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Como hijas de Dios estamos llamadas a experimentar una vida

renovada, llena de luz y esperanza. Es necesario reconocer que


hay sequedad en nuestra vida, que hemos dejado que el corazón
se vuelva duro, y hemos perdido nuestra pasión y deseo por Dios
y su palabra. De nuestra alma brota dolor y amargura y esto
afecta nuestras relaciones personales y familiares, hemos dejado
de creer y servir. Es hora de levantarnos y volver a esperar en las
increíbles promesas de Dios

ACTIVIDAD FINAL
SE SUGIERE EL SIGUIENTE VIDEO:
https://www.youtube.com/watch?v=mF80KNwdLrM
INTERACTUE SOBRE EL

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