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La vaca por… la soya.

Por Germán M. González


A manera de introducción:
El excelente artículo -“El final de la Era Americana y los años de la Ayuda Soviética”
firmado por José Gabriel Barrenechea -Vitral, Nº124 Oct-Dic del 2016- finaliza con una
frase referida a “la enorme masa ganadera que la Revolución encontró en 1959” la cual
según el autor “Fue dilapidada alegremente en experimentos que nada tenía de ellos y sí
mucho de juegos”. Esa expresión sirvió de motivación al presente trabajo.
La frase de Barrenechea recuerda una definición dada por el Padre Félix Varela en el
artículo “Ensayo sobre la doctrina de Kant” (1):
“La inventomanía, deseo desordenado de inventar, es uno de los mayores
males, tanto en las ciencias como en la religión, y es mucho más peligrosa
que las demás ilusiones humanas, puesto que se pone en el lugar de la pasión
más notable y del rasgo más distintivo de la naturaleza humana, con el que
pretende identificarse, a saber: el justo deseo de adelanto”.
La definición de “inventomanía” dada por el primero que nos enseñó a pensar viene a
la mente cada vez que se estudie la evolución (o involución) de casi todas las ramas de
la economía cubana, y la ganadería vacuna no queda exenta de ello.
Antecedentes:
Desde el mismo inicio de la colonización se introdujo en Cuba el ganado vacuno junto
con otros animales domésticos, antes que especies vegetales. Por las condiciones
naturales se reprodujo rápidamente, abundando poco después los animales “jíbaros”
deambulando por los montes y sabanas. Este factor unido al lento crecimiento
poblacional de los inicios hizo que -según abundantes testimonios- en Cuba hubiera más
reses que habitantes durante todo el siglo XVI y parte del XVII.
Antes de 1776 Cuba no era una potencia azucarera, lo eran las Sugar Island de Las
Antillas a las cuales se exportaba carne, cueros y bueyes desde la parte oriental del
departamento Central hasta el occidente del Oriental -actualmente oriente de Sancti
Spíritus a occidente de Granma- comercio de contrabando a causa de las restrictivas
leyes coloniales. Es decir, alimentos, materia prima industrial y animales de trabajo
llegaban a las Antillas no españolas procedentes de Cuba, a contrapelo de las
enemistades entre las metrópolis.
A partir del “boom” azucarero cubano del siglo XVIII, sin dejar de contrabandear, los
ganaderos del centro-oriente cubano se convierten en suministradores de esas mismas
producciones al desarrollo nacional. Es de notar que al no existir aún los materiales
sintéticos actuales el cuero de res tenía una importancia inmensa como materia prima
universal, incluso para la industria naviera, recordar que en La Habana estaba el mayor
astillero del Imperio español.
Se conformaba así una peculiar economía y la base productiva de una de las primeras
manifestaciones de nuestra nacionalidad, surgidas precisamente en esa porción del País,
menos cosmopolita que La Habana y Santiago y sobre todo alejada de la influencia de
los empleados y comerciantes, en su mayoría peninsulares.
La idiosincrasia propia de los habitantes de esas provincias, actualmente diluida por la
movilidad de la población (alta tasa de migración interna y externa) y sus actitudes
políticas en diferentes encrucijadas de nuestra Historia se formaron en esas condiciones
económicas.
La ganadería condicionó nuestros hábitos culinarios: bisté, carne con papas, ropa vieja,
picadillo con papitas y el ajiaco, la urbana frita como “tente en pié” habitual; el tasajo se
consumía desde la época colonial cuando no existía refrigeración y constituía alimento
fundamental de los esclavos en las plantaciones, aun en la República, en los lugares
apartados, siguió teniendo importancia hasta la aparición de enlatados.
El desarrollo de la ganadería continuó durante la colonia y posteriormente en la
República alcanzó niveles altos, cualitativos y cuantitativos, aunque no dejó de
predominar el uso de los métodos extensivos sobre los intensivos, a causa
fundamentalmente del latifundio. Incluso existían rebaños “salvajes” en lugares como el
norte de Camagüey, la Ciénaga de Zapata, occidente de Pinar del Río y otros lugares
apartados.
En los orígenes de la ganadería en Cuba, su importancia económica e influencia cultural
coinciden nuestros historiadores, entre ellos M. Moreno Fraginals; E. Santovenia; R.
Guerra y otros.
La carne de res:
La carne, para los cubanos, pues al consumirla de otro origen se especificaba: comí
pollo, o carnero, o chivo, o cerdo. Si el consumo era de vacuno bastaba una palabra:
carne. Abundan las pruebas documentales y testimoniales de la importancia de esa rama
económica en la alimentación de los cubanos, tomemos tres ejemplos de la situación
imperante en los años cincuenta del pasado siglo:
• El destacado economista Oscar Pino Santos escribía: (…) nuestro pueblo, para
quien la carne es un alimento imprescindible de la dieta diaria (…) (Carteles,
Agosto de 1954).
• Según las personas mayores en cada manzana citadina había, al menos, una
carnicería, los pequeños poblados contaban hasta tres.
• Pericás L.B. en “Che Guevara y el debate económico en Cuba” (2006) nos atribuye
el 2º lugar en consumo p/c en América Latina en ese momento citando estadísticas
de instituciones nacionales e internacionales.
Al establecerse el racionamiento (1963), correspondía una libra semanal por
consumidor, eso significó 52 libras al año, equivalentes a 179 mil toneladas para 7,5
