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FACULTADES EXTRAORDINARIAS

Derogación tácita, ajustada a la ley de autorizaciones, por incompatibilidad


con la nueva legislación. - Es presupuesto de la acción de
constitucionalidad, la vigencia de toda norma acusada. -
Inconstitucionalidad del artículo 70 del Decreto 2820 de 1974, "por el cual se
otorgan iguales derechos y obligaciones a las mujeres y a los varones", en
cuanto deroga el artículo 312 del Código Civil. - Exequibilidad de la
derogación que hace el artículo 70 del citado Decreto 2820 en relación con el
artículo 316 del Código Civil. - No es el caso de decidir en el fondo sobre la
constitucionalidad del artículo 70 del aludido Decreto 2820 de 1974, en
cuanto deroga los artículos 313, 314, 315, 317 del Código Civil y 2 de la Ley
8ª de 1922.

Corte Suprema de Justicia - Sala Plena.

(Magistrado ponente: doctor José Gabriel de la Vega).

Aprobada por acta número 28 de 11 de septiembre de 1975.

Bogotá, D. E., 11 de septiembre de 1975.

El ciudadano Douglas Bernal Saavedra pide que se declaren "inconstitucionales


los siguientes apartes del artículo 70 del Decreto 2820 de 1975:.. . 'Deróganse los
artículos... 312 a 317 del Código Civil. . . ; artículo 2º . . . de la Ley 8ª de 1922'. . .
". Se observa que el demandante incurre en error al señalar como año del decreto
el de "1975". En realidad tal acto se dio en 1974. Se entenderá que el decreto
demandado es el número 2820 del 20 de diciembre de 1974, en los fragmentos
que se dejan transcritos.

Infracciones invocadas.

El demandante estima que el acto acusado excedió las facultades extraordinarias


que para dictarlo concedió la Ley 24 de 1974, cuyo artículo 1 reza:

"Artículo 1. Revístese al Presidente de la República de facultades extraordinarias


hasta el 19 de julio de 1975 para que con el fin de otorgar igualdad de derechos y
obligaciones a las mujeres y a los varones haga las reformas pertinentes a los
artículos 62, 116, 119, 154, 169, 170, 171, 172, 176, 177, 178, 179, 180, 198, 199,
203, 226, 250, 257, 261, 262, 263, 264, 288, 289, 291, 292, 293, 295, 296, 297,
298, 299, 300, 301, 302, 304, 305, 306, 307, 308, 310, 313, 314, 315, 340, 341,
434, 448, 449, 457, 537, 546, 550, 573, 582, 1026, 1027, 1068, 1504, 1775, 1796,
1800, 1837, 1838, 1840, 1841, 2347, 2368, 2505, 2530, del Código Civil
Colombiano y derogue las normas que sean incompatibles con la nueva
legislación ".

Este cargo de inexequibilidad (violación de los artículos 55, 76-12 y 79 lo sintetiza


el Procurador General de la Nación así:
"1. Las facultades extraordinarias se concedieron para hacer las reformas
pertinentes" a los artículos 313, 314 y 315, entre otros, no para derogarlos como lo
hizo el precepto acusado.

"2. Se derogó el artículo 2 de la Ley 8ª de 1922, que no es contrario ni a la letra ni


al espíritu del Decreto 2820. Por este aspecto también se extralimitaron las
facultades concedidas".

Consideraciones.

El artículo 1 de la Ley 24 de 1974 revistió al Presidente de la República de


potestades extraordinarias hasta el 19 de julio de 1975, "para que con el fin de
otorgar igualdad de derechos y obligaciones a las mujeres y a los varones haga
las reformas pertinentes a los artículos", entre varios, 154, 198, 291, 292, 295,
296, 313, 314, 315 del Código Civil "y derogue las normas que sean incompatibles
con la nueva legislación".

Como el Decreto 2820 se dictó en 20 de diciembre de 74, lo fue con anterioridad al


vencimiento del término previsto. Por ese aspecto se ajusta a la Constitución.

Dichas habilitaciones tienen una meta: otorgar igualdad jurídica "a las mujeres y a
los varones". El Ejecutivo para lograrla, debe corregir diversos artículos del Código
Civil, incluso derogándolos.

