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Chapter Title: MARGARITA, PROSERPINA, EL NARRADOR Y TORRES BODET:

“ARCHIPIÉLAGO DE SOLEDADES”
Chapter Author(s): Sara Poot Herrera

Book Title: Los Contemporáneos en el laberinto de la crítica


Book Editor(s): Rafael Olea Franco and Anthony Stanton
Published by: El Colegio de Mexico

Stable URL: https://www.jstor.org/stable/j.ctv6jmwr3.39

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Contemporáneos en el laberinto de la crítica

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ESPEJ OS Y CONFI DENC IAS

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MARGARITA, PROSERPINA, EL NARRADOR Y
TORRES BODET: "ARCHIPIÉLAGO DE SOLEDADES"

SARA POOT HERRERA


University of California, Santa Bárbara

Nueve años de creación literaria y nueve libros de poesía de Jaime To-


rres Bodet 1 anteceden a su primera novela, Margarita de niebla, publi-
cad& en México en 1927. 2 El mismo año de su aparición, Benjamín Jarnés
opinó que Margarita de niebla era el mejor libro de poemas de Torres
Bodet, "un bello libro de transición". 3 Es, literalmente, el paso del poe-
ma a la prosa, la palabra final que se desata y culmina la primera etapa
poética de este escritor.
Los siguientes cuatro libros de relatos de Torres Bodet, entre los
que se encuentra Proserpina rescatada de 1931, se publican en Madrid. 4
Cierran este ciclo narrativo dos últimos libros que aparecen en México.'
Hay una "cinta de plata" que se entrelaza temática y formalmente en
esta prosa: son las reseñas de cine que aparecieron entre 1925 y 1926
en Revista de Revistas. 6

1 Estos libros son Fervor (1918), El coraz;6n delirante (1922), Canciones (1922), Nue-
vas canciones (1923), La casa (1923), Los dfas (1923), Poemas (1924), Biombo (1925) y
Poesfas (1926, antología).
2 Jaime Torres Bodet, Margarita de niebla, Cvltvra, México, 1927. El capítulo 5 apa-
reció en la revista Ulises, 1927, núm. 3, pp. 29-33, con el título "Domingo".
3 Benjamín Jarnés, "Libros americanos: Margarita de niebla", La Gaceta Literaria,
Madrid, 15 de septiembre de 1927. Citado por Emmanuel Carballo, Jaime Torres Bodet,
Empresas Editoriales, México, 1968, p. 259.
4 La educaci6n sentimental, Espasa-Calpe, Madrid, 1929; Proserpina rescatada, Es-
pasa-Calpe, Madrid, 1931 (seguida de "Retrato de Mr. Lehar"); Estrella de dfa, Espasa-Cal-
pe, Madrid, 1933; Primero de enero, Ediciones Literatura, Madrid; 1935.
5 Sombras, Cvltvra, México, 1937, y Nacimiento de Venus y otros relatos, Nueva
Cvltvra, México, 1941 [contiene "Nacimiento de Venus", "Retrato de Mr. Lehar", "Entrada
en materia", "Parálisis" y "Antonio Arnoux"].
6 Jaime Torres Bodet, La cinta de plata, L. M. Schneider, comp., UNAM, México, 1986.
El libro recoge las 47 crónicas· cinematográficas publicadas con el seudónimo "Celuloide".

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368 SARA POOT HERRERA

De la Narrativa completa de Torres Bodet elijo Margarita de niebla


y Proserpina rescatada 1 para hablar de las relaciones entre el autor y
los personajes. Vistas en su contexto histórico y literario, Margarita es
una novela que dialoga con otras muchachas en flor, Novela como nube
de Gilberto Owen y Dama de corazones de Xavier Villaurrutia. 8 Pro-
serpina se acerca rítmicamente a Ernestina de La llama fría de Owen9
y se le acercan Eglantina, Ondina y Eufrosina, de Giraudoux y Jarnés.
La relación entre Torres Bodet y estos escritores se remonta sobre
todo a una etapa de juventud; la misma a la que se refiere Francisco
Ayala cuando escribe sobre Margarita de niebla:
No en vano los protagonistas de casi todas las novelas de este ciclo son
unos jóvenes tímidos, ingeniosos. Con un lirismo indicador de aguda sen-
sibilidad, y un espíritu burlón indicador de aguda inteligencia. Fluctuantes
siempre entre lo sentimental y lo irónico, en un sesgo original y divertido. 10

