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La identidad narrativa: su función es organizar y dar mayor coherencia al conjunto de la vida, que de otro
modo se presentaría fragmentada y difusa.
Ricoeur piensa al sujeto como alguien que lee su vida como si fuera otro, al mismo tiempo que la escribe, y en
este movimiento de lectura y escritura se produce una transformación de la representación que tiene de sí.
Las diversas formas de figuración son los modos en que un sujeto se concibe, se ve y se comprende como tal.
La refiguración es el proceso a través del cual el sujeto modifica la lectura que tiene de sí mismo a causa de
algún acontecimiento o experiencia que resulten significativos. Por ejemplo el síndrome del nido vacío o la
jubilación pueden ser experiencias que modifican la figuración que se tenía de sí mismo, de los roles y
posiciones que habían ocupado hasta el momento y una demande de ¿Quién soy? O ¿Quién debería ser?
La dificultad de organizar una identidad como viejos se expresa en una escisión de si, manifestada de
diferentes modos.
La configuración implica la tarea de aprehender como un todo, un conjunto de circunstancias discontinuas y
no coherentes, dándole un sentido que vuelva seguidle y comprensible la historia personal. Aparece como la
respuesta de cierre a la refiguración.
En este proceso el sujeto puede concebirse con una representación más clara y objetiva de sí.
Muchas veces se trata de un orden identitario que saca al sujeto de la remisión pasiva al pasado o la
inactividad, a través de otro (una pareja), de un sentido socialmente privilegiado (lo espiritual mental) o de un
contexto (el centro de jubilados).
A través del relato se configura la identidad del sujeto a lo largo del tiempo.
Teniendo en cuenta la perspectiva de una psicología positiva del envejecimiento, señalan que el curso de la vida
no solo implica multidimensaionalidad y multidireccionalidad, sino tambien selectividad (S), optimizacion (O) y
compensación (C). Estos procesos de selectividad, optimizacion y compensación funcionan de forma activa y
pasiva, consciente e incc, individual y colectiva.
A medida que envejecemos resulta fundamental optimizar la utilización de los recursos disponibles.
El curso de la vida implica:
- Selectividad: darse cuenta de oportunidades y restricciones y actuar en consecuencia. (electiva o en
base a perdidas)
- Optimización: identificar los procesos generales que se encuentran involucrados en la adquisición,
aplicación y refinamiento de los medios para el logro de metas relevantes (aplicación de los recursos
relevantes)
Compensación: producción de respuestas funcionales frente a la posibilidad de que ocurran perdidas sin
necesidad de cambiar las metas. (a partir de medios alternativos) cambios en los contextos y ajuste de
objetivos.
El principio rector de esta teoría es que la gente considera el tiempo que tiene por delante y fija sus metas de
acuerdo con esto. Cuando el tiempo se percibe como algo abierto, son más importantes las metas
relacionadas con el futuro y con la información, mientras que, cuando el tiempo se lo percibe como más
limitado, las metas emocionales se vuelven más importantes y las personas prefieren interactuar con quienes
mantiene relaciones más estrechas.
Para Carstensen existían tres motivos sociales primarios: la regulación emocional, el desarrollo y
mantenimiento del auto concepto y la búsqueda de información.
En la mediana edad y la vejez, se volvería menos importante la búsqueda de información y más central las
metas emocionales. Los objetivos se centran en adquirir satisfacción emocional en el contexto de relaciones
interpersonales gratificantes, manteniendo una vida emocional positivamente equilibrada y una óptima
regulación emocional. Este cambio podría explicar la reducción en la red social, no como el resultado de una
perdida, sino de un cambio motivacional en las metas sociales.
Cuando el tiempo se vive como limitado para hacer lo que se considera primordial, no hay tiempo para perder
con personas distintas a las allegadas.
El contacto social es explicado por la propia necesidad de mantener cercanía emocional con otros
significativos. Esto conduciría a interacciones cada vez más selectivas con los otros.
En forma similar, se suponía que el bienestar emocional se enfriaba y no se regulaba bien con la edad. Los
procesos emocionales funcionan de modo comparable en todas las personas, y algunos sugieren que
mejorarían en las personas mayores.
Los mayores parecen vivenciar conjuntamente emociones positivas y negativas, lo que resulta menos habitual
en los más jóvenes. Esto fue denominado “patetismo”, ya que señala reacciones emocionales más
diferenciadas.
Los clínicos e investigadores creen con frecuencia que existen mayores tasas de depresión con la edad, pero
la evidencia empírica no apoya esta hipótesis.
La autoeficacia como estimulación de adaptación
Bandura desarrollo un modelo, entendido como la eficacia personal percibida, a la que describe como la
creencia de la persona en su habilidad para llevar a cabo, o afrontar con éxito, una tarea especifica. La
confianza y las evaluaciones positivas dependen del éxito repetido en la tarea y, por el contrario, los fracasos
la disminuyen. La autoeficacia determinara en qué tipo de actividades se implica una persona, cuanto tiempo
permanece inmerso en su consecución y cuanta intensidad pone en lo que trata de lograr.
Distingue tres dimensiones:
-el nivel: es la estimulación personal que efectúa un sujeto sobre el cual es el mejor rendimiento posible para
él, en un momento y una circunstancia determinados.
-la fuerza: es la confianza que experimenta la persona en cuanto a poder alcanzar dicho rendimiento
- La generalidad: es la variación de la autoeficacia, que va desde considerarse eficaz solo ante algunas
circunstancias concretas hasta percibir que puede contar con los recursos necesarios para solucionar
cualquier situación.
