Desde la experiencia de mi comunidad de fe… el “todo esto” se expresa como un modo de ser comunidad: desde la bienvenida y la acogida, desde el ejercicio de la solidaridad (ahora es la olla común, pero antes, eramos “la isapre” de los que se enfermaban, morían, o necesitaban), desde una forma de celebrar la Cena con Jesús el domingo y la oración de la comunidad el miércoles, desde un método para compartir comunitariamente la Palabra y mirar la realidad. También desde el modo de “hacer rendición” de nuestra administración de la gran casa que es la comunidad; es el ejercicio comunitario de discernimiento y reflexión del Consejo Pastoral, a partir de nuestra(s) realidad(es) para seguir manteniendo en pie nuestra experiencia de 50 años. Es parte de ese todo, también, el ejercicio de vincular fe y vida, fe y compromiso social, fe y compromiso político en cuanto compromiso desde nuestros espacios de transformación en clave del Reino. Ahora en pandemia, es el acompañamiento, la ayuda material (el pan de cada día, la parafina o el gas, las canastas solidarias y la olla común. Y también es el compartir el evangelio cada día, la oración de los miércoles y la liturgia dominical. Parte del todo lo que hacemos, es también, el arte… la música… la fiesta… Suena ideal, pero lo intentamos…
2 ¿Porqué hacen lo que hacen?
Como comunidad hay dos textos que nos identifican y nos han motivado siempre: el Juicio Final (Mateo 25) y las Bienaventuranzas. Sentimos que ellos son una “carta de navegación”. La idea es seguirnos preguntando “qué haría Cristo en mi lugar” y, aunque no siempre estemos de acuerdo en el cómo, solemos estar de acuerdo en el qué. Hacemos lo que hacemos porque nos sentimos llamados a ser el rostro de Cristo Liberador en la Villa Francia y con la Villa Francia, junto con todos y todas los que trabajan por construir solidaridad en ese lugar. Hacemos lo que hacemos porque creemos que si Jesús estuviera hoy en la Villa, en pandemia, estaría haciendo esas cosas y muchas más!