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Existen dos fuentes básicas de cómo obtenemos información acerca del mundo y de nosotros mismos. Estas
son: los sentidos (vista, tacto, gusto, olfato, oído, etc.) y la razón (el pensamiento o inteligencia).
Algunas respuestas que surgen de la evolución histórica del concepto de Filosofía son:
_ Es el amor a la sabiduría.
_ Es la sabiduría misma, es el saber.
_ Es ir de camino.
_ Es algo que el hombre hace.
_ Una disciplina que cuestiona todo, hasta las cosas más básicas y obvias.
_ Una actitud crítica general.
_ Busca dar explicaciones racionales y justificar lo opinado.
_ Se ocupa de responder a problemas que se planteó el hombre en todos los tiempos y para los
cuales el conocimiento vulgar no alcanza.
_ La consecuencia de la actividad de pensar será un sistema de pensamiento, que pueda explicar
la vida o parte del mundo humano.
Los seres humanos se hacen preguntas movidos por la admiración y reconociendo su propia ignorancia. De modo
que es el reconocimiento de la propia ignorancia el motor de nuestro pensamiento, lo que le lleva a tratar de
conocer, a intentar encontrar la sabiduría. En este intento por salir de la ignorancia, desde los distintos ámbitos del
ser humano, surgen los siguientes tipos de preguntas:
La Filosofía surge en Grecia como una crítica a la sabiduría popular y rutinaria, a la que se pretende
suplantar. Esta sabiduría popular es el mito y su crítica se lleva a cabo por todos los frentes, se trata de una
nueva visión de la realidad en toda su complejidad, una visión que se esfuerza por eliminar los supuestos
irracionales del mito. En general, cabe entender por mito el conjunto de narraciones y doctrinas
tradicionales de los poetas (especialmente Hornero y Hesíodo) acerca del mundo, el hombre y los dioses.
Como conjunto de narraciones, el mito se caracteriza por ofrecer una explicación total, que da respuestas a
los problemas y enigmas más acuciantes y fundamentales sobre el origen y naturaleza del universo, del ser
humano, de la civilización y de la técnica, de la organización social, etc. Al oponerse a las explicaciones de
carácter mítico, la filosofía no renuncia a este carácter de respuesta última acerca de la totalidad de lo real,
antes al contrario, esa dimensión viene a constituir uno de los rasgos esenciales del pensamiento filosófico.
Por mito cabe entender también, no sólo el conjunto de las narraciones tradicionales de los poetas, sino una
actitud intelectual, algo así como el esquema mental que subyace a tales explicaciones. Las características
peculiares del mito así entendido, es decir en cuanta actitud intelectual ante la realidad, son varias, pero es
necesario destacar dos fundamentales. En primer lugar que en el mito las fuerzas naturales (el fuego, el
viento etc.) son personificadas y divinizadas: se trata de dioses personales, cuya presencia y actuación se
deja sentir continuamente en el transcurso de los acontecimientos. En segundo lugar y en consonancia con
lo anterior, los fenómenos y sucesos del universo se hacen depender de la voluntad de un dios (de los
dioses en general). Las consecuencias de esto son claramente comprensible: los fenómenos naturales -y
también la conducta humana, individual o colectiva- son en gran medida imprevisibles, suceden de un modo
arbitrario, dependen en su curso de la voluntad antojadiza de la humanidad.
Resulta obvio que dentro de estas coordenadas resulte imposible la ciencia. La ciencia sólo es posible como
búsqueda de las leyes, de las regularidades que rigen en la naturaleza y ¿cómo intentar siquiera descubrir
las leyes que rigen el universo, si se niega por principio su misma existencia? Conviene, sin embargo señalar
que este cuadro del pensamiento mítico encuentra ciertas limitaciones pues, la actuación de los Dioses está
sometida a ciertas fuerzas de carácter cósmico, como el destino. Estas fuerzas son entidades más o menos
imprecisas que, al contrario que los Dioses a que nos hemos referido anteriormente, no son personales sino
abstractas. Contra el destino nada pueden los hombres. Nada pueden los dioses. De este modo el destino
viene a establecer una cierta necesidad en el acontecer universal.
La filosofía por una parte, criticó la arbitrariedad de las intervenciones divinas que antes nos referíamos y,
por otra parte, recogerá esta idea de necesidad despojándola de su carácter ilógico e inescrutable y
afirmándola como una exigencia de racionalidad de lo real.
Se puede decir que la filosofía surgió, tanto en Grecia como en la India y Egipto, de un movimiento elitista
de “desmitificación”, al poner en crisis la tradicional sabiduría mítica. Estas élites comenzaron a buscar la
“esencia”, no ya en la historia de los dioses, sino en una situación “primordial”, en un “comienzo absoluto”
que fuese la matriz del Ser, la arché (principio).
La diferencia fundamental entre ambas formas de cosmovisión reside en el cuestionamiento lógico de la
realidad. El mito no da razón de sus afirmaciones. El logos, como su mismo nombre lo indica es razón:
prueba sus afirmaciones mediante deducciones metódicas más o menos rigurosas.
El filósofo ya no se conforma con el pensamiento tradicional de su comunidad, aceptado por los demás con
una fe incuestionable. Él, a solas, libremente y con la fuerza de su reflexión moral, examina y prueba lo que
por sí mismo debe ser sentido como verdadero. Esto es lo que el logos griego aporta al mito: en nuevo
camino, más universal, racional y humano para acercarse a la verdad.
