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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACION CIVIL Y AGRARIA

Ref: Expediente' No. 4690


Magistrado Ponente: Rafael Romero Sierra
Santafé de Bogotá, D.C.., cuatro de junio de mil novecientos
noventa y seis (04/06/1996)

Decídase el recurso de casación interpuesto por-'la demandante


contra la sentencia de 31de marzo de 1992,.proferida por el
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santafé de i Bogotá en el
proceso ordinario de Teofelina - Rubio contra Carlos Arturo,
Leonilde y Elizabeth Escobar Morales, Aura Rosa Escobar de
Reyes y Leonor de las Mercedes Escobar de Rojas, herederos de
Joselin Augusto Escoba Morales.

Antecedentes

1.- El proceso fue promovido para que se declarase que la


demandante es hija extramatrimonial del causante Joselin
Augusto Escobar Morales, y se disponga, en consecuencia, que
"es heredera" del mismo y sea reconocida en el,; proceso
sucesorio con "todos los derechos que como tal haya de
corresponderle de acuerdo con la ley" y, por lo tanto, se
condenase a los demandados a restituirle todos los bienes que
pertenecían al causante al momento de fallecer, aun de aquellos
respecto de los cuales era mera tenedor, junto con los frutos
civiles y-naturales, y, por último, se corrija la correspondiente'
partida del estado)civil.

2. El soporte fáctico de lo así pedido, consiste, básicamente, en


que la actor a, nacida el 28 de noviembre de 10,45, fue el fruto de
las relaciones sexuales sostenidas por su progenitora María
Edelmira Rubio con Joselin Augusto Escobar; éste sacerdote por
entonces, quien sufragó todos los gastos durante el embarazo y
suministró luego lo necesario para la manutención, vestuario,
educación, techo y establecimiento de su hija. Joselin murió en
Bogotá el 7 de agosto de. 1981, sin dejar ascendencia ni
descendencia legitima; y en la 'mortuoria respectiva están
reconocidos- corno herederos los aquí demandados, en su
condición de hermanos del causante.

3. La parte" demandada se opuso a las retensiones exigiendo la


prueba de los hechos que les sirvieron de estribo; y propuso la
excepción de caducidad, fundada' en que al tiempo de notificación
de la demanda había transcurrido el bienio de que habla el art. 10
de la ley 75 de 1968.

4. El juzgado once civil del circuito de Bogotá dictó sentencia el 16


de enero de 1987 acogiendo todas las pretensiones; y la adicionó
el 11 de febrero siguiente para denegar expresamente la
excepción de caducidad.

5. Los demandados apelaron del fallo, y el recurso les fue


concedido por auto de 17 del precitado mes de febrero,
Posteriormente, el juzgado de conocimiento decretó la suspensión
que del proceso solicitaron las partes, hasta que por auto de 15
de diciembre de 1987: aceptó, "en los términos contenidos en la,
Escritura Pública No. 4714 del 19'de Octubre de 1.987, de la
Notaría quince del Circulo de Bogotá", la transacción ajustada
entre ellas, disponiendo en consecuencia:

"La terminación del proceso, en cuanto hace relación a la petición


de herencia; consecuencialmente debe continuarse el proceso en
lo relacionado con el Estado Civil de la demandante".

6. El Tribunal Superior de Bogotá desató la alzada ' el 31-' de


marzo de 1992, confirmando la filiación acogida, por el a quo. Y
conforme a lo que explicó en la parte motiva, dispuso:

"No se hace pronunciamiento alguno sobre la excepción de


caducidad propuesta por la parte demandada ni sobre los efectos
patrimoniales de la filiación extramatrimonial declarada y a que se
refiere (sic) los numerales 2, 3 y 4 de la sentencia apelada y el
numeral primero y único de la sentencia adicional".

7. La demandante recurrió en casación al propio tiempo que pidió


al tribunal adicionar su sentencia con el fin de "resolver' sobre la
PETICION DE HERENCIA respecto, de los bienes que no fueron
materia de la transacción ya; que ésta fue parcial, como consta en
la misma Escritura a que fue elevado el Contrato de Transacción",
a ninguna de las cuales cosas accedió el juzgador. Sin embargo,' '
el' recurso extraordinario fue concedido por esta Corporación al"
resolver el de queja entonces formulado.

