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traduccién de AURELIO. GARZON DEL CAMINO VIGILAR Y CASTIGAR nacimiento de la prisin por MICHEL FOUCAULT a ae yee Kl siglo Veintiuno editores, sa de cv Seog A 8 TEGAN COVE OMEN OF siglo veintiuno de espafia editores, sa CALE PACA 2006 MADR, ESA porta alo heréndez rimertdcin en espatol, 1976 igesinoséptima ediegn 1998 (Osigloss editors, de ev. ‘son 96622-01173" rimersedicidn en franck, 1975, © esis gallimard, paris tuo otal: surveller et punir derechs teservades conform I ey fmpresoy hecho en méxcaprinted and made in mexico INDICE, SUPLICIO. I. EL CUERPO DE LOS CONDENADOS HL. LA RESONANCIA DE Los SUPLICIOS CASTIGO 1. BL CASTIGO GENERALIZADO. ML. LA BENIGNIDAD DE LAS PENAS DISCIPLINA 1. 1.08 CUERPOS pOcILES EI arte de las distribuciones, 145; EI control de la actividad, 158; La onganizacign de las génesis, 160; La composicién ‘de las fuer: as, 166 H. 105 MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO La vgilancia jerirquiea, 175; La sancién normalizadora, 182; Et examen, 180 ML EL PAXOPTISMO PRISION 1 UNAS INSTITUCIONES COMPLETAS Y AUSTERAS HGALISMOS Y DELINCUENGIA n 38 n 108 139 175 199 238 261 300 mm sci olvidar que ha sido preparada por juristas pero también por so dado, cnsejeros de Estado y oliiales, hombres de ley y hombres de campo. La relerencia romana que ha acompafiado & esta for macidn lleva bien comigo ese doble indice: los ciudadanes y los Tegionarios, la ley y la maniobra, Mientras los jristas © os flo sofos buscaban en el pacto un modelo prinitivo para a construe Gién o la reconstruccién del cuerpo social, os militares, y con ellos los téenicos de la diciping, claboraban los. procedimtentos para la coercién individual y colectiva de tos enetpos Il, LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO Wallausen, en los alberes del siglo xvu, hablaba de la “recta disciplina” como de un arte del “buen encauzamiento de la con- ducta" [EI poder disciplinario] en efecto, es_un_poder que, en lugar de sacar _y de retirar, [tiene como funcién principal la de ° pe ac gn haar Ge pee aa ejony sic mis, "No eneadena las fueas para veductas, To Ice ad manera que a la ver pueda multplicis y usr En lige de’ plgar Gaiformemente ¥en mass todo lo que le td tonetide, separa, analiza, diferencia, Neva sus procedimientos de descomposicién hasta_las singularidades necesarias_y suficientes. SEncausa’ Tas mulltodes mevile, confuss, niles de cues y de fuerzas en una multiplicidad de elementos individuales —pe-| “quefias células separadas, autonomias organicas, identidades y con- tinutdedes geneteassegmenton combinstrios, La ditpliog “a brica” individuos; es la técnica especifica de un poder que se da os individuos a la ver como objetos y como instrumentos de su Gerecia, No es un poder wiuntante que a parr de su propio exceso pueda fiarse en su superpotencia; es un poder modesto, suspicaz, que funciona segdn el modelo de una economia calcu. tadh pevo permanente Hmildes modalidades, procadimfentos me. mores a comparan con los situales majestulen de la soberanfa ‘0 con los grandes aparatos del Estado. Y son ellos precisam los que van a invadir poco a poco esas formas mayores, a modil car sus mecanismos y a imponer sus procedimientos, {odieal no ccapart de esta invasion dpencs secrets, binacién en un procedimiento que le es especifico: el examen, LA VIGILANCIA JERARQUICA [EI ejercicio de la dis supone un dispositivo que coacciona lpor el juego de la mirada; un aparato en el que las técnicas que Jpermiten ver inducen efectos de poder y donde, de rechazo, los Imedios de coercién hacen claramente visibles aquellos sobre quie- Ines se aplican.| Lentamente, en el trascurso de Ta epoca cldsica, ‘vemos construirse esos “observatorios” de la. multiph 3 J. J. Wathausen, 116 IsCLPLINA. na para los cuales a historia de las ciencias ha guardado tan pocos elogios. Al lado de la gran tecnologia de los anteojos, de Jas lentes, de los haces luminosos, que forman cuerpo con la fundacién de Ia fisica y de la cosmologia nuevas, ha habido las equetias técnicas de las vigilancias miiltiples y entrecruzadas, unas miradas que deben ver sin ser vistas; un arte oscuro de la luz y de lo visible ha preparado en sordina un saber nuevo sobre el hombre, a través de las técnicas para sojuzgarlo y de los proce: dimientos para utilizarlo. Estos “observatorios” tienen un modelo casi ideal: ef campa- mento militar. Es la ciudad apresurada y artifical, que se cons- truye y remodela casi a voluntad; es el lugar privilegiado de un poder que debe tener tanto mayor intensidad, pero también dis- recién, tanto mayor eficacia y valor preventivo cuanto que se e¢jerce sobre hombres armados. En el campamento perfecto, todo el poder se ejerceria por el tinico juego de una vigilancia exacta, y cada mirada serfa una pieza en el fundamento global del po- der, El viejo y tradicional plano cuadrado ha sido considerable- mente afinado de acuerdo con innumerables esquemas. Se define exactamente la geometria de las avenidas, el niimero y la distri bucién de las tiendas de campafia, Ia orientacién de sus entradas, la disposicién de las filas y de las hileras; se dibuja la red de las miradas que se controlan unas a otras: “En la plaza de armas, se tiran cinco Iineas, Ia primera a 16 pies de la segunda; las otras, 118 pies una de otra; y Ia tiltima estd a 8 pies de las defensas. Las defensas estin a 10 pies de las tiendas de campafia de los ofici eriores, precisamente frente a la primera pieza emplazada. Una calle de compafita tiene 51 pies de anchura, .. Todas las tiendas de campafia estan a dos pies unas de otras. Las de los subalternos estin frente a los pasadizos de sus compafiias. La tltima pieza estd 8 pies de Ia dltima tienda de los soldados y Ia puerta mira ha- cia Ia tienda de los capitanes... Las tiendas de los capitanes se levantan frente a Jas calles de sus compaflas. La puerta mira hacia las mismas compafifas.”? El campamento es el diagrama de lun poder que acta por el efecto de una visibilidad general. Du- ante mucho tiempo se encontrard en el urbanismo, en Ia cons truccién de las ciudades obreras, de los hospitales, de los asilos, de 4 Réglement pour Hinfaterie prussenne, tra. franc, Arenal, ms. 467 144. Para los esquemas antiguos, véae Prats, Let divcours militaire, 1628, pp. 27-28. Montgommery, Lt milice francaise, p. 77. Tara. los tucros ‘savemas, cf. Beneton de Morange, Histoire de la guerre, VAL, pp. 61-04, Dissertations sur les tents; ct tambiéa rumerosos reginmentos como a. Ta. traction sur le service des reglements de croalerie dans ler cers, 29 de junio de 1735, Ck. lam. 7. wins 1. N. Andry. La orlopedia o el arte de prevenir y de comegir en los inor las deformidades corporates, 14. (The Works of Jeremy Bentham, ous 17, J. Bentham. 