La providencia censurada observa el siguiente procedimiento:

-Deroga pura y simplemente el artículo 312 C. C.

-Estatuye sobre ciertas materias, y como consecuencia de ello, deroga normas


que la demanda reputa abolidas de modo inconstitucional, los artículos 316 del
Código Civil y 2 de la Ley 8ª de 1922.

-Últimamente, reforma preceptos incluidos entre los que, según la Ley 24, está
capacitada para rehacer; pero con posterioridad el Decreto 772 del 30 de abril de
1975, y ya introducida la demanda que se considera, los modifica otra vez, según
pasa con textos referentes a los artículos 313, 317, 314 y 315 del Código Civil.

Son casos distintos que se impone estudiar.

Abrogación del artículo 312 del Código Civil.

Dice :

"Artículo 312. La emancipación es un hecho que pone fin a la patria potestad.


Puede ser voluntaria, legal o judicial ".

La Ley 24 no autorizó al Ejecutivo para reformar el artículo 312 y al proceder el


Gobierno a privarlo de vigencia asumió facultades que no se le habían conferido,
con infracción del precepto 118-8 de la Carta, relacionado con el 76-12.
El artículo 312, en sí mismo, tampoco riñe con ningún otro canon superior, no
establece desigualdad entre mujeres y hombres, no pugna con las demás normas
del Decreto 2820. Que algunos prefieran, por motivos de técnica, más o menos
discutibles, que las leyes excluyan definiciones, no capacita al legislador
extraordinario para eliminarlas, sin competencia para ello. Es inconstitucional el
artículo 70 del Decreto 2820, en cuanto deroga el artículo 312 C. C.

Derogación del artículo 316 C. C.

La Ley 24 (artículo 1) inserta en la lista de disposiciones que el Gobierno podía


reformar los artículos 291, 292, 295 y 296 C. C.

En ejercicio de tal autorización el Decreto 2820 dice:

"Artículo 26. El artículo 291 del Código Civil quedará así:

"El padre y la madre gozan por iguales partes del usufructo de todos los bienes del
hijo de familia, exceptuados:

"1º. El de los bienes adquiridos por el hijo como fruto de su trabajo o industria, los
cuales forman su peculio profesional o industrial.

"2º. El de los bienes adquiridos por el hijo a título de donación, herencia o legado,
cuando el donante o el testador haya dispuesto expresamente que el usufructo de
tales bienes corresponda al hijo y no a los padres; si solo uno de los padres fuere
excluido, corresponderá el usufructo al otro.

"3º. El de las herencias y legados que hayan pasado al hijo por indignidad o
desheredamiento de uno de sus padres, caso en el cual corresponderá
exclusivamente al otro.

"Los bienes sobre los cuales los titulares de la patria potestad tienen el usufructo
legal, forman el peculio adventicio ordinario del hijo; aquellos sobre los cuales
ninguno de los padres tiene el usufructo, forman el peculio adventicio
extraordinario".

El artículo 26 del Decreto 2820 sustituye el 291 antiguo del Código Civil y
establece que "el padre y la madre gozan por iguales partes del usufructo de
todos los bienes del hijo de familia", con excepciones que el mismo precepto
señala, entre las cuales destaca la de bienes donados, legados o heredados por
el hijo, cuando donante o testador hayan dispuesto que el usufructo corresponda
al hijo y no a los padres. En cambio, el precedente artículo 291 C. C. solo
reconocía el mismo usufructo "al padre", no a la madre y apenas contemplaba la
hipótesis de pérdida de usufructo por el padre, en caso de así exigirlo el donante o
testador.

***
El decreto demandado prevé:

"Artículo 27. El artículo 292 del Código Civil quedará así:

"Los padres gozan del usufructo legal hasta la emancipación del hijo".

El precedente artículo 292 del Código Civil establecía que " El padre no goza del
usufructo legal sino hasta la emancipación del hijo". Hoy no es el padre
únicamente quien tiene el usufructo legal aludido sino "los padres". Y el término
del usufructo es el mismo que señalaba el antiguo artículo 292: "hasta la
emancipación del hijo". Desapareció una desigualdad entre padre y madre, y el
nuevo texto lo reconoce. En esto consiste la reforma al artículo 292.