II. -La sentencia del tribunal

A vuelta de historiar el litigio y de precisar las causales aducidas


en pos de la filiación reclamada, entregóse al análisis de orden
probativo, para desembocar, al cabo de dicha labor, en que en el
sub lite se demostró fehacientemente la alusiva a la posesión
notoria de tal estado civil.

Determinando asi que la paternidad suplicada se abría paso en


favor de la demandante, por lo que -dijo- la sentencia apelada
debía confirmarse agregó por último el tribunal:

"Finalmente, es preciso destacar que como las partes acá en


contienda llegaron a un arreglo transaccional respecto de los
efectos patrimoniales de la filiación extramatrimonial deprecada,
eso exonera al Tribunal de entrar a pronunciarse sobre la
excepción perentoria de caducidad propuesta por la parte
demandada y sobre la acción de petición de herencia".

III. La demanda de casación

Dos cargos contiene; el primero, con fundamento en la causal


segunda del artículo 368 del código de procedimiento civil, y, el
otro, al amparo de la primera, los cuales despachará la Corte en
el orden propuesto.

Primer cargo

Se considera que la sentencia es incongruente porque la decisión


no guarda consonancia con varias de las pretensiones que"
contiene el líbelo", por supuesto que, en éste se impetró, al lado
de la filiación, la petición de herencia (pretensiones segunda a
cuarta), de suerte que el sentenciador, al confirmar la paternidad,
"también debía hacer” lo propio frente a las decisiones
que<acogieron íntegramente lo relacionado con la PETICION
HERENCIAL
El recurrente aclara enseguida que aunque los efectos
patrimoniales fueron transigidos por las partes, es lo cierto que en
el convenio pertinente (escritura pública, 4714 de 19 de octubre
de 1987 de la notarla quince de Bogotá) se excluyó el lote ubicado
en el municipio de Sutamarchán, especificado como aparece allí
en la cláusula tercera; de manera que debió resolverse la petición
de herencia "frente a dicho bien NO INCLUIDO EXPRESAMENTE
EN LA TRANSACCION". Y si el tribunal "guardó silencio en su
pronunciamiento" incurrió en notoria incongruencia al dictar un
fallo "MINIMA PETITA O CITRA PETITA, por cuanto .se abstuvo
de fallar uno de los objetivos del litigio, es decir se quedó corto en
su decisión, -.no cobijó la totalidad de la disputa judicial planteada
en la demanda".

Pídese, en consecuencia, que en sede de instancia decida la


Corte tal punto, ordenando la restitución del citado predio y
haciendo los demás pronunciamientos consecuentes.

Consideraciones

Bien es'-verdad que en el proceso civil campea el postulado de la


sentencia asonante, traducido básicamente en que el
pronunciamiento judicial haga ecuación con lo que se litiga: tanto
es lo decidido cuanto es lo litigado; de tal manera que la sentencia
no sea excesiva ni exigua confrontada con el tema decidendum, y
advenga, así, al compás de lo que es materia de controversia.

Por ende, salvo contadas excepciones, se reprueba todo


desacople sobre el 'particular, porque no le es dado al juzgador
franquear los límites de su actividad.

"La sentencia -enseña desde antiguo la Corte es el acto por


medio del cual el Estado decide qué tutela jurídica le dispensa el
derecho objetivo a un interés jurídico determinado; dicho acto ha
de guardar estrecha armonía con la demanda, por cuanto ésta
contiene el límite del poder jurisdiccional éste no debe reducirse
ni extenderse respecto de lo pedido en la demanda, porque, si lo
primero, no resuelve la totalidad de la relación procesal que
permanecerá trabada en cuanto la sentencia, por defecto, la deja
insoluta, y si lo segundo, porque el Estado carece de jurisdicción
para decidir oficiosamente controversias civiles cuyos posibles
extremos personales no han sometido a su decisión" (LXIV,p. 46).
Empero, debe aclararse, sí, que si bien toda irregularidad en ese
ámbito es censurable, también lo es que en casación no siempre
es denunciable a través de la causal segunda consagrada en el
artículo 368 del Código de Procedimiento Civil, alusiva, como por
todos es conocido, a la inconsonancia de la sentencia. Porque
bien puede suceder que la desarmonia obedezca a un defecto de
razonamiento en el discurrir del juzgador, como cuando éste
desacierta al aplicarse a desentrañar el sentido de la demanda, y
de ello sé sigue una alteración de los genuinos linderos del litigio,
ya menguándolos, ora dilatándolos, caso en el cual la causa de la
disonancia final reside en un vicio in judicando, jamás denunciable
por la causal prenombrada.

