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DEVOCIONAL

16 de abril del 2017

DESCUBRIENDO LA GRANDEZA DESDE LA PEQUEÑEZ

Texto: Salmos 8:3-4 “3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las
estrellas que tú formaste, 4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él
memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?”

Hace varios años estuvimos junto con mi esposa en Huaraz, conociendo los paisajes
extraordinarios que existen en ese lugar. Una noche salimos a caminar, el cielo estaba
totalmente despejado, al levantar la mirada nos encontramos con un paisaje
extraordinario, millones de estrellas de todos los tamaños parpadeaban en el
firmamento, nos quedamos mirando asombrados y maravillados de lo que Dios había
creado. Los científicos han descubierto que para llegar a una de esas estrellas más
cercanas nos demoraríamos cinco años luz (recorriendo a 300 mil kilómetros por
segundo nos demoraríamos cinco años).

Yo me imagino a David contemplando las estrellas en la noche y al comparar su


persona con el inmenso universo experimentó una sensación de pequeñez, frente a la
extraordinaria creación de Dios. Al sentirse insignificante exclamó: ¿Qué es el
hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?
Es una pregunta que se lo hace al Señor como diciendo: Siendo tan grande, vasto y
majestuosos, ¿cómo te has fijado en nosotros que somos tan pequeños e
insignificantes?

¿Quién puede, en realidad, entender semejante misterio? El Dios que creó los cielos y
la tierra, que ordenó al ejército de las estrellas y que conoce los secretos más íntimos
del mundo a nuestro alrededor, ha elegido tener comunión con nosotros, ¡que no
somos más que una gota en el universo! En este tiempo, en donde los avances
científicos nos asombran y parece que los logros humanos son extraordinarios, esto
no es nada comparado con el Dios del universo, seguimos siendo pequeños e
insignificantes.

Desde esta pequeñez debemos maravillarnos por el eterno misterio de Dios, que ha
escogido acercarse a nosotros ¡para interesarse en nuestras vidas! ¿Qué significa esto?
Que por el amor inmenso que tenía para este ser pequeño, envió a su hijo para nacer
en esta tierra como cualquier ser humano y experimentar las luchas y dificultades que
pasaba el hombre. Luego murió en nuestro reemplazo y llevó nuestro pecado sobre su
cuerpo, para que nosotros seamos libres.

Este Dios maravilloso entiende tus luchas y dificultades diarias, está al lado tuyo para
ayudarte y darte la victoria. Ahora tienes el privilegio como hijo para poder vivir la
vida en victoria. Si aún no eres su hijo, recíbelo como tu Salvador personal. Cada vez
que contemplas las maravillas de Dios, recuerda que Él tiene cuidado de ti y desea
tener comunión contigo a pesar que eres muy insignificante en el universo.
Pastores Carlos y Cely Jara

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