pocos años se ha ido llenado de ofrendas que ran a los hombres a través de sus pasaportes y docu-
han desbordado, al cabo, el acto creador individual mentos de identificación.
del artista para hacerse depositaria de un espontáneo En otra de sus más conocidas piezas, Cinco ca-
gesto colectivo de (co)creación popular. rrozas para la Historia, que fuera expuesta en la V
Allí, desde el centro de la nganga, donde se fun- Bienal de La Habana en el año 1992, Lora aborda con
den fibras vegetales, tierra y metal, se alza la forma virtuoso dominio del hacer instalacionista el ya refe-
escultórica que interpreta en bronce la metamorfosis rido tema de la yuxtaposición de tiempos históricos
vital del cimarrón: la llama representa al fuego, re- que tuvo y tiene lugar en el espacio geográfico cultu-
mite al universo mágico del esclavo a la vez que evo- ral del Caribe, y lo hace en íntima conexión con el
ca el acto de huida al monte; en su ascenso, la llama problema migratorio, que es quizás una de las claves

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sociohistóricas fundamentales e inapelables para
del arte de un área que se piensa a sí misma y desarrolla una
comprender las esencias de nuestra región. voluntaria búsqueda de expresión de identidad.11
La obra en cuestión está conformada por cinco
Así las cosas, toda suerte de artefactos artísticos
canoas elaboradas por el artista siguiendo con estric-
esculturas de salón , instalaciones, obras ambien-
ta fidelidad la técnica original empleada para su
tales y monumentos conmemorativos; sin descontar,
construcción. En cada una de las cinco canoas ins-
por su puesto, otros medios de sostenida y relevante
cribió cientos de nombres aborígenes esos prime-
presencia en el escenario plástico contemporáneo ta-
ros pobladores de las Islas que debieron venir de
les como el grabado, la fotografía, la pintura, así
alguna parte , de colonos europeos llegados
como las nuevas técnicas del video-arte, el arte digital,
del viejo mundo en son de conquista y plan de asen-
el video-instalación toda suerte de obra dimana-
tamiento, de negros africanos traí-
da del talento y el profesionalismo e
dos por aquellos para servir de
inspirada en el más sincero sentido
esclavos, de corsarios y piratas de
de pertenencia del artista a su núcleo
todas partes que azotaron estas tie-
temporal, puede ser portadora de un
rras durante los primeros siglos co-
mensaje de honda significación cul-
loniales, y de muchos nativos
tural para sus contemporáneos.
contemporáneos que, en perenne
trasiego de ida y vuelta, han ido ar- Nuestra sociedad, en efecto, está 47
ticulando una cultura fraguada a urgida de pensarse a sí misma y de
golpe de convergencias y también legar a las generaciones venideras si-
de encontronazos. De ahí que Mar- quiera un fragmento restaurado de
cos Lora haya decidido sustituir los este tiempo álgido y convulso que nos
remos de las carrozas por recias ha tocado vivir; ésta y no otra es la
ruedas de hierro y que, en lugar de principal responsabilidad de los ar-
colocarlas sobre el piso, haya opta- tistas y de los profesionales de la cul-
do por colgarlas de la pared de la tura, todos juntos e indefectiblemente
galería como para evocar los efec- implicados en el deber de construir,
tos de esa alteración del orden natural de las cosas y enriquecer, preservar y transmitir a nuestros seme-
de la subversión de los códigos originarios que ha jantes el más preciado tesoro del género humano que
dado lugar a un resultado híbrido, inter y es su memoria social.
transculturado que define una singular noción del
tiempo y de la memoria en nuestros territorios.
Estamos en presencia de ese fenómeno tan sui V
géneris que fuera definido por la profesora Yolanda A propósito de este llamado que en verdad consi-
Wood a través del concepto de cronomestizaje. dero inapelable, y para concluir estas líneas con la
El cronomestizaje del Caribe explica Wood se explica al
palabra erudita de un maestro, me permito citar ín-
desmontar sobre el eje del tiempo natural otros tiempos en
simultaneidad: el tiempo etnohistórico, con su interacción tegramente un poema de ese gran escritor cubano y
de lapsos históricos diferenciados debido a procesos latinoamericano que fue Eliseo Diego quien, como
migratorios sucesivos; el tiempo histórico-artístico, que se si hubiera estado de cuerpo presente entre noso-
orienta a distinguir aspectos genéticos y funcionales de la
praxis en la región, y el tiempo psicológico o tiempo de la tros, compartiendo nuestros desvelos y esperanzas,
memoria, que constituye una noción esencial para la historia escribió su Testamento.