La paradoja del bienestar: Describe la contradictoria relación entre indicadores sociales negativos
relacionados con el envejecimiento y una gran mayoría de adultos que expresan sentirse bastante o muy
felices, sin que se hayan visto atenuados estos indicadores en la vejez.
Las personas mayores se adaptarían mas a las circunstancias que las rodean a través de una estrategia que
brinda un mejor manejo de la situación.
Según la teoría del proceso de identidad los individuos adultos mayores mantienen un sentido positivo de
bienestar, más allá de las pérdidas de objetivos y la exposición al viejismo, a través de la identidad de
asimilación, es decir, a través de asimilar las discrepancias contextuales a su propia identidad.
Cartensen y Major sostienen que la evidencia nos muestra que la autoestima de los grupos que caen dentro
de un estigma negativo no siempre es más baja que las de otros grupos. O sea, que al percibirse como
miembro de un grupo estigmatizado les puede ofrecer el beneficio de atribuir las causas de los resultados
negativos a la discriminación y no a características propias.
Steele agrega que frente a la amenaza del estereotipo negativo, provocada por el temor a volverse como el
estereotipo indica, pueden negar su propio envejecimiento o alejarse de situaciones que puedan evidenciar
dicho estereotipo.
La TSS explica la paradoja a partir de sostener que la comprensión de la propia finitud permitiría una
reevaluación de las motivaciones y una consecuente intensificación de las experiencias emocionales
gratificantes actuales, en lugar de valorar más las recompensas futuras.
UNIDAD II
Maldavsky y Burin - La crisis de la mediana edad en las mujeres
Crisis vitales: una situación de ruptura de un equilibrio anterior, acompañada de una sensación subjetiva de
padecimiento.
La crisis comprende la posibilidad de que las mujeres se ubiquen como sujetos activos.
Juicio crítico: es lo que permite hacer una evaluación crítica de sus condiciones de vida anteriores a la puesta
en crisis.
Mediana edad en las mujeres: 35-40 a 50-55.
¿Qué es lo que entra en crisis? La noción que tienen de si mismas ligada a las multideterminaciones con las
cuales hasta el momento habían organizado su noción de identidad.
Dos preguntas que se hacen las mujeres cuando inician la crisis de la mediana edad: ¿y ahora qué? ¿y esto
es todo?.
Nuestra cultura.
Hombres, estarían asignados predominantemente al ámbito público, y más mujeres al ámbito privado.
Para ellos es poder racional y económico y para las mujeres el poder de los afectos.
Condiciones bajo las cuales las mujeres configuran su identidad = bajo la trilogía de la mujer madre - esposa -
ama de casa
Crisis en un doble aspecto: como sujeto padeciente y/o como sujeto criticante.
-Como sujeto padeciente: (crisis negativa) descripta como una situación plena de padecimiento. Sentimiento
dominante: sentimiento de pérdida y dolor por esa pérdida. Desde la psicopatología
Para estas mujeres lo mejor de la vida ya ha transcurrido. La idea de perdida se asocia con pérdida de
juventud, gracia, belleza, capacidad procreativa, perdida del rol de esposa (por fallecimiento del marido).
Sentimiento de dolor, dolor psíquico, que lleva a orientar la mirada hacia el pasado en tanto perdida.
Predominio de estados depresivos.
-Como sujeto criticante: (crisis positiva) se trata de utilizar este estado de reorganización psíquica para que
las mujeres puedan plantearse sus propias contradicciones y complejidades en tanto sujetos. Las mujeres
como sujetos criticantes de aquella identidad. Desde la salud mental.
Suele surgir en la posición criticante un sentimiento de injusticia, tanto sobre lo que ellas sienten que han
hecho consigo mismas a lo largo de sus vidas, como de lo que les han hecho en términos del lugar que la
cultura guardo para ellas. Este sentimiento de injusticia se configura como motor de la crisis, y es el punto de
partida para la gestación del juicio crítico.
Este sentimiento de injusticia puede generar sentimientos de hostilidad, que suelen buscar su descarga bajo
la forma de agresividad hacia otros o bien contra sí mismas. O puede devenir en deseo hostil, esto provocara
transformaciones en la subjetividad.
La falta de construcción del deseo hostil deja a las mujeres a merced de estados depresivos, en cambio su
puesta en marcha ofrece nuevas alternativas para constituirse como sujetos, promueve la gestación de otros
deseos.
Sin embargo la mediana edad puede ser el comienzo de una época en la vida en que las mujeres están mas
libres de exigencia de ciertos roles, y ahora tienen disponible el tiempo y la oportunidad para plantearse una
reorientación en sus condiciones de vida. Pasa a ser prioritario ubicarse como sujeto con deseos propios.
Tres condiciones de vida enfermantes: (solamente los nombres y una idea de cada uno)
- Maternidad: cuando se realiza en forma exclusiva.
- Sexualidad: para aquellas mujeres que han internalizado el mandato cultural de una sexualidad
reproductora
- Trabajo: cuando se realiza el trabajo de amas de casa con exclusividad y aislamiento, se generan
cuadros como la neurosis del ama de casa; o cuando las mujeres realizan doble jornada de trabajo.
Dos grupos de mujeres:
• Tradicionales:
Sujeto padeciente.
Llegan a la mediana edad basando su subjetividad sobre los roles de genero en tanto madres esposas y amas
de casa como reguladoras de la armonía y el equilibrio emocional al interior de la vida familiar y domestica.
• Transformadoras:
Tienen propuestas transformadoras para su vida cotidiana.
No han adherido con toda firmeza al modelo cultural. Algunas han renunciado a la maternidad, o al rol de
esposas, otras trabajan no solo como amas de casa sino que tienen también un trabajo extradoméstico.
Han puesto en crisis los ideales culturales que se les proponían y aceptan los estados de tensión y conflicto
resultantes.