millones de cubanos. Esa distribución fue disminuyendo paulatinamente, pasó de
semanal a novenas, se alargaron los plazos y hasta hoy, desaparecida de la libreta. El
rebaño vacuno en esos años contaba con siete millones de cabezas, al cierre del 2016
ronda los cuatro millones (2), aproximadamente el 57%.
Actualmente, con 11,3 millones de habitantes (2), se produjo el pasado año 43 mil
toneladas (2), la cuarta parte y cero distribuciones normadas (solo dietas médicas).
Conclusiones: deterioro total de la producción y distribución no equitativa.
En cuanto a la leche:
Históricamente la ganadería cubana estaba orientada a la carne, existía relativamente
poco ganado lechero, sin embargo:
En los años cincuenta se comercializaban 600 (2) millones de litros para menos de seis
millones de habitantes, en los últimos diez años solamente dos veces se ha alcanzado
esa cifra de producción (2), con población de 11,3 millones. En las ciudades la
distribución diaria se realizaba a domicilio, al levantarse la familia estaba el o los litros
de leche en la puerta, junto con el pan y la prensa matutina.
Existían miles de fincas medianas y pequeñas (157,618) (3), cuyos dueños, trabajadores y
familiares consumían leche producida en el lugar que por estar distante de los centros
urbanos y la inexistencia de sistemas de acopio e industrialización no se comercializaba.
La producción lechera en esas condiciones no era económicamente atractiva; por otra
parte las razas predominantes eran pobres productoras de leche. Por esas razones
muchas vacas no se ordeñaban, solo las necesarias para el consumo vecinal.
Los por qué ausentes:
Un estudio detallado de las causas de la ruina de la ganadería cubana implica un espacio
no disponible, sin embargo, en forma muy sintética podemos decir que existen causas
comunes a las de la ruina de la economía en general y como parte de estas específicas
originadas por políticas erróneas.
La opinión expresada por un campesino pinareño entrevistado recientemente en el
noticiero televisivo resume el problema actual: en el País no puede progresar la
ganadería porque no hay ganaderos, dijo.
Veamos el antecedente directo de esta situación, según “CUBA: revolución y economía
1959-1960” (3):
“El alto nivel de rentabilidad que habría de alcanzarse en los antiguos latifundios
ganaderos y en consiguiente el alto nivel de utilidades que se repartirían entre vaqueros
y monteros, colocaba a estos jornaleros en una situación ventajosa con respecto a otros
trabajadores rurales”.
Y a continuación:
“Por otra parte, la elevada participación de la ganadería en la dieta nacional, las
peculiaridades de la reproducción del ganado y su conservación no podía estar a
expensas de cualquier nivel de administración. Era necesaria la administración directa
del Estado sobre estos antiguos latifundios, a fin de asegurar el desarrollo ganadero del
País”.
Así se justificaba la conversión de los latifundios privados en latifundios estatales hoy
cubiertos de marabú en su mayor parte, así como la falta de retribución y
reconocimiento social en general a los trabajadores de la ganadería. Por otra parte es
interesante la admisión de los autores (entre ellos el último Ministro de Economía de la
era Fidel Castro) de lo que llamaron “elevada participación de la ganadería en la dieta
nacional”, participación hoy reducida a casi cero.
Algunas causas específicas del deterioro de la rama ganadera:
• El gigantismo de los llamados “planes especiales de la revolución” insostenibles
económica, ambiental y socialmente. Se transformaron los latifundios privados en
latifundios estatales, actualmente cubiertos de marabú en gran parte.
• Política racial desacertada en relación con nuestras condiciones naturales. Se trató
sin éxito de crear la “holstein tropicalizada”.
• Medidas absurdas, limitadoras de la iniciativa creadora, entre ellas la prohibición al
productor del sacrificio y consumo familiar y local, como puede hacerse con los
cerdos u otro ganado.
• Política de precios absurda y pagos para las calendas griegas por empresas del
Ministerio de la Industria Alimentaria: CONCAR y ECIL, verdaderas depredadoras
de la ganadería.
• Alta incidencia del hurto y sacrificio de ganado, provocado por la imposibilidad de
los ciudadanos de acceder a la carne en la red comercial. Nadie compraría carne de
higiene y procedencia dudosa de poder adquirirla en la red comercial.
• Falta de atractivos para la fuerza de trabajo, eso abarca salarios insuficientes,
pésimas condiciones de trabajo, lejanía de los centros urbanos, en general falta de
reconocimiento social. Según Luiz Ignacio “Lula” da Silva en su conferencia
magistral en la Universidad de La Habana: un hombre no es una estaca que se clava
en el suelo.
• Deterioro de la red comercial de cárnicos, excepto los pocos mercados en CUC.
• Dificultades, a veces imposibilidad, de acceso a insumos productivos
imprescindibles, en ocasiones por la no existencia y casi siempre por trabas
burocráticas.
• Créditos inexistentes o insuficientes o bajo condiciones absurdas, sobre todo para
desarrollo e inversiones.
• Pésima capacitación técnica, inexistente generalmente.
• El desplazamiento más o menos forzoso de los campesinos hacia poblados
construidos al efecto, para evitar el apoyo a los alzados; compactar los “planes
especiales de la revolución”; conformar cooperativas de producción agropecuaria
(CPA), u otros propósitos.
En todo este proceso no faltaron las notas folklóricas:

