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Modelos y variaciones sobre las ideas peirceanas del continuo

Chapter · January 2017

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1 author:

Francisco Vargas
Pädagogische Hochschule Ludwigsburg
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A model for Peirce's Continuum View project

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M ODELOS Y VARIACIONES SOBRE LAS
IDEAS PEIRCEANAS DEL CONTINUO

F RANCISCO VARGAS⇤

1. I NTRODUCCI ÓN

El concepto de continuidad para Peirce (o mejor: el desarrollo cambiante de los concep-


tos de continuidad a lo largo de los años, sus diferentes aproximaciones y formulaciones)
asumió un rol central en su filosofı́a y su visión del saber en general. Este concepto maestro
(“the master key of philosophy”) fue abordado por el autor una y otra vez a lo largo de su
vida, dejándonos como resultado una multiplicidad de ideas que retoman toda una tradición
filosófica que se remonta a los griegos, pero a la vez se inspira y hace uso de las modernas
herramientas matemáticas de la topologı́a, la lógica y la teorı́a de conjuntos transfinitos.
Peirce integra estas ideas volviendo a pensarlas en un vaivén que oscila entre el estado
germinal del nacimiento de nuevos conceptos y su depuración técnica cuasi-axiomática.

Universidad El Bosque / PH-Ludwigsburg, fvargasmancera@gmail.com

139
No nos detendremos aquı́ en los detalles de este desarrollo1 , pero es, sin embargo, impor-
tante resaltar la enorme distancia que separa las ideas peirceanas maduras (particularmente
alrededor del cambio de siglo) de las concepciones hoy por hoy dominantes respecto a lo
que es el continuo o “la recta”. En efecto, aparte de la propiedad de densidad, entre las prin-
cipales caracterı́sticas que Peirce atrı́buı́a al continuo (“inextensibilidad”, “supermultitud”,
“reflexividad”, “potencialidad” 2 ), ninguna está presente en la construcción de los reales
à la Cantor-Dedekind. Estos no son para el autor sino un “embrión de continuidad”, un
continuo en estado naciente aún, lejos de haberse desplegado en toda su potencialidad más
allá de toda “multitud” (de cualquier cardinal transfinito) y más allá de la “extensibilidad”
(de la existencia de puntos que lo determinen)3 .
No es de extrañar, entonces, que la realización de todas estas ideas a través de una
construcción matemática o una prueba de su consistencia fueran un problema mayor para
Peirce. De igual modo, esta misma ausencia se ha añadido para los estudiosos de su obra
a otras dificultades interpretativas ya existentes. Se presenta a continuación un modelo
de este tipo que a nuestro parecer captura estos distintos aspectos4 , yendo más allá de lo
realizado anteriormente con otras construcciones5 .
En la sección 3 se presentan los aspectos fundamentales de esta construcción para
pasar luego a analizar posibles modificaciones o variaciones naturales desde diferentes pun-
tos de vista.
1 En [Havenel 2008], un análisis cuidadoso de los manuscritos peirceanos permite determinar allı́ los siguien-
tes periodos mayores: Periodo Anti-nominalı́stico (1868–1884), Periodo Cantoriano (1884–1892), Periodo
Infinitesimal (1892–1897), Periodo Supermultitudinario (1897–1907) y Periodo Topológico (1908–1913). La
terminologı́a aquı́ no debe tomarse en sentido literal o exclusivo, en el sentido de que, por ejemplo, el anti-
nominalismo o los infinitesimales están presentes en distintos periodos y no sólo en el “Anti-nominalı́stico”
o en el “Infinitesimal”.
2 Seguimos aquı́ la terminologı́a de [Zalamea 2012].
3 En este aspecto Peirce hace parte de una importante tradición filosófica que se remonta a Aristóteles y da

prioridad (lógica y ontológica) al continuo sobre el punto. El continuo es el datum inmediato, el punto no es
sino, eventualmente, un lı́mite inalcanzable. La tradición analı́tica procede al revés: partiendo de los puntos
se construye el continuo.
4 El análisis de las ideas peirceanas en relación con el modelo es desarrollado en detalle en [Vargas 2014],

por lo cual nos limitamos aquı́ a sólo algunos breves comentarios a este respecto.
5 Ehrlich, en particular, provee un modelo supermultitudinario que sin embargo está basado en la colección

de una clase de puntos, en este caso números surreales (falla de la “inextensibilidad”) [Ehrlich 2010]. Han
sido también influyentes los comentarios de Ketner y Putnam respecto al uso de los hiperreales de Robinson
para capturar algunos aspectos de las teorı́as de Peirce [Ketner & Putnam 1992]. Más allá de la existencia
de infinitésimos (también defendida por Peirce), y de la posibilidad de tener modelos más ricos (cardinal-
mente hablando) que los reales, dichos autores no proveen un modelo matemático que sustente las otras ideas
peirceanas al respecto mediante el cual logren mostrar, como es su objetivo, la “consistencia” de estas.