El Decreto 2820 declara:

"Artículo 29. El artículo 295 del Código Civil quedará así:

"Los padres administran los bienes del hijo sobre los cuales la ley les concede el
usufructo. Carecen conjunta o separadamente de esta administración respecto de
los bienes donados, heredados o letrados bajo esta condición".

El primer artículo 295 disponía que solo el padre administraba los bienes de los
hijos, sobre los cuales existía usufructo legal. Hoy, establecida igualdad entre los
padres, en el nuevo precepto tal derecho se concede tanto al padre como a la
madre. El artículo 295 en su versión inicial disponía también que el padre no tenía
tal administración " en las cosas donadas, heredadas o legadas bajo la condición
de que no las administre el padre". En la actualidad, si media la condición aludida,
con referencia a ambos padres o a uno de ellos, el texto introducido al Código
Civil por el artículo 29 del Decreto 2820 prevé: " Carecen conjunta o
separadamente de esta administración respecto de los bienes donados,
heredados o legados bajo esta condición", esto es, que no los administren
conjuntamente los padres o solo uno de ellos.

Quedó insubsistente, en su totalidad, el antiguo artículo 295, cuyo inciso final


cambió con el nuevo tenor del artículo 291 del Código Civil, numeral 3º (V,
artículo 26, D. 2820).

***

El anterior artículo 296 C.C., preveía solamente, en relación con el padre, la


pérdida del usufructo o de la administración legales de los bienes atribuidos por
donación, herencia o legado a los hijos de familia, en caso de imponerse la
condición expresa de lo uno o de lo otro por el donante o testador. Hoy el Decreto
2820 contempla la misma privación, en igualdad de condiciones, tanto para el
padre como para la madre, por gozar ambos, y no solo uno de ellos del usufructo
y administración de los bienes referidos. Es así como el artículo 30 del Decreto
2820 previene:
“Artículo 30. El artículo 296 del Código Civil quedará así:

“La condición de no administrar el padre o la madre o ambos, impuesta por el


donante o testador, no les priva del usufructo, ni la que los priva del usufructo les
quita la administración, a menos de expresarse lo uno y lo otro por el donante o
testador”.

Como consecuencia de los artículos 291, 292, 295 y 296 C.C., en vigor antes del
Decreto 2820, el artículo 316 del mismo Código, refiriéndose a las situaciones que
aquellos textos consideraban y solo concernían al padre en su calidad de único
usufructuario y administrador de los bienes de sus hijos menores, disponía:

"Artículo 316 C. C. Cuando se hace al hijo una donación, o se le deja una herencia
o legado bajo condición de obtener la emancipación, no tendrá el padre el
usufructo de estos bienes y se entenderá cumplir así la condición.

"Tampoco tendrá la administración de estos bienes si así lo elige expresamente el


donante o testador".

Por el juego de una presunción relativa a una condición, ésta se presumía


cumplida corno si fuese expresamente establecida.

Hoy, después de imponerse igualdad entre padre y madre en lo que hace al


usufructo y administración legales de bienes de los hijos, con las excepciones que
contempla la ley, el artículo 316, que solo prevé situaciones atinentes al padre y
no a la madre, carece de razón de ser. 0 sea, es incompatible con los artículos 26,
27, 29 y 30 del Decreto 2820. Y dada tal incompatibilidad, el artículo 316 del
Código Civil quedó derogado indirectamente, o, como también suele decirse,
tácitamente. El artículo 70 del Decreto 2820, al enumerar, entre las disposiciones
que él deroga, el artículo 316, se ajustó al artículo 1 de la ley de autorizaciones
extraordinarias 24 de 74, que lo capacitó para prescindir de "las normas que sean
incompatibles con la nueva legislación". La derogación del artículo 316 es
exequible.

Reforma de los artículos 313, 317, 314 y 315 C. C. en su totalidad, y 2 de la Ley 8ª


de 1922.

