Está en la página 1de 27

EL DESARROLLO DE LA GUERRA DEL PACIFICO

La guerra del Pacífico es un hecho histórico que data del año de 1879 - 1883, en el que

Bolivia aliado con el Perú entra en guerra con Chile por el salitre que había en desierto

de Atacama, el cual pertenecía a Bolivia. Chile con sus ansias expansionistas hace

firmar en relaciones de amistad tratados que suscriben en contra de Bolivia, los cuales

los usa luego para declararle la guerra.

Es opinión entre los historiadores neutrales que ninguno de los beligerantes estaba

preparado para la guerra, ni financiera ni militarmente. Ningún país tenía un estado

Mayor, ni suficientes ambulancias, ni servicio de abastecimiento. Sus naves de guerra

se encontraban en pésimo estado. En el caso de Chile, por ejemplo, la dotación militar

efectiva había sido reducida continuamente de 3776 a 2400 soldados desde 1867 a

1879. y ninguna de las unidades estaba estacionada al norte de Valparaíso, a más de

1700 km de Iquique y significaban solo el 0,1 % de la población.

En la armada de Chile al final de la guerra, el 53 % de los primeros ingenieros, el 20 %

de los segundos ingenieros y el 8 % de los aprendices eran extranjeros. El gobierno del

Perú había cesado el pago de la deuda externa y en Bolivia había epidemias y hambre.

La guerra termina a favor de Chile, como es de sospechar desde el principio, el Perú

lucho con todo lo que pudo respecto a sus héroes; porque de su existente gobierno de

entonces no se puede decir lo mismo. Muchos se sorprendían no de que el Perú perdiera

la guerra, sino de que siguiese luchando en ella, esto hace referencia al heroico Huáscar

y su sagaz comandante los cuales mantuvieron a raya al enemigo durante seis meses.

LAS CAMPAÑAS DE LA GUERRA DEL PACIFICO


La Guerra del Pacífico se divide en cinco etapas: Campaña Marítima, Campaña de

Tarapacá, Campaña de Tacna y Arica, Campaña de Lima y Campaña de la Sierra.


1. La campaña naval (1879)

La campaña naval fue lo primero que tuvo que realizarse "a comienzos de la guerra era

evidente que antes de cualquier operación militar en un terreno tan difícil como el

desierto de Atacama, debía ganarse el control de los mares". Pues era lo más lógico, ya

que no se puede sobrevivir en el desierto ni facilitar la entrada de tropas y pertrechos

para resistir.

1.1. La escuadra chilena.

La poderosa escuadra chilena, con vapores nuevos y blindados fueron la victoria de

Chile, pues si se hubiese contrapesado el combate quizá la historia pudo haber sido

distinta, pues la escuadra chilena "contaba con dos acorazados, el Almirante Cochrane y

el Blanco Encalada, las corbetas Chacabuco y O “Higgins y los buques de madera

Esmeralda, Covadonga, Magallanes y Abtao, una excelente flota de transportes a vapor

entre los cuales se destacaron el Rímac y el Matías Cousiño”. Como se puede apreciar,

una muy buena marina de guerra. (ANEXO 1)

1.2. La escuadra peruana.

Aunque con un menor poderío que el enemigo pero se podía defender con ella, "estaba

formado principalmente por la fragata blindada Independencia, el monitor blindado

Huáscar y la corbeta de madera Unión, seguía la Pilcomayo, de 600 toneladas, y dos

viejos monitores, el Atahualpa y el Manco Cápac". Como se puede ver, el poderío es

menor, solo una fragata blindada y un monitor blindado, el resto solo de madera.

El gran Miguel Grau, el cual comandaba el Huáscar "nació en Piura, tierra de hombres

bravos y patriotas, el 27 de julio de 1834. Tenía 11 años cuando empezó a trabajar en la

marina mercarte, sirvió en el vapor Rímac, en el pailebot Vigilante, en la fragata

Apurímac". Desde allí comenzó a hacer viajes a otros países e iba conociendo de esa
manera cada vez más el mar, debido a que desde muy pequeño trabajó allí, tuvo una

formación castrense, alma muy dura, adquirió mucha fuerza, mucho valor.(ANEXO 1)

1.3. Combate de Iquique.

Debido a que andaban en rutas distintas la Independencia y el Huáscar, no se percataron

de barcos chilenos que llegaron al puerto de Iquique antes que ellos, por lo cual, al no

ver resistencia, se apoderaron de él, y "dejaron en seguida, para el bloqueo de Iquique, a

la corbeta Esmeralda y a la goleta Covadonga, y se dirigieron al Callao a capturar por

sorpresa a los buques peruanos". Pero cuando estaban acercándose, el Huáscar y la

Independencia los alcanzan, no pudieron escapar de la batalla, por lo tanto, se tuvo que

luchar en combate desigual para Chile, pues se trataba de dos blindados peruanos contra

dos de madera chilenos "el combate era desigual, el Huáscar tomo a su cargo la

esmeralda que no pudo escapar por su escaso andar, mientras la independencia

perseguía a la Covadonga puesta rápidamente en marcha hacia el sur”. (ANEXO 2)

La Esmeralda se quedó luchando allí mismo, pues su comandante prefirió luchar

a muerte antes que rendirse, el combate duro horas; pero al fin el Huáscar tuvo el

control y "después del segundo espolonazo, saltaron el teniente Ignacio Serrano y

algunos marineros, para ser muertos en seguida. Al tercer espolonazo, la Esmeralda se

hundió con su pabellón al tope". Para de esa forma obtener la victoria. Pero Grau al ver

a muchos marineros ahogándose en el mar, ordeno a sus marineros que les salvasen la

vida, pues Grau consideraba que una vez que hubieran perdido su barco, no era

necesario masacrarlos cobardemente en el agua, ya que se supone que estaban fuera de

combate "Grau había gastado bastante tiempo agotando sus esfuerzos para salvar a los

sobrevivientes de la Esmeralda; al bajar a tierra algunos de ellos en Iquique dieron vivas

"al Grau generoso". Durante ese tiempo no se percató de la Independencia.