140
2. E L GRANO DE ARENA

To see a world in a grain of sand


And a Heaven in a wild flower,
Hold Infinity in the palm of your hand
And Eternity in an hour.
William Blake

Me dijo que su libro se llamaba el Libro de Arena,


porque ni el libro ni la arena tienen ni principio ni fin.
Jorge Luis Borges

Peirce utiliza la metáfora de los granos de arena para referirse a la construcción cantoriana
de los reales. Los granos de arena son tomados como sı́mbolo de una lı́nea atomizada,
desintegrada en “puntos”, en una comparación con la densidad de los números racionales
y la convergencia de sucesiones de estos mediante el proceso de compleción por paso al
lı́mite que conduce a la formación del conjunto de los reales. Para Peirce,

... esta no parece ser la idea de continuidad del sentido común. Es sólo una colección
de puntos independientes. Rompiendo granos de arena más y más sólo hará la arena
más rota. No va a amalgamar los granos en una continuidad sin romper6 . [CP 6.168]

En rigor, la construcción de Cantor, ası́ como la de Dedekind, consistirı́a en la adición


de más y más granos de arena interponiéndolos entre los granos de arena ya dados, y no
tanto en el rompimiento de estos. Sin embargo, el fragmento anterior apunta hacia el tema
crucial en torno al cual gira la concepción peirceana del continuo: el de su no atomicidad,
el de no ser conformado por “puntos”, como nos es señalado una y otra vez por el filósofo7 .
Esta caracterı́stica se manifiesta más allá de las matemáticas y la geometrı́a, para ser
aplicada en los ámbitos más diversos: desde la naturaleza del tiempo y la memoria hasta
una ética y una epistemologı́a de tipo comunitario y falibilista8 .
6 ...this does not seem to be the common sense idea of continuity. It is only a collection of independent
points. Breaking grains of sand more and more will only make the sand more broken. It will not weld the
grains into unbroken continuity.
7 No collection of points, each distinct from every other, can make up a line, no matter what relation may

subsist between them. [CP 4.640]


8 En su analogı́a entre puntos espaciales y “lógicos”, Peirce se anticipa además con sus crı́ticas a lo que serı́a

el atomismo lógico del siglo XX: “A logical atom, then, like a point in space, would involve for its precise
determination an endless process”. [1870; CP 3.93, W 2.390]

141
Sin querer detenernos aquı́ en una elaboración de la doctrina del sinejismo, es de notar
que en todos estos ámbitos el filósofo se encuentra ante la imposibilidad de construir una
unidad, una fusión sintética, un entretejimiento genérico, a partir de individuos separados y
últimos dados de antemano. Es el callejón sin salida de la perspectiva atomı́stica en la que
la desconexión reina, son los granos de arena que ya nunca volverán a ser un todo.
Podemos, sin embargo, invertir el sentido de la metáfora: ver el grano de arena no
como algo indivisible (atómico), como algo dado (y por tanto comprensible) sino, tal como
en el verso de Blake, como algo inagotable, como algo que comprende en sı́ “el Universo”
y que permanece en últimas indeterminado, siendo sólo potencialmente y paulatinamente
determinable. Bajo esta perspectiva, muy en el espı́ritu de las mónadas leibnizianas, pode-
mos volver a considerar el grano de arena: (1) no como algo dado sino como algo solo
parcialmente (pero cada vez más) determinable; (2) no como algo indivisible, como un
átomo, sino como algo lo suficientemente rico como para recapitular en sı́ mismo el todo;
(3) no como algo separado sino como formando parte a su vez de una unidad–totalidad que
lo comprende.
El modelo COrd de la siguiente sección aborda los aspectos (1) a (3) mencionados.
Los puntos aparentes en este, como veremos, no son realmente tales, sino que tienen una
estructura interna isomorfa a la recta total (en este caso el modelo COrd completo).

3. E L MODELO COrd

En esta sección se presentan brevemente las definiciones y notación necesarias para la


posterior construcción del modelo COrd . Un aspecto fundamental es que realizamos esta
usando ZFC, los axiomas usuales de la teorı́a de conjuntos, con la notación estándar (ver
[Jech 1997] o [Kunen 1980]). Siguiendo el uso corriente, también, en lo que sigue (en 3.3,
3.4 y 3.5, por ejemplo) trataremos con clases propias, las cuales no son más que fórmulas
en primer orden de la teorı́a.
La construcción es recursiva (por inducción transfinita), estableciéndose un orden
jerárquico de aproximaciones al continuo (aquı́ el modelo final COrd ). En cada paso, reco-
rriendo la clase de todos los ordinales, es decir para todo a 2 Ord, construimos una suerte

142
de “pseudo-continuo de orden a”:

Definición 3.1. Para todo a 2 Ord r {0} sea hCa , <a i el conjunto de todas las a-sucesio-
nes reales con el orden lexicográfico.