El consumo abusivo de psicofármacos constituye una forma específica de drogadicción femenina. Los mismos
estarían destinados a sostener un supuesto equilibrio y armonía emocional en las mujeres, para que estas a
su vez puedan sostener los estados de armonía y equilibrio emocional del resto de su familia.
Duelos de la mediana edad. (solamente los nombres y una idea de cada uno)
Cuando se enfocan cambios o transformaciones en el aparato psíquico debido a situaciones de crisis, es
interesante analizar los procesos de duelo que se producen:
- Duelo por el cuerpo juvenil: se enfrentan ante el conflicto de cambio de su imagen corporal como uno
de los determinantes claves del sentimiento de pérdida.
- Duelo por los padres juveniles: se enfrentan con la realidad del envejecimiento y probablemente la
muerte de alguno de los madres
En las mujeres consiste en elaborar los deseos hostiles hacia la madre; mientras que en los hombres se
trataría de elaborar los deseos amorosos hacia su padre: poder amar a otro hombre, y poder ser amado por
el.
- Duelo por los deseos juveniles: la propuesta freudiana del amor y el trabajo como garantes de la salud
mental, adquiere para estas mujeres un carácter dramático en la mediana edad ya que no da respuesta a las
necesidades actuales.
Identidades y Envejecimiento.
Concepto de identidad. Para abordar la identidad en el proceso del envejecimiento es necesario acordar
ciertos términos.
Envejecimiento y vejez, son procesos que tienen una relación directa con cambios biopsicologicos, resulta
importante señalar que estos son interpretados a la luz de una cultura que le da una significación en un
contexto particular y cambiante.
Ambos conceptos podrían ser pensados como significaciones que producen cortes en lo social y determinan
una medida en la noción de edad.
El termino identidad, alude a “el mismo” o “lo mismo”. La configuración de la identidad en un sentido
psicosocial, es necesaria pensarla en contextos donde la multiplicidad de interacciones mantiene al sujeto o a
una cultura, en permanente agitación y cambio, lo cual nos permite cuestionar las homogeneidades solitarias
así como ser cautos en determinar lo idéntico.
Benoist aborda el problema de la identidad desde el “insustacialismo dinámico”, lo cual supone pensar que la
identidad es un fondo virtual, indispensable para explicar un cierto número de cosas, pero sin que por ello le
otorguemos una sustancialidad estática, propia de las definiciones más formales del término.
La identidad desde este marco teórico, surge desde una necesidad en la organización de la experiencia
humana que determina un modo de auto reconocimiento aun sobre el fondo de una ausencia.
• IDENTIDAD NARRATIVA
Ricoeur piensa al sujeto como alguien que lee su vida como si fuera otro, al mismo tiempo que la escribe, y en
este movimiento de lectura y escritura se produce una transformación de la representación que tiene de sí.
Pensar al sujeto como un lector de sí mismo, implica considerar la identidad narrativa como una
interpretación. Este acto de lectura se apoya en los materiales aportados por las múltiples historias y relatos
que ofrece nuestra cultura.
Uno de los elementos que se usan para dar cuenta de la identidad narrativa es el uso de las diversas formas
de figuración, es decir los modos en que un sujeto se concibe, se ve y se comprende como tal.
La reconfiguración es el proceso a través del cual el sujeto modifica la lectura que tiene de sí mismo a causa
de algún acontecimiento, experiencia o valor que resulten significativos para el sujeto. Por ej el síndrome del
nido vacío que implica una figuración de la idea que el sujeto tenia de sí mismo, poniendo en duda la noción
de lo que significa ser madre y su propio posicionamiento como tal.
La noción de autoconfiguración alude a la apropiación de un personaje mediante la identificación. Este es un
proceso por el cual el sujeto se ve con una representación clara y objetiva de sí mismo. Dicho personaje se
encuentra en directa dependencia con un relato que brinde significados al ser y que por lo tanto permita
asumir esa representación de otro u otros que lo validen. Por esta razón el relato y el otro se vuelven
soportes de identidad y solo allí el sujeto puede sentirse con una figuración de sí más clara y estable.
El perder un rol como el trabajo, lleva a que resulte difícil reapropiarse de otro rol luego de la jubilación, una
de las explicaciones es que la mujer encuentra más fácilmente apropiarse de otros roles, es que los nuevos
están más cerca del relato tradicional de lo que significa ser mujer en nuestra cultura y se encuentran as
validados socialmente.
Por último la configuración implica la tarea de aprehender como un todo, un conjunto de circunstancias
discontinuas y no coherentes, dándole un sentido que vuelva seguidle y comprensible la historia personal.
Un ejemplo seria la reminiscencia. Esta modalidad introspectiva que se realiza a través del recuerdo, permite
a las personas de mediana edad y viejos darse continuidad y coherencia ante ciertos límites que se presentan
como disruptivos, ya sea tanto la pérdida de un rol o la propia cercanía y personificación de la muerte.
Esta operación configurativa permitirá restablecer una representación de sí mismos más equilibrada, donde
los cambios puedan ser procesados y donde la vivencia no sea de pura pérdida, que posibilite una mayor
integración de si y restablezca un bienestar subjetivo.
La función narrativa tendrá como objetivo cohesionar una representación del sí mismo a lo largo de la vida, a
través de volver comprensible lo que resulta incomprensible y volver continuo lo que resulta discontinuo.
El relato tiene dos características:
1. la dimensión lingüística que le proporcionamos a la dimensión temporal de la vida.
2. la posibilidad de encadenar historias discontinuidad de la propia vida que dificultarían reconocer un
sentido de identidad.
