El maltrato dentro del entorno familiar, especialmente el
infligido a mujeres y niños, se ha convertido en una auténtica epidemia que desborda los límites geográficos, económicos y sociales. Desde la clásica violencia de género, ejercida mayoritariamente por los varones sobre las mujeres, hasta la ablación de los genitales femeninos hay todo un abanico de prácticas indeseables que se amparan en la tradición, la cultura y el silencio de la sociedad. El autor del presente artículo analiza el proceso de definición de la violencia intrafamiliar, las causas de su ocultación y la dificultad para encontrar soluciones a esta epidemia social .
en 1996, un grupo de expertos internacionales convocados
por la OMS consideró que la definición de la violencia contra las mujeres adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas era suficientemente amplia y englobaba las distintas manifestaciones del hecho: «Todo acto de violencia dirigido contra el sexo femenino, que cause o pueda causar un daño o un sufrimiento físico, sexual o psicológico, inclusive la amenaza de ese acto, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto en la vida pública como en la privada». Dos años más tarde, en 1998, la OMS estimó que la violencia interpersonal era en el mundo la décima causa de muerte en las mujeres de 15 a 44 años. Según los estudios compilados por la OMS:
•Los actos de violencia que sufren las mujeres provienen
casi exclusivamente de varones.
•Esos varones son, en general, personas conocidas por las
mujeres que sufren el acto violento.
•La violencia suele ejercerse con particular frecuencia en el
seno de la familia, considerada en un sentido amplio.
•Las lesiones corporales en el marco de las relaciones
íntimas entre varones y mujeres van casi siempre acompañadas de violencia psicológica y verbal grave.
•En muchos países, las instituciones sociales encargadas de
la protección del ciudadano ignoran con demasiada frecuencia a las mujeres que han sufrido actos de violencia. Conforme a un estudio encargado por el Banco Mundial, los riesgos de que se den actos de violencia dirigidos contra las mujeres son mayores en los siguientes casos: •Medio cultural que acepta la solución de conflictos por la violencia y que se acompaña de una situación socioeconómica de la mujer que la desvaloriza y la aísla.
•Rigidez de las funciones atribuidas a cada sexo, de modo
que la virilidad se asocia al dominio y la feminidad al sometimiento.
•Situación socioeconómica desvaloriza dora de la mujer en
el seno de la familia, de modo que el hombre es el gestor exclusivo del patrimonio familiar, por miserable que éste sea.
En muchos países, las instituciones sociales encargadas de
la protección del ciudadano ignoran con demasiada frecuencia a las mujeres que han sufrido actos de violencia
La OMS ha señalado de modo reiterado que se precisan
datos exactos y comparables sobre la violencia ejercida contra las mujeres. Desgraciadamente, los esfuerzos destinados a recoger datos que permitan medir el alcance de la violencia dirigida contra las mujeres tropiezan con obstáculos importantes, entre los que destacan los dos siguientes:
•El modo por el que las normas sociales y culturales
determinan lo que se entiende por violencia, que impiden o dificultan sobremanera que se alcance una definición consensuada de la violencia sufrida por las mujeres (p. ej., la situación de las mujeres en Arabia Saudita se consideraría oprobiosa y rayana en la violencia en los países occidentales).
•Las notables variaciones observadas en las tasas de malos
tratos en los diferentes países, derivadas de la falta de aplicación de la definición de violencia y de las circunstancias en las que se desarrolla la entrevista (en privado, en el marco familiar, etc.).
La frecuencia de los actos violentos cometidos en el marco
de la familia, considerada como el conjunto de personas que viven bajo un mismo techo, pone en cuestión el concepto tradicional de la familia como un remanso de paz y tranquilidad. Parece que vivimos en una época en la que todo queda trastocado. Ni siquiera el personal sanitario se ha visto libre de ovejas negras. Da la impresión de que basta modificar el medio para que surja lo peor de cada persona. No puede explicarse de otro modo, por ejemplo, la participación de destacados psiquiatras, como el austriaco Heinrich Gross, en la exterminación programada y sistemática en la Alemania nazi de los niños que presentaban minusvalías psíquicas o mentales. https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-la- violencia-intrafamiliar-13109809