Observación 3.2. Podemos entender esta definición como un proceso en que comenzamos
con C1 que coincide esencialmente con R (cada sucesión de longitud 1 puede identificarse
con el real correspondiente). En el siguiente paso tomamos las 2-sucesiones o parejas
ordenadas. El orden está definido de tal manera que podemos visualizar este paso como
tomando cada uno de los “puntos” de C1 y amplificándolo en una copia entera de R.
Cada “punto” es tal sólo en apariencia, y podemos repetir este proceso también en el
nivel siguiente. Iterando a lo largo de todos los ordinales, vemos que podemos “agrandar”
cada punto aparente tanto como queramos, de acuerdo con la imagen de la lupa o el micros-
copio recurrente en el análisis infinitesimal desde sus orı́genes. En este sentido, de manera
consistente con esta imagen, han de ser entendidas también las definiciones que siguen.

Definición 3.3. Sea hCOrd , <Ord i definido por:


S
• COrd = a2Ord Ca

• Para todos x, y 2 COrd es x <Ord y si y solo si para a = min(dom(x), dom(y)) se


tiene x a <a y a

Los elementos de COrd pueden ser vistos como “lugares” o “mónadas” que indican
una ubicación en la recta pero que no son “puntos” en el sentido analı́tico-atomı́stico. Como
consecuencia de esto <Ord no es un orden total, pues es posible tener lugares “encajados”.
La dialéctica entre lo determinado y lo indeterminado aún pero determinable de estos
lugares, a la que aludı́amos en la sección anterior, cobra aquı́ sentido técnico: los puntos no
son sino lı́mites ideales que alcanzarı́amos si pudiéramos especificar un lugar indefinida-
mente, lo cual corresponderı́a a una clase propia de intervalos encajados en COrd . Pero estos
no son objetos alcanzables en COrd , y ni siquiera en V , el universo de todos los conjuntos
al tratarse, justamente, de clases propias9 .
9 Podrı́amos solamente marcar en la recta, de uno en uno, algunos de estos puntos: aquellos correspondien-
tes a clases definibles por fórmulas de primer orden. Nótese la cercanı́a con las palabras de Peirce: “We
must, therefore, conceive that there are only so many points on the line as have been marked, or otherwise

143
La estructura de los encajonamientos entre lugares de COrd nos es dada por una
relación merológica de pertenencia que llamaremos E para notar la analogı́a, pero al mismo
tiempo distinguiéndola de la pertenencia conjuntista “2” respecto a la cual se encuentra
precisamente en un sentido invertido:

Definición 3.4. Para todos x, y 2 COrd es xEy si y solo si dom(y) < dom(x) y además
x dom(y) = y.

En otras palabras, esto nos dice que x pertenece, o mejor, “está” en la mónada repre-
sentada por y. La relación también se puede enteder como “x contiene más información
que y”, en el sentido de que especifica con mayor grado de precisión un lugar en la lı́nea.
Como se puede ver de manera inmediata, la relación es transitiva y no es bien fun-
damentada. De hecho, no solamente podemos encontrar cadenas descendentes de longitud
w, sino de longitud a para todo a ordinal. Incluso tenemos cadenas descendentes que son
clases propias (de “longitud Ord”).
Cada x 2 COrd tiene una “naturaleza doble”: puede verse como un elemento de esta
clase, pero, si nos basamos en la relación E, se puede él mismo ver como una clase que
refleja la estructura completa de toda la clase COrd . Para distinguir estos dos aspectos
introducimos el concepto de “mónada” asociada a todo elemento de COrd :

Definición 3.5. Para todo x 2 COrd la mónada asociada a x, denotada Mx , es la clase de


elementos y 2 COrd tales que yEx.

El uso de la palabra “mónada” es justificado por el siguiente hecho:

Teorema 3.6. Para todo x 2 COrd se tiene

hMx , <Ord , Ei ' hCOrd , <Ord , Ei.