En este punto la identidad narrativa, podría considerarse el producto inestable de la intersección y el
entrecruzamiento entre la historia y la función porque el sujeto en su búsqueda de continuidad y coherencia,
requerirá de un relato que sostenga dicha necesidad y para ello se realizaran múltiples interpretaciones de la
historia.
A través del relato se configura la identidad del personaje a lo largo del tiempo. Construcción que requiere de
una historia contada, que encuentra en la trama, la mediación entre la permanencia y el cambio, así como la
articulación entre la concordancia, en tanto principio que rige la disposición de los hechos y el reconocimiento
de las discordancias que lo cuestionan, es por ello que la configuración mediara entre las concordancias y las
discordancias, regulando siempre de un modo móvil la elaboración de la trama.
Cualquier forma de consuelo, que valga como tal, debe configurar la historia haciendo que los
acontecimientos azarosos o disruptivos se conviertan en comprensibles y con sentido. Lo cual no es ni más ni
menos que la función narrativa.
Por lo que la identidad narrativa es la resultante de las múltiples transformaciones que establece un sujeto
sobre su identidad en base a formas y regulaciones objetivas que tienen las narraciones en nuestra cultura.
Esto es que todo relato para que sea comprensible y verosímil, debe seguir las leyes de completud, de
totalidad y de unidad de la trama, es decir que el nexo sea seguible a través de nexos narrativos claros.
El envejecimiento alude a la noción de finitud, de perdida de roles, de prejuicios sociales, a cambios a nivel de
la imagen y del cuerpo pondrán a prueba los lazos narrativos y podrán requerir un significativo trabajo de
configuración que facilite la integridad de la identidad personal
NEUGARTEN: plantea una perspectiva fenomenológica, describe tres características claves de este
momento, las cuales resumen los criterios antes mencionados:
El incremento de la interioridad: supone una mirada introspectiva frente a alguna limitación personal
subjetivamente vivida. Esta mirada implica un balance acerca de lo que uno fue, acentuándose la función de
la memoria como defensa. Es por ello que aparece la reminiscencia como un trabajo psíquico necesario para
mantener la economía mental en un estado equilibrado, a través del acto o habito de pensar sobre, relatar
eventos o el recuento de experiencias pasadas, especialmente las más significativas de la vida personal.
La “reminiscencia es un proceso reflexivo, a través del cual el individuo es capaz de definirse o redefinirse
introspectivamente, también es simbólico y selectivo. La reminiscencia se concibe como un proceso social,
como una construcción más que como un acopio de eventos reales. Una búsqueda de coherencia y
significado a través de la memoria en un ambiente social presente que busca correspondencia con los
recuerdos de eventos pasados. Es a través de hablar con otros sobre el pasado, en que nuestras vida
adquieren la apariencia de un orden y significado. Orden y significado que permitirán re proyectarse en lo
futuro, advirtiendo los cambios. Una de las formas de la reminiscencia es la nostalgia, ya que supone un
recordar doloroso, la memoria como posibilidad de reconstrucción positiva falla y es por ello que aparece la
sensación de vulnerabilidad por no haber alcanzado los objetivos esperados. Esto resulta en ansiedad y
competencia con las nuevas generaciones.
El cambio en la percepción del tiempo: se comienza a pensar el futuro como “lo que me queda por vivir”. Se
pierde el lirismo de la adultez joven para pasar a un sentido trágico de la existencia. La tragedia implicaría
saber el final de la historia. Por otro lado, se formula una pregunta movilizadora: ¿Qué cosa queda por
cumplir? ¿Qué cosa hay que abandonar?
Personalización de la muerte: aparece como la apropiación de un saber que siempre estuvo aunque no
aparecía como cierto. Este criterio es discutible aunque la percepción de cierto límite es constante.
Introducción: La identidad se desarrolla en el tiempo y contiene aspectos de mayor fijeza, como los rasgos
estructurales o de personalidad que se forjan tempranamente y tienden a tener mayor estabilidad, y otros
aspectos que resultan altamente influenciables por los diversos contextos de significación.
La psicología del envejecimiento debe dar cuenta de la discontinuidad y la diferencia, donde se presentan
tanto la estabilidad como el cambio, lo cual permitiría articular la intersección.
La identidad y el proceso de envejecimiento
El proceso de envejecimiento se produce a lo largo de la vida. El envejecer en nuestra cultura implica
modificaciones en múltiples niveles:
- en la lectura que el otro hace sobre el sujeto envejecido y en la perspectiva de envejecer;
- en los aspectos físicos, que alteran la relación del sujeto consigo mismo, produciendo variantes en la
cultura de si
- en las representaciones del si mismo que van variando según las multiples experiencias y contextos
- en la relación de cantidad de tiempo vivido y por vivir
- en la relación del sujeto frente a ideales sociales altamente valorados
- en los factores que motivan la creciente desinserción de los marcos sociales habituales o su inclusión
en nuevos contextos.
- En el cambio de lugar dentro de las cadenas generacionales
- En la modificación de las redes sociales.
La crisis como un fenómeno de límites
La identidad se construye en relación a ciertos límites que forjan un mapa conocido. El limite se convierte en
un significado de la identidad, ya que dice lo sé es y lo que no se es. Por esta razón, son limites los que sitúan
los centros y los márgenes, connotados por valores ideales, donde el sujeto puede sentir que no solo se pone
en duda la identidad, sino también el percibir la amenaza de sentirse excluido de una posición central.
La crisis resulta una experiencia que limita, escinde y margina. La persona puede tratar de buscar un retorno a
la seguridad ofrecida por el estado anterior, permanecer en una vivencia de tristeza e inadaptación por la
pérdida de lugares, o explorar nuevas formas identitarias que no generan una sensación de exclusión.
