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¿POR QUÉ NO INNOVAN LAS EMPRESAS?

Xavier Ayneto.
Director Innovación Grupo IDOM

Anna Martell.
Directora de Proyectos de Innovación.

IDOM INGENIERIA Y SISTEMAS, S.A.


 
¿POR QUÉ NO INNOVAN LAS EMPRESAS? 

Resumen:

Muchas empresas han asumido ya la importancia que la innovación tiene para su


subsistencia en un entorno económico rápidamente cambiante. Aunque difícilmente dirían
lo contrario, en la práctica no consiguen innovar con éxito debido a la presencia de
barreras internas, un impulso insuficiente y un entorno externo poco favorable. El
presente artículo hace unos análisis exhaustivos de estos condicionantes, y propone los
retos a asumir por parte de las empresas que deseen superarlos de forma efectiva,
obteniendo el esperado retorno de su apuesta por la innovación.
¿POR QUÉ NO INNOVAN LAS EMPRESAS? 

La innovación es un proceso estratégico de negocio del que depende, de forma


crítica, el futuro de toda empresa sumergida en un contexto económico
turbulento y de cambio acelerado.

Difícilmente hoy encontraríamos a ningún alto directivo que se negara a


suscribir este enunciado, o que se permitiera afirmar en público que la
innovación no es una de sus prioridades, que sus programas de nuevos
productos no reciben los recursos necesarios, o que rechazan las nuevas
formas de hacer negocios sin haberlas experimentado. Sin embargo, es un
hecho que muchas empresas siguen considerando la innovación una actividad
de gran riesgo, alto costo y retornos inciertos, por lo que rehúyen su práctica
sistemática. Son diversos los factores, psicológicos, económicos, culturales,
que hacen de la innovación una actividad aparentemente contraria a la
tendencia natural hacia la seguridad y estabilidad, sin que se perciba el
mayor riesgo que supone el mero hecho de permanecer estático frente a
un entorno en cambio permanente y acelerado.

Pero, ¿porqué resulta tan difícil entrar en la dinámica de la innovación?. Tal vez
la primera razón resida en lo que realmente se entiende por innovación. El uso
y abuso de ésta palabra, el asociarla casi exclusivamente a la I+D+i y a grandes
proyectos alejados del mercado con alto riesgo, y no menos burocracia, ha
generado verdaderos anticuerpos en muchos empresarios que la perciben
como algo totalmente ajeno a su realidad inmediata. No es pues de extrañar
que los principales obstáculos a la innovación identificados en las encuestas
sean la falta de recursos, la falta o dificultad de acceso a la financiación, o
las “insuficientes” desgravaciones fiscales, todos ellos factores exógenos
ligados a dicha visión.

Pocos visualizan la innovación como lo que es, una herramienta para la


competitividad que junto con la internacionalización, constituye uno de los
pilares fundamentales para el crecimiento empresarial. La innovación no es un
fin en sí misma; no hay porqué innovar siempre, ni en todas las dimensiones
posibles de la actividad empresarial. Pero sí es necesario evaluar
permanentemente la conveniencia de hacerlo, y en su caso actuar con decisión.
¿POR QUÉ NO INNOVAN LAS EMPRESAS? 

Se puede innovar para crear nuevo valor a través de nuevos productos y


servicios, y no sólo eso, también introduciendo nuevos enfoques de marketing
o modelos de negocio. Se puede innovar para ser más productivos,
implantando nuevos procesos, o mejorando los actuales a través de la
incorporación de nuevas tecnologías. Pero todo esto no basta si al mismo
tiempo no se crea un contexto favorable a la innovación sostenida a través de
innovaciones organizativas, de gestión e incluso estratégicas.

