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1.

En la hamburguesa se encuentran en una gran proporción dos tipos de


biomoléculas. Las proteínas de origen animal –presentes en la carne- y las grasas o
lípidos, con gran porcentaje de grasas saturadas –presentes en la carne y en el queso
cheddar utilizado por Mc Donalds- que por ser difíciles de degradar para el organismo se
constituyen como las más perjudiciales. Asimismo se encuentra en la hamburguesa,
aunque en menor proporción, los hidratos de carbono –presente en el pan de la
hamburguesa- de tipo disacárido.

Las papas fritas por su parte poseen no solo glúcidos o hidratos de carbono -en gran
proporción-, en su interior se encuentran también en menor medida los lípidos ya que su
preparación implica la utilización de grasa que puede ser animal o vegetal según sea su
fabricante.

La coca cola tiene ambos tipos de biomoléculas, inorgánicas y orgánicas. Respecto a las
inorgánicas, es decir las que no son producidas por el organismo pero son fundamentales
para su existencia posee principalmente agua. En cuanto a las biomoléculas orgánicas,
cuya síntesis es llevado a cabo por el organismo, presenta en mayor proporción
carbohidratos, principalmente monosacáridos y disacáridos, como glucosa y sacarosa.

2. El protagonista al inicio del experimento asistió a consulta con varios especialistas:


cardiólogo, endocrino, médico general, nutricionista y un fisiólogo y entrenador personal
–quienes además controlarían su condición médica y nutricional a lo largo del
experimento- con el fin de conocer su estado de salud antes del desarrollo de la prueba
acerca de los efectos de los alimentos ofrecidos por la conocida cadena de comidas
rápidas McDonald´s. Los exámenes realizados por dichos expertos al organismo del
protagonista determinaron que se encontraba en un estado de salud óptimo, con niveles
de colesterol, azúcar, electrolitos (lo referente a sales presentes en la sangre) y
triglicéridos bajos. Con un Índice de Masa Corporal normal para su edad, con un 11% de
grasa corporal y una muy buena forma física –por encima de la media normal-.

Dentro de los primeros 10 días del experimento el protagonista presentó un aumento


entre el 5% y el 10% de su peso corporal y manifestó sensaciones de presión en el pecho,
depresión sin causa aparente y ansiedad consumir de manera inmediata los alimentos de
McDonald´s. Al indagar con una de las especialistas en nutrición y dietética ésta le
informó que hasta dicha fecha había estado consumiendo casi el 200% de sus
necesidades reales de consumo. Respecto a la depresión sin causa aparente
experimentada por el protagonista, ésta podría explicarse por el elevado contenido de
grasas trans que poseen los alimentos que estaba consumiendo, las cuales incrementan
la producción de citoquinas que son sustancias con propiedades inflamatorias
relacionadas con la disminución de la síntesis de neurotransmisores, cuyo correcto
funcionamiento es vital para el adecuado funcionamiento de las neuronas.1

Entre los 16 y 18 días de iniciado el experimento el protagonista experimentó sensaciones


de dolor de cabeza, cansancio, agitación, falta de energía en las relaciones sexuales.
Síntomas que pueden explicarse a partir del déficit de vitaminas que estaba sufriendo el
organismo del protagonista, en la medida en que ésta no aporta ningún tipo de vitaminas
que por lo general provienen de frutas y verduras.

Durante los últimos 10 días del experimento presentó dificultad para respirar, agotamiento
calor excesivo, dolor en el pecho, palpitaciones, dificultad para subir escaleras, altos
niveles de ácido úrico y una peligrosa alerta acerca de la función hepática. Asimismo
presentó signos de adicción a dichos alimentos ya que experimentaba ansiedad y fuertes
dolores cuando no los consumía.

Finalmente una vez terminado el experimento se observó una subida de peso corporal en
11 kilos, un aumento en los niveles de colesterol y de grasa corporal, se duplicó la
probabilidad de fallo cardiaco y de enfermedades coronarias, sensación de depresión,
agotamiento, inflamación y endurecimiento del hígado. Todo esto originado por el
consumo excesivo de comida chatarra y de ninguna actividad física, trajo consigo
acumulación de grasa (ácidos grasos y triglicéridos) al interior no solo de su sistema
circulatorio que conllevó una reducción del flujo de sangre al corazón ocasionándole dolor
en el pecho y aumento de la probabilidad de fallo cardiaco; sino también en el hígado que
lo convirtió en un hígado graso y produjo su endurecimiento.

3. Las calorías vacías son aquellas calorías que proceden de alimentos que si bien
poseen un importante valor energético aportan pocos, casi que ningún tipo de nutriente al
organismo que las consume. Las calorías vacías son perjudiciales para la salud en la
medida en que favorecen el aumento de peso y el desarrollo de patologías graves no
transmisibles tales como la obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, diabetes
y cáncer.