La resolución de una crisis supone la interacción con los múltiples contextos en lo que el sujeto se
desenvuelve.
Las resoluciones son posibles en contextos relacionales donde el sujeto puede hacer una lectura distinta
acerca del modo en que fue construido “su problema”. La crisis promueve nuevas representaciones de la
identidad, que modificara la sensación de exclusión que la experiencia límite de la crisis había producido.
La identidad en el mediana edad
El rol que cumple el desarrollo del adulto en la mitad del curso de la vida.
La focalización de la cuestión del envejecimiento desde la mediana edad no implica que este comience en
este momento, existe una serie de cambios que se condensan en esta etapa.
Wahl y Kruse proponen dos formas de análisis: uno de tipo descriptivo, que estudia los significados de la edad
cronológica o las opiniones comunes acerca de la posición que ocupa la mediana edad en el curso de la vida;
y el otro, evaluativo, focaliza las percepciones y vivencias de las personas de mediana edad, así como la
importancia que le otorgan a los acontecimientos y las experiencias en esta etapa.
A nivel descriptivo, no existen factores biológicos o funcionales claramente diferenciables que permitan
delimitar la mediana edad. A fines prácticos, se define como el periodo vital entre los 40 y los 60-70 años, en
los que la eleccion de estas edades es producto de cambiantes reglas en el interior de una sociedad, entre las
que se ponen en juego variables socio-psicológicas, económicas y culturales.
Desde una perspectiva demográfica, la mediana edad se construye en el aumento de la expectativa de vida
de la sociedad moderna.
Una de las referencias sociales clave de la mediana edad, que permitió distinguirla como una etapa de vida
separada y distinta, se producen con el declive en la edad de tener hijos y la aparición de la abuelidad en
etapas tempranas.
Debemos diferencias la temprana mediana edad de la tardía, ya que la estructura de vida y las características
funcionales de estos periodos se encuentran separadas por una transición lenta o repentina del trabajo al
retiro, ademas de otros marcadores biopsicologicos y sociales.
Las culturas que acentúan la edad cronológica como marcadores de los periodos de la vida tienen un efecto
en la construcción del sí mismo diferente de aquellas culturas que tienen reglas, indiferentes con respecto a la
edad.
Es importante destacar la presencia de algunos cambios biológicos:
A nivel evaluativo, existen percepciones de cambio que se relacionan fundamentalmente con situaciones de
ruptura con un cierto equilibrio anterior que pone en juego un nuevo sentido de la identidad personal.
Podemos hacer coincidir la aparición de la mediana edad con una crisis, sin que por ello se ponga en juego
una vivencia depresogena. La conciencia de uno mismo, definida como “un enfoque sobre el si mismo y un
reconocimiento de la identidad” deberá procesar, a través de modelos personales y sociales, la experiencia
del envejecimiento para producir un renovado autoconocimiento.
A continuación: serie de eventos clave que aparecen en la mediana edad:
Los roles familiares
Una de las temáticas más divulgadas, coincidentes con esta etapa, es el “síndrome nido vacío”, que describe
la sensación de amparo que padecen los padres ante la ida de sus hijos del hogar familiar.
La elaboración de esta pérdida dependerá del tipo de relación de objeto que se estableció, de las posiciones
relativas del objeto que se estableció, de las posiciones relativas del género, más o menos tradicionales, asi
como de los diversos roles (laborales o sociales) que se lleven a cabo.
También es importante rescatar el trabajo de elaboración de los padres frente a sus hijos mayores, donde sus
éxitos personales será evaluados de una manera personal y se los catalogara como “buenos o malos padres”.
La abuelidad suele aparecer como uno de los logros de esta etapa vital, ya que se puede recuperar una
posibilidad de vínculo afectivo intenso, renovar la relación con los hijos, reparar situaciones que no se
pudieron compartir con estos y sentir que la vivencia de finitud y de perdidas físicas se compensa con la
continuidad que brindan los más jóvenes. Sin embargo, no siempre se producen estos resultados.
La prolongación de la vida también ha generado que muchas personas de mediana edad deban ocuparse de
padres con altos niveles de dependencia.
La menopausia
La perspectiva tradicional de la menopausia la concebía como un momento de grandes cambios en la vida de
la mujer a partir del cual no solo surgirían síntomas físicos sino que se auguraban grandes cambios en la
personalidad.
La “epoca critica”, la “edad peligrosa”, la “primera muerte” o el “fin de la edad productiva” fueron algunas de
las terminologías con las que se definía esta etapa, resaltando los significados negativos y el valor social que
se le otorgaba.
La cantidad de mujeres que ve la menopausia como un fenómeno neutral o de transición biosocial positiva
está aumentando. A diferencia de la preocupación de las mujeres de mediana edad por el cuidado de sus
padres, parejas e hijos, la menopausia aparece como un hecho menor, ya sea insignificante o positivo.
Dillaway relativiza la noción de limite que genera la menopausia, remarcando que las mujeres actuales viven
más de la mitad de su vida sin ser reproductivas, lo que relativiza pensarlo como una experiencia del
envejecer, con píldoras anticonceptivas y otras tecnologías que evitan la maternidad biológica y la mujer se
puede definir a si misma por fuera del orden biológico reproductivo.
Por ultimo existen tendencias, que van descronologizando las etapas de reproducción a traves de nuevas
tecnologías que congelan los óvulos.
Teorias y Perspectivas sobre la identidad en la vejez La teoria de la actividad etc…
El narcisismo
Algunas definiciones del narcisismo se encuentran referidas a una fase evolutiva del sujeto psíquico, a la
representación del mismo, el modo de relación erótica que se entabla consigo mismo o incluso a ciertas
derivaciones que aluden a la autoestima.