173). CL p. 208 fs Bowen tAwinas I8 y 19, 8, Havou-Romain, Proyectos de penitenciarlas, 140, Cf. p. 25% Mom 21, Haro Romuin, Proyecto ‘eda, en oracion ante la torre central de ¥ 1840, Un seein, nia, CE. 253. penitenciarla de Staeville, figlo Xt. Cf p. 253 Linas 27, La hora de acontarse en la colonia de Mettray. Ct. p. 801 [LAuisa 28. Conferencia sobre los perjulcios del aleoholismo en el auditorio ide la prison de Frees, Laine 29, Mdguina de sapor para ta corveecién celeifera de ls nias de Tos mits, "Se avian a los Padres y Madres, Tios, Vlas, Tutors, Tutoras, Macs tos y Maestras de Tnternados ya today Jas petsonas en general que engan ition pereroos, golosos, rebelde, revoltoos, insolents, penienciera, acusones, harlatanes,iveligiows, v con cualquier otto defecto, que el seer Croguemiai fe 4 la representads en cite grabado, Y mienton dente las doce de Ja mafan ihasa as dos de la tarde, a tolos lw Nits aalos que necestan ser casigados Lon sefores Loupgorrou, el carbonera Rotomago > Monge sans aim, y las seo- tas Ponthere furieuse, Ganache sans pie y Bois sans ao, amigon y_paslentes fel setor Croguemitaine y de la sehora Rriquabrec, instalaran en breve Magu has semejantes para envarlas s Ins cindades de provinea, a las cuales se tras Tadatin cuanto antes ellos mismos para dirigit an fncionamiento. Lo barato el castigo aplicado por ia Maquina de vapor y los efectos sorprendentes que produce animarin a los padres a serviee de ella siempre que la mala conducta lle sus hijos asi lo exijar También tenemos Sateenado para los nifos incore: tibles a duienesalimentamos con Pan y Agus.” Grabad de fines del siglo xvi (Colecciones historicas del IND.) 105 MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO 177 ' las prisiones, de las casas de educacién este modelo del campa- ' mento o al menos el principio subyacente: el encaje espacial de las vigilancias jerarquizadas. Principio del “empotramiento”. CET] ‘ampamento ha sido al arte poco confesable de las vigilancias To que la cimara oscura fue a la gran ciencia de la éptica. Desarréllase entonces toda una problemética: la de una arqui- tectura que ya no esté hecha simplemente para ser vista (fausto 4 de los palacios), o para vigilar el espacio exterior (geometria de las fortalezas), sino para permitir un control interior, articulado y detallado —para hacer visibles a quienes se encuentran dentro; ‘mas generalmente, la de una arquitectura que habria de ser un operador para la’ trasformacién de los uos: obrar sobre aquellos a quienes abriga, permitir Ia presa sobre su conducta, conducir hasta ellos los efectos del poder, ofrecerlos a un cono- Gmiento, modificarTos] Las piedras pueden volver déail_y com ToxcibteEt-viejo-esqulema simple del encierro y de Ia clausura | del muro grueso, de la puerta sélida que impiden entrar o salir—, comienza a ser sustituido por el célculo de las aberturas, de los plenos y de los vacfos, de los pasos y de las trasparencias Ast es como se organiza poco a poco el hospital-edificio como instrumento de accién médica: debe permitir observar bien los ; enfermos, y asi ajustar mejor los cuidados; Ia forma de las cons- trucciones debe impedir los contagios, por la cuidadosa separa- cién de los enfermos; la ventilacién y el aire que se hacen circu- lar en torno de cada lecho deben en fin evitar que los vapores deletéreos se estanquen en torno del paciente, descomponiendo sus humores y multiplicando la enfermedad por sus efectos inme- diatos. El hospital —el que se quiere disponer en la segunda mitad del siglo, y para el cual se han hecho tantos proyectos después del segundo incendio del Hétel-Dieu— no es ya simplemen- te €l techo bajo el que se cobijaban Ia miseria y la muerte cercana; 3, en su materialidad misma, un operador terapéutico fuciaJEs una maquina pedagdgica que ParisDuver- ney habia conecbido en la Escuela militar y hasta en los infimoe detalles que habia impuesto a Gabriel. Educar cuerpos vigoroses, imperativo de salud; obtener oficiales competentes, imperativo de calidad; formar militares obedientes, imperativo politi €l libertinaje y la homosexualidad, imperativo de moralidad. Cua iduos, fde Ta Escuela debia ser un aparato para vigilar;]los aposentos e> LAMINA 90, N. Andry: Le ortopedia 0 el arte de prevenir y de corregir en lor taban repartidos a To Targo de un pasillo como una serie de ‘itor lay deformidades corporates, 174% 178 DIsCIPLINA, pequefias celdas; a intervalos regulares, se encontraba el alojamien- to de un oficial, de manera que “cada decena de alumnos tiene lun oficial a derecha y a izquierda”; los alumnos estaban encerr dos alli durante toda 1a noche; y Paris habla insistido en que se acristalara “la separacién de cada aposento del lado del corredor desde In altura de antepecho hasta uno o dos pies del techo. Aparte de que el-aspecto de tales vidrieras tiene que ser agrada. le, nos atrevemos a decir que es util en no pocos sentidos, sin hablar de las razones de disciplina que pueden imponer tal dis- posicién”.* En los comedores se habia dispuesto “un estrado un poco elevado para colocar las mesas de los inspectores de estuclios, a fin de que pudieran abarcar con la mirada todas las mesas de Jos alumnos de sus divisiones durante Ia comida”; se habian. ins talado Ietrinas con medias puertas, con objeto de que el vigilante encargado pudiera distinguir la cabeza y las piernas de los alum 'HoS, pero con separaciones laterales lo bastante altas “para que los que las ocupaban no pudieran verse”. Eserdipulos infinitos de la vigilancia que la arquitecwura secunda por mil dispositivos sin honor. No parecerin irrisorios més que si se olvida el papel de esta instrumentacién, menor pero sin defecto, en la objetivacién progresiva y el reticulado cada vez més fino de los tae iientos individuales.[Las instituciones diseiplinarias hat a do-una maaqunavia dé GOTTer que Fa Tuncimade cone a ea copio de a conduca; lar divisions tenues y analities ye hee realizado han llega formar, en torno de fos hombres, wn ape rato de observacion, de regio y de encauramfento de la conde te En estas maquina de observa, zcdmo susividie Tas mirada céimo esablecer entre elt tlevon,comunieaione? {QM hae para que, de su mulplicidad calculate, eulte un poder hows |géneo y continuo? 7 EV aparato dsciplinaio perfecto permitra a una sola mirada serio todo. permanentemente. Un punto central seria. It we fuente de hie que fuminarn todo, 5 logar de convergenca, paral toto to que debe ser sabido: ojo perecto al est nas se suena y centro hacia el eval extin wuclets todas jas mimadas, Esto ts 1 que habla Tmaginado Ledoux al construic ArcetSenans: en el centro de las edificaciones dispuestas en cfrculo y abiertas todas hacia el interior, una elevada construccién. debfa acumular” las funciones administrativas de direccién, policincas de. vigilancia, mn, y religiosas de fomento 4 Cito en R. Lavlan, Lfeole mittee de Paris, 1950, pp. 1-18 «Arch, mac. MM 666-69, J. Rentham reflere que fue al vsitar Ia Escuela militar cuando su hermano’ concibié la primers idea del Pendptico. 1105 MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO 179 {de Ia obediencia y del trabajo; de aht vendrfan todas tas érdenes, ahi estarlan reistradas todas las actividades, advertidas y juaga- das todas las fellas; y sto jnmeditamente sin casi ningin otto soporte que una geometria exacta. Entre todas las razones del Prestigio concedido, en la segunda vata del siglo xvm a las arquitecturas cizculares,’ hay que contar sin duda ésta: la de que ‘expresaban ciena utopia politica Pero la mirada disciplinaria ha tenido, de hecho, necesidad de relevos. Mejor que un circulo, la pirdmide podfa responder a dos ‘exigencias: ser lo bastante completa para formar un sistema sin solucién de continuidad —posibilidad por consiguiente de multi- plicar sus escalones, y de repartirlos sobre toda la superficie qi controlar; y, sin embargo, ser Io bastante discreto para no gra\ tar con tn pew inerte sobre la actividad que disciplinar, y no ser para ella un freno o un obsticulo; integrarse al dispositive disciplinario como una funcién que aumenta sus efectos posibles. ‘Necetita descomponer sus instancias, pero para aumentar su fur cin productors. Especificar la vigilancia y hacerla funcional. Es el problema de los grandes talleres y de las fabricas, donde se organiza un nuevo tipo de vigilancia. Es diferente del que en los regimenes de las manufacturas realizaban desde el exterior los inspectores, encargados de hacer aplicar los reglamentos; se trata ahora de un control intenso, continuo; corre a lo largo de todo el proceso de trabajo; no recae —o