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MALFORMACIONES INTESTINALES CONGENITAS

Una malformación congénita es un defecto en la anatomía del cuerpo


humano, o en el funcionamiento de los órganos o sistemas del mismo, que se
manifiesta desde el momento del nacimiento. Las malformaciones congénitas
contribuyen de forma importante a la mortalidad durante la vida intrauterina, en
el periodo perinatal y en etapas tempranas de la vida, constituyendo la primera
causa de muerte infantil en los países desarrollados.

Es posible reducir la frecuencia de los defectos congénitos durante el


embarazo si estos son detectados a tiempo para controlar los factores que
llevan a esta patología. Por otro lado la gran mayoría de las malformaciones
congénitas son de origen desconocido, pero un 40% de ellas se asocian a
determinados factores de riesgo por alteraciones genéticas, agentes químicos
o algunos fármacos, la edad materna, así como enfermedades que ha
padecido durante el embarazo o la alimentación durante la gestación, también
es debido a agentes ambientales como radiaciones iónicas.

Las atresias son unas de las malformaciones más frecuentes y son la causa
principal de obstrucción intestinal en recién nacidos, representando el 95% de
los casos. Las atresias gastrointestinales fetales pueden ocurrir en cualquier
parte del conducto digestivo, siendo mas frecuentes a nivel yeyuno-ileal. En
vez de ser un tubo abierto se presenta bloqueado en una o varias partes
impidiendo el paso de los alimentos y de las heces fecales.

La incidencia de la atresia intestinal es aproximadamente de un caso por cada


3.000 – 4.000 nacidos vivos asociados con bajo peso al nacer. Similar a la de
la atresia de esófago.

Muchas investigaciones reunidas explican que la patogenia de las atresias


intestinales es provocada por una inadecuada circulación sanguínea en los
intestinos durante el desarrollo del feto, causando la necrosis de un segmento
del intestino del bebé en desarrollo.
Usualmente la atresia intestinal esta asociada a otras anomalías congénitas
como enfermedades del corazón, genéticas, renales, defectos de la pared
abdominal y prematuridad.

Durante el embarazo es posible diagnosticar esta anomalía por medio de un


ultrasonido o una resonancia magnética. De otra manera también se puede
diagnosticar al observar demasiado líquido amniótico que generalmente se
desarrolla durante el tercer trimestre.

Se han practicado múltiples tratamientos para la atresia intestinal mejorándose


con la intención de situar al neonato en las mejores condiciones. El único
tratamiento es quirúrgico y sin ella, las atresias se convierten en un
padecimiento mortal ya que el bebé no puede recibir alimentación.

Estas cirugías se practicaran únicamente después del nacimiento con el


objetivo de resecar y hacer una anastomosis, restableciendo el flujo normal del
intestino.

A lo largo de los años, se ha observado una disminución progresiva de la


mortalidad en las Atresias Intestinales debido a avances en las técnicas
quirúrgicas, cuidados intensivos neonatales y control de las malformaciones
asociadas. Haciendo hincapié en el diagnostico temprano mediando pruebas
de imagen se puede llegar a una corrección rápida y con menor riesgos de
mortalidad.

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