Se tendría que tomar en cuenta que existen factores sociales que inciden en el modo de comprender lo
narcisista según valores y rasgos ideales de cada momento histórico.
Las condiciones sociales intensifican el narcisismo preexistente en cada uno de nosotros en grados diversos.
El mundo contemporáneo promueve ansiedad e inseguridad, tendiendo a concentrarse en la auto
preocupación, preservación e indulgencia.
Se debe pensar este enfoque como una de las formas en la que se transforma el narcisismo en lo social.
Otro punto a señalar cuando se piensa en la incidencia de lo social sobre el sujeto es el escaso margen de
suministros narcisistas que puede obtener un viejo cuando una sociedad es incapaz de brindarle un lugar
simbólico valorado no abriéndole con ello vías para la identificación con los ideales actuales.
El desamparo como un eje del psiquismo humano.
¿De qué modo el sujeto se defiende cuando piensa que su cuerpo ya no puede ser engalanado o que su
capacidad esta deteriorada?
Lacan piensa que el sujeto puede identificarse.
Posición del sujeto: busca adecuarse al deseo del otro a través de una imagen especular, la que se origina
justamente cuando nos identificamos con el deseo del otro.
El yo como respuesta a ese deseo, es lo que se inventa frente a lo enigmático del deseo del otro.
El sujeto se defiende con su yo, con la suma de imágenes, ideales y galas narcisistas.
Como causante de deseo, se persiste en el lugar de la causa de ese deseante que es el otro y me determino
esa posición. El sujeto solo se sostiene como deseante cuando causa un deseo en el otro.
Cuando no está el deseo del otro, como sostengo la escena? Existe una dificultad en el momento en que
aparece el deseo del otro y el yo siente que no alcanza a colmar. No pudiendo hacerlo, la función del yo deja
actuar, ya que no causa al otro y al no causarlo no puede defenderse de sus intenciones. La idea de intención
se refiere a aquello que se quiere de nosotros es contar con nuestra voluntad, es decir, ser tratado como un
objeto en tanto carente de autonomía o de interés.
La metamorfosis que deberá experimentar el yo dará cuenta de un proceso esperable en relación a los ideales
sociales y a la propia relación al otro. Algunas de las formas de sostener esta función es a través del
acorazamiento del yo, es decir a través de la rigidificcion de una imagen que en algún momento de su historia
pareció ser agradable al otro, resistiendo a través de mecanismos defensivos tales como la negación o la
idealización de un tiempo pasado que ya no volverá, con una frenética expectativa de recuperación corporal
vía las cirugías, gimnasio o cualquier otra practica que permita sostener una imagen agradable para el Otro, a
través de nuevos ámbitos que permitan que la vejez no sea un obstáculo para sus deseos, en el desarrollo de
roles y espacios creativos donde se encuentren sustitutos simbólicos de aquellos que puedan ser
considerados como perdidos, o en un negativismo que desafía al otro mostrando lo que ya no se es.
Mannoni considera que: el derrumbe psíquico de ancianos enfermos, aislados o mal tolerados por su familia o
institución, se debe a que en su relación con el otro la persona de edad ya no es tratada como sujeto sino solo
como un mero objeto de cuidados. Su deseo ya no encuentra anclaje en el deseo del otro. En su relación
con el otro, el anciano instala juegos de oposición. La rebeldía es la única manera de hacerse reconocer, y la
forma en la que puede subsistir una posibilidad de palabra. No preparados para vincularnos con las personas
de edad, nuestra sordera nos quita recursos para que vuelvan a arrancar como sujetos deseantes.
O sea que, frente a la posibilidad de “ya no ser nada para el otro” aparecen otras alternativas como la
eternización en juegos de dolor con el otro o a través de diversas regresiones en las cuales debemos pensar
las infantilizaciones, las enfermedades psicosomáticas, etc. Lo que aparece como constante es la necesidad
de otro que posibilite un espacio subjetivo. Podemos pensar que el narcisismo es un fantasma que organiza
una imagen en concordancia con los deseos de ese otro.
Siguiendo a Lacan consideramos como un narcisismo suficiente cuando puede llegar a libidinizar el cuerpo
propio, que lo habilite a “otros” espacios de deseo y un narcisismo insuficiente cuando aparece una
rigidificacion del yo con una incapacidad de libidinizacion del cuerpo.
Encontramos muchos viejos que encuentran su cuerpo fracturado en dos espacios de edades: un si mismo
joven y un cuerpo viejo.
El cuerpo emerge como otro amenazante y en este sentido parece preferible fracturarlo o volverlo extraño.
Esto esta articulado a la cultura de una época. La carencia de representaciones positivas en torno al cuerpo
de los viejos genera una dificultad en sostener una representación deseable de si mismos. Por ello es notable
observar como en las mujeres las representaciones estéticas jugaran un papel mas relevante en que los
hombres para quienes la función sexual o la utilidad laboral será el valor social a sostener.
Formas y transformaciones del narcisismo en Kohut
El narcisismo, en tanto carga libidinal del self, no es por se ni nociva ni patológica, aunque al haber sido
conceptualizada así, ha llevado a los analistas a reemplazarla por el amor objetal. Kohut, tiende a promover
un narcisismo transformado. La antitesis del narcisismo es el amor objetal.
Control y transformación del narcisismo.
Hay una serie de adquisiciones yoicas, que aunque genética y dinámicamente relacionadas con los impulsos
narcisistas de los que reciben su energía están muy alejadas de las estructuras narcisistas preformadas de la
personalidad y por lo tanto deben evaluarse como logros yoicos, aptitudes y logros de la personalidad. La
creatividad, la empatia, la capacidad de aceptar la propia muerte y la sabiduría.