En este enunciado las restricciones o relativizaciones adecuadas de las relaciones


deben ser tomadas en la primera estructura.
determined, upon it. Those do form a collection; but ever a greater collection remains determinable upon the
line. All the determinable points cannot form a collection, since, by the postulate, if they did, the multitude
of that collection would not be less than another multitude. The explanation of their not forming a collection
is that all the determinable points are not individuals, distinct, each from all the rest.” [CP 3.568]

144
Demostración. Sea a = dom(x). El isomorfismo se sigue del hecho que toda sucesión de
ordinales cofinal en Ord es isomorfa (considerando la relación de orden) a esta clase.
Podemos, entonces, realizar la misma construción de 3.1 y 3.3. Más formalmente,
Mx es la clase de sucesiones reales cuyo soporte es un conjunto (no una clase propia),
y cuya a-subsucesión inicial es precisamente x. Toda sucesión y 2 Mx se puede escribir
como y = xa y 0 (usando la operación de concatenación de sucesiones). El isomorfismo se
sigue inmediatamente tomando la correspondencia dada por y 7! y 0 .

El resultado anterior nos demuestra, en otros términos, la “reflexividad” del modelo.


Según las palabras del propio Peirce:

Un continuo (tales como el tiempo y el espacio lo son de hecho) está definido como
algo cualquier parte de lo cual, por más pequeña que sea ella misma, tiene partes de
la misma clase. Toda parte de una superficie es una superficie y toda parte de una
lı́nea es una lı́nea. El punto de tiempo o espacio no es nada más que el lı́mite ideal
hacia el que nos acercamos indefinidamente, sin alcanzarlo nunca al dividir tiempo o
espacio10 . [W 3.106]

Para tener esta propiedad de reflexión, de hecho, no es indispensable trabajar con


clases propias. Resultados semejantes se obtienen para algunos conjuntos. Por ejemplo, si
definimos una estructura cumulativa análoga hasta cierto nivel a, el teorema es válido para
todo a cardinal.
Tomamos sin embargo como modelo la totalidad de COrd pues, más allá de solo la
reflexividad, refleja más fielmente las ideas peirceanas. La supermultitud, sin duda, pero
también la dicotomı́a modal entre lo potencial y lo actual reflejada, por una parte, en los
varios niveles de aproximación a COrd constituı́dos por los Ca que se van alcanzando.
De igual modo, la oposición conjuntista entre “conjunto” y “clase propia” a la cual ya se
aludió distingue el nivel de objetos alcanzables por la teorı́a (en este caso ZFC), del otro
nivel metateórico en que podemos referirnos a las fórmulas de dicha teorı́a (que en nuestro
caso definen, o mejor, son las clases propias).
10 A continuum (such as time and space actually are) is defined as something any part of which however small
itself has parts of the same kind. Every part of a surface is a surface, and every part of a line is a line. The
point of time or space is nothing but the ideal limit towards which we approach indefinitely close without
ever reaching it in dividing time or space.

145
4. G ENERICIDAD

Nos hemos referido anteriormente a distintas propiedades del continuo según Peirce: in-
extensibilidad, reflexividad, supermultitud y modalidad. Otras propiedades que pueden
atribuı́rsele son tal vez más elusivas cuando se trata de darles un significado matemático
preciso. [Zalamea 2012], por ejemplo, se refiere también a la “genericidad” y “plasticidad”.
En esta sección abordamos el significado para Peirce de la primera de estas remitiéndolo a
nuestro modelo COrd .
La genericidad o generalidad del continuo, aparece en sus escritos de múltiples ma-
neras, a menudo sin poderse separar de las otras propiedades mencionadas. Por una parte,
la genericidad aparece como una consecuencia lógico-metafı́sica de la existencia de con-
tinuos11 . Para Peirce,

continuidad y generalidad son dos nombres para la misma ausencia de distinción de


los individuos12 . [CP 4.172]

En este sentido, la generalidad parece coincidir con la propiedad de inextensibilidad y el


hecho de que en un continuo supermultitudinario los individuos ya no existen, se funden
unos con otros. Sin embargo, distintas caras del concepto aparecen en otros pasos. En ellos
se enfatiza, por ejemplo, la idea de “homogeneidad” y de “regularidad”:

La idea de continuidad es la idea de una homogeneidad, de una mismidad, que es


una regularidad. De otra mano, ası́ como una lı́nea continua es una que deja espacio
para cualquier multitud de puntos, sin importar qué tan grande, ası́ mismo toda regu-
laridad deja campo para cualquier multitud de particulares variantes; de este modo la
idea de continuidad es una extensión de la idea de regularidad. Regularidad implica
generalidad13 . [CP 7.535]

Continuidad es entonces un tipo especial de generalidad, o de conformidad con una


idea. Más especı́ficamente, es una homogeneidad, o generalidad entre todas las partes
de cierto tipo pertenecientes a un todo14 . [CP 7.535n6]
11 En el contexto del realismo peirceano esto está conectado con el hecho de que los “generales”, o universales,

tienen prioridad existencial respecto a los individuos particulares a los que se pueden referir [Peirce 2010,
p. 160].
12 Continuity and generality are two names for the same absence of distinction of individuals.
13 The idea of continuity is the idea of a homogeneity, or sameness, which is a regularity. On the other hand,

just as a continuous line is one which affords room for any multitude of points, no matter how great, so all
regularity affords scope for any multitude of variant particulars; so that the idea [of] continuity is an extension
of the idea of regularity. Regularity implies generality.
14 Continuity is thus a special kind of generality, or conformity to one Idea. More specifically, it is a homo-

geneity, or generality among all of a certain kind of parts of one whole.