Hacia el siglo VII AC se produce un cambio importante: se empieza a separar lo sobrenatural (mítico) de lo
natural (físico), y se empieza a privilegiar lo objetivo sobre lo subjetivo: de esa disociación y esta
objetivación nacerá la filosofía. Los primeros filósofos, más que atacar los mitos, primero se extrañan de
ellos. El miedo y el asombro que habían generado los mitos ahora son fuente de reflexión filosófica: se
admira contemplando el mundo y ve que el mito es insuficiente para explicarlo en su origen y devenir.
Los filósofos presocráticos tenían en común la creencia de una materia prima que era el origen de todos los
cambios. Querían entender los sucesos de la naturaleza sin tener que recurrir a los mitos tradicionales. Ante
todo, intentaron entender los procesos de la naturaleza estudiando la misma naturaleza.
De esta manera, la filosofía se independizó de la religión. Podemos decir que los filósofos de la naturaleza
dieron los primeros pasos hacia una manera científica de pensar, desencadenando todas las ciencias
naturales posteriores. La naturaleza es ahora concebida como principio (arché), es decir, como aquello que
las cosas son y que desde ellas mismas determina su forma de comportarse. Los tres rasgos que
corresponden a la naturaleza como arché son: origen, sustrato permanente y causa.
Empiezan a aparecer conceptos básicos como “cosmos” (todo, universo ordenado), “logos” (razón), “arjé”
(elemento primero y también explicación racional) y “fhysis” (naturaleza generatriz, fundamento). Todas
estas nociones están articuladas entre sí formando un sistema cosmológico que permite dar una visión
coherente del mundo.
Cosmos: es una unidad indivisa cuyo principio y fin está en sí misma, es el universo unificado y homogéneo,
aunque pueda tener distintas manifestaciones. Es además eterno, a pesar de sus cambios cíclicos, y racional
pues está regido por leyes universales, por un orden, lo cual nos lleva al concepto de ‘logos’.
El logos: es razón, racionalidad inherente al cosmos ya que éste está ordenado racionalmente.
Arjé: Por su parte el ‘arjé’ (o principio) tiene varias connotaciones ligadas: es aquella realidad material de la
cual devienen todas las cosas (fuente del devenir, según Aristóteles); también es aquello que da razón de
todo (con lo cual arjé se vincula con logos); también arjé es el elemento último e irreductible de la realidad
(pues al ser el origen, no puede provenir de otra cosa).
Physis: por su lado es la naturaleza en cuanto poder y crecimiento, génesis de los seres. Es lo que hace que
cada cosa se comporte de una forma única y especial, pero es también el fundamento de todas las cosas, o
sea es un principio aglutinante. En general, las nociones de universo, razón, génesis natural y principio son
En conclusión, entonces, con la filosofía Griega, se inaugura la razón como un instrumento para la
búsqueda de la verdad, se siembran los principios de la ciencia moderna. Surge como una respuesta a los
mitos, para dar argumento acerca de su naturaleza (el porqué de las cosas), ya que la mitología no es un
pensamiento filosófico, puesto que no da una afirmación racional y deductiva de sus afirmaciones.
1
Giannini, Humberto. “Breve Historia de la Filosofía”. Editorial Universitaria. 14ª edición. Santiago
de Chile, Noviembre de 1986, pág. 18-19.
propósitos religiosos, políticos y filosóficos, conocido como pitagorismo. La filosofía de Pitágoras se conoce
sólo a través de la obra de sus discípulos.
Introduce las matemáticas como la estructura del universo. En un principio observaron que la realidad tiene
un comportamiento matemático: se pueden medir fenómenos, se observan proporciones, etc. Llegan a la
conclusión de que el orden del Universo es matemático; y como todo lo matemático, puede reducirse a
números, llegando a la conclusión obvia, que el arché de las cosas son los números. O sea, la esencia
permanente del mundo puede encontrarse en los principios matemáticos, y especialmente en los números.
“Los números, pues, son los que dan razón del devenir del cosmos y le prestan la armonía y regularidad que
le son propias. En este sentido, los pitagóricos se adelantaron a la Ciencia Moderna, según la cual las leyes
de la Naturaleza se pueden expresar en fórmulas matemáticas”. 2 Los números no son para ellos, como son
para nosotros, entidades abstractas y fijas, sino la fuerza generatriz de la movilidad de los fenómenos y del
devenir de la Naturaleza.
Para los pitagóricos, todo el Cosmos está formado por 10 corpúsculos dispuestos en torno a un fuego y
moviéndose con una armonía que no alcanzamos los hombres a percibir. Respecto al alma, esta tiene un
origen divino y hay un pecado primordial que el alma debe expiar. Para ello pasa de un cuerpo a otro,
purificándose progresivamente. El alma es inmortal, es el principio motor sujeto a un ciclo de
transmigraciones de una especie a otra (Teoría de la Transmigración del alma o Metempsicosis). Además, es
una dualidad de bien y mal, pero que tiende a una armonía o equilibrio. Hay también, una correspondencia
entre alma y cuerpo. Para ellos “el cuerpo es la tumba, la cárcel del alma, la cual, con la muerte, y después
de haber expiado sus culpas unida a otros cuerpos, se reúne en la vida ultraterrena con el Uno.
2
Sciacca, Michelle Federico. “Historia de la Filosofía”. 4ª edición. Editorial Luis Miracle, S.A. Barcelona,
1962, pág.44.
hay reposo y nada permanece lo mismo”. 3 Lo que era presente, ahora es pasado, y sólo es permanente y
lo mismo la interna armonía de los contrarios.
3
Giannini, Humberto. “Breve Historia de la Filosofía”. Editorial Universitaria. 14ª edición. Santiago de Chile,
Noviembre de 1986, pág. 22.