Concebida su primera novela por él mismo como "ejercicio", "en-


sayo de prosa", Torres Bodet explicita sus preferencias en cuanto a las
lecturas presentes en su narrativa -Giraudoux, Proust, Goethe- y se
refiere a los elementos precarios en sus relatos y a la reducción inten-
cional del argumento. 11
Se ha hablado de lo novedoso que representó para la época la na-
rración de Margarita: en un primer plano, las imágenes y las metáforas;
en un segundo plano, el argumento y la anécdota. La crítica se ha refe-
rido también al lirismo de Proserpina, a las visiones varias que los per-
sonajes ofrecen de ella, y a la combinación de lo moderno con lo clásico
y lo mitológico. De ambas novelas, al monólogo interior, a la función
de la memoria y a la introspección. 12

7 Jaime Torres Bodet, Narrativa completa, prólogo de Rafael Solana, 2 ts., Editorial
Offset, México, 1985 (Col. Biblioteca, 29 y 30). Anoto entre paréntesis las páginas que cito.
Las citas provienen exclusivamente del tomo i.
8 Novela como nube y Dama de corazones fueron publicadas por Ediciones de Ulises
en México en 1928.
9 Gilberto Owen, LDllama fria, México, 1925.
°
1 Francisco Ayala, "Margarita de niebla", Revista de Occidente, Madrid, 18 (1927),
núm. 52, pp. 133-137. Este artículo aparece también en Confrontaciones, Seix Barral, Bar-
celona, 1972, pp. 337-341. La cita es de pp. 137 y 341 respectivamente.
11 En Jaime Torres Bodet, Tiempo de arena (Fondo de Cultura Económica, México,
1955), sobre todo en el capítulo 34 titulado "Margarita de niebla", pp. 229-237.
12 Véase el prólogo de Rafael Solana a la Narrativa completa de Torres Bodet, pp. 7-21.
Merlin H. Forster ha estudiado las técnicas narrativas de Torres Bodet en "Las novelas de
Jaime Torres Bodet", LD Palabra y el Hombre, 1965, núm. 34, pp. 207-212, y en "La
obra novelística de Jaime Torres Bodet", Ensayos c:ontemporáneos sobre Jaime Torres Bo-
det, B. Miller, comp., UNAM, México, 1976, pp. 61-72. En el capítulo 2 de su libro, LDs
Contemporáneos 1920-1923. Perfil de un experimento vanguardista mexicano (Ediciones
de Andrea, México, 1964, pp. 24-55), dedicado a la obra de Torres Bodet, Forster toca as-

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MARGARITA, PROSERPINA, EL NARRADOR Y TORRES BODET 369

Veo estos aspectos en relación con la configuración de los personajes


y con los lazos que el narrador establece con Margarita y Proserpina.
Margarita -causa y efecto de una práctica creativa que pone en juego
el virtuosismo del lenguaje- resulta ser una imagen, una "margarita li-
teraria" podríamos decir, que se fija en el espacio de la poesía. Proser-
pina, en cambio, es un relato en el que el lenguaje va más allá de sus
fronteras y deriva en el espacio de la fantasía, en una nueva versión de
un mito.
Entre Margarita de niebla y Proserpina rescatada 13 está Destierro, 14
libro fundamental en la obra poética de Torres Bodet. Sobre los años de
su publicación, dice el escritor:

En España, en 1930, había aparecido Destierro. Aquel libro entrañaba una


confesión. Sentí la necesidad de adentrarme, todavía más, en lo sustancial
de mis experiencias. Y, al margen de otros escritos (como los relatos Es-
trella de dfa y Primero de enero), principié un libro de versos ... Este libro
lleva también un nombre significativo. Se llama Cripta.