no recae solamente— sobre la produceién (indole, cantidad de materias primas, tipo de instru ‘mentos utilizados, dimensiones y calidad de los productos) , pero toma en cuenta la actividad de los hombres, su habilidad, su manera de trabajar, su rapidez, su celo, su conducta. Y es tam- ign cosa distinta del control doméstico del amo, presente al lado de los obreros y de los aprendices; ya que se efectia por emplea- los, vigilantes, contralores y contramaestres. A medida que el aparato de produccién se va haciendo mds importante y més com- lcjo, a medida que aumentan el ntimero de los obreros y la di-| ision del trabajo, las tareas de control se hacen mas necesarias y mds dificiles. Vigilar pasa a ser entonces una funcién definida, pero que debe formar parte integrante del proceso de produc; in; debe acompafiarlo en toda su duracién. Se hace indispensable tun_personal_especializado, constantemente presente y distinto de| Dreros:]“En la gran manufactura, todo se hace a toque de campana, les obreros son obligados y reprendidos. Los emplea- dos, acostumbrados con ellos a una actitud de superioridad y de 1 tims. 12,18, 16 180 mando, que realmente es necesaria con la multitud, los tratan du- ramente © con desprecio; esto hace que esos obreros o bien sean mis caros 0 no hagan sino pasar por la manufactura."* Pero si los obreros prefieren el encuadramiento de tipo corporativo a fete nuevo régimen de vigilancia, los patronos reconocen en ello tun elemento indisociable del sistema de la produccién indus. tial, de la propiedad privada y del provecho, A la escala de una Gébrica, de una gran fundidora 0 de una mina, “los gastos se han multiplicado tanto, que la mas médica infidelidad sobre cada renglon daria para el total un fraude inmenso, que no s6lo ab: sorberia los beneficios, sino que provocaria la ‘disipacién de los capitales; ...la menor impericia no advertida y por este motivo Fepetida cada dia puede Megar a ser funesta a la empresa hasta 1 punto de aniquilarla en muy poco tiempo"; de donde el he. cho de que tinicamente unos agentes, dependientes de manera di recta del propietario, y adscritos a esta sola misién podrin vigilar “que no haya un solo céntimo gastado initilmente, y que no haya un solo momento del dia perdido”; su papel seré “vigilar 4 los obreros, inspeccionar todos los trabajos, enterar_al_comité ‘pasa a ser_un operador eco! ‘en que 5 a la vex una piesa i ién y un engranaje especificado del 10 movimiento en la organizacién de la ensefianza ele. especificacién de la vigilancia, e integracién al nexo pe- dagégico. EI desarrollo de las escuelas parroquiales, el aumento del mimero de sus alumnos, 1a inexistencia de métodos que per- mitieran reglamentar simulténeamente la actividad de una clase ‘entera, con el desorden y Ia confusién consiguientes, haclan nece. saria Ia instalacién de controles. Para ayudar al maestro, Baten. cour elige entre los mejores. alumnos a una serie de “oficiales”, intendentes, observadores, instructores, repetidores, recitadores de oraciones, oficiales de escritura, habilitados de tinta, cuestores de pobres y visitadores. Los papeles asi definidos son de dos ér- denes: unos corresponden a cometidos materiales (distribuir la a los pobres,. leer ales los dtas de fiesta, etcétera); los otros son del por oree r ee ae Eo pc dap seats a “« LOS MEDIOS DEL BUEN EXCAUZAMIENTO Isl forden de Ta vigilancia: los “observadores” deben tener en cuenta quién ha abandonado su banco, quién charla, quién no tiene rosario ni libro de horas, quién se comporta mal en misa, quién Jcomete algun acto de inmodestia, charla o griterio en la calle”: tox “admonitores” se encargan de “Ilevar Ia cuenta de los que hablan o estudian sus lecciones emitiendo un zumbido, de los que no escriben 0 juguetean”; los “vis investigan, en as sobre los alumnos que no han asistido al ‘an sblo Tos "repetidores”” des. empefian un papel pedagégico: hacen leer a los alumnos de dos en dos en vor baja® Ahora bien, algunas décadas més tarde, Demia reproduce una jerarquia del mismo tipo; pero las funciones de vigilaneia evan ahora aparejadas casi todas un papel pedagégi co: un auxiliar ensefia a coger la pluma, guia la mano, corrige los ervores y a la ver “sefiala las faltas cuando se discute”; otro auxiliar desempeia las mismas tareas en Ia clase de lectura; el intendente, que controla a los demés oficiales y vigila la actitud general, esta también encargado de “acostumbrar a los recién Ile- gados al estilo de los ejercicios de la escuela”; los decuriones hacen recitar las leceiores y “marean” a aquellos que no las saben. Tenemos con esto el esbozo de una institucién de tipo “de en- Sefianza_mutua”, donde estén integrados en el interior de un spositivo nico tres procedimientos: la ensefianza propiamente dicha, 1a adquisicién de conocimientos por el ejercicio mismo de Ja actividad pedagégica, y finalmente una observacién reciproca y jerarquizada, Inscribese en el corazén de la practica de ensefanza una relacién de vigilancia, definida y regulada; no como tna pieza agregada 0 adyacente, sino como un mecanismo que le es inherente, y que multiplica ‘su eficacia. La vigilancia jerarquizada, continua y funcional no es, sin duda, a de las grandes “invenciones” técnicas del siglo xvit, pero su insidiosa extensiéa debe su importancia a las nuevas mecénicas de poder que Heva consigo. El poder disciplinario, gracias a ella, se convierte en un sistema “integrado” vinculado del interior a la TMED.B. Tnstrucion méthodique pour cole paroisiale, 1669, pp. 68-88 40 Gh. Demia, Réglement pour les écoles de la ville de Lyon, ING" pp, 28, Podria notarse un fenémeno del mismo género en la organizacion de los ‘colegios: durante mucho tiempo. los “prefectos” taban encargaden, indepen, dientemente de lot profewores, de Ia responsabilidad moral de. lor pequetes ‘rupos de alumnos. Despucs de 1762, sobre todo, ae ve aparceer unt ipo, de ‘control a la ver mis administrative y més integrado en la jerarqula: Wigton. tes, maestros de divsin, macstos subslternos. Cf. Dupont Ferrier, Du ‘loge de'Clermont au lycée Louirle-Grand, 1, pp. 284 y 476. 182 DISCIPLINA, economia y a Tos Tines del dispositive th que se cjerce. Se organiza también como un poder multiple, automatico y anénimo; porque si es cierto que Ia vigilancia reposa sobre individuos, su funcio- namiento es el de un sistema de relaciones de arriba abajo, pero también hasta cierto punto de abajo arriba y lateralmente. Este| sistema hace que “resista” el conjunto, y lo atraviesa integramen- te por efectos de poder que se apoyan unos sobre otros: vigilantes pperpetuamente vigilados. El poder en Iz vigilancia jerarquizada| de las disciplinas no se tiene como se tiene una cosa, no se tras- fiere como una propiedad; funciona como una maquinaria. Y si 6 cierto que su organizacién piramidal Ie da un “jefe”, es el aparato entero el que produce “poder” y distribuye los individuos| fen ese campo permancnte y continuo, Lo cual permite al poder disciplinario ser a la vez absolutamente indiscreto, ya que esté por doquier y siempre alerta, no deja en principio ninguna zona de sombra y controla sin cesar a aquellos mismos que estén en- cargados de controlarlo; y absolutamente “discreto”, ya que fun-| ‘ona permanentemente y en una buena parte en silencio. Lal disciplina hace “marchar” un poder relacional que se sostiene a si mismo por sus propios mecanismos y que sustituye la resonan cia de las manifestaciones por el juego ininterrumpido de miradas| calculadas. Gracias a las téenicas de vigilancia, la “fisica” del po- der, el dominio sobre el cuerpo se efectian de acuerdo con las leyes de la éptica y de la mecdnica, de acuerdo con todo un juego| de espacios, de lineas, de pantallas, de haces, de grados, y sin re} currir, en principio al menos, al exceso, a la fuerza, a Ia violen- ja. Poder que es en apariencia tanto menos “corporal” cuanto] que es més sabiamente “tisico". 