1.4. La pérdida de la Independencia.


Mientras el Huáscar se había dedicado a combatir con la Esmeralda, la Independencia

fue tras la Covadonga, que por ser de rápido andar, pudo echar a correr largos tramos,

durante se persecución le iban disparando pero no conseguían hacerle gran daño, aquí el

comandante de la Covadonga, viendo que se aproximaba la Independencia que y lo

hacía rápidamente, decidió navegar pegado casi a las rocas por tener poco peso, es por

eso que "a la tercera arremetida, chocó la Independencia con una roca, se llenó de agua

el buque, apagándose los fuegos y se suspendieron los calderos". De esa forma fue el

fin del mayor buque peruano que se tenía en esos momentos. Al ver los chilenos que la

Independencia se estaba hundiendo, se dieron media vuelta y comenzaron a disparar

contra el buque y sus integrantes. Una vez hundido por completo el buque acribillaron

cobardemente a los marineros que estaban en el mar.

Enseguida llega el Huáscar, pero ya era demasiado tarde, pues estaba el buque estaba

hundido pero algunos marineros todavía fueron encontrados vivos, Grau los rescató y la

Covadonga se alejó muy rápidamente.

Por la hazaña realizada por parte del Huáscar y su comandante, se le quiso ascender a

Grau al grado de Contralmirante pero "Grau no aceptó los goces y la insignia de

contralmirante y las razones para esa actitud las explicó en una carta intima a su amigo

Carlos M. Elías, publicada por don Felipe A. Barreda en 1959". En la cual le dice que:

si él acepta tal grado, le destituirán del mando del Huáscar y ya no podría luchar más

junto a él, sino solamente dar órdenes de cómo manejar el Huáscar en el combate y

sobre donde tiene que ir, o puede ir, mejor dicho, estaría como solamente mandando a

la escuadra completa y no luchando, y como no quería eso, no aceptó.

En cambio, Grau quiso favorecer a sus compañeros para los cuales "pidió asenso a la

clase inmediata de los jefes y oficiales y el título de guardiamarinas para los aspirantes

(4 de setiembre de 1879)”. tal gesto fue sorprendente, pero no fue escuchado en ese
momento, al igual que cuando pedía las granadas doblemente aceradas para poder

perforar los blindados, tales granadas siempre las pidió más nunca llegaron.

Mientras tanto el enemigo se seguía armando de pertrechos y armamento, por lo que la

Unión realizo un viaje a Punta Arenas, se sabía pues que posiblemente por allí las naves

chilenas pasaría con tales cosas, es por eso que "el 31 de julio de 1879 partió la Unión

de Arica, bajo el comando de García y García, con rumbo al estrecho de Magallanes

para interceptar, si era posible, un buque salido de Liverpool con rifles, cañones y

pertrechos destinados al ejército de Chile". Pero no lo encontró debido a que la nave

había salido por el estrecho un día antes, por lo tanto, la Unión se tuvo que regresar a

cumplir otra misión.

Mientras tanto el Huáscar seguía ocasionando pesadillas a Chile "toco en el siguiente

viaje, el Huáscar en nueve puertos; bombardeó Caldera; hizo daños en Huasco;

Charañal; Carrizal y Pan de Azúcar y capturó poco después barcas cargadas con carbón

y cobre". En ese momento el Huáscar estaba haciendo bien las cosas, pero estaba

prácticamente solo, aunque de igual forma seguía ocasionando daños en Chile.

Aquí había dos cosas, primero: que, si se capturaba el Huáscar o lo hundían los

enemigos, la contienda naval se acababa. Segundo: si finalizaba dicha campaña

empezaba la contienda terrestre.

Por el momento el Huáscar estaba bien, tanto que llegó a ocasionar la idea o sueño

de poder ganar la campaña naval a través de la bandera blanca del enemigo, osea la

firma del acuerdo de paz oficial, esto se explica por las constantes destrucciones y

ataques que recibía Chile por parte del Huáscar, y este nunca lo podía ni siquiera ver

por donde se marchaba, le estaba ocasionando un malestar o mejor dicho una pesadilla

de nunca acabar para Chile, que antes de acabar destruido prefiriera la rendición del

mar, por lo tanto "ésta situación era propicia para una gestión de paz. Parecía imposible
que tanto Chile como los aliados pudieran soportar indefinidamente

los gastos de guerra". Pero no fue así.

En una carta de Grau a dona Manuela Cavero de Viel: "consideró allí que seria una

desventura si tuviese que enfrentarse a la fragata Chacabuco, comandada por su

hermano político Oscar Viel". Pero por suerte del destino, no sucedió.

Debido a las grandes hazañas que día a día hacía Grau, antes y durante la guerra del

Pacífico, obtuvo muchos asensos, los obtuvo en el orden siguiente: "el 14 de marzo de

1584, guardiamarina, el 4 de marzo de 1586, alférez de fragata; el 13 de setiembre de

1863, teniente primero graduado, el 8 de enero de 1864, teniente primero efectivo; el 31

de marzo de 1865, capitán de corbeta; el 22 de julio de 1865, capitán de fragata; el 27

de agosto de 1879, contralmirante". Así fue, con todos esos honores como lucio Grau,

un día, hasta el fin de su gloria.

Mientras tanto, el Huáscar frente de los demás barcos chilenos luciría así: "el Huáscar

tenía una coraza de 4,5 pulgadas de espesor y los blindados enemigos; una coraza de 9;

carecía de balas aceradas para perforar el blindaje, solo contaba con una hélice;

mientras los blindados poseían dos cada uno; con notoria ventaja para sus

movimientos". Como podemos ver a simple vista, el enorme poderío contra el que

luchaba el Huáscar era muy superior a él, por lo que, en verdad era un barco y un

comandante gloriosos, es como saber que luchando un día de esos no vas a poder

escapar de tus enemigos, que por ser muchos impedirían incluso la escapatoria.

Grau en su última noche en Arica meditabundo y taciturno expresa a algunos de sus

compañeros que se le acercan y le preguntan su estado de ánimo: "estoy muy triste, algo

cuya causa ignoro, me tiene atormentado desde la mañana; nos decía nuestro querido y

respetado jefe y reclinando su cabeza sobre las manos, permanecía mudo y silencioso".
Seguramente Grau presentía que su muerte estaba cerca, como si se hubiese quedado en

cuerpo y no completo, es decir, en cuerpo y alma.

