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FILTRO DE PARTÍCULAS DIÉSEL

ALUMNO: JOSÉ DAVID MORENO CABALLERO

MATRICULA: BT18261

SEMESTRE: CUARTO
FILTRO DE PARTÍCULAS DIÉSEL
Cualquier vehículo diésel moderno instala un sinfín de sistemas
anticontaminación, pero si hay uno de ellos que trae a la población de cabeza son
los filtros de partículas de los diésel o FAP. Los filtros de partículas de los diésel
se han convertido en el enemigo número 1, y es que son muchos los usuarios que
se quejan de las numerosas averías y quebraderos de cabeza que ocasiona,
optando por saltarse la ley y eliminarlos de sus motores. Ahora la Fiscalía del
Estado ha dado un toque de atención a las ITV para que se centren en los filtros
FAP y por eso vamos a analizar qué se esconde detrás de los filtros FAP para
entenderlos, saber por qué están ahí y qué puede suceder si me arriesgo a
eliminar el filtro FAP.
El filtro antipartículas (abreviado FAP) es un filtro integrado en el convertidor
catalítico que atrapa las partículas de carbono generadas en
la combustión cuando pasa el gas de escape a partir de una determinada
temperatura. El FAP suprime así las emisiones de partículas y
de humos protegiendo el medio ambiente. Este componente lo suelen montar
los motores diésel para cumplir con la normativa de consumos y emisiones, a
partir de la norma Euro 5.1
Con el filtro antipartículas se consigue capturar cerca del 99% de las partículas
contaminantes en un filtro, y este, mediante calor (a altas revoluciones) y el
agregado de un aditivo (dependiendo del fabricante) o de una post-inyección, tanto
en la cámara como en la entrada del '''FAP''', se regenera destruyendo las
partículas.
Un vehículo propulsado por diésel, con un filtro instalado y operativo, no emitirá
humo visible de su tubo de escape.
Según la utilización del vehículo, este filtro tiende a obstruirse por no realizar las
regeneraciones correctamente. Una conducción eficaz evitará el tener
que cambiar el filtro antipartículas.
El filtro antipartículas actúa como una obstrucción en el tubo de escape, de este
modo, mediante diferentes ciclos de regeneración, un aumento forzado de la
temperatura de los gases de escape permite incinerar todas las partículas
atrapadas en el FAP. ¿El problema? las regeneraciones son un proceso que
necesita de condiciones ideales para su correcto funcionamiento: alta temperatura
en los gases de escape (se consigue inyectando más gasóleo de la cuenta),
régimen de motor sostenido y un periodo de tiempo superior a unos simples
minutos.
Por lo tanto, el 99% de nuestros trayectos con nuestro coche diésel no cumple con
esas condiciones, favoreciendo el malfuncionamiento del sistema y causando una
avería que en la mayoría de los casos se soluciona con la activación forzada de
una regeneración mediante visita al taller, o la sustitución del filtro FAP (más de
400 €) en cualquier taller por la reiterada acumulación de partículas sin incinerar
fruto de regeneraciones fallidas.
España, cuna de grandes remedios para grandes problemas, se ha convertido en
uno de los paraísos donde los talleres reciben innumerables conductores que
quieren olvidarse para siempre de los problemas de obstrucción del FAP. Así, en
muchos talleres vacían el filtro antipartículas y mediante una modificación del
software de la ECU altera el sistema anticontaminación para neutralizar el sistema
FAP.
Tras esta alteración del sistema anticontaminación, el conductor abandona el taller
feliz, con un vehículos diésel moderno sin más problemas de FAP, pero sin pensar
que ahora todas las partículas que ante quedaban atrapadas irán a parar al
exterior, y por consecuencia también a los pulmones de todo aquel que le
rodea. La eliminación de filtros FAP es una modificación ilegal, de hecho se han
establecido sanciones para todos aquellos que se dediquen a la neutralización de
los filtros FAP.
Pero correr el riesgo de que te pillen puede merecer la pena, y es que hasta la
fecha no existen sistemas de medición en las ITV que analicen el correcto
funcionamiento del FAP. La única forma de captar a estos talleres de dudosa ética
es mientras sigan realizando redadas, pero claro, son demasiado vehículos diésel
los que hay en circulación como para detectar quién lleva neutralizado el FAP.
Funcionamiento
Es algo en lo que insistimos a menudo, no solo porque como fanáticos de los
coches nos guste transmitir el interés acerca de los componentes mecánicos de
nuestros coches, sino porque a la larga nos puede ahorrar muchos problemas.
Cuando adquirimos un coche rara vez el vendedor o la marca nos recuerdan cómo
funcionan los sistemas anticontaminación, salvo que preguntemos, o indaguemos
en el manual.
Es importante ese conocimiento para evitar algunos sustos, como el hecho de que
hayamos adquirido un diésel con AdBlue (algo cada vez más habitual) y el
depósito se haya agotado antes de llegar a la siguiente revisión periódica. Incluso
en un coche sin AdBlue hemos de ser conscientes de que es importante tener
ciertos hábitos, o ciertos cuidados, para evitar diferentes averías, como las que
afectan a los filtros de partículas en cuestión.
Según el filtro de partículas que equipe nuestro diésel, así serán también los
cuidados que tendremos que hacer de él para evitar averías. Por ejemplo, la lógica
de regeneración de cada filtro de partículas puede ser diferente, como también el
hecho de que algunos filtros de partículas cuenten con un aditivo - no confundir
con el AdBlue - que requiere ser recargado periódicamente.

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