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Arturo Guevara Sanchez* Atavios identificables en el arte rupestre del norte-centro** Essa fuera de duda que, aunque es aspecto de gran importancia para la his- toria del pais, los conocimientos que tenemos acerca del arte rupestre en México son realmente escasos, y las investigaciones al respecto estén todavia tn sus inicios. Esta insuficiencia se ve megnificada cuando se sabe que los estudios sobre arqueologfa del norte de México han sido muy pocos, y en afios anteriores la mayor parte emprendidos por dilctantes 0 por aficionados que a veces no sefialan la ubicacién precisa de sus hallazgos. En el presente articulo pretendo hacer la resefia de algunas casos que me pa- recen evidentes para documentar el estudio del atavio popular de las cultu- ras en el norte-centro de México. Trabajos de prospeccién futuros sobre el tema permitirin afinar los resultados. En este ensayo nos referimos a las manifestaciones del arte rupestre que estu- vieron asociadas a la ideologia y al culto, las pincuras rupestres y las pictografias fueron realizadas como parte de la bisqueda de representar ideas ¢ intereses, es decir, fue una forma de comunicacién de los seres humanos con la divini- dad y con otros hombres. Asimismo una necesidad para expresar las emocio- nes de los creadores, de una manera arménica (Best Maugard, 1982:41). La creaci6n de pictografias y de pinturas rupestres se realizaron en un marco adecuado para la ideologia del grupo al que pertenecia el artista, es decir, un sitio generalmente recogido en el que se pueden observar elementos benéfi- cos de fa nacuraleza, muchas veces elegfan dreas con horizontes despejados, sobre todo cuando se debian a cuestiones astronémicas.' Por el cardcter mé- + Centra nw Chihuahua *» Agradeaco € apoyo que me brindaron el personat docerte las autoidaces del Cento nwt ‘Durango, para que el presente rcbaja pudiea ce eaboradda sn caniraiempos, " Vanas de as r0cas sobre ls que ve rcieton grabado © piniras que se clan ao ergo ae ese wa bg. han sido Consiceradat como posbemente asociacas 3 alghn too de orertacen arora 235 por ejemplo en La Cueva de les Pars, Jess Lazalde he podido observer un petioalo que Indica e! momento preciso en que se mica el verano. es deer, ¢ 22 de jinlo, de acuerdo a un _aineamiento que hace con fa poscién del sot |Laalde. op. ct 158), de o cual presenta cso Alao1oauU0nA gico-religioso del sitio y por el antropocentris- mo de los grupos seminémadas, éste se conver- tiaen un “centro”, el translado de lo sagrado al espacio profano (Eliade, 1979:54), transfor- mando asi al sitio con arte rupestre, en un san- tuario a donde el grupo debia regresar periddi- camente en medio de sus afanes. Desde el punto de vista formal, el acercamien- toa los sitios con arte rupestre se hizo para en- tendcrlos como disciivs con una configuracién de colores, lineas y voltimenes (Panofsky, 1980: 13), de particularidades que corresponden a un significado factico, que se comparé entre unos sitios y otros y cuya presencia permite determinar la interacci6n de los grupos. Si- guiendo al autor Panofsky, la descripcién y el estudio de los conjuntos de esta investigacién permiti6 pasar en algunos casos a determinar el significado expresivo, es decir, aprendido y que resulta de la familiaridad alcanzada con los si- tios. De esta manera, el interés que sigui6 fue a de alcanzar el significado convencional, el mis importante y diffcil de lograr, ya que las muestras en estudio se generaron enl seno de sociedades que hasta donde se sabe no dejaron registro escrito alguno. De cualquier manera se ha intentado obtener el posible significado de algunos simbolismos recurriendo a los datos cetnohist6ricos conocidos, sobre todo en aquellos casos en que hay disefios semejances a los de grupos mesoamericanos, o de la época Colonial. En la Gltima década se conocen sitios con arte rupestre que no habfan sido registrados antes cen los estados de Baja California, Sonora, Chi- ferograias La cueva se encuentran enlas cercanls dela po- biacén de El Zape, Gaanaced, Durango, y su nombye atid al aspecto ce los pevogles, que recuerde a defo de un ue 4p levrado “Las Parl”, serngjance a ovo mas conacico, ef de cove yas galiras ‘Oo sto en et ave algunas focas vabajadas se ordenaran en aineariento en busca de los ountos cainales © que vet hace sada de sol ese de La Arigostura, muncpio de Ga ‘eana, Chinuehue. dane un grupo de conchos debi reocuper Ln stio de a cutura de Raquimey efectuar ceremonas para et equnacao de primavera (Guevara Sanchez, 1991) De ser ‘cas fs anosiciones senaladss, vencrian a retcrar te cea ‘que se ene sobre la secraizad que detaeran fener os sos con ane epee huahua, Coahuila y Nuevo Leén; debo sefalar que los criterios de muchos de los interesados en el arte rupestre han cambiado, y que admi- ten que deben recuperarse todos aquellos da- tos para el conocimiento integral de las cultu- ras. Algunos investigadores se han acercado al arte rupestre con la idea de estudiarlo no s6lo por su calidad artistica sino como producto de la actividad humana. Este trabajo es una inter- pretacién de las manifestaciones del arte ru- pestre de grupos indigenas de norte-centro hoy desaparecidos, he