1.5. Muerte y gloria del almirante Grau en el combate de Angamos.

"Al amanecer del 8 de octubre de 1879, entre Mejillones y Antofagasta, fueron vistos el

Huáscar y la Unión por una de las patrullas que estratégicamente se había dividido la

escuadra chilena; habían ya esquivado las naves este peligro cuando tres humos más

aparecieron en el horizonte". En ese momento no supieron dónde dirigirse, pues estaban

acorralados, la hora decisiva había llegado, pues Chile atacaba con toda su marina de

guerra. En un principio "la Unión después de haber maniobrado para atraer sobre si, en

cuanto pudo, a la escuadra enemiga, logro escapar luego debido a su mayor andar que el

del Huáscar". Por lo tanto la decisión de Grau estuvo en sus manos y decidió por honor;

luchar hasta la muerte. En cambio la Unión se salvó porque Grau le ordenó que huyera

ya que si no lo hacía, el Perú se hubiera quedado sin un barquito.

Así que la guerra estaba dada en adelante entre el Huáscar y la marina de guerra de

Chile completa, que ya no lo estaba mucho porque le faltaba la Esmeralda y el trasporte

Rímac. Y se inició sin remedio el combate "a las 9:40, el monitor Huáscar abrió fuego

disparando una andanada de su artillería principal contra el Cochrane a una distancia de

1 000 Km. La andanada no fue contestada por el Cochrane que continuó acercándose".

Seguramente para darle una andanada más fuerte y dejarlo fuera de combate bien

rápido, y continuó acercándose; ya "a las 9:48, a una distancia de 200 metros, el

Cochrane abre fuego con sus cañones de proa y centro de estribor. Uno de esos disparos

impactó en el castillo de proa del Huáscar, arrojando el mascaron de proa al mar". Y

seguía el combate; Grau desde la torre de mando ordenaba que se dispare, que gire los

cañones para impactar a los demás enemigos; todos a la orden, el combate se torna
difícil, todos están desesperados, el comandante sigue dando órdenes, más disparos son

alcanzados al Huáscar, le hacen mucho daño, está solo, no puede defenderse de tantos a

la vez, Grau no se rinde, sigue adelante hasta que "a las 9:50 se producen los tiros más

certeros del Cochrane. Una granada perforó el costado de babor, sobre la línea de

flotación, explotando y dejando fuera de combate a 12 hombres, los cuales operaban los

manubrios para rozar la torre de artillería".

Ya unos minutos más tarde, cuando Grau seguía dando órdenes de abrir fuego "una

granada reventó en la torre de mando del Huáscar a las 9 y 55 minutos y Grau quedo

hecho pedazos, así como su ayudante Diego Ferré". Es allí donde se produce el suceso

de mando hasta muerte.

En esos momentos desesperantes toma el mando Melitón, el cual sigue con

las estrategias y planes de Grau para el combate, todos siguen las ordenes, están muy

mal por la muerte de su jefe, pero eso les da más valor para morir peleando, sigue una

granada del Huáscar, es respondida por el Cochrane que tiene municiones de acero, le

hace mas daño al Huáscar, le deja con menos hombres, pero o se rinde, sigue adelante,

Melitón sigue dando órdenes pero es interceptado por las balas enemigas y muere en

combate. Pero no se desaniman, hay más oficiales en el barco, lo remplaza el teniente

segundo Palacios, que sigue adelante con las ordenes, no se detiene, el Huáscar casi está

muerto, pero no se hunde y siguen peleando hasta que es herido de muerte y no puede

seguir más y lo remplaza el teniente Garzón, que sigue dando las ordenes, pero viendo

que no se puede luchar más y que iban a llevar el Huáscar como trofeo de guerra, previo

acuerdo con los oficiales, decidieron comenzar a hundir el buque. Los chilenos se dan

cuenta, no les permiten, se acercan mucho, demasiado al Huáscar, anulan sus cañones y

logran interceptarlo antes de que lo hundieran los peruanos.


Resumiendo entonces diremos que en el feroz enfrentamiento "murieron; el capitán de

corbeta Elías Aguirre y el teniente primero José Melitón Rodríguez que lo remplazó; el

teniente 2° Enrique Palacios; el cuarto oficial, teniente Pedro Garzón".

"El combate acabó después de las diez de la mañana cuando el Huáscar tenía el

estado mayor exterminado, la tripulación reducida en su cuarta parte, fuego a bordo y la

artillería paralizada". Como es lógico entonces el resultado del combate fue desastroso

y perdimos allí toda la campaña naval.

La historia pudo ser un poco más distinta si se hubiese escuchado las peticiones de Grau

cuando al gobierno solicitaba granadas aceradas, las únicas capaces de perforar al

blindado enemigo, pero tales nunca llegaron. Aunque igual se hubiera luchado

desigualmente.

Durante el combate, en el Huáscar hubieron médicos que mientras transcurría el

combate cumplían con sus obligaciones, allí, entre otros se encontraban: "el jefe de la

sanidad naval, con el título de cirujano mayor, fue Santiago Távara que estuvo

embarcado en el Huáscar. Habían estudiantes de medicina y farmacia, tanto Távara

como sus colegas fueron heridos en Angamos".

Con la caída del Huáscar en el combate de Angamos y por consecuencia perdiendo el

combate, resultó "Miguel Grau Seminario, convirtiéndose a su vez en el héroe patrio del

Perú. El combate naval de Angamos marcó el fin de la campaña naval de la guerra del

Pacífico". Por lo tanto, tras muchos esfuerzos por capturar el Huáscar, Chile dominaba

el mar, después de que por seis meses Grau neutralizara el combate.

Si bien se perdió la campaña naval, aun faltaba la campaña terrestre, por lo que, solo se

había perdido la mitad del conflicto, aunque las esperanzas no eran muchas debido a que

el Perú no estaba preparado y no tenía las armas más modernas de su época. El Perú se

alistaba con fusiles viejos.


2. Campaña de Tarapacá (1879)

El desembarco en Pisagua fue solo el inicio del avance de las tropas chilenas en

territorio enemigo. Inmediatamente, los soldados se internaron en la pampa,

produciéndose el 6 de noviembre un enfrentamiento en pampa Germania, donde la

caballería chilena resultó triunfadora.