146
El siguiente paso, del matemático R. Thom15 , complementa el significado de generi-
cidad como homogeneidad:

El continuo arquetı́pico es un espacio que posee una homogeneidad cualitativa per-


fecta; me gustarı́a decir que dos “puntos” son siempre equivalentes por medio de un
deslizamiento continuo (eventualmente local) de un espacio en sı́ mismo; desafortu-
nadamente la noción misma de “punto” presupone ya una ruptura en la homogeneidad
espacial. (...) La noción de lugar (top óz en Aristóteles) puede tal vez ayudar a ac-
ceder a una definición rigurosa. [Thom 1992, p. 141]

En cuanto se refiere al modelo COrd , tenemos homogeneidad en un primer sentido con


la siguiente consecuencia inmediata (aplicando transitividad) del teorema 3.6. Cualquier
par de mónadas son isomorfas, esto sin importar el nivel de detalle con que miremos las
partes de la recta.

Corolario 4.1. Para todos x, y 2 COrd se tiene

hMx , <Ord , Ei ' hMy , <Ord , Ei.

Por otra parte, pensando en la homogeneidad como la describe Thom, en R podemos


hacer translaciones rı́gidas estableciendo un isomorfismo del espacio en sı́ mismo. De
manera semejante, podemos también deslizar a COrd en sı́ mismo, aunque (a diferencia
de R) aquı́ no tengamos “puntos”. Si movemos un lugar en otro del mismo grado en la
jerarquı́a, podemos también mover el espacio completo junto con él sin alterar la estructura
global del mismo.
En la siguiente definición usaremos la noción natural de suma entre sucesiones de la
misma longitud en COrd , definida por componentes. De manera semejante, podemos definir
la sucesión s, opuesta a una sucesión dada s, como la sucesión de elementos opuestos a los
de s. Finalmente, usamos la notación (0)<a para indicar la sucesión constante de longitud
a cuyas componentes son todas 0.

Definición 4.2. Sean s,t 2 COrd con dom(s) = dom(t) = a. El deslizamiento de s en t es


la función sst : COrd ! COrd definida como:
15 La notable cercanı́a con el continuo peirceano es notada en [Zalamea 2012, p. 33].

147
8
>
>x + (t s), si dom(x) = a;
>
>
<
sst (x) = x + [(t s) b ], si dom(x) = b < a;
>
>
>
>
:x + [(t s)a (0) si dom(x) = b > a.
<b a ],

Teorema 4.3. Para todos s,t 2 COrd con dom(s) = dom(t) = a, el deslizamiento sst :
COrd ! COrd es un automorfismo de hCOrd , <Ord , Ei.

Demostración. Se puede verificar de manera inmediata que sst es inyectiva y sobre.


Para mostrar que la relación de orden <Ord es preservada bajo sst , tomemos x <Ord y.
Esto significa que, para d = min(dom(x), dom(y)), x d <d y d . Sea a = dom(s) =
dom(t). Bien sea que a < d o que a d , en cualquier caso sst va a modificar por la
misma cantidad las componentes individuales de x y de y hasta d , por lo que sst (x) d <d
sst (y) d y por lo tanto sst (x) <Ord sst (y).
Respecto a la relación E, si xEy, entonces x d = y, donde d = dom(y). Como
anteriormente, la función sst hasta d va a actuar de manera igual sobre x e y. Tenemos
entonces que sst (x) d = sst (y), por lo que sst (x)Esst (y).

5. D E LO MICRO A LO MACRO

...plusieurs degrés d’infini ou infiniment petits...


Leibniz

Pongamos en otros términos lo hecho hasta el momento en la construcción de COrd : to-


mamos sucesiones de reales de mayor o menor longitud. En estas sucesiones cada real
que aparezca después de otro o más a la “derecha” nos especifica con mayor precisión un
lugar, una posición. Equivalentemente, considerando la relación E, las sucesiones de mayor
longitud nos especifican lo que hay “dentro de” los lugares representados por sucesiones
de menor longitud.
Para ilustrar esto, podemos establecer una analogı́a con el sistema de representación
posicional: supongamos que nuestra recta es el intervalo [0, 10] y que queremos ubicar

