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Frente a la diversidad de terrenos a los que se enfrenta esta ciencia como son: las
diferentes culturas, ideologías, costumbres, credos religiosos e incluso no religiosos.
Tantas posiciones filosófica, teológicas, entre otras. Quienes defienden la vida como un
Don, por otro lado quienes la refutan como tal. Sumado a todo lo anterior se presenta la
aglomerada tecnificación que ha invadido a la humanidad, un mundo cada vez más
tecnificado hasta el punto de no reconocer por algunos la vida como Don, sino como
creación humana fundamentada en la tecnificación. A todo esto se enfrenta ésta
disciplina.
Una de las grandes defensoras de la vida humana es la Iglesia como institución divina.
Proteger la vida desde la concepción hasta la muerte natural del ser humano es uno de
los grandes cometidos de la misma. La vida prevalece por encima de cualquier
normatividad establecidas por los diferentes gobiernos, nunca en ningún caso se
justificará el aborto inducido como herramienta para la humanidad. Y aunque le
critiquen, le persigan, la Iglesia es defensora de la vida como Don gratuito de Dios.
La vida del ser humano debe ser respetada en toda su dimensión. Si lo científico se
establece para perjudicar la vida especialmente de aquel que es más indefenso e
inocente, sin duda que esto sí sería un gran obstáculo para la humanidad y sus diferentes
culturas. Frente a esta situación expuesta por el señor León Correa, vale la pena conocer
opiniones sobre el aborto de personas con credo religioso diferente, entre estas
posiciones están las siguientes:
“Mi posición frente a la realidad acerca de que se está viviendo en un mundo más
tecnificado, y que esta tecnificación nos lleva a un facilismo; no significa que debemos
seguir la ley de los hombres, la cual propicia la solución más fácil, al permitir la
eliminación física del que va a nacer, como un medio de resolver los problemas. Sino,
por el contrario, nos lleve cada día a unir esfuerzos, para buscar soluciones positivas a
las situaciones difíciles y dolorosas que se puedan tener en la vida, y no acabar con la
vida misma” (Entrevista 2. Pregunta 1. Respuesta 1).
“El valor y la intrínseca dignidad de todo ser humano, por encima de las
circunstancias externas y personales.
La vida humana constituye un valor fundamental del que no se puede disponer
arbitrariamente
La ética evangélica está basada en el amor, en el don gratuito, en el dar sin
esperar respuesta. Tiene una marcada predilección por el pobre, por el débil, por
el marginado.
La ética cristiana supone una superación de la espiral de violencia: no se vence
al mal con el mal, sino con el bien” (León Correa. 2010. Pag 23).
Los anteriores son elementos que promueve la Iglesia respecto al Don de la vida
y que se han ido enajenando poco a poco por un mundo tecnificado que atenta
cada vez más con los presupuestos éticos y morales. Frente a esta realidad
patente la bioética como moral de la vida tiene el gran desafío de concientizar y
comprometer a una humanidad con su diversidad a salvaguardar la vida como un
Don preciado que se debe defender y proteger. Debe ser un compromiso serio de
cada uno, especialmente quienes creemos y reconocemos la vida como un
regalos concedido por Dios. Es un deber de todos sin importar vocación, cultura,
credo, estrato, oficio, etc. “Autores Cristianos se opusieron al aborto siglos atrás
usando términos como: “Nosotros afirmamos que las que intentan el aborto
cometen un homicidio... ¿Por qué razón habíamos de matar a nadie? Porque no
se puede pensar al mismo tiempo que lo que lleva la mujer en el vientre es un ser
viviente, por tanto, de la providencia de Dios y matar luego al que ya ha
avanzado en la vida.”
Sabiendo que Dios es el único que da la vida, Él es el único que la puede quitar
simplemente por el hecho de tener la potestad el día que soplo aliento de vida
sobre su creación.
Dios quiso siempre que la vida fuera especial para cada ser humano, y al
truncarla mediante el aborto se convierte en algo desagradable para El.