El artículo 1º de la Ley 24 señala el artículo 313 C. C. entre los que el Gobierno,


en uso de facultades extraordinarias, estaba en capacidad de reformar, y éste así
lo realizó por medio del artículo 43 del Decreto 2820 y dejó constancia de ello en
el artículo 70. Por medio de acto posterior (Decreto 772 del 30 de abril de 1975,
artículo 8º ), dispuso:

"Artículo 8. Adiciónase el artículo 313 del Código Civil con el siguiente inciso:

" `Toda emancipación, una vez efectuada, es irrevocable, aun por causa de
ingratitud'.

"En los términos anteriores se adiciona el artículo 43 del Decreto 2820 de 1974 ".
El artículo 8 del Decreto 772 no solo adiciona los artículos 313 del Código Civil y
43 del Decreto 2820 sino sustituye también el artículo 317 de la misma obra, a
cuyos términos la emancipación es irrevocable por causa de ingratitud.

El artículo 313 C. C. (redacción anterior), quedó sustituido por dos disposiciones:


el artículo 43 del Decreto 2820 y el artículo 8 del Decreto 772, el cual, además,
reemplazó al artículo 317, C. C., así sea repitiendo sor contenido.

Por obra de las reformas explicadas, el artículo 43 (sustitutivo del 313 C. C.) ha
perdido su aislada virtualidad y forma un todo con el artículo 8 del Decreto 772, de
forma que aquél no puede atacarse por inconstitucional sin acusar a un mismo
tiempo el segundo. Los artículos 313 y 317 del Código Civil están hoy fundidos en
los artículos 43 del Decreto 2820 de 1974 y 8 del Decreto 772 de 1975. Y para
resolver sobre la corrección de la reforma de tales disposiciones, no basta con
estudiar el artículo 70 del Decreto 2820, por el cual se derogaron, entre otros, los
artículos 313 y 317 C. C., sino, así mismo, de manera necesaria, los artículos 43
del Decreto 2820 y 8 del Decreto 772, que no ha sido impugnado.

***

El artículo 44 del Decreto 2280 varió el artículo 314 C. C., de esta suerte:

"Artículo 44. El numeral 1º del artículo 314 del Código Civil quedará así

1º Por la muerte real o presunta de los padres ".

Después de expedida esta modificación, el Gobierno, mediante Decreto 772 de 30


de abril de 1975 (artículo 9), cambió el artículo 314 de punta a cabo, y rematar "En
estos términos se sustituye el artículo 44 del Decreto 2820 de 1974".

Desaparecido el artículo 44 la materia de que tratara esas disposiciones está hoy


regida por el artículo 9 del Decreto 772, que no ha sido ni pudo ser demandada
cuando se presentó el libelo en análisis.

***

El artículo 45 del Decreto 2820 cambió el artículo 315 C. C. Luego, el artículo 10


del Decreto 772 de 1975, introdujo otra variación, y añade: "En estos términos se
modifica el artículo 45 del Decreto 2820 de 1974". Relativamente a los asuntos de
que trataba, antes del Decreto 2820 el artículo 315 C. C., hoy no se puede decidir
sobre constitucionalidad de su derogación si se prescinde del artículo 10 que se
acaba de indicar, y no ha sido demandado.

La Ley 24 de 74, artículo 1, incluye entre los textos que faculta para derogar, los
artículos 154 y 198 C. C., aplicables al caso de la separación de bienes. El artículo
14 del Decreto 2820 dictó una disposición sobre el mismo asunto. Mas,
posteriormente, por el artículo 2 del Decreto 772 de 30 de abril de 1975, repitió lo
que se hallaba previsto en el artículo 14 y reglamentó, además, en diversos
numerales, las causas de separación de bienes, reemplazando la totalidad de los
artículos 198 del Código Civil y 2 de la Ley 8ª de 1922 con este remate: "En los
anteriores términos se sustituye el artículo 14 del Decreto 2820 de 1974".

No cabe dudar que las cuestiones reglamentadas primero por los artículos 154 y
189 C. C., 14 del Decreto 2820 y 2 de la Ley 2ª de 22, y en segundo término, por
el artículo 14 del Decreto 772, están actualmente regidas por éste. Sin
demandarlo -como sucede en el libelo que se estudia- no es dable a la Corte
tomar decisión de fondo sobre regularidad de la derogación del artículo 2 de la
Ley 2ª de 1922.