2.1. Batalla de Dolores

Aproximadamente unos seis mil hombres, bajo las órdenes del coronel Emilio

Sotomayor, partieron de Pisagua internándose en las pampas de Tarapacá. Ante esto, las

fuerzas aliadas de Perú y Bolivia, al mando del general Juan Buendía, avanzaron hacia

el norte. Sotomayor ocupó el cerro de San Francisco en la pampa de Dolores, dando

inicio a la batalla en la tarde del 19 de noviembre de 1879. Tras el combate, Buendía

abandonó el campo y Sotomayor quedó con 62 muertos y 187 heridos.

2.2. Combate de Tarapacá

El general Buendía, a pesar de su reciente derrota, logró reunir a unos cinco mil

hombres, más los 1.500 que se encontraban en la guarnición de Iquique. El cuartel

general chileno se equivocó en cuanto al número de la tropa enemiga, por lo que solo

mandó al enfrentamiento a unos dos mil hombres. El 27 de noviembre de 1879 se

desarrolló el combate de Tarapacá, donde las fuerzas chilenas fueron derrotadas. Sin

embargo, esto no significó un retroceso en los planes chilenos, ya que los peruanos y

bolivianos se replegaron hasta la ciudad de tacna, dejando el camino libre para la

ocupación efectiva de Tarapacá.

Entre tanto, en Perú se produjeron desórdenes al saberse la noticia, y el Presidente

Prado entregó el mando del ejército de Tacna al contralmirante Lizardo Montero. Sin

embargo, la revolución del pueblo lo obligó a dejar su cargo en manos del


vicepresidente. Más tarde, el 23 de diciembre, una revolución le confirió el poder a

Nicolás de Piérola.

Lo mismo ocurrió en Bolivia, donde el coronel Eleodoro Camacho le arrebató el cargo

al general Daza. El pueblo eligió finalmente al general Narciso Campero.

3. Campaña de Tacna y Arica (1880)

Entretanto, el general Manuel Baquedano -que había sustituido a Escala- ordenó

destruir todas las fuerzas peruanas ubicadas en la cuesta de Los Angeles. Así, el 21 de

marzo, las fuerzas chilenas cayeron sobre sus adversarios, adjudicándose el primer

triunfo. Sin embargo, la felicidad no fue completa, ya que de manera repentina falleció

el ministro de Guerra en campaña, Rafael Sotomayor.

3.1. Expedición de Illo

Las fuerzas peruanas se hallaban concentradas en Tacna y Arica, puerto que estaba

fortificado. El comando chileno decidió no cruzar el desierto de Atacama ya que habría

sido una tarea casi imposible, sino que eligió el puerto de Ilo, desembarcando el 31 de

diciembre de 1879.

El ejército chileno envió a la I División en una expedición con rumbo a Ilo y Pacocha

para enfrentar al emplazamiento peruano en Moquegua. Para esta misión se eligió al

Batallón Lautaro, fuerte en 500 hombres, al cual se le agregó un piquete de

12 Granaderos a Caballo, todos bajo el comando del Teniente Coronel Arístides

Martínez. El 1 de enero de 1880, el pueblo fue entregado por los extranjeros residentes

a las tropas chilenas que entraron sin resistencia a la ciudad. La expedición retornó

a Ilo el 2 de enero, para posteriormente zarpar hacia Pisagua.

En Moquegua se encontraba la 1ª División del 2º ejército del Sur, con 1.300 hombres

del Granaderos de Cuzco, Canchis, Canas y Grau.
La división chilena se posesiona de la Maestranza del Ferrocarril y de la Oficina de

Telégrafos, realizada esta última misión por el ingeniero Federico Stuven Olmos. El 22

de febrero la autoridad peruana se conoce la noticia del desembarco chileno y pierde

contacto con Pacocha a las 16:00. Así envía al Escuadrón de Gendarmes de la policía

rural a la Estación de Conde. El 26 de febrero los chilenos se establecen en Hospicio. El

ingeniero Gaspar Zapata inutiliza la línea férrea de Ilo a Moquegua y se inicia la

creación de fuerzas civiles en Samegua, Chasago y Estuquiña.

Entre el 18 y 25 de febrero, se embarcaron en Ilo 9.500 soldados que formaban 3

divisiones, quedando otra división en Pisagua esperando el retorno de los transportes. El

convoy llegó a destino el 26 de ese mes, desembarcando 5.000 efectivos el primer día y

los restantes 4.500 desembarcaron al día siguiente sin resistencia.

3.2. Expedición a Mollendo

Esta expedición tenía solamente el fin de la destrucción. Las tropas y la Escuadra

chilena recibieron la orden de provocar el mayor daño posible al Perú, para así, según se

creía, acelerar las gestiones de paz.

Se debía evitar a toda costa el contacto del puerto de Mollendo con la ciudad de

Arequipa, lugar donde existía una guarnición importante de hombres, los cuales

contaban con alrededor de 4.000 soldados bien armados. Para evitar toda organización,

debían destruir el ferrocarril, evitando así el traslado de tropas. Se envió con este fin una

expedición al mando del coronel Barbosa compuesta por el regimiento 3º de Línea, los

Navales, una brigada de Zapadores y 30 Cazadores a Caballo. Este contingente era

demasiado para la pobre defensa del lugar, que constaba solo de dos fuertes sin siquiera

un cañón, ya que estos ya habían sido trasladados a Arequipa, estando el lugar

defendido solamente por 100 soldados.


Los primeros en desembarcar fueron los Navales al mando del mayor Baquedano, los

cuales sin pelear tomaron la ciudad. Por otra parte el resto de la expedición desembarco

en Islay sin enemigos a la vista.

El 9 de marzo de 1880 entra el grueso de la expedición a Mollendo. El coronel Barbosa

con 500 hombres partió en busca de los que debían defender el lugar rumbo a Mejía,

dejando paso libre para que el 3º de Línea, se lanzara a saquear las casas y la aduana del

lugar, provocando grandes desmanes, embriagándose con el licor robado.

Por otro lado Barbosa llegaba a Mejía destruyendo los carros del ferrocarril encontrados

y extrayendo los rieles para evitar el paso del tren. Al encontrarse con los defensores del

lugar en Ensenada, los trato de sorprender, logrando tomar a 20 de ellos prisioneros,

para luego volver a Barbosa al enterarse de las conductas del 3º de Línea, decide

embarcar la división, produciéndose una masiva deserción de más de 80 soldados, los

cuales siguieron en tierra quemando casas y saqueando lo que encontraran a su paso.

