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Guitarra

La guitarra, también conocida como guitarra clásica o guitarra española,1 es


un instrumento musical de la familia de los cordófonos, es decir los
instrumentos que producen su sonido al hacer vibrar las cuerdas. Es
un instrumento musical de cuerda pulsada, compuesto de una caja de
resonancia, un mástil sobre el que va adosado el diapasón o trastero —
generalmente con un agujero acústico en el centro de la tapa (boca)— y seis
cuerdas. Sobre el diapasón van incrustados los trastes, que permiten hacer
sonar las diferentes notas.
La guitarra es el fruto de siglos de evolución de estos cordófonos. Los orígenes
del instrumento proceden de civilizaciones de Asia menor2 (sumerios, acadios,
asirios...) de. 2.500 A.C. Desde entonces los cordófonos se han desarrollado
de muy diversas maneras a lo largo del tiempo con diferentes números de
cuerdas y formas. Algunos instrumentos de la familia son el cuatro, el ukelele,
el requinto, el charango y distintos tipos de guitarrón, como el guitarrón
mexicano, de uso frecuente por los mariachis.
La guitarra tal y como la conocemos hoy es la heredera del instrumento que
ideó Antonio de Torres, constructor almeriense que sentó los cánones y
proporciones actuales3. La guitarra es hoy un instrumento polifacético que se
usa tanto en la música clásica como en las músicas populares. En su versión
electrificada es el instrumento más utilizado en géneros
como blues, rock y heavy metal. También es la protagonista en las músicas
populares de raíces de España y Latinoamérica. Cabe destarcar la importancia
que la guitarra tiene en el flamenco, género musical que nace en España
durante el siglo XVIII. En la actualidad los guitarristas flamencos suelen usar
una guitarra con ligeras variaciones en la construcción 4, conocida como guitarra
de flamenco. La guitarra clásica es también bastante frecuente entre
los cantautores.
Partes de la guitarra

La guitarra ha sufrido variaciones en su forma a lo largo de los siglos. Además


del número de cuerdas, las variaciones del instrumento han surgido para
adaptarlo a las necesidades del intérprete hasta adoptar la forma actual. Este
instrumento está fabricado con madera prácticamente en su totalidad. Hoy en
día se utilizan muy diversos tipos, aunque comúnmente los más empleados son
principalmente la madera de palisandro de la India y
otros: abeto, caoba, cedro de Canadá, pino, ciprés (muy popular entre las
guitarras que se utilizan entre los guitarristas flamencos) y ébano. Hoy en día
los constructores diferencian entre la construcción de un instrumento clásico o
flamenco. Esto se debe a la evolución histórica que han tenido estos dos
instrumentos en relación no solo a la cuestión sonora, sino también al origen
social de sus ejecutantes. El ciprés era una madera abundante y más accesible
en el SXIX que el Jacarandá, lo cual influía en el precio final del instrumento
haciéndolo más accesible para los ejecutante de origen rural y humilde que se
dedicaban al flamenco. Por otra parte, el sonido percusivo y con gran ataque
resultaba suficiente y apropiado para acompañar el cante en los bulliciosos
cafés madrileños donde el flamenco comenzó a expandirse. Lo cierto es que,
conforme la guitarra flamenca comenzó a asumir un papel protagónico como
instrumento solista, se fue acercando a la guitarra clásica, en la búsqueda de
un sonido con más cuerpo y utilizando otras maderas además del ciprés
(guitarras flamencas negras), aunque han conservado determinadas
características estéticas como las clavijas de madera, y mecánicas como la
acción baja de las cuerdas.
Básicamente, está compuesta por la caja de resonancia, el mástil, el puente,
el diapasón, los trastes, las cuerdas y el clavijero. No obstante, algunos
guitarristas han personalizado sus guitarras y pueden poseer más de un
diapasón o sobrepasar las 6 cuerdas. Las más populares de 7 cuerdas se
utilizan en la música popular brasileña, la de 8 cuerdas que popularizó el
gran José Tomás, o la de 10 cuerdas de Narciso Yepes. Sin embargo, no es
una cuestión generalizada. Durante el siglo XIX existieron guitarras de muy
diversos tipos, como guitarras-arpa con numerosas cuerdas.
Incluso recientemente y con criterios de sonoridad y volumen, el guitarrista
uruguayo Abel Carlevaro patentó un modelo en el que se ampliaba el volumen
de la caja eliminando el óvalo superior de la guitarra, y se prescindía del orificio
de la tapa armónica, para que esta tuviera mayor superficie de vibración, y por
lo tanto mejor sonido y de mayor volumen. Sin embargo, el modelo que
siempre ha prevalecido durante los últimos dos siglos sigue siendo la guitarra
convencional de 6 cuerdas y de la forma de 8 que todos reconocemos.5
Tras ser encolados todos los elementos que forman la caja de resonancia, se
une con el mango y se incluyen refuerzos en el contorno de las dos tapas
(cenefas), en el centro del fondo y en las uniones inferiores y superiores de los
aros. Posteriormente se adhiere el diapasón. Entre el mástil y el clavijero se
coloca la cejilla que sirve para apoyar y separar las cuerdas. La cejilla
habitualmente es de marfil, hueso, plástico o incluso metálica, en función de la
calidad del instrumento.5
Una vez que todos los elementos que la forman han sido unidos, se procede a
su barnizado. Existen dos formas de llevar a cabo este proceso, una más
costosa y trabajosa que consiste en barnizar el instrumento a mano con goma
laca; y la otra barnizarlo con una pistola a base de poliuretano que seca
rápidamente. El inconveniente de este último método es que el barniz forma
una placa sobre la caja de resonancia que le resta sonido al instrumento.5
Posteriormente se realiza el aplanado del diapasón y la colocación de los
trastes, los cuales suelen ser de alpaca o latón. Es sumamente importante que
el trasteado sea perfecto ya que de él depende la afinación de la guitarra. Acto
seguido, en la parte inferior de la tapa armónica se colocan las clavijas y las
cuerdas. Antiguamente las cuerdas eran de tripa de animal pero en las
guitarras modernas son de nailon.

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