1105 MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO 188 tos. La tropa desiilé a continuacién en el mayor orden.” [Ema] mciona_un_peque Hao mecanismo penal, Beneficia de cierto privilegio de justicia, con sus propias Ieyes, sus delitos especificados, sus formas par. iculares de sancién, sus instancias de juicio. Las disciplinas es- tablecen una “‘infra-penalidad”; reticulan un espacio que las le- yes dejan vacio; califican y reprimen un conjunto de conductas Jque su relativa indiferencia hacia sustraerse_a los grandes siste- F"AI entrar, Tos compatieros deberin saludarse unos a ows; ... al sair, deberdn guardar los articulos y utiles de que se han servido y, en la época en que se vela, apagar su Mimpara’ “esti. expresamente prohibido entretener a los compafieros con gestos ode otra manera”; deberén “‘comportarse honesta y de- centemente”; aquel que se ausente més de 5 minutos sin avisar al sefior Oppenheim sera “consignado por media jornada’; y para estar seguro de que no se ha olvidado nada en esta minuciosa justicia penal, se prohibe hacer “todo cuanto pueda perjudicar al seiior Oppenheim y a los compafieros”.*? En el taller, en la escue la, en el ejército, reina una verdadera[micropenalidad del tiempo] LA SANCION NORMALIZADORA 1) En el orfanato del caballero Paulet, las sesiones del tribunal {que se reunfa cada mafiana eran ocasiOn de un verdadero cere- monial: “Encontramos a todos los alumnos en orden de ba- talla, en un alineamiento, una inmovilidad y un silencio abso- Iutos. El teniente coronel mayor, joven caballero de dieciséis afios, estaba fuera de filas, espada en mano; a su vor de mando, la tropa echd a andar a paso redoblado para formar el circulo. El consejo se agrupé en el centro, y cada oficial dio el informe de su tropa para las veinticuatro horas. Se admitié a los acusados a justificarse; se oye a los testigos; se deliberd, y una ver de acuerdo, al teniente coronel mayor dio cuenta en voz alta del mimero de los culpables, de la indole de los delitos y de los castigos impues- (Welvasos, ausencias, Interrupciones de wreas), de la actividad (falta de atencién, descuido, falta de celo), de la manera de set (descortesia, desobediencia), de la palabra (charla, insolencia) del cuerpo (actitudes “incorrectas”, gestos impertinentes, suciedad), de la sexualidad (falta de recato, indecencia). Al mismo tiempo se utiliza, a titulo de castigos, una serie de procedimientos sutiles, que van desde el castigo fisico leve, a privaciones inenores y a pequefias humillaciones. Se trata a la ver de hacer penables las fracciones més pequefias de la condueta y de dar una funcién pu- iva a tos elementos en apariencia indiferentes del aparato dis- plinario: en el limite, que todo pueda servir para castigar la ‘menor cosa; que cada sujeto se encuentre prendido en una uni- versalidad castigablecastigante, “Con la palabra castigo, debe com- prenderse todo lo que es capaz de hacer sentir a los nifios la falta que han cometide, todo lo que es capse de humillarlos, de causarles confusiin: ... cierta frialdad, cierta indiferenci pregunta, una humillaci6n, una destitueién de puesto,”:* 2) Pero Ia disciplina Teva consigo una manera especifica de castigar, y que no ¢s inicamente un modelo reducido del tribunal. 2 Piet de Rochenoot Journal de Gente, 5 de neo de 18 lamento proisioal para x fabnic. de’ Me Oppentel, 29 de tiembre de 1609. PRs ~ 15 JeB. de Ta Salle, Conduite der Ecoles chrétionnes (1828), pp, 204208, 184 [Lo que compete a Ta penalidad disciplinaria es Ta inobservancia, todo lo que no se ajusta a la regla, todo lo que se aleja de ella, las desviaciones. Es punible el dominio indefinido de lo no con. Jel soldado comete una “falta” siempre que no alana el nivel requerido; [la “Talla” del _alumno, es, tanto como un delito ET reglamento de ia infanteri prusiann mandaba uatar_con "vodo ‘el rigor post ble” al soldado que no habia aprendido a manejar correctamente su fusil. Igualmente, “cuando un alumno no recuerde la. par- te de catecismo del dia anterior, se le podrd obligar a aprender Ia de ese dia, sin cometer falta alguna, y se le hard repetir al dia siguiente; 0 se le obligard a escucharla en pie o de rodillas, y con Jas manos juntas, o bien se le impondré alguna otra_penitencia” EL orden que los castigos disciplinarios deben hacer respetar es de indole mixta: es un orden “artificial”, dispuesto de manera explicita por una ley, un programa, un reglamento, Pero es tam- bién un orden definido por unos procesos naturales y observables Ja duracién de un aprendizaje, el tiempo de un ejercicio, el nivel de aptitud se refieren a una regularidad, que es también una re- gis. [Los alumnos de Tas escuelas cristianas no deben jamis ser ‘olocados ante una “leccién” de la que no son todavia capaces, pues se les pondria en peligro de no poder aprender nada; sin embargo, la duracién de cada estadio se halla fijada reglamenta- riamente, y 1 castigo en régimen disciplina- juridico-natural. LOS MEDIOS DEL RUEN ENCAUZAMIENTO 185 ro hayan esctite todo Io que debian escribir o no se hayan apli- ado a hacerlo bien, se les podré dar como que excrbir o que aprender de memoria” [EL castigo discipline] aes en uns buena parte al menos, isomorfo a la obligacion mis: ma; es menos la venganza de la ley ultrajada que su repeticién, tu insistencia velgblada. ‘Tanto que el efecto corrective que se es pera no pasa sino de una manera accesoria por la expiacién y el Frrepentimiente, se obtienen directamente por el mecanismo de a encaUr ° EI castigo, en la discipling, no es sino un elemento de un sistema doble: gratificacion-sancién, Y es este sistema el que se uclve operante en el proceso de encauzamiento de Ia conducta Y de comeccidn. Hl maestro “debe evitar, tanto como se pueda, usar Ye tastigos; por el contrario, debe tratar de hacer que las recom- ppensas sean mds frecuentes que las penas, ya que los perezosos se Fenten mas indtados pot el desco de ser Tecompensados como los diligentes que por el temor de los castigos; por lo cual se obten- dirévun fruto muy grande cuando el maestro, obligado a usar del ‘eastigo, conquiste si puede el corazin del nifio, antes que aplicar- qe aquel"## Este metanismo de dos elementos permite cierto ni- mere de operaciones caractersticas de la penalidad disciplinaria En primer lugar Ia califcacion de las conductas y de las cualida- {desu partir de dos valores opuestos del bien y del mal; en lugar Ge la hivisin simple de lo vedado, tal como Ia conoce 1a just penal, se tiene una distribucién entre polo positivo y polo neya- Mor toda la conducta cae en el campo de las buenas y de las Inalas notas, de los buenos y de los malos puntos. Es posible [ciones.