incluido citas referentes a pictograflas y pinturas que se encuentran en territorio estadunidense, cercanos a la fronte- ra actual, ya que antiguamente formaban una unidad con los nuestros. Pretendo crear un banco de datos stil para to- dos los interesados, asi como la posibilidad de participar en la resolucién del problema que constituye el desconocimiento de la casualidad de las formas y de la presencia de algunas ma- nifestaciones culturales de tipo grafico del nor- te del pais. Observacién y andlisis comparativos Los disefios registrados en diversos sitios del norte de México (fig. 1) permiten clasificar al- unos agrupamientos desde distintos puntos de vista, en este caso se analizan las prendas de vestir, aunque cabe sefalar que no correspon- den a las de la vida cotidiana, sino a las que se utilizaron en fiestas y ceremonias. Se procuré seguir un orden de complejidad, raz6n por la ‘cual los ropajes que pueden asignarse a la épo- ca Colonial estin preferentemente al final de cada apartado? 2 A reves Gel estudio de ls gua con les que se decor algu 1s tps de Ceramic suntuaria de Paquire, ha so posble tener una dea muy general del aspecto que puderen tener algunos de los gupes del none cero, ya sean lee de aut cutuao les que ecbietan su eflueneia En muchos de sus -atavos es posible observer personajes GUE & ECES 5 FEDHEN eos dss pasmiadas eri as rocas Valls de las muestas del ate Types presercan deals ue pemiten cazarias en b época coicn, ya que disoren rasgos europeos mezcads con tos ncager es lo Que a Su vez fhe el resultado de la natural cormencs que se dn, sabe por JUO-DICEWBRE 1990 El tocado ‘Una de las caracteristicas mas llama~ tivas de las figuras antropomorfas es la forma en que el artista ha dado ala cabeza, y aunque el clima de las éreas desérticas no lo propicia, los casos mas frecuentes son las representacioni de hombres con la cabeza descubierta; cen segundo lugar nos ocupamos de las figuras con objetos en la cabeza, que parecen haher sida mas de ornato que de cardcter practico, las mas sen- cillas son las de personajes que portan una pluma aislada, que generalmente sobresale por arriba del erineo. Figu- ras como éstas pueden verse en el sitio de La Cueva de las Monas (fig. 2) en el municipio de Chihuahua (Guevara Sinchez, 1989a y 1989b) yenlossitios R.t. 1 Le (c) yV.G. 3, Sade Duran- go, segiin Lazalde Montoya (1987:162 y 174). En otros casos, la cabeza de los personajes ha sido representada de tal manera que sobresa- len algunas Iineas, generalmente radiales con las que al parecer sc trat6 de representar un tocado con plumas, asf por ejemplo, en los tios llamados S.M. 6 Cp y V.G. 6 Lt, II del es- tado de Durango (ibidem: 144 y 175) pueden apreciarse personajes con prendas de este tipo. Cabe mencionar, que los miembros de! grupo Guachichil destacaban por el uso de grandes tocados con plumas. El grupo de los guachichiles que tenia por cos- tumbre adornarse la cabeza con plumas pudo ser el representado en alguno de los casos co- nocidos, sin embargo, debido a su cardcter tras- humante es dificil determinar su drea de des- plazamiento y no hay seguridad de si fueron el modelo para los disefios de este tipo. Se sabe que hubo algunos grupos, para los cuales casi ‘no hay informacién etnogefica, que utilizaron plumajes semejantes (fig. 3) Serrpla que enwve los raboses se legavon a ular falas: ‘ies stones 105, cinturones de Chon. y ZaTcOS de sicio (Grier, 1963-108) ARQUEOGLOGIA [A Area de Chinushus B. Area de os exzado- rerrecoleetores de Goahvila y Durango. Aten de Sonora y Sina. ‘© Fig. 1 Areas con arte rupestre mencionada en él texto. Algunas de las muestras antropomorfas del arte rupestte llevan grandes sombreros, a veces sin copa y en algunos casos con el ala inclinada ha- cia abajo. Ejemplos como éstos pueden verse ena piedra de las Monas, Chihuahua (Guevara Sinchez, 1985 y 1989b) y en | sitio S.M. 6 Cp (ibiden:144). Es posible, que las representacio- nes de este tipo realmente sean de la época colonial. En el estado de Sonora se han locali- zado a ciertos personajes portando sombreros y ‘otros con barba, clementos que no son caracte- risticos de la época prehispanica (Ballereau, 1990, kim. IT). Los materiales de esta érea son afines pero no son del todo semejances a las del norte-centro. Algunos de los tocados debicron tener un caric~ ter ritual, como es el de aquellos personajes con una comamenta, encontrados en la Angostura, Chihuahua. (Guevara Sénchez, 1991), se trata de una cornamenta de venado; como sucede en La Cueva de los Luises (Guevara Sinchez, 1989b). En una cueva situada en las cercanfas de El Paso, Texas (Roberts, 1929: 3), habfa al parecer la representacién de la cornamenta de un bisonte 0 quizds de una vaca. Conviene re- cordar, que el uso de este tipo de tocado sobre todo los hechos con asta de venado, debieron ser una costumbre muy extendida. En Coahuila hay la formacién arqueolégica, procedente de La Cueva de la Candelaria (fig. 4b), donde en 1956 Luis Aveleyra menciona la localizacién de una Ald Q1O03 U0 FA @ Fig. 2 Mussras de atte tuoestie cen el que pueden cobservarse indivi- duos que portan tuna plume, cornamenta arreglada para tal uso (Aveleyra, 1956:117). Otro tipo de tocado de cardcter ritual es aquel que puede observarse el sitio V.G. 1 Cha, segin la nomenclatura de Lazalde Montoya (1987: 173), en el que se encuentra un personaje con un tocado semejante a una copa invertida con los % £4. ‘© Fig. 3. Figuias de personas con un ipo de penacho: a) Sto SM 8, Cp del estado de Durango y b) Silo VG. 6 Lt, I sequin Lazalde Montoya (1987-144 176). 