Las principales fuentes de calorías vacías son los refrescos azucarados, zumos de frutas,
frutas en almíbar, azúcar morena, alimentos fritos, snacks y aperitivos salados en general,
alimentos de repostería, bebidas alcohólicas y bebidas isotónicas. 2

4. Considero que el comercio de alimentos está lleno de calorías vacías en la medida


en que los alimentos que los contienen se constituyen como los de mayor facilidad pues

1
La depresión asociada al consumo de comida chatarra. En Web de consultas. [En línea]. Consultado en 17
octubre 2013. Disponible en: http://www.webconsultas.com/dieta-y-nutricion/dieta-equilibrada/la-
depresion-asociada-al-consumo-de-comida-basura-6793
2
Bernácer, Raquel. Calorías vacías. En Web de consultas. [En línea]. Consultado en 17 octubre 2013.
Disponible en: http://www.webconsultas.com/dieta-y-nutricion/dieta-equilibrada/calorias-vacias-11598
significan menores costos de producción pero más elevadas ganancias a raíz
principalmente del prestigio social de su consumo entre niños y adolescentes. Asimismo
varios de éstos productos comestibles contienen numerosos aditivos alimentarios como el
glutamato de sodio o la tartracina que generan que los alimentos adquieran un sabor,
textura, olor y forma mucho más placentera a los sentidos y consecuentemente los
consumidores prefieran consumir éstos alimentos por sobre alguno de índole natural que
no ofrezca las mismas características.
Juega un papel fundamental para la industria alimenticia los anuncios publicitarios. Las
empresas bombardean a los potenciales consumidores, especialmente a los niños, de
publicidad que promociona este tipo de alimentos, manipulándolos para comprarlos. En
Estados Unidos para la publicidad de productos de cadenas de comidas rápidas, de
industrias de refrescos azucarados y de golosinas se gastan miles de billones de dólares,
mientras que para alimentos como frutas y verduras se gastan sólo 2 millones de dólares,
una cifra 100 veces menor a la invertida por la industria de los caramelos.

5. Al analizar los efectos de la comida chatarra sobre la salud, es evidente que el


consumo de ésta acarrea más consecuencias negativas que positivas. En primer lugar es
importante tener en cuenta que si el consumo de la misma se da en mínimas
proporciones la salud no va a sufrir un peligroso revés, pero si por el contrario se
consume en exceso éste tipo de alimentos se constituyen como altamente perjudiciales.

En ese sentido la comida chatarra se constituye como aquella que le aporta al organismo
altos niveles de grasas, sal, condimentos, colesterol y azúcares, lo que difiere bastante de
los requerimientos nutricionales sanos que demanda el organismo para su correcto
funcionamiento constituido por fibras, proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales.

Si existe un consumo excesivo de comida chatarra en el organismo se almacenan


grandes cantidades de colesterol “malo” que de no ser eliminado adecuadamente se
acumula en el sistema circulatorio, depositándose en la pared de las arterias y
consecuentemente aumentando el riesgo de enfermedades coronarias. De la misma
forma si existe una mayor ingesta de calorías de las que el cuerpo necesita –presentes en
la comida chatarra- éstas se acumulan en forma de grasas y de no ser eliminadas gracias
a la tendencia de un estilo de vida sedentario y la no realización de una práctica regular
de actividad física el organismo enfrenta una serie probabilidad de padecer enfermedades
como obesidad, fallos cardiacos, diabetes, etc.

Además el consumo excesivo de comida chatarra a temprana edad aumenta


considerablemente el riesgo de padecer enfermedades de tipo cardiaco, de desorden
alimenticio o fallos hepáticos principalmente. Así por ejemplo una persona que padezca
de diabetes antes de los 15 años pierde entre 17 y 27 años su esperanza de vida.
6. Los alimentos que regularmente consumo en mi dieta que podrían considerarse
que poseen calorías vacías varían entre gaseosas, postres que contienen frutas en
almíbar, alimentos fritos –aunque en mayor medida los preparados en casa-, varios tipos
de snacks (galletas, pasabocas de paquete, dulces, gomas, chocolatinas), tortas, postres,
bebidas alcohólicas –aunque no de manera regular- y bebidas deportivas.

Dentro de las razones por las que consumo éste tipo de alimentos se encuentra además
de la falta de información completa y efectiva sobre los efectos nocivos para la salud que
acarrean, el fácil acceso a ellos, la gran proporción de personas de mi entorno que los
consumen y consecuentemente la costumbre de varios años que he adquirido de hacerlo.
Asimismo considero como un factor importante que favorecen mi consumo de dichos
alimentos la gran proporción de alusión publicitaria de los mismos en varios medios que
regularmente utilizo (televisión, radio, internet, sistemas de transporte público, etc.) que
aunque parecen ineficaces de alguna forma motivan el deseo por dichos alimentos. De la
misma forma vale la pena mencionar que en muchas ocasiones los efectos negativos
sobre la salud de los alimentos contenedores de calorías vacías son a largo plazo, por
ende no existe una alerta inminente que permita reflexionar y mejorar los hábitos
alimenticios.

Respecto a la manera en que podría lograr una mejor nutrición, considero que sería en
primer lugar mediante un compromiso serio de mi parte que me lleve a regular y reducir al
máximo el consumo de éstos alimentos, reemplazándolos por otro tipo de comida más
sana (frutas, verduras, agua, etc.). Asimismo prestar atención a la información nutricional
que aportan a mi organismo los alimentos que consumo regularmente –ya que por lo
general no es un tema que me preocupe de sobremanera- para conocer las cantidades de
las distintas biomoléculas que ingiero y poder bien sea compensar mediante otros
alimentos o realizar ejercicio que permita regular el nivel de las mismas.

7. En mi familia no existen antecedentes serios de problemas respecto al síndrome


metabólico, salvo por mi abuela materna quien padece de hipertensión arterial, razón por
la cual tiene constantemente que realizarse chequeos médicos y consumir medicación
que controle el desarrollo de dicha enfermedad. Respecto a la relación entre la
enfermedad y su dieta diaria es importante mencionar que desde muy joven siempre
prefirió consumir los alimentos con altos niveles de sal y de azúcar y aún hoy aunque
procura regular y cuidar su alimentación, tiende bastante a mantener ésta costumbre, lo
cual resulta peligroso en su condición ya que éstas dos sustancias en exceso acarrean
daños graves para la salud, situación que se agudiza gracias a la enfermedad que
padece.

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