[Debe, por To tanto, ser esencialmente correctivo. Al lado de los castigos tomados itigo, calabozo), Ios sistemas disciplinarios dan _privilegio a los castgos del orden del ejercicio —del aprendizaje inte multiplicado, varias veces repetido: el reglamento de 1766. para Ja infanterla’preveta que los soldados de primera clase “que mues- tren algén descuido o mala voluntad serin relegados a la sltima clase”, y no podrén reintegrarse a la primera sino después de nuevos ejercicios y un nuevo examen, Como decia, por sti parte, de La Salle, “Los trabajos impuestos como castigo (pensum) son, de todas las penitencias, lo més honesto para un maestro, 10 ss ventajoso y 1o més agradable para los padres”; permiten “ob- tener, de las faltas mismas de los nifios, mnedios para hacerlos progresar al coregir sus defectos"; a aquellos, por ejemplo, “que ‘demis establecer una cuantifieaciOn y una economia cifrada, Um Contabilidad yenal, sin cesar puesta al dia, permite obtener el ba- lance punitive de cada cual. La “justicia” escolar ha Hevado muy lejos este sistema, cuyos rudimentos al menos se encuentran en €l ejército o enlos talleres. Los hermanos de las Escuelas cris- tianas habian organizado toda una microeconomia de los privile- {los ¥ de los wabajos como castigo: "Los privilegios servirin a los Slummos para eximirse de las penitencias que les sean impuestas vA un escolar, por ejemplo, se le habré impuesto como castigo Ja copia de cuatro o seis preguntas del catecismo; podré librarse de esta penitencia mediante algunos puntos de privilegios; e! macs tro asignaré el niimero necesario para cada pregunta ... Como los privilegios valen cierto niimero de puntos, el maestro tiene 4 bid. 1 Ch: Demia. Réglement pour ler éeoles de ta ville de Lyon, 1716, p. 1. i foe oye ei ta ht ok Cae Ter Slino t in segiin los rangos 0 los grados ti i. reibuc n los rangos o los grados tiene un clo- le papel: seiialar las desviaciones, jerarquizar las cualidades, los sturdiness some. ES on lesa retroceder y degradando. FI rango por ‘si mis wivale a se ‘compensa oa castigo Se habla pune ante beta ‘ar un sistema completo de clasificacién ‘honorific que Y unos castigos mis © menos nobles o vergonzos0s iban unidos, como Gvlidades morals de fos alumnon’ aioe ee, bre “ls oy ae ia et, Ha in fe Tos buenos”, Heva una hombrera de seda color rojo vivo y plata ueden ser arrestadlos y Hevados a la prisién, pero tam. én enjaulados y puestos de rodillas. La clase de los “ediones SJ deta Sale, Cond 48, Aqui se tiene “i des Feolesehtenney,B.N. Ma 11 Ja trasposicién del sistema de las indulgencias. pee — 1L0$ MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO. 187 Sine derecho 2 una hombrera de lana rojas a es penas reer ies se agrega, llegado el caso, el sayal. La iltima clase, los “Mules ei mareada por una hombera de lana parda; “los alumnos de esta clase estarin sometidos a todos Jos castigos usa- dos en la Escuela o todos aquellos que se crea necesario introducir e incluso el calabozo sin luz", A esto se afiadié durante un tiempo la clase “vergonzosa”, para la cual se hicieron reglamentos par ticulares, “de manera que quienes 1a componen habrin de estar siempre separados de los demas y vestidos de sayal". Puesto que linicamente el mérito y la conducta deben decidir el lugar del alumno, “los de las dos diltimas clases podrin lisonjearse de as- ender a las primeras y de evar sus insignias, cuando, por testi- monios universales, se reconozca que se han hecho dignos de ello por el cambio de su conducta y sus progresos; y los de las pri- ‘eras clases descenderdn igualmente a las otras si se abandonan y si los informes reunidos y desventajosos demuestran que no me- i de las primeras clases. “ gonzosa” no existe sino para desaparecer: “Con el fin de juzgar en cuanto a la especie de conversion de los alunos de la clase vergonzosa que se comporten bien", se les volveré a introducir en las otras clases y se les devolverin sus trajes; pero permanecerin con sus camaradas de infamia durante las comidas y los recreos: y asf quedardn si no contimian portindose bien; s6lo saldrén, se estd contento de ellos en dicha clase y en dicha divisién”."" Doble efecto, por consiguiente, de esta penalidad jerarquizante: distribuir los alumnos de acuerdo con sus aptitudes y su conduc: ta, por Io tanto segin el uso que de ellos se podra hacer cuando saigan de la escuela; cjercer sobre ellos una presién constante para que se sometan todos al mismo modelo, para que estén obli- sgudos todos juntos “a la subordinacién, a la docilidad, a la aten- cién en los estudios y ejercicios y a la exacta practice de los de beves y de todas las partes de la disciplina”. Para que todos se asemejen. Eur suina, el arte de castigar, en el régimen del poder dis. nario, no tiende nia la expiacién ni aun exactamente a Ia repre sin, Utiliza cinco operaciones bien distintas: referir 10s actos, los hhechos extraordinarios, las conductas similares a un conju que es a Ia vez campo de comparacién, espacio de diferenciacidn y prineipio de una regla que seguir. Diferenciar a los individuos, lunos respecto de otros y en funcién de esta regla de conjunto —ya 1 Archivos nacionales MME 638, 80 de mara de 1768, y MM 665, 15 de septiembre de 165. 188 se la haga funcionar como umbral minimo, como término medio {que respetar o como grado éptimo al que hay que acercarse. [Me- (dir en términos cuantitativos y jerarquizar en términos de valor las capacidades, el nivel, la “naturaleza” de los individuos. Hacer Jque juegue, a través de esta medida “valorizante", la coaccién jde una conformidad que realizar. En fin, trazar el limite que /habré de definir 1a diferencia respecto de todas las diferencias, Ia frontera exterior de'lo anormal (la “clase vergonzosa” de la Er jcuela militar). La penalidad perfecta que atraviesa todos los pun- tos, y controla todos los instantes de las instituciones disciplins- vias, compara, diferencia, jerarquiza, homogeiniza, excluye. En una palabra, normaliza, ‘Se opone, por lo tanto, término por término, a una penalidad judicial, que tiene por funcién esencial 1a de referirse, no a un conjunto de fenémenos observables, sino a un corpus de leyes y de textos que hay que conservar en la memoria; no la de diferen- ciar a unos individuos, sino de especificar unos actos bajo cierto niimero de categorfas generales; no la de jerarquizar sino la de hacer jugar pura y simplemente la oposicién binaria de lo per mitido y de lo prohibido; no la de homogeneizar, sino Ia de ope visién, obtenida de una ver por todas, de Ja condena, Los Aispositivos disciplinarios han secretado una “penalidad de la nor- ma", que es irreductible en sus principios y su funcionamiento a la penalidad tradicional de la ley. El pequefio tribunal que parece actuar permanentemente en los edificios de la disciplina, y que ‘a veces adopta la forma teatral del gran ‘engaiiar: no prolonga, excepto por al les, los mecanismos de la justicia criminal hasta la trama de a cexistencia cotidiana, 0 al menos no es lo esencial; las disciplinas hhan fabricado —apoyindose en toda una serie de procedimientos, por lo demas muy antiguos— un nuevo funcionamiento puniti vo, y € éte el que poco a poco ha revestido el gran aparato exterior que parecia reproducir modesta o irénicamente. El fun- cionamiento juridico-antropolégico que se revela en toda Ia hiv toria de la penalidad moderna no tiene su origen en Ia superpo- icién a Ta justicia criminal de las ciencias humanas y en las, cexigencias propias de esta nueva racionalidad o del humanismo que Hevaria consigo; tiene su punto de formacién en la técnica isciplinaria que ha hecho jugar esos nuevos mecanismos de san- ién normalizadora Aparece, a través de las disciplinas, el poder de In Norma, zNue- va ley de la sociedad moderna? Digamos mas bien que desde el siglo xvi ha venido a agregarse a otros poderes obligindolos a {LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO 189 nuevas delimitaciones; el de la Ley, el de la Palabra y del Texto, el de la Tradicién. Lo Normal se establece como principio de coercién en la ensefianza con la instauracién de una educacion estandatizada y el establecimiento de las escuelas normales; se establece en el esfuerzo por organizar un cuerpo médico y un encuadramiento hospitalario de la nacién capaces de hacer fun- cionar unas normas generales de salubridad; se establece en la regularizacién de los procedimientos y de los productos industria- les Como la vigilancia, y con ella la