42) Cueva de las Mooas, Chihuahua (Guevara Sénchee, 1989:53 1) Sitio R-T. 1 Le. (C) del estado de Durango (Larside Moetoys, 1987:162); ©) Sitio V.G. 3 Sa dela misma entidad (bide: 174), Nétese que no se ha ‘en algunos casos debi sostener Ia plums lado la bands froncal que brazos extrafiamente alargados. Es claro que ésta es la representacién de la danza de la ser- piente, que ain se practica en algunos lugares del suroeste de Estados Unidos (Guevara Sén- chez, 1991). Podemos observar que el tocado del personaje es semejante al de algunas mufe- cas Kachina de los grupos del suroeste de Esta- dos Unidos. Una Kachina es la represencacion de un concepto mitico muy generali- zado relacionado con un antepasado totémico antropomorfo de cierto clan (Murdock, 1975:276). La apariencia alargada de los brazos de la figura se debe a que representa a un danzante con dos serpientes, incluso pueden notarse las ondulaciones en la mano izquierda, y la lengua bifida pequefia, pero claramente visible (fig. 5b). Ouro danzante, o tal vez un sacerdote indigena, esté representado cn cl sitio V.G.2 la de Durango, segiin la nomen- clacura de Murdock (ihiden: 174).’Tam- bién se regiseré aqui una ceremonia de la serpiente como aquellas que to- JULIO.DICIEMBRE 1) EEK H ARQUEOLOGIA 1) Personaje con sombrero, pintado en la piedra de las Monas, Chiuahus 2) Personajes con tocado en actitud de luchar sitio SM. 6 Cp del estado de Durango (Laralde Montoya, 1987: 7" 7 43) Figura de un denzante, dibyjado de una roca grabada de La Angostura, Chihuahua (Guevara Sinchez, 1991:35); {4 Miscaracon una comamenta de un sto cercano a 1 Paso, Texas (Roberts, 3): 5) Personae que porta una comamenta, posiblemente de venado, del sitio 150 de Concho County, Texas, eugn Jackson (1938:389) 69) Personae con cornamenta, visible en La Cueva de los Lise ® Fig. 4a davia practican los grupos Hopi* del suroeste de Estados Unidos a las que dan el nombre de Teuaviibi (ibidem: 281). Véase ta figura 5. Las Hopt son inalgenas de los lemadas Pueblo, que se en cuentran en fo que ahora es Anzana y constiuyen su avanz> 2 mas occidertal. Los rupos de esta sociedaa se caracterzan por exar dvcos en lanes matnineales totémicarerte de Sigrades, que se agrupan a su vez en fratrlas oe carter ex0- girnico a organiacién socal de ls Hop exe basada en a fami. ‘eters, su resdenca es matniocal (Eagan, 1971.23) y las pa rentes haben en una casa que puede ser de grandes dimers Chinon iwevaraSdnche2, 1998:76). En algunos casos se ha podido identificar el uso de sombreros que debieron tener la forma tépica de aquellos que todavia se utilizan en el norte de México, semejantes a las llamadas Sones. Ora de sus pac endades ese oganizacn de vers asociaciones relacionadas a ceremonias calendncst. Los Hop hen vito disrinirgraculmerte su ferrtnoy eno que es resia han tenida recentemente graves prableras de contars racién ambiental, entre ors coms, 2igunios de los ran ten ‘do que erpaparse deta cura y de as leyes desu pais pave defender su terton, Alood oauo RA © Fig. 4b Comamenta recuperada en La Cueva de te Candelaria, Coahuila (uceyia Ayo de Anda, 1956:117). Cable Sena que zigunios de los personajes ave pottan focad en el atte rupastre el surceste de Estados Unidos deben sor representaciones de mgs, oettenecentes a Clan miembros de la sociedad Dos C el Arco del guupo de los Hop (Waters, 1982 123), “cexanas”, Estd claro que se trata de disefios de la época colonial o mas tardios, ya que algunos de los personajes estdn montados en caballos 0 mulas. Hay figuras como éstas en el sitio cono- cido como La Cueva de los Monos de Nuevo Ideal, Durango (Guevara Sanchez, 198), y en algunos diseitos en el érea de Texas, en los con- dados de Val Verde y San Saba (Jackson, 1938: 387), en este Gltimo estd representado un ete que porta lo que debié ser un sombrero dc ala plana, como del tipo llamado cordobés (figs. 6 y 7). Sin embargo, el caso que me pare- ce mds interesante es el de La Cueva de los Monos de Nuevo Ideal, en donde puede verse tun personaje con sombrero disparando un arco hacia un cuadripedo (Lazalde Montoya, 1987: 173), que considero que se trata muy proba- blemente de la figura de un individua en vias de aculturacién, En el oceidente de México, Joseph B. Mountjoy efectu6 un excelente trabajo de investigacién dentro de la zona de la presa de Tomatlin, Ja- co, este arquedlogo hizo el registro y estudio de numerosos sitios con arte rupestre cuyos disefios son distintas a los esca- 30s disefios del norte, a excepeién de algunas lineas en espiral y de circulos concéntricos. De cualquier manera, me parece interesante sefialar que en la roca nam. 21 del sitio'Tom. 4 pue- de observarse la figura de un indivi- duo que porta, lo que parece ser una comamenta (Mountjoy, 1987, fig. 8). En un conjunto de nueve sitios, lama- do la cueva ‘Tm c 85 la sierra de Ta- ‘maulipas, se localiz6 una roca decora- dda con pinturas