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LA FORMACIÓN DE LA TIERRA
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Ciencia de la Vida y de la Tierra -- EEMN°1 DE 5
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LA FORMACIÓN DE LA ATMÓSFERA
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De la atmósfera I a la atmósfera II
En los planetas exteriores, el proceso debe ser mucho más lento, ya que mucha menos
radiación ultravioleta llega a estos planetas, cuyas atmósferas son, además, mucho más
grandes.
Ningún cambio perceptible se ha producido desde hace miles de millones de años, y las
atmósferas de los planetas exteriores siguen siendo atmósfera I.
Pero la atmósfera actual de la Tierra tampoco es atmósfera II. Nuestra atmósfera actual
(«atmósfera III») contiene oxígeno en vez de dióxido de carbono. Es de H2O[v], N2 y
O2.
¿Cómo se formó la atmósfera III? ¿Es posible que se formase de manera natural gracias
a la fotodisociación? Después de terminado el cambio en atmósfera II, ¿no seguiría el
hidrógeno escapando al espacio, y el oxígeno, quedándose atrás?
En tal caso, el oxígeno ya no tendría nada con qué combinarse en la atmósfera. Ni el
nitrógeno ni el dióxido de carbono se combinan con el oxígeno en circunstancias
corrientes. Por consiguiente, el oxígeno aumentaría simplemente su forma molecular
libre, y el caudal de agua de la Tierra seguiría disminuyendo.
Pero en seguida podemos advertir que hay algo erróneo en esta noción. Sí, podía
formarse oxígeno; pero, ¿qué habría ocasionado la desaparición del dióxido de carbono?
En la atmósfera II, el dióxido de carbono debió de estar presente en grandes cantidades.
(En Venus y en Marte, representa la parte del león de su atmósfera.) En nuestra actual
atmósfera III, representa tan sólo el 0,03 % del total. Cualquier teoría que pretenda
explicar la conversión de la atmósfera II en atmósfera III debe tener en cuenta, no sólo
la aparición del oxígeno, sino también la desaparición del dióxido de carbono.
Más aún, toda la noción de la continua fotodisociación del agua como posible causa del
cambio debe ser abandonada. En cuanto el oxígeno empieza a acumularse en forma
libre, debido a la fotodisociación del agua, parte de él se convierte en ozono, forma de
oxígeno de alta energía, con moléculas formadas por tres átomos de oxígeno, O3.
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LA FORMACIÓN DE LA VIDA
El primero en sugerir seriamente que la vida podía haber empezado en una atmósfera
diferente de la actual fue el bioquímico inglés John B. S. Haldane. En los años veinte,
observó que, si la vida era la causante del oxígeno de la atmósfera, tenía que haber
empezado cuando no había oxígeno en ésta y existía, en cambio, dióxido de carbono. En
otras palabras, sugirió que la vida había empezado en la atmósfera II.
En 1936, un bioquímico ruso. Alejandro Ivanovich Oparin, publicó un libro titulado El
Origen de la vida. En él sostuvo que la atmósfera original de la Tierra contenía metano
y amoníaco, y sugirió que la vida había empezado en esta atmósfera I.
En cualquier caso, las moléculas que sirvieron de materia prima eran muy pequeñas:
agua, nitrógeno y dióxido de carbono, en la atmósfera II, y agua, amoníaco y metano, en
la atmósfera I. Sin embargo, y en definitiva, si tenía que producirse vida, debían existir
moléculas enormes de sustancias tales como proteínas y ácido nucleico.
Luego, expresado en los términos más sencillos, la creación de la vida implicaba la
formación de moléculas grandes a base de moléculas pequeñas, cosa que requiere una
aportación de energía.
Había al menos cuatro fuentes importantes de energía en la Tierra primitiva: 1) el calor
interno de la Tierra; 2) la energía eléctrica de las tormentas; 3) la descomposición
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No tenemos manera de saber cuál fue el primer compuesto que tuvo la facultad de
producir otros como él mismo. En la actualidad, sabemos que los compuestos que hacen
esto pertenecen a la clase de los ácidos nucleicos. Parece, pues, lógico suponer que la
primera molécula reproductora fue un simple ácido nucleico.
Sin embargo, hay una excepción: una partícula desacostumbradamente pequeña,
parecida a un virus, que produce «escrapie», una enfermedad de los corderos. Las
partículas se reproducen, pues puede contagiarse de un cordero a otro, formándose
innumerables millones a partir de una sola partícula. Sin embargo, no se ha localizado
ácido nucleico en este virus.
¿Es posible, pues, que en los primeros tiempos de formación de la vida se desarrollase
más de un tipo de moléculas capaces de reproducirse? Tal vez se formaron moléculas
proteínicas reproductoras, o complejas moléculas de azúcar dotadas de la misma
propiedad. Pudo establecerse una especie de competición en la que varias clases de
moléculas reproductoras empleasen las materias primas disponibles en los mares. Las
más eficaces y veloces se llevarían la parte del león y, con el tiempo, eliminarían a las
demás.
Es fácil suponer que las moléculas de ácido nucleico, por ser las reproductoras más
eficaces, salieron triunfantes. Pero, ¿es la capacidad de reproducción el único factor
implicado?
La molécula reproductora desnuda trabaja con ciertas desventajas. Los materiales que
tenía que emplear, y las moléculas de alta energía que tenían que romper para
abastecerse de la energía necesaria, estaban dispersos en todo el océano y tenían que ser
recogidos uno a uno. La reproducción en tales circunstancias hubiese debido de ser muy
lenta, en el mejor de los casos.