normalizaci6n, se torna tuno de los grandes instrumentos de poder al final de la época clisica. Se tiende a sustituir o al menos a agregar a las marcas que traducian estatutos, privilegios, adscripciones, todo un juego de sgrados de normalidad, que son signos de adscripcién a un cuerpo social homogéneo, pero que tienen en s{ mismos un papel de cla- sificacién, de jerarquizacién y de distribucién de los rangos. En tun sentido, el poder de normalizacién obliga a la homogeneidad; pero individualiza al permitir las desviaciones, determinar los ni- veles, fijar las especialidades y hacer ttiles las diferencias ajustan- do unas a otras. Se comprende que el poder de la norma funcione facilmente en el interior de un sistema de la igualdad formal, jue en el interior de una homogeneidad que es la regla, in- Neduce, como un imperative ull y el resultado de una medida, todo el desvanecido de las diferencias individuales. EL EXAMEN El examen combina lav tcnicas de Ta jerarquia que vigila y Tas de Ia sancién que normaliza, Es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, clasificar y castigar, Establece Sobre los individuos una visibilidad a través de Ia cual se los di- ferencia y se los sanciona. A esto se debe que, en todos los dis positives de disciplina, el examen se halle altamente ritualizado. En él vienen a tnirse Ia ceremonia del poder y la forma de la experiencia, el despliegue de la fuerza y el establecimiento de la verdad, Enel ewracin de los procedimicntos de diseiplina, mani fiesta el sometimiento de aquellos que se persiguen como objetos y Ia objetivacién de aquellos que estin sometidos. La superpo Sicién de las relaciones de poder y de las relaciones de saber ad- quiere en el examen toda su notoriedad visible. Otra innovaci6n ‘de Ta €pocaclisica que Tos historiadores de tar clenctas tefaronr er Ja sombra. Se hace la historia de las experiencias sobre los cicgos Jales de G. Cane 7 1 Sobre este punto, hay que referrse a Tat paginas sen ruilhem, Le normal et le pathologique, ed. de 1966, pp. V7 190 DISCIPLINA iento, 1os nifioslobo o sobre la hipnosis. Pero zquién hari ia mas general, més imprecisa, mis determinante también del “examen”, de sus rituales, de sus métodos, de sus personajes y de su papel, de sus juegos de preguntas y respuestas, de sus sis temas de notacién y de clasificacién? Porque en esta pobre técnica se encuentran implicados todo un dominio de saber, todo un tipo de poder. Se habla a menudo de Ia ideologia que llevan en si, de manera discreta 0 parlanchina, las “ciencias” humanas. Pero su tecnologla misma, ese pequefio esquema operatorio que tiene tal difusién (de la psiquiatrfa a la pedagogia, del diagnéstico de las enfermedades a la contratacién de mano de obra), ese procedi- miento tan familiar del examen, eno utiliza, en el interior de un solo mecanismo, unas relaciones de poder que permiten obtener ¥ constituir cierto saber? No es simplemente al nivel de la con- Ciencia, de las representaciones y en lo que se cree saber, sino al nivel de lo que hace posible un saber donde se realiza la act: cién politica Una de las condiciones esenciales para el desbloqueo epistemo- ligico de Ia medicina a fines del siglo xvin fue 1a organizacién del hospital como aparato de “examinar”. El ritual de la visita es su forma més Iamativa. En el siglo xvit, el médico, procedente del exterior, unia su inspeccién a no pocos otros controles —rel sgios0s, administrativos; casi mo participaba en la gestién cotidia nna del hospital. Poco a poco, la visita se fue haciendo més re- gular, més rigurosa, mas amplia sobre todo: cubrié una parte cada ‘vex mds importante del funcionamiento hospitalario. En 1661, el médico del HételDieu de Paris estaba encargado de una visita diaria; en 1687, un médico “expectante” debia examinar, durante la tarde, algunos enfermos, mas gravemente afectados. Los regla- ‘mentos del siglo xvm, precisan 10s horarios de la visita y su du- racién (dos horas como minimo): insisten para que un servicio por rotacién permita asegurarla todos los dias, “incluso el do- wo de Pascua”; en fin, en 1771 se instituye un médico resi dente, con Ia misién de “prestar todos los servicios de su ps fesién, tanto de noche como de dia, en los intervalos de una sita a otra de un médico del ext La inspeccién de otro tiempo, discontinua y répida, se ha trasformado en una obser- vacién regular que pone al enfermo 2n situacién de examen casi perpetuo, Con dos consecuencias: en la jerarquia interna, el mé- elemento hasta ahora externo, comienza a adqui sobre el personal religioso, y se empier a cont © Keghtre dev ditibcrations du bureau de UUIbtet-Diew, LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO it papel determinado pero subordinado en Ia técnica del examen. Apa- rece entonces la categoria del “‘enfermero”. En cuanto al hospital mismo, que era ante todo un lugar de asistencia, va a convertirse en lugar de formacién y de confrontacién de los conocimientos: inversidn de las relaciones de poder y constitucién de un saber. El hospital bien “disciplinado” constituiré el lugar adecuado de la “disciplina” médica; ésta podrd entonces perder su caricter tex- tual, y tomar sus referencias menos en la tradicién de los autores decisivos que en un dominio de objetos perpetuamente ofrecides al examen, De Ia misma manera, la escuela pasa a ser una especie de apa rato de examen ininterrumpido que acompafia en toda su longitud| Ta operacién de emefianma) Se tratard en ella cada vez menos de eos torneos en los que fos alumnos confrontaban sus fuer cada ver m4s de una comparaclOn_perpetua de cada cual con 10-] Tas herimanos de las seiputos tuviesen composicién toios los dias de la semana: el primero de ortogratia, el segundo de aritmética, el tercero de catecismo por la maftana y de escritura por la tarde, ete. Ademis, cada mes debia haber una composicion con el fin de designar a quienes merecian someterse al examen del inspector* Desde 1775, existian en la Escuela de caminos y puen- tes 16 eximenes al afio: $ de matematicas, § de arquitectura, 3 le dibujo, 2 de eserivura, 1 de corte de piedras, 1 de estilo, 1 de le vantamiento de planos, 1 de nivelacién, 1 de medida y estimacién de construcciones.* El examen no se limita a sancionar un apren- je; €s uno de sus factores permanentes, subyacentes, segiin un 1 de poder constantemente prorrogado. Ahora bien, el ex men permite al maestro, a la par que trasmite su saber, establecer sobre sus diseipulos todo wn campo de conocimientos. Mientras que Ia prucha por Ia cual se terminaba un aprendizaje en la tra in corporativa validaba tna aptitud adquitida —la “obra macs autentficaba tna trasmisin de saber ya hecha— el examen, fn Ta escuela, crea un verdadero y constante intercambio de sabe: res: garantiza cl paso de los conociinientos del maestro al disefpulo, pero toma del diteipulo un saber reservado y destinado al maestro, Ta escuela pasa a ser el lugar de elaboracién de la pedagogia. asi como el procedimiento del examen hospitalario ha permitido el desbloqueo epistemoligico de Ia medicina, Ia época de ta excuela “examinatoria" ha marcado el comienzo de una petagogia que ® JoR. de La Salle, Conduite der Feoles chrétiennes, 128, p. 160, SCL Leomeignement et ta diffusion dey sciencer au XVIMIe stele, 1964, p. 360. 192, DISCIPLINA funciona como ciencia. La época de las inspecciones y de las ma- niobras indefinidamente repetidas en el ejército ha marcado tam- bign el desarrollo de un inmenso saber victico que tuvo su efecto EI examen Hleva consigo todo un mecanismo que une a cierta forma de ejercicio del poter cierto tipo de formacién de saber. 