pectos importantes de la prosa de este escritor. Una parte del libro de Carballo (op. cit.) se
refiere a "La prosa narrativa" de Torres Bodet (pp. 55-67); la tercera parte de este libro,
"Juicios críticos en pro y en contra" (pp. 255-285), contiene reseñas y artículos publicados
de 1918 a 1965; la cuarta y última parte reúne la "a) Bibliografía directa" (pp. 289-293) y
una "b) Bibliografía indirecta" (pp. 293-321). Véase también Emmanuel Carballo, "Jaime
Torres Bodet", 19 protagonistas de la literatura mexicana del siglo XX, Empresas Editoria-
les, México, 1965, pp. 2ll-227. Puede consultarse a Sonja Karsen, "El prosista", de su
edición de Jaime Torres Bodet, Versos y prosas, Ediciones Iberoamericanas, Madrid, 1966,
pp. 42-63, y "Scrupulous Adherence to Memory: The Novelist", Jaime Torres Bodet, Tway-
ne, Nueva York, 1971, pp. 69-88. Antonio Castro Leal se refiere también a la prosa de
Torres Bodet en "El escritor", que aparece en Jaime Torres Bodet en quince semblanzas,
Ediciones Oasis, México, 1965, pp. 33-46, y en Ensayos contempordneos sobre Jaime To-
rres Bodet, pp. 107-120. José Emilio Pacheco resume el comentario critico sobre la prosa
de Torres Bodet y la concibe como la puesta al día de la narrativa mexicana, en ''Torres
Bodet, «Contemporáneo»", ibid., pp. 5-12. Estelle Irizarry escribe sobre "El vanguardismo
humanístico de los cuentos de Jaime Torres Bodet", ibid., pp. 18-42, y Beth Miller muestra
algunas relaciones entre la poesía y la prosa del escritor, al hablar de "La desmitificación
de la mujer en las obras de Jaime Torres Bodet en los años treinta", ibid., pp. 95-106. Léase
también a Guillermo Sheridan, Homenaje a los Contempordneos. Mon6logos en espiral.
Antologfa narrativa, Instituto Nacional de Bellas Artes, México, 1982, especialmente pp.
5-11 y 76, y Los Contempordneos ayer, Fondo de Cultura Económica, México, 1985, espe-
cialmente "1928. De los monólogos a la revista: Contempordneos", pp. 304-362.
13 Antes de que la publicara Espasa-Calpe, en Revista de Occidente aparecieron dos
fragmentos de Proserpina rescatada, con el nombre de "Muerte de Proserpina", 29 (1930),
núm. 85, pp. 1-36 (la primera versión del primer capítulo y de una parte del segundo) y
"Muerte de Proserpina (Conclusión)", 29 (1930), núm. 86, pp. 177-215 (primera versión de
unas eartes del segundo, tercero y cuarto capítulos).
4 Jaime Torres Bodet, Destierro, Espasa-Calpe, Madrid, 1930.

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370 SARA POOT HF.RRERA

El hombre que lo compuso se sentía rodeado -iba a decir oprimido-


por una soledad que, a cada instante, le devolvía su propia imagen [cur-
sivas mías]. 15