***

Según se desprende de lo narrado, los artículos 313, 317, 314, 315 del Código
Civil y 2 de la Ley 8ª de 1922 ya no rigen como antes regían, porque otros
mandatos regulan los mismos asuntos. En estas condiciones, la demanda que hoy
corresponde resolver, en la parte que ahora se estudia (derogación en su totalidad
de los artículos 313, 317, 314, 315 del Código Civil y 2 de la Ley 8ª de 1922 por el
artículo 70 del Decreto 2820), se refiere a normas carentes de su prístina vigencia,
la cual es presupuesto de toda acción de inconstitucionalidad. Si una disposición
acusada ha cesado de regir en la forma demandada, no existe adecuada materia
sobre la cual pueda producirse el fallo y ser objeto de comparación con textos de
la Carta que se pretendan infringidos. Esta corporación reitera su constante
jurisprudencia sobre incompetencia para decidir acciones de inconstitucionalidad
contra disposiciones que, por cualesquiera circunstancias, hayan sido reformadas,
así sea parcialmente. Tal ocurre con los preceptos que se acaban de citar y la
Corte fallará en consecuencia.

***

En las líneas precedentes se han estudiado todos los cargos de inexequibilidad


formulados en la demanda por extralimitación en el ejercicio de las autorizaciones
dadas en el artículo 1 de la Ley 24 de 1974, y se impone llegar a las siguientes

Conclusiones.

El artículo 312 del Código Civil no figura entre los autorizados por el artículo 1 de
la Ley 24 de 1974 para ser abolidos ni en sí mismo desatiende ninguna
disposición del Código institucional. Su derogación es inexequible.

El artículo 70 del Decreto demandado, al derogar el artículo 316 C. C., no hizo


sino prescindir de un texto incompatible con la nueva legislación, conformándose
al referido artículo 1 de la ley de autorizaciones respectivas. Tampoco es violatorio
de ningún canon de la Carta. Tal derogación del antiguo artículo 316 es
constitucional.

Las reformas hechas a los artículos 313, 317, 314, 315, C. C. y 2 de la Ley 8ª de
1922 se formalizaron por diversos mandatos de los Decretos 2820 de 74 y 772 de
1975. Como el único acto demandado fue el 2820, la Corte no tiene competencia
para conocer de tales acusaciones sin estudiar los textos del Decreto 772 a que
ellas conciernen y no hacen parte de la demanda. Por ello se abstendrá de
resolver en el fondo sobre los cargos formulados contra los artículos de que se
acaba de hacer mérito.

Resolución.

La Corte Suprema de Justicia, en ejercicio de la competencia que le atribuye el


artículo 214 de la Constitución, previo estudio de la Sala Constitucional, y oído el
Procurador General de la Nación,

Resuelve:

Primero. Es INCONSTITUCIONAL el artículo 70 del Decreto 2820 de 1974, "por el


cual se otorgan iguales derechos y obligaciones a las mujeres y a los varones ", en
cuanto deroga el artículo 312 del Código Civil.

Segundo. Es EXEQUIBLE la derogación que hace el artículo 70 del citado Decreto


2820 en relación con el artículo 316 del Código Civil.

Tercero. No es el caso de decidir en el fondo sobre la constitucionalidad del


artículo 70 del aludido Decreto 2820 de 1974, en cuanto deroga los artículos 313,
314, 315, 317 del Código Civil y 2 de la Ley 8ª de 1922.

Publíquese, cópiese, comuníquese al Gobierno por medio del Ministro de Justicia,


insértese en la Gaceta Judicial y archívese el expediente.

Aurelio Camacho Rueda, Mario Alario D'Filippo, José Enrique Arboleda Valencia,
Humberto Barrera Domínguez, Juan Benavides Patrón, Jesús Bernal Pinzón,
Alejandro Córdoba Medina, Ernesto Escallón Vargas, Federico Estrada Vélez,
Jorge Gaviria Salazar, Germán Giraldo Zuluaga, José Eduardo Gnecco C.,
Guillermo González Charry, José Gabriel de la Vega, Juan Hernández Sáenz,
Alvaro Luna Gómez, Humberto Murcia Ballén, Alfonso Peláez Ocampo, José
María Esguerra Samper, Luis Enrique Romero Soto, Julio Roncallo Acosta,
Eustorgio Sarria, Luis Sarmiento Buitrago, José María Velasco Guerrero.