3.3. Combate de los Ángeles

Las tropas chilenas ya estaban en posesión de Moquegua. La noche del 21 de marzo de

1880 comenzó la avanzada de las tropas chilenas a preparar el asalto a las

fortificaciones peruanas ubicadas en la cima de los Ángeles. Los centinelas reciben

disparos desde los cerros como primera escaramuza de un inminente encuentro.

El comandante Martínez, del Atacama, esa misma noche recibe instrucciones para

tomar por asalto las posiciones enemigas de los Ángeles y Torata. El camino que

conduce a Torata culebrea por la pendiente más suave del cerro y después de varias

vueltas para seguir por un camino de sólidas pircas que corona la cima y desciende

enseguida por el costado opuesto a la quebrada de los Arrastrados. En los Arrastrados se

encuentran los batallones peruanos Grau, Canchis, Canas, Granaderos del Cuzco,

Columna de gendarmes; y algo de caballería. El coronel Agustín Gamero, que estaba al


mando de las tropas peruanas envió a sus Granaderos a la izquierda mirando hacia

Moquegua y al batallón Vengadores de Grau (también llamados los Inmortales de Grau)

a la cuesta de Los Ángeles.

El plan de ataque chileno consistía en que el Atacama debía escalar el cerro por la

derecha del enemigo antes del amanecer para no ser sorprendidos por él. El 2º de Línea

y el Santiago debían atacar al amanecer a los peruanos ubicados en Quilin-Quilin y la

artillería debía bombardear las trincheras de los Ángeles desde el alto de la villa tan

pronto como el Atacama diera una señal de haber llegado a la cumbre. La medianoche

del 21 de marzo las tropas chilenas comenzaron su plan.

El Atacama con palos y bayonetas al mando del teniente Rafael Torreblanca llegan al

pie del cerro que debían escalar, cuando fueron sorprendidos por una descarga de fuego

a sus espaldas. Las razones de este tiroteo era que una avanzada peruana, en una acción

temeraria, se habían deslizado sin ser sentidos por los chilenos hasta un potrero,

apoderándose de la caballería chilena, siendo finalmente, repelidos por los centinelas,

los cuales no pudieron evitar la pérdida de algunos caballos, la muerte de 4 cazadores y

3 atacameños heridos. Mientras el Atacama escalaba, el 2º de Línea rompió fuego sobre

Quilin-Quilin. Torreblanca y sus hombres alcanzaban ya la cima a las 6:15 AM del

día 22 descolgándose como una avalancha sobre las trincheras enemigas,

tomándolos totalmente desprevenidos y obligándoles a huir.

Una bandera chilena ya era izada por el oficial copiapino, siendo la señal a la artillería

de cese al fuego, para evitar que cayera sobre los atacameños. En Quilin-Quilin se batía

aun el 2º de Línea y el Santiago, pero los fugados de los Ángeles correteados por los

mineros, llevaron el espanto al resto de las tropas peruanas que se veían rodeados, por

lo cual se vieron en la obligación de abandonar sus puestos huyendo del campo de

batalla.
Quince minutos después la batalla había terminado, los chilenos eran dueños de los

Ángeles y el general Baquedano con sus cazadores emprendió la persecución de los

enemigos.

3.4. Batalla de Tacna o batalla de Alto de Alianza

Al amanecer del 26 de mayo de 1880, se inicia la batalla con un fuego cruzado de

artillería que no tiene mayores resultados debido a que los proyectiles se enterraban en

la arena sin estallar.

Baquedano ordena a la I División de Amengual atacar el flanco izquierdo aliado

mientras que a la II División de Barceló se le instruye atacar el centro de la línea. El

coronel Eledoro Camacho notó que el ataque principal era para desbordar la izquierda,

por lo que envía a esa posición sus reservas: los batallones bolivianos Viedma, Tarija y

Sucre y tras estos, los batallones peruanos Huáscar y Victoria, todos formando el

llamado "martillo". Las divisiones chilenas faltas de municiones fueron rechazadas y

obligadas a replegarse.

Cuando Camacho envía sus tropas en persecución de la división de Amengual, es

asaltado por la III División de Amunátegui, la que junto con la ahora rearmada I

División coge a las unidades aliadas en un fuego cruzado que deshace todo el flanco

izquierdo. Simultáneamente, Barceló y Barboza atacan respectivamente el centro y

derecha aliados. Campero, ya sin más tropas de refuerzo y con armamento de menor

poder acaba por ceder. Eleodoro Camacho es herido y abandona el combate. Para

cuando el General Baquedano envía a la reserva del Coronel Francisco Muñoz-

Bezanilla, la batalla ya estaba decidida; esta unidad sólo tiene 17 heridos. A las 14:00

caen los últimos reductos aliados, y a las 18:00, las primeras tropas chilenas con

Santiago Amengual ingresan a Tacna. La ciudad de Tacna es saqueada por las tropas

enemigas. Ambos ejércitos sufrieron enormes pérdidas en este enfrentamiento. El


ejército chileno perdió 2.200 efectivos entre muertos y heridos, su contraparte 185

oficiales y unos 2.500 soldados. Luego de esta batalla, Bolivia se retira de las acciones

bélicas de la guerra. Por su lado, Montero marcha hacia Tarata para proseguir hacia

Puno.

El 28 de mayo las fuerzas chilenas bajo las órdenes del Coronel Pedro Lagos son

despachados los regimientos "Buin" 1º de Línea, 3º de Línea, 4º de Línea y los

batallones Lautaro y Bulnes hacia Pachía, totalizando 5.380 efectivos. Una vez llegados

a destino, se dirigen al puerto de Arica. Ya para el 5 de junio, Arica es cercado por

tierra y por mar. La guarnición del Morro de Arica estaba compuesta por las divisiones

VII y VIII, y constaba de 1.901 soldados, comandados por el Coronel Francisco

Bolognesi. El 6, se inicia un fuerte bombardeo a la fortaleza peruana por mar y tierra.

Durante estos enfrentamientos, el buque chileno Cochrane resulta averiado y con 27

bajas.

3.5. Batalla de Arica

Tras la huída de las tropas aliadas luego del triunfo chileno en la Batalla de Tacna, en el

Campo de la Alianza, la dotación peruana apostada en Arica quedaba completamente

aislada, huérfana de ayuda y a merced del Ejército chileno.