 Como parte de la propaganda en los medios surgió un ganadero a quien se apodó


“Pedro cero por ciento” con filme documental en su honor y todo. El cero por ciento
aludía a que no morían terneros en la vaquería administrada por el personaje. Como
Reynaldo Castro en el corte de caña simbolizo la versión caribeña del movimiento
stajanovista(5).
 André Voisin, científico francés que se convirtió en el Lysenko (6) de Fidel Castro, a
quien convenció de las bondades del pastoreo intensivo, con cercas de un solo hilo
de alambre electrificado en un país con sistema electro energético inseguro, el
ganado gozaba de absoluta libertad durante los largos apagones.
 Rosafé Signet, toro de raza Holstein comprado en Canadá cuyo semen congelado
fecundó muchas vacas con la recién generalizada inseminación artificial. La protesta
de éstas la simbolizó un número musical del cantautor Pedro Luis Ferrer, donde la
vaquita Pijirigua reclamaba que las cosas se hicieran “a la antigua”.
 Ubre Blanca, vaca pinera, rompió todas las marcas de producción a corto plazo, pero
al morir prematuramente se quedó muy lejos de las marcas a largo plazo o de por
vida. Parece que “se fue en leche”, la exagerada producción de ésta agotó sus
reservas vitales.
Todos estos hechos y personajes fueron protagonistas de intensas campañas
propagandísticas en los medios oficiales, se inmortalizaron en estatuas, pinturas, filmes
(arte exponente del realismo socialista soviético), nombres de instalaciones e incluso en
largas horas en igualmente largos discursos de Fidel Castro. Voisin descansa en el
habanero Cementerio de Colón
Voluntarismo, emprendimientos faraónicos e inventomanía. Causas comunes al
deterioro de todos los aspectos socioeconómicos del País del que no escapó la ganadería
vacuna, en fin, no se cambió la vaca por la chiva como expresó Fidel Castro explicando
la conveniencia de la relación con la Unión Soviética sobre Estados Unidos (4), se
cambió por soya, importada además.

(1)
Miscelánea filosófica, Pueblo y Educación, La Habana (1992).
(2)
Anuario Estadístico de Cuba.
(3)
Rodríguez, J.L. y otros, (1985)
(4)
Barrenechea J.G. Vitral, Nº124 Oct-Dic (2016)
(5)
Por Alekséi Stajanov, minero que dio nombre a un movimiento de trabajo intensivo en
la URSS. Los estajanovistas terminaron conformando una especie de “aristocracia
obrera” por el volumen de privilegios concedidos. RUSSIA: Heroes of Labor -
TIME(1998)
(6)
Trofim Lysenko, agrónomo soviético que se convirtió en paradigma del científico
para Stalin. A sus ideas se atribuye el atraso soviético en la agronomía, la biología y en
especial de la genética. También se le atribuye la caída en desgracia, ejecución o envío
a gulags (prisiones de trabajo forzoso) de otros científicos: Suppressed research in the
Soviet Union (1994)

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