“En la creación del hombre se ve reflejada la acción de Dios” (Entrevista 1.
Pregunta 2. Respuesta 2).
“Es nuestro deber como profesores, formadores, persona adulta, padre de
familia, etc., seguir luchando para reforzar en la sociedad, más exactamente en la
nueva generación, los valores, principios morales, religiosos y éticos,
especialmente el valor sagrado de la vida del hombre en cualquier fase de su
existencia, y la grandeza de haber sido creados por Dios” (entrevista 2. Pregunta
2. Respuesta 2).
Frente a tal situación que no es de ahora, la Bioética como disciplina ante la
magnitud del contexto ha alcanzado logros fundamentales que son de gran
importancia resaltarlos en este escrito, para así fijarse que no todo está perdido y
ante todo reconocer a ésta disciplina defensora y protectora de los presupuestos
morales. Entre estos logros se mencionan los siguientes: “en este periplo la
Bioética ha logrado por ahora tres cosas importantes. La primera ha consistido
en involucrar a toda la sociedad, y ya no solo a los llamados especialistas, en un
continuo dialogo de carácter universal y pluralista en torno a sus problemas
vitales: salud, vida, muerte, dignidad, etc. Aunque la Bioética es ética, los
problemas que aborda exigen un enfoque interdisciplinario. Ningún especialista
posee toda la formación y la información necesaria para acometer esta empresa
en solitario. Una segunda aportación radica en que ha logrado colocar en una
misma mesa de reflexión a ciencias tan aparentemente tan antagónicas. Por
ultimo en su construcción interdisciplinaria, donde todos son interlocutores
válidos” (Francisco J Alarcos. 2009. Pag 36-37).
Son logros que la Bioética ha podido superar frente a las problemáticas que
amenazan el campo de la moral. Más que buscar soluciones por si sola a la
diversidad de problemas vitales, ésta ciencia ha podido unir esfuerzos para
preservar y defender los valores morales dándole cabida y participación a los
diferentes sectores de la sociedad independiente de su cultura y credos.
El Don de la vida debe prevalecer por encima de normas civiles, de ideologías
políticas, de credo religioso, de la tecnificación, etc. “Las diversas religiones son
conscientes del potencial de incidencia social que pueden tener en nuestro
mundo para transformar las caducas estructuras culturales, por eso nace la
postura de la Iglesia frente a las nuevas leyes neoliberales expuestas por
corrientes económicas, políticas y capitalistas de la sociedad. Sabemos que Dios
ha dictado leyes y estatutos que son útiles a una nación hoy día para vivir mejor
y son esas leyes las que rigen a una sociedad. Podemos afirmar que la mayoría
de las leyes que actualmente regulan a nuestra nación son sacadas del libro
sagrado más leído sobre la tierra” (Entrevista 1. Pregunta 3. Respuesta 3).
Muchas veces el anterior comentario en algunas naciones no es aplicado, le dan
más prioridad a las leyes civiles humanas que a la Ley Natural Positiva. Toda
ley humana debe emanar de la Ley divina, de lo contrario se presentaran
aberraciones contra los derechos humanos, especialmente el derecho a la vida.
Por ello toda ley civil que vaya en contra de la vida debe ser rechazada como
una de las más grandes abominaciones sobre la tierra. Ninguna ley debe estar a
favor del aborto. Es un Don sagrado e inviolable. “La vida humana Don precioso
de Dios, es sagrada e inviolable. La vida humana es sagrada porque desde su
inicio comporta la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial
relación con el creador, su único fin. Solo Dios es Señor de la vida desde su
comienza hasta su término. Nadie en ninguna circunstancia, puede atribuirse el
derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente (EV, 53). Por ello
todo atentado contra la vida del hombre es también un atentado contra la razón,
contra la justicia y constituye una grave ofensa a Dios” (María Tomas y Garrido.
2011. Pag 49-50).
A modo de conclusión: