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COLEGIO ALEGRÍA DE LOS NIÑOS

Alegría – Trabajo – Futuro


Resolución de aprob. # 000460 de Noviembre 23 de 2018
Nº DANE 320001068045

NOMBRE ANA SOFIA MANGA VASQUEZ


1.ACTIVIDADES

Escribe un cuento sobre la alegría e ilústralo


La alegría de la huerta
Mamá, hoy me ha dicho la madre de Pepito que soy la alegría de la huerta. Y no sé qué
significa eso. ¡Estábamos jugando en el jardín! Te prometo que no le he tocado los tomates,
ni las lechugas, ni las sandías… Bueno, a lo mejor me he acercado a las fresas, pero solo
las he mirado de cerca, te lo prometo. Yo solo….

-No te preocupes, Andresito, que eso es bueno -interrumpió mamá-. Lo que te ha dicho la
madre de Pepito es bueno. Y tiene toda la razón. Alegras a todo el mundo.

-Pero ¿qué tiene que ver la alegría con la huerta? -preguntó el niño.

-Eso es una expresión que se hizo popular hace muchos años. ¿Quieres que te cuente la
historia? -preguntó mamá.

-¡Sí! -exclamó Andresito.

-Verás, hace muchos años, allá por el año 1900, se estrenó una zarzuela muy bonita
-empezó a contar mamá.

-¿Qué es una zarzuela? -preguntó Andresito.

-Es una especie de obra de teatro con música -dijo mamá.

-¿Cómo la ópera? -preguntó el niño.

-Parecido, pero en español y con un estilo muy peculiar. En su época llamaban a la ópera el
género chico, en comparación con la ópera.

-¡Qué guay! -dijo Andresito.

-Pues bien -continuó mamá-. En 1900 estrenaron una zarzuela con música de un
compositor muy famoso que se llamaba Federico Chueca. La historia, escrita por Enrique
García Álvarez y Antonio Paso, se desarrollaba en la huerta murciana. Uno de los
protagonistas se llamaba Alegrías. La zarzuela se hizo muy popular y por eso se extendió la
expresión ‘ser la alegría de la huerta’.
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Alegría – Trabajo – Futuro
Resolución de aprob. # 000460 de Noviembre 23 de 2018
Nº DANE 320001068045

-¿Cómo se llamaba la zarzuela? -preguntó Andresito.

-Se llamaba ‘La alegría de la huerta’ -dijo mamá.

-¿Podemos verla? -preguntó Andresito-. Seguro que la encontramos en YouTube.

-¡Qué buena idea! -dijo mamá. Y se pusieron a ello. ¡Qué rato tan divertido pasaron juntos!
1. TAREA
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Nº DANE 320001068045

NOMBRE GABRIELA CARDONA


1.ACTIVIDADES

Escribe un cuento sobre la alegría e ilústralo


LA CASITA DEL MAL HUMOR
Natalia pasaba todos los veranos el pueblo. Allí tenía
bastantes amigos, niños y niñas que, como ella, iban
de veraneo. El pueblo era tan pequeño no tenía
parque. Pero podía jugar mucho tiempo en la calle, en
el campo y en el río. Además, todas las casas tenían
grandes patios, huertos y terrenos donde los niños
podían estar.

Pero Natalia tenía un problema: se enfadaba con


mucha facilidad. Y cuando se acaba se liaba una
buena. No había manera de calmar la rabia de Natalia
cuando se enfadaba.

Un día el abuelo de Natalia tuvo una idea. Y le


construyó a su nieta una casita en un gran árbol que
tenían junto al huerto.

-Natalia, mira lo que he hecho para ti -dijo el abuelo-. La llamado La Casita Del Mal Humor.

-¿Y qué hace? -preguntó Natalia.

-Cuando te enfades solo tienes que venir aquí y dejar el mal humor -respondió el abuelo-.
Solo tienes que subir, cerrar la puerta, y dejar el mal humor en los platos que hay dentro.

-¿Y qué pasa con el malhumor? -volvió a preguntar la niña.

-Son platos especiales -dijo el abuelo-. El mal humor se evapora y desaparece.

-¡Qué tonterías dices, abuelo! -dio Natalia.

-De tonterías nada guapa -dijo el abuelo-. Tú prueba a ver si funciona. Ya verás que cuando
vuelvas el malhumor ya no está.
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Alegría – Trabajo – Futuro
Resolución de aprob. # 000460 de Noviembre 23 de 2018
Nº DANE 320001068045

-¿Y qué pasa si el malhumor no sale? -preguntó Natalia.

-Sale, de verdad -dijo el abuelo-. A veces tarda, pero al final sale. Tú solo tienes que mirar
los platos hasta que estén llenos.

-Pero ¿cómo sé que están llenos? -preguntó la niña-

-Lo sabrás, confía en mí.

Natalia se encogió de hombros y decidió seguirle la corriente a su abuelo. Esa misma tarde
cogió un berrinche tremendo y se fue a la casita del árbol que le había hecho su abuelo. Allí
miró los platos. Tenían unos dibujos preciosos. En algunos había escritos unos versos muy
bonitos que hablaban de las flores, el cielos azul y el mar en calma. Sin darse cuenta,
Natalia se tranquilizó y salió de allí.

-
Abuelo, estoy más tranquila, pero en los platos no hay nada -dijo la niña.

-¿Ah, no? -dijo el abuelo-. Vamos a verlo.

-Ya verás como digo la verdad -dijo Natalia.

-Pues es verdad, aquí no queda nada -dijo el abuelo-. Hay que ver lo bien que funcionan
estos platos, que evaporan el malhumor en cuanto lo sienten.

Natalia se rió mucho con su abuelo. Pues sí que iba a ser verdad que la casita del mal
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humor con sus curiosos platos funcionaba.

Desde entonces, Natalia visita la casita del árbol cada vez que se enfada. Algunos días
incluso va sin haberse enfadado, porque aquel rincón era realmente mágico, porque salía
llena de alegría, tranquila y feliz.
2. TAREA

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