rupestres, en la que se pueden distinguir cuatro disefos an- tropomorfos (Mac Neish, 1958:135), en actitud de danzar, tres portan una especie de mascara adomada con cuer- nos, ademas de este disefo, no sc ha encontrado otro disefio comin al nor- te-centro, excepto cfrculos y otras fi- guras simples. Aunque estos vestigios estan muy deteriorados, confirman la propuesta que el uso y tal vez la danza con ese ipo de ornamentos, debié estar muy gencrali- zado en el norte de México y, sin duda debi6é tener un significado ritual, cuyos detalles no son conocidos en nuestros dias. En el area de Tamaulipas, también se han re- portado pinturas en las que se pueden identi- ficar hombres cabalgando (Stresser-Pean, 1990: 610), sin embargo la forma de representar los semovientes, muy estilizados, rigidos y cargan- doa un jinete pintado casi de frente, tiene ca- racterfsticas propias, y desafortunadamente, ‘no se acostumbré representar el vestuario. Aun- que se citan algunos disefios comunes con los del norte-centro, que pueden verse en sitios de Tamaulipas; en general, son diferentes y forman conjuntos con caracteristicas y tenden- cias propias. Otros aditamentos para la cabeza En las figuras del arte rupestre es posible iden- tificar ciertos objetos con los que debieron ador- + JULO-DICEMBRE 1009 a & ARQUEOLOGIA 1) Danzante con tocado que parece cortesponder al que todavia se utiliza en e suroeste de Estados Unidos, localizado en la Gue- va de los Monos, o V.G. 1 Cha, segin la nomenclatura de Lazalde Montoya; 2} Danzante de La Angosture, Chihuahua, que al parecer levanca dos serpientes 3) Figura que se ha interpretado como a un personaje con cornamenta, y que porta una serpiente, sitio V.G. 2, La, de Durango; 4) Pincuras de personajes con cocado ritual, localizade en un sti cercano a El Pav, Teaas (Roberts, pct: 3): 3) Tocado pata danzante que representa 4 Tiwisemak, de los Hopi de Arizona. Material del Museo de lis Cultura, ® Fig 52 narse los miembros de esos grupos en algunos casos son objetos suntuarios que llevaban algu- ‘Nos personajes como simbolo de méritos alean- zados; creemos que este es el caso por ejemplo de los pendientes que muestra un varén en el conjunto seis de La Cueva de las Monas, del centro del estado de Chihuahua (no confundir- lacon la Cueva de los Monos de Durango, cita- da arriba). Hay dos esferas de color café claro que cuelgan de las orejas y que quizas correspondan a obje- @ Fig. 5b Mufieco Kachina, retacionado con la tertiidad y la hua, de los Zuni de Nuevo México, Material det Museo Nacional de las Cuturas Fig. 6 Pictogratias 1 fenlas que s2 pue- den apreciar fig. ras humanas Con sombrero 7) De los sitos 96 89 de Val Verde County, Texas, 2) Del sito 147 de San Saba County (Jackson, 1936: 287), tos de algén material ligero. Se sabe también que en la Cueva de la Candelaria se localiz6 un craneo con pendientes que eran una especie de flores artificiales y que a distancia debieron ser vistos como una esfera, de color semejante. Estos objetos fueron hechos de hierba tejida y su peso era considerable si el usuario los leva ba colgados de las orejas y no del pelo. Es posi- ble que la representacién del conjunto seis de la Cueva de las Monas, Chihuahua, correspon- daa objetos semejantes (fig. 9). En las inmediaciones del rancho El Cerrito, en el municipio de Villa Arriaga, San Luis Potosi, hay un pequeiio conjunto de pinturas rupes- tres en fa parte plana de un acantilado (Maza, 1991), donde es posible observar la figura de un personaje con un gran penacho cuyas plu- mas llegan hasta la altura de las rodillas (fig. 10). Cabe sefalar, que este tipo de penachos largos no est4n registrados para el 4rea norte- centro. Este llamativo tocado es aparentemen- te ajeno al conjunto en estudio, y este grupo de pintura no guarda semejanza con el arte ru- pestre de la regién que ahora nos ocupa. Al parecer las figuras son varones que portan objetos semejantes a las muiiecas Kachina, (Roberts, 1929:3). Debe tratarse de obras que registran la presencia en el sitio, de sacerdotes 22> JUL ‘DICIEMBRE 1989 aARQU Eatocia Fn la Cueva de los Monos se represen actividades may diversas, por ejemplo un danzante vestido como una ave (véste figura 16), otro que baila la danza de la serpience (véase figura 5a), excenas de cacera, dos hombres que pelean con arma blanca, y el panorama de u Enel iden sus inmediaciones debid habitar un grupo con inflvencia del suroeste de Estados Unidos, Seguramente Mogollén, los indigenas acudirian a ese sitio para ore par tegisrarsicesos importantes de su vida @Fg 7 indfgenas que encarnaban espiritus totémicos, los cuales entre otras cosas, debieron haber efectuado y/o dirigido algunas danzas de cardc- ter ritual, El estilo sefala una vez mas que en cl area del norte de Chihuahua y el sur de Te- xa5, la influencia Mogollént es muy marcada (fig. 5a). * Dento del dmibto de as cuturas det Gran Suroexte de Estados Unidos est la lamad cultura Mogoten, que crgnatmente ‘ocupaba una regin ms hacia el aeste, pero que a princiros de la Colonia yo se habia despewado hacia ef lado dt Nuewo Mexico y comprenda ademas parte del roroeste de! stada de ‘Chihuahua, en esta ered se ce sere tambien en eras dat lo Brava (Mec Grego, 1977), Los gupas ae