En este pasaje de la memoria, hay un cambio de la primera a la tercera


voz. Torres Bodet asume la tercera persona para hablar de sí mismo;
habla con otra voz y se pone el ropaje de hombre público que lo carac-
terizó durante casi toda su vida y toma distancia para referirse a su
intimidad. Puede leerse en esta confesión y entreverse en este distan-
ciamiento la soledad del hombre privado, transparentada en su propia
imagen y en su creación.
Tanto en Margarita de niebla como en Proserpina rescatada esta
soledad se desliza al interior de la escritura y encarna en los narradores,
ambos en primera persona. Desde su soledad, cada uno de ellos invoca
y evoca la figura femenina, y reflexiona sobre sus propios sentimientos:
"De los síntomas de todas las enfermedades que padezco [dice el narra-
dor de Margarita de niebla] los que no me equivoco nunca en identificar
son los del amor" (p. 28).
Margarita -antecedida por María Eugenia, María Luisa y Enriqueta
en el pasado que se menciona en esta novela, 16 y por Paloma en la recta
final de la elección amorosa- es el blanco de la mirada del narrador:
"Creo llevar años de conocerla. ¡Hay mujeres así, vestidas de biografía!
La recuerdo en varios planos, como si su imagen se reflejara en una fila
de espejos paralelos" (p. 29). Estas palabras develan que la posibilidad
amorosa se fija tan sólo en la imagen en el espejo y en la eternidad.
En Proserpina rescatada, el encuentro y reencuentro entre el narra-
dor y Proserpina -sustituida ésta por Hortensia en el presente- per-
mite también que se bosquejen las figuras de Raquel, Sara, Asunción
Aurora y Amelia. En las dos novelas el narrador centra su atención en
dos personajes del mundo femenino. Pero Proserpina, a diferencia de
Margarita, descrita básicamente por la voz del narrador, es visualizada
también desde varios ángulos: "No había manera de unir en una sola
dos opiniones tan disidentes. Preferí hacer yo mismo mi juicio de Pro-
serpina" (p. 166). Y algo más: aunque predomina la voz del narrador,
Proserpina tiene voz y visión propias del mundo y del lenguaje: "-No
hay paisaje, por hermoso que sea, que no pueda caber en una frase feliz"
(p. 179).
Además de estar conformada desde una visión múltiple, Proserpina
también es descrita desde distintas perspectivas temporales: el narrador

15Citado por Carballo, Jaime Torres Bodet, p. 29.


16La lectura de "Adolescencia", capítulo XII de Tiempo de arena (pp. 85-92), recuerda
el tono de Margarita de niebla: la edad de los personajes, sus gustos -<:ine, música- y la
forma como el narrador los recuerda y construye a base de metáforas y de imágenes poéticas.

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MARGARITA, PROSERPINA, EL NARRADOR Y TORRES BODET 371

cuenta desde un tiempo' presente su historia compartida años atrás con


Proserpina. En este caso, la experiencia amorosa se fija en el recuerdo,
en el espejo de la memoria.
En las dos novelas se percibe una conciencia de creación estética
de los personajes, que el autor coloca silenciosa y estratégicamente en
sus narradores. Así como cada narrador se proyecta en sus personajes, 17
en el autor existe un excedente de visión y una conciencia de escritura
que le permite visualizar desde una mirada exterior y cabal el diálogo
entre el narrador y los otros personajes. El autor, que tiene conciencia
del otro cercano a él (el narrador) y de los otros cercanos a este narrador,
permanece fuera del acto discursivo. Él completa el esquema del diálogo
entre los personajes y es la instancia más responsable, o la única res-
ponsable de crear estéticamente a éstos.
Cuando en Tiempo de arena Torres Bodet hace una reminiscencia
de la gestación de Margarita de niebla, y la concibe como más cercana
al poema en prosa que a la novela, da a conocer su visión sobre la crea-
ción de los personajes: "Más que los caracteres de los personajes que
me proponía esbozar me interesaba el paisaje ... , el clima ... , los pa-
seos ... , los pensamientos ... ". 18 De esta manera, coloca a Margarita y a
los otros personajes de la novela en un horizonte y en un entorno espe-
cíficos. Margarita está situada frente al narrador, que la observa para
recrearla después en la soledad y en el recuerdo inmediato; es su pre-
sente y, al elegirla como esposa, se perfila en su porvenir.
Hay un ambiente de intimidad, al mismo tiempo que de distancia-
miento, entre los personajes de esta novela. La primera persona utilizada
en la narración crea un efecto de cercanía entre el narrador y su relato,
pero de alejamiento entre este narrador y los personajes. En el capítulo
final de la novela, Margarita cambia del "tú" al "usted" cuando le habla
al narrador; es ella-personaje narrado- quien toma distancia respec-
to al narrador, ahora su esposo, como reflejo de la distancia que él ha
marcado en su relato.
En la otra novela -"fantasía, no sé si moderna sobre el mito de
Proserpina", como el escritor ha dicho-, 19 el personaje representa el
pasado y la juventud del narrador, el recuerdo lejano de Dolores Jimé-
nez, hecho personaje -¿metapersonaje?- por los otros personajes de
la novela. El narrador trae ese pasado al presente para contarlo, poco
antes de que se encuentre con Proserpina, a quien ayudará a "bien mo-
rir", a pedido de ella. Consumada la muerte, el narrador la libera y se