Por su parte el General Manuel Baquedano, ya pensando en el ataque a la Capital

peruana, no estaba dispuesto a dejar fuerzas enemigas a sus espaldas y menos una plaza

tan importante como lo era el Puerto de Arica, decidiendo el ataque sobre el Coronel

Bolognesi y sus hombres, designando para dicha misión al Coronel Pedro Lagos, con

un total de 5.380 hombres pertenecientes a los Regimientos Buin, 3º de Línea, 4º de

Línea, Lautaro, Bulnes, dos Escuadrones del Carabinero de Yungay, dos Escuadrones

del Cazadores a Caballo y cuatro Baterías de Artillería, suficiente cantidad de hombres

para asegurar un nuevo triunfo para las armas chilenas.


El Coronel Francisco Bolognesi, enterado del fracaso aliado en Tacna, envía varios

telegramas al 2º Ejercito del Sur, apostado en Arequipa, que comandaba el Coronel

Leiva,

pidiéndole que acudiera en auxilio de sus posiciones, pero lamentablemente para él y

sus tropas no hubo contestación positiva. Cada vez estaban más solos en Arica.

(ANEXO 3)

El día 1 de Junio el Comandante Rafael Vargas comandando las fuerzas de caballería

partieron rumbo al Puerto de Arica, y al llegar al río Lluta son atacados

sorpresivamente. Una vez reorganizados, se lanzan en persecución de los atacantes

capturando a dos

individuos, el Ingeniero Teodoro Elmore y su Ayudante, quienes portaban planos

en los cuales se indicaban las posiciones donde se encontraban ubicadas las

minas que llenaban la ciudad.

El 4 de Junio, las fuerzas de Lagos comenzaron a coronar el plan chileno, enviando a la

Artillería de Campaña al N. E. de la ciudad.

Convencido de la futura victoria, el Jefe chileno decide enviar al Coronel José de la

Cruz

Salvo como parlamentario ante Bolognesi, pidiéndole rendición, para evitar así un

innecesario derramamiento de sangre. El siguiente es el dialogo que hubo según Vicuña

Mackenna en su libro La Campaña de Tacna y Arica:

Bolognesi- Le oigo a usted señor

Salvo. - Señor, el General en Jefe del Ejército de Chile, deseoso de evitar un

derramamiento inútil de sangre, después de haber vencido en Tacna al grueso del

Ejercito aliado, me envía a pedir la rendición de esta plaza, cuyos recursos en

hombres, víveres y
municiones conocemos

Bolognesi. - Tengo deberes sagrados y los cumpliré quemando el último cartucho

Salvo. - Entonces está cumplida mi misión.

Bolognesi. - Lo que he dicho a usted es mi opinión personal; pero debo consultar a los

jefes, y a las dos de la tarde mandaré mi respuesta al Cuartel General chileno.

Salvo. - No señor Comandante General, esta demora está prevista, porque en la

situación que previamente nos hallamos una hora puede re decidir de la suerte de

plaza. Me retiro.

Bolognesi. - Dígnese usted aguardar un instante, voy a hacer la consulta aquí mismo y

en presencia de usted.

Fue unánime el apoyo a la decisión de Bolognesi. Todos decidieron pelear hasta quemar

el último cartucho. De vuelta al Cuartel chileno, el Coronel Salvo da cuenta del

resultado de su misión. La suerte esta sellada para la guarnición ariqueña.

Los días venideros hubo escaramuzas entre la Artillería de ambos bandos, pero sin

causar daños de consideración. El 6 de Junio, el Coronel Lagos envió un segundo

parlamentario, eligiendo esta vez al Ingeniero Elmore, quien ni siquiera fue recibido por

el Jefe peruano. Fracasadas las tentativas, el Jefe chileno decide atacar a la brevedad

Bolognesi sabía perfectamente que el ataque chileno se realizaría pronto, por lo que

decidió hacer una redistribución de sus fuerzas. El coronel Inclan con los granaderos se

situaron en el Fuerte Este. Los soldados que formaban el regimiento Artesanos de

Tacna, ocuparon el Fuerte Ciudadela. El capitán Moore con los cazadores de Piérola se

ocuparon de las defensas de las baterías del Morro, allí estaban también el coronel

Bolognesi y sus servidores

de artillería.
Aprovechando la oscuridad de la noche, el 3º y el 4º de línea bajaron hacia el Valle de

Azapa y luego al sector de serranías.

El 3º quedo frente al Fuerte Ciudadela y el 4º frente al Fuerte Este. Los centinelas del

Ciudadela, sorprendieron el avance de los chilenos e hicieron fuego, alertando a los

defensores que corrieron a sus puestos. Los del 3º de línea al ser descubiertos, se

lanzaron al asalto a toda carrera. Una vez atravesados los mil metros que los separaban

del fuerte cayeron sobre las trincheras abriéndolas con los corvos, saltando luego al

interior de ellas. El primero en hacerlo fue el subteniente José Ignacio López, quien

arrió el pabellón bicolor peruano. Al ingresar más atacantes al Ciudadela, estallaron dos

minas haciendo volar por el aire a algunos soldados chilenos. El uso de las minas

enfureció a los atacantes, quienes se precipitaron sobre sus enemigos, dando muerte a

cuanto defensor que hallaron, sin importar si se rendía o no. Los oficiales trataron de

calmar a sus soldados, pero eso fue imposible.

Mientras a las 4 AM el 4º de Línea se dirigía al Fuerte Este. Apenas aclaro el día, su

avance fue descubierto por la infantería y artillería peruana que abrió fuego contra ellos.

Al igual que contra el Fuerte Ciudadela, los asaltantes al conquistarlo, dan muerte a

todo enemigo que alcanzaron. La lucha fue más corta que la del 3º de línea, pues la

mayor

parte de los defensores emprendieron retirada hacia el Morro.

Mientras tanto, el regimiento Lautaro, a las órdenes del coronel Barbosa, capturaba la

batería San José. Los fuertes Santa Rosa y 2 de mayo fueron dinamitados por sus

propios defensores.