Así pues el primer obstáculo para innovar reside en no identificar la innovación


como una realidad poliédrica, esencialmente ligada a la dinámica empresarial,
fuente de ventaja competitiva y de generación de valor, encasillándola
exclusivamente en el ámbito de la tecnología. Pero no es el único obstáculo,
existen diversos factores culturales internos que imponen también barreras a
la capacidad para innovar dentro de una empresa. El más importante de ellos
es, sin duda, la falta de una visión estratégica que permita focalizar la
innovación; como decía Séneca, “si no sabes hacia que puerto navegas, ningún
viento es bueno”.

Otros factores culturales destacables son:

 La falta de confianza en la propia capacidad de innovar - “Esto no es


para mí”- y las autojustificaciones – “El momento no es propicio”, “Si
fuera realmente bueno alguien lo habría inventado”

 El no alineamiento de la organización con la innovación.

 No escuchar la voz de los que piensan distinto dentro de la


organización, especialmente de los más jóvenes.

 La falta de tiempo y espacios para pensar en lo nuevo.

 El síndrome del “no inventado aquí”, ligado a una visión endogámica de


la realidad y la desconfianza frente a la cooperación con terceros.

 La aversión al riesgo y miedo a la incertidumbre generada por lo nuevo,


a perder el “enfoque al negocio actual”, aunque éste esté dando claros
síntomas de agotamiento.
¿POR QUÉ NO INNOVAN LAS EMPRESAS? 

 La intolerancia al fracaso y/o la complacencia en el éxito actual, “si


funciona no lo toques”.

 Y, en general, el bajo compromiso y la resistencia sistemática al cambio


por temor a peder el status quo.

En el ámbito de lo operativo es también frecuente encontrar importantes


obstáculos, que impiden a las empresas innovar, aún teniendo la voluntad
explícita de hacerlo. Por ejemplo un excesivo enfoque a las operaciones, con
objetivos marcados sólo a corto plazo que priorizan lo urgente frente a lo
importante, y priman la seguridad basada en la repetitividad, frente a la
experimentación de lo nuevo. Pero también:

 La innovación percibida como coste, en lugar de como inversión, lo que


dificulta la asignación de recursos para la creación de futuro.

 La necesidad de realizar una apuesta estratégica inicial por la


innovación, ya que sus resultados resultan diferidos en el tiempo.

 Las barreras de salida: inversiones realizadas, posicionamiento actual,


redes de relaciones establecidas.

 La ausencia de foco estratégico y voluntad en el desarrollo del


conocimiento.

 La no consideración del modelo de negocio como parte de la


innovación, y el mal enfoque del marketing de los resultados de la
misma.

Aunque es justo reconocer que no todas las razones que dificultan la


innovación en las empresas son endógenas. Algunas de ellas residen en la
ineficiencia e imperfecciones de los propios mecanismos dispuestos pos las
Administraciones con objeto de impulsar la innovación, como por ejemplo:

 La excesiva burocratización del acceso a los recursos públicos para


financiar la innovación tecnológica y escasa consideración de la
innovación no tecnológica.
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 La complejidad de los sistemas de desgravación fiscal por I+D e


innovación tecnológica.

 Unos plazos de anuncio y presentación de propuestas inadecuados a las


necesidades de las empresas. Asincronía entre las convocatorias y la
necesidad de financiación.

 Unas fuentes de financiación poco orientada a PYMES (enfoque a


grandes proyectos tecnológicos), y/o con excesivas condicionantes que
disminuyen su interés práctico.

 El no aprovechamiento del potencial de las compras públicas como


tractoras de la innovación empresarial.

 Unas infraestructuras de soporte a la innovación inadecuada y/o mal


orientada a las necesidades reales de mercado.

 Y las discontinuidades generadas por los propios ciclos políticos.

El ámbito socioeconómico en el que opera la empresa impone también sus


propias limitaciones. Sin un adecuado ecosistema de innovación, la innovación
empresarial carece del adecuado caldo de cultivo para su desarrollo. Factores
como la falta de una educación para el emprendimiento, la escasez de talento
cualificado, la falta de confianza de la sociedad y el mercado en las iniciativas
innovadoras, las altas barreras de entrada en sectores de alta tecnología, o la
excesiva dependencia de sectores de actividad económicas poco innovadoras,
lastran el potencial innovador de muchas empresas.