Alfonso Guarín Ariza, Secretario.

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Salvamento de voto.

Del Magistrado Juan Hernández Sáenz, en cuanto a lo resuelto en el ordinal 2º del


fallo que antecede.

Dentro del régimen institucional colombiano las facultades extraordinarias que el


Congreso puede otorgarle al Presidente de la República conforme al artículo 76,
ordinal 12, de la Constitución, deben ser, además de temporales, expresas y
claras en cuanto a las materias que comprenden y a los alcances que lleguen a
tener.

Como es obvio, el Presidente al ejercer las facultades de obrar dentro del marco
preciso de ellas porque, en cuanto las exceda, sus actos resultarán viciados de
inconstitucionalidad.

En el caso materia del presente juicio, el artículo 1º de la Ley 24 de 1974 le


concedió facultades al Presidente de la República hasta el 19 de julio de 1975
para establecer un régimen de igualdad de derechos y obligaciones entre las
mujeres y los varones, para reformar algunos textos del Código Civil que la ley cita
y para derogar las normas que fueran incompatibles con la nueva legislación.

En desarrollo de dichas facultades, el Presidente expidió los Decretos-leyes 2820


de 1974 y 772 de 1975. El artículo 70 del primero de tales decretos fue materia de
la presente demanda de inexequibilidad en cuanto derogó los artículos 312 a 317
del Código Civil y 2º de la Ley 8ª de 1922.

Dentro del nuevo régimen se estableció que el ejercicio de la patria potestad con
sus atributos de representación legal del hijo de familia, administración y usufructo
de sus bienes, salvo excepciones, les corresponde conjuntamente al padre y a la
madre.

Fue necesario entonces modificar los preceptos del Código Civil que disponían
cosa distinta, e incluso debían derogarse las normas que resultaran "incompatibles
con la nueva legislación "según frase textual del artículo 1º de la Ley 24.

Cabe preguntar entonces si el artículo 316 del Código Civil, que fue derogado por
el 70 del Decreto-ley 2820, es o no incompatible con la nueva regulación de la
patria potestad?

El aludido artículo 316 dijo así:

"Cuando se hace al hijo una donación, o se le deja una herencia o legado bajo
condición de obtener la emancipación, no tendrá el padre el usufructo de estos
bienes y se entenderá cumplir así la condición.

Tampoco tendrá la administración de estos bienes si así lo exige expresamente el


donante o testador ".

La emancipación, que puede ser voluntaria, legal o judicial, no es un atributo o un


derivado de la patria potestad sino precisamente la finalización de ella (C. C.,
artículo 312).

Esto significa que cuanto se diga, se legisle o se predique respecto de la


emancipación no puede repugnar respecto de la patria potestad, por cuanto son
fenómenos jurídicos distintos. Y menos aún puede repugnar a la patria potestad lo
que se exprese sobre donaciones, herencias o legados, porque entonces la
disimilitud ya es tajante.
Y como el propósito, que se deriva de su mismo tenor literal, del artículo 316 es
interpretar la voluntad del donante o testador cuando condicionan su acto gratuito
a la emancipación del donatario, heredero o legatario a un equivalente de privar
del usufructo de los bienes que comprenda la donación, la herencia o el legado a
quien ejerza la patria potestad del beneficiario de la gratuidad fuese el padre como
antes, o el padre y la madre conjuntamente, como ahora, y bien claro se ve cómo
no existe incompatibilidad ninguna entre el nuevo régimen igualitario en derechos
y obligaciones entre mujeres y varones y el dicho artículo 316.