17 Aquí me baso en Mijafl Bajtfn, sobre todo en "Autor y personaje en la actividad


estética", Estitica de la creaci6n verbal, trad. Tatiana Bubnova, Siglo XXI Editores, México,
1982.¡p. 13-199.
1 "Margarita de niebla", Tiempo de arena, p. 232.
19 "Destierro en tierra amiga", Tiempo de arena, p. 317.

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372 SARA POOT HERRERA

libera de ese pasado y sale en busca de su nueva relación amorosa, a la


que se refiere cuando inicia su relato. El tono serio y de gravedad que
distingue al narrador de Margarita es distinto a la frivolidad que carac-
teriza al narrador de Proserpina. De narrador a narrador la visión ha
cambiado.
Sitúo en dos espacios la relación entre Jaime Torres Bodet, los na-
rradores y los personajes de Margarita de niebla y Proserpina rescata-
da: uno privado y uno público, que corresponden a dos rostros de un
mismo sujeto creador. Margarita es un personaje creado por el narrador
en un espacio poético y privado, "dentro de una cabellera de aire, una
mirada de zafiro" (p. 25), mientras que Proserpina, "implacable sibila
de la sala de operaciones" (pp. 178-179), es un personaje creado en el
espacio público de la escuela de medicina, asumido por ella misma, "la
conversación era su vida. Una vida extraordinaria, imprevisible, de mu-
jer cortada en dos partes, como la Tierra, por una línea geográfica pura,
por el ecuador" (p. 193).
En la primera novela el narrador es, como Torres Bodet, profesor y
escritor, y crea a su personaje desde una visión monológica. El distan-
ciamiento entre los personajes se acentúa al final del relato, cuando el
narrador en su viaje de bodas piensa: "Tengo la impresión de no haberla
visto hasta hoy sino de perfil. El otro semblante, que la visión lateral
disimulaba, me explica el que conocía, negándolo" (pp. 87-88). Si el
descubrimiento de lo conocido se "congela en la memoria" -¿Palo-
ma?-, el no poder captar en su totalidad lo distinto -Margarita- con-
gela la relación.
En la segunda novela, el narrador es un médico, creado por el autor
pero no confundido con él. Crea a su personaje desde una voz y una
visión colectivas, aunque predomine su visión y su voz. Si en el pasado
vivieron públicamente su relación, casi al terminar la novela Proserpina
-víctima de la "dulzura" de la diabetes o del "enigma de una mujer
partida en dos"- decide su destino a solas con el narrador. Hacen un
pacto, y él le practica la eutanasia.
Margarita de niebla es un ejercicio en prosa de alto nivel profesio-
nal, cuyo argumento está al filo de un grado cero de la escritura. Su
personaje, Margarita, no se expande semánticamente sino que su imagen
queda perfilada en el primer trazo de escritura. Su importancia en el
relato reside en enfrentar al narrador a su historia. Hay artificio poético
en el diseño del texto, pero también resulta, desde una lectura actual,
un tanto artificioso.
A Proserpina, en cambio, habrá que rescatarla: perfecta, luminosa,
resuelta, precisa: "-Tómame el pulso -me decía de pronto, frente al
escaparate de una droguería-. Sesenta segundos. Sesenta pulsaciones.
Soy el cronómetro más exacto de Nueva York" (p. 204). Necrófila, mis-

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MARGARITA, PROSERPINA, EL NARRADOR Y TORRES BODET 373

teriosa, "la mejor alumna de obstetricia del Distrito Federal", Proserpina


defiende su "vocación tan perfecta":

-No se inquieten ustedes. Seré médico en alguna comisaría del distrito.