Cuando el 3º y 4º de línea ya habían conquistado sus posiciones, se lanzaron en pos del

Morro, olvidándose de las órdenes recibidas de esperar al regimiento Buin. Una

verdadera lluvia de balas caía sobre los chilenos, causando gran mortandad en sus filas;
pero con sin igual furia siguieron avanzando. En pocos momentos alcanzaron la cima de

la fortaleza, cayendo sobre los enemigos dando muerte de forma brutal a los oficiales

Francisco Bolognesi y Juan Moore, salvando la vida de los demás oficiales peruanos, la

oportuna llegada de oficiales chilenos que calmaron a sus hombres, evitando así más

derramamiento innecesario de sangre.

Cuando la bandera chilena fue izada en el mástil del Morro por el teniente del 4º de

línea Casimiro Ibáñez, el capitán del buque peruano Manco Cápac, abriendo las

válvulas de su monitor lo hundió en el mar.

4. Campaña de Lima. (1880)

En la Campaña de Lima, José Francisco Vergara, sucesor de Rafael Sotomayor, se

encargó de preparar las fuerzas chilenas que entrarían a la capital peruana.

El 20 de noviembre, las tropas chilenas desembarcaron en Paracas, localidad a más de

200 kilómetros de Lima. Desde ahí comenzó el avance, ocupando varios poblados sin

mayor oposición, hasta el 13 de enero de 1881, fecha en que las tropas comandadas por

Manuel Baquedano se enfrentaron a las fuerzas peruanas en tres combates consecutivos:

la batalla de San Juan, el asalto al morro Solar y la batalla de Chorrillos.

4.1. Batalla de Chorrillos (13 de enero de 1881)

Manuel Baquedano se dirigió al valle de Lurín, a quince kilómetros al sur de Lima, con

más de 20 mil hombres, mientras Piérola dirigía a 30 mil, con más de cien cañones, en

San Juan, Chorrillos y Miraflores.

Baquedano optó por atacar de frente el campo enemigo, mientras Lynch atacó a 400

metros del enemigo. Sin embargo, no todas las divisiones del ejército estaban presentes

apoyando la causa; aunque tardó un poco, la tercera división entró al mando del coronel

Arístides Martínez y la segunda hizo lo suyo más tarde. La batalla finalizó con el

triunfo absoluto de nuestro país.


El ejército peruano, al mando de Piérola, estaba prácticamente perdido. Solo quedaban

unos cinco mil hombres de reserva en Miraflores.

4.2. Batalla de Miraflores (15 de enero de 1881)

Chile había perdido a muchos hombres durante esta guerra y Baquedano no estaba

dispuesto a seguir. Por lo mismo, envió al estadista Isidoro Errázuriz, secretario del

ministro Vergara, para ofrecerle la paz a Piérola. Sin embargo, esto no dio resultado y

Piérola, que ya había preparado a sus hombres, atacó al ejército chileno. La contienda

fue desigual, ya que Chile solo contaba con cuatro mil hombres, mientras que los

peruanos atacaron con quince mil.

El general Pedro Lagos se dio el tiempo para que llegaran más fuerzas al ataque, hasta

que por fin logró dar un duro golpe al ala derecha del enemigo. Finalmente, el ejército

chileno venció a los limeños obligándolos a huir totalmente derrotados.

5. Campaña de la Sierra. (1881-1884)

La Campaña de la Sierra es la última y más larga etapa de la Guerra del Pacífico. Su

nombre tiene relación con la sierra peruana, ya que, desde abril de 1881 hasta junio de

1884, un grupo de batallones chilenos combatió fuertemente en las altas mesetas de la

sierra de ese país contra las fuerzas contrarias.

Ya bajo la presidencia de Domingo Santa María, y durante tres años y dos meses, los

soldados chilenos arriesgaron su vida por el triunfo definitivo de nuestro país; a esta

fracción del ejército se le denominó “División de los Batallones Solitarios”, quienes

combatieron contra las fuerzas reorganizadas del general peruano Andrés Avelino

Cáceres.

En la sierra peruana algunas tropas regulares, además de indígenas que se les sumaron,

realizaron una fuerte resistencia a la ocupación. En este lugar se desarrollaron algunos

enfrentamientos armados, como el Combate de Sangra (26 y 27 de junio de 1881), el de


La Concepción (9 y 10 de julio de 1882) y la Batalla de Huamachuco (10 de julio de

1883).

El primer paso del general Cáceres (Campaña de la Breña) fue la guerra de guerrillas,

lapso en que ganó tiempo para formar un buen ejército de unos tres mil hombres, ocho

piezas de artillería, un regimiento de caballería y el fuerte apoyo de campesinos que

terminaron por incorporarse como guerrilleros.

Por lo mismo, el jefe político-militar de Chile, el contraalmirante Patricio Lynch,

decidió que mientras no se destruyera totalmente al ejército peruano, no se podía seguir

con la lucha hacia la paz. Fue así como Lynch creó la División del Centro, con tres mil

hombres, con el único objetivo de conquistar la Sierra Central. En 1882, este ejército -al

mando del coronel Gana- logró reducir a las fuerzas peruanas a poco más de mil

hombres.

El 1 de febrero de 1882 tomó el mando de las fuerzas chilenas el coronel Estanislao del

Canto, comandante del Regimiento Segundo de Línea, mientras las tropas peruanas se

reorganizaban para derrotar a la División del Centro, que ya se encontraba en las orillas

del río Mantaro, lugar elegido por el general Del Canto como sede del cuartel general.

La idea de Cáceres era encerrar a Del Canto en el valle de Mantaro, dividiendo sus

tropas en tres: al mando de los coroneles Juan Gastó y Máximo Tafur, y otra a su cargo.

El 5 de julio, Estanislao del Canto dispuso que la cuarta compañía del Chacabuco, al

mando del capitán Ignacio Carrera Pinto, relevara una fracción del mismo regimiento.

5.1. Combate de La Concepción

El Combate de La Concepción es considerado, hasta hoy, como uno de los hechos más

dramáticos de la Guerra del Pacífico. Se llevó a cabo los días 9 y 10 de julio de 1882

precisamente en el pueblo peruano de La Concepción. La guarnición completa del

regimiento Chacabuco, compuesta por 77 jóvenes al mando del capitán Ignacio Carrera
Pinto, resistió durante dos días el ataque de dos mil soldados peruanos, que tuvo como

resultado la muerte de todo el contingente chileno.

