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Aunque las oraciones de Mateo 6:9-13 y Lucas 11:2-4 han llegado a conocerse en el ámbito popular como
“la oración del Señor” o “el Padre Nuestro”, esa oración fue en realidad un ejemplo enseñado por Jesús a
los discípulos como un patrón a seguir en sus propias oraciones. La oración que se registra es la verdadera
oración del Señor porque exhibe la comunión del Hijo con el Padre. Esta oración nos revela detalles precisos
de la comunión y la intercesión del Hijo con el Padre. Después de uno de los mejores sermones dados por
Cristo a sus discípulos, la noche termina con una oración sublime. Como diría alguien una vez, “al mejor y
más completo sermón jamás predicado le sucedió la mejor de las oraciones”.
El discurso del aposento alto es como subir una escalera, o como escalar un monte, culminando en esta
oración. Por su parte, Martín Lutero dijo: "En verdad esta oración es sumamente conmovedora y
entrañable. Nos abre la parte más íntima de Su corazón, tanto en cuanto a nosotros, como en cuanto al
Padre. Es tan sincera y tan simple. Es tan profunda, tan rica, y tan amplia, que nadie puede sondear sus
profundidades".
En muchos sentidos la oración constituye un resumen del evangelio de Juan. Sus temas principales incluyen:
1. La obediencia de Jesús al Padre, 2. La glorificación del Padre a través de la muerte y exaltación del Hijo, 3.
La revelación de Dios en Jesucristo, 4. La elección de los discípulos para que no fueran más del mundo sin
salir del mundo, 5. Su misión en el mundo, 6. Su unidad modelada por la unidad del Padre y el Hijo y 7. El
destino final del creyente en la presencia del Padre y el Hijo.
El capitulo se divide en tres partes: 1. La oración de Jesús por sí mismo, 2. La oración de Jesús por los
apóstoles y 3. La oración de Jesús por todos los creyentes.
En el capítulo anterior Jesús estaba hablando con sus discípulos sobre lo que sucedería en los próximos días.
Aquí Jesús levanta sus ojos al cielo y comienza a hablar con el Padre. Sabe que su tiempo terrenal llega a su
fin, pero es consciente en que ésta sería la manera en que Dios sería glorificado. Se acercaba su muerte en
la cruz y también su resurrección. Aquel sacrificio que demostraría la grandeza de su amor con todos
nosotros.
V1 ha llegado la hora. El tiempo determinado desde la eternidad para su muerte, resurrección y exaltación.
Glorifica a tu Hijo. El mismo acontecimiento que glorificaría a Jesús era su muerte aceptando así este
camino porque sabía que así sería glorificado junto al Padre. El fin último de todo es que el Padre sea
glorificado, en este caso, mediante el Hijo por su plan de redención. Por eso Jesús al buscar su propia gloria
buscaba la gloria de su Padre. Sin embargo, Su obra no terminaría en la cruz. Terminaría en la resurrección y
exaltación a la diestra de Dios.
V2 autoridad sobre todo mortal. Una absoluta autoridad soberana, señorío sobre todo, es dado a Cristo en
el cielo y en la tierra. Esta es una prueba clara de su deidad. El tiempo de su humillación había finalizado y
Dios lo había exaltado, sobre todo. A Él le sería posible hacer que este universo y cada individuo se
arrodillaran ante Él y declaren que es el Señor. El único puente, el único Camino a través del cual se
restauraría la comunión total entre Dios y los hombres, Jesucristo Hombre. En él se cumple la obra de
salvación para la humanidad.
V3 vida eterna. La misión del Hijo es motivada por el amor de Dios hacia el “mundo” seres humanos que se
encuentran en rebelión contra Él. “De tal manera” resalta la intensidad o grandeza de ese amor. El Padre
entregó a su Unigénito para que muriera en beneficio y representación de hombres pecadores. Esta obra
generará en todo aquel que crea, una confianza y compromiso con Cristo como Señor y Salvador trayendo
como resultado el recibir una nueva naturaleza generando así un cambio verdadero en el corazón, con
obediencia al Señor.
Spurgeon dijo: "No es tu gozo en Cristo lo que te salva. Es Cristo mismo. No es tu fe en Cristo, aunque ella es
el instrumento. Es la sangre y el mérito de Cristo". Eso es lo que salva. Es posible que uno crea en algo que
no debe creer. Es el objeto de la fe lo que es importante. El evangelio es que Jesús murió por nuestros
pecados, fue sepultado y resucitó. Esos son los hechos. Nuestro conocimiento de los hechos y nuestra
respuesta a tal conocimiento es la fe.
Vs 4-5 glorifícame en tu presencia. Consciente de saber que en pocas horas le esperaba una muerte y
muerte de cruz Jesús escoge enfocarse en el gozo de la obra redentora que había realizado y en el hecho de
que pronto, después de la resurrección, estaría nuevamente en la presencia de Dios «con la gloria que tuve
contigo antes de que el mundo existiera». Tras completar su obra, Jesús miró mucho más allá de la cruz y
oró por esa gloria que había compartido con su Padre antes de que el mundo existiera. Esa glorificación
tendría un cumplimiento literal al Cristo exclamar: “Consumado es” (19:30). Y eso quiere decir que nuestra
redención fue consumada. Había hecho todo lo que era necesario hacer. Y no podemos añadir nada a Su
obra terminada. Por eso, el evangelio de la salvación no es lo que Dios pide que uno haga, sino lo que Dios
le está diciendo que ya ha hecho por usted.
“Amados, aquellos en quienes Cristo vive no son uniformes, sino uno. La uniformidad puede ser encontrada
en la muerte, pero esta unidad es vida. Los que son bastante uniformes aun así pueden no tener amor unos
por otros, mientras que los que son diferentes aun así pueden ser verdadera e intensamente uno. Nuestros
hijos no son uniformes, pero conforman una familia.” (Spurgeon)
V24 estén conmigo donde yo estoy. “¿Acaso no se dejó llevar por el fervor de su devoción? Si sigo el
lenguaje puedo concluir que nuestro Señor ya estaba en el cielo. Él dice ‘más bien, yo quiero que también
ellos, quienes me has dado, estén conmigo donde yo estoy: para que contemplen mi gloria.’ ¿No se refiere a
que deben estar en el cielo con él? Claro que sí; sin embargo, aún no estaba en el cielo; aún estaba en
medio de sus apóstoles, en el cuerpo sobre la tierra; y aún tenía a Getsemaní y al Gólgota frente a él antes
de poder entrar a su gloria. Había orado en tal exaltación de sentimiento que su oración estaba en el cielo, y
él mismo estaba ahí en espíritu.” (Spurgeon)
Vs 25-26 Padre Justo. Jesús estaba por ir a la cruz y someterse a toda la prueba de su pasión. Sin embargo
Jesús, lleno de amor y honra hacia Dios el Padre clamó al concluir esta oración: “Padre justo“
Seguiré haciéndolo. El gran deseo del corazón de Jesús es que Su amor sea manifestado en las vidas de
aquellos a quienes Él ha redimido. Cultivar el amor a la verdad y el amor a los hermanos. La mejor
conclusión en su oración: Amor. No hay virtud más excelente que esta. Dios es amor. Será este amor lo que
permitiría finalmente que aquella oración se convirtiera en una realidad. Un amor que ahora para el
creyente no demanda holocaustos ni sacrificios, sino obediencia, intimidad y santidad.
Y Jesús sigue orando por nosotros: “Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él
se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos“ (Hebreos 7:25). “Hijitos míos, os escribo
estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”
(1 Juan 2:1).