Ya lo he pensado. Tendré una oficina negra, una túnica blanca, un ayu-
dante mediocre, un magnífico amigo. Ganaré doscientos veinticinco pesos
al mes. Me jubilarán a los setenta años. Moriré en la miseria. ¿Qué impor-
ta? Lo único que exijo es hallar todas las noches, sobre mi mesa, un caso
reciente, un nuevo cadáver, un enigma nuevo por conocer ... (p. 169).

Su imagen se transforma a lo largo de la novela. El narrador evoca


"el brillo de sus cabellos azules, negros, rizados, eléctricos a fuerza de
sensualidad" (p. 165), que corresponde a Proserpina en su primera ju-
ventud. Después recuerda otra imagen: "endurecida, viciosa, que se in-
yectaba todas las noches, como un narcótico, una porción cada vez más
espesa de Upanishads" (p. 216), la de Proserpina en Nueva York, "ves-
tida toda de verde, calzada, como Mercurio, de zapatillas eléctricas, aca-
riciando, con un dedo preciso, la espléndida piel de zorro que parecía
haber salido del armario" (p. 212).
Si en los años veinte fue "heroína vanguardista", 20 ahora sería un
personaje posmoderno. "Antes de regresar a sus infiernos" dirige sesio-
nes espiritistas en Nueva York, lugar de reencuentro amoroso con el
narrador y lugar que los seduce a amb~: "vimos crecer en torno nuestro
los edificios más alejados del Woolworth: la torre de las máquinas Sin-
ger, la mole del Equitable, el triángulo esbelto del Times" (p. 210).
A diferencia de la divinidad agraria relacionada con la germinación
de los cereales, una de las versiones de la diosa mitológica, Proserpina,
que decide no casarse ni tener hijos, es "definitivamente, una mujer ven-
cida por la civilización" (p. 179). Cuando vuelve a aparecer en México,
enferma de diabetes, el narrador se pregunta: "¿Será posible que el pre-
sente de este rostro de momia corresponda a las facciones de la Proser-
pina que amé?" (p. 241). Y con la imagen deteriorada, la voz lúcida de
Proserpina:

Mi cuerpo me ha impuesto un límite demasiado opaco entre el mundo del


sueño, en que soy Proserpina, sin epítetos, sin apellido, sin dogmas, señora

20 Así la consideran Ramón Buckley y John Crispin en su antología, La vanguardia


española (1925-1935), Alianza Editorial, Madrid, 1973. Eligen algunos fragmentos de Pro-
serpina rescatada para las secciones "Heroínas vanguardistas" (pp. 159-169), "Metrópolis"
(pp. 191-194) y "El más allá surrealista" (pp: 354-359). En esta antología aparece también
un fragmento de Los terribles amores de Agliberto y Celedonia de Mauricio Bacarisse, pu-
blicada el mismo año que Proserpina rescatada. Las dos novelas sugieren perspectivas in-
teresantes de análisis intertextual entre ellas. I:.lego al lioro de Buckley y Crispin por su-
gerencia de Guillermo Sheridan, Homenaje a los Contemporáneos, p. lO.

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374 SARA POOT HERRERA

de mi infierno, y esa tierra de la vigilia en que me llamo Dolores Jiménez,


doctora, teósofa, espiritista, partidaria de Krishna Murti, enemiga de la
vacuna, devota de la Christian Science (p. 244).