148
un punto en él, pero que sólo tenemos la información de la cifra de las unidades. Tene-
mos, pues, una recta r1 que tiene realmente sólo 10 posiciones. Supongamos, por ejemplo
que sabemos que esta cifra es 5 y la tomamos como indicando, imprecisamente aún, una
posición ya fija dentro de la la “recta” [0, 10]. Luego podrı́amos adjuntarle la cifra 3 a la
derecha obteniendo 5, 3: esto nos da mayor precisión de en dónde estamos ubicados y en
realidad ahora estamos en una nueva recta r2 que tiene 100 posiciones. Podemos repetir
este proceso obteniendo más y más información acerca del lugar especificado, hasta el
grado de aproximación que queramos.
Como hemos podido ver, algo similar ocurre en la construcción de COrd . Sólo que
en lugar de añadir nuevas cifras, añadimos nuevos números reales a nuestras sucesiones, y
que, en lugar de tener a la derecha w posiciones qué ocupar con nuevas cifras, tenemos, en
COrd , a posiciones qué ocupar con reales, para todo ordinal a (es decir que en el fondo
tenemos “Ord” posiciones posibles qué ocupar). Vamos cambiando también la “recta” o el
modelo en el que estamos ubicados, obteniendo cada vez más “lugares” posibles. Hablamos
anteriormente, en este sentido, de diferentes pseudo-continuos de orden a.
Esto refleja también la idea de que podemos tener distintos tipos de infinitesimales16
y de que el ser infinitesimal no es algo intrı́nseco a un número o a un ente geométrico, sino
que es algo relativo, “con respecto a” (recuérdese la idea de Leibniz de que podemos tener
diferentes grados de infiniment petits). Ası́, en COrd , la sucesión (0; 0; 2) es infinitesimal
respecto a la sucesión (0; p), que a su vez es infinitesimal respecto a la 1-sucesión (47).
Pero podemos, igualmente, pensar en la posibilidad de distintos grados de infinitud
(de un infini de l’infini) incorporados a dicha construcción. Esto es posible si seguimos la
analogı́a con el sistema posicional: podemos en efecto añadir también cifras a la izquierda
de nuestro 5. Si añadimos la cifra 7, obtenemos un 75 que nos dice que, en realidad nuestra
recta inicial r1 , hace parte de una recta más larga, llamémosla r1;1 que es una unión de
varias copias de r1 , en este caso 10. En este otro caso, la mayor información que tenemos
nos especifica no “qué hay dentro” de un lugar dado sino “dentro de qué” está ese lugar.
La situación entre “izquierda” y “derecha” no es aquı́, sin embargo, completamente
simétrica, al igual que no lo es en la representación decimal de los reales. La parte decimal
16 Es bien conocida la defensa que hace Peirce del uso de los infinitesimales como el método más adecuado

para el desarrollo del cálculo.

149
(a la derecha de la coma) puede ser, en efecto, de longitud infinita, mientras que la parte en-
tera (a la izquierda) es siempre finita. Este carácter finito nos permite comparar los reales
y ver, dados dos, cuál es mayor que cuál. De igual manera, podemos nosotros también
hacer en nuestra construcción extendiéndola “hacia la izquierda”, lo cual nos darı́a dis-
tintos grados de “infinito”. Esto podemos hacerlo de dos maneras: o bien considerando
las sucesiones como comenzando a la derecha y desarrollándose hacia la izquierda, o
bien, al contrario, comenzando a la izquierda y desarrollándose hacia la derecha. En el
caso de sucesiones finitas la diferencia es sólo de presentación pero en el caso general de
a-sucesiones para cualquier ordinal la diferencia sı́ es sustancial, pues en el último caso
(desarrollo de derecha a izquierda), perdemos el orden total (salvo encajonamientos) que
tenı́amos en COrd . En tal caso, podemos tener sucesiones distintas de las que no se puede
determinar cuál es mayor y cuál es menor, y que no están, pensadas como lugares, enca-
jonadas la una dentro de la otra. Piénsese en las w-sucesiones alternantes s y t cuyos
términos están definidos por sn = ( 1)n y tn = ( 1)n+1 .
En lo que sigue, consideraremos la construción de C!
a ;b en que las sucesiones van
“de izquierda a derecha”. Un desarrollo aparte, como puede verse por las consideraciones
anteriores, merece el caso en que van de derecha a izquierda (C a ;b ) y que no desarrollare-
mos aquı́17 . Dicho esto, por no haber aquı́ peligro de ambigüedad, omitiremos en adelante
las flechas sobre la a.

Definición 5.1. Para todos a, b 2 Ord r {0} sea hCa;b , <a;b i definido como el conjunto
de todas las parejas ordenadas (s; s0 ) donde s es una a-sucesión y s0 una b -sucesión de
reales. El orden <a;b es el lexicográfico,

(s; s0 ) <a;b (t;t 0 ) si y solo si: (s <a t) o bien (s = t y s0 <b t 0 ).