1) El examen invierte la economia de ta visibilidad en et ejer cicio del poder. Tradicionalmente el poder ¢s lo que se ve, 1o que se muestra, lo que se manifiesta, y, de manera paradojica, encuen- ta el principio de su fuerza en el movimiento por el cual la des pliega. Aquellos sobre quienes se ejerce pueden mantenerse en la sombra; no reciben luz sino de esa parte de poder que les esta concedida, o del reflejo que recae en ellos un instante, En cuanto al poder disciplinario, se ejerce haciéndose invisible; en cambio, impone a aquellos a quienes somete un principio de visibilidad obligatorio. En la disciplina, son los sometidos 1os que tienen que ser vistos. Su iluminacién garantiza el dominio del poder que se ‘ejerce sobre ellos. El hecho de ser visto sin cesar, de poder ser visto ‘constantemente, ¢s lo que mantiene en su sometimiento al indi- ‘viduo disciplinario. Y el examen es la técnica por la cual el po der, en lugar de emitir los signos de su potencia, en lugar de im- [poner su marca a sus sometidos, mantiene a éstos en un mecanismo de objetivacién. En el espacio que domina, el poder disciplinario manifiesta, en cuanto a lo esen i ‘objetos._El examen Hasta aqui el papel de la ceremonia politica habia sido dar lugar a la manifestacién a la ver excesiva y regulada del poder; cra una expresién suntuaria de potencia, un “gasto” a la vez exa- gerado y codificado en el que el poder recobraba su vigor. La ce- remonia se aparejaba siempre, més o menos, al triunfo, La a cién solemne del soberano Mevaba consigo algo de la consagracién, de la coronacién, del retorno de Ia victoria; ni aun en las fastos funerarios dejaba de desarrollarse como manifestacién del des- pliegue del poder. En cuanto a la disciplina, tiene su propio tipo de ceremonia, No es el triunfo, es la revista, cs el “desfile”, forma fastuosa del examen. Los “sibditos” son ofrecidos en él como “objetos” a la observacién de un poder que no se manifiesta sino tan s6lo por su mirada. No reciben directamente la imagen del poder soberano; despliegan inicamente sus efectos —y, por deci Io ast, en ucco sobre sus cuerpos, ahora ya exactamente legibles y déciles. E115 de marzo de 1666 pasa Luis XIV su primera evista militar: 18 000 hombres, “una de las acciones mAs brillan {es del reinado”, y que se decia haber “tenido a Europa entera en LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO 198 la inquietud”. Varios afios después se acufié una medalla para conmemorar 1 acontecimiento.” Lleva, en el exergo: “Disciplina militaris restituta” y en la leyenda: “Prolusio ad victorias.” A la derecha, el rey, adelantado el pie derecho, manda personalmente él ejercicio con un bastén. En la mitad de la izquierda se ven de frente y alineados en el sentido de la profundidad varias Bilas de soldados; extienden el brazo a la altura del hombro y sostienen €l fusil exactamente vertical; adelantan la pierna derecha y tie- nen el pie izquierdo vuelto hacia el exterior. En el suelo, unas ineas se cortan en Angulo recto, dibujando, bajo los pies de los soldados, grandes cuadrados que sirven de referencia para las dife- rentes fases y posiciones del ejercicio, Totalmente en el fondo, se ve dibujarse una arquitectura clisica. Las columnas del palacio profongan las constituidas por los hombres alineados y los fusiles verticales, del mismo modo que, sin duda, el embaldosado prolon- {ga las lineas del ejercicio. Pero por encima de la balaustrada que remata el edificio hay unas estatuar que representan unos perso- najes bailando: Iineas sinuosas, miembros arqueados, pafios. Re- corre el mérmol un movimiento cuyo principio de unidad es ar ménico, En cuanto a los hombres, estin inmovilizados en una actitud uniformemente repetida de filas en filas y de lineas en Ii- nneas: unidad tctica. El orden arquitecténico, que libera en su pice las figuras de la danza, impone en el suelo sus reglas y su geometria a los hombres disciplinados. Las columnas del poder. “Estd bien”, decia un dfa el gran duque Miguel, ante el cual se habfa hecho maniobrar a las tropas, “pero respiran”.** Consideremos esta medalla como testimonio del momento en que coinciden de una manera paradéjica pero significativa la figu- ra mis brillante del poder soberano y la emergencia de Ios rituales propios del poder disciplinario. La visibilidad apenas soportable Gel monarca se vuelve visibilidad inevitable de los stibditos. Y esta inversién de visibilidad en el funcionamiento de las disc lo que habré de garantizar hasta sus grados mAs bajos el ejercicio det poder. [Entramor en la €poca del examen infinita-y de Ta ob-] jJetivacién enactiva 2) El examen hace entrar también 1a individualidad en un cam- [Po documental Deja tras a un archivo entero tenue y miinncloso [que se constituye al ras de los cuerpos y de los dias. El examen que Jcoloca a los individuos en un campo de vigilancia los sitda igual- 1 Sobre ents modalla, ef. el articulo de J. Jacauiot en Ze Club francois de ta medailte, 4 trimesite de 1970, pp. 5054. LAr. 2 28 Kropothine, Autour d'une vie, 1902, p. 9. Debo esta referencia 2G. Con- suither, a4 DISCIPLINA, THienie en una ved de escritura; los introduce en todo un espesor de documentos que los captan y los inmovilizan, Los procedimien- tos de examen han ido inmediatamente acompafiados de un siste- ma de registro intenso y de acumulacién documental, Constituyese un “poder de escritura” como una pieza esencial en los engranaj; de Ta disciplina, Sobre no pocos puntos, se modela de acuerdo ‘con Jos rétodos tradicionales de la documentacién administrativa Pero con técnicas particulares ¢ innovaciones importantes. Unas conciemnen & los métodos de identificacién, de sefalizacién 0 de deseripcién, Era el problema del ejército cuando habia que en- contrar a los desertores, evitar la repeticién en los alistamientos, corregir los estados ficticios presentados por los oficiales, conocer los servicios y el valor de cada uno, establecer con certera el ba- lance de los desaparecidos y de los muertos. Era el problema de Jos hospitales, donde habla que reconocer a Jos enfermos, expulsar 2 los simuladores, seguir la evolucién de las enfermedades, verificar Ja eficacia de los tratamientos, descubrir los casos anélogos y los comienzos de epidemia. Era el problema de los establecimientos de ensefanza, donde haba que caracterizar la aptitud de cada cual, situar su nivel y su capacidad, indicar la utilizacién eventual que se podia hacer de él: “EI registro sirve para recurrir a él en el tiempo y lugar oportunos, para conocer las costumbres de los ni- fios, su adelanto en el camino de Ia piedad, en el catecismo, en las letras, segin el tiempo de la Escuela, su espiritu y juicio que en- contrard marcado desde su entrada.” * ‘De ahi Ta formacién de toda una serie de cédigos de la indivi Gualidad disciplinaria que permiten trascribir homogeneizindolos los rasgos individuales establecidos por el examen: cédigo fisico de la sefializacién, cédigo médico de los sintomas, cbdigo escolar © militar de las conductas y de los hechos destacados. Estos cf gos eran todavia muy rudimentarios, en su forma cualitativa 0 cuantitativa, pero marcan el momento de una “formalizacién” ini- al de lo individual en el interior de las relaciones de poder. Tas otras innovaciones de Ta escritura disciplinaria conciernen Ia puesta en corzelacién de estos elementos, 1a acumulacién de lt documentos, su puesta en serie, la organizacién de campos compa. rativos que permiten clasificar, formar categorias, establecer medias, fijar normas. Los hospitales del siglo xvut han sido en particular grandes laboratorios para los métodos escriturarios y documentales. El enidado de los registros, su especificacién, los modos de tras. cripcién de los unos a los otros, su circulacién