Proserpina queda atrapada en "el mundo del sueño" y en "esa tierra de


la vigilia", mientras que Margarita, "vestida de biografía", se fija en la
posteridad. Tanto en Margarita de niebla como en Proserpina rescatada
hay un encuentro y desencuentro entre el narrador y los personajes fe-
meninos. En ambos casos, hay una búsqueda y una renuncia.
Esta búsqueda y esta renuncia, que le permiten al narrador aden-
trarse en sí mismo, se marcan en los epígrafes de las dos novelas. Éstos
sugieren también varios hilos de relación entre sus personajes, y entre
ellos y otros personajes con los que dialogan. El primer epígrafe de Mar-
garita de niebla, que pertenece al Fausto de Goethe, "¡Si me muevo de
este sitio, si me aventuro a acercarme, no puedo verla sino envuelta en
niebla!" (p. 24), 21 es el que funda Margarita de niebla y sirve de puente
(¿puente del diablo goethiano?) 22 entre la obra alemana y estas dos no-
velas: Margarita de niebla pertenece al Pequeño Mundo del Fausto y
Proserpina rescatada al Gran Mundo.
En la obra de Goethe, Fausto se mira en el espejo y se pregunta
quién es la mujer que él ve en la lejanía y si alguna vez la distancia que
hay entre los dos se reducirá, o si esa imagen en el fin del mundo per-
manecerá para siempre en la niebla. En Torres Bodet se instaura el mis-
mo ideal y la misma distancia: el modelo de la belleza perfecta, el rostro
de Helena que aparece en el espejo y la imposibilidad de alcanzarlo. La
figura de Margarita sustituye -metonímicamente en el Fausto y meta-
fóricamente en la novela de Torres Bodet- a Helena y encarna la misma
imposibilidad y el mismo distanciamiento.
La configuración de este personaje en Margarita de niebla, que es
sobre todo por medio de metáforas musicales, recuerda a la vez una lí-
nea de Niebla de Miguel de Unamuno: "la música es preparación eterna,
preparación a un advenimiento que nunca llega, eterna iniciación que
no acaba cosa". 23 El narrador de Torres Bodet, "-nuevo Fausto ante el
umbral de Margarita-" (p. 37), decide su des-tino o des-atino al hacer
su elección frente a dos opciones amorosas. Elige aquella que lo sitúa
en una expectativa permanente.
Estas opciones que ubican al ser humano entre la libertad y la re-
nuncia, son las que definen la teoría fáustica, sobre la que se sustentan

21 El epígrafe es de "Hexenküche" ["Cocina de bruja"], escrita en 1788. Está en la


primera parte del Fausto, publicada en 1790.
22 Recuérdese, además, que en 1778 Goethe había publicado un pequeño texto con el
título de Proserpina.
23 Miguel de Unamuno, Niebla, 2a. ed., Renacimiento, Madrid, 1928, cap. 9, p. 87.

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MARGARITA, PROSERPINA, EL NARRADOR Y TORRES BODET 375

las dos novelas de Torres Bodet. Según Jas Reuter, "'el hombre es el
ser de la alternativa'; a saber: siendo un ser limitado en todos sus as-
pectos, se encuentra no obstante (o precisamente por eso) con que a lo
largo de su vida se le van presentando posibilidades de acción entre las
cuales elegir". 24
. A los textos con los que la crítica ha relacionado Margarita de nie-
bla por este nudo temático de la elección, 25 añado, pues, Niebla de Una-
muna, publicada en 1914. Con el rostro oculto, y trazando un "itinerario
ideal" (p. 46), camino de perfección, el narrador de Margarita construye
a su personaje, lo adivina, lo inventa y se proyecta en él, dilatando la
distancia desde su "sitio de espectador" (p. 95). Como el protagonista
de Niebla, este narrador forja a solas a su personaje, en la evocación y
el deseo.
En este proceso de construcción, funcionan la observación, la me-
moria, el recuerdo, el sueño y la imaginación. Se fija la mirada en el
objeto, y se fija el objeto en una placa que la revela verbal y estética-
mente. La distancia entre el yo (el narrador) y el otro (el personaje) la
llena el lenguaje que, en los relatos de Torres Bodet, es casi propiedad
privada del narrador.
Sin embargo, construir a los personajes, hablar por ellos, es de algún
modo construirse a sí mismo: "Se construire, se connaí'tre soi meme,
sont-ce deux actes ou non?", es la pregunta de Valéry, que aparece co-
mo otro de los epígrafes de Margarita de niebla (p. 43). Y detrás de esa
pregunta, de la que irradian también relaciones de parentesco entre el
yo y el otro, reside el pensamiento de Plotino: "¿Cómo, puesto que los
dos no son sino uno, la unidad que fo~man se ha vuelto múltiple?", es
el epígrafe que aparece en el último capítulo de esta novela (p. 93) v
que caracteriza también a Proserpina rescatada.
La multiplicidad de cuerpos y relaciones, que se explica respecto a
una unidad y un sentido, deriva en estas dos novelas de la variedad de
versiones sobre los mitos y el origen de los dioses, que funcionan como
principios estructuradores de algunos de los relatos de Torres Bodet.
Los epígrafes, pautas divididas y trastocadas del texto y en el texto, que
es una sola voz, remiten a otras voces fundadoras y se destinan a nuevas
voces interpretativas; al mismo tiempo, funcionan como indicios que
dan sentido a estas voces~y a la totalidad.