En otros términos, si las razones que originan la inarmonia de la


decisión, "no guardan correspondencia con la objetividad que
ostenta el libelo incoativo del proceso, tal cual lo asevera el
recurrente, dicho aspecto es materia exclusiva de la causal
primera de casación y no de la segunda" (CXLII, p. 196 y 197).

Y parece indiscutible que lo propio acontece cuando el


sentenciador, acertando en cuanto a las verdaderas dimensiones
con que nació el proceso, considera que se comprimieron luego
por circunstancias obviamente sobrevinientes. En efecto,
perfectamente puede ocurrir que 'el pleito decrezca y no llegue
hasta el final con la alindación primigenia, que es lo que sucede a
través de los fenómenos del desistimiento y la transacción. Por
modo que cuando al juzgar se le achaca, como .aquí, el haberse
equivocado en la apreciación de dichos fenómenos, dándoles un
alcance del que verdaderamente, carecen, lo que a buen seguido
se endilga es un vicio típicamente in judicando, el cual, para
llevarlo á casación, tiene una vía propia y exclusiva, que no es
otra que la causal primera.

Muestra palpable de ello la da el propio impugnador, cuando,


alegando exactamente lo mismo pone de presente la irregularidad
en el segundo de los cargos, denotando, ahí sí en forma explícita,
lo verdaderamente acontecido con el contrato de transacción. Allí
reprocha en efecto, como error de hecho, consistente en "darle un
alcance probatorio al mencionado título de transacción excesivo",
o en que "cercenó en parte su contenido"
Asi que bien puede asegurarse que la causal de inconsonancia
efunde del cotejo que esté caracterizado por un aspecto
puramente formal, ajeno por completo a los errores de raciocinio.

Siendo, pues, autónomas las causales de casación, el recurrente


no se puede mover indistintamente por todas ellas para acusar la
sentencia, sino que debe situarse en la que jurídicamente
corresponda. Cada una de ellas ciertamente obedecen a motivos
propios, disímiles por su especial naturaleza, y es inaceptable por
tanto que un mismo cargo se proponga dentro del ámbito de
causales diversas.

No prospera, subsecuentemente, el cargo.

Segundo cargo

Denunciase la violación indirecta de los artículos 1321, 1322 y


1323 del código civil, 8 de la ley 45 de 1936, 1.0 de la ley 75 de
1968 y 4 de la ley 29 de 1982, por falta de aplicación'' así como
los números 2469, 2483 y 2485 del código civil, y 332 del código
de procedimiento civil, por indebida aplicación. Todo como
consecuencia de los errores de hecho cometidos por el tribunal.

Desacertó, en efecto, "al considerar que en la escritura pública


4714 del 19 de Octubre de 1987, (Folios 278 al 283 del cuaderno
principal) Notaría 15 del Círculo de Bogotá se halla contenida la
transacción GLOBAL de todos los bienes relictos del sucesorio de
JOSELYN AUGUSTO ESCOBAR MORALES, sin tener en cuenta
que en la cláusula TERCERA DE ese título escriturado en forma
expresa se excluyó un bien inmueble, ubicado en jurisdicción del
municipio de SUTAMARCHAN (Boyacá) y se dejaron incólumes
los derechos herenciales de Teofelina Rubio respecto a dicho
bien"

Es decir, a tal probanza le dio un alcance probatorio excesivo,.


"más allá de lo que en él se había estipulado por las partes
contendientes, puesto que no se percató que en el texto de' la
escritura se dejó expresamente acordado que la Transacción no
afectaba" el inmueble especificado en la cláusula tercera de la
escritura que recogió el convenio.