Frente a esto, las empresas deben asumir nuevos retos, tendentes a eliminar
las barreas internas existentes, maximizar el provecho que puedan extraer de
las medidas de impulso disponibles, y minimizar el impacto de los factores de
contexto existentes. Para ello es necesario:

 Ejercer un verdadero liderazgo desde la alta dirección.

 Permitir un enfoque estratégico y dual de la innovación, planificado y


emergente al mismo tiempo, con un claro compromiso de asignación de
recursos.
¿POR QUÉ NO INNOVAN LAS EMPRESAS? 

 Crear una cultura empresarial innovadora ambidiestra: atender el día a


día al tiempo que se prepara el futuro. Construir un clima de confianza
tolerante al fracaso.

 Estructurar y gestionar la innovación como un proceso estratégico de


negocio de naturaleza poliédrica, no meramente tecnológico.

 Reconocer el carácter singular de la comercialización de los resultados


de la innovación, y sus diferencias respecto a los productos maduros.

 Medir los resultados obtenidos a medio plazo a fin de poder mantener


el compromiso de inversión en la creación de futuro que conlleva.

 Practicar una innovación proactiva y abierta, que saque el máximo


provecho del ecosistema de innovación.

 Reconocer la importancia creciente del factor humano y el conocimiento


como elemento de diferenciación.

El éxito en la asunción de dichos restos exige el marco de una organización


adecuada y preparada para darles continuidad a largo plazo. Hay algunas
características organizativas que pueden condicionar la capacidad de la
empresa para asumir comportamientos innovadores. Es importante, por tanto,
que las empresas observen cómo es su organización, identifiquen sus
elementos principales y analicen si éstos son adecuados al desarrollo de
comportamientos innovadores. En este sentido, algunos factores positivos para
el desarrollo de la innovación en la empresa son:

 Que la estructura organizativa sea flexible y plana, con un bajo número


de niveles jerárquicos.

 Que se acerque la toma de decisiones a donde está la acción. El proceso


de toma de decisiones debe estar distribuido en diferentes niveles de la
organización y no concentrado en personas que actúen como “cuellos
de botella”.

 Que la empresa trabaje en base a proyectos llevados a cabo por equipos


multifuncionales con autonomía y responsabilidad sobre su gestión.
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 Que la empresa deje libertad de iniciativa a sus empleados y posea


mecanismos formales para canalizar el conocimiento e ideas generadas
por los mismos.

 Que se disponga de herramientas de comunicación adecuadas,


especialmente aquellas basadas en las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación, que faciliten el libre flujo de la
información y el conocimiento.

 Que la empresa posea espacios adecuados que fomenten la creatividad


y potencien los comportamientos innovadores como salas de reuniones,
espacios de descanso, espacios de trabajo abiertos a todo etc.

Así pues, toda empresa que vea en la innovación una posible fuente de ventaja
competitiva y de generación de valor, debe apostar por ella, eliminando
barreras, impulsándola decididamente, cooperando con el entrono; no debe
esperar a que otro, especialmente la administración, haga por ella lo que no
esté ya haciendo por ella misma. De ese modo asegurará su propia
supervivencia al tiempo que contribuirá también a la transformación del tejido
empresarial. Sólo desde una posición proactiva y comprometida es posible
obtener un claro retorno del esfuerzo innovador realizado, tanto en términos
tangibles (payback) como intangibles (desarrollo de competencias,
posicionamiento de marca, generación de redes, etc.).

Xavier Ayneto.
Director Innovación Grupo IDOM
Anna Martell.
Directora de Proyectos de Innovación.
IDOM INGENIERIA Y SISTEMAS, S.A.

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