dre Mogaton ‘ran muy ares alos armada Leda alos Honekam de Azar, fos que por su pare se djaron senar en et evea de Sonora ment © Fig. 8 Personae grabado en e! sitio Tom-4, roca 21 ‘(Mountoy 1987). En este caso, el segmento marcado esponde a 25 cm. ALO O10RUORA Se ha podido observar figuras con peinados, al- ‘Bunos semejantes a trenzas, como ¢s el caso de la representacién de una mujer danzando en el sitio S.M. 2 Ep de Durango, segin Lazalde Montoya (1987:143). En otros casos se notan esferas aplanadas, una a cada lado de la cabeza, que corresponde a una forma de peinado carac- terfstica de los Hopi del suroeste de Estados Unidos, y que se puede observar en una figura antropomorfa del sitio R.T. 1, Le (A) de Du- rango (ig. 11) Camisas y ropas afines Agut nos referimos a la idumentaria de la par- ce superior de las figuras. Por lo general los di- sefios son tintas planas recurriendo a una sim- ple linea, no se pintaron detalles en los cuerpos y los elementos del atavio s6lo son excepcio- nalmente identificables. En el conjunto seis de La Cueva de las Monas hay una figura de hombre de frente al especta- dor, con los brazos en jarras, porta lo que parc- ce ser un chaleco de color oscuro, trata de la misma figura que lleva los pendientes sefala- dos anteriormente. El uso del chaleco fue ge- neralizado entre algunos atapascanos (Guevara WI \/ Weg Sef he ‘ a o> a+ ® Fig. 9 Conjunto 6 de La Cueva de las Monas. La es: ccala tepresenta 10cm. (© Fig. 10 Prius rpestes de El Certo, Vita Araga, San Luis Potoss, segiin Antonio de la Maza (1991:172), Sinchez, 1989), originalmente era de cuero, pero algunos apaches los utilizaban en el siglo xx de telas comerciales europeas. Hay poca informacién sobre el uso de esta pren- da entre los conchos, que habitaron en esa zona. Es probable que la pincura sea la representa- cién de algén enemigo, pues es relativamente frecuente que algunas sociedades traten con deferencia a Jos adversarios, como es el caso de la notable aceptacién de Santo Santiago —que segdn los cronistas apoyé a los conquistado- res—, por sélo citar un cjemplo que menciona Francisco de la Maza (1971120). Aguello que se teme se le domina teniéndolo, poseyén- dolo, acercéndose aparentando confianza, en lugar de Dbuirle a Santiago el indio lo lev6 a sus iglesias y casa, 22 + JULIO-DICEMBRE 1990 lo adoené de flores y de Kimparas, le bailé y le cant6 y asi logré tenerlo gratoy quieto. El uso de chalecos se generaliz6 en el drea se- guramente en la Colonia (fig. 12) En el conjunto cinco de la misma cueva hay una figura masculina con una pechera, o tal vez una especie de tirantes. Otra pintura, la més notable en el conjunto 13, presenta el cuerpo cruzado por dos Iineas de puntos, que hemos identificado, cabe sefalar que en esta figura el individuo se cubre la espalda con una capa. Se trata sin duda de una pintura hecha durante la época colonial (fig, 13a). Por las fuentes disponibles, se sabe que al- gunos grupos de cazadores-recolectores 0 de agricultores incipientes del érea norte-centro, acostumbraban vestirse con pieles de anima les, generalmente de bisonte y/o venado; y que los conchos utiizaban también las pieles de conejo, como lo informa un cronista que tuvo oportunidad de verlos (Pérez de Luxin, 1967:50). RTA Le (B) @ Fig. 11.) Mujer Hopi de Arizona, mostrando un pennado tip (Gmpson, 1952 55) (@) Su post bie represent ego de Durango Se aprecia que las pieles fueron trabajadas con mucha sencillez y es posible reconocer ciertos trozos colgantes que debieron portar algunos sacerdotes indigenas en sitios ocupados por los conchos' en el territorio que hoy pertenece a los condados de Val Verde y Brewster, del sur de Texas (Jackson,1958:369). Una de estas fi- sguras destaca por la comamenta de venado, uti- lizada en algunas ceremonias. Al parecer los grupos afines hicieron la repre- sentaci6n de venados y/o carneros dibujindo- les el cuerpo en forma rectangular, con discos sencillos, como los representadas en los conda- dos Hudspet y Culberson, Texas, donde tam- de los conchos fue una de los muchos grupes inigenas delengua yutozzteca que habaron Chihuahue durante ke epoca prerspinica y ls que acuparon el etter Ge. may res amensiores aunave grinipaimerte derito det zona migidas Ge estado, El nariore io es aque! con ue se designatan 4 s!memos, sa el que les asgreran ios 100s cuando CONOKIETON a algunos de sus riembyoOs Que gaan en bers del to de es Conchas. oy ear Com nas aferte cet Bravo, A cement 1 grupos eran @ Fig. 12 1) Conn 06 de1a Cueva de as Monas, Chi thuahuer 2) Repre sentacién de un verb de Val Ver 2, County, Teas lackson, 1938 387) que leva a parecer una pina bién habitaron grupos conchos. Esta forma de representar a aquellos mamiferos también puede observarse cn cl sitio R.T. 1 Le (b) de Durango (Lazalde Montoya, 1987: 153), véase fig. 13b. Los artistas indigenas representaron seres hu- manos con el tronco en forma de recténgulo irregular. Con esta forma de cuerpos fueron re- presentados algunos personajes en los conda- dos de Hudspet, Otero Val Verde y Concho, en cl area de Texas (ihidem: 361 y 369). También fue pintada con toda claridad una figura huma- na con vestiduras exquisitamente decoradas, enuna cueva de las cercanias de Hueco Tanks en El