Era patente, por lo tanto, la inexequibilidad del artículo 70 del Decreto 2820
acusarlo, en cuanto derogó el 316 del Código Civil, por extralimitación en el
ejercicio de las facultades extra ordinarias concedidas al Presidente por el artículo
1º de la Ley 24 de 1974, desde luego que dicho texto del Código no contrariaba, ni
podía contrariar, por cuanto regulaba materia distinta, "la nueva legislación" a que
las facultades se referían.

Como el parecer mayoritario de la Sala fue distinto, dejo así expuestas las razones
de mi respetuoso disentimiento.

Fecha, ut supra.

Juan Hernández Sáenz.

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Salvamento de voto.

El artículo 288 original del C. Civil, antes de ser sustituido por el 53 de la Ley 153
de 1887, concedía exclusivamente al padre legítimo el ejercicio de la patria
potestad sobre sus hijos no emancipados, con expresa manifestación de que el
conjunto de derechos en que consistía tal potestad no pertenecía a la madre. Por
ende, el usufructo legal de ciertos bienes del hijo lo tenía solamente el padre
legítimo. Obrando acompasadamente con tal principio, el artículo 316 del mismo
Código estableció que cuando se hacía al hijo de familia donación, o se le dejaba
herencia o legado bajo condición de ser emancipado, no se requería que la
condición se cumpliera al pie de la letra, poniéndole fin a la patria potestad
mediante la emancipación, pues la condición quedaba satisfecha quitándole al
padre el goce del usufructo de los bienes objeto de la liberalidad. El artículo 316,
se repite, quitaba al padre solo el usufructo apuntado, en virtud de que únicamente
éste era titular de los derechos que emanaban de la patria potestad.

Pero como la Ley 153 de 1887, por medio de su artículo 53, en el evento de morir
el padre, extendió a la madre legítima el ejercicio de la patria potestad, desde
entonces se entendió que si al hijo legítimo que, por haber muerto su padre,
estaba bajo la patria potestad de su madre, se hacía donación, o se dejaba
herencia o legado bajo condición de ser emancipado, la madre tampoco tendría el
usufructo de los bienes objeto de la gratuidad y con ello se reputaba cumplida la
condición. Desde la vigencia de aquella ley, pues, se entendió que aunque el
artículo 316 del C. Civil apuntado referíase solamente al padre, menester era darle
la inteligencia de que en los bienes recibidos gratuitamente por el hijo bajo
condición de ser emancipado, no tendría el usufructo ni el padre legítimo ni la
madre legítima, es decir, que no lo tendría quien desde la aceptación, de la
donación, la herencia o el legado condicionales, ejerciera la patria potestad sobre
el hijo de familia donatario, heredero o legatario.

Tal interpretación fue prohijada también durante la vigencia del artículo 13 de la


Ley 45 de 1936, que, primeramente, dio a la madre legítima el ejercicio de la patria
potestad, ya no únicamente por muerte del padre, como lo hizo la Ley 153 de
1887, sino cuando, por cualquiera causa legal, faltara el padre, y que,
segundamente, concedió también a los padres naturales el ejercicio de la patria
potestad, aunque expresamente estableció que "en relación con los bienes,' los
derechos y deberes de quien ejerza la patria potestad sobre un hijo natural son los
mismos de los guardadores", es decir, que los privó del usufructo legal.

Y cuando en virtud del artículo 21 de la Ley 75 de 1968 se otorgó también a los


padres naturales, cuando ejercen la patria potestad y como derecho integrante de
ésta, el usufructo legal sobre ciertos bienes del hijo, entonces también se dio al
artículo 316 del C. Civil la inteligencia de que en la situación fáctica en él
contemplada, no tendría el usufructo de los bienes, la madre o el padre natural
que ejerciera la patria potestad sobre el hijo donatario, heredero o legatario.

Recapitulando; desde la vigencia de la Ley 153 de 1887 hasta hoy, se entendió


siempre que, a pesar de que el artículo 316 premencionado se refería
exclusivamente al padre legítimo, debía entenderse que el usufructo legal no lo
tenía, en el caso contemplado en esa norma, quien ejerciera la patria potestad,
fuese padre o madre, y más adelante, fuese progenitor legítimo o natural.