Al entender equivocadamente que la transacción recaída sobre


todos los bienes dejados por el causante, dejó de resolver la
petición de herencia respecto del bien excluido, "intuyendo
además que existía COSA JUZGADA por transacción yerro que
es protuberante, ostensible, pues basta leer la cláusula respectiva
de la escritura pública para detectar que se violó el acuerdo
transaccional.

Consideraciones

El cargo finca en que, según el impugnador, el tribunal no percató


la salvedad consagrada en la cláusula tercera -y su parágrafo- del
acto escriturario que recogió la transacción ajustada entre las
partes, en la que se excluyó un inmueble. De este modo -dice- se'
recortó el alcance al convenio transaccional.

Sin embargo, si bien se observa, no es que el sentenciador la


haya pasado por alto, desde luego que a ella se refirió
señaladamente al denegar la adición de la sentencia, que
precisamente en torno a ese punto se peticionó. En el proveído
respectivo, evidentemente, tras subrayar que ni la petición de las
partes ni el auto que acogió la transacción indicaron que ella
fuese apenas parcial, precisó que, además, dicha cláusula
determinó "la suerte del bien litigioso, estableciendo claramente
qué sucedía en, el evento incierto de improsperidad o pérdida del
pleito". Más: la transcribió. El problema, entonces, nada tiene que
ver con la presencia "objetiva de la salvedad contractual, y apenas
si queda reducido al entendimiento que a ella se atribuye.

En suma, el sentenciador vio la cláusula y la interpretó;- pese a lo


cual, el recurrente edifica el ataque sobre la base de la no
contemplación material de la salvedad; y olvidó, en cambio, que
acaso su labor primordial consistía en combatir las razones que el
juzgador esgrimió de su parte para entender que no había tal
exclusión.

2 Aparte es lo cierto que la literalidad de la cláusula cuestionada


no permite inferir que la conclusión del sentenciador constituya un
error que brille con luz propia y esté remarcado con trazos
resplandecientes Puesta la Corte en el camino de comprobarlo,
ante todo trae a capítulo el texto mismo de la cláusula. Reza
efectivamente que "de la transacción se excluye el siguiente lote
de terreno que forma parte de los bienes adjudicados a sus
hermanos" y tras especificarlo, agrega a continuación:

"La exclusión del antedicho inmueble obedece a que en la


actualidad cursa un proceso ordinario de MERY ESCOBAR contra
los hermanos del causante JOSELIN AUGUSTO ESCOBAR
MORALES en el Juzgado Primero (1º) Civil del Circuito de
Bogotá, en el cuál recayó el veintidós (22) de Noviembre de mil
novecientos ochenta y seis (1.986), una Sentencia en que declara
que la convención contenida en el escrito que suscribieron en
Sutamarchán (Boyacá) el veintinueve (29) de Julio de mi
novecientos ochenta y uno (1,. 981), el Clérigo JOSELIN
AUGUSTO ESCOBAR MORALES, como prometiente vendedor y
MERY ESCOBAR E, como prometiente compradora, constituyen
promesa de Celebrar el Contrato de Compraventa de la parte del
inmueble a que antes se hizo mención, declarando que: 'CARLOS
ARTURO ESCOBAR MORALES, AURA ROSA ESCOBAR DE,
REYES, ELIZABETH, MARIA IGNACIA, LEONILDE ESCOBAR
MORALES y LEONOR 'DE LAS MERCEDES ESCOBAR DE
ROJAS, están obligados a cumplir como sus herederos las
obligaciones contraídas por su causante JOSELIN AUGUSTO
ESCOBAR MORALES, en la aludida promesa de celebrar el
contrato de compraventa, dentro de los diez (10) días siguientes a
la ejecutoria de la sentencia. La sentencia actualmente se
encuentra en el Tribunal Superior de Bogotá, y su fuere
conformidada (sic) por el mencionado Tribunal los hermanos del
causante le darán cumplimiento a lo dispuesto por el Juzgado y
Tribunal TEOFELINA RUBIO, sin embargo conserva en su
integridad todos los derechos que tenga o pudiere tener en el
inmueble en litigio, quedando incólume las acciones legales
pertinentes' frente a la señorita MERY ESCOBAR respecto a la
restitución del lote de terreno indicado".