Paso, Texas (Roberts, 1929:5), como puede verse en la figura 13c. Dada la tendencia de los artistas indigenas, también representaron prendas semejantes a los huipiles*utilizando la figura rectangular, se sabe que al menos algunos grupos emplcaron prendas como aquellas durante la época de la Colonia (Griffen, 1969), desaforrunadamente se desconoce el nombre dado a esa prenda en la Nueva Vizcaya. “EL hupil es un vestido termed por dos 0 wes Feros de es (que artiquarente se manulacturaba Con tar de cma. 6 ancho de cada terao vata, pero Nunc puede se mayoral de le media de los Bravos extencidas de tears os leraos se unian erie sly se le dgaban sin Cerrar os pcos para que saleran los brazos a cabezs El ae de as ‘ejedoras se dejo sentr muy amplamente entre los grupos ce ‘agneuitores de Chinuahua y por is dates que proporcionan Ropa para cubrir el abdomen ylas extrernidades inferiores En este apartado se describen las prendas de vestir que corresponden a una especie de faldas anchas pero, debido a la falta de datos ctnogré- ficos sobre estos grupos del norte de México, no puede afirmarse que todos los casos en que se trate de mujeres. En la piedra de las Monas, muy cerca de la Cue- vva de las Monas, es posible observar a tres per- sonajes con faldas amplias, una de ellas en el conjunto uno, y las otras en el conjunto tres. Cabe sefialar, que de dos individuos cuya posi- ci6n sugicre que estén cjccutando una danza (fig, 14). Varias de estas pinturas fueron realizadas du- rante la Colonia, las figuras traen pantalones bombachos, ¢ incluso hay casos en que sobre las picrnas les fucron pintadas medias calzas. Esto s un recurso popular del siglo xvu y se puede observar en algunos disefios de La Cueva de las Monas (Conjunto 5, 6, 11 y 13), donde hay uno con medias de color blanco (ff. figs. 12 y 13a). las pines de cerémica Ramos Pllctoma fueron hechos con asenos Ge une nqulsma vanedaa, Debio 2 que algunas personas feqaran 3 Utlzar est pre da yurto con unr crturén, considera probable quedo deo: sel arte rupesre en los que puede obseevase 3 un ndividuo cuyo euerpo son dos idngulos opuestos, cxrespondan a tal 280 hui todavia se uta ariplamente en 8s regiones indigenas de a repdbica IULIO-DICIEMBRE 1999 Calzado En Ja Colonia algunas figuras antropomorfas fueron pintadas con lineas que forman dngulos en los pies, esto sugiere que los hombres re- presentados calzaban zapatos fuertes, como ocurre en los diseftos mencionadas en el parra- fo anterior (véase fig. 13a). de un ejemoler en eisiio.T. 1 Lo (B) del estado ae Du: rango, segin La: ie Montoya 6 7 cut ARQUEOLOGIA @ Fig. 19a 1) Con junto 13 de La fe las Mo ihuaha, 2) Conjunto § de ia misma cueva (Guevara Sanchez, 1981'52-54), Las lescalas son seg- mentos de 10.¢m Objetos que portan los personajes representados en el norte-centro Ademés de las prendas mencionadas, en e! arte rupestre del norte-centro de México, hay obje- tos que debieron ser caracteristicos, por ejem- plo, de las funciones especificas de esos perso- najes. Es ficil apreciar las figuras con arcos, ® Faq. 13b Distntas figues de mami ros de los estados 5 de Texas y Duran 90:1 Counly, 6) De Culberson County meptesentacicn i @ Fig. 130 Repre- ssentaciin de pren- das mayores en el arte eppesite Piceografias de: 1) Orero C flechas y lanzas. En algunos casos puede re~ conocerse en las puntas de proyectil algunos ejemplares de doble muesca basal? (fig.15). Ls puniae de proyect en el ate rupese, a veces presentan lb generalzada forma manguery dos musics que confers «1 pednculo. Aunque hay vanos pos que pueden coinade ‘con estas punta. considero que en el conjunto 12 dela CM poate tata ce puntasafines al sto tamaues Casuowe sequn le clastcacon de Shum, Kreger y Jes (1954: 409). Tambien es posible ecanoce’ una punia de proyect! pind en grupo ‘dos de La Cueve de Ios Lutes, que €3semieiantee las det Shuma, de acuerdo al trabajo de x mvesigadiones chaos 4 uanty, N.M., 2) Val Verde County. 3) Val Verde County, 4) Nolan County, 5) Hudspet County, 6) Culberson County, 7) Winkler Couney. Todos segon Jackson (19585351); 8) Figuta ‘de las cercanias de El Paso, Texas (Roberts, pS), 9) Figuras de stio R’T9, Bp del estado de Dux rango (Lazalde Montoya, 1987-168). La presencia de los frailes de distintas érdenes eenllos estados del norte tuvieron un fuerte im- pacto en la organizacién social de los indige- nas, quicnes vieron prohibidas muchas de sus pricticas, sobre todo aquellas que tentan expre- siGn religiosa o mégica, incluso a algunos gru- pos se les obligé a trasladarse a las cercanias de Jos asentamientos europeos, para asegurar asi * Durante ta epoca colonia, las eengetzadoes pracicaron a igual que cr otras petes oe la epbica, el concentra aos inalgenas en ls ecards de os temples catgicos can efi de 22 + JUUO-DICIEMBRE 1999 y LD iit ‘su proceso de transculturacién y para disponer de fuerza de trabajo. La imporcancia de los reli- ‘gios0s queda de manifiesto también en el arte rupestre donde pueden reconocerse diversas manifestaciones del culto catélico, como ocurre en La Cueva de las Monas, donde se puede distinguir una palma en la posicién en que sue- Je representarse al Espiritu Santo’ (fig. 16) en Ja iconografia cristiana (fig. 11). En el mismo sitio encontramos