24 Jas Reuter, Fausto, el hombre, CREA-Fondo de Cultura 'Económica, México, 1985,


p. 11.
25 Desde la creación de Torres Bodet hasta la crítica de Sheridan, se habla del "análisis
de dos sensibilidades" -la de Margarita y Paloma-, "las de las muchachas que, opuestas
y complementarias, significan otras tantas opciones de vida y de manera de ser (esquema
narrativo semejante al de A la sombra de las muchachas en flor de Proust que, seguramente,
fue su modelo" (Guillermo Sheridan, Los Contemporáneos ayer, p. 305).

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376 SARA POOT HERRERA

Una de las versiones sobre el mito de Helena muestra a ésta como


madre de lfigenia, 26 aludida en Margarita de niebla en el segundo epí-
grafe tomado de lfigenia cruel de Alfonso Reyes: "¿Y habrti de condu-
cirla paso a paso 1 como a ciega extraviada que tantea et camino 1 hasta
dejarla donde la perdí?" (p. 31 ). En Margarita de niebla, el narrador
advierte el peligro que representa la facilidad mimética del personaje y
también se pregunta: "¿Se trata, en el caso de Margarita, de una dualidad
patológica?" (p. 47).
En el Fausto, Helena se multiplica: "Única turbé al mundo; doble
(Ilión-Egipto), aún más; y ahora, triple, cuádruple, causo desastre sobre
desastre" (Fausto, 2a. parte, 111, 2). En Proserpina rescatada es clara
la relación del personaje con la Proserpina mitológica, que a su vez se
relaciona con Perséfone y con Libitina, la diosa romana que presidía
los funerales; de allí su carácter infernal y funerario. La dualidad y mul-
tiplicidad de Proserpina son explícitas en la novela. Esta capacidad de
multiplicación se relaciona muy de cerca con el epígrafe de Proserpina
rescatada, tomado de Aldous Huxley: "existimos, simultáneamente, en
muchos niveles distintos" (p. 156).
En Goethe, Helena vuelve de los Infiernos, como si fuera Proserpina;
se reúne con Fausto y luego desaparece. Después surge momentánea-
mente Margarita, pero sólo como una presencia y una voz más entre otras.
En Torres Bodet, los dos personajes representan un ideal inalcanzable. Lo
etéreo -Margarita- permanece, mientras lo concreto -Proserpina-
concluye. Margarita, la imposibilidad eterna, se desvanece en una ines-
tabilidad permanente y en el "placer que dura un instante" (p. 72); una
especie de inversión de la frase fáustica, "detente, instante, eres bello"
(Fausto, 2a. parte, V, 6). Proserpina, la posibilidad, es el pasado que se
clausura. El final del Fausto las legitima: "Todo lo perecedero no es más
que figura. Aquí lo Inaccesible se convierte en hecho; aquí se realiza lo Ine-
fable. Lo Eterno-femenino nos atrae a lo alto" (Fausto, 2a. parte, V, 9).
Margarita, Proserpina y el "yo" del narrador son parte de un grupo
de personajes que caracterizan la obra de Torres Bodet, y que concibo
como "archipiélago de soledades": buscan su destino perdidos -¿opri-
midos, como diría él mismo?- en su soledad. El escritor los rescata en
el entorno de su prosa y, al mismo tiempo, los idealiza en el horizonte,
en el eterno femenino inalcanzable. El hombre público -Jaime Torres
Bodet- proyecta en sus personajes la soledad propia de la creación.

26 De Goethe es también lfigenia en Táuride, publicada en 1787.

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