1. La creatividad
2. La empatia: es el medio por el cual se reúnen datos psicológicos acerca de las personas, cuando
estas dicen que piensan o siente, permite imaginar la experiencia interna aunque la misma no sea susceptible
de observación directa. Por medio de la empatia tratamos de discernir complejas configuraciones
psicológicas que solo podríamos definir mediante la trabajosa presentación de una multitud de detalles. El
fundamento de nuestra capacidad para lograr el acceso a la mente de otro tiene su origen en nuestra
temprana organización mental
3. Reconocimiento de la finitud: la capacidad del hombre para reconocer la finitud de la existencia y
para actuar de acuerdo con este penoso descubrimiento, puede ser construir su logro psicológico más grande.
La aceptación de la finitud es un logro para Yo. Mas difícil es la aceptación emocional e intelectual del hecho
de que nosotros mismos no somos permanentes, de que el self cargado con libido es finito en el tiempo.
Kohut entiende que la posibilidad de poder no temer a la muerte se debe a la transformación del narcisismo
este transformado en uno nuevo, mas amplio que el denomina cósmico. Así como la empatia primaria es
precursora de la capacidad del adulto para la misma. Del mismo modo debe entenderse que la expansión del
self se asa en su identidad primaria, cuando se reconoce la finitud individual. El contraste con el sentimiento
oceánico, es que el narcisismo cósmico es el resultado perdurable y creador de las actividades de un yo
autónomo.
4. El sentido del humor: es uno de los modos en que un sujeto puede superar su temor a la muerte. El
humor tiene algo de liberador y es un triunfo sobre el narcisismo. De esta manera, el narcisismo cósmico
como el sentido del humor, constituyen transformaciones del narcisismo que ayudan al hombre a alcanzar un
dominio sobre el self narcisista tolerando la muerte. Ambos conceptos nos permiten enfrentar la muerte sin
tener que recurrir a la negación ya que no están basados en un retiro de cargas del self narcisista por medio
de una frenética híper carga de los objetos, sino en el retiro de carga del self a traes de una reorganización y
transformación de libido narcisista, quedando activo y con deseos.
5. La sabiduría: se logra a través de la transformación del narcisismo no modificado y se basa en su
aceptación de las limitaciones de los poderes físicos, intelectuales y emocionales. Deben combinarse el
sentido del humor, la aceptación de la muerte y los ideales de trascendencia para posibilitar la sabiduría. Se
la puede definir como una actitud estable de la personalidad frente a la vida y al mundo mediante el humor, la
aceptación de la finitud y un sistema de valores consistente. Los ideales son propios de la juventud, el humor
se termina de alcanzar con la adultez y la aceptaron de la muerte con la vejez, lo cual da como resultado que
este sea un logro de esta etapa de la vida. La esencia de este logro es un abandono total de los delirios
narcisitos incluyendo la aceptación de la muerte sin que esto nos deje sin deseo. La sabiduría se caracteriza
también por mantener las cargas libidinales y por la expansión creadora. El dominio final del yo sobre el self
narcisista, el control final del jinete sobre su montura con un caballo envejecido.
UNIDAD IV: CONFIGURACIONES VINCULARES La familia, nuevas parejas, la abuelidad, los amigos, los
grupos de pares y otras redes sociales de apoyo
Personalización de la muerte.
La desaparición de pares y amigos, hace que la muerte se convierta en una posibilidad real para uno mismo y
que deje de ser la mágica y extraordinaria ocurrencia que parecía cuando éramos jóvenes. Este es el
momento en que los cambios de los patrones vitales muestran que los hijos crecen, los propios padres
envejecen y mueren y todo eso coloca al sujeto ante la incomoda e ineludible sensación de ser el próximo en
la fila.
incremento de la interioridad
Las dos características anteriores, están asentadas sobre otro fenómeno más general y abarcativo, que
parece determinarlos y que es el incremento de la interioridad.
En la mediana edad se pone énfasis en la introspección que resulta en un balance vital, en un intento de
revaluacion del self. La preocuparon por el mundo interno se intensifica, la disponibilidad para distribuir
actividades y afectos en las personas del entorno se reducen, es el momento del movimiento desde el mundo
externo hacia el interno. La autora insiste en que este incremento de la interioridad es un proceso intrinseco
atribuible a la edad mas que a una respuesta adaptativa a procesos de cambio.
Si los modelos de identificación que les han sido ofrecidos no han sido demasiado conflictivos y si, además,
estos sujetos han tenido la suerte que tanto su tiempo individual como el histórico que les ha tocado vivir no
los han expuesto a muchas situaciones traumáticas, como enfermedades, muertes cercanas, guerras,
migraciones, etc., todos estos factores juntos determinaran un desarrollo vital bastante armónico. A estos
sujetos les será posible enfrentar los conflictos con un mínimo de ansiedad mediante el uso adecuado y
plástico del variado repertorio de conductas defensivas que tienen a su disposición.
Cuando un sujeto se encuentra dentro de estas características comienza a envejecer, y se produce ese
incremento de la interioridad, esta adquirirá en él la forma de reminiscencia. Esta especial forma de recordar
esta definida como el “acto o el hábito de pensar en las propias experiencias pasadas o relatarlas” es
importante notar que en esta definición el acto de recordar no esta calificado afectivamente en forma expresa.
Esta ausencia debe entenderse como una situación de bienestar no demasiada perturbada por afectos
dolorosos.