a un personaje que lleva una [xeqUrr Su conversion at ctiassmo, LoS ales otorqaron a {guna educacion 2 lot nalgenasy es enseraren ageustura 3 ‘quienes no faconecan, * Elesphiu santo es la tercera persona det wnidad ersena, ue fe represertada por una paiorna con is alas aera y en posicign casi vertical, hasta donde se sabe, s6lo de eta ma era se ra smbolzado et esphtu sania que se considera la Su tema sabicurie. Algunas aves en pasion semen fueron pinadas en las rocas por algunos grupos inaigeras, por gem plo en aquelios que Hatwaron en el estado de exes CCabe seistar aqui que. entre oto. os grupos Hop balan tna danza en que poran un ernaio de pumas sobre cada braeo, smulando assy que aves con las alas aberas pueden incluso reconocerse en algunos de os its que ahora me oc pan, como ccurre en Texesy Durango (St0 VG. |. Cra sean Lazale, 1987: 173). Hac e momento del contacto con los euTopos, eta GebI6 ser una igura ar entre los nig nas, ya parecer fuweron Ob! alguna para aceptana ‘ent de stud ARQUEOLOGIA @ Fg. 14 Aniba: ponjunta 1 dela piiedra de las Mo- has Chihuahua, ‘baja, conjunio 3 {del msmo sito, Los segmentos marcados comes: pponden a cent metros (Guevera ‘Sanchez, 1989.20), me cruz procesional cuyo disefio es el de la llama- da Cruz de Jerusalén", simbolo de los francis- canos (Conjunto 13). En este lugar y en otros sitios es posible en- contrar la figura de la cruz asociada a figuras de indigenas, se trata de representaciones asocia- das al culto, como la de un personaje grabado en una roca de La Angostura, Chihuahua (gra- bado uno del conjunto 2), que en una mano tie~ ne una cruz yen la otra una sonaja. Cabe resal- tar; que la actitud del personaje indica que esta danzando (figs. 4ay 17). Como sabemos, con frecuencia los grupos indf- genas encraban en conflicto con los europeos, Y no faltan referencias en el arte rupestre a las armas de la €poca: arcos y espadas. En el sitio de © La Cruz de Jerusién es un oteto simbsica y de carder tuo! que en alguna época fue utizada corno siboto de a fatden de os ranciscanos. se tata de dos cbjetos que nora mente se hacen de madera. unidos en feema de cruz y que © cada uno de sus eRverTos vene a su vee un conto taresaC, ‘ce eva menerala Cru de Jerusaién fue utizaca en a orn rmentaciOn asocads a Culto. Cebe menconar que ef Museo Frane Mayer ce a ciudad ce Mexico ha ceacado tuena parte de su ea de exposcion aa orferera y exribe numecsas cTuces procesionales com el dso ares desert, ® Fig, 15 Posbles representac! de punta de pro- yecti- 1) Conjunto Bde La Cueva de las Monas, 2) Conjunto 12 del mismo sto. y 2) Grupo 2 de La Cueva de los Lu- ses, Las escalas representan 1m Durango vemos a dos personajes peleando con arma blanea (Guevara Sénchez, 1998). Muchos indigenas se vieron asociados a las ac- tividades propias de los ranchos ganaderos y hay al menos un caso que representa un perso- nagje con un lazo (fig. 18), en Oldham County, Texas (Jackson, 1938: 365). Consideraciones finales Un primer acercamiento al problema de la sim- bologia de los disefios del arte rupestre, nos permitié comprobar, que las manifestaciones eran parte de culturas complejas que plasmaron algunos de sus rasgos en pincuras y petrograba- dos, en este caso, propios de la cultura Mogo- ll6n, de los grupos Pueblos del Rio Grande y de Paquimé —zona arqueol6gica de Chihua- hua—. Si bien aqui analizamos la indumenta- ria pueden estudiarse otros aspectos. Algunos rasgos de la indumentaria en el arte ru- pestre permitieron seftalar diferencias entre el norte-centro y el occidente, en figuras con ras- gos de culturas prehispanicas; pero en repre- sentaciones de época colonial esto no fue posi- ble por el proceso de homogenizacién que se inicié después de la Conquista, lo que impide que se puedan detectar caracterfsticas de algu- nna cultura en particular. En el estado de Sonora encontramos represen- taciones que parecen haber sido tomadas de la 22 + AJUO-DICIEMBRE 1998 rh + +e decoracién de algunos tipos de la cerimica del suroeste de Estados Unidos y de la cultura de Paquimé, incluso el disefo en forma de $ que puede ser representacién del viento y de los torbellinos (Guevara Sanchez, en prensa). Al- gunos detalles sefialan que se acerean més a la cultura Hohokam, que a las del norte-centro de México. Lo mismo sucede con los pictogra- bados que representan numerales y cuentas de tipo astronémico" del érea de Nuevo Leén (Murray, 1990), que no parecen ser semejan- tesa las del area en estudio. En algunos casos el artista recurri6 en sus dise~ jios al aumento de las dimensiones al uso de colores mas llamativos o simplemente a dibu- tar Breen Ika locai2d vanos sts con prctogalias er el tea cet Canon ae Kamole y de @ presa de & Mua en Nuc vo Le6n. se tata prncipalmente de puntos asociados a ts ‘Qhos que se an interpretado coma conteos ce penodos ob- Servables del ciclo lunar uray, 190), Este autor conscera ‘a. obsenaciones lunares fueron regrtiadas por meaio de oniguracones nechas con Base er BUNDY Fay ¢ Fg, 16 Reproson tacion ce aves soca al culo 7) Conjunto 17 de LaCueva de es Monas, Chin twa. Se puede strguir una pa- fora vista de fe: te. 2) Petsonaye vestido de ave en le Cueva ce os ones, municipio ce Nuevo Ideal Durango Jar con mucho