Aquı́ los ordenes <a y <b son los correspondientes de Ca y Cb .

Notación 5.2. Siguiendo con la idea de escribir “posicionalmente” más a la izquierda los
elementos correspondientes a un grado de infinitud mayor, podemos escribir los elementos
de Ca;b como una única sucesión ası́:
17 Como el lector habrá notado, otro aspecto no explorado aquı́ serı́a el de estudiar las dos direcciones de
crecimiento también repecto a la parte infinitesimal. Tenemos entonces las cuatro posibles combinaciones
C! ! , C! , C ! y C , de las cuales sólo consideramos aquı́ la primera.
a ;b a ;b a ;b a ;b

150
s1 ; s2 ; s3 . . . ; s01 ; s02 ; s03 ; . . .

En esta escritura aparece subrayado el primer elemento s01 que corresponde a la parte real
de nuestra sucesión. Los elementos de s a la izquierda de s01 indican los reales en las
posiciones de los grados de infinito. A la derecha de s01 tenemos el resto de la sucesión s0
que se extiende en a posiciones que indican los diferentes grados de infinitesimales.
p
Si tenemos, por ejemplo, a s como la sucesión finita 23; 44; 5 y a s0 definida por:
8
>
> 276, para d = 1;
>
>
<
s0d = cos(7777), para d = 2;
>
>
>
>
:p, para 2 < d < b = w2 ;

entonces podemos indicar a (s; s0 ) 2 C3;w2 ası́:

w veces
p z 2 }| {
23; 44; 5; 276; cos(7777); p; p; ...

La definición de E se extiende a Ca;b , ası́ como los demás resultados de las secciones
anteriores que se transfieren de manera natural. En el fondo se trata de una recodificación
de las estructuras Ca interpretándolas de otra manera, y se puede establecer de manera
inmediata un isomorfismo con estas:

Teorema 5.3. Para todos a, b 2 Ord r {0} se tiene

Ca;b ' Ca+b .

Finalmente, podemos también considerar la clase propia que abarca la totalidad de


este tipo de sucesiones:

Definición 5.4.
[
COrd;Ord = Ca;b
a,b 2Ordr{0}

151
6. D E VUELTA A LOS N ÚMEROS

Peirce, al igual que otros autores, enfatizó en repetidas ocasiones el carácter puramente
cualitativo del “continuo primordial” (para retomar la expresión de Thom). De manera
consistente con esta idea nos hemos limitado, en la formulación inicial del modelo COrd ,
al estudio de sus propiedades de orden y sus propiedades merológicas. Sin embargo, el
modelo posee también toda una estructura algebraica que hereda de manera natural al estar
basada desde el comienzo en los números reales. Las definiciones que damos para el caso
de COrd se pueden fácilmente adaptar para COrd;Ord .
Como vimos en la sección 4, la suma de sucesiones se puede definir por componentes.

Definición 6.1. Sean s,t 2 COrd con a = dom(s) y b = dom(t). Definimos la suma s + t 2
Ca por componentes para cada g < a:
8
>
>sg + tg , para g < mı́n(a, b );
>
>
<
(s + t)g = sg , si b < g < a;
>
>
>
>
:t , si a < g < b ;
g

Recordemos el siguiente resultado de Cantor que nos da una manera canónica de


representar los ordinales:

Teorema 6.2 (Forma normal de Cantor-FNC). Todo ordinal a se puede escribir de manera
única en la forma
w b1 a1 + w b2 a2 + · · · + w bk ak

donde k y a1 , . . . , ak son números naturales y b1 > b2 > · · · > bk son números ordinales.

Usando esta representación podemos definir un producto en el modelo, que generali-


za la construcción geométrica asociada a (a + b)2 = a2 + b2 + 2ab.

Definición 6.3. Sean a y b dos ordinales representados de la siguiente forma según su


FNC:

a = w a1 a1 + w a2 a2 + · · · + w ak ak , b = w b1 b1 + w b2 b2 + · · · + w bk bl .

152
Definimos el ordinal:
a b = w g1 c1 + w g2 c2 + · · · + w gk cm

donde los ordinales g1 , g2 , . . . , gm son todos los ordinales ai y b j de las representaciones de


a y b tomados en orden creciente y sin repeticiones, y los naturales cn están definidos por:
8
>
>ai + b j , si gn = ai = b j ;
>
>
<
cn = ai si gn = ai pero no aparece en la FNC de b ;
>
>
>
>
:b si gn = b j pero no aparece en la FNC de a.
j