Pero, ¿qué decir si una provisión de materiales, de compuestos de alta energía, de otras
muchas clases de sustancias útiles, se hallaba acumulada en un depósito y conservada
junta por alguna especie de membrana que la aislase del océano en general? Entonces,
moléculas muy ineficaces en la reproducción podían competir en una base de igualdad
con las reproductoras eficaces que tenían que «pastar», por decirlo así, por todo el
océano.
Estos depósitos de materiales de vida activa, protegidos por una membrana, son las
células.
¿Cómo pudieron formarse estas células?
Haldane, que inició el moderno enfoque del problema del origen de la vida, consideró la
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cuestión de la formación celular. Señaló que, cuando se añade aceite al agua, finas
películas de aceite forman a veces burbujas en las que quedan encerradas diminutas
gotitas de agua.
La célula es, en cierto modo, una burbuja de agua, con proteínas y otros materiales en
disolución o suspensión, rodeada de una compleja película que tiene, en parte, una
naturaleza oleosa.
¿Podía la compleja célula actual ser el resultado de miles de millones de años de una
evolución que empezó con una «burbuja de jabón» en el océano?
Sifney W. Fox, de la Universidad de Miami, investigó experimentalmente el origen de
las células. Pensaba que la Tierra primitiva debió de ser sumamente cálida y que la
energía calórica pudo bastarse por sí sola para formar compuestos complejos a base de
otros simples.
Para comprobarlo, Fox calentó en 1958, una mezcla de aminoácidos y descubrió que
formaban largas cadenas parecidas a las de las moléculas de proteínas. Fox las llamó
proteinoides (es decir, «parecidas a las proteínas») y comprobó que el parecido era
ciertamente muy acusado.
Los jugos gástricos, que digieren las proteínas corrientes, digerían también los
proteinoides. Las bacterias, que se alimentan y desarrollan con proteínas corrientes,
podían también comer y desarrollarse con los proteinoides.
Pero lo más sorprendente fue que, cuando Fox disolvió los proteinoides en agua caliente
y dejó enfriar la solución, descubrió que aquéllos se agrupaban en pequeñas esferas del
tamaño aproximado de pequeñas bacterias. Fox las llamó microesferas.
Estas microesferas no tienen vida, según el concepto acostumbrado de ésta, pero se
comportan como las células, al menos en algunos aspectos. Por ejemplo, están envueltas
en una especie de membrana. Añadiendo ciertos productos químicos a la solución, Fox
hacía que las microesferas se dilatasen o encogiesen, de modo similar a las células
ordinarias. Pueden producir retoños, que a veces parecen crecer y que después se
rompen.
Las microesferas pueden también separarse, dividirse en dos o juntarse para formar
cadenas.
Por tanto, es posible que el desarrollo de la vida siguiese dos caminos: uno, dirigido a la
formación de ácidos nucleicos, que son capaces de reproducirse eficazmente, y el otro
conducente a la elaboración de células de proteínas, que son ineficaces para la
reproducción, pero que almacenan grandes cantidades de todo lo necesario para ésta.
¿No podría ser que, un cierto día, los dos caminos se hubiesen encontrado? Células del
tipo más primitivo habrían podido ser capaces de absorber las moléculas más pequeñas
con las que habían tropezado. Habría sido la forma más primitiva de lo que llamamos
«comer». Las moléculas ingeridas pudieron ser capaces de desprender energía al
romperse o de incorporarse a la estructura celular. Y, si no eran aptas para nada de esto,
pudieron ser expulsadas en definitiva.
Supongamos que algunas células de proteínas «comiesen» ácidos nucleicos, y que,
después de innumerables millones de actos parecidos, una molécula de ácido nucleico
devorada se adaptase tan bien a la estructura celular que se convirtiese en parte
permanente de ella.
Esta «célula con ácido nucleico» combinaría la superior capacidad reproductora del
ácido nucleico con el depósito de sustancias vitales de la propia célula. La combinación
sería entonces mucho más eficaz que la molécula aislada de ácido nucleico y que la
célula primitiva.
De esta célula con ácido nucleico, que posiblemente se formó sólo una vez,
descenderían todas las células que existen en la actualidad. Tal vez, también, algunas
células aprendieron, en cierta fase de la evolución, a desarrollarse como parásitos dentro
de otras células, y, al hacerlo así, perdieron gradualmente el material necesario para una
vida independiente. Los virus actuales podrían ser descendientes «desgajados» de
aquella célula de ácido nucleico original. Casi desde el principio, son poco más que
simple ácido nucleico. A veces, una capa proteínica y una o dos moléculas enzimáticas
son todo lo que resta para indicar que el virus pudo ser antaño una célula.
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El origen de la vida
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CUESTIONARIO GUIA
5.- ¿Por qué no es absorbido este tipo de luz (UV) por el ozono?
7.- ¿En qué concordaban las teorías del origen de la vida de Haldane y Oparin?
8.- ¿Cuáles son los elementos químicos más comunes en los seres vivos?
9.- Si aceptamos que la principal fuente energética era la luz UV. ¿En presencia de
qué tipo de atmósfera debió originarse la vida?
10.- ¿Cuáles son los compuestos que se encuentran en todos los seres vivos?
12.- ¿Cuáles son las ventajas de la aparición de un límite que diferencia un medio
externo de uno interno?
13.- ¿Por qué en ausencia de luz UV, las primitivas células se morirían de
“hambre”?
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