cuidado {os trazos previos. Tal parece que en el norte-centro se intenté en- viar un mensaje, a la divinidad, recurriendo en muchos casos a imagenes de objetos comunes, de tal manera que cualquier miembro de la comunidad podrfa hacerse participe. Los grupos del norte-centro presentaron en su arte rupestre ciertos diseftos tomados de los textiles, de los tocados de los sacerdotes, de Jas danzas rituales, o del arte de sitios como Paquimé, conformando un arte con caracteris- ticas propias. El grupo de sitios con algunas caracteristicas difcrenciadas es cl area de Sonora, cuyas figu- ras antropomorfas tienen apéndices muy gran- des y pocas veces se puede reconocer prendas de la indumentaria. Los grupos de cazadores recolectores del érea de Coahuila siguen sien- do todavia un misterio y en su arte rupestre apreciamos algunos rasgos semejantes a los de grupos del noroeste de Chihuahua. La forma O103 U0 FA BAR '@ Fig. 17 Representacién probable de danzantes, algunos se 3, coma ‘adornan con plums 0 pelo en antebrazos y tool ‘odavia lo hacen algunos grupos del surceste de Estados 1) Stio SM.2. Ep. de Durango (Lazaide Montoya, 1987), 2) iquea de La Angosiura, municipio de Galeana, Chihuahua (Guevars San chez, 1991), 3) De Otero County, N.M. (Jackson, 1938), slio VG. 2, La, del estado de Durango (Lazaide Montoya, de vida determiné sin duda, los disefios em- pleados en el arte rupestre, por este motivo para saber si realmente hay una diferencia entre las manifestaciones de una y otra drea, deberd hacerse estudios ms profundos al respecto, so- bre todo en los sitios cercanos a los limites sur ysureste del estado. © Fig. 18 Figuea del sila 162 de Oldham County, Toxas ‘que porta io que parece ser un lazo, Las manifestaciones del arte rupes- tre en Durango, recibieron influencia de los grupos del suroeste de Estados Unidos. En el arte rupestre se han detectado muficcas Kachina, 4guilas con las alas desplegadas —o sacerdo- tes que se vestian asi—, en sitios que se alinean irregularmente en forma paralela a la sierra, En el area semi- desértica encontramos figuras mucho mis toscas, a veces gordas, pero con las piernas delgadas, muchas de ellas con plumajes y con los dedos despro- porcionados (fig. 19) Observamos diversas formas para re- presentar al mismo objeto, en grupos distintos, pero que tenfan cierto grado de interaccién. Las formas de repre- sentar un mito debieron suftir modi- ficaciones a través del tiempo, pues al parecer no se alteraban los sistemas de cada grupo (Levy Strauss, 1968). nid: y 4) Del 1987) Las caracteristicas de los objetos representados en el area de estudio se relacionan con activi- dades de especial imporrancia para los grupos de némadas y de agricultura incipiente, que habitaron en Durango, entre ellos podemos ci- tar los artefactos empleados en la caza, la gana- derfay la guerra, es decir, en actividades intima- mente relacionadas con la subsistencia, dentro de un entorno que debié ser del tipo sagrado. En la actualidad no existen formas para el fe- chamiento absoluto del arte rupestre, bargo, los disefios de los atavios, permitia plan- tear que los sitios analizados temporalidad, en los casos relacionadas con las culturas del érea Mogoll6n, pudieron ir de 1100 y 1300, y tienden a predominar las manifesta- ciones con influencia de los grupos Pueblos, en el norte de Chihuahua entre 1300 y 1600, si- tios cercanos al cauce del Bravo, (Me Gregor, 1977: 355-418). En los sitios localizados mas al sur, la influen- cia de los grupos del noroeste parece haber 22+ JULO-DICIEMBRE 1999 4 © Fig. 19 Figuras que se han interpretado como la ‘epresentacion de sacertoiss en actitud de ov, ‘exceplo el ndmero 1, parecen estar vestidos con a pel de algin marnilero grande. 1) Del sto A de ‘Qtera County, Nueva México, 2) Piniura del sito 82 de Vat Verte County, 3) Pinte del sito 92 de Val Verde County, Texas (Jackson, 1998 361, 269 y 236, respectivamente}. sido variable, pero considero tentativamente que la de los grupos Pueblos parece predominar también en los disefios. Por filtimo, es importante sefialar, que las acti vidades de los saqueadores se ha diversificado en los Gltimos afios, y que ahora no se limitan a recoger objetos en los sitios arqueolégicos, sino que recurren a la excavacién clandestina. En varios sitios con arte rupestre se han encon- trado rocas fragmentadas con pequefios restos de grabados, por lo que se deduce que fueron roras intencionalmente para separar dreas graba- das. Espero que sca posible lograr alcances sig- nificativos, en el estudio y conservacién del arte rupestre antes de que sea demasiado tarde. — B= | AR QUEOLOGIA + Aveleyta Artoyo de Anda, Luis 1956. "Los materiales de hueso, asta, cuerno, concha y madera de La Cueva de la Candelaria, Coahuila”, en Guna de Ua Candelaria, México, Nw, pp. 57-108, -Ballereau, Dominique 1990, “El arte rupestre en Sonora: pe- ‘oglifos en Caborca”, en EY Arte Rupes- tren México, México, INAH (Antologias. Serie Arqueologia), pp. 259-452. «Best Margaud, Adolfo 1982. “Del origen y peculiaridades del arte popular”, en Textos sobre Arte Popular, Antologia, México, Fondo Nacional para el Fomento de las Artesantas, pp. 41-58, + Eggan, Fed 1971. 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