Universidad de Antioquia / Facultad de Artes 
Notas 
1  Cfr.  María  Luisa  Sobrino,  Escultura  con­ 
temporánea  en  el  espacio  urbano,  Socie­ 
Testamento  dad  Editorial  Electa  España,  S.A.,  1999. 
2  Cfr.  María  de  los  Angeles  Pereira.  La  pro­ 
Habiendo llegado al tiempo en que la penumbra  ducción  monumentaria  conmemorativa  en 
Cuba (1959­1993). (Tesis  Doctoral) La  Ha­ 
ya no me consuela más,  bana,  Universidad  de  la  Habana,  1994 
3  Yolanda  Wood.“La  aventura  del  tiempo”,  en 
y me apocan los presagios pequeños;  Las artes plásticas en  el Caribe, La  Haba­ 
na,  Ed.  Félix  Varela,  2000,  p.  22­23. 
habiendo llegado a este tiempo,  4  Cfr.  Catálogo  del  II  Salón  de  Arte  Cubano 
Contemporáneo, La Habana, Centro de De­ 
sarrollo  de  las  Artes  Visuales,  noviembre 
y como las heces del café abren de pronto ahora  1998,  p.  113. 
para mí 
5  Lupe  Álvarez.“Crear  la  Historia”.  Palabras 
al  Catálogo  de  la  Exposición“Como  te 
sus redondas bocas amargas;  cuento  mi  cuento”,  muestra  personal  del 
artista  Guillermo  Ramírez Malberti,  La  Ha­ 
habiendo llegado a este tiempo  bana,  1994. 
6  Manuel  García  Guatas.“Paisaje,  tradición  y 
y perdida ya toda esperanza de algún merecido  memoria”,  en  El  Paisaje;  arte  y  naturale­ 
ascenso,  za  (Actas  del  II  Curso).  Diputación  de 
Huesca,  1996,  p.  95. 
48  de ver el manar sereno de la sombra,  7  Duharte  Jiménez,  Rafael.“Nota  de  presen­ 
tación”,   en  El  Cimarrón,  Conjunto 
y no poseyendo más que este tiempo;  Monumentario.  Fotocopia  del  dossier  ela­ 
borado  por  la  Fundación  Caguayo,  1997 
(sin  paginar). 
no poseyendo más, en fin, que mi memoria de las 
noches  8  En  el  año  1800  la  Corona  española  se  vio 
precisada  a  dictar un  Decreto  Real  conce­ 
diendo  la  libertad  a  los  esclavos  de  El 
y su vibrante delicadeza enorme;  Cobre  y  a  sus  descendientes.  Esto  ocu­ 
rrió  con  ochenta  años  de  antelación  a  la 
no poseyendo más entre cielo y tierra que mi  Ley  de  Abolición  de  la  Esclavitud  firmada 
memoria,  por  España  y  aún  con  sesenta  y  ocho 
años  de  anticipación  a  la  abolición  decre­ 
y que este tiempo.  tada y practicada por las fuerzas mambisas 
cubanas  al  iniciarse  en  la  Isla  la  primera 
de  las  guerras  por  la  independencia. 
Decido hacer mi testamento. 
9  Alberto  Lescay,“Rostros  del  tiempo”,  entre­ 
vista  realizada  a Alberto  Lescay  por  Kenia 
Éste es: 
Dorta  Armaignac  en  El  Cimarrón,  Conjun­ 
to  Monumentario,  op.  cit .  (s/p) 
Les dejo el tiempo, todo el tiempo. 
10  Ibíd. 
11  Yolanda  Wood,“La  aventura  del  tiempo”, 
en  Las  artes  plásticas  en  el  Caribe,  op. 
cit .,  p.  24­25.

Nº. 6 Volumen 3/ julio­diciembre, 2003 

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