La reminiscencia, podemos pensarla como una actividad mental organizada, compleja y que posee una
finalidad instrumental importante; permite al sujeto el reafirmar su autoestima cuando sus capacidades
psicofísicas y relacionales comienzan a perder su vitalidad. En la medida en que esto suceda, el sujeto podrá
sentirse en paz consigo mismo y con los demás, podrá sentirse perteneciente a su sociedad y a su momento
histórico y de esta manera la personificación de la muerte no será un fantasma sino un mero acaecer.
No todos los individuos podrán acceder a este desarrollo. Muchas razones pueden conspirar en su contra,
como perturbaciones más o menos severas, alteraciones de un estado de equilibrio caracterológico y que por
tener características de no expectables, pueden convertirse en crisis. En estos sujetos, cuando el proceso de
envejecimiento comienza a manifestarse y a traer consigo el conflicto consiguiente, el incremento de la
interioridad no revestirá la forma de reminiscencia, en su lugar aparecerán los recueros con tonalidades más o
menos dolorosas. Esta forma de recordar se llama nostalgia.
El incremento de la interioridad, nostalgia en este caso, lo llevara al sujeto a transitar por sus recursos
poniendo el énfasis, no tanto en los elementos constitutivos por los cuales podría sentirse satisfecho y que lo
reafirmaría en su identidad positiva, sino en todo aquello que considera que ha perdido y que ahora siente que
pertenece a otros (jóvenes) tanto como en todas aquellas realizaciones que siente que no ha podido concretar
a lo largo de su vida y que la personificación de la muerte en si mismo lo hace aparecer sin el tiempo
necesario para alcanzarlos. El ideal se le representa como inalcanzable y su sentimiento de autoestima se
resiente severamente.
Erickson describe una serie de fases del desarrollo de la personalidad en función de su adecuación con
ciertas variables psicosociales. Esta teoría propone un eslabonamiento de estadios -8 en total- que están
determinados por la relación entre el individuo en crecimiento y la realidad social, la cuaL actúa por medio de
representantes institucionales diversos y que son los encargados de permitir o facilitar ese desarrollo. Cada
estadio comporta tareas evolutivas que el sujeto debe resolver y el acierto o desacierto determinara el destino
de los mismo.
crear: criar
El impacto de todos los cambios antes señalados, que colocan al sujeto ante la finitud de su existencia
terrenal, lo lleva también a una preocupación importante: nadie se resigna a aceptar que su paso por la vida
acabara en la nada, sin dejar huellas. Esta preocupación se traducirá en la necesidad más o menos
acuciante, más o menos dolorosa de una búsqueda personal de transcendencia.
El hombre necesita enseñar, no solo para realizar su identidad y en bien de quieres necesitan aprender, sino
porque los hechos se mantienen vivos cuando se los describe y luego define la generatividad como “la
preocupación fundamental por afirmar y guiar a la generaron siguiente, aunque hay, por supuesto, muchas
personas que, por alguna desgracia o a causa de dotes especiales y genuinos no aplican este impulso a sus
propios hijos, sino a otras formas de interés y creatividad altruistas que puedan absorber esta clase especial
de impulso paternal. Aunque el concepto de generatividad incluye la productividad y la creatividad, ninguna
de las dos puede reemplazarla.
Es la creación de herederos no solo biológicos sino fundamentalemte sociales. Esta es una potencialidad
creativa humana a la cual no se le ha prestado demasiada atención, tiene como punto social mas alto nada
menos que la perpetuación de la humanidad a través de generar los carriles de transmisión de sus valores
mas significativos, y también su punto individual mas alto en la reafirmación de la autoestima necesaria par
que “la vida valga la pena ser vivida” y a partir de allí, ser transmitida y trascender con ella.
Cuando el incremento de la interioridad se desliza hacia el polo de la reminiscencia y el sujeto se enfrenta con
lo que hemos descripto como cambio en la percepción del paso de tiempo y con la personificación de la
muerte, en lugar de que esto se convierta en la devastadora sensación de castración inminente, un narcisismo
saludable reforzara su autoestima y surgirá el deseo fantasmatico de trascendencia, y una de las formas de
conseguirla es a través de crear: criar los herederos sociales.
Para que esta potencialidad creativa se concretice se requiere el cumplimiento imprescindible de otra
condición: es necesario superar una imposición narcisista negativa para permitir la aceptación del otro
encamado en este caso en las generaciones más jóvenes. Solamente así, sin rivalidades ni prejuicios, sin
sentirse desplazado o perjudicado, será posible el traspaso de la antorcha que mantenga viva el fuego de la
vida.
Cuando el incremento de la interioridad se desliza hacia el polo de la nostalgia, las cosas adquieren otro
carácter. El proceso que pasa por el eje interioridad – reminiscencia – generatividad lleva a una expansión
gradual de los intereses yoicos y a un vuelco de catexias libidinales hacia aquello que se esta generando a
través del completo encuentro de los cuerpos y mentes. Pero cuando este enriquecimiento falla por el
incremento nostálgico, con esa sensación de que el objeto añorado ahora “esta ubicado en otro lugar y
pertenece a un tercero” un aspecto narcisista impedirá el reconocimiento del otro, la generación mas joven, y
entonces “se produce una regresión de generatividada una necesidad obsesiva de seudointimidad,
acompañada de un profundo sentimiento de estancamiento, aburrimiento y empobrecimiento interpersonal.
Aquí la creación de herederos esta imposibilitada por la encerrona narcisista que suele incrementar un
conflicto intergeneracional a través de actitudes competitivas, intolerantes, querellantes, desvalorizadotas o
paranoides por parte de los mas viejos. Obviamente, este impedimento a la creación de herederos sociales
condena al sujeto a perpetuar el encierro narcisista que Erickson denomina estancamiento: el individuo se
queda solo e inerme frente a la nada de la castración que significa su vejez próxima y a su propia muerte:
triste y solitario final