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cintas que hay en el mercado.

Eso implica definir muy bien el género, determinar el alcance de


película y estudiar el tipo de público que irá a verla.

El primer aspecto que hay que posicionar es el género de la cinta. Porque una misma película
puede ser vendida de modos totalmente distintos. Ojos negros, la deliciosa película de Nikita
Mikalkov, interpretada por Marcelo Mastroiani, fue co-producida por Italia y la U.R.S.S.; en el
país italiano fue vendida como comedia, y el cartel publicitario se centró en un gigantesco y
divertido rostro del actor; en Rusia, donde Mastroiani no era tan conocido y la comedia es un
género con poca tradición, se vendió como melodrama aprovechando los pasajes más
románticos del filme; y el cartel cinematográfico reflejó una nostálgica escena de la pareja
protagonista.

En segundo término, hay que definir el tipo de película desde el punto de vista comercial. Puede
ser una película de gran potencial económico, pero sólo en el país de origen (caso de
Makinavaja en España, o de Los Visitantes en Francia); puede ser una película de calidad, con
audiencias reducidas y selectas pero existentes en un gran número de países (El cartero y
Pablo Neruda o Regreso a Howards End); o puede tratarse de una película que previsiblemente
tendrá un gran impacto en todas las naciones (En el nombre del padre, Misión imposible, etc.).
Esta calificación inicial no es algo definitivo, sino que depende de las culturas y, por tanto,
puede variar de un país a otro.

Así, por ejemplo, la película Cyrano de Bergerac, protagonizada por Gérard Depardieu, fue
promocionada en Francia como una superproducción de gran alcance y un acontecimiento
cinematográfico nacional; y realmente lo fue, porque tanto la historia como los actores poseían
un gran atractivo y una gran capacidad de impacto en todos los niveles. En otras naciones, sin
embargo, la película fue presentada como un filme «de calidad», dirigida a audiencias selectas;
sólo en España e Inglaterra se promocionó como una película de gran envergadura, con
capacidad de atraer audiencias numerosas.

En tercer y último lugar, hay que definir el público al que se dirige: su edad, sexo y nivel
sociocultural. Es sabido que la franja de edad que más va al cine es la que tiene entre 15 y 24
años; esta franja representa en España el 57 % del total de la audiencia cinematográfica (en
Italia y Alemania llega al 76 %, y en Inglaterra nada menos que al 84,7 %). Esto explica la
enorme popularidad de géneros claramente juveniles, como el de acción y aventuras o el de la
comedia romántica.

Un caso famoso de cambio en el posicionamiento de la película fue el de El club de los poetas


muertos. El filme había sido concebido para un público adulto, al estilo de Bienvenido, Míster
Chips o Rebelión en las aulas. Se creía que una película que planteara temas tan elevados
como libertad y educación, espontaneidad y disciplina, el amor a la poesía, o la libertad a la
elección de carrera, resultaría poco atractiva para los jóvenes: era una temática dirigida más
bien a los padres y educadores. Sin embargo, los pre-estrenos de la cinta revelaron un
entusiasmo desorbitado del público adolescente y juvenil; la cinta despertaba adhesiones
incondicionales entre los estudiantes, y toda la campaña de marketing cambió por completo: se

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