A la verdad, dicho pacto no tiene la claridad deseada: Porque a


despecho de utilizarse la expresión "queda excluido de la
transacción", la singularidad de .la convención advierte que
Teofelina asintió en que los hermanos del causante, a quienes ya
por entonces se les había adjudicado el bien, cumpliesen como
herederos la obligación contraída por el de cujus, esto es, la de
ejecutar la promesa de compraventa. Admitió, entonces, que el
bien en sí podía salir del patrimonio herencial en tanto que se le
diera cumplimiento a la palabra empeñada por el causante, si es
que de esa manera lo disponía las resultas del juicio ordinario
promovido por Mery Escobar. Se dirá que aun así, Teofelina se
reservó las acciones pertinentes, como lo reza el parágrafo;
empero, cabría preguntar: ¿cuáles serán esas acciones
"pertinentes"? En todo caso no son acciones para hacerlas valer
frente a los herederos, porque la reserva se hizo expresa
únicamente frente a Mery Escobar, para efectos de una eventual
"restitución”. Por lo demás, no, habría asonancia', alguna entre
aceptar que se cumpla por otros el contrato prometido por el
causante y luego mostrar desagrado-por ello, muy a pesar de
proclamarse hija del difunto y heredera del mismo.

Desde donde se mire la cuestión, lo cierto es que frente a los


hermanos del causante no se hizo reserva alguna; entre otras
cosas, porque nadie se llamó a engaño al entender cabalmente
que ellos no harían más que cumplir la obligación del difunto,
como si éste mismo lo estuviese haciendo (obsérvese incluso que
los hermanos no actuarían autónomamente sin embargo de tener
ya la adjudicación a su favor); y, en todo caso, lo que allí aparece'
salvado es únicamente frente a la prometiente compradora.

Por otro lado, sí el resultado del referido juicio fuese al contrario,


el bien seguiría formando parte de la masa herencial, caso en el
que seria nítida una eventual disputa dé, derechos hereditarios
sobre ese bien, Pero igual acordaron las partes qué pasarla
entonces, obligándose los hermanos del causante a trasferir una
parte del mismo en favor de Teo felina. Es claro que un
incumplimiento al respecto generaría las acciones del caso,
ajenas en cualquier caso a las de petición de herencia.

Asi las cosas, no hay acción de petición de herencia que hubiese


sido excluida del pacto transaccional, pues ninguna disputa por
razón de la herencia se dejó diferida. Mírese sobre el particular
que la propia restitución que caracteriza a dicha acción se, la
reservó Teo felina frente a Mery Escobar sin rozar para nada a los
que por entonces pasaban por herederos.

Como se ve, la situación jamás se prestaría para endilgarle al


sentenciador que se ha equivocado fragorosamente; o, lo que es
lo mismo, no existe error concia categoría de evidente, porque en
últimas lo que se presentaría es una disputa en cuanto al genuino
entendimiento del contrato. Y "siendo la interpretación de los
contratos cuestión que corresponde a la discreta autonomía de los
juzgadores de instancia, la que el tribunal haga no es susceptible
de modificarse en casación, sino al través de la demostración de
un evidente error de hecho que ponga de manifiesto palmaria u
ostensiblemente, que ella es de tal alcance que contradice la
evidencia" (CXLII, pag. 218 y 219).

Hay que afirmar, así, que el fallo se sostiene en pie.

Tampoco prospera este cargo.

IV. DECISIÓN

En razón de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de


Casación Civil y Agraria, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley, no casa la sentencia que el
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá profirió el 31 de
mazazo de 1992 en el proceso de la referencia , materia del
recurso extraordinario.

Costas de la casación a cargo de la demandante. Tásense.

Notifíquese y devuélvase oportunamente al tribunal de


procedencia.

JORGE ANTONIO CASTILLO RUGELES

NICOLAS BECHARA SIMANCAS

CARLOS ESTEBAN JARAMILLO SCHLOSS

( en permiso)

PEDRO LAFONT PIANETTA

JOSE FERNANDO RAMIREZ GOMEZ

RAFAEL ROMERO SIERRA

Santafé de Bogotá, 4 de junio de 1996

La presente providencia no la suscribe el Magistrado Carl Esteban


Jaramillo Schloss, por cuanto no participó en su discusión y
aprobación por encontrarse en uso de permiso.

Lina Maria Torres González


Secretaria

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