durante las visitas, 4M. I, D. By Instruction méthodique pour cole paroisale, 1660, p. 64. LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO. 195 st confrontacién en el curso de las reuniones regulares de los mé dicos y de los administradores, la trasmisién de sus datos a orge- hismos de centralizacién (ja sea en el hospital o en la oficina cen. tral de los hospicios), Ia contabilidad de las enfermedades, de las curaciones, de los fallecimientos al nivel de un hospital, de una nda y ‘el nite de In -macin enter, han forma pate imtegrante del proceso por el cual los hospitales han estado some- Jes de una buena "disciplina” médica en los dos sentidos de la palabra, hay que tener en cuenta los procedimientos de escritura Gque permiten integrar, pero sin que se pierdan, los datos indivi dlyales en unos sistemas acumulativos; hacer de modo que a partir dle cualquier registro general se pueda encontrar un individuo y que, inversamente, cada dato del examen individual pueda reper- cutir en los edleulos de conjunto. Gracias a todo este aparato de escritura que 10 acompaiia, el examen abre dos posibilidades que son correlativas: Ia constitu cién del individuo como objeto descriptible, analizable; en modo alguno, sin embargo, para teducirlo 2 rasgos “especiticos” como hhacen los naturalistas con los seres vivos, sino para mantenerlo en sus rasgos singulares, en su evolucién particular, en sus aptitudes © cipacidades propias, bajo Ia mirada de un saber permanente; y de otva parte Ia constitucién de un sistema comparativo que per ite 1a medida de fenémenos globales, la descripcién de grupos Ja caracterizacién de hechos colectivos, In estimacién de las desvia- ciones de los individuos unos respecto de otros, y su distribucién en una “poblacién” s sas vente Importancia decisiva por consiguiente de esas pequefias técnica sicidn en columnas y en cuatlros que nos son familiares pero que han permitido el desbloqueo epistemolégico de las ciencias del individuo, Se tiene, sin duda, razén al plantear el problema aris- totélico: zes posible, y legitima, una ciencia del individuo? A gran problema, grandes soluciones quiz4. Pero hay el pequefio proble- mma histérico de In emergencia, a fines del siglo xvi, de lo que se podria colocar bajo Ta sigia de ciencias “elinicas”; problema de la entiada del individuo (y no ya de la especie) en el campo del suber; problema de la entrada de la deseripeién singular, del in- terrogatorio, de la anamnesia, del “expediente” en el funciona- rmiento general del discurso cientifico, A esta simple cuestion de hecho corresponde sin duda una respuesta sin grandeza: hay que mirar del lao de esos procedimientos de escritura y de registro, hay que mirar del lado de los mecanismos de examen, del lado de la formacién de los dispositivos de disciplina, y de la forma- ‘Gon de un nuevo tipo de poder sobre los cuerpos. El nacimien- to de las ciencias del hombre? Hay verosimilmente que buscarlo en ¢s0s archivos de poca gloria donde se elaboré el juego moderne de las coerciones sobre cuerpos, gestos, comportamientos. 3) El examen, rodeado de todas sus técnicas documentales, hace de cada individuo un “‘caso”: un caso que a la vez constituye un lobjeto para un conocimiento y una presa para un poder. El caso de circunstancias que califican_un_acto i aplicacién de una regla; [es el individ ‘ribir, juzgar, medir, comparar a otros y esto en su individualidad misma; y es también el individuo cuya conducta hay que encauzar 0 corregir, a quien hay que clasificar, normalizar, excluir, etcétera. Durante mucho tiempo la individualidad comin —la de abajo y de todo el mundo— se ha mantenido por bajo del umbral de descripcién, Ser mirado, observado, referido detalladamente, se- guido a diario por una escritura ininterrumpida, era un_privile gio. La crénica de un hombre, el relato de su vida, su histori gratia relatada al hilo de su existencia formaban parte de los Tituales de su poderio, Ahora bien, los procedimientos disciplina- rios invierten esa relacién, rebajan el umbral de la individualidad Aescriptible y hacen de esta descripcién un medio de control y un método de dominacién, No ya monumento para una memoria futura, sino documento para una utilizacién eventual. Y esta des- criptibilidad nueva es tanto mas marcada cuanto que el encua- Gramiento disciplinario ¢s estricto: el nifio, el enfermo, el loco, €1 condenado pasardn a ser, cada ver més facilmente a partir del siglo xvut y segiin una pendiente que es la de los mecanismos de disciplina, objeto de decisiones individuales y de relatos biogrifi- cos. Esta consignacién por escrito de las existencias reales no ¢s ya tun procedimiento de heroicizacién; funciona como procedimiento de objetivacién y de sometimiento, La vida cuidadosamente cote: jada de los enfermos mentales o de los delincuentes corresponde, como la crénica de los reyes o la epopeya de los grandes bandidos populares, a cierta funcidn politica de la escritura; pero en otra técnica completamente distinta del poder. EI examen como fijacién a Ia ver ritual y “cientifica” de las diferencias individuales, como adscripcién de cada cual al r6tulo de su propia singularidad (en oposicién a Ia ceremonia en la que se manifiestan Tos estatutos, los nacimientos, Ios. privilegios, Tas funciones, con toda la resonancia de sus marcas), indica la apa: idm de una modalidad nueva de poder en la que cada cual recibe 105 MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO 197 como estatuto su propia individualidad, y en la que es estatutaria- mente vinculado los rasgos, las medidas, los desvios, las “notas” que lo caracterizan y hacen de él, de todos modos, un “caso”, Finalmente, [como efecto y objeto de saber. jerérquica y sancién normalizadora, garantiza las grandes funciones disciplinarias de distribucién y de clasificacién, de extraccién ma xima de las fuerzas y del tiempo, de acumulacién genética cont nua, de composicién dptima de ‘las aptitudes. Por lo tanto, de fabricacién de Ia individualidad celular, orgénica, genética y com- binatoria. Con €l se ritualizan esas disciplinas que se pueden ca- ractetizar con una palabra diciendo que son una modalidad de poder para el que Ja diferencia individual es pertinente. ‘Las disciplinas marcan el momento en que se efectia lo que s¢ podria llamar la inversién del eje politico de la individualizacién. En sociedades de las que el régimen feudal s6lo es un ejemplo, puede decirse que la individualizacién es méxima del lado en que se ejerce la soberanta y en las regiones superiores del poder. Cuanto mayor cantidad de poderio 0 de privilegio se tiene, més marcado se esti como individuo, por rituales, discursos o representaciones plisticas. El “nombre” y la genealogia que sitian en el interior de un conjunto de parentela, la realizacién de proecas que mani- fiestan la superioridad de las fuerzas y que los relatos inmortali- van, las ceremonias que marcan, por su ordenacién, las relaciones de poder, los monumentos o las donaciones que aseguran Ia super- vivencia tras de la muerte, el fausto y el derroche, los vinculos miltiples de vasallaje y de soberania que se entrecruzan, todo esto constituye 3s de_una ion "ascendente’ imen disciplinario, Ia individualizacién es fen cambio “descendente”: a medida que el poder se vuelve mas landnimo y més funcional, aquellos sobre los que se ejerce tienden la cstar mds fucrtemente individualizados; y por vigilancias mis que lpor ceremonias, por observaciones més que por relatos conmemo- [rativos, por medidas comparativas que tienen la “norma” por re- lterencia, y no por genealogias que dan los antepasados como pun- tos de por “

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