El 9 de julio a las dos de la tarde comenzó la batalla, en la que cayó un grupo de jóvenes

chilenos. Sin embargo, el ejército de Chile derrotó en forma definitiva a las fuerzas

peruanas en la Batalla de Huamachuco, luego de la cual se firmó el Tratado de Ancón

(1883), por el cual se puso fin a la guerra con Perú. Más tarde se suscribió un pacto de

tregua con Bolivia (1884), ya que este país no aceptó firmar un tratado de paz.

FASE FINAL DE LA GUERRA


 Tratado de Ancón y Guerra Civil Peruana

El 18 de octubre de 1883, Chile reconoció oficialmente al gobierno de Iglesias sobre

Perú y el 20 de octubre se firmó el Tratado de Ancón, que posteriormente fue aprobado

por la Asamblea Constituyente del Perú. Este acuerdo estableció, entre otras cosas, la

cesión definitiva de la región de Tarapacá a Chile y la ocupación de las provincias de

Arica y Tacna por un lapso de 10 años, al cabo del cual un plebiscito decidiría si

quedaban bajo soberanía de Chile, o si volvían al Perú. El 23 de octubre Lynch se retiró

de Lima que fue ocupada por las fuerzas de Miguel Iglesias, para asumir el gobierno del

Perú. El 4 de agosto de 1884 las últimas fuerzas expedicionarias chilenas abandonaron

el puerto del Callao y el resto de los territorios ocupados al norte de la línea del río

Sama.

La base de la resistencia de Cáceres, que había sido hasta entonces la rebelión de

campesinos e indígenas contra los chilenos, había cambiado y las montoneras luchaban

ahora contra "los blancos", chilenos o peruanos. En junio de 1884 Cáceres aceptó el

Tratado de Ancón, como un «hecho consumado».

Florencia Mallon considera que las verdaderas razones de Cáceres eran que:
Mucho antes que la guerra civil terminara, Cáceres se convenció que para construir una

alianza que lo llevara al palacio presidencial, el tenía que aunar fuerzas con los

hacendados como clase, incluidos aquellos que habían trabajado con los chilenos. La

única manera de hacerlo era dando a los hacendados lo que ellos pedían y reprimir a las

guerrillas que habían hecho posible la campaña de la Breña.

Después de la guerra, las diferencias entre Cáceres e Iglesias dieron origen a una guerra

civil entre los partidarios de ambos líderes, que finalizó luego de varias acciones

militares en 1885 con el triunfo del primero.

 Pacto de tregua entre Bolivia y Chile

Bolivia desde su retirada de la guerra había tomado una actitud expectativa, pero tras el

acuerdo Perú-Chile de 1883 (Tratado de Ancón) y la movilización de tropas chilenas a

su frontera, firmó el 4 de abril el Pacto de Tregua entre Bolivia y Chile de 1884, por el

cual, entre otros, aceptó la ocupación de Antofagasta por Chile y puso fin a las

hostilidades, que solo podrían ser reanudadas con un aviso de un año de anticipación.

En el tratado de 1884 no se menciona la franja 24°S-23°S, omisión que en términos

diplomáticos significa la aceptación del estatus quo, es decir, la reivindicación chilena

de la franja que Chile había cedido en 1866 y en 1874. Para zona entre el 23°S y el río

Loa, Bolivia solo aceptó la ocupación militar de hecho, no hubo una cesión, la que

ocurriría en el tratado de paz de 1904.

CONSECUENCIAS DE LA GUERRA DEL PACIFICO

Al igual que Bolivia, Perú no tuvo un buen recuerdo de su paso por la Guerra del

Pacífico, ya que su participación significó la derrota de sus fuerzas.

Consecuencias territoriales
 La guerra del Pacífico provocó las siguientes consecuencias territoriales:

 Chile extendió su territorio al quedarse con Tarapacá y Arica.


 Luego de 1925, Perú logró recuperar el territorio de Tacna que hasta entonces

estaba en manos de Chile debido a la guerra.

 Asimismo, la provincia de Tarata fue devuelta a Perú en 1925.

 Se fijaron los límites entre Bolivia y Chile, y Bolivia aceptó la anexión de Chile

a la franja boliviana.

 Bolivia perdió su única salida al mar.

 Chile y Argentina se repartieron la Puna de Atacama, que fue cedida por

Bolivia.

Consecuencias sociales
 La guerra del Pacífico provocó las siguientes consecuencias sociales:

 Alrededor de 15.000 personas murieron, tanto militares como civiles.

 Se comenzó a incorporar la comunidad indígena a la sociedad peruana.

 Se desencadenó una gran guerra civil en Perú debido a las diferencias sociales

entre los sectores de la población, surgidas a partir de esta guerra.

Consecuencias económicas
 La guerra del Pacífico provocó las siguientes consecuencias económicas:

 Bolivia se vio obligada a devolver los bienes embargados a Chile que habían

causado el inicio de la guerra.

 Chile se vio beneficiada económicamente al poder controlar territorios con

acceso al salitre y diversos minerales, además de poder controlar zonas

marítimas y sus aranceles.

 Durante la guerra, Chile logró bloquear toda la zona donde se producía salitre,

guano y azúcar, lo cual dejó en ruina económica a Perú, que se abastecía de

dicha zona.
 Bolivia se vio debilitada económicamente por la pérdida de la salida al mar y la

pérdida de territorios.

LINKOGRAFIA

https://www.grau.pe/biografia-de-grau/la-campana-naval-de-la-guerra-del-pacifico-de-

1879/

http://www.fragata-librosnauticos.com/libro/la-guerra-del-pacifico-1879-1884/

https://es.slideshare.net/juanpoto2/ppt-la-guerra-del-pacfico

https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_del_Pac%C3%ADfico#Desarrollo_de_la_guerra

http://www.icarito.cl/2016/08/campana-de-tacna-y-arica-1880.shtml/

BIBLIOGRAFIA

https://www.redalyc.org/pdf/3601/360133457009.pdf

ANEXO 1. Tanto como Perú y Chile tenían escuadras de respaldo que fueron guiados
por los peruanos y chilenos a la guerra.
ANEXO 2. El Combate Naval de Iquique se produjo en la primera campaña
marítima. La guerra se desarrollaría en varias etapas.

ANEXO 3. Toma del morro de Arica

También podría gustarte