Hoy, cuando el ejercicio de la patria potestad ya no es sucesivo como antes, que


pasaba del padre legítimo a la madre legítima o de la madre natural al padre
natural, sino que puede ser conjunta, es decir, que la patria potestad puede ser
ejercida simultáneamente por padre y madre, el artículo 316 del C. Civil debe ser
entendido de la misma manera, es decir, que cuando se hace al hijo una
donación, o se le deja una herencia o legado bajo condición de obtener la
emancipación, no tendrá quien ejerza la patria potestad el usufructo de estos
bienes y se entenderá cumplir así la condición.

Frente a la inteligencia que, en nuestro sentir, debía darse al artículo 316 del C.
Civil, no podíamos, ni podemos, compartir la afirmación de la ponencia cuando
expresa: "Hoy, después de imponerse igualdad entre padre y madre en lo que
hace al usufructo y administración legales de bienes de los hijos, con las
excepciones que contempla la ley, el artículo 316, que solo prevé situaciones
atinentes al padre y no a la madre, carece de razón de ser. O sea, es incompatible
con los artículos 25, 27, 29 y 30 del Decreto 2820".

El artículo 316 citado no otorga derecho alguno ni al padre ni a la madre, ni a


ambos. Por el contrario, les quita el derecho de usufructo de los bienes del hijo de
familia que éste recibe gratuitamente bajo condición de ser emancipado. En
cambio, concede un clarísimo derecho al hijo en ese evento; el de gozar de
usufructo de sus bienes sin que tenga que salir de la patria potestad de sus
padres. El beneficiario único de la norma contenida en el artículo 316 es, pues, el
hijo; por lo cual, derogar esa norma, entraña, sin lugar a duda, quitar al hijo un
preciso derecho. Y es claro que entre las facultades que tiene el Gobierno,
dimanadas de la Ley 24 de 1974, no está la de suprimir derechos de los hijos.
Todas las potestades conferidas por el artículo 1º de dicha ley, se encaminan a
otorgar igualdad de derechos y obligaciones a las mujeres y a los varones.

Desde luego, que el artículo 316 del C. Civil, como se dejó visto, no establece
desequilibrio jurídico entre los sesos, vulnerando la igualdad de derechos y
obligaciones a que apunta certeramente la reciente legislación, y comoquiera que
tal precepto solo beneficia de una manera directa al hijo de familia que se ve
favorecido con dádiva, aunque bajo condición de que se le emancipe, su
derogatoria por el Gobierno rebasa claramente los lindes de las precisas
facultades que le dio el Congreso.

Finalmente, vale la pena mostrar con un ejemplo, cómo lesiona esa derogatoria
los derechos de los hijos de familia cuando sean donatarios, herederos o
legatarios bajo condición de obtener la emancipación:

Antes, bajo el imperio del artículo 316 del C. Civil, si al hijo bajo patria potestad se
dejaba una herencia o legado, bajo condición de emanciparse, la dicha herencia o
el dicho legado se le defería en el momento de fallecer el Testador, pues la
condición impuesta se entendía cumplida en forma inmediata privando
automáticamente del usufructo sobre el legado o la herencia a quien ejercía la
patria potestad, según el claro mandato del artículo 316. Hoy, en cambio, en virtud
de la derogatoria de este precepto, la herencia o el legado solo será deferido
cuando se cumpla la condición, o sea cuando se obtenga la emancipación. Desde
ahora, el hijo ya no podrá recoger la liberalidad mientras no obtenga la
emancipación, pues las asignaciones condicionales solo pueden reclamarse una
vez cumplida la condición.

Nos apartamos, igualmente, de la aplicación a este caso de la doctrina tradicional


de la Corte, según la cual no puede pronunciarse sobre normas derogadas, por
sustracción de materia, pues la razón de la presente demanda es precisamente la
inconstitucionalidad del precepto que derogó otros del Código Civil. La decisión no
versa, pues, sobre los artículos derogados, sino sobre el que los abrogó.

Fecha, ut supra.

Aurelio Camacho Rueda, José Enrique Arboleda Valencia, Ernesto Escallón


Vargas, José Eduardo Gnecco C., Germán Giraldo Zuluaga, Luis Enrique Romero
Soto, Humberto Murcia Ballén, Alejandro Córdoba Medina.

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