Pedro Laguna Indicaciones para la Regulación emocional con Mindfulness
Desde el punto de vista de Mindfulness, las emociones se viven como
fenómenos transitorios con un comienzo y un fin, que no necesariamente necesitan ser cambiados. Cuando uno se cierra a vivir las emociones se genera mucho sufrimiento añadidoo, sin embargo cuando uno se predispone con apertura y amabilidad hacia ellas desde el estado mindfulness, se pueden vivir tal y como son.
Ante una situación difícil, podemos actuar de dos maneras. La primera,
perdiendo el control, de tal manera que la emoción se adueña de la atención, el pensamiento y el comportamiento, nos bloqueamos, huimos y las emociones se manifiestan como tensiones y bloqueos. La segunda forma de relacionarnos con las emociones es observando todas las manifestaciones emocionales como procesos en movimiento, como producto de la actividad de la mente que no tienen que tener una realidad sustancial. Cuando se observa la emoción desde esta perspectiva a través de la Meditación Mindfulness, esta aparece como cualquier objeto de observación, se puede advertir su movimiento, los pensamientos y las manifestaciones corporales que la acompañan. Desde esta nueva predisposición, lo que a priori podría ser una experiencia de sufrimiento pasa a vivirse desde un nuevo enfoque libre de juicio, se produce la des-identificación en donde nos sentimos liberados, transformando la experiencia desagradable en una situación de aprendizaje.
El luchar contra las emociones consigue perpetuarlas precisamente por el
hecho de tratar de eliminarlas. En cambio el afrontarlas y aceptarlas amorosamente hace que se diluyan y dejen de ejercer su carga negativa sobre nosotros.
Para el manejo de las emociones a través de Mindfulness os proponemos
que utilicéis el siguiente método en tres fases. Método de regulación emocional en 3 fases
Fase 1. Tomar consciencia de la experiencia “interna”
Se trata de ser consciente de la experiencia “interna” de la emoción. En
este paso, es importante dejar la situación que ha provocado el estado y volver la mirada hacia el interior para “escuchar” lo que está sucediendo dentro de uno. Observando el pensamiento, la propia emoción y las sensaciones corporales.
Procura ponerle un nombre a esa emoción, tristeza, miedo, ira, rabia…
Cuando existe una emoción, el cuerpo reacciona, la atención es capturada y
se produce un discurso mental permanente, una narrativa mental que intenta sostener la “realidad”, que estará buscando razones para justificar sentirte como te sientes.
Es probable que sientas un rechazo, una resistencia como primera
respuesta a eso que sientes… percibe esa resistencia, nota cómo te cierras, nota cómo tu mente se resiste, percibe cómo tu cuerpo se contrae en alguna zona… en el pecho, la garganta, la nuca…
La clave es quedarse presente siendo consciente, abriendo el foco a la
totalidad de la experiencia, observando todo el proceso para poder iniciar la regulación emocional.
Fase 2. Abrir un espacio a la experiencia interna
No es un proceso en el que se pretenda cambiar la emoción en sí misma,
sino la relación que se tiene con ella. En el momento que le “damos espacio” a la experiencia interna (emoción/pensamiento/sensación), que dejamos de querer transformarla, se aclara la visión interna.
Si notas que la experiencia es tan fuerte que constantemente te identificas
con la narrativa mental, lleva el foco atencional a las sensaciones corporales alejadas, por ejemplo las que percibas en los pies.
Dale espacio a la “experiencia interna” abandonando esa la
resistencia, permite que todo suceda y ábrete a la emoción tal y como la estés experimentando en este momento… di “si” a la emoción en vez de “no”, abrázala tal y como esté surgiendo… acepta el dolor emocional en vez de rechazarlo.
Antes de pasar al siguiente paso tienes que observar que puedes
experimentar la manifestación corporal de la experiencia interna y permanecer razonablemente concentrado en las sensaciones, sin dejarte arrastrar por la emoción.
Si las emociones son demasiado intensas, puedes probar a estirarte,
respirar más profundo o salir de la practica para continuar más tarde.
Fase 3. Apertura e integración de la emoción.
Esto implica vivir abiertamente a la emoción sin aferramiento, sin aversión.
Vivirla abiertamente quiere decir que eres consciente de la emoción y estás abierto a lo que surja, tal y como surja. Esta apertura permitirá que el proceso de auto-regulación suceda.
Conforme vayas realizando esta apertura emocional, notaras que va
surgiendo un espacio alrededor, una amplitud, una expansión, que disminuye poco a poco la presión… quizás notes un alivio, una salida…
En este momento puedes tomar contacto con esa parte de ti de la que
surge ese espacio de paz, de calma y ternura. Quédate ahí por unos momentos y cuando quieras, vuelve a llevar tu atención a la respiración, observa cómo se encuentra, haz un par de respiraciones profundas y sal de la meditación cuando lo consideres.
Cuando lleves un tiempo practicando, es probable que se produzca una
comprensión profunda de la situación nunca antes percibida, puede manifestarse como una respuesta espontánea hacia la circunstancia que estás viviendo o también pudiera ser que simplemente el estado de conflicto se disuelva.