Definición 6.4. Sean s,t 2 COrd con a = dom(s) y b = dom(t). Definimos el producto
p=s t 2 Ca b por componentes para cada g < a b:

pg = Â ss · tt
s t=g
s <a
t<b

Nótese que el producto p = s t pertenece a COrd porque efectivamente cada pg es


un número real. Esto se debe al hecho que la sumatoria en su definición tiene carácter
finito, debido a que cada g se puede escribir en forma normal, digamos en la forma w g1 c1 +
w g2 c2 + · · · + w gk cm y, dado que los cn son naturales, sólo hay un número finito de posibles
s y t tales que s t = g, por la definición de .
En el caso de las 1-sucesiones tenemos sólo un número real y el producto coincide
con el producto usual de reales. Esto se debe a que en este caso, en la sumatoria de la
definición 6.4, a = b = 1 y los únicos s y t son 0. Por lo tanto s t = 0 y el único pg
es p0 , es decir que tenemos como resultado un número real. En otras palabras, si p = s t
entonces su único elemento es p0 = s0 · t0 .
Otra propiedad deseable que tiene este producto es que, al definir la operación de po-
tenciación, tenemos que al elevar a potencias obtenemos distintos grados de infinitésimos.
Es decir, dado e un infinitesimal se tiene e e2 e3 . . . donde la relación a b indica
que a es infinitésimo para b. En caso de que no trabajemos en todo COrd sino que nos limi-
temos a ciertos niveles Ca podemos por esta propiedad tener elementos nilpotentes, como

153
en otros contextos18 .
Se puede comprobar de manera rutinaria que la operación es asociativa y conmu-
tativa. Demostramos la distributividad con respecto a la suma:

Teorema 6.5. Sean s,t, u 2 COrd . Entonces

s (t + u) = s t +s u.

Demostración. Tomemos a s,t, u 2 COrd con dom(s) = a, dom(t) = b y dom(u) = d , sin


pérdida de generalidad podemos suponer que b d . Consideremos las sucesiones

a=s (t + u) b=s t +s u

y veamos que ag = bg para todo g < a b.


Sea
ag = Â ss · (t + u)t
s t=g
s <a
t<b

Dado que g < d entonces por la definición de suma entre sucesiones esta expresión se
convierte en:
 ss · (tt + ut )
s t=g
s <a
t<b

En los casos en que ut no esté definido la expresión tt + ut se reduce simplemente a tt . Por


distributividad entre reales y propiedades de las sumatorias obtenemos finalmente:

 ss · tt + ss · ut =  ss · tt +  ss · ut =  ss · tt +  ss · ut
s t=g s t=g s t=g s t=g s t=g
s <a s <a s <a s <a s <a
t<b t<b t<b t<b t<d

Pero esta última expresión es precisamente (s t +s u)g = bg .

Podemos tomar en COrd la relación de equivalencia dada por:

s ⇠ t si y solo si s y t tienen el mismo soporte y coinciden en él.


18 Por ejemplo en el “Análisis infinitesimal suave” (Smooth Infinitesimal Analysis).

154
Es decir que, independientemente de que s y t tengan o no la misma longitud como suce-
siones, para ser equivalentes deben coincidir en sus elementos no nulos.
De los resultados anteriores se sigue que el conjunto cociente COrd / ⇠ está dotado
de la estructura de anillo con las operaciones entre clases de equivalencia asociadas a + y
a .

155
B IBLIOGRAF ÍA .

[Ehrlich 2010] Philip Ehrlich, “The Absolute Arithmetic Continuum and its Peircean
Counterpart”, in: Matthew E. Moore (ed.), New Essays on Peirce’s Mathematical
Philosophy, Chicago: Open Court, 2010, pp. 235-281.

[Havenel 2008] Jérôme Havenel, “Peirce’s Clarifications of Continuity”, Transactions of


the Charles S. Peirce Society 44 (1) (2008), pp. 86-133.

[Jech 1997] Thomas Jech, Set Theory, Berlin: Springer, 1997.

[Ketner & Putnam 1992] Kenneth L. Ketner and Hilary Putnam, “Peirce’s Continuum”, in:
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[Peirce 1992] Charles S. Peirce, Reasoning and the Logic of Things (Kenneth L. Ketner,
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[Sierpiński 1965] Wacław Sierpiński, Cardinal and Ordinal Numbers, Warszawa: PWN,
1965.

[Thom 1992] René Thom, “L’Anteriorité Ontologique du Continu sur le Discret”, en:
Jean-Michel Salanskis et Hourya Sinaceur (eds.), Le Labyrinthe du Continu, Paris:
Springer-Verlag, 1992, pp. 137-143

[Vargas 2014] Francisco Vargas, A Model for Peirce’s Continuum, inédito, 2014.

[Zalamea 2012] Fernando Zalamea, Peirce’s Logic of Continuity: A Conceptual